04-Diario de Nikki - Rachel Renee Russell

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ESTE DIARIO PERTENECE A:

Nikki J. Maxwel SE RECOMPENSARÁ su devolución en caso de extravío

(¡¡PROHIBIDO CURIOSEAR!!

)




Este libro es una obra de ficción. Todas las ref rencias a sucesos históricos y personas o lugares reales están utilizad s de manera ficticia. El resto de los nombres, personajes, lugares y ev ntos son producto de la imaginación, y cualquier parecido con sucesos y lugares reales, o personas vivas o fal ecidas, es totalmente f rtuito. Título riginal:

Dork diaries; Tales from a NOT SO Graceful Ice Princess

Publicado p r acuerdo con Alad in, un sel o de Simon & Schuster Children’s Publishing Division, 1230 Avenue of the Americas, Nueva Y rk NY (USA) © del texto y las ilustraciones, Rachel Renée Rus el , 2012 © de la traducción, Bonal etra Alcompas, 2012 Diseño: Lisa Vega

© de esta edición, RBA Libros, S.A., 2012 Avenida Diagonal, 189. 08018 Barcelona www.rbalibros.com rba-libros@rba.es

Los der chos de traducción y reproducción están res rvados en tod s los países. Queda prohibida cualquier reproducción, completa o parcial, de esta obra. Cualquier copia o reproducción mediante el procedimiento que sea constituye un delito sujeto a penas


A mi hija Erin, la ped rra riginal y un poc insegura que se ha convertido en una ped rra inteligente, valiente y bel a



AGRADECIMIENTOS

A tod s los seguid res de los Diarios de Nikki, de veras os agradezco que esta serie os guste tanto com a mí. ¡Uf f! ¿Ya vamos p r el cuarto libro? ¡Dejad siempre que vuestra parte interi r más ped rra salga a la luz sin complejos!

A Liesa Abrams, mi fantástica edit ra, que p r alguna misteriosa razón parec con cer a Nikki Maxwel mej r que yo misma. Gracias p r esas incontables y mar vil osas h ras que compartimos trab jando en estos libros. Y es verdad, tod ha sucedido tal com predijiste. ¡Bruja!

A Lisa Vega, mi superdirect ra de arte, que nunca deja de s rprenderme cuando va y pone un simple pegote am ril o y dos col res más en la cubierta, y los ejemplares prácticamente vuelan de las estanterías.

A Mar Anastas, Bethany Buck, Paul Crichton, Carolyn Swerdlof , Mat Pantoliano, Katherine Dev nd rf y


A Daniel Laz r, mi mar vil os agente en Writers House, gracias p r estar ahí, en cad paso del camino. No pude haber escogido mej r “compañero de fatigas”. Y gracias especiales también a Stephen Barr, p r ser siempre cap z de hacerme sonreír.

A Maja Nikolie, Cecilia de la Campa y Anghar d Kowal, mis agentes internacionales de Writers House, gracias p r hacer que los Diarios de Nikki sean con cidos mundialmente.

A Nikki Rus el , mi hija y talentuda asistente artística, no sé cómo darte las gracias p r tod lo que haces. Es una bendición poder compartir contigo este sueño.

A mis sobrinos Sydney James, C ri James, Presley James, Arian a Robinson y Mikayla Robinson, p r ser unos críticos tan brutales com des os s de gan rse una pizza con doble ración de queso y de salsa.


DOMINGO , 1 DE DICIEMBRE

¡BUF! ¡Nunca jamás me había visto EN UN APRIETO com este!

Y esta vez no HA SIDO culpa de mi en miga adicta al bril o de labios, la pija MacKenzie Hol ister.

Todavía no puedo entender p r qué mi propia herman , Brian a, me ha humil ado de esta manera.

Tod comenzó esta tarde, cuando noté que mi pelo estab tan grasiento com un paquet grande de pat tas fritas. Nec sitab urgentem nte una ducha o un cambio de aceite Lubricante par Cabel os. No exagero.


YO


“Brian a, ¡par de ap rrear la puerta! ¡Estoy duchándome!”

“Es que creo que mi muñeca está dentro. La dejé junto a la Señ rita Penélope. Estab n cel brando una fiesta chupi.”

“¿QUÉ? Disculpa, Brian a, no tengo ningún INTERÉS en saber cómo vas de pipí.”

“¡No! ¡He dicho FIESTA CHUPI! Nec sito entrar y recoger mi muñeca par …"

“NO PUEDO abrir ah ra. ¡LÁRGATE!”

“Pero, Nikki, nec sito entrar en el baño. DE VERDAD…”

“Ve al de ab jo.”

“Pero ¡mi muñeca no está al í!”


ยกPOM! ยกPOM!


“Tien s que abrir la puerta si quier s hablar p r teléfon .”

¡POM! ¡POM! ¡POM!

Quizás Brian a piense que soy imbécil, pero no me tragué el típico truco de abre-la-puerta-del-lav bo-p rquetien s-una-l am da-imp rtante.

“Sí, claro, Brian a. Dile a quien sea que no me apet ce hablar ah ra.”

“Esto, hola. Dice Nikki que ah ra no le apet ce hablar… No lo sé. Espera un momento."

“Nikki, dice la persona que l am que cuándo pued volver a l am r.”

¡POM! ¡POM! ¡POM!


DARME UNA DUCHA! Así que, p r fav r, Brian a, ¿pued s DEJARME EN PAZ?”

“Esto, hola. Nikki dice que no vuelvas a l am r nunca. Y que te pudras, también. Ajá. ¿Y sabes p r qué…?"

Fue entonces cuando pensé que a lo mej r era verdad que alguien me HABÍA LLAMADO. Pero ¿quién? Nunca me l am nadie.

“¡P rque tien s piojos! P r eso.”

Brian a se reía com un pay so loc asesino.

Estab un poc preocupad p rque ayer Brian a había usado esas mismas pal bras. Pero ¡era imposible que la persona a quien se lo dijo ME HUBIERA LLAMADO!

De pronto, sentí es dol r de barriga que provoca el


“Muy bien, Brian a. DAME. EL. TELÉFONO. AHORA”, le rdené en voz baja.

Pero sol me sacó la lengua y siguió hablando tranquilamente com si se hubiera re ncontrado con un viejo amigo de la guardería.

Nikki siempre deja el baño hecho un asco. Mamá siempre está riñéndola p r ser tan des rdenad . Cuando se despierta p r la mañan , da miedo. Pero es sol p rque tien los

pelos

enredados y

legañas en los ojos.

No podía cre rme


“Pídelo ‘super-p r fav r, dulce criatura’.”

“De acuerdo, dame es teléfon super-p r fav r, dulce criatura.”

“No, muy mal. Suena agresivo.” Entonces es monstruo diabólico me sacó la lengua (OTRA VEZ) y siguió parloteando p r teléfon .

“Mi amiga la Señ rita Penélope ha cogido el nuevo perfume de Nikki. Le encanta, aunque no tenga muy buen olfato. Lo hemos usado par hacer que las cosas huelan mej r: mis pies, el cubo de la basura del gar je y la ardil a muerta que hay en el jardín de la señ ra Wal ab nger.”

Secuestrar una l am da de teléfon era grave. Pero ¡es que además estab fumigándol tod con mi perfume! ¡Quería ESTRANGULARLA!


¡BRIANNA! ¡HOLA, HOLA!

Perseguir a Brian a era MUY peligros .

¡Buf! Resbalé y p r poc salgo rodando escaleras ab jo hasta la cocina. Eso me habría supuesto quemaduras de


Finalmente ac rralé a Brian a, y estab a punto de pil arla cuando dejó caer el teléfon y huyó c rriendo y gritando: “¡SOCORRO! ¡SOCORRO! Al muñeco de barro del lav bo le han salido brazos y piernas y me persigue par convertirme en BARRO.

¡Llam d al 112!”.

Cogí el teléfon com si no pas ra nad , com si yo no estuviera al í…

1. Envuelta en una toal a.

2. Ch rreando agua. Y

3. Sudando tanto que mi sud r podría haber extinguido un gran incendio.


“¿Nikki? Hola. Soy Brandon.”

No podía cre rme lo que ac bab de oír. ¡Era la primera vez que mi am r me l am ba! Pensé que iba a desmay rme al í mismo.

“¡Hola, Brandon! Lo siento. Era mi herman pequeña. Se inventa cosas extrañísimas. Ya lo has oído.”

“No pas nad . Yo… bueno, sol l am ba p rque estoy invitando a algunos amigos a mi fiesta de cumpleaños. Será en en ro. Me gustaría que Chloe, Zoey y tú pudierais venir.”

Fue entonces cuando me desmayé. Vale, CASI me desmayé.

“U m... Bueno, esto… ¿Pued s esperar un minuto? Tengo que hacer una cosa.”


sufrí un en rme at que de SMR, también con cido com

SÍNDROME DE LA MONTAÑA RUSA


En cualquier caso, tras colgar el teléfon me pel izqué bien fuerte par asegurarme de que no estab soñando. ¡AY! Sí, estab despierta. Y p r lo tanto, ¡CHLOE, ZOEY Y YO ESTAMOS INVITADAS A LA FIESTA DE BRANDON ∞!

¡Voy a explotar de alegría! ¡No puedo creérmelo!

Especialmente si consideramos que soy una de las may res ped rras de mi escuela y que casi NUNCA me invitan a fiestas.

¡OH! ¡DE PRONTO PENSÉ ALGO TERRIBLE! Después de hablar con Brian a, ¡Brandon a lo mej r cre que tengo…

EL PELO ENREDADO


¿P r qué querría INVITARME?

No puedo ir a la fiesta de Brandon. DE NINGUNA MANERA.

Voy a l am rlo par decírselo.

¡Uy! Me había olvidado. AÚN tengo que ac bar de ducharme. Lo l am ré más tarde.

Y después me enterraré en un profundo agujero y me MORIRÉ DE VERGÜENZA.

¡Δ!


LUNES, 2 DE DICIEMBRE

Me h rr riza la idea de ver a Brandon hoy en la escuela.

¡Y pensar que hace sol un par de días ensayábamos juntos nuestra actuación par el festival de talentos con nuestro grupo, Los Ped rros (también con cido com De Hecho, Aún No sé Cómo se Llam )!

Incluso me enseñó algunos trucos con la batería. Fue com si empezáramos a hacernos BUENOS AMIGOS.

Entonces l egó Brian a y lo arruinó.

Me extraña que Brandon quisiera invitarme a su fiesta después de aquel o. Seguro que sol lo hacía p rque le dab pena.


Pero, después de que mi profes ra de educación física casi hiciera explotar mis tímpanos, tod lo que des ab era que se trag ra p r accidente aquel estúpido silbato.

YO


“Muy bien. Escuchadme. La seman que vien empezaremos los ensayos con los grupos de patinaje. Cad alumno, en función de su habilidad sobre el hielo, se apuntará al nivel que le c rresponda. Sin embargo, com parte de nuestra tradicional fiesta de Westchester y con la idea de prestar un servicio a la comunidad, tod s los estudiantes de vuestro curso participarán en el espectáculo par recaudar fondos que se cel brará el próximo 31 de diciembre. Los ensayos se l evarán a cabo en h rario de clases, y tod s iréis directamente al grupo de máximo nivel. ¡Lo habéis oído bien, chicos y chicas! Estoy gen rosa. Será mi ap rtación a esta gran causa. Tan sol tenéis que decirme si vais a participar en las pruebas de nivel o si os apuntáis al espectáculo. Ah ra, levantaos y venid a buscar vuestra camiseta de la Fiesta sobre Hielo, y a continuación comenzad con vuestros ejercicios de calentamiento.”

Aquel a especie de camiseta NO me quedab nad bien.


MACKENZIE, ESTUPENDA Y ESTILOSA CON SU NUEVA CAMISETA


MacKenzie me miró y, sin que nadie se lo pidiera, me ofreció sus consejos de moda. “Nikki, ¿te gustaría que te explicar cómo pued s hacer que tu camiseta qued el gante y a la vez sea práctica?”

“No, MacKenzie, no me gustaría.”

“Sol tien s que añadir un metro de puntil a blanca alred d r del b rde de la falda, un velo, un ramo de fl res y… ¡ya tien s un vestido DE NOVIA! Sol te faltará PAGAR a algún BICHO RARO bien feo par que se case contigo.”

No podía cre r que y estuviera soltándome eso a la car .

“Gracias, MacKenzie”, dije con una sonrisa dulce. “Pero ¿dónde voy a encontrar a un bicho raro bien feo? Ah, espera. A lo mej r tien s un HERMANO gem lo…”


LA ESTÚPIDA IDEA DE MACKENZIE PARA CREAR UN VESTIDO DE NOVIA-CAMISETA DE DISEÑO

YO

VELO

RAMO DE FLORES CAMISETA XXXXXXL

PUNTILLA EN EL

ZAPATOS

BORDE


Pero no estoy celosa de el a ni nad p r el estilo. ¿De qué serviría?

Además, estoy emocionad p r eso de la clase de patinaje. La última vez que patiné creo que iba a tercero y fue… muy divertido.

Chloe me ha dicho que patinaremos en la pista del Instituto de Secundaria.

P r lo que dicen, la Fiesta sobre Hielo es muy imp rtante, y sol los alumnos de los cursos superi res pued n participar en el a. La idea es conseguir dinero par la causa que elijas. Ofrec n hasta 3.000

$

par tod s los que participen en

las categ rías de individual, parejas o grupo.

Estábamos a punto de iniciar nuestros ejercicios cuando Chloe puso su mirad de loca y empezó a mover las manos com una histérica.


.


Él es miembro de la sel cción olímpica de hockey.

Cuando están a punto de enam rarse, descubren que la pista de hielo es el escondite secreto de los Vambies Gélidos, unos personajes que son medio zombis, medio vampiros, pero con poder s sobrenaturales en la pista de hielo. Poder s que aumentan cuando comen hamburguesas con queso y doble ración de beicon.

“¿P r qué no podemos ser Princesas de Hielo? Com Crystal Coldstone.” Chloe ah ra tenía una mirad soñad ra.

Personalmente, se me ocurrían dos buenas razones p r las que no podíamos ser com Crystal.

Par empezar, no l evábamos doce años entrenando com profesionales del patinaje. P r otra parte, iba a ser muy complicado combatir Vampiros Patinad res


“¡Qué romántico! Y los jugad res de hockey son tan atractivos… Además, será más divertido inventarnos una actuación de patinaje genial que hacer aburridos ejercicios. Será la bomba. ¿Qué opinas, Nikki?"

“No sé. Patinar p r una causa es una gran responsabilidad. Van a dep nder de nos tros par gan r el dinero. ¿Y si algo sale mal?”

“Vamos, Nikki”, protestó Chloe. “No som s suficientem nte buenas par patinar solas, y las parejas son de chico y chica. Pero las tres podemos f rmar un grupo. No podemos hacerlo sin ti.”

“Lo siento, pero tendréis que encontrar otra acompañante”, contesté.

“Pero quer mos que seas TÚ”, suplicó Zoey.


Vale. Tengo que admitir que Chloe se marcó un punto rec rdando lo del festival de talentos. Pero tampoc les prometí mi primer hijo com agradecimiento a su actuación.

Entonces Chloe y Zoey iniciaron una táctica sofisticad que siempre, siempre, funciona conmigo… POR FAVOR, POR FAVOR, POR FAVOR, POR FAVOR, POR FAVOR, POR FAVOR, POR FAVOR, POR FAVOR


Sel amos el acuerdo con el abrazo del grupo.

“¡Bien! Ah ra sol nos falta el gir la rganización par la que gan remos el dinero”, dijo Zoey.

“Desgraciad mente, eso va a ser lo más difícil”, añadió Chloe. “Los participantes l evan seman s eligiendo sus causas. Así que no deb n de quedar muchas. Pero seguro que encontramos alguna”, añadió animosa.

“¡Bien!”, gritó Zoey. “Esto va a ser com nuestros días en el Bal et de Zombis. Sol que conseguiremos un 10 en lugar de un suspenso.”

De hecho, esta parte es la que más me gusta. Estaría bien conseguir un sobresaliente en educación física, par variar.

P r suerte, el patinaje sobre hielo no implica


Y tod nuestro esfuerzo va a servir par una buena causa social.

Pero, lo más imp rtante, podré hacer que Chloe y Zoey se sientan superfelices y cumplan sus sueños.

Decidimos patinar la danza del Had de Azúcar, de El Cascanueces

. Y nos imaginábamos com princesas

glamurosas y bel ísimas.

No voy a ponerme pesad sobre tod este tema de la Fiesta sobre Hielo.

Mientras tenga a mis dos MAM a mi lado, tod va a ir bien.

P rque ¿qué pued ir mal sobre una pista de hielo?

¡¡∞!!


MARTES, 3 DE DICIEMBRE

Hoy, en la clase de sociales, hemos hablado de las carreras profesionales.

Com yo ya he decidido que iré a la universidad par convertirme en una ilustrad ra profesional, he decidido no atender y aprovechar la h ra par escribir en mi diario.

Pensé que era lo mej r que podía hacer, ya que los profes res siempre nos piden que aprovechemos al máximo el tiempo en la escuela.

La may ría de los chicos no han pensado demasiado en su futuro. Pero mi amigo Theod re Swagmire III estab obsesionado con el o.

No sirvió de nad que tod s protestar n cuando


Cuando dije en clase a qué

Theo, no dejes que te

escuela quería ir, tod s se

desanimen. Nunca renuncies a tus sueños.

rieron.

Eres listo y conseguirás ir a la escuela que quieras. Ya lo verás.

Gracias, Nikki.

¿Así que cre s que me aceptarán en Hogwarts?


La MALA noticia es que ha decidido empezar a ah rrar su pag par poder comprarse una varita mágica. ¡Δ!

Cuando se ac bó la clase, Theo me preguntó si iría a la fiesta de Brandon en en ro. No quería mentirle, así que deb ría haber dicho que no.

Pero, en lugar de eso, me inventé una excusa. Y no una cualquiera. Me inventé una excusa absolutamente absurda, increíble y estúpida.

“Había pensado ir, pero me he dado cuenta… de que… tengo que l evar a mi unic rnio… al vet rinario… No se encuentra bien.”

Theo pareció confuso y negó con la cabeza. “¿Tien s un unic rnio?”

Tenía gan s de decir: “Señ r mago, seguramente


Brandon y yo nos saludamos, pero eso fue tod . Se pasó toda la h ra mirándome perplejo.

Seguramente me imaginab con pinta de monstruo desgreñado y con legañas.

YO


MacKenzie se aprovechó de la situación y no se cal ó.

Casi VOMITO sobre mi inf rme de lab rat rio cuando le preguntó a Brandon si su bril o de labios col r frambuesa y sab r dulce combinab bien con su piel m rena.

No podía cre r que tuviera las narices de preguntarle sem jante tontería.

Sobre tod p rque TODOS sabíamos que el m reno de MacKenzie procedía de un salón de bel eza de los de PAGA-Y-TE-DAMOS-COLOR.

El bronceado col r nar nja que le han puesto es desagrad ble. Par mí parec una Barbie quemad p r el sol de Malibú y bañad en polvo de Che tos.

Entonces MacKenzie se puso cantarina y dijo: “P r


Pero sol lo dije en el interi r de mi cabeza, así que nadie más pudo oírlo.

Lo que vino a continuación me dejó conmocionad .

Intentab HIPNOTIZAR a Brandon par que la invitar a su fiesta. Coquet ab sin par r y se ENROLLABA, Y ENROLLABA, Y ENROLLABA un mechón de pelo alred d r del dedo.

Sol de verla sentía gan s de vomitar.

Gracias al cielo, nuestro profes r la interrumpió. “MacKenzie, si tien s tiempo de chism rrear en clase, p r fav r, ve a la parte de atrás y limpia las jaulas de los hámsters. Si no, ¡SIÉNTATE!”

MacKenzie volvió CORRIENDO a su mesa.


¡ECS!

De todas maneras, estoy convencida de que Brandon sol me invitó p r pena. Seguramente no quería herir mis sentimientos.


¡Estar sentad en mi cam , en pijam , MIRANDO la pared y ¡¡Δ!! SOLLOZANDO!


MIÉRCOLES, 4 DE DICIEMBRE

Esta mañan me sentía algo triste.

Incluso Zoey y Chloe lo notaron y me preguntaron si estab bien. Pero decidí NO explicarles nad de la boch rnosa conversación tel fónica con Brandon. Especialmente después de que insistieran tanto en la ILUSIÓN que les hacía su fiesta.

De camino al comed r, decidí pas r p r mi taquil a y dejar mis libros.

Me quedé de piedra cuando, al abrir la taquil a, cayó una NOTA.

Al principio pensé que era de Zoey y Chloe, que intentab n animarme con alguna tontería.


No tenía ni idea de lo que querría decirme.

Mi c razón me ap rreab el pecho mientras me dirigía a la redacción del periódico. Recon cí inmediat mente su pelo suave. Estab sentado frente


Com una idiota, miré alred d r par asegurarme de que me hablab a mí y no a otra… Nikki.


“Sí, claro.” Y aquí noté que Brandon también estab algo nervios .

“Bueno. AQUÍ ESTOY.” Este comentario salió más simpático y alto de lo que pret ndía.

“Muy bien, verás, ayer hablé con Theo y me dijo que no podías venir a mi fiesta.”

GLUPS.

Brandon había hablado con… ¿Theo?

¡OH, CÓRCHOLIS!

Me quedé sonriendo com una estúpida, mientras Brandon seguía hablando: “Me dijo algo así com que tenías que cuidar de… esto… un unic rnio enfermo”.


de inocente y reí nerviosamente. “Eso tien mucha gracia. Desde luego, Theo tien una gran imaginación. Com mi herman pequeña. Brian a es una niña monísima y encantad ra, pero no pued s cre rte ni una pal bra de lo que dice. Especialmente si habla de… MÍ.”

“Sí, dímelo a mí”, rió Brandon. “Me encantaría gan r un dólar cad vez que Brian a me dice que tengo piojos.” De pronto me miró tan fijamente que me hizo temblar. “Nikki, supongo que no piensas que me creí una sola pal bra de lo que dijo Brian a sobre ti, ¿verdad?”

“No, claro que no. Sería muy inmaduro p r mi parte”, respondí nerviosa. “Lo cierto es que Chloe, Zoey y yo estamos des ando ir a tu fiesta.”

Brandon dejó escap r un gran suspiro. “Fantástico.


Me incliné y miré la pantal a de su rdenad r.

Vi algunas imágen s de mascotas preciosas, perros y gatos.

“Uy, son precios s”, opiné.

“Estos dos son de la Asociación Amigos Peludos par la Adopción de Animales. Estas fot grafías irán en El Periódico de Westchester de la seman que vien ."

“Guau. Impresionantes. ¿Te pag la asociación p r hacer esas fot s?"

“No. Hago de voluntario, más o menos. Me gustaría l egar a ser vet rinario, p rque disfruto trab jando con animales. Incluso fot grafiándol s disfruto.”

“Es genial que encuentres tiempo par ayudar a los


“Sí, me encantaría.”

Brandon se frotó los ojos, com con s rpresa, y me dedicó una sonrisa.

De pronto me sentí muy nerviosa, maread y… con gan s de vomitar (náuseas).

En es momento él me miró fijamente y yo le devolví la mirad .

Los dos sonreímos y nos pusimos rojos.

Estas mirad s, sonrisas y timidec s parecieron durar... UNA ETERNIDAD.

Brandon y yo pas mos el resto de la h ra de la comida juntos, charlando sobre la Asociación Amigos Peludos.

Me explicó que la dirigía una pareja a punto de



¡SÍÍÍÍÍÍÍ! MacKenzie se pasó toda la h ra mirándome y chism rreando con Jes ica, pero yo las ign rab .

Bueno, admito que estab equivocad en lo ref rente a p r qué Brandon me invitab a su fiesta.

De hecho, estoy des ando que l egue esa fiesta.

Y el viernes vamos a ten r una CITA com voluntarios en Amigos Peludos.

¡Que la envidia te fulmine, MacKenzie! ¡¡∞!!


JUEVES, 5 DE DICIEMBRE

Chloe y Zoey han estado muy ocupad s l am ndo p r teléfon par encontrar alguna rganización a la que podamos ced r nuestro supuesto premio en la Fiesta sobre Hielo.

Chloe l amó a nuev sitios y Zoey, a siet . Pero no hubo suerte.

El plazo de inscripción se ac ba esta seman , y NI SIQUIERA ten mos una causa.

Pero aún hay MÁS mal s noticias.

Hoy he descubierto que MacKenzie tien previsto

Δ!!

participar en la Fiesta sobre Hielo. ¡¡ ¿P r qué no me ha s rprendido?



desde que tenía siet años y que piensa patinar con la música de

El Lago de los Cisnes

Y ah ra vien lo más alucinante. Dijo que tenía cinco rganizaciones suplicándole que concursar p r el as.

¿Podéis creéroslo? Y nos tras con PROBLEMAS par encontrar una.

Aunque, ah ra que lo pienso, seguro que sol decía tod eso par impresionar.

MacKenzie es una mentirosa patológica. Y una GRAN ACTRIZ.

Sé que tod esto es p r una buena causa. Pero empieza a FASTIDIARME tod lo que tien que ver con la Fiesta sobre Hielo.

¡Δ!

.


VIERNES, 6 DE DICIEMBRE

Hoy las clases se me han hecho muy largas. Se al rgab n y al rgab n. Al final, cuando sonó la campan , c rrí hacia mi taquil a y Brandon ya estab al í, esperándome.

“¿Lista?”, me preguntó sonriendo.

“Claro. Pero ¡espera! Tengo un regalo de mi herman Brian a par ti”, le dije mientras rebuscab en mi mochila.

Brandon puso car de miedo. “¿De Brian a? No sé si aceptarlo”, bromeó. “Dice que tengo piojos. No creo que le guste mucho.”

“Bueno, en realidad… no le gustas”, bromeé. “Pero quier darte esto.”


“Vay , justo mi estilo”, bromeó. “Dile a Brian a que lo l evaré tod s los días.”


Me reí con gan s. “No es par ti, hombre. Es par los animales. Brian a pensó que si les poníamos lazos realmente parec rían regalos. Y com a tod s nos gustan los regalos, les sería más fácil encontrar un

nuevo hogar.”

“Vay , la enan es lista. ¿P r qué no se nos habrá ocurrido antes?”

Rec rrí las cuatro manzan s hasta la asociación hecha un saco de nervios. Pero Brandon me hizo reír muchísimo.

Habían l egado tres nuevas mascotas, y había que fot grafiarlas.

Eran mar vil osas, y no par ron de jugar y lamerme los dedos.

C rté el lazo en tres trozos y se los col qué.



Acab mos en cuarenta y cinco minutos y Brandon volvió a poner las mascotas en su jaula.

Estab un poc triste cuando me despedí de el as. Me gustab especialmente la perrita pequeña, que tenía un pequeño círculo alred d r de un ojo. Ladró y movió la cola com diciéndome: “P r fav r, no te vay s”.

Pero me sentía bien al saber que estab haciendo algo par ayudarlas a encontrar una nueva cas .

Estab a punto de salir cuando la pequeña perrita apretó con su hocico la puerta y consiguió abrirla.

“Oye, ¿cómo lo has…?”

Pero, antes de que pudiera ac bar la frase, saltó sobre mi falda y me hizo perder el equilibrio.

Los otros dos perritos saltab n y gemían justo al


“Brandon. Ayúdame. ¡Los cach rros se han escap do!”, grité mientras me lamían el cuel o y la barbil a.

Pero él no estab dispuesto a ayudarme PRECISAMENTE.

No sol estab riéndose de mí, sino que además no dejab de fot grafiar la escena.

Su cámar hacía el mismo ruido que se oye en los pases de modelos. Clic-clic-clic. Clic-clic-clic.

“¡Qué desastre!”, dijo medio en broma. “Creo que cerré la puerta pero no el candado. Sonríe y di ´LUIIIIIS'."

“¡Brandon, voy a… MATARTE!”, le respondí sin par r de reír mientras intentab devolver las mascotas a la jaula.

Acab mos la sesión de fot s y regresamos a la escuela.


¡Aquel os cach rros parecían tan DULCES en esa fot !

Sabía que a Brian a le ENCANTARÍA.

Y el lazo rojo quedab perfecto. No sé decir a quién



No podía cre r que hubiera perdido el equilibrio y me hubiera caído de aquel a manera.

Uf. ¿Y si ah ra Brandon pensab que era una t rpe… mula? ¿O, aún pe r, que era una gran mula t rpe DESGREÑADA Y CON LEGAÑAS?

Vale. Nec sito tomarme una TOSTADA TRANQUILIZANTE y dejar de preocuparme p r lo que piense de mí.

Había ido con Brandon a la Asociación Amigos Peludos, pero no había sido una cita.

Aunque tengo que recon cer que me lo pasé com NUNCA.

¡∞!


SÁBADO, 7 DE DICIEMBRE

Cuesta cre r que las vac ciones estén a punto de l egar.

Mamá y yo nos hemos pas do toda la mañan dec rando nuestro árbol de Navidad.

Papá y Brian a estab n entregados a lo que el os l am n “un supermegaproyecto secreto”.

Papá dice que su gran s rpresa va a:

1. Alegrarnos las vac ciones.

2. Convertirse en un gran rgul o par la familia. Y…

3. Aumentar NOTABLEMENTE nuestros ingresos.

Pero esperab que nos s rprendiera con algo más práctico.


Un empleo que NO implicar :

1. Trab jar en MI escuela.

2. Conducir una furgoneta destartal da y con una gran cucar cha en el techo.

3. Fumigar chinches.

4. Acab r de hundir mi ya maltrecha reputación.

Finalmente, papá y Brian a nos l am ron par enseñarnos su s rpresa.

No tenía buenos pres ntimientos, y no me equivocab . Sobre tod p rque papá y Brian a juntos tien n el coeficiente intel ctual de un CEPILLO DE DIENTES.


PAPÁ

¡SORPRESA!

¡ES SANTA CUCARACHA, EL ÁRBOL DE NAVIDAD CON LA NARIZ ROJA!


Pensab : “Pero ¿esto qué es?”.

Traslad rse con la furgoneta de papá y aquel a gran cucar cha en el techo podía ser una experiencia TRAUMÁTICA.

Pero deshacer el daño psicológico que pueda causar Santa Cucar cha, el árbol de Navidad con la nariz roja, va a l evarnos años de terapia intensiva.

Miré a papá y Brian a con desasosiego. “P r fav r, decidme que esto es sol una BROMA desagrad ble.”

En es momento, Brian a puso su mirad superseria y empezó a hablar con esa voz susurrante y aguda que utiliza a vec s.

“Nikki, será mej r que tengas cuidado. P rque, en Nochebuena, Santa Cucar cha sale de su cal baz y regal


Brian a deb de pensar que soy IDIOTA. Su hist ria es una burda versión de una tradición muy popular.

Pero, p r si algo de lo que ha explicado del spray es cierto, voy a empezar a d rmir con mis gaf s de sol.

En cualquier caso, este fin de seman había decidido explicar de una vez p r todas a Chloe y Zoey de dónde ha salido mi beca en el WCD, y que mi padre es el fumigad r del colegio.

Estoy MUY cansad de todas esas mentiras.

No tenía NINGUNA duda de que Chloe y Zoey eran mis verdaderas amigas, y que me aceptarían tal com soy.

¡Aunque eso era ANTES de que Santa Cucar cha viniera a f rmar parte de mi APESTOSA familia!

Ah ra no tengo manera de contarles mi secreto a mis


DOMINGO, 8 DE DICIEMBRE

Me quedé muy s rprendida cuando, al despertarme esta mañan , miré p r la ventan . Una t rmenta de niev nos había sacudido durante la noche y medio metro de niev cubría las cal es.

A papá no le gustan nad las t rmentas de niev . Pero hoy estab emocionado p rque tenía gan s de retirar la niev del camino de entrad .

El pas do ot ño compró una máquina quitaniev s en una feria de segunda mano.

A papá le encanta comprar tod tipo de cosas, aunque sean peligrosas, en estas ferias. Aún recuerdo la vez que nos l evó a un lago con una vieja canoa sin remos. Tuvimos suerte de que el vigilante nos viera desde el helicóptero, si no a lo mej r no lo contamos.


El tubo p r donde salía la niev estab oxidado y no se podía cambiar la dirección hacia donde la expulsab .


Aquel trasto rot escupía la niev justo sobre el área que limpiab . Él no acertab a adivinar qué era lo que estab haciendo mal.

El pobre papá se pasó tres h ras en el jardín intentando limpiar el camino. Mamá tuvo que obligarlo a entrar en cas antes de que se le empezar n a congelar los órganos del cuerpo.

Lo sentía de verdad. Y mamá también. La prueba es que, en cuanto entró en cas , l amó p r teléfon y encargó un nuevo quitaniev s par papá.

La mal noticia es que nuestro camino AÚN está cubierto de niev .

Expliqué a mamá que estab dispuesta a hacer un gran sacrificio personal y permanec r en cas , sin ir a clase, las dos próximas seman s, o lo que tardar en l egar el nuevo quitaniev s.


Mamá no sabía apreciar el trem ndo esfuerzo que estab dispuesta a hacer.

¡¡Δ!!

¡@# $ %*!


LUNES, 9 DE DICIEMBRE

Hoy, en inglés, nuestro profes r nos ha rec rdado que deb mos entregar el trab jo de

Moby Dick

de aquí

a nuev días. Teníamos que haber leído la novela en

octubre, pero la verdad es que he estado muy ocupad .

Trat de una bal ena en rme y de un viejo marinero cascarrabias que siempre está de mal hum r. ¡No exagero!

Com la may ría de la gente, pensé que Moby Dick era el nombre del capitán, o algo p r el estilo. Pero no. Es el nombre de la bal ena. ¿Quién en su sano juicio l am ría así a una bal ena?

Nuestro trab jo deb an lizar p r qué el capitán y la bal ena son en migos. Par gan r tiempo, estoy pensando en saltarme la lectura y ab rdar directamente el tema.


¡VAYA! ¡QUÉ SUSTO! ¡UNA BALLENA! ¡MIRA CÓMO RESPIRA!

ES SIMPÁTICA. ¿CÓMO PODRÍA LLAMARLA? ¿SHAMU? ¿WILLIE?


LO TENGO... ¿QUÉ TE PARECE...

MOBY DICK?

?!!

¿QUÉÉÉ? PERO ¿QUÉ TE HAS CREÍDO?


Si mi madre me hubiera l am do Moby Dick, yo también me habría enfurecido.

Creo que este tipo de libros clásicos deb rían l evar una pegatina en la p rtad que dijera:

PELIGRO


¿P r qué? P rque

Moby Dick

es TAN aburrido que, sin

darme cuenta, me quedé d rmida y me di un cabezazo

contra la mesa. Faltó poc par hacerme un buen chichón.

Moby Dick

Herman Melvil e

Llam dme Ismael. Hace algunos años...

de Capítulo I: Amenaz s


¡Vay ! Ah ra tenía un buen m ratón justo en medio de la frente.

¡Y no había l egado a la segunda frase!

Com precaución adicional, los estudiantes deb rían l evar un casco protect r mientras le n Moby Dick.

Mañan voy a l evar el de la bicicleta par

proteg rme de nuevos golpes.

?!

CASCO DE LA BICI

?!


Aunque estab un poc agobiad p r aquel trab jo par la seman siguiente, me m ría de gan s de ver a Brandon.

Tenía gan s de decirle lo bien que lo había pas do en la Asociación Amigos Peludos. Y que pensab que un día sería un gran vet rinario.

Pero p r desgracia no lo vi a la h ra de comer. Y tampoc vino a bio.

P r una coincidencia increíble, mientras estab en el lav bo, s rprendí a Jes ica y MacKenzie hablando de Brandon.

Jes ica explicó que a Brandon lo habían l am do al despacho del direct r, y que había tenido que marcharse de la escuela p r un tema familiar, p r lo visto muy imp rtante. Bueno, eso me cuadrab .


P r lo visto, su familia vivió en París diez años. Él

nunca habla de el o p rque supuestamente quier

manten r en secreto que es un príncipe. P r eso se le

da tan bien el francés.

Entonces MacKenzie sugirió a Jes ica que, com el a ayudab en la secretaría de la escuela, echar un

vistazo a los documentos de Brandon par averiguar si

los rum res eran ciertos.

Jes ica respondió que no tenía acceso a esa inf rmación, que se guardab en el rdenad r del direct r.

Estab perpleja e indignad tras oír cómo aquel par hablab n tranquilamente de husmear en la inf rmación confidencial de sus compañeros.

Y no es que yo estuviera espiándolas en el lav bo. No. Oí tod eso mientras me concentrab en mis cosas.

No sé cómo sucedió, pero de pronto estab de puntil as


YO


Sol espero que a Brandon no le pase nad malo. Confío en que se trate de una cita con el dentista o algo así.

Jes ica y MacKenzie siempre están metiéndose en la vida de los demás.

¡Son PATÉTICAS!

Aunque... ¿y si Brandon FUERA DE VERDAD un príncipe secreto? Un francés de sangre azul.

¡CIELOS! ¡SÍÍÍÍÍÍÍ! ¡¡∞!!


MARTES, 10 DE DICIEMBRE

¡Estoy en estado de shock! ¡¡Δ!!

Brandon ha estado aquí, junto a mi taquil a, hace sol media h ra. Estoy segura de que algo lo preocupa.

Me entregó el resto de las fot s de la sesión la Gran Escap da de Mascotas, y me agradeció que lo hubiera ayudado.

Pero cuando comenté lo bien que lo había pas do, y que me gustaría colab rar com voluntaria, se puso triste y miró al suelo.

Brandon explicó que había recibido muy mal s noticias de Phil y Bet y Smith, los direct res de la Asociación Amigos Peludos. Phil se ha rot la pierna y va a ten r que pas r dos mes s en el hospital. Eso quier decir



Tan pronto com Bet y encuentre alojamiento par

los dieciocho gatos y perros que hay en su asociación, venderá el local a los propietarios de la fl ristería de

al lado.

Brandon estab muy preocupado. Desde aquel mismo día, tenía previsto dedicar todas las tardes a cuidar de las mascotas hasta que estuvieran todas col cad s en sus nuevos hogares. Lo sentía mucho p r él. Sobre tod p rque sé que ad ra es sitio.

Les comenté lo que había ocurrido a Chloe y Zoey a la h ra de educación física, y hablamos largamente sobre cómo podíamos ayudar.

Fue entonces cuando se me ocurrió la genial idea de que Chloe, Zoey y yo patináramos en la Fiesta sobre Hielo par conseguir fondos par los Amigos Peludos.

P r supuesto, mis MAM aceptaron superfelices la propuesta. Finalmente teníamos una causa. Además,


NIKKI, RECUERDA QUE UNA BUENA AMIGA ES AQUELLA QUE PIENSA QUE ERES UN BUEN HUEVO, AUNQUE TENGAS ALGUNA GRIETA.

ZOEY

CHLOE

YO


Zoey es un encanto y la quiero muchísimo. Pero algunas vec s me pregunto de dónde sac esas expresiones de granjero.

En cualquier caso, decidí comentar la decisión con Brandon. Nos tras nec sitábamos una causa p r la que patinar, y Amigos Peludos nec sitab dinero par contrat r a un empleado que sustituyera a Phil dos mes s.

Zoey hizo números y calculó que con el premio de 3.000

$

seguramente nos l egaría par pag r al

trab jad r.

Sol faltab que a Brandon también le pareciera una buena idea.

No quise comentarlo con Chloe y Zoey, pero me preocupab que pudiéramos ten r compet ncia par


Sí-CLARO. Le dio tiempo de pas rse la barra de labios unas veintisiet vec s p r la boca mientras escuchab nuestra conversación.

Esa chica es una VÍBORA y nad le impide conseguir lo que des a.

Sol espero que ya tenga una causa, después de lo que les contó a sus amigas GPS.

P rque SI NO LA TIENE...

Esto va a ponerse muy FEO.

¡¡Δ!!


MIÉRCOLES, 11 DE DICIEMBRE

En estos momentos estoy tan furiosa con MacKenzie que sol puedo... ESCUPIR.

Mis sospechas eran fundad s. De acuerdo con los rum res que c rrían p r la escuela, MacKenzie iba a patinar par los Animales Peludos.

SÍ. ANIMALES PELUDOS. Quería gritar: “¡No! ¡Nunca!".

No puedo cre r que MacKenzie esté intentando robarme MI causa delante de mis narices. Yo tuve la idea primero y el a lo sabe perfectamente. Pero no me rendiré.

Nos hemos encontrado delante de su taquil a, y la señ ra ha tenido el temple de saludar toda dulce e


MI JERSEY

Δ

Es una de esas ladronas de causas benéficas que te CLAVAN EL PUÑAL p r la espalda.


Me explicó que Bet y estab entregad en cuerpo y alma a conseguir familias adoptivas par tod s antes de que cerrar el refugio a finales de mes. Era un trab jo lab rios .

“¡OH!”, exclamé. “¿Tan pronto?”

Quería hablarle de nuestro plan par gan r dinero par el refugio gracias a la Fiesta sobre Hielo.

Pero Brandon parecía estar muy afectado. Lo último que quería causarle era una nueva dec pción.

Dirigir es refugio debía de suponer mucho trab jo. Y a lo mej r lo único que quería Bet y era vender

el local, recoger el dinero y retirarse a una play solead , y jugar al bingo cad día durante el resto de su vida.

Si renunciab a nuestra ayuda, Brandon se sentiría fat l.


“¿Hay algo que pueda hacer par ayudar?”, pregunté.

Brandon me miró y su car se iluminó.

“Sí, pued s col car estas fot s en rden, siguiendo la numeración. ¡Gracias! Y no te preocupes. Sol quiero que sepas que nunca te olvidaré..."

Se retiró el flequil o de la car , en un acto nervios , y siguió diciendo: “nunca olvidaré que me has ayudado con tod esto, quiero decir”.

Me s rprendió que estuviera tan... serio. Intenté animarlo. “Claro, par eso están los amigos. Aunque TENGAS PIOJOS, CHAVAL.”

Entonces los dos nos reímos con gan s de mi imitación de Brian a. Después nos sonrojamos y sonreímos. Las risas, sonrisas y sonrojos duraron casi UNA ETERNIDAD.

O al menos hasta que nos interrumpieron con mal s


“Hola, chicos.” MacKenzie se pres ntó en la sal .

Entonces lanzó su bolso de Prad justo encima de las fot grafías que estab rdenando par Brandon.

BRANDON Y YO EN EL MOMENTO EN QUE FUIMOS INTERRUMPIDOS


Miré a MacKenzie; Brandon parecía realmente

enfad do.

Entonces esta le dirigió una gran sonrisa. “Brandon, he tenido una idea genial. Vas a estarme muy

agradecido. Pero nec sitaría hablarlo contigo A

SOLAS”, le dijo con una voz suave y parpadeando sin par r, com si alguien le hubiera lanzado un puñado

de arena a la car .

¡UF! Cuando veo a esa chica flirtear con Brandon sin ningún reparo me pongo mal . Creo que se me notó en la car .

De pronto, MacKenzie se volvió y me miró con mal

car , com si apestar . “Nikki, ¿qué haces aquí? ¿Es que nadie te ha contado que esta sal es sol par periodistas?”

“Me encantaría saber POR QUÉ vas vestida com si fueras una az fat de vuelo h rtera”, le respondí. “¿Estás aquí par escribir o par repartir


MACKENZIE VESTIDA DE AZAFATA DE VUELO HORTERA

“CACAHUETES PARA TI. Y CACAHUETES PARA TI.


El a había empezado al criticar mi jersey. Yo sol le respondía.

MacKenzie dejó escap r una son ra carcajad ,

com si estuviera de broma. Pero sus ojos estab n disparándome puñales.

“¿En qué estás trab jando hoy?”, le preguntó a Brandon, mirando las fot s p r encima del hombro. Entonces cogió una imagen de un cach rro.

“Guau. ME ENCANTAN los cach rros. ¿Son de es

sitio que se l am AMIGOS PELUDOS? He oído que

van a cerrar. Espero que estas mascotas no se qued n

en la cal e. Sería HORRIBLE. Vay , tengo una gran

idea. Quizás pueda ayudar en la Fiesta sobre Hie..."

A Brandon se le endurecieron las facciones antes de decir: “De hecho, MacKenzie, Nikki y yo estamos trab jando en un gran proyecto. Estamos algo ocupados ah ra. Así que si no te imp rta...”. Y volvió a toser.


“Vay . No quería interrumpir nad . Sol me detuve par ..." Buscó algo en la sal , hasta que encontró lo

que fuera en el suelo.

“Encontrar mi CLIP. Sí, está justo aquí. Se me cayó ayer, y he estado buscándol desde entonces. P r suerte lo he encontrado.”

“Me alegro mucho p r ti, MacKenzie”, le dije con sarcasmo.

“Bueno, supongo que ya hablaremos más tarde, Brandon. Cuando no estés tan...” Me dirigió una mirad de odio. “OCUPADO. Adiós.”


Era obvio que había venido a hablar con Brandon de su

ayuda a Amigos Peludos. Y luego improvisó tod aquel dram del clip perdido. ¡Qué inmadura es! Chloe, Zoey y yo hemos pensado ir el sábado al

refugio par hablar con Bet y, la propietaria. Espero que l eguemos antes que MacKenzie. Creo que está terriblem nte celosa p rque Brandon pas más tiempo conmigo que con el a. Pero ya sabe lo que le toca. Si quier ser su novia:

1. Que l re un río.

2. Construya un puente. Y

3. Lo cruce.


JUEVES, 12 DE DICIEMBRE

¡AAAAAHHHHH!

Esta soy yo gritando.

¿P r qué? ODIO esos exámen s tipo test que duran seis h ras en los que tien s que contestar cosas de ciencias, matemáticas y comprensión lect ra.

Sabes a qué me refiero, ¿verdad? Esos tests en los que tu agrad ble profes ra se convierte en el GUARDA DE UNA PRISIÓN DE MÁXIMA SEGURIDAD y al l egar te lanza las hojas del examen a la mesa. HABITUALMENTE, PROFESORA AGRADABLE

¡SLAP!


Entonces, antes de empezar el examen, pone en marcha el cronómetro de su reloj de mano y grita...

“PODÉIS EMPEZAR... ¡YA!"

Y, par indicar el final del test, par el cronómetro de su pequeño reloj de mano y grita...

“POR FAVOR, PARAD... ¡YA!"

Entonces dice: “Dejad el bolígrafo sobre la mesa. NO giréis la página. Poneos las manos en la cabeza. Tenéis der cho a permanec r en silencio. Tod lo que digáis pued ser usado en vuestra contra. Tenéis der cho a un abogado...”.

Uf. Suficiente par asustar a cualquiera. No me extraña que los resultados suelan ser nefastos. Y lo pe r es que después compar n tus resultados con


Y com la estupidez es más contagiosa que la varicela, no hay manera de que puedas superar las puntuaciones de las otras escuelas.

Especialmente cuando te sientas al lado de un adolescente de diecisiet años que AÚN está ac bando primaria y AÚN come bol icaos.

Teniendo en cuenta tod esto, ¿POR QUÉ tendrías que INTENTAR hacerlo bien, si ya sabes que tu puntuación va a ser penosa? Digo yo.

P r eso me gustaría ver un examen de UNE-LOSPUNTOS. Cad estudiante marca las respuestas que le van bien par el dibujo, y la puntuación dep nde de lo ORIGINAL Y CREATIVO de la f rma.

Este tipo de exámen s serían más justos y más imp rtantes. Más FÁCILES.

¡¡∞!!


Y tod gracias a mi gran obra.

LA MARIPOSA FELIZ NIKKI MAXWELL 2º 12 DIC.

HOJA DE RESPUESTAS


VIERNES, 13 DE DICIEMBRE

Estoy tan triste que casi no puedo escribir.

Me he pas do dos h ras l rando en mi habitación.

Y aún no tengo ni idea de qué voy a hacer par solucionar mis problemas.

Después de dejar a Brian a en su clase de bal et a

las 5 de la tarde, mamá quiso ir a comprar fl res

par cas .

Eligió la fl ristería que hay justo al lado de los Amigos Peludos.

Fue realmente s rprendente p rque Chloe, Zoey y yo teníamos previsto ir al í mañan .

Mamá me dijo que estaría unos quince minutos en


En la p rtería, vi una pila de cajas vacías y mi c razón empezó a latir más deprisa.

¿Había l egado demasiado tarde?

Miré a través de la ventan de la oficina y vi a una mujer may r descolgando fot grafías de las pared s.

“Perdónem . ¿Es usted Bet y?”, pregunté.

“Sí, soy yo. Ven. Llegas a tiempo par adoptar

a una de las mascotas, p rque muy pronto vamos a ten r que cerrar. ¿Te inter sa un perro o un gato?” Recogió un álbum y me dedicó una sonrisa.

Me gustó.

Y también entendí p r qué le gustab tanto a Brandon.


“De hecho, no estoy aquí par adoptar a una mascota. Aunque son ad rables. Estuve aquí la seman pas da, com voluntaria. Y ah ra quería saber si podríamos repres ntar a Amigos Peludos en un espéctaculo de la escuela en que se conced n donaciones a obras sociales.”

Bet y me pidió que me sentar .

“Bueno, ante tod , gracias p r tu ayuda”, dijo. “La gente mar vil osa com tú nos ha permitido buscar un hogar a más de doscientos animales este año. P r desgracia, hace unos días mi marido se cayó de la escalera mientras pintab la pared de la cocina y se ha rot una pierna. No podemos permitirnos seguir con el centro abierto.”

Yo no perdí el tiempo y le expliqué en qué consistía la Fiesta sobre Hielo, y cómo el dinero gan do podía


NIKKI, SEGURO QUE ERES MI ÁNGEL DE LA GUARDA

Eso no me s rprendió menos que lo que dijo a continuación:


“¿MACKENZIE?”

“¡Sí! ¡Eso es! ¡MacKenzie! ¿Cómo lo sabes?”

“¡Ah! Pura casualidad.”

“Bueno, Nikki, ¡dime qué tengo que hacer par que Amigos Peludos esté en esa Fiesta sobre Hielo benéfica! Tengo muchas gan s de veros patinar a ti y a tus amigas.”

Nuestro encuentro fue mucho mej r de lo que había imaginado.

Me dio una tarjeta suya con su teléfon particular e incluso con el del hospital, par que pudiera contactar con el a las 24 h ras del día.

“Nikki, no te imaginas lo que esto significa par mí, par mi marido y especialmente par mi nieto”, dijo


“Pero, gracias a ti, no tendré que hacerlo. Está ahí fuera, volviendo de pasear a los perros. Sol puedo agradecértelo, ¡gracias!” Luego me abrazó tan fuerte que casi no podía respirar.

“¡Gracias a TI! p r acced r a ser nuestra causa y permitirnos patinar par ti”, le dije poniendo cierto ton dramático. “¡Haremos que los Amigos Peludos se sientan rgul os s!”

Mientras salía del refugio observé una val a muy alta que rodeab el terreno.

Oí un grupo de perros ladrando con excitación y no pude evitar echar una miradita.

Vi a un chico c rriendo con unos ocho perros de difer ntes tam ños, col res y raz s, incluyendo tres cach rros.



C rría p r la hierba dándole a la pelota y regateando, mientras los perros lo perseguían ladrando y m rdiéndole los tobil os.

“¡Y es un GOOOL!”, gritó. “¡¡El público se emociona!! ¡AAAAHHHHH!”

Fue entonces cuando su voz me resultó ligeramente familiar.

Pero mi cer bro se negab a hacer la conexión y en vez de eso decidió que sonab com la de alguien con cido.

El chico dejó la pelota de fútbol en el suelo y empezó a hacer un gracios baile de la vict ria mezcla de hiphop, gal ina y c rred r, mientras los perros ladrab n y c rrían en círculos a su alred d r.

Luego él y los perros se tiraron al suelo, totalmente exhaustos.


?!


De pronto, aquel comentario que había hecho hacía un par de días sobre que nunca me olvidaría pas ra lo que pas ra cobró sentido.

Me di cuenta de que, si Amigos Peludos cerrab , él y sus abuelos ¡se mudarían durante las vac ciones de verano!

¡NOOO! ¡ESTO NO PUEDE ESTAR PASÁNDOME A MÍ! ¡ODM! ¡ODM! ¡ODM!

Brandon y yo no VOLVERÍAMOS a vernos ¡NUNCA MÁS! ¡¡Δ!!


SÁBADO, 14 DE DICIEMBRE

Ya se me está pas ndo un poc la impresión que me causó lo de Brandon.

Pero todavía me hago un mil ón de preguntas:

¿QUIÉN es realmente Brandon?

¿DE DÓNDE es?

¿QUÉ les pasó a sus padres?

¿CUÁNDO se fue a vivir con sus abuelos?

¿CÓMO ac bó en el WCD?

¿Y qué hay de tod lo que les oí casualmente en el baño a MacKenzie y a Jes ica sobre Brandon? ¿Hay


No puedo ni imaginarme p r lo que ha pas do.

Pero no me atrevo a decirle ni una sola pal bra de esto a nadie. Ni siquiera a Chloe o Zoey.

Si Brandon quier que los demás lo sepan, ya se lo dirá.

Chloe, Zoey y yo estaremos patinando en la Fiesta sobre Hielo ¡p r la causa de los Amigos Peludos!

Y pienso hacer tod lo que esté en mi mano par ayudarlos a manten rlo abierto.

P r los animales.

P r Bet y y Phil.

Y, más imp rtante, p r… ¡BRANDON!


DOMINGO, 15 DE DICIEMBRE

¡¡PUAJJ!!

Ah ra mismo están fastidiándome tanto Brian a y la Señ rita Penélope… ¡que me pondría a GRITAR!

Pero, com la causa de tod esto fue una ESTÚPIDA idea de mamá, técnicamente ¡tod es p r su culpa!

Cualquiera pensaría que después de ten r dos hijos ¡deb ría ser una madre más responsable!

¿P r qué de todas las personas del mundo me pidió A MÍ que me encargar de la tradición familiar de hacer gal etas par los vecinos y amigos?

Deb ría haber sospechado que mamá tram ba algo cuando la vi comp rtarse de aquel a manera tan rar


MAMÁ DEJÁNDOME BASTANTE ALUCINADA

*Suspiro*

?!


De pronto, los ojos de mamá se pusieron vidrios s y dejó de parpadear. Eso sol podía significar una cosa.

Se había hecho alguna herida mientras prepar ba el rol o de carne y nec sitab atención médica. O quizás NO.

“Mamá ¡¿estás bien?!", le dije con la boca l ena de comida.

“¿Eh?” De pronto salió de su aturdimiento mientras se le ponía una sonrisa bobalicona en la car . “Es que estab pensando en lo mar vil os que sería pas rte mi tradición de las gal etas a TI, y luego, un día, tú podrás pasársela a TU hija.”

“¿¡UMMM!?", balbuceé asombrad , casi atrag ntándome con el puré de pat tas.

¿POR QUÉ estábamos hablando de NIÑOS?


¡ES TAN MONA! MAMÁ YO

MAMÁ Y YO (CON CINCO AÑOS) HACIENDO GALLETAS EN VACACIONES Lo siento, pero yo no estab tan ansiosa p r ponerme a hacer gal etas con MI HIJA.

Sobre tod p rque tenía miedo de que resultar


¡¡SOCORRO!!

MI HIJA YO

MI HIJA (CON CINCO AÑOS) Y YO HACIENDO GALLETAS EN VACACIONES


Mi reacción instintiva fue la de ponerme a gritar: “Mamá, ¡déjalo! ¡Me estás asustando!”.

Pero en lugar de eso me encogí de hombros, me tragué un bocado de carne y murmuré: “U m… vale”.

Total, no podía ser muy difícil hacer gal etas. Mamá estab tod el día haciéndolas, ¿no?

Cuando ac bamos de cenar, mamá me pasó la rec ta par que pudiera empezar. Luego se marchó al centro comercial par hacer las compras de Navidad.

Lo que más me molestó fue que mamá se había olvidado, muy op rtunamente, de un detal e imp rtante. ¡¡Tenía que hacer las gal etas con BRIANNA!!

Había intentado prepar r una cena septiembre pas do, y fue un desastre total.

gourmet

con Brian a el


Brian a entró en la cocina dando saltos.

“Hola, Nikki, adivina qué. ¡La Señ rita Penélope y yo venimos a ayudarte a hacer las gal etas!”

¡Era SENCILLAMENTE GENIAL!

Sabía que tendría que ten r entret nida a Brian a par que me dejar tranquila o par evitar que hiciera algo peligros .

Algo com met r a la Señ rita Penélope en el micro ndas programándol par palomitas, par ver si se convertía mágicamente en una caja de palomitas de maíz.

Así que par distraerla le pedí que buscar dos bandejas de h rno par gal etas.

Tod parecía ir de mar vil a. Había medido tod s


¡ CLANC! ¡BUM! ¡CLUNC! ¡CLANC!

“¡Brian a, casi no puedo oír ni mis pensamientos! ¡Deja de hacer es ruido antes de que me explote la cabeza!", le chil é.

Sus ojos chispeab n. “¿De verdad que este ruido hará que te explote la cabeza? ¡GUAY!”

¡CLANC! ¡CLANC!

¡BUM!

“Brian a, ¡par o l amo a mamá…!”, la amenacé.

“¡Mírame!", me dijo haciendo el rob t p r tod s los rincones de la cocina. “Soy el Hombre de Hojal ta de El mago de Oz

.”


BRIANNA, DE HOMBRE DE HOJALATA

PERO ¡¿QUÉ…?!

¡CLANC!

¡CLUNC!


“Perdona, Brian a, tú no er s el Hombre de Hojal ta”, le dije entre dientes. “¡Lo que nec sitas es un CEREBRO par parec rte al ESPANTAPÁJAROS!”

“¡Nikki!, ¡sí que tengo CEREBRO!”, se enfadó. “¿VES?” Abrió la boca tod lo que pudo y me indicó que mirar en su interi r.

Cogí una sil a de las de la mesa de la cocina y se la acerqué.

“Venga, siéntate ahí y no te muevas, com un Hombre de Hojal ta bueno. Haz com que te estás oxidando o algo así, ¿vale?”

Mezclé los ingredientes, extendí la mas con el rodil o e hice arbolitos de Navidad con los moldes de mamá.

Luego metí las gal etas en el h rno. Cuando me di la


“Es culpa de la Señ rita Penélope, no mía. Está probando la mas de las gal etas par asegurarse de que no está demasiado repugnante. Dice que tú er s muy buena dibujando, pero que cocinando ¡er s PÉSIMA!”

No podía cre r que la Señ rita Penélope estuviera diciendo esas tonterías sobre mí. Sobre tod p rque ni siquiera era real… um… HUMANA.

Pensé en pil ar el rodil o y darle a la Señ rita Penélope par “probar” algo repugnante de verdad.

Pero en lugar de eso decidí relajarme y ver la tel visión en el cuarto de estar, mientras mis gal etas se h rneab n durante treinta minutos.

No habían pas do ni cinco minutos cuando me pareció oler a quemado.


La temperatura del h rno había cambiado de 175 grados ¡a la posición de GRATINADOR! Le dije a la Señ rita Penélope que no subiera el h rno. Pero el a quería que las gal etas se hicieran rápido ¡p rque tien mucha HAMBRE, de verdad!


YO

Entonces… ¿se


*¡Ñam!* *¡Ñam!*


Abrí las ventan s par que saliera tod el humo y esperé que no ap recieran los bomberos. ¡Cielos! ¡Me muero si sale mi car en la p rtad del periódico local!

Lunes 16 dic.

¡Desastre en la cocina!

Una tradición chamuscad ¡Este año, sin gal etas!

Adolescente frac sa P r M.E. Nuda Vergüenza


Ah ra tengo que l am r a mamá y comunicarle que tien que pas r p r el súper cuando vuelva del centro comercial.

P rque este año, gracias a Brian a y a la Señ rita Penélope, tod s nuestros amigos y familiares lo que podrían recibir son gal etas h rnead s p r los duendes de Santa Claus en el agujero de su árbol de Navidad. ¡Eso es lo único que digo!

Casi no me creo que mañan vay mos a empezar a patinar sobre hielo en clase de educación física. Pronto estaré deslizándome p r el hielo y dando saltos de doble

axel , com los profesionales.

He decidido irme pronto a la cam hoy par estar centrad y bien descansad .

Va a resultarme raro estar cerca de Brandon ah ra


LUNES, 16 DE DICIEMBRE

Ah ra mismo me siento tan frustrad que podría…

¡¡GRITAR!! ¡¡Δ!!

Hoy era mi primer día de patinaje en la pista del instituto durante la clase de educación física ¡y ha sido un completo DESASTRE!

Solamente manten rse de pie sobre el hielo ha sido com diez vec s más difícil de lo que pensab que iba a ser.

¿POR QUÉ, POR QUÉ, POR QUÉ acepté hacer esta estúpida actuación sobre hielo?

Debía de padec r LOCURA transit ria.

Encima, MacKenzie estab ECHANDO HUMO p rque


¡EY, NIKKI! TE TIEMBLAN LAS PIERNAS SOBRE EL HIELO, ¿TE TRAIGO UNAS MULETAS?


Toda la clase lo oyó. Me pareció oír las risitas tontas de tod s a mis espaldas.

¡HORROR! ¡Me sentí más que HUMILLADA!

SE SUPONÍA que estábamos haciendo unas prácticas rutinarias par la Fiesta sobre Hielo durante la clase de educación física.

Pero ¡NOOO! No practiqué en absoluto. ¡¡¿POR QUÉ?!!

¡PORQUE SOY TAN TORPE PATINANDO SOBRE HIELO QUE NI SIQUIERA HE


La ÚNICA cosa que realmente pude hacer bien fue un movimiento que requería unas piernas superflojas. ¡MIRA! ¡¿Está haciendo el baile

?!

de las

YO

PIERNAS ENROSCADAS?!


Bueno, ¡siento no estar de acuerdo con esas pijas de las GPS! Pero cualquier cosa que se pareciera a un baile fue puramente accidental.

Chloe y Zoey me dijeron que tuviera paciencia, p rque podría costarme dos o tres seman s hasta que consiguiera patinar alred d r de la pista yo sola.

Pero nuestra actuación será sol en ¡¡DOS SEMANAS!!

Chicas, ¡¡echad cuentas!!

Zoey me sugirió que ley ra su libro para tontos

.

Y Chloe se ofreció a prestarme su novela de hielo

Patinaje artístico

.

Personalmente, no creo que los libros me sirvan de mucho.

La princesa



Desgraciad mente, tendremos que hacer prácticas de


No quiero ser negativa, pero tod este asunto del patinaje sobre hielo está convirtiéndose en una ¡PESADILLA total!

¡AAAAAAHHHHHHH! Esa era yo, gritando p r la frustración. ¡OTRA VEZ!

Nec sito estar tranquila y concentrad .

No podría sop rtar equivocarme. P rque, si lo hago, Brandon tendrá que irse, y ya ha tenido suficientes traumas.

¡OH! ¿DÓNDE me he metido?

¡¡Δ!!


MARTES, 17 DE DICIEMBRE

Estoy en mi habitación a punto de sufrir un COLAPSO TOTAL.

Realmente ODIO dejar las cosas par el último momento.

Tengo que entregar mi trab jo sobre Moby Dick en menos de cat rce h ras y ni siquiera lo he empezado.

Cuando digo “lo” no me refiero al TRABAJO.

Todavía tengo que empezar a LEER es estúpido LIBRO. ¡¡Δ!!

Mi principal tem r es que el libro empe re mi grave problema de salud. Verás, soy superALÉRGICA al... ¡ABURRIMIENTO!


En realidad, podría...

¡MORIR!

MI MUERTE, DOLOROSA Y SIN SENTIDO, A CAUSA DEL ABURRIMIENTO PROVOCADO POR LA LECTURA DE MOBY DICK


P r suerte, estaré MUERTA a causa de mi reacción alérgica. ¡¡∞!!

La verdad es que no tenía ni idea de cómo iba a le r un libro de 672 páginas Y escribir un trab jo. Pero estab DISPUESTA a hacerlo.

Así que cogí mi

Moby Dick

y empezé a le r tan rápido

com mis ojos me lo permitieron.

La buena noticia es que, si conseguía le r seis páginas p r minuto, habría terminado el libro en menos de dos h ras. ¡¡∞!!

Me s rprendió no quedarme d rmida ni ten r ninguna complicación médica a causa de mi alergia al aburrimiento.

Después de un rato que me pareció una et rnidad, mi


ley ndo durante siet minutos. Y me había abierto camino a través de tres páginas.

Después de un cálculo rápido, hice un descubrimiento aterrad r.

Al ritmo al que estab trab jando, iba a tardar TODA LA VIDA en le r el libro. Y eso si NO par ba par descansar, comer, beb r agua, d rmir o ir al

baño.

NO estab nad contenta con la idea.

Entonces tuve la imperiosa nec sidad de arrancar las páginas del libro, una a una, y arrojarlas al RETRETE mientras saltab a la pat coja.

¡NO ME PREGUNTES! Estab mentalmente agotad .

¿Era tan terrible le r Moby Dick?


5 COSAS QUE PREFERIRÍA HACER EN LUGAR DE LEER

M OBY D

ICK

1. Vaciarme un ojo con una espátula sucia.

2. Limpiar tod s los retret s de cas con un cepil o de dientes.

3. Cepil arme los dientes con el cepil o tras limpiar los retret s de cas .

4. Visitar a mi vecina, la señ ra Wal ab nger, par que me ponga al día sobre su operación de juanet . 5. Pas r el rato con Brian a.


¿PASAR EL RATO CON BRIANNA? No puedo cre r que hay escrito esas pal bras.

Especialmente después de que me asquear tanto en la cena de anoche. ¿CÓMO?

Abriendo la boca par enseñarme su brócoli con atún a medio masticar. Mientras expulsab zumo de frutas p r la nariz.

¡OH! ¡Fue tan ASQUEROSO que no pude terminar mi comida!

Me dan arcad s sol de pensarlo.

Al final ya no pude más. Cerré Moby Dick de un manotazo y lo lancé al otro lado de la habitación,


“¡Hola, Brian a! ¿Qué haces?”

Estab tirad en el suelo jugando con sus muñecas.

“La Bruja Malvad ha lanzado a la Princesa Ciruela al océano, y el Bebé Unic rnio está intentando rescat rla. Pero no sabe nad r, así que lo ayuda el Bebé Delfín Mágico”, me contó Brian a.

“Suena divertido”, dije yo.

“¿Quier s jugar?”, me preguntó Brian a emocionad .

“¡Claro!”, contesté. Y me senté a su lado en el suelo.

Veamos, ¿qué es más imp rtante?

¿Pas r tiempo de calidad junto a mi mar vil osa hermanita...?


BRIANNA Y YO JUGANDO CON MUÑECAS


Mi Barco de Ensueño y rescat remos a la Princesa Ciruela”.

Puse al Bebé Unic rnio en el barco e hice mi mej r imitación de Alvin, de Alvin y las ardillas. “Vamos al á. ¡Gracias p r ayudarme, Bebé Delfín Mágico! ¿Cómo podré agradecértelo?”

“Pued s venir a mi fiesta de cumpleaños y traer montones de dulces. Voy a hacer una fiesta con pizza en Queasy Che sy. Y habrá pastel de choc late”, dijo Brian a muy contenta.

“¡Oo oh! ¡Cielos! ¡Me ENCANTA Queasy Che sy! Y el pastel de choc late”, dije dijo el Bebé Unic rnio.

“Ten cuidado con los tiburones”, me advirtió el Bebé Delfín Mágico. “¡Tien n unos dientes muy afilados!”


“¡Yo no! ¡Llam al teléfon de em rgencias! Los tiburones tien n los dientes muy afilados. ¡Y yo soy alérgico a los dientes afilados!”, gritó histérico el Bebé Unic rnio.

Brian a se puso nerviosa. “¡Nikki! ¡Tien que ser com en la PELÍCULA de la Princesa Ciruela! Pero ¡más DIVERTIDO!”

Entonces se encendió una bombil a en mi cer bro. ¿BARCO? ¿PESCADO? ¿DIENTES AFILADOS? ¿PELÍCULA?

“¡Brian a! ¡Tengo una idea! ¡Vamos a rodar una película de verdad! Ve l enando de agua la bañera y yo iré p r la cámar de vídeo de papá. ¡Va a ser la bomba!”

Brian a chil ab de emoción. “¡SÍ! ¡Voy a ponerme mi


Decía así: “Hay que centrarse en dos temas: el significado metafórico de la bal ena, Moby Dick, y las trampas del destino. El trab jo pued pres ntarse p r escrito o en cualquier otro f rmato. ¡SED ORIGINALES!”.

¡Eso sí que eran BUENAS noticias! Entonces ojeé rápidamente las últimas páginas del libro de Moby Dick que estab tirado en mi cuarto.

El capitán Ahab me dio un poc de lástima. Estab tan obsesionado con su venganza que al final se hundió con la bal ena cuando estab a punto de mat rla. ¡Literalmente!

Cogí algunos objetos par el dec rado. Luego me dispuse a hacer el

casting

y a repartir los papel s.

P r supuesto, Brian a quería ser la PROTAGONISTA de la película. Y com ninguno de los act res juveniles de Disney Chan el estab disponible, tuve que ced r y acepté.


REPARTO DE ACTORES PARA LA PELÍCULA DE MOBY DICK

ISMAEL, narrad r y miembro de la tripulación del Pequod, el barco bal en ro. (interpretado p r el muñeco Ken)

CAPITÁN AHAB, el loc capitán del Pequod. Completamente obsesionado con mat r a Moby Dick después de que la bal ena le


EL PEQUOD, un desaf rtunado barco bal en ro que navega p r el océano Atlántico

(interpretado p r Mi Barco de Ensueño)

MOBY DICK, la bal ena blanca asesina

(interpretado p r Brian a Maxwel )


¡VAMOS ALLÁ! ¡LUCES, CÁMARA, ACCIÓN!


Terminamos al cabo de una h ra. Creo que mi película quedó muy bien. Especialmente si se tien en cuenta que trab jé con act res aficionados y sin un céntimo de presupuesto. Y que rodamos en un dec rado.

Sol espero sac r una nota dec nte.

Pero lo más imp rtante es que he aprendido la lección sobre los peligros de dejar las cosas p r hacer…

¡NUNCA, NUNCA esper s al último momento par hacer los trab jos del cole!

¡A NO SER, claro, que tu herman pequeña pueda interpretar a una buena bal ena asesina! ¡GGRRRR!

Estoy pensando en pres ntar mi vídeo a uno de esos prestigios s festivales de cine de Hol ywo d.


MIÉRCOLES, 18 DE DICIEMBRE

¡GLUPS! ¡¡Δ!!

¡Nunca me había sentido tan HUMILLADA!

Hoy, en la clase de educación física, la profe nos ha dicho que dedicaríamos la h ra entera a contemplar la actuación de un grupo muy especial de patinad ras.

Dijo que eran muy buenas y que habían trab jado duro, p r lo que mer cían nuestro respeto y admiración.

Luego nos contó que el a puntuaría cad actuación mientras nos tros las contemplábamos.

Yo estab tan feliz y aliviad p r esa noticia que me marqué una “danza de la felicidad” de Sno py dentro de mi cabeza.


Quizás incluso podría aprender un par de cosas de el as.

Entonces las cosas se TORCIERON.

Nuestra profes ra nos pidió a MacKenzie, Chloe, Zoey y a mí que nos pusiéramos de pie.

Entonces anunció que cad una de nos tras realizaría el ejercicio que estábamos prepar ndo par la Fiesta sobre Hielo de f rma individual.

P r supuesto, MacKenzie, Chloe y Zoey rebosab n de alegría p r poder mostrar sus habilidades sobre el hielo.

¿Y YO? Casi me hago PIS encima. Cad célula de mi cuerpo quería alejarse de al í CHILLANDO. Pero, en lugar de eso, simplem nte me encogí de hombros y dije “um... de acuerdo”.

Aunque MacKenzie todavía no había decidido a quién iba a donar los ingresos, su ejercicio rozó la perfección.



Cuando terminó, toda la clase se puso en pie par ovacionarla. ¡Y nuestra profes ra de gimnasia le adjudicó una fantástica puntuación de 9,5! Yo estab verde de envidia.

,



Terminé el ejercicio dando un tropezón y resbal ndo en el hielo par caer sobre mi barriga com si fuera un disco de hockey humano.

Y justo cuando pensab que el ejercicio de patinaje no podía ir pe r, choqué contra una p rtería de hockey y me cayó encima, atrapándome dentro…


P r supuesto, tod s los alumnos se levantaron, gritaron “¡GOOOOOL!” y chocaron las manos.

Creo que toda la clase estab riéndose de mí. ¡Tenía muchas, muchísimas gan s de l rar! No sé qué me dolía más, la barriga o el ego.

Entonces, par empe rarlo tod aún más, vi mi nota…

,


¡No podía cre r que la profes ra de educación física me hubiera puesto un MENOS CUATRO!

No soy árbitro profesional ni nad de eso. Pero ¡cualquier IDIOTA sabe que no hay números NEGATIVOS en patinaje artístico!

¡Estab TAN enfad da! De hecho, le eché una bronca a la profes ra delante de toda la clase.

“¡Oye, socia! ¡Me gustaría ver CÓMO paseas tu VIEJO CULO p r el hielo y no te ROMPES LA CADERA o algo!”

Pero esto sol lo dije en el interi r de mi cabeza, de manera que nadie lo oyó excepto yo.

Chloe y Zoey vinieron c rriendo a ayudarme y me preguntaron si estab bien.


Estoy segura de que a Chloe y a Zoey les saldrán bien los ejercicios.

¡Así la clase les dedicará una ovación de pie y la profes ra les dará una nota superalta, com a MacKenzie!

Esto es p rque las tres son patinad ras realmente buenas.

¡No com yo!

Pero no estoy celosa de el as ni nad .

Quiero decir, ¡eso sería SUPERINFANTIL!

¡LO SIENTO! Pero ¡no puedo seguir con esto!

¡¡LO DEJO!!


JUEVES, 19 DE DICIEMBRE

Me sentía realmente h rrible p r ab ndonar cuando había tanto en juego par Brandon y su familia.

Pero sol faltab n once días par el espectáculo. Era imposible que mej rar lo suficiente par NO hacer un RIDÍCULO total.

La direct ra del espectáculo es la patinad ra artística Vict ria Ste l, una famosa medal ista de ro en los Juegos Olímpicos.

Chloe me dijo que es super stricta. Grita a los patinad res cuando caen, aunque se trate de un espectáculo benéfico. ¡Y el año pas do l egó a expulsar a una patinad ra p rque dijo que era boch rnosa!

Si me quedab en el equipo p r los Amigos Peludos


Ayer MacKenzie TODAVÍA nec sitab una causa benéfica. Así que lo maduro y responsable sería SUPLICARLE que ocupar mi lugar y patinar par los Animales Peludos.

Realmente, no tenía opción.

Era la ÚNICA manera que tenía de ayudar a Brandon.

¡Y SÍ! ¡Me sentía FATAL!

¡Sobre tod tenía miedo de que él pensar que soy una NIÑATA inmadura, indisciplinad , egoísta, sin talento ni gracia!

Había planeado explicárselo tod mañan y después ir con las noticias a Chloe y Zoey.

Pero Brandon se ha pres ntado hoy en la biblioteca



“¡Oye, Nikki!”

“¡Oh, Dios mío! ¡Hola! ¡No me había dado cuenta de que estab s aquí!”

“¿Qué tal va el patinaje?”

“Uy, de hecho quería hablarte de eso. Deb ría decirte algo. Y esperab que tú se lo dijeras a Bet y.”

“¿En serio?”, ha dicho Brandon con una sonrisa. “Es divertido, p rque justamente tengo que decirte algo de parte de el a.”

“¿Sí? Vay , tú primero”, he dicho.

“No tengo ninguna prisa. Primero tú.”

“¡No! ¡TÚ!”


Entonces nos hemos reído.

“Me rindo, Maxwel . ¡Tú gan s! Empezaré yo…” Brandon ha soltado una risita ahogad .

Entonces se ha ag chado y ha cogido una bolsa del suelo.

“Bet y me ha pedido que te dé esto. Dice que no podría manten r el refugio abierto sin tu ayuda, y esto es una pequeña muestra de su gratitud.”

Brandon se ha ap rtado el flequil o de los ojos y me ha dedicado una gran sonrisa.

Yo mirab la bolsa y luego a Brandon y luego la bolsa y luego a Brandon otra vez.

“¿Y bien?”, ha dicho Brandon, sosteniendo la bolsa


?!

Aunque p r fuera estab sonriendo, p r dentro estab hecha un lío trem ndo.


Dentro de la bolsa había una pequeña caja envuelta en papel de regalo. El papel tenía fot s de cach rros monísimos con lazos rojos. Com nuestras fot s de la Gran Escap da de Cach rros.

Pero entonces lo he mirado de cerca. ¡Eran nuestras FOTOS! Brandon las había impreso sobre papel de regalo.

“¡OOOOOOOH! ¡Qué mon !”, he dicho. He rasgado el papel de regalo y dentro había un DVD de la película de Disney

La dama y el vagabundo

.

“¡Oh, Dios mío, Brandon! ¡Cuando era pequeña era mi película fav rita! ¡Es PERFECTA!"

“¡Estab des ando que te gustar !” Brandon ha sonreído.

“¡Y me gusta! ¡Y a Brian a seguro que también le encanta!”

Brandon se ha cruzado de brazos, se ha inclinado sobre el mostrad r y me ha mirado fijamente.


¡GENIAL! ¡¡Δ!! ¡Justo entonces me he sentido idiota total!

“Bueno, yo o … esto… u m…”, he tartamudeado.

¿QUIÉN hubiera dejado en la estac da a una pobre señ ra que debía salir adelante con un nieto huérfano, un marido enfermo y dieciocho animales sin techo DESPUÉS de un regalo tan mar vil os ?

¡Sol lo haría una SERPIENTE sin c razón!

“De hecho, es algo sobre MacKenzie.”

He dudado, mirando nerviosamente al suelo.

“Es muy buena patinad ra, y estab pensando que…”

“Escucha, Nikki. ¡No te preocupes p r MacKenzie! Ha


Me he quedado estupefacta al oír que MacKenzie había encontrado finalmente una asociación.

“¿Una escuela de moda? ¡Estás de broma!”, he exclam do. “Espera, no me digas que…”

Me he puesto una mano en la cadera y he intentado imitar a MacKenzie lo mej r posible.

“¡Cari, mi superobra de caridad es del Instituto Westchester de Moda y Cosmética, que, p r cierto, es propiedad de mi tía Claris a!”

“Sí, de hecho, creo que es EXACTAMENTE lo que ha dicho. Es propiedad de su tía… ¿Claris a?” Brandon parecía divertido.

“¡Sí! Me juego algo a que MacKenzie ha convencido a su tía par empezar una nueva obra de caridad par


MACKENZIE EMBELLECIENDO LA CIUDAD

¡GENTE! ¡ESTOY AQUÍ PARA SALVAROS DE VOSOTROS MISMOS!


Gracias a su tía Claris a, MacKenzie salía completamente de escena. Lo que significab que mi trasero magul ado y YO volvíamos a entrar.

Nec sitab pas r al plan B. Sol que no tenía ninguno.

Brandon se ha cruzado de brazos. “Bueno, entonces, ¿qué le digo a Bet y?”, ha preguntado de nuevo.

“Pues dile que ME ENCANTA el DVD, Brandon. ¡Y gracias!”

“¡Gracias a ti!”, ha dicho Brandon dulcem nte y me ha mirado directo a los ojos.

¡Oh, Dios mío! Imagínate un Síndrome de la Montaña Rusa gigante.

He sentido las rodil as flojas y tembl rosas, y ni siquiera estab patinando sobre hielo.


Me ha dedicado otra de sus sonrisas y yo he intentado no desmay rme. Con mucho esfuerzo.

Cuando Brandon ha salido, me he derrumbado sobre la sil a.

¡Esto estab MAL!

¡Muy, muy MAL!

Pero cuando he tocado otra vez mi nuevo DVD de La dama y el vagabundo

he empezado a sentirme

mej r.

Probablem nte p rque en la carátula está mi escena fav rita. Ya sabes cuál es.

¡El famos BESO ESPAGUETI!

Aquí es cuando he empezado a preguntarme si a Brandon le gustan los espaguetis.


¡MUY CERCA!

¡MÁS CERCA!


¡Y MÁS CERCA! HASTA…

BESO


¡¡UEEEEY!! ¡¡∞!!

¡Oye! Podría

ser, ¿no? M m… Me pregunto cuánto deb n de costar las clases de un profes r privado de patinaje artístico… ¡NIKKI, ABRE LOS OJOS ANTES DE ¡PARA!

COMERTE LA PARED! ¡OH, DIOS MÍO!

ENTRENADOR


VIERNES, 20 DE DICIEMBRE

¡Hoy ha sido el último día de cole! ¡O sea, que estoy oficialmente de vac ciones! ¡YUJUUUUU! :-)

¡Las de Navidad son mis vac ciones fav ritas del mundo mundial! ¿POR QUÉ?

P rque te hacen un montón de regalos Y tien s unas vac ciones del colegio superlargas. Es com ten r el cumpleaños y unas minivac ciones de verano a la vez.

¿Pued haber algo MEJOR?

Lo único malo es que, cuando l egas al bachil erato, la may ría de los padres se cuelgan con los regalos.

Cad año me regal n las mismas ch rrad s: pijam s, calcetines, turrones y un cepil o de dientes eléctrico



MAMÁ



Estoy segura de que le ha resultado más divertido le r mi lista de des os que esos ejemplares polv rientos y atras dos del

Reader’s Digest

que papá guarda en el

baño.

En fin, que cuando mamá ha dicho que no tenía UNO sino DOS regalos de Navidad anticipados par que Brian a y yo los abriéramos, me ha s rprendido.

Si hubiera sabido que mi estrategia de marketing bril ante y descar da iba a funcionar tan bien, la habría utilizado hace años.

El may r de los regalos era TAN grande que me he imaginado que seguramente era mi nuevo p rtátil, un móvil, frascos de pintura Y dinero.

“Espero que sea un pastel de choc late”, ha gritado Brian a superalterad . “Tendré un pastel de choc late


?!


vestidos asquerosamente cursis de la Princesa Ciruela A CONJUNTO.

En es momento mamá se ha puesto sentimental y l rosa.

“¡Niñas, lo mej r será mañan , cuando os pongáis estos vestidos tan bonitos par un acontecimiento MUY especial!”

No podía cre rlo: “¡Mamá! ¡¡¿¿Estás PI-RA-DA??!!”.

Pero sol lo dije en el interi r de mi cabeza, así que nadie más pudo oírme.

Esperab que el acontecimiento en cuestión fuera en un verted ro, un gar je ab ndonado o una planta de trat miento de residuos. ¡Cualquier lugar en el que fuera a haber un número limitado de f rmas de vida que pudieran verme con es vestido tan FEO!


“¡¡SORPRESA!! ¡Par nuestra H ra En Familia, vamos a ir a ver

El Cascanueces

!”, exclamó mamá.

¡Me frustró TANTO que hubiera querido gritar!

“¡ AAAAAHHHHH!"

CASCANUECES CASCANUECES


¡¿POR QUÉ mi mamá me regal un vestido FEO y una entrad par un bal et ABURRIDÍSIMO, cuando l evo siglos SUPLICÁNDOLE que me compre un MÓVIL NUEVO?!

¿Es que ni siquiera se ha MOLESTADO en LEER las veintisiet copias de mi lista de des os que he dejado diseminad s discretamente p r toda la cas ?

Si tengo que trag rme una obra de teatro, al menos pido que tenga unas canciones brutales, bailarines que te muer s, ef ctos especiales, sol s de guitarra macr rruidos s y cantantes que se tiran sobre el público.

Esto NO me apet ce NADA.

Si lo que mamá quería era TORTURARME, que me hubiera dejado en cas haciéndole de CANGURO a BRIANNA o que hubiera puesto la música disco HORTERA de papá hasta que me SANGRARAN LAS


SÁBADO, 21 DE DICIEMBRE

Acabo de mirarme en el espejo de mi habitación y no puedo cre rlo.

¿Cómo he ac bado así?

ODIO es h rr ros vestido todavía MÁS que ayer.

Había decidido que ya era el momento de emprender acciones legales. ¡Iba a denunciar a mis padres p r ser CRUELES con sus hijas!

“¡Niñas!”, ha gritado mamá toda contenta.

“¡Me muero de gan s de ver lo guap s que estáis con vuestros nuevos vestidos!”

Me he ajustado el lazo del pelo, tan grande com una


YO, DE SINIESTRA MUÑECA VICTORIANA DE PORCELANA

Par colmo de males, los zap tos del disfraz estab n destrozándome los pies. Me m ría p r ponerme mis dep rtivas viejas.

Ya me parecía suficientem nte dol ros ten r que trag rme dos h ras de una BOSTEZOPARTY.


Brian a, mamá y yo l evábamos vestidos rojos y lazos a juego, y papá se puso un traje negro con una camisa roja y una en rme y vistosa c rbat roja con top s blancos.

Nos vi de reojo a los cuatro en el espejo del comed r y p r poc me desmayo.

Parecíamos una familia de... eh... PAYASOS DE CIRCO... vestidos par un... ¡FUNERAL DE PAYASOS... o algo así!

Sol nos faltab n...

1-Unas pelotitas de goma par papá.

2-Una de esas fl res de broma que escupen agua par mamá.



P r alguna razón, el vestido de Brian a le quedab un poc raro.

Quizás fuera p rque lo l evab del revés. ¡PUF!

“Brian a”, se ha quejado mamá. “Ya sabía yo que no podías vestirte tú solita. Ven aquí.” Se ha arrodil ado junto a Brian a y le ha ajustado el vestido.

“¡No! ¡Sé vestirme sola!”, ha protestado Brian a. “¡Soy una niña may r! Se acerca mi cumpleaños y van a regal rme una tarta de choc late de la Princesa Ciruela.”

Mamá ha pas do de el a. “Venga”, le ha soltado, “ya estás tan guap com el Had de Azúcar. Esta noche la verás en el bal et”.

“¡Hal !” A Brian a se le han iluminado los ojos. “¿Es la HERMANA de la Princesa Ciruela?” Papá y mamá se han


“Nikki, ¿me cuentas la hist ria de la herman de la Princesa Ciruela? ¡P r fav r!”, me ha suplicado Brian a.

He puesto los ojos en blanco. Es una hist ria complicad . Y Brian a tien la cap cidad de concentración de un pastel de pat tas.

?! PASTEL DE PATATAS BRIANNA

“Bueno, a su amiga Clar le regal n un juguet cutre, su hermano lo rompe, entonces cobra vida, en la cas se produce una invasión de rat s que bailan y visitan un país l eno de car melos y dulces. Y entonces va el malvado Rey


malvado, y las rat s bailarinas. “¿Cre s que tendrán pastel de choc late?”

“Tien n tod s los pastel s que puedas imaginarte”, añadió mamá soñad ramente. “Las fl res, los árboles y los castil os están hechos tod s de car melo. Suena mar vil os , ¿verdad?”

Nos hemos apretujado en el coche y al cabo de unos treinta minutos hemos l egado a un teatro en rme, muy pijo.

Tod el mundo se había arreglado mucho, lucían trajes y vestidos el gantes.

Mamá se lo había montado par que tuviéramos asientos muy cerca del escenario. Pero adivina a quién le ha tocado sentarse al lado de Brian a. ¡¡Sí, claro, a MÍ!!


Vamos, ¿QUIÉN se han creído que soy? ¡¿Mary Pop ins?! ¡¿La Supernan y?!

Mientras esperábamos, Brian a ha empezado a dar pat das al asiento de delante. También cantab una canción superplasta que ac bab de inventarse:

“Car melos, gal etas y dulces. Cuidado, señ r Ratón, si me toca el pastel de choc late, yo le daré con un bastón.”

Un hombre que l evab un esmoquin se ha dado la vuelta y nos ha echado A LAS DOS una mirad m rtífera.

¡Vay estupidez, p rque no era yo la que cantab y le dab pat das a su asiento!

“Brian a”, le he susurrado, “deja de darle pat das a la


BRIANNA HABLANDO CON EL SR. CALVO Y PEGÁNDOLE PATADAS A LA BUTACA


“¡Brian a! ¡Cál ate!”, le he soltado.

Mamá y papá han vuelto p r fin a sus butac s y se han ap gado las luces del teatro.

Pero a estas alturas Brian a ya estab m rtalmente aburrida.

Cuando ha comenzado a tocar la rquesta, parec haber decidido que era la música perfecta par su cancioncil a, p rque ha comenzado a cantar a voz en grito:

“Car melos, gal etas y dulces. Cuidado, señ r Ratón..."

“¡Chist!” Al menos una docena de personas la han hecho cal ar y le han puesto mal car .

Me he hundido en el asiento y he hecho ver que


Cosa que no tenía ningún sentido. Yo no era la que cantab sobre un RATÓN, muy alto y desafinando.

Durante tod el primer acto Brian a ha estado ret rciéndose en su asiento y dándole pat das al asiento de delante.

Pero al menos se ha cal ado.

P r suerte.

Hasta que han ap recido el malvado Rey Ratón y sus secuaces.

Entonces Brian a se ha levantado sobre el asiento, ha señal do el escenario y se ha puesto a gritar:

“¡WAAAAALA! ¡Las rat s bailarinas son ENORMES! ¿Y


BRIANNA CANTÁNDOLES A LAS RATAS


Tod el mundo se ha vuelto y nos ha puesto mal car .

¡Cielos! ¡QUÉ vergüenza!

¡He querido MORIRME!

NO me ha hecho ninguna gracia que Brian a ventilar todas mis cosas así.

Eh, que no con zco a esa gente.

Son, esto, ¡completos... DESCONOCIDOS!

En fin, que me parec que Brian a le ha fastidiado la concentración al Rey de los Ratones, p rque se ha equivocado en algunos pasos.

“Eh, ¿dónde está la herman de la Princesa Ciruela?”, es lo siguiente que ha soltado Brian a.


“Ya lo intento. Pero ¡NO me hace caso!”, le he soltado un poc alto.

Vay . Me he olvidado de poner la voz “interi r”.

“¡¡CHIIIST!!” Al menos una docena de personas me han mandado cal ar.

P r fin ha bajado el telón y se han encendido las luces par el entreacto.

¡OH, Dios! Me ha parecido que tod el público nos mirab con car de odio.

“P r esto no hay que l evar a los niños al teatro”, le ha susurrado muy alto el calvo del esmoquin a su mujer, y después ha soltado unas cuantas pal bras no demasiado educad s.


Y eso ha sido el colmo par el del esmoquin.

Se ha puesto com un tomate, se ha levantado, ha salido a buscar a un acom dad r y le ha exigido que los cambiar de asiento a él y a su mujer.

Me hubiera gustado ag rrarlo de las solap s, arrodil arme y suplicarle des sperad mente: “P r fav r, cab l ero, l évem con usted, ¡p r fav r!”.

“¡Vuelvo enseguida!”, les he dicho a mis padres. “Voy a buscar agua. O a alguien que me l ev a cas , con un poc de suerte.”

“¡Espérame, Nikki! ¡Yo también quiero iiiiiiiir!”, ha l riqueado Brian a.

“¡Vuelvo enseguida, Brian a!”


¡¡MALDICIÓN!!

Hubiera querido discutir con mamá. Pero sabía que si a Brian a se le escap ba el pipí mientras discutíamos, mamá me echaría la culpa.

Y estab segura de que en el tender te de recuerdos NO venden Dod tis de su tal a.

“¡Venga, Brian a!”, le he gruñido.

“¡Gracias, cariño!”, me ha sonreído mamá. “Te lo agradezco.”

Una vez en el baño, he intentado ten r paciencia con Brian a.

“Venga, date prisa, ¿vale? La función está a punto de comenzar otra vez, y quer mos l egar a nuestros


¡HALA, MIRA ESTE PAPEL DE VÁTER!


“¡Oh, qué chulo! Puedo hacer ver que me he rot el brazo y vendármelo”, ha chil ado toda feliz.

“¡Genial!”, he suspirado yo.

¡Íbamos a tardar AÑOS!

He esperado tres larguísimos minutos.

“Brian a, ¿has ac bado?”

“Casi. Ah ra estoy envolviéndome el cráneo rot .”

“¡¿Tu cráneo QUÉ?! Brian a, ¡VÁMONOS! ¡YA!”

“Pero ¡si TODAVÍA no he ido al BAÑO!”

“¡Perfecto! Te espero en el banco que hay al lado de la puerta. Cuando ac bes, lávate las manos y sal


mamá VUELVE a pedirme que l ev a Brian a al baño, ¡HE DE SALIR CORRIENDO!

No l evaría en el banco más de un minuto cuando me he dado cuenta de que había una larga cola de personas que querían comprar una de las magdalenas pijas que exhibían en un bonito exposit r al otro lado del vestíbulo.

Pued que el parloteo incesante de Brian a sobre el pastel de choc late me hay afectado el subconsciente o algo.

P rque casi he podido oír cómo las magdalenas con doble car melo me l am ban p r mi nombre.

Pronto no quedab n más que un par de personas en la cola, y a Brian a no se la veía p r ningún lado.



Eran carísimas, 6

$

cad una.

Pero eran las magdalenas más grandes, tiernas, apetitosas y choc latead s que he visto en mi vida.

El tipo que las vendía me la ha puesto en una caja blanca muy el gante, y lo he guardado con cuidado.

Claro, com soy la herman may r y responsable, no he ap rtado los ojos de la puerta del baño más que unos segundos (o minutos).

He empezado a preocuparme cuando las luces del teatro han comenzado a parpadear, lo que quería decir que se ac bab el entreacto.

Y yo SEGUÍA esperando a que Brian a saliera del baño.


He ido c rriendo.

“¡Aquí estás, Brian a! ¡Llevas MEDIA VIDA en

el baño! ¡Ten mos que volver ya a nuestro sitio! ¡Venga!”

La he cogido de la mano y la he arrastrado p r el vestíbulo.

Entonces ha levantado la mirad y me ha puesto car de estar HORRORIZADA.

Mi cer bro aún estab intentando procesar cuándo le habían salido rizos pelirrojos, pecas y gaf s a Brian a.

Pero a mi boca le ha salido antes la respuesta y de rep nte ha soltado...

“¡EH! ¡Si NO er s Brian a!”


YO, CON UNA NIÑA QUE AL PARECER NO ES BRIANNA

NO ES LA BRIANNA DE VERDAD


Entonces he salido c rriendo hacia el baño a ver si encontrab a mi herman pequeña.

“¡Brian a! ¿Estás ahí? ¡Brian a!”, iba gritando mientras mirab en tod s los cubículos. Pero no ap recía.

Ha empezado a dolerme la cabeza y se me han puesto las manos sud rosas. He vuelto c rriendo a la rec pción y he mirado p r tod el vestíbulo. Ni rastro de Brian a.

Entonces me ha entrado el pánico. ¡Oh, Dios mío! ¿Y si ha desap recido PARA SIEMPRE? Ese pensamiento terr rífico me ha abrumado.

No sería cap z de imaginarme la vida sin mi herman pequeña, aunque sea un huracán de nivel 5 con coletas.

Estab tan alterad que incluso he echado de menos a


EL CAMBIO DE IMAGEN GLAMUROSO DE LA SEÑORITA PENÉLOPE

Pero ah ra me tocab volver al teatro y decirles a mamá y papá que había perdido a Brian a. Esperab y REZABA par que Brian a hubiera entrado solita en el audit rio.

Ojalá estuviera ya en su asiento, san y salva, t rturando a la gente a su alred d r, dando pat das a sus butac s, cantando su cancioncil a plasta y


“Perdón. Tengo que pas r. ¿Le he pisado? ¡Perdón! Lo siento. ¡Uy!”

Cuando l egué a mi butac , mis ojos ya se habían ad ptado a la oscuridad. Esperab ver a Brian a en cualquier momento.

“¿P r qué habéis tardado tanto?”, me ha susurrado mamá muy alto. “Estábamos comenzando a preocuparnos. Um, Nikki, cariño... ¿DÓNDE ESTÁ BRIANNA?”

He abierto la boca, pero no me salían las pal bras.

“¿No está aquí? ¡Pensab que igual había vuelto a su butac !”

La expresión de mamá cambió de la curiosidad a la al rma.

“¿QUÉ?”, dijo aún más alto.


“¿Has mirado en tod s los baños?”

“¡Sí! Tres vec s.”

“Eh, cariño...” Papá dab golpecitos nerviosamente al brazo de mamá. Tenía los ojos clav dos en el escenario.

“¿Y en el vestíbulo y el tender te de recuerdos?”, prosiguió mamá. “Igual vio unos car melos.”

“¡Mamá, he mirado EN TODAS PARTES!”

“Bueno, que no cunda el pánico. Pued que esté jugando en los ascens res. Salgamos al vestíbulo y...”

“¡CARIÑO, DE VERDAD que tien s que ver esto!”, volvió a interrumpirla papá.

“¿Qué podría ser más imp rtante ah ra mismo que


Clar y el Cascanuec s estab n haciendo su gran entrad triunfal en el País de los Dulces en una extrav gante barcaz .


“¡Brian a!”, le ha gritado mamá.

Pero o bien Brian a no ha oído a mamá o ha pas do de el a.

Brian a parecía estar casi hipnotizad p r los árboles con bastoncitos de car melo, los arbustos de gominola y el gigantesco pastel de magdalenas del escenario.

Pero lo que más miedo dab era su sonrisa maliciosa de reja a reja.

El público se ha dado cuenta enseguida de que Brian a estab en el escenario con su vestido de papel de váter.

La may r parte se ha rascado la cabeza y se ha puesto a hablar en susurros.


Pero cuando se han vuelto y han visto ahí a Brian a, de pie, toda sonriente y saludando con la mano al público, p r poc les da algo...

BRIANNA

?!


Clar le ha susurrado algo frenéticamente al príncipe.

Él se ha inclinado, ha levantado a Brian a y ha intentado sac rla del escenario. Pero Brian a se ha ag rrado a la barca com si su vida dep ndiera de el o. Al final, él se ha rendido y la ha dejado ahí.

Cuando los bailarines han entrado en el escenario, tampoc se han dado cuenta de que estab Brian a.

Algunos l evab n disfraces de gal eta, y otros de car melo. Han entrado cocineros que bailab n con bandejas de pastel s, magdalenas y pastas variad s.

“¡Esto sí que me gusta!”, se ha puesto a gritar Brian a y ha saltado de la barca.

Ha embestido a los bailarines com un t ro enfad do.


“¡BRIANNA!”, le ha gritado mamá. “¡NOOOOOO!” Pero no ha habido manera de alcanzarla antes de que comenzar con su locura p r comer.

En primer lugar, ha ag rrado a un bailarín p r el tobil o y le ha m rdido las botas de choc late. Ha puesto mal car . “¡Puaj! ¡Esto NO es choc late!” El bailarín se la ha quitado de encima.

Luego, Brian a ha salido c rriendo hacia una bailarina de car melo y le ha cogido el tutú. La bailarina ha dejado de danzar y ha comenzado a tirar de él.

Pero Brian a ha arrancado un trozo del tutú y se lo ha embutido en la boca. “¡Puaj!” Lo ha escupido y ha fruncido el ceño. “¡Esto NO es algodón de azúcar!”

Casi tod s los personajes han par do de bailar y han salido com han podido del escenario par evitar que se los comiera vivos.


choc late. Estab totalmente concentrado en ejecutar una serie de

grands

pliés .


“¡C rre, c rre!”, ha comenzado a gritarle excitad mente el público.

¡No podía creérmelo!

Esperab que la gente se fuera, la abuchear o al menos lanzar verduras podridas.

Pero estab n enganchados a sus butac s, y sus ojos al escenario, com si estuvieran viendo la final de la Champions y los dos equipos estuvieran empat dos.

Brian a ha visto el en rme pastel y lo ha mirado con admiración.

Cuando el chef finalmente se ha dado cuenta de la existencia de Brian a, ha dejado de bailar de golpe ¡y ha puesto car de estar a punto de hacérselo en los pantalones!


El cocinero se ha puesto a gritar, ha lanzado el pastel de choc late p r los aires y se ha tirado al fos de la rquesta.

Se ha oído un golpe y luego una nota muy alta y desafinad de la tuba.

Ha sido bastante obvio sobre qué músico ha aterrizado el chef.

Brian a ha ag rrado la tarta con car de triunfo y le ha dado un en rme m rdisco mientras conseguíamos subir al escenario.

“¡Brian a, baja ah ra mismo!”, le ha rdenado mamá.

Brian a ha levantado la cabeza del pastel.

Tenía la car manchad de cobertura de choc late,


?!

Me ha costado entender lo que decía, pero he visto que había poliestireno blanco donde había m rdido la tarta.

“Aquí no hay comida de verdad. Es toda de atrezo”, la he reñido. “¡No puedo cre r lo que ac bas de hacer!”


“¡¡Brian a Lyn Maxwel !!”, le ha gritado mamá y le ha echado la Mirad de la Muerte. “¡Com tenga que subir yo ahí arriba...!”

¡Oh-oh! Mamá se había puesto seria.

“Chí, cheñ ra”, ha balbuceado Brian a, derrotad .

Ha escupido el falso pastel y ha saltado del escenario a los brazos de mamá.

Y entonces ha ocurrido lo más raro del mundo.

Los bailarines, la rquesta Y el público le han dado a mamá una ovación, tod s en pie, p r ac bar el a sola con la catástrofe del Cascanuec s.

¡Y flipa!

Después de que Brian a hay destruido


Me he sentido mucho mej r cuando han anunciado una pausa de diez minutos par que los bailarines pudieran prepar rse par comenzar el segundo acto otra vez.

Luego se han encendido las luces del audit rio.

Cuando nos hemos marchado del teatro, el público seguía riendo y saludando a Brian a, incluso el señ r Calvito.

Costab cre r que a toda esa panda de envar dos les hay encantado ver

El Cascanueces

comedia de cine mudo.

Nos hemos subido al coche y hemos vuelto a cas en silencio.

Sobre tod p rque ninguno de nos tros tenía suficiente en rgía par sermonear a Brian a.

com si fuera una


LEONES

TIGRES


Pero no es hija MÍA. ¡P r suerte!

Aunque habría querido enfad rme con Brian a, en el fondo me he sentido aliviad de que estuviera bien.

Ha sido un gusto volver a cas . Pero mamá y papá, pobres, estab n tan cansados que se han ido directos a la cam .

Y com soy la hija may r y responsable, les he asegurado a mis padres que me encargaría de que Brian a se pusiera el pijam y se fuera a la cam .

Me ha s rprendido que no se hay quejado, com suel hacer. Ha bajado la cabeza, ha arrastrado los pies escaleras arriba y se ha puesto el pijam de Bob Esponja.

Me he sentido mal. La verdad es que ha sido un poc


Entonces me he ac rdado de golpe de MI magdalena, y se me ha comenzado a hacer la boca agua otra vez.

He salido c rriendo a ponerme un gran vaso de leche.

Me estab faltando tiempo par l egar a mi cuarto e hincarle el diente a esa deliciosa magdalena de choc late mientras escribía en el diario.

Al pas r p r delante de la habitación de Brian a, me he dado cuenta de que seguía muy triste. Pes a que tenía la puerta cerrad , se la oía sol ozar y hablar consigo misma.

Me ha dejado helad oírla cantar la canción MÁS triste del mundo:

“Ni car melos, ni gal etas, ni gominolas, las magdalenas eran sol una caja,



Oí su expresión de s rpresa.

“¿Pastel de choc late? Gracias, Princesa Ciruela. ¡Me has concedido mi DESEO!”

“De nad ”, dije par mí y sonreí.

¿Quién habría dicho que la noche ac baría tan bien?

No haría falta colgar la fot de Brian a en tod s los escap rates de la ciudad con la nota de “PERDIDA”.

El público había disfrutado con sus números en aquel a especie de comedia-bal et-Granhermano.

Y mamá y papá estab n tan agotados que ni siquiera me habían reñido p r haber perdido a Brian a.

Y, sobre tod , había descubierto que regal r algo que


¡H rr r! Tod esto suena com el texto de una de esas postales cursis de mamá.

U m… Quizás mi familia no esté tan MAL.

¡¡NO!! ¡¡∞!!


DOMINGO, 22 DE DICIEMBRE

Al salir de la iglesia, nevab muchísimo. A mediodía ya teníamos 20 centímetros de niev en las cal es.

En mi opinión, era el día ideal par acurrucarse frente a la chimen a y tomarse una taz de choc late caliente con gal etitas.

Pero no. Mis padres me OBLIGARON a salir y se arriesgaron a que su pobre hija sufriera una muerte p r congelación, y tod p r una ESTUPIDEZ.

¡Querían hacer un muñeco de niev par Brian a!

Mamá estab emocionad y dijo que era una idea mar vil osa par la H ra en Familia. Pero yo ya sabía que la cosa iba a ac bar FATAL.


Hasta que se le fue de las manos (literalmente), colina ab jo…

?! ¿AÚN OS PARECE TAN DIVERTIDO?

¡UYYYYY!

PAPÁ


Bien, tengo buenas y mal s noticias.

La BUENA es que al final Brian a ha conseguido su muñeco de niev a escal human , tal com papá le había prometido.

La MALA es que PAPÁ era el muñeco de niev .

Tras bajar la colina perseguido p r su bola de niev , cayó de cabeza y quedó semienterrado. Acto seguido, l egó su bola y culminó la obra. CRUNCH.

¡Cielos! Tardamos diez minutos en sac rlo.

Y cuando lo conseguimos, vimos que tenía NUEVAS quemaduras que habían ap recido sobre las ANTIGUAS del día que probó el quitaniev s cochambros .


No creo que vay mos a hacer más muñecos de niev p r ah ra.

Af rtunad mente.

Lo que me deja más tiempo libre par acurrucarme frente a la chimen a y tomarme mi choc late caliente con mis gal etitas y… escribir en mi DIARIO.

¡Casi se me olvida! AÚN tengo que ir a comprar algunos regalos.

He decidido hacerle un regalo de Navidad a Brandon. ¡Es TAN mar vil os !

Tengo que pensar en alguna cosa que le guste.

U

m. Quizás un bon par una cena romántica par

DOS en el restaurante Giovan i.


LUNES, 23 DE DICIEMBRE

Cad año igual. Espero al último momento par comprar mis regalos de Navidad. Entonces, monto a Brian a en la bicicleta y salgo dispar da a la tienda más cercan .

Rita Aim

La tienda del barrio


Com no tengo carnet de conducir, procuro comprar en el primer sitio que me sale al paso par no coger una PULMONÍA.

P r eso, papá y mamá siempre reciben regalos extraños, com cepil os de dientes (mío) y car melos vitaminados (de Brian a).

CARAME Vitamin

o de dientes

Paquet familiar

CARAME Vitamin


Pero este año me apet cía comprarles algo que les gustar de verdad.

Me refiero a alguna otra cosa, además de los cepil os de dientes y los car melos.

¡Me puse tan contenta cuando vi la pila de álbumes de fot grafías de oferta!

Era uno de esos “COMPRA UNO, LLÉVATE CINCO”. Me sentía muy af rtunad p r haber encontrado un ofertón com es .

O quizás la tienda quería deshacerse de el os y tentab así a los comprad res, par no ten r que lanzar tantos productos a final de temp rad .

En cualquier caso, esos álbumes avivaron mi gran creatividad.


Com me ofrecían cuatro álbumes más, decidí que esos serían los regalos de Chloe, Zoey, Brian a y Brandon.

¿A que soy GENIAL?

¡¡∞!!

A Chloe y Zoey les haría un álbum especial sobre nuestra amistad.

Y a Brian a le encantaría un álbum con la p rtad de la Princesa Ciruela.

Entonces l egó el turno de pensar en el de Brandon. ¿Y si al final se traslad ba?

Quería regal rle algo que le rec rdar nuestra amistad y lo bien que lo hemos pas do juntos.

Rec rdarle cosas com el concurso de arte, la fiesta de Hal owe n y el concurso de talentos. ¡E incluso aquel a vez


Quería ayudar a Brandon de verdad con mi actuación en la Fiesta sobre Hielo.

Pero sentía terr r ante la posibilidad de fal ar.

¡Si alguien pudiera patinar en mi lugar!

Respiré profundamente y tragué saliva par intentar deshacer el nudo que notab en la garganta.

Algunas vec s sentía que cargab con tod el peso del mundo.

Cuando me dirigía a la salida de la tienda, vi una car familiar en la sección de cosmética, subsección bril o de labios.

¡Era MACKENZIE!


“¡Car mba, MacKenzie! No sabía que venías aquí a comprar”, le dije con toda mi simpatía.

Me miró y frunció el ceño. “Nikki, ¿qué haces aquí? ¿p r qué no estás pas ndo el rato con las ped rras de tus amigas en algún tugurio?”, saludó.

Había temido que la conversación fuera p r estos derroteros. Era culpa mía. Tendría que haber apelado a su megaego y hal garla de entrad .

“Me encanta tu bril o de labios. Ese col r resalta la bel eza de tus ojos”, le solté.

“Tú quizás deb rías probar es col r meloc tón. Quedaría bien con tus pelil os del bigote.”

NO podía cre r que estuviera diciéndome eso a la car .


Nos miramos. Era una situación MUY VIOLENTA.

COSMÉTICA


Nec sitab su ayuda, así que mentí: “He dicho ‘Pues yo creo que hasta los ton s NEGROS en bril o de labios te quedarían bien a ti’”.

“Oye, ¿qué quier s de mí, Nikki?”

“Bueno, se trat de la Fiesta sobre Hielo. Sé que querías patinar par Animales Peludos. Y ah ra pensab que…”

“Ah, ¿así que piensas? Estoy impresionad .”

Ign ré su comentario.

“MacKenzie, quería pedirte un fav r imp rtante.”

“¿De qué se trat ? ¿De una donación par poder depilarte el bigote?”


“Me s rprende que no me lo hay s pedido antes.”

“Hace una seman que quería pedírtelo. Eres una de las mej res patinad ras de la escuela. Si fal o, será terrible par Brandon. Y será culpa mía.”

MacKenzie sonrió divertida. “SÍ. Tien s toda la razón”, dijo.

“¿Quier s decir que aceptas? ¿Patinarás p r mí?”, pregunté, feliz.

No podía cre r que MacKenzie hubiera aceptado. Era un MILAGRO.

“NO. Quería decir que SÍ que será terrible par Brandon. Y SÍ que será CULPA TUYA. Lo siento, Nikki, pero si estuvieras QUEMÁNDOTE no te ESCUPIRÍA.”


“¿QUIÉN va a estar ahí cuando Brandon nec site un hombro sobre el que l rar si su estúpido refugio cierra? ¡YO! Y lo mej r es que va a ODIARTE p r no conseguir salvarlo. Y eso es justo lo que quiero.”

Y rió com una bruja.

Me quedé al í, PASMADA.

No podía imaginar que un ser vivo pudiera ser tan DIABÓLICO.

Es obvio que MacKenzie ha vuelto a tenderme una trampa. OTRA VEZ. ¡Estoy TAN cansad de sus juegos miserables!

Pero NO voy a volverme LOCA.

Me VENGARÉ.


Seré más m rtífera que Terminat r o com se l ame.

Voy a ser…

LA PATI-NATOR-A

YO


P r cierto, los álbumes que compré han quedado monísimos.

Y las páginas que Brian a ha dec rado par papá y mamá son… esto… inter santes.

Envolví tod s los álbumes y los dejé prepar dos par entregar los de Chloe y Zoey el día de Nochebuena.


Creo que será una s rpresa agrad ble, p rque es un regalo muy especial.


Hoy es Nochebuena.

A mamá le encanta tejer jerséis par que toda la familia los estren en Navidad.

Este año, los jerséis l evan un muñeco de niev h rrendo y un ribet con ad rnos navideños de plástico alred d r del cuel o.

El jersey es azul y tien una manga roja y otra

verde. El en rme muñeco de niev en 3D va en el pecho.

Nuestros nombres van en la espalda. Están tejidos en col r am ril o a un tam ño ideal par miopes.

Libro

He estado pensando en enviar mi jersey al Guinness de los récords

de "El jersey más feo del mundo mundial".

par participar en la sección


VEN, CARIÑO. ¡VAMOS A HACERNOS UNA FOTOGRAFÍA CON ESTOS JERSÉIS TAN BONITOS!


Papá preparó la cámar y nos reunimos delante del árbol de Navidad.

Entonces programó el disparo y rápidamente se col có al lado de mamá.

“Muy bien. Decid ‘Luiiiiiiiis s s’”, soltó.

Pero, antes de que se dispar ra el flash, Brian a decidió que quería un aperitivo o yo qué sé.

P rque se volvió de pronto y arrancó uno de los dulces que colgab n del árbol de Navidad.

¡Cielos! ¡Se cayó el árbol entero!

Este es uno de esos momentos auténticamente Maxwel .



Pensé: GRAN IDEA. ¡¡Δ!! Mi tía Mabel NO es precisamente mi pariente pref rida.

Era com ir a comer con la QUERIDA TIÍTA PITUFA GRUÑONA.

Se trat de la misma mujer que AÚN insiste en que me siente a comer a la MESA INFANTIL.

Si me quedab algo de espíritu navideño, ac bab de esfumarse.

Pensar en la mesa infantil me agobió tanto que creí que iba a desmay rme.

Par sobrevivir a tod esto nec sitab algo así com un milagro de Navidad.

¡¡Δ!!


MIÉRCOLES, 25 DE DICIEMBRE

Hoy es Navidad.

Brian a nos ha despertado ap rreando las puertas de los d rmit rios y gritando histérica.

Com cad año, vay .

Y siempre es lo MISMO…

“¡Salid de la cam ! ¡Levantaos! La Señ rita Penélope y yo hemos visto a Papá Noel y sus renos salir de cas . Se han marchado volando p r encima de nuestro tejado. ¡Arriba!


Com siempre, Brian a recibió una tonelad de cosas…


A mamá y a papá les ENCANTÓ el álbum que Brian a y yo habíamos prepar do (y que incluía la fantástica fot del árbol de Navidad cayéndosenos encima).

MAMÁ Y PAPÁ,

ENCANTADOS CON SU ÁLBUM


Pero el MEJOR regalo de tod s fue…


Enseguida l egó la h ra de ir a comer a cas de la tía Mabel. Papá dice que su herman may r es sol algo h rtera y seria. Pero yo creo que “seria” es un eufemismo. Yo diría que es “BORDE”.

Gracias. ¡Camina recta!

Feliz

Y cierra la boca, que te van

Navidad.

a entrar moscas.

Par la tía Mabel

YO

TÍA MABEL


Yo creo que la tía Mabel ODIA a los niños p rque tien nuev en cas .

¡Qué h rr r! Si tuviera nuev criaturas, yo tampoc querría VERLAS ni OÍRLAS. Digo yo.

Pero yo no tengo la culpa. ¡Tengo cat rce años y esta mujer HORRENDA aún me obliga a sentarme a la MESA INFANTIL!

Los adultos se sientan en sil as de época y comen en una gran mesa antigua, tal ad a mano, servida con platos de delicad p rcelan china, copas de cristal y cubiertos de ro y plat .

Los niños nos reunimos alred d r de una frágil mesa diminuta tap da con una sában rota.

Nos dan platos de cartón, cubiertos de plástico y


YO, SENTADA A LA MESA INFANTIL.

¡@#

$ % & *#!


Mi tía Mabel tien tanta mal leche com un pitbul , pero es una cocinera de primera.

De todas maneras, me sentí feliz cuando finalmente nos fuimos. Tenía gan s de probar mi nuevo teléfon inteligente.

NO PUEDO CREER la cantidad de cosas que se pued n hacer con él. Tien Internet, puedo escribir textos, enviar y recibir c rreos y mensajes, jugar, hacer fot s, consultar dudas, encargar pizzas e incluso participar en un f ro de consejos par adolescentes.

¡Cielos! Si los teléfon s inteligentes dieran pag s seman les, podríamos declar r a los padres OBSOLETOS.

Brian a se volvió loca al descubrir que mi teléfon incluía el juego de Unicornio

La Princesa Ciruela salva al Bebé

. La dejo jugar una h ra cad día, justo


Ah ra, cuando nec sito sob rnar a Brian a… sol tengo que promet rle más minutos de es juego.

Me l evó un rato configurarlo, pero al final pude hacerme una fot con el móvil y enviársela a Chloe, Zoey y Brandon.

Van a quedarse de piedra cuando la reciban.

No me estab yendo tan mal la Navidad.

Empezó a nevar y el paisaje fuera parecía idílico.

Papá encendió


Tengo que admitirlo. Una vez que te acostumbras a pas r tiempo con la familia, incluso resulta divertido.

Me pregunto cómo le estará yendo a Brandon.

Es realmente admirable que ayude así a sus abuelos con su trab jo com voluntario en Animales Peludos. Yo me pongo histérica cad vez que me piden que rden mi habitación o ponga los platos en el lav platos.

Soy una MOCOSA consentida. Y no val ro las cosas buenas que tengo. Com , p r ejemplo, mi familia.

Es impresionante pensar que, a pesar de tod lo que Brandon ha perdido, él continúa siendo tan GENEROSO com siempre.

Sí, eso sí que es un MILAGRO DE NAVIDAD.


JUEVES, 26 DE DICIEMBRE

Hoy teníamos nuestra primera sesión práctica con Vict ria Ste l, la direct ra de la Fiesta sobre Hielo y medal a de ro olímpico en patinaje artístico.

Tod s los participantes recibimos una carta de bienvenida y las reglas de la direct ra:

LAS REGLAS DE VICTORIA STEEL 1.NO FIRMO AUTÓGRAFOS. 2.PROHIBIDO MASCAR CHICLE. 3.PROHIBIDO LLEVAR TRAJES FEOS. 4.PROHIBIDO PATINAR SIN HABERSE DEPILADO PREVIAMENTE. Tod s los participantes deb n ser puntuales, educados y eficientes.


Bueno, el objetivo ah ra es sobrevivir a los tres días de entrenamiento con Vict ria.

Mi may r tem r es que me expluse del espectáculo, com hizo con aquel a pobre chica el año pas do. Chloe insiste en que seguramente es sol un rum r, pero no pienso arriesgarme. Después de remover tod el gar je, encontré un traje aceptable par el primer entrenamiento.

Estab hecha un saco de nervios cuando mamá me dejó delante del pabel ón.

Sol podía pensar en Brandon. Lo imaginab teniendo que ir a una nueva escuela, donde no tendría ni un sol amigo.

Com no quería que nadie viera mi traje, evité el vestid r, que estab repleto de gente, y fui a


Pero, si mi plan funcionab , superaría el primer día de entrenamiento.

Cuando l egué al centro de la pista, la may ría de los patinad res ya habían iniciado los ejercicios de calentamiento. Incluso Chloe y Zoey.

Estab s rprendida p r su agilidad y la bel eza de sus movimientos. Me sentí rgul osa de el as.

Al lado de la entrad , una multitud rodeab a Vict ria. Era hermosa y se parecía muchísimo a la chica de la p rtad de

La princesa de hielo

Los fans le hacían fot grafías con sus móviles y esperab n pacientes par conseguir un autógrafo.

Y, com si fuera una artista pop, sus ayudantes y guardaespaldas le abrían paso.

.


el del año pas do. ¿Alguien pued traerme agua? Estoy muriéndome de sed.”

Sus ayudantes se fueron c rriendo a satisfacer su des o, y sol treinta segundos más tarde ya habían regresado dos chicas con sendas botel as de agua.

“¡H rr r! No cre réis que voy a beb r agua de una botel a de plástico, ¿verdad?”, exclamó.

Estab más claro que el agua. Esta señ ra es una diva consentida.

El ayudante de dirección nos pidió que tomáramos asiento en las dos primeras filas de la grad . A continuación pres ntó a Vict ria, y tod s aplaudieron a rabiar.

Aunque ac bab de echar una bronca descomunal p r


“Empezaremos con un grupo”, dijo mientras ojeab la lista. “¿Qué tal…?”

Mi c razón se paró.

“P r fav r, no digas nuestro nombre. P r fav r, no. P r fav r, no nos elijas”, suplicab en mi interi r.

“Chloe, Zoey y Nikki. Al centro de la pista.”

Chloe y Zoey se lanzaron a la pista sin pensárselo dos vec s.

“¿P r qué sois sol dos, si aquí dice que sois tres?", preguntó Vict ria, molesta.

“U m… Nikki deb de estar p r aquí”, respondió Zoey mientras mirab nerviosamente a Chloe.


NIKKI, ¿QUÉ TE HA PASADO?


“No os preocupéis. No es tan grave com parec ”, respondí.

“¿Está rot ?”, preguntó Chloe.

“¡Pobrecil a!”, exclamó Zoey.

“Estoy bien. DE VERDAD”, dije mientras Zoey y Chloe se mirab n desconcertad s. Creo que estab n a punto de desmay rse.

“Así que tú er s Nikki”, dijo Vict ria mirándome con desprecio. “Lamento mucho tu lesión, pero ten mos que prepar r un gran espectáculo en muy poc tiempo. Ya participaréis el año que vien . Lo siento, chicas.”

“¡NO! ¡POR FAVOR! Es sol un problemil a de ligamentos. El doct r me ha dicho que estaré bien… esto… u m… mañan ”, dije tartamudeando.


¿ESTÁS DE BROMA?

SEGURIDAD, SAQUEN A ESTA CHICA DE LA PISTA


si mañan no estáis las tres en la pista quedaréis descalificad s. ¿Entendido?”

Asentimos al uníson .

Salí c rriendo de la pista. Envié a Chloe y a Zoey un guiño de ánimo y el as me sonrieron nerviosas. Confiab en que, al no estar yo p r medio enredándol tod , el ejercicio les saldría bastante bien.

Y no me equivocab . Las dos patinaron con gracia, y Vict ria quedó s rprendida e impresionad .

Intenté no destac r demasiado durante el resto de la sesión de entrenamiento. Par ser el primer día, estab ya algo harta de Vict ria Ste l. Y creo que el sentimiento era mutuo.

Volví al lav bo a la pat coja. Des ab deshacerme de las


ERES UNA FARSANTE PATÉTICA


¡¡UPS!!

Pero entonces rec rdé que había dejado las muletas apoyad s en la pared. Y que estab apoyándome sin problemas en mi supuesta pierna “lesionad ".

¡UYYYY!

Farsante o no, mis asuntos de salud no eran de la incumbencia de MacKenzie.

“¿Estás l amándome farsante?”, dije ofendida. “Tú, que l evas tantas extensiones de pelo y TANTO bril o de labios que la Comisión Antiincendios te ha declar do zona peligrosa p rque tien s un alto riesgo de combustión espontánea.”

¡Cielos! MacKenzie estab tan enfad da que pensé que iba a explotarme la cabeza.


Entonces se volvió y se largó pavoneándose.

No sop rto cuando se pavonea de esa manera.

No podía cre r que estuviera amenazándome con tanto descaro. Pero ¿quién se creía que era? ¿LA POLICÍA EN PATINES?

En cualquier caso, la buena noticia era que había sobrevivido al primer día de entrenamiento de Vict ria, la Mujer Dragón.

Uno menos, y dos p r pas r.

¡¡∞!!


VIERNES, 27 DE DICIEMBRE

Después de la amenaz de ayer, no me atreví a afrontar el segundo entrenamiento con otra mentira.

Me había pas do buena parte de la noche intentando tram r un nuevo plan.

Pero la triste realidad es que me sentía superad p r tod lo que estab ocurriendo.

Tan pronto com Vict ria me viera patinando resbal ndo sobre el hielo, iba a expulsarnos a Zoey, Chloe y a mí del espectáculo. Sin pensárselo dos vec s.

Y desde luego no nos ayudab mucho que MacKenzie fuera explicándole todas esas mentiras sobre mí. Cosas com que le robé la asociación o que fingí ten r una pierna lastimad .


música, al de las luces y al del vestuario (cielos, esa loca se pas el día GRITANDO), decidí escabul irme y esconderme unos minutos entre los puestos de venta de comida. Así podría vivir mi at que de pánico en privado.

Estab ensimismad pensando en mis cosas, val rando mi des sperad situación, cuando me s rprendió una voz muy familiar. “¿Qué se siente cuando se es una Princesa de Hielo?” “¡Brandon! ¿Qué haces aquí?”, susurré.

“He venido a darte las gracias p r tu fabulos álbum de fot s. Y par animar al equipo de Amigos Peludos, claro.”

Este chico era demasiado mar vil os par ser real. Sol pensar que podía marcharse era… tan deprimente.

De pronto me emocioné com una tonta. Tuve que


?!

“¡Nikki! ¿Estás bien? ¿Qué te pas …?”


“Pero… ¿qué estás diciendo? Nadie espera que seas una profesional. Nos basta con que participes en el espectáculo.”

“¡NO! ¡NO es suficiente! Tengo que ser cap z de PATINAR. ¡Y no PUEDO! Pero no lo sabía cuando os ofrecí mi ayuda. ¡De veras que no!”

“¡Vamos, Nikki! No creo que seas tan mal .”

“Brandon, escúchame bien. Soy un DESASTRE. ¡No, en realidad soy PEOR! Seguro que me echan después del entrenamiento de hoy.”

Brandon parpadeó con incredulidad.

“¡Vict ria exige que las patinad ras sepan patinar, y yo NO SÉ! Si casi no puedo sosten rme de pie en el hielo, ¡cómo voy a patinar sobre él!”


Si PATINO, los Amigos Peludos tendrán que cerrar ¡y Brandon se marchará!

Hag lo que hag , estoy perdida.

“Lo siento, Nikki. Ojalá pudiera hacer algo…”, murmuró Brandon mientras observab a Vict ria, que estab gritándole a alguien.

Casi me estal a el c razón cuando Vict ria anunció p r el altavoz que las siguientes éramos Chloe, Zoey y yo.

Brandon me despidió con una lev sonrisa.

“¡No des tu brazo a t rcer! Bueno, en realidad, casi mej r intenta que no se te tuerza el brazo…”

“¡Gracias!”, le dije riéndome de su broma.


Cuando l egué al centro, vi que Chloe y Zoey también estab n supernerviosas, pero se esf rzab n p r disimularlo.

“¡Vamos, equipo peludo! ¡Un abrazo de grupo!", dijo Chloe y nos dio su típico abrazo par aligerar la tensión.

No sé cómo lo hice, pero logré entrar en la pista y adoptar la posición inicial sin caerme.

Y justo cuando empezó a sonar nuestra música vi a Brandon, que se acercab a Vict ria con su cámar de fot s en la mano. Le dio unos golpecitos en el hombro.

Cuando el a se dio la vuelta, Brandon se pres ntó y señaló su cámar .

P r lo visto, Vict ria quedó encantad con su profesionalidad, su buena educación y su sonrisa.


BRANDON FOTOGRAFIANDO A VICTORIA MIENTRAS YO ME CAIGO DE BRUCES


Y cuando FINALMENTE Vict ria se dio la vuelta…


Nadie habría dicho que me caí cuatro vec s a lo largo de una actuación de tres minutos.

¡Si había pas do tanto tiempo con el CULO sobre el hielo que se me había congelado!

Vict ria se quedó mirándon s con una extraña expresión en la car . Nos tras contuvimos la respiración.

“¡Un gran trab jo, chicas!”, dijo finalmente. Y se dio la vuelta y gritó a su asistente: “¿DÓNDE está mi café? ¿Se supone que debo dirigir el festival Y hacer también TU trab jo?”.

Brandon me guiñó un ojo con una en rme sonrisa.

Quería FUNDIRME al í mismo.

P r supuesto, cuando pasé junto a MacKenzie me miró p r encima del hombro, fulminándome con la mirad .


No nec sita rec rdármelo.

Sea com sea, NO puedo cre r que TODAVÍA no nos hay n echado del espectáculo.

¡¡Brandon es un CIELO!! Es increíble que nos hay ayudado com lo ha hecho.

Ya hemos SUPERADO DOS entrenamientos.

¡Sol nos falta UNO!

¡¡¡OEEEE-OEEEE!!!

¡¡∞!!


SÁBADO, 28 DE DICIEMBRE

BRIANNA Y YO VAMOS EN TRINEO (UNA EXPERIENCIA ATERRADORA) BRIANNA, ¿ESTÁS SEGURA DE QUE QUIERES BAJAR LA LADERA DEL HOMBRE MUERTO? QUIZÁS ES DEMASIADO PARA UNA NIÑA PEQUEÑA COMO TÚ.

¡AHÍ ESTÁ!


¿LISTA?

¡UAAAAAAAAA!


¡¡CONTINUARÁ…!! ¡¡Δ!!


DOMINGO, 29 DE DICIEMBRE

BRIANNA Y YO VAMOS EN TRINEO (UNA EXPERIENCIA ATERRADORA) CONTINUACIÓN…

La última vez que vimos a nuestras heroínas, Brian a

y Nikki, estab n deslizándose a toda velocidad montaña ab jo, camino a una muerte segura. Pero justo cuando parecía que estab tod PERDIDO…


ยกUO-HO! ยกCLAP!

ยกEHHH!


¡OH! HA SIDO…


¡HAGÁMOSLO OTRA VEZ!


LUNES, 30 DE DICIEMBRE

Mis padres han olvidado cuáles son sus obligaciones.

Mamá ha salido pitando a visitar a una amiga que ac ba de ten r un bebé.

Y papá ha recibido una l am da de em rgencia de una ricachona con problemas. P r lo visto, unos invitados inesperados se han pres ntado en su glamurosa fiesta. ¡Unas dos mil h rmigas!

¿Adivinas a QUIÉN le ha tocado hacer de canguro de Brian a? ¡A mí! ¡CLARO!

Aunque eso suponga que tenga que l evármela conmigo a una sesión de entrenamiento SUPERIMPORTANTE, en la que no solamente están en juego 3.000 asunto de VIDA o MUERTE.

En el mundo nace un BEBÉ cad siet segundos, y

$

. Es un


¿CÓMO pued ser MÁS imp rtante lo que ELLOS están haciendo que lo que tengo que hacer YO?

“Nikki, l ámame al móvil cuando ac bes de entrenar”, me dijo mamá al dejarnos en el pabel ón. “Y tú, Brian a, sé buena y haz caso a tu herman , ¿vale?”

“¡Claro, mami!”, dijo Brian a sonriendo com un angelito.

Luego se dio la vuelta y me sacó la lengua.

“Nikki, ¿puedo jugar al juego de la Princesa Ciruela en tu teléfon ?”, me preguntó mientras entrábamos.

Era la quinta vez que me lo pedía es día.

“No, Brian a. Has venido par mirar desde la grad los entrenamientos de patinaje.”


los entrenamientos. No podía cre r que estuviera p rtándose tan bien.

Unos veinticinco minutos más tarde Vict ria nos l amó.

“¡Aquí estamos!”, dijo Zoey con una sonrisa nerviosa. “Nikki, ¿estás prepar da?”

Respiré y me dirigí hacia mi destino. Estab muy nerviosa. Era com si estuviera a punto de perder algo es ncial.

En los dos primeros entrenamientos me las había ap ñado par que Vict ria no me echar .

Pero, si no sucedía un milagro, este sería el final.

Cuando me viera patinar o, mej r dicho, INTENTANDO patinar, SEGURO que me prohibiría


Mientras nos deslizábamos hacia la pista, Vict ria nos observab com un halcón. Procuré con todas mis fuerzas NO caerme.

Estábamos a punto de ponernos en la posición de inicio cuando alguien nos interrumpió desde las grad s…

¡CHICAS, YO TAMBIÉN QUIERO PATINAR!


¡Patiné hacia Brian a, la cogí de la mano y la arrastré de nuevo hacia su asiento!

“Brian a, ¿quier s que nos echen del festival?”, le susurré. “Siéntate aquí y ¡NO TE MUEVAS!”

El a puso ojitos de perro triste y me dijo: “Pero, Nikki, ¡yo quiero patinar contigo, Chloe y Zoey!”.

Vict ria parecía a punto de estal ar. Pero, com había una cámar cerca, se limitó a apretar los labios con una sonrisa fría, de maniquí, y a parpadear rápidamente.

Me dispuse a regresar a la pista de hielo, pero un chico con un unif rme azul me detuvo.

“Disculpa, tengo que entregar un ramo de fl res a Vict ria Ste l. Es de la oficina del alcalde. Me dijeron


El a parecía estar improvisando una entrevista par la tel visión.

“No querría interrumpirla, pero voy tarde con el reparto. ¿Podrías hacerme el fav r de asegurarte de que le l egan las fl res?”

“¡No hay problema!”, dije yo.

El repartid r depositó un bonito ramo con dos docenas de rosas rosa en el asiento de al lado de Brian a.

“¡Oohhh! ¡Son PRECIOSAS!”, chil ó Brian a. “¿Son tuyas?”

“No, son par la señ ra que está ahí”, dije señal ndo a Vict ria. “Tengo que dárselas a el a.”

“Nikki, ¿puedo l evárselas yo?", me pidió Brian a


“Pensándol bien, Brian a, me harías un GRAN fav r si pudieras l evarle las rosas a Vict ria”, le dije la mar de contenta.

“¡Superguay!”, gritó Brian a.

“Pero deb s ten r mucho cuidado. Cuando l egue el momento te haré una señal con la mano. ¿De acuerdo?”

“De acuerdo. ¿Puedo olerlas? Apuesto a que huel n com el algodón de azúcar. ¡O a chicle!”

Regresé a la pista, junto a Chloe y Zoey, pero estab tan nerviosa que no podía pensar.

Justo cuando iba a empezar la música, le hice una señal con la mano a Brian a par que fuera a darle las fl res a Vict ria.

Brian a me sonrió y me devolvió el saludo.


¡GENIAL! ¡¡Δ!!

La música empezó a tronar p r los altavoces y Chloe y Zoey se movieron graciosamente p r la pista.

Y yo me quedé clav da en el hielo, moviendo los brazos a cámar lenta e imaginando que iba hasta Brian a y la estrangulab .

Después de lo que me pareció una ETERNIDAD, Brian a captó el mensaje. Cogió el ramo de rosas y echó a andar hacia Vict ria.

Llegó hasta donde estab la diva, tiró del abrigo de Vict ria y, cuando la mujer se volvió, una en rme sonrisa se dibujó en su car .

“¡Eh!”, me susurró Chloe. “Nikki, ¡PATINA!”


“¡¿Son par mí?!”, exclamó com si ac bar de gan r otra medal a de ro.

En es momento tropecé con el pie de Chloe, choqué con Zoey y me caí de culo. Fue… ¡SURREALISTA!


Vict ria estab encantad con las rosas que Brian a le había entregado. Cogió un papel y un boli y le firmó un autógrafo.

Y com es exactamente igual de vanidosa que la famosa patinad ra, Brian a insistió en firmarle a Vict ria SU autógrafo.

Luego Brian a le dio a Vict ria un fuerte abrazo. P r supuesto, las cámar s de tel visión grab ron cad segundo.

Parecía que tod s aquel os abrazos, sonrisas y exclam ciones fueran a durar par SIEMPRE. O, al menos, lo suficiente par que nos tras termináramos nuestro ejercicio.

Chloe, Zoey y yo nos quedamos en nuestra pose final, muy PROFESIONALES, y esperamos el ver dicto.

Cuando finalmente Vict ria nos miró, estab radiante.


¡HA SIDO MARAVILLOSO!

¡FELICIDADES!


P rque, claro… ¿quiénes som s NOSOTRAS par l evarle la contraria a la gran y mar vil osa Vict ria Ste l?

¿Y a su, u m… fiel ayudante, Brian a?

Hasta ah ra no he sido tan insensat com par contarles a mamá y papá lo de la tarde que hice de canguro de Brian a.

Lo más alucinante del caso es que he SOBREVIVIDO a TRES entrenamientos completos con Vict ria Ste l, ¡la REINA de las BRUJAS del patinaje artístico!

Ah ra sol tengo que conseguir ac bar la actuación mañan , y la Asociación Amigos Peludos par la Adopción de Animales se salvará y Brandon no tendrá que marcharse.


Estoy decidida a hacer tod lo nec sario par que salga bien.

Además, TODAVÍA estoy preocupadísima p rque estoy segura de que MacKenzie va a intentar hasta el último minuto dejarnos fuera de la Fiesta sobre Hielo.

Aunque no me hay dirigido la pal bra desde nuestro problemil a en el lav bo de hace unos días, cad vez que nos cruzamos se queda mirándome com una serpiente mira un ratón.

¡Esa chica es DIABÓLICA!

Es cap z de hacer lo que sea a quien sea par conseguir lo que quier .

Cuando se ac be la Fiesta sobre Hielo va a ser un ¡AUTÉNTICO ALIVIO!


MARTES, 31 DE DICIEMBRE

¡Dios mío, Dios mío, Dios mío! ¡No puedo cre r lo que ha pas do! Supongo que deb ría empezar p r el principio…

La Fiesta sobre Hielo es famosa p r sus fabulos s trajes. Este año, Vict ria Ste l consiguió que un con cido y premiado product r de Hol ywo d nos prestar vestidos de su colección privad .

A las nuev en punto tod el mundo se reunió con el encargado del vestuario par las últimas pruebas.

Chloe, Zoey y yo patinábamos la clásica pieza del Had de Azúcar de

El Cascanueces

.

Resulta que Chloe y Zoey se m rían de gan s de l evar un vestido repleto de lentejuelas, com el de la heroína



Dijo que le encantab n nuestros precios s trajes y que eran sus pref ridos.

Después de la prueba de vestuario pas mos la mañan en un centro de bel eza. Nos hicieron la manicura y la pedicura. Y después fuimos a la peluquería. Salimos peinad s y maquil ad s.

¡Estoy hablando de GLAMUR! Parecíamos las chicas de p rtad de una revista par adolescentes. Después comimos algo, y com eran ya las 2 de la tarde volvimos al pabel ón par vestirnos par la actuación de las 4.

Pensar que tendría que patinar delante de mil personas me ponía de los nervios, pero estab decidida a completar mi ejercicio. Aunque me fuera la vida en el o.

Los Amigos Peludos tendrían el dinero que nec sitab n y


¡¡NUESTROS VESTIDOS DE HADA DE AZÚCAR HABÍAN DESAPARECIDO!! Y EN SU LUGAR HABÍA…


Cuando inf rmamos de la situación al encargado del vestuario, él y su equipo se pas ron media h ra buscando nuestros disfraces de had .

Pero no estab n en ningún sitio.

Tenía la ligera sospecha de que MacKenzie tenía algo que ver con esta desap rición.

Estab sonriendo con suficiencia y se reía discretamente de nuestros nuevos vestidos. Pero yo no tenía ninguna prueba.

Aparentem nte, Vict ria había pedido los disfraces de pay so pero al final había decidido no utilizarlos.

Los disfraces sobrantes habían sido recogidos p r una agencia de transp rtistas par devolverlos a Nueva Y rk. Pero EN ALGÚN MOMENTO nuestros vestidos


¡Estábamos hechas polvo! Chloe y Zoey estab n tan tristes que empezaron a l rar.

“¡Venga, chicas!”, dije. “No estéis tristes. ¡TODAVÍA podemos hacerlo!"

“Tenía tantas gan s de convertirme en Princesa de Hielo”, gimoteó Chloe.


“¡¿Os ac rdáis?!”, dije, intentando animarlas.

“Y sí, ya lo sé”, continué. “Estos disfraces de pay so son terriblem nte feos, y probablem nte daremos miedo y parec remos un poc locas. Y los chicos de la escuela se reirán de nos tras el resto del curso, y probablem nte nuestros padres pas rán vergüenza. Pero mirad el lado positivo…”

Chloe y Zoey me miraron expectantes. “¿Cuál es el lado positivo?”, preguntaron a c ro.

“Bueno… U m… de hecho… Es… ¡Bueno! ¡Quizás NO HAY un lado POSITIVO! Pero ¡hay un montón de gente y de animalitos monísimos que dep nden de nos tras! Preguntaos qué haría la Princesa de Hielo en nuestro lugar.”

De rep nte, Chloe se secó las lágrimas y se l evó las manos a las caderas: “Crystal empezaría a dar pat das


Entonces esta bajó el ton de voz hasta casi susurrar: “El arte del pay so es más profundo de lo que cre mos… Es el espejo CÓMICO de la tragedia, y el espejo TRÁGICO de la comedia, com dijo André Suarès”.

¡FINALMENTE! Parecía que había conseguido convencer a mis MAM.

“¡Venga, chicas!”, dije. “¡¡HAGÁMOSLO!!”

Y entonces nos abraz mos las tres.


Era un poc extraño pas r de ser unas hermosas Had s de Azúcar a convertirnos en una patética panda de pay sos, pero mientras nos disfrazábamos intentamos manten r una actitud positiva.

A pesar de nuestros nuevos vestidos, decidimos manten r la música y el número de patinaje riginales.

Especialmente p rque nos habíamos pas do las dos últimas seman s ensay ndo.

Pronto vinieron mamá y Brian a al vestuario par des arnos suerte. Cuando Brian a vio nuestros vestidos de pay so se puso contenta.

“¿Sabéis qué? ¡Cuando sea may r voy a patinar vestida de pay so estúpido y terr rífico com vos tras, chicas!”, exclamó.

Creo que esto era un cumplido, pero no estoy segura.


“NIKKI, ¿PUEDO JUGAR AL JUEGO DE LA PRINCESA CIRUELA EN TU MÓVIL MIENTRAS TÚ, CHLOE Y ZOEY ESTÁIS PATINANDO?”

“No, Brian a. Te dije que NUNCA tocar s mi móvil sin mi permiso. ¿Te acuerdas?”


“¡MAMÁ!”, grité aún más fuerte que Brian a.

“¡Brian a Maxwel !”, la regañó mamá. “Ya con ces las n rmas. El móvil de tu herman no se toca a menos que el a dé permiso. ¡Ni lo toques!”

Brian a miró a mamá con sus ojil os de cach rro triste y luego hizo pucheros com si tuviera dos años. Pero al final me entregó el móvil y yo se lo arranqué de las manos.

“¡La Señ rita Penélope y yo pensamos que er s una TACAÑA!”, dijo Brian a sacándome la lengua.

“Perfecto. ¡Entonces LA SEÑORITA PENÉLOPE Y TÚ NO podréis jugar al juego de la Princesa Ciruela en MI teléfon durante el resto de vuestras VIDAS! ¡Y PUNTO!”


Pero, cuando vi que Brian a me mirab com un halcón, lo metí dentro de esa bolsita tan mona que l evo en el bolso y lo guardé tod en la mochila con el resto de la ropa.

Justo cuando se iban mamá y Brian a, la ayudante del direct r de escena anunció que el espectáculo empezaría en unos cuarenta minutos. Tod s los patinad res debíamos pres ntarnos ante el direct r de escena en la entrad .

“¡Tengo que ir al lav bo!”, gritó Brian a con fuerza. “¡Ah ra!”

¡VAYA inc rdio de niña!

Chloe enseñó a Brian a y a mamá la puerta del lav bo de los vestuarios.


¡El encargado del vestuario había encontrado nuestros disfraces! Estábamos tan contentas que nos abraz mos


“¡Podremos ser Princesas de Azúcar!”, gritó Zoey.

“¡VAMOS A BUSCARLOS!”, propuse a gritos mientras echab a c rrer p r el vestíbulo. “El espectáculo empezará en treinta minutos.”

De pronto, Chloe se paró en seco.

“Esperad. Cogeré mi móvil par l am r a nuestras madres y anunciarles que al final han ap recido los trajes de had . Tendremos que quitarnos el maquil aje de pay so y maquil arnos com had s, y no lo conseguiremos a tiempo sin su ayuda.”

“¡Buena idea!”, exclam mos a c ro Zoey y yo.

El Área C estab justo en la otra punta del pabel ón, al lado de los vestuarios de hockey. Tod s los entrenamientos se habían anulado a causa del


“Sol ten mos que recoger los trajes y salir pitando”, le respondió Chloe.

“Vale. Mirad, armario cat rce, quince, dieciséis…", fui contando en voz alta. “…diecisiet . Aquí está, chicas.”

La puerta se abría con un sencil o pestil o exteri r.

La abrimos y miramos dentro. Pero estab aún más oscuro que el pasil o.

“No seáis miedosas. Es sol un armario de vestuario”, las animé después de que todas retrocediéramos un paso.

“¿Veis alguna luz?”, preguntó Zoey. “Podemos usar mi móvil par iluminarlo”, sugirió Chloe.

Lo sostuvo bien arriba, en el centro del armario, y una



Kla-chunk.

Nos l egó el eco de unos pies que se alejab n de al í a toda prisa. Un sonido cad vez más lejano.

Chloe, Zoey y yo nos miramos h rr rizad s. Poc a poc íbamos entendiendo lo que había ocurrido. Entonces sufrimos un at que de pánico y empezamos a ap rrear la puerta las tres a la vez.

“¡Que alguien nos ayude! ¡Estamos encerrad s! ¡Sáquen os de aquí! ¡P r fav r!”, gritamos frenéticas.

Pero pronto entendimos que quien nos había encerrado al í no iba a ayudarnos a salir.

Nos habían engañado. Nuestros trajes de had nunca habían estado en es armario.


Pero creo que puedo hacer tres o cuatro l am das antes de que se ap gue. ¿Alguna suger ncia?”

Hubo un silencio de unos treinta segundos. Se podía oír el pulso de cad una de nos tras.

“Vamos a probar con nuestras madres primero”, sugirió Zoey.

“¡Buena idea!”, coincidimos Chloe y yo.

Pero no lo fue. Los tres móviles tenían activado el buzón de voz. Eso quería decir que los habían ap gado par que no sonar n durante el espectáculo.

Aun así, dejamos mensajes de voz en tod s el os.

La BUENA noticia era que, en el pe r de los casos, nuestras madres escucharían el mensaje cuando ac bar


es lúgubre y estrecho armario durante las h ras que durar el espectáculo.

“Si ten mos suerte, nos dará par otra l am da”, anunció Chloe mirando su móvil.

“Yo l am ría al 112”, sugirió Zoey.

“Sí, pero par cuando vengan a sac rnos ya nos habremos perdido el espectáculo”, razonó Chloe.

“Tien s razón. Empezará en quince minutos”, dije mirando mi reloj.

“De acuerdo. Además, sería humil ante que vinieran tres coches de policía, dos camiones de bomberos y una ambulancia sol par abrir un triste pestil o de un armario de vestuario. No lo superaríamos nunca”, afirmó Zoey.


Me resistía a cre r que tod s nuestros esfuerzos sol habían servido par ac bar encerrad s en un armario del vestuario del pabel ón. ¡Sol faltab n doce minutos par nuestra actuación!

Se me hizo un nudo inmenso en la garganta al pensar en Brandon. Ah ra tendría que cambiar de cas y ab ndonar a sus amigos del WCD.

Lo lamentab mucho, pero me sentía impotente. Había sido un err r intentar arreglarlo participando en la Fiesta sobre Hielo.

Si hubiera dejado que MacKenzie patinar par los Amigos Peludos… Entonces la vida de Brandon no sufriría otro revés. Me dolía el alma sol de pensar en tod lo que había tenido que vivir.

Él había perdido a sus padres, mientras que yo dab


Brandon tendría que marcharse justo cuando


Y… fue entonces cuando se encendió una lucecita en mi cabeza.

¡BRIANNA LA MOCOSA!

Sí, mi hermanita pesad , que era siempre mi may r grano en el culo.

“Zoey, tengo una idea. Llam a mi móvil. Rápido. Antes de que se ac be la batería”, pedí nerviosa.

“¿Qué? ¿Par qué? Te lo dejaste en el vestuario, y tod el mundo ha salido de al í hace treinta minutos.”

“Lo sé. Llam , p r fav r. No ten mos tiempo. El espectáculo empieza en diez minutos.”

Chloe y Zoey me miraron com si me hubiera chal do.


Lo había configurado par que el buzón de voz saltar tras el cuarto timbre.

“¡Contesta, p r fav r! ¡Contesta, p r fav r!”, supliqué.

Sonó el cuarto timbre. Entonces…

“¡Hola! ¿Quién es?”, dijo una vocecita chil ona.

Chloe y Zoey se pusieron a gritar histéricas. ¡DIOS MÍO! ¡BRIANNA! ¿Tien s mi teléfon móvil? ¡Vay susto!


“Lo siento, pero no soy yo”, continuó Brian a. “En estos momentos no estoy en cas p rque estoy esperando que Nikki patine. P r fav r, deja tu mensaje. ¡Adiós!”

“¡NOOO! ¡¡No cuelgues!!”, gritamos todas des sperad s.

“P r fav r, Brian a. ¡Escúchame! ¡No cuelgues!”, le rogué. “Sol te he l am do par decirte que… bueno... pued s jugar al juego de la Princesa Ciruela en mi teléfon mientras estemos patinando. ¿Vale?”

Silencio. “¿De verdad?”

“¡De verdad!”

“¡Superguay! ¿Pued jugar también la Señ rita Penélope? Le advertí que no cogiera a escondidas tu teléfon par jugar al juego de la Princesa Ciruela, pero lo hizo de todas f rmas. Ha sido culpa SUYA.


“¡ESPERA!”, grité. “¡Nec sito hablar con papá o con mamá! Es una em rgencia.”

“Papá ha ido a comprarme palomitas y mamá está charlando con esa mujer de la clase de bal et con la boca tan grande. No deb ría interrumpir de nuevo a mamá, o me m rderá. Pero adivina a quién estoy viendo. ¡Es BRANDON, EL QUE TIENE PIOJOS! ¡Hola, Brandon, chico de los piojos! Soy yo, un día hablamos p r teléfon , ¿recuerdas? Nikki estab en la ducha y había una ardil a muerta en el jardín de la señ ra Wal ab nger.”

Susurro de voces.

NO podía cre r que Brian a estuviera aireando nuestros asuntos de es mod .

“¡Brian a! ¡BRIANNA!”, grité.


“Bueno, pero sol un momento. Se supone que este teléfon es par que yo juegue a la Princesa Ciruela. No cuelgues.”

Más susurros.

“¡Hola, Nikki!”

“¡Brandon! ¡Qué alegría hablar contigo! Estamos encerrad s en un armario en el pabel ón. Zona de almacen s, Área C, armario 17. El teléfon de Chloe está a punto de m rir. ¡P r fav r, ven a liberarnos!”

“¡¿CÓMO?! ¿Dónde dices que estáis?” “Estamos encerrad s en…”

En es momento se ac bó la batería del teléfon de Chloe.


los detal es de nuestro encierro. Pero justo cuando estábamos a punto de perder la esperanza…

¡HOLA, PAYASOS RIDÍCULOS!


El espectáculo iba a empezar en cuatro minutos.

C rrimos hacia el camerino y cogimos nuestros patines. También las pelucas de pay so. Llevábamos a Brian a pisándon s los talones.

Sus ojos se iluminaron cuando vio la gran y col rida caja envuelta par regalo. “Nikki, ¿este regalo es par mí?”

“No, Brian a, esta caja está vacía. Sol es atrezo par la actuación de los pay sos.”

“¡Yo TAMBIÉN quiero ser un pay so!”, dijo sol ozando.

Chloe, Zoey y yo tuvimos la misma idea en el mismo instante.


Muchas tel visiones locales estab n emitiendo el espectáculo en directo.

Vict ria Ste l, más glamurosa que nunca, saludó cariñosamente a la audiencia e invitó al público a hacer donaciones gen rosas par las rganizaciones sociales repres ntad s en el espectáculo.

Entonces hizo un anuncio s rpresa: “Par mostrar nuestro compromiso con la comunidad, además de los 3.000

$

que reciba la rganización gan d ra, la

Fiesta sobre Hielo va a premiar con 10.000

$

más al

fav rito del público”.

Al escucharlo, el público enloqueció, se puso en pie y la vit reó.

¡El público también podía decidir!

Esto estab convirtiéndose en algo así com

Operación


El gran premio en metálico era fantástico. Y a los Amigos Peludos les vendría muy bien.

Pero mi reto personal se limitab a intentar completar mi ejercicio y hacerlo lo suficientem nte bien com par mer cer los 3.000

$

.

Pronto se ap garon las luces y el espectáculo sobre hielo dio comienzo.

No me s rprendió lo más mínimo comprobar que MacKenzie había sido el gida par la primera actuación.

Patinó con la música de

El Lago de los Cisnes

estuvo ¡IMPRESIONANTE!

Y, cuando terminó, el público la ovacionó durante varios minutos.

y



Cuando MacKenzie ab ndonó la pista, se l evó una gran s rpresa al vernos ya prepar das en la zona de vestuarios.

Le sonreí y la saludé con la mano, pero el a se limitó a pas r de largo con la nariz apuntando al techo.

“MacKenzie, er s una serpiente vil. Esto ha sido una gran DERROTA par ti. Desde luego, no pued s caer más bajo”, le dije a la car .

El a se dio la vuelta y se burló de mí. “Lo dices com si hubiera hecho algo malo. En realidad, estab intentando haceros un fav r, salvándo s a tus amiguitas y a ti de la humil ación pública. Pero, si insistes, adelante, sal a la pista y da la nota sin complejos. ¡PERDEDORAS!”

Cuando l egó nuestro turno par salir a patinar, yo


Aún no sé cómo, pero conseguí ponerme en la posición inicial sin caerme de narices.


Mientras esperábamos a que empezar la música, Zoey nos regaló una gran sonrisa a Chloe y a mí.

Luego nos susurró muy flojito: “Tod s los ser s humanos som s pay sos, pero son muy pocas las personas que tien n el c raje de demostrarlo. Charlie Rivel”.

Yo sonreí. “¡Gracias, Zoey!”

¡MADRE MÍA! Las mariposas de mi estómago estab n revol teando tanto que pensé que iba a vomitar la comida sobre el hielo delante de tod el público.

Entonces Zoey susurró todavía más bajito: “Un pay so es un ángel con una nariz roja. J.T. ‘Bubba’ Sikes”.

Tenía gan s de gritar: “¡BAAAAAS-TA! Ya es suficiente, Zoey. La primera ha estado bien, pero ¡esta PAYASOLOGÍA está empezando a ponerme de los


Sé que sol pret ndía hacerme sentir mej r.

En realidad, tengo suerte de ten r una MAM com el a.

Cuando la música empezó a sonar p r los altavoces, Chloe y Zoey se deslizaron p r el hielo com graciosas mariposas.

Bueno. Com graciosas mariposas vestidas con estúpidos trajes de pay so.

Se supone que yo tenía que ir hacia la der cha, pero fui a la izquierda.

¿O tenía que ir a la izquierda y fui a la der cha?

En cualquier caso, tropecé, me caí de culo y me deslicé p r el hielo a 120 km/h, com un trineo humano.



Esperab escuchar a Vict ria gritar

“¡SEGURIDAD, l évense a estas PAYASAS de mi pista de hielo!”

Y cuando nos hubieran echado del festival, los Amigos Peludos tendrían que cerrar y Brandon tendría que irse.

¡Probablem nte no volvería a verlo nunca más! ¡Δ!

Así que me quedé sentad y aturdida, demasiado agotad par ponerme de pie.

Pero entonces me di cuenta de algo asombros .

El público entero estab PARTIÉNDOSE DE RISA.

Y tod s los niños estab n de pie, señal ndo y


a través del hielo y el hecho de que casi me rompo la crisma f rmab n parte de la actuación, o algo así.

Entonces me di cuenta de que l evábamos disfraces de pay so.

¡SÍ!

¡Y se supone que los pay sos son gracios s!

¡SÍ! Y tod el rato están cayéndose al suelo y chocando entre el os.

¡SÍ! Chloe y Zoey también vieron la reacción del público y l egaron a la misma conclusión que yo.



A partir de es momento nos dejamos l evar p r la música que sonab .

El público ENLOQUECIÓ cuando empezamos con los pasos funky de nuestro Bal et de los Zombis. ¡Supongo que es p rque probablem nte nadie había visto antes PAYASOS ZOMBIS haciendo de Michael Jackson en patines sobre hielo!

¡Incluso me atreví con un par de pasos de baile fabulos s que Brian a y yo habíamos ensay do en la hamburgues ría!

Me sentía tan feliz y relajad que, de rep nte, patinar me resultab de lo más fácil.

Parecía com si lo hubiera hecho toda la vida.

¡POR FIN!


¡Solamente me caí A PROPÓSITO!

Par hacer reír al público.

¡Claro! ¡Soy un pay so!

¡Ese es mi trab jo!

Cuando la música terminó, yo quería seguir patinando.

Fue lo más divertido que Chloe, Zoey y yo hemos hecho jamás.

Pero ¡la cosa no ac ba aquí!

La gente se l evó una última s rpresa cuando un pequeño pay so salió de la caja de regalo com un muñeco de muel e…

¡¡¡BRIANNA!!!


CHLOE, ZOEY, BRIANNA Y YO EN UNA POSE DE PAYASO SUPERMONA


Nos quedamos clav das en la pose final ¡¡y el público se volvió LOCO!! Tod el mundo se puso de pie.

Cuando ab ndonamos la pista estábamos MUY felices. Nos dimos un fuerte abrazo de grupo con Brian a y la Señ rita Penélope.

No pensab que el día pudiera ac bar bien, pero sucedió el milagro. ¡Adivina quién ganó el cheque de 10.000 fav rito del público!

$

del


Mientras posábamos par la sesión de fot s, notab que MacKenzie no dejab de mirarme.

Tenía gan s de ir a verla y soltarle: “Eh, ¿qué te PASA? ¿Te has vuelto LOCA, amiga? ¿Es eso? ¿Estás LOCA?”.

Pero no lo hice. P rque intentab parec r simpática y repleta de dep rtividad.

A pesar de que sabía que ELLA era la may r BOICOTEADORA del planeta.

Era increíble que hubiera escondido nuestros trajes y que, ADEMÁS, nos hubiera dejado encerrad s.

Pero su pequeño y malvado plan se había vuelto EN SU CONTRA.


En cuanto salí de la pista vi a Brandon. Estab TAN feliz…

Casi me MUERO cuando me entregó un precios ramo de fl res.


“¡Felicidades, Nikki!”, dijo Brandon.

“Gracias, Brandon. Ha sido increíble, ¿verdad?”

“Sabía que habíais tenido un problema con los trajes, pero estab convencido de que tod os saldría de perlas. Habéis triunfado sobre el hielo.”

“Bueno, ha mer cido la pena. Me siento feliz de pensar que podremos ayudar a manten r abierto Amigos Peludos. Ah ra tu abu…, quiero decir, Bet y, podrá seguir cuidando de los animales”, dije mientras f rzab una sonrisa grande y tierna.

En mi interi r, quería darme una pat da en el culo p r haber estado a punto de decir que Bet y era la abuela de Brandon.

Es extraño, p rque cuanto más lo con zco más


Yo sé lo que es eso. Lo he vivido con la señ rita Bril odelabios MacKenzie, y es una auténtica TORTURA.

Así que, p r ah ra, me conf rmo con lo que sé de Brandon. Que es un GRAN amigo y que siempre está ahí cuando se le nec sita. También me alegro de haber podido estar ahí par él.

Me acerqué el ramo de fl res a la nariz y hundí la car en él.

Respiré su aroma dulce y romántico, y pensé que olía com los perfumes de… u m… rosas.

“Muchas gracias p r tu ayuda, Nikki. Eres MARAVILLOSA”, soltó Brandon.

Me puse com un tomate.


¡BRANDON, ÉL, ME HA ABRAZADO! ¡YUPPPPIIIIII! Aunque ah ra estoy aún más CONFUNDIDA.

P rque no sé si era…

un abrazo del tipo “Tú er s mi amiga”.

O uno del tipo “Tú er s una GRAN amiga”.

O uno del tipo “Tú er s MÁS que una gran amiga”.

O uno del tipo “Tú er s MI CHICA”.

Me hubiera gustado preguntárselo.

Pero no puedo.


Y si él descubriera eso, me pondría histérica.

Sé que suena enrev sado…

Lo es.

Lo siento. No puedo evitarlo.

¡SOY UNA PEDORRA! ¡¡∞!!




Rachel Renée Russell que prefier escribir libros par adolescentes antes que textos legales. (Más que nad p rque los libros son mucho más divertidos y en los juzgados no se permite estar en pijam ni con pantuflas de conejitos.)

Ha criado a dos hijas y ha vivido par contarlo. Entre sus hobbies destac n el cultivo de violetas y la realización de manualidades totalmente inútiles (com , p r ejemplo, un micro ndas construido con palitos de pol s, pegamento y

es una abogad


OTRAS OBRAS DE

Rachel Renée Russell

Diario de Nikki 1: Crónicas de una vida muy poc glamurosa

Diario de Nikki 2: Crónicas de una chica que no es precisamente la reina de la fiesta

Diario de Nikki 3: Una estrel a del pop muy poc bril ante

Diario de Nikki 3 1/2: ¡Crea tu propio diario!

Diario de Nikki 4: Una patinad ra sobre hielo algo t rpe

Diario de Nikki 5: Una sabelot do no tan lista


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