LA CIRUGÍA REFRACTIVA CORNEAL CON LASIK

Anestesia tópica

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Obtención del flap corneal Aplicación del láser excímero

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Obtención del flap corneal Aplicación del láser excímero

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Tratamiento realizado Reposicionamiento del flap corneal Resultado final

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Tratamiento realizado Reposicionamiento del flap corneal Resultado final

Tratamiento realizado Reposicionamiento del flap corneal Resultado final Resultado final Reposicionamiento del flap corneal Tratamiento realizado

Tratamiento realizado Reposicionamiento del flap corneal Resultado final flap corneal Resultado final

La cirugía refractiva corneal mediante la técnica LASIK, o “keratomileusis in situ con láser”, es un procedimiento quirúrgico utilizado para corregir los defectos refractivos del ojo, como la miopía, la hipermetropía y el astigmatismo, y así eliminar, o como mínimo reducir, la dependencia de las gafas y/o lentillas. La técnica ha sido ampliamente utilizada desde la década de 1990 y ha mejorado la calidad de vida de millones de personas en todo el mundo.

Se trata de un procedimiento rápido y relativamente indoloro que se realiza bajo anestesia tópica. Durante la cirugía, se efectúa una incisión en la córnea y se levanta un pequeño trozo de tejido corneal (flap) para acceder a la capa subyacente, conocida como estroma corneal. Se utiliza un láser para remodelar esta capa de la córnea y corregir la forma de la superficie ocular. Finalmente, el flap se vuelve a colocar en su lugar y se deja que cicatrice naturalmente.

La técnica LASIK, por su fiabilidad y seguridad, es el método más utilizado para la corrección de los defectos refractivos leves y moderados. La cirugía es ambulatoria, aunque se debe permanecer unas horas en la clínica. Se realiza en 2 tiempos, con un intervalo de pocos minutos, y al día siguiente las molestias son mínimas. La mayoría de las personas experimentan una mejora en su visión a las pocas horas del procedimiento y pueden volver a trabajar o a sus actividades diarias en pocos días.

Como en cualquier cirugía, la técnica LASIK tiene algunos riesgos potenciales, como infecciones, problemas de cicatrización y cambios en la calidad de la visión. Es importante consultar con un oftalmólogo experimentado y hacer una evaluación cuidadosa de los riesgos y beneficios antes de tomar una decisión, que un diagnóstico adecuado es clave.