Negando el horizonte natural en el paisaje.

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Negando el horizonte natural en el paisaje

terísticos diferentes muestras de mobiliario. Un ejemplo es el antiguo cenador que coronaba el centro del patio. Con influencia del descubrimiento de América y el auge del comercio, la diversidad de especies aumenta propiciando que especies tropicales aparezcan en zonas climáticamente templadas y viceversa. Es este hecho el que propicia que algunos de los Hortus Catalogi deriven en los denominados jardines botánicos o en los huertos especialmente de origen monacal. Son jardines caracterizados por un trazado más geométrico en el que se distribuyen las especies por tipos. En el caso de los huertos monacales que se ligan directamente con el caso del parque de Santo Domingo de Bonaval, estaban vinculados a un edificio al que daban servicio y en especial a una sala interior que generalmente eran las cocinas.

¿Han cambiado realmente nuestros espacios públicos en los últimos 2000 años o la herencia cultural sigue prevaleciendo hoy en día? BÁRBARA FREIRE ARES Barcelona Son numerosas las historias utilizadas para explicar los orígenes del mundo y de la arquitectura en particular, pero todas esas hipótesis podríamos situarlas en un momento concreto y como respuesta a una necesidad: el hombre abandona la vida nómada para asentarse y necesita para ello de un lugar para cobijarse. La teoría del origen de la cabaña primitiva es utilizada habitualmente para explicar ese primer eslabón de la cadena que nos llevará a los tiempos de hoy en día. Será solventando necesidades como los grandes inventos del mundo llegan a nuestros días y uno de ellos será la construcción del huerto, como una necesitad de delimitar una propiedad privada, protegerla y cultivarla para un fin en concreto, la supervivencia. Será posteriormente, con las necesidades resueltas cuando surgirá el concepto de ocio. La palabra jardín, la cual será uno de los temas que se tratará en este artículo, proviene del término francés jard y del vocablo franco gard que significan “huerto” y “espacio delimitado por una cerca”, respectivamente. Por tanto, ambos conceptos, el de jardín y huerto, estuvieron ligados totalmente desde su origen. No obstante, la idea de jardín no siempre va estar relacionada con el tema agrícola, sino que tendrá un claro vínculo con el concepto de ocio anteriormente citado. Cuando pensamos en un jardín, inevitablemente nos imaginamos un espacio limitado, donde la naturaleza florece exuberantemente, y en el cual el color y el olor son los protagonistas. Un lugar para el disfrute donde evadirse del entorno que nos rodea. Es decir, concebimos el jardín como un paraíso. Ahora bien, esta percepción edénica no va a ser una novedad, sino que será herencia de diferentes culturas que a lo largo de los años fueron representando a través de sus objetos más cotidianos y del arte en general. Un ejemplo de ello podría ser el mundo persa, en el cual el concepto “Pairi-daeza”, del cual proviene el término paraíso, refleja esa idea de espacio idílico que constantemente va ser representado en vasijas o incluso alfombras, donde se busca representar un lugar de descanso en el que el agua y la vegetación comparten protagonismo con la simbología que tan recurrida va a ser a lo largo de la historia. Al igual que en la cultura persa, surge el mundo ficticio de Arcadia, el cual fue escenario para multitud de escritores y que añade

un punto de fantasía emplazando en el a ninfas y seres mitológicos. De la misma forma que estos dos ejemplos sirven para representar ese concepto de paraíso, quizás el más representativo y reconocible para el mundo más occidental sería el Jardín del Edén. Jan Brueghel “el viejo” y Peter Paul Rubens lo representan a la perfección en su obra “El jardín del edén con la caída del hombre”. En el famoso óleo se puede observar esa idea del mundo natural representado tanto por una vegetación exuberante sin control humano como por los animales que acompañan a las dos figuras de Adán y Eva en el momento del pecado.

De todas estas herencias se desprenden por tanto los resultados de las actuaciones que se realizaron y realizan

actualmente en nuestros espacios públicos y privados. A grandes rasgos, podríamos seleccionar una serie de componentes fundamentales en este tipo de jardines y parques: el agua, la vegetación y el cerramiento.

Agua, vegetación y límite: elementos representativos del jardín. Entendida simbólicamente como fuente de vida o como una herramienta útil como sistema de riego, el agua es un elemento fundamental en estos espacios. Uno de los precedentes más característicos en su utilización y que servirá como claro ejemplo es el patio de las acequias del palacio del Generalife de Granada. De origen incuestionablemente árabe, el patio de las acequias es trascendental tanto por su simbológica como por lo citado anteriormente, su utilidad. Podríamos entenderla como una pequeña célula dentro de todo un sistema. Su eje principal y que le da nombre a dicho patio es la acequia, un canal central en su sentido longitudinal que sirve para transportar agua y que coincide con uno de los tramos de la acequia real que atravesando un acueducto sirve de agua a los palacios de la Alhambra. Complementariamente a esta necesidad de trasladar el agua para una finalidad, se descubren una serie de canales o atanores que servían para el riego del propio jardín. Un lugar, por herencia persa, caracterizado por un trazado cruciforme, donde el color y olor de flores y cítricos ocupaban los cuatro cuadrantes que conforman el patio. Ahora bien, si el agua es un elemento importante en estos espacios, sin la vegetación no tendrían sentido los mismos. Olor, color, textura, incluso sonido y sabor, los jardines y parques que en este articulo estamos rememorando, se caracterizan por generar un ambiente y una atmósfera distinta al de muchos

otros. La vegetación aporta la capacidad del cambio a lo largo del tiempo como materia viva y son capaces de generar espacios totalmente distintos dependiendo de las especies utilizadas. Un lugar que se caracteriza por esto mismo; contener en un mismo recinto una diversidad de especies que generen un espacio para diferentes usos y que aporte flexibilidad para realizar diversas actividades sería el parque de Santo Domingo de Bonaval, en Santiago de Compostela. Reconvertido en parque público tras la reforma realizada por el arquitecto portugués Álvaro Siza y por la arquitecta y paisajista gallega Isabel Aguirre, se propone la transformación de un antiguo complejo formado por una iglesia, monasterio y diversas fincas. Como consecuencia de la desamortización de Mendizábal realizada entre 1854 y 1856 se divide esta unidad, que posteriormente deriva en diferentes cambios de usos hasta su final abandono. Será ente 1988 y 1995 como complemento a la creación de la obra del CGAC, cuando se plantea esta reforma que desde un principio mantiene una premisa inicial: conservar en todo lo posible la vegetación del lugar y sus diferentes espacios. Así, se mantendrá por una parte la Carballeira (robledal) situada en el norte, la zona de césped desde donde se pueden contemplar las torres de la catedral, los jardines de acceso al complejo y la zona de huerto. Especial atención requiere esta zona. En sus orígenes este huerto estaba formado por diferentes especies de cítricos y hortícolas que servían, como se explicaba al inicio de este artículo, para solventar una serie de necesidades, como proveer de alimento al monasterio. Pasados los años y con el cambio en los usos, esta necesidad ya no se encuentra patente por lo que se reconvierte en un jardín ornamental, aunque conservando todas las especies cítricas posibles que se mante-

Serpentine Gallery. Fotógrafo: JOHN OFFENBACH nían de la época monacal. De acuerdo con las explicaciones que se han ido realizando, y volviendo por un momento al inicio de este artículo donde se define la palabra jardín, no se puede omitir otro elemento caractarístico del mismo, los límites. Sin él no existe el jardín y por lo tanto el cerramiento será otro de esas piezas que conformarán la unidad. Entendido como una cerca, de mimbre en los inicios de los años y metálica o pétrea con el paso del tiempo. El tratamiento del mismo nos generará unas u otras atmósferas al igual que sensaciones personales. Constantemente va estar ligado al concepto de privacidad e intimidad. En ocasiones simplemente es un elemento ciego,

Parque de Bonaval. Fotógrafo: BÁRBARA FREIRE

en otras se crean una serie de huecos por los que se puede percibir el mundo más cercano, aunque en la mayoría de estos casos son paisajes que se vislumbran desde una cierta altura como medio de protección, y otros son espacios construidos. En estos últimos casos, se pretende principalmente una intimidad especial o suscitar un cambio o contraste de sensaciones. En 2011 y como propuesta para la exposición de la Serpentine Gallery de Londres, el arquitecto suizo Peter Zumthor y el paisajista holandés Piet Oudolf van a sorprender a los visitantes con la creación de un vacío dentro de otro vacío, en el parque público de Hyde Park. Siguiendo con su marca personal, el suizo planteará una galería caracterizada por la total austeridad de los materiales, donde como si de un telón de fondo se tratara, crea ese límite que anteriormente citábamos. Una vez atravesado ese espacio oscuro incluso podríamos decir misterioso, nos abrimos a un gran espacio central singularizado con un espectacular jardín salvaje donde destaca el color y el movimiento de las especies, generalmente de tipo gramíneas. Otro elemento característico es el cielo, el cual, como consecuencia de esos límites, cobra una mayor dimensión. Por lo tanto, tres jardines en tres momentos históricos, en tres lugares del mundo totalmente distintos y con un origen y función completamente diferente. Pero ¿son solo los elementos tratados los que van a hacer especiales a estas tres

obras paradigmáticas?, ¿Por qué destacar estas obras?, ¿qué las hace diferentes de muchas otras? o ¿Qué une a estas tres obras a pesar de ser jardines o parques públicos? Recordemos el inicio del texto y el propio título del artículo, estas tres propuestas van a tener algo en común. Durante el transcurso de este artículo se fue utilizando el termino genérico de jardín, pero estos espacios tienen algo más y sirve para destacarlos dentro de la totalidad de parques y jardines que nos rodean: son ejemplos de los denominados Hortus conclusus. “Jardín cerrado eres tú, hermana y novia mía; ¡jardín cerrado, sellado manantial!”

Cantar de los cantares

Por su propio significado Hortus Conclusus, el cual va provenir del latín, y al igual que con la palabra jardín, significará huerto cerrado. Sin embargo, en este caso será algo más y servirá para referirse a una tipología de jardín que encontrará su mayor esplendor en la Edad Media y que tendrá en el arte, y en especial en la pintura su máximo exponente. La primera vez que se utilizará esta metáfora será en “el cantar de los cantares” de Salomón en 965 a.C., libro bíblico que al igual que en el escrito de “Le Román de la Rose” de Guillame de Lorris y Jean de Meung en 1275, narrará la historia de dos amantes y un jardín, que será el tercer protagonista. De

todos modos, será en la Edad Media cuando el Hortus Conclusus alcance su mayor efervescencia con representaciones pictóricas como “La virgen y el niño en el hortus conclusus” de 1410. El concepto de estos espacios, entendidos en ese contexto de la Edad Media, busca generar un espacio que se desentiende totalmente del espacio exterior, niega la naturaleza que lo rodea, construye un muro que lo limita y genera de una manera artificial su propia naturaleza. Un juego de contrastes entre el caos externo y la tranquilidad interior. Un lugar donde evadirse, donde pasear, disfrutar y meditar. Es un cambio en la concepción de un jardín común. Este término que ahora definimos más concretamente puede clasificarse en diferentes tipos aun entendiendo que esta diferenciación no lo es exacta, debido a que muchos de estos espacios fueron evolucionando e incluso algunos podríamos entenderlos como mezcla de varios. Aun así, podríamos hablar del Hortus Ludi, Hortus Catalogui y Hortus Contemplationis. El jardín de las acequias que anteriormente nos servía para explicar la importancia del agua en estos espacios, nos servirá ahora para definir una de estas tipologías. Se entiende como un Hortus Ludi, un espacio de recreo, un lugar de deleite que se concibe como espacio social de juegos donde los reyes musulmanes se reunían. Para adecuar estos espacios, son carac-

Hasta este momento, se habla de espacios sociales y por lo tanto colectivos donde se desarrolla una actividad bien sea lúdica o agraria, pero el último tipo responde a una labor más personal y mística que es el Hortus Contemplationis. Un espacio delimitado por otro interior que permite recorrerlo. Un lugar de contemplación y reflexión que se abre totalmente al cielo y en el que se puede leer una alusión a la simbología cristiana y la figura de Dios. La Serpentine Gallery de Zumthor y Piet Oudolf es un claro ejemplo de este modelo, el cual podría definirse como el hortus conclusus llevado al máximo extremo, donde la perfección, tranquilidad y lo natural se contiene entre unos firmes muros en los que se niega el horizonte. De los anteriores planteamientos se deduce por tanto que un concepto tan próximo para todos nosotros como un jardín puede mantenerse prácticamente invariable desde la antigüedad hasta nuestros tiempos. Un ejemplo de ello son técnicas que hoy en día utilizamos para el riego de nuestros espacios públicos y que además calificamos como “sostenibles”, en realidad, fueron ya utilizadas por nuestros antepasados persas o árabes y quizás sus sistemas si tenían un uso realmente sostenible.

“Para ayudar a su audiencia a tomarse el tiempo para relajarse, observar y luego, tal vez, comenzar a hablar de nuevo, tal vez no”. Peter Zumthor

Así pues, y concluyendo con el artículo, me gustaría plasmar un pequeño debate o una pequeña reflexión sobre un concepto que continuamente se repite a pie de calle como es el tema del espacio público. Parece curioso como la amplia mayoría de la sociedad defiende la apertura de espacios privados para fines públicos donde todos podamos disfrutar de ellos y ningún ente privado pueda beneficiarse de ello, pero ¿Por qué a pesar de este pensamiento, seguimos añorando la delimitación de un pequeño lugar privado donde disfrutarlo nosotros mismos o con nuestras familias? ¿somos realmente sinceros cuando defendemos activamente lo público frente a lo privado?.


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