Anaya Touring Los viajes del vino Jerez

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LOS VIAJES DEL VINO

JEREZ-XÉRÈZ-SHERRY Y MANZANILLA DE SANLÚCAR (D.O.) Ignacio Medina y Francesc Ribes


Contenido D.O. JEREZ-XÉRÈZ-SHERRY Y MANZANILLA DE SANLÚCAR Un lujo asequible Vinos sin añada Crianza biológica Crianza oxidativa Vinos generosos Vinos dulces naturales Vinos generosos de licor Las joyas de la corona La arquitectura del jerez

D.E. BRANDY DE JEREZ Del coñac al brandy Un importante negocio Madera y tiempo

RUTAS Entre el Guadalete y el Guadalquivir Primer vértice: Jerez Segundo vértice: Sanlúcar de Barrameda Tercer vértice: El Puerto de Santa María

INFORMACIONES PRÁCTICAS Bodegas Alojamientos Restaurantes Compras

CRÉDITOS JEREZ-XÉRÈZ-SHERRY Y MANZANILLA DE SANLÚCAR


D.O. JEREZ-XÉRÈZ-SHERRY Y MANZANILLA DE SANLÚCAR

CONSEJO REGULADOR D.O. JEREZ-XÉRÈZ-SHERRY Y MANZANILLA DE SANLÚCAR: Alcalde Álvaro Domecq, 2. 11402 Jerez de la Frontera (Cádiz). Telf. 956 332 050. www.sherry.org RUTAS DEL VINO Y BRANDY DEL MARCO DE JEREZ www.rutadeljerezybrandy.es


Un lujo asequible

Los más conocidos son los finos y las manzanillas, pero los vinos de Jerez ofrecen muchas más sensaciones, por ejemplo las que encierra una copa de amontillado, un palo cortado de larga trayectoria o uno de esos viejísimos Pedro Ximénez que guardan algunas bodegas. Pese a ser unánimemente reconocidos entre los mejores y más singulares vinos del mundo, y ser un lujo bien asequible, los vinos de Jerez pasan por un momento difícil debido principalmente a la caída de ventas de los últimos años y a la acumulación de excedentes. Las ventas no reflejan el prestigio más que merecido de los vinos de Jerez, pero sí el turismo. Según datos de la Asociación de Ciudades del Vino (Acevin), que gestiona las Rutas del Vino de España, casi un tercio de los turistas que visitaron bodegas españolas en 2011 pasaron por las de Jerez, es decir, algo más de 482.000 enoturistas. Además, en la primera edición de los Premios de Enoturismo, la bodega González Byass fue la galardonada en la categoría de mejor establecimiento enológico. Iniciativas para reanimar el sector hay muchas. Por ejemplo, las rutas de la tapa que se organizan en distintas localidades en primavera y verano para fomentar el consumo de finos y manzanillas con tapa incluida y a un precio reducido y fijo. Al mismo tiempo, se exploran otras iniciativas para acercar el jerez a un público más amplio; por ejemplo, rebajando su volumen de alcohol, idea que comparten las otras zonas productoras de generosos (Montilla-Moriles y Condado de Huelva). La propuesta, que consiste en rebajar el grado mínimo de finos y manzanillas de 15º a 14º, y el de Pedro Ximénez, de 17º a 12º, permitiría reducir costes (menos alcohol para encabezar) y ofrecer vinos más naturales y ligeros, como los manzanillas y finos en rama, sacas especiales sin filtrar ni clarificar que, poco a poco, se están haciendo un hueco en el mercado. Por otra parte, sigue prosperando la elaboración de blancos de mesa, una línea que abrió Barbadillo con su Castillo de San Diego (tal vez el vino blanco más vendido de España). La bodega sanluqueña dio otro paso


adelante al presentar su Barbadillo Beta, un vino espumoso de palomino y chardonnay elaborado según el método tradicional. Cada día son más los viñedos que se están injertando con variedades tintas, y es que los tintos quizá sean los que más satisfacciones estén dando en una tierra de la que siempre se dijo que solo podía alumbrar buenos vinos blancos. Los fantásticos tintos gaditanos, comercializados bajo la mención Vinos de la Tierra de Cádiz, demuestran que con imaginación y perseverancia se puede conseguir todo, incluso que los generosos recuperen su esplendor.


Vinos sin añada Pese a todo y a todos, el jerez sigue siendo uno de los mejores vinos del mundo, o, cuanto menos, de los más espectaculares. Mientras hay calidad, hay esperanza, y en Cádiz nadie ha olvidado cómo se hacen los vinos de verdad, ni cuáles son las bases que llevan un vino a la gloria. Para empezar, una región –el Marco de Jerez, integrado por terrenos pertenecientes a los ayuntamientos de Jerez, El Puerto de Santa María, Sanlúcar de Barrameda, Chipiona, Trebujena, Rota, Puerto Real, Chiclana y Lebrija– privilegiada por la cercanía del mar, que aporta humedad y ejerce de elemento moderador. Para seguir, un suelo único: la albariza, tierras blancas que ofrecen el mejor soporte para lograr vinos de calidad y que avalan las virtudes de los mejores pagos (Macharnudo, Carrascal, Balbaina...). Y finalmente tres castas en las que se sustenta la gama completa de vinos de Jerez. La palomino es una variedad considerada autóctona y es la predominante en el Marco de Jerez. Junto a ella figuran la Pedro Ximénez, que proporciona vinos dulces de gran calidad, y la moscatel de Chipiona, que alcanza sus mejores prestaciones en los viñedos situados cerca del mar. Los vinos de Jerez carecen de añada porque son el producto de la mezcla de distintas cosechas. Esto es así desde que en el siglo XIX se adoptó el sistema de criaderas y soleras, que consiste en la maduración del vino en grandes botas de roble colocadas en andanas o hileras de tres o cuatro pisos; el vino se trasiega desde las botas superiores a las inferiores hasta llegar a las soleras –las más cercanas al suelo–, de donde se extrae para el consumo.


Palomino y moscatel


Crianza biológica El sistema de elaboración de los vinos de Jerez guarda algunos puntos en común con las zonas vinícolas convencionales, pero son los menos. Empezando por la vendimia, que suele tener lugar entre finales de agosto y primeros de septiembre, por lo general en cajas de plástico de 18 kilos de capacidad. En el lagar, se despalilla el racimo y se somete a un estrujado suave, para facilitar la apertura del grano antes de prensarlo, también con suavidad para obtener el mosto yema, y con un rendimiento de 70 litros por cada 100 kilos de uva. Solo puede utilizarse mosto yema en la elaboración y crianza de los vinos de Jerez. El mosto yema suele fermentar en depósitos de acero inoxidable a una temperatura que oscila entre 22 y 24 ºC. Todavía quedan bodegas que mantienen el antiguo sistema de fermentación en botas de roble, que a veces son nuevas. El proceso de fermentación se divide en dos fases. Durante los primeros días tiene lugar la fermentación tumultuosa, proceso por el cual más del 90% del azúcar del zumo de la uva se convierte en alcohol etílico y anhídrido carbónico. Después de esta primera fase, comienza una segunda fermentación, más lenta, que finaliza a primeros de diciembre y tras la cual se obtiene un delicado vino blanco, totalmente seco, con una graduación alcohólica que oscila entre 11 y 12º, y en cuya superficie se ha desarrollado una especie de nata o velo formado por levaduras que recibe el nombre de flor. Es la base de un sistema de crianza que da vida a algunos de los grandes vinos generosos andaluces: la manzanilla, el fino y el amontillado. Ha llegado el momento de determinar el futuro de cada vino, una tarea que corresponde a los catadores y en la que demuestran no solo su maestría sino una espectacular finura olfativa, hasta tal punto que les basta con oler el vino para decidir si se dedicará a la crianza biológica (los más pálidos y ligeros) o a la crianza oxidativa (limpios de nariz y con más cuerpo, son la base de los olorosos).


Antes de pasar al proceso de crianza, todos los vinos se encabezan con alcohol vínico hasta alcanzar graduaciones que oscilan entre los 15º de los finos o las manzanillas y los 17º, o más, de los vinos destinados a convertirse en olorosos. Según la cantidad de alcohol con que se encabece, el vino tendrá una evolución diferente. Los vinos se pasan a botas de madera de entre 550 y 600 litros que se llenan hasta las cinco sextas partes, dejando una cámara de aire de la altura de dos puños en la parte superior.

A los pocos días de estar en las sobretablas, en los vinos dedicados a finos y manzanillas se ve cómo aparecen sobre su superficie unas pequeñas agrupaciones de color blanquecino y escaso espesor que, por su geometría, recuerdan la forma de una flor. Lentamente, estas flores irán aumentando de tamaño hasta formar un velo continuo que cubrirá toda la superficie líquida en contacto con el aire. La avidez de oxígeno de estas levaduras impide la


oxidaciĂłn del vino, que se mantiene limpio y evoluciona, adoptando aromas y sabores caracterĂ­sticos.


Crianza oxidativa Puede darse el caso que la flor desaparezca paulatinamente, dando vía libre al proceso de crianza oxidativa, como sucede en el caso de los amontillados. En los olorosos, los vinos se han encabezado hasta alcanzar un mínimo de 17º, lo que impide la vida de las levaduras, por lo que se someten directamente a la crianza oxidativa. La materia colorante del vino va virando hacia tonos amarillos dorados, caoba y topacio. En la nariz van adquiriendo tonos de madera de roble y matices especiados. Los amontillados se hacen aún más punzantes, los vinos dulces se oscurecen, casi hasta llegar a tonos azabache. Ningún otro proceso de envejecimiento se le parece en el mundo: es un patrimonio exclusivo de Andalucía y se completa con el sistema de criaderas y soleras. El método es sencillo. En las bodegas de crianza, las botas se alinean en hileras (escalas) superpuestas, hasta alcanzar tres o cuatro alturas. La escala más baja es la solera (está sobre el suelo) y contiene el vino más antiguo. Sobre ella se sitúa una segunda hilera (primera criadera), que contiene vinos algo más jóvenes; sobre ella está la segunda criadera, con vino de menor edad, y así sucesivamente, hasta llegar a la última criadera. El vino destinado al consumo se extrae de la solera, en una operación llamada saca que solo afecta a una pequeña parte del contenido de la solera. Esa cantidad de vino se reemplaza con la misma cantidad de vino extraída de la primera criadera, que a su vez se rellena con vino de la segunda criadera, y así sucesivamente, hasta llegar a la escala superior, donde se encuentran los vinos más jóvenes. La mezcla de vinos procedentes de distintas cosechas no permite hablar de una vendimia concreta, pero se puede establecer una vejez media del vino que se embotella a partir de una serie de factores, como el número de criaderas, el porcentaje de vino que se mueve en cada corrida de escalas o la frecuencia con la que ésta se realiza. Como mínimo, la crianza de los vinos de Jerez debe ser de tres años, aunque con frecuencia se extiende a lo largo de varias décadas.



Vinos generosos Las producciones de vinos de Jerez siguen tres líneas de elaboración diferentes: la marcada para los vinos generosos, la de los vinos dulces y, finalmente, una línea de trabajo creada en las últimas décadas pensando en el mercado internacional y que mezcla vinos generosos con vinos dulces. La gama básica de los generosos andaluces está constituida por cinco vinos: Fino. Vino elaborado por el sistema de crianza biológica. Es, junto con la manzanilla, el producto más conocido de cuantos se producen en Jerez. Tiene un tiempo medio de crianza de tres a cinco años. De color pajizo o dorado pálido y con una graduación entre 15º y 18º, su aroma es punzante y delicado, con tonos almendrados, y resulta seco y ligero al paladar. Manzanilla. Las especiales condiciones microclimáticas de las bodegas situadas en Sanlúcar generan unos vinos de crianza biológica de características genuinas y diferenciadas del resto de los vinos del Marco. Elaborada siguiendo los parámetros marcados para el fino, la manzanilla se distingue por su color pajizo, aroma punzante, seco y ligero al paladar. Su graduación oscila entre 15º y 19º. Amontillado. La gran joya de las bodegas jerezanas. Elaborado con una combinación de crianza en flor y crianza oxidativa. Se puede decir que el punto de partida del amontillado es un fino que ha iniciado el proceso de oxidación. De color ámbar, aroma punzante atenuado y tonos avellanados, es suave y ligero al paladar. Su graduación oscila entre los 16º y los 22º.


Bodegas Real Tesoro en Jerez de la Frontera

Oloroso. Vino con crianza oxidativa. Con mucho cuerpo y vinosidad; su color oscila del ámbar al caoba, es seco y, como indica su nombre, presenta un aroma muy acusado en el que destacan tonos de frutos secos, especialmente de nuez. La graduación alcohólica va de los 17º a los 22º. Palo cortado. Un palo cortado (una línea vertical cortada por otra transversal) servía para marcar las tapas de las botas que, a juicio del capataz, contenían vinos de una excepcional calidad que se vinificaban por separado. Son vinos que exhiben una extraordinaria singularidad, combinando algunas características del amontillado (suavidad, delicadeza, tonos punzantes…) con el cuerpo y la nariz de los vinos olorosos. Su graduación oscila entre los 17º y los 22º.


Vinos dulces naturales Tras ser vendimiadas, las uvas de las variedades moscatel y Pedro Ximénez se someten al soleo, una de las peculiaridades de la vendimia andaluza: los racimos se extienden al sol, sobre seras de esparto, para provocar la pasificación de la uva y, con ello, una notable concentración de azúcar. Durante la noche los racimos se cubren para evitar que el grano vuelva a hidratarse con el rocío. Al vinificarlos dan lugar a un mosto extraordinariamente denso y dulce que fermenta de forma natural hasta los 8º, momento en que la concentración de azúcar impide que las levaduras sigan actuando. Estos vinos se encabezan con alcohol y se envejecen mediante crianza oxidativa en las criaderas y soleras. Pueden ser de dos tipos: Pedro Ximénez. Vino elaborado únicamente a partir de esta variedad de uva. Muestra un espectacular color caoba oscuro, con profundos aromas de pasificación. Suave y dulce a la boca, reúne la gama completa de sabores: ácido, dulce, salado y amargo. Moscatel. Vino varietal de moscatel. Muestra un característico color caoba oscuro. Es suave y muy dulce, con un aroma característico de la variedad.


Vinos generosos de licor Los vinos generosos, originalmente secos, pueden mezclarse con vinos dulces para dar lugar a una nueva gama de vinos jerezanos, ligeramente dulces y con gran éxito en el mercado internacional. Pale Cream. Mezcla de fino y vino dulce, de presencia exclusiva en el mercado internacional. Es un vino de color amarillo pajizo, aroma punzante y delicado y sabor ligeramente dulzón. Su graduación varía de 15,5º a 22º. Médium. Creado hace 20 años para el mercado inglés, se trata de un vino que vira del ámbar al caoba claro. Aroma atenuado, paladar ligeramente dulce y graduación alcohólica entre 15 y 22º. Cream. Se trata de un oloroso dulce. De los tres, es el único que ha logrado imponerse en el mercado nacional (fundamentalmente en el regional). De color caoba, aroma intenso, paladar aterciopelado y más cuerpo de lo habitual. Graduación entre 15,5º y 22º.


Las joyas de la corona Hay motivos de sobra para justificar la grandeza de los vinos de Jerez. Uno de ellos está en la singularidad de un sistema de elaboración que supera la dictadura de las añadas y consigue la homogeneidad de las elaboraciones a lo largo del tiempo. Salvo en el caso de algún producto especial lanzado en los últimos años por alguna bodega, los vinos de Jerez no tienen añada: siempre son iguales. Pero ello no puede ocultar que la mayoría de las bodegas jerezanas guardan auténticos tesoros enológicos, vinos que, en algunos casos, llevan más de un siglo perfilando sus características en la soledad de la bodega. Los vinos viejos de Jerez salen con cuentagotas al mercado. Entre otras cosas, porque se necesita mucho tiempo para obtener estas joyas de la industria vinícola andaluza. Uno de los grandes aciertos del consejo regulador ha sido la creación de una categoría específica para los vinos más viejos: los Vinos de Jerez con Vejez Calificada. Bajo esta iniciativa, el consejo ha creado dos contraetiquetas que distinguen con el lema VOS (Vinum Optimum Signatum) a los vinos con una edad media garantizada superior a 20 años, y catalogan como VORS (Vinum Optimum Rare Signatum) a los vinos con una edad media garantizada superior a 30 años. Visto el éxito de la iniciativa, el consejo ha creado dos nuevas categorías que suponen un escalón intermedio entre los vinos de vejez calificada y los más jóvenes. Son los Vinos de Jerez con Indicación de Edad (12 o 15 años), que han sido muy bien recibidos por el mercado.


Bodega Gonzรกlez Byass, en Jerez de la Frontera


La arquitectura del jerez El paisaje que proponen las bodegas del Marco de Jerez no tiene nada que ver con lo conocido en el mundo del vino. Frente a las bodegas subterráneas de otras zonas, encontramos edificios que crecen en altura; frente a las temperaturas uniformes de las bodegas tradicionales, estructuras destinadas a aprovechar los contrastes entre el día y la noche... La altura de las bodegas de Jerez puede alcanzar los 14,5 metros en su arco central. Se trata de crear un gran volumen de aire para cada bota, ya que la ventilación es una exigencia de la crianza bajo velo de flor. Las paredes laterales superan los 60 centímetros de espesor, imprescindibles para soportar la altura de sus paredes externas y garantizar el aislamiento térmico. Los muros están hechos con materiales que permiten mantener un alto grado de humedad, motivo por el cual los suelos son de arena, cal y óxido de hierro. En verano se riegan hasta dos veces por semana para mantenerlas frescas. El clima del Marco, meridional cálido pero con fuerte influencia del océano Atlántico, determina importantes oscilaciones de temperaturas y cambios en el nivel de humedad en función de los vientos dominantes. Son circunstancias que han condicionado la peculiar arquitectura de las bodegas jerezanas. Por ello suelen estar situadas cerca del mar, o en terrenos relativamente altos, para que los vinos que almacenan puedan recibir las brisas marinas de la mañana y los vientos húmedos provenientes del océano. Además, la orientación de los edificios suele ser noroeste-sudeste, lo que asegura el mínimo de horas de sol y el máximo de humedad. Las levaduras que forman la flor viven mejor en la oscuridad y en silencio; por eso, los bodegueros construyen ventanas altas y de forma apaisada, de modo que los rayos de sol no lleguen a las botas. Además, cubren los huecos de las ventanas con celosías o persianas de esparto para que entre la brisa del mar, pero no la luz. Algunas bodegas no se ajustan a los parámetros habituales del Marco de Jerez, como, por ejemplo, Bertemati, un edificio de gran lujo situado en la calle Porvenir de Jerez y construido con materiales ricos y elementos


arquitectónicos como bóvedas y cúpulas, o la bodega de La Concha, atribuida a Eiffel y construida con ocasión de la visita a Jerez de la Reina Isabel II en 1862. Las bodegas catedrales –así descritas por el escritor y viajero británico Richard Ford– son bodegas de añejamiento y crianza de vinos que no disponen de lagares; tienen tejado a dos aguas y una cubierta muy alta soportada por altos pilares y arquerías, donde se almacenan las botas asentadas en tres o cuatros hiladas superpuestas. Aunque la construcción de este tipo de bodegas se inició a finales del siglo XVIII, su generalización se produjo con el inicio de la crianza de los finos y manzanillas bajo velo de flor a finales del primer cuarto del siglo XIX.


D.E. BRANDY DE JEREZ Un gran hermano del vino de Jerez

En las mismas bodegas de dimensiones catedralicias donde se crían los vinos de Jerez envejece el brandy, un aguardiente con la suficiente personalidad como para tener su propia denominación de origen –en su caso, denominación específica– y que establece con el vino una relación casi simbiótica, pues si éste necesita ser encabezado con alcohol vínico para iniciar su envejecimiento, aquél debe reposar en botas que contuvieron finos, olorosos o amontillados para absorber su color, aroma y sabor. CONSEJO REGULADOR DE LA D.E. BRANDY Avda. Alcalde Álvaro Domecq, 2. 11402 Jerez de la Frontera (Cádiz) Telf. 956 35 00 70 www.brandydejerez.es La normativa comunitaria define el brandy como una bebida espirituosa obtenida a partir de aguardientes de vino que debe envejecer en recipientes de roble durante un año como mínimo, o seis meses si la capacidad de los toneles es inferior a 1.000 litros. Además, debe presentar un contenido mínimo de sustancias volátiles de 125 g/hl de alcohol puro (100% vol.). Tales sustancias son el espíritu o recuerdo del vino, que permanece tras la destilación o que se transfiere al aguardiente durante su envejecimiento en barricas envinadas. El Brandy de Jerez, cuya graduación puede oscilar entre los 36º y los 45º, supera tales requisitos, diferenciándose de otros aguardientes obtenidos


del vino por tres rasgos fundamentales: envejece en las bodegas del Marco de Jerez (Jerez de la Frontera, Puerto de Santa María y Sanlúcar de Barrameda), y lo hace dentro de botas de roble americano de 550 litros, previamente envinadas con vinos de Jerez (fino, oloroso, Pedro Ximénez...), y mediante el tradicional sistema de criaderas y soleras. Con ello se obtienen tres tipos básicos de brandy: Solera. Tiene un promedio de envejecimiento de un año y presenta un contenido de sustancias volátiles superior a 150 g/hl de alcohol puro. Es un brandy joven y afrutado. Solera Reserva. Su promedio de envejecimiento es de tres años y el contenido de sustancias volátiles superior a 200 g/hl de alcohol puro. Solera Gran Reserva. El promedio de envejecimiento es de diez años y las sustancias volátiles superan los 250 g/hl de alcohol puro.


Del coñac al brandy El arte de la destilación se introdujo en Andalucía (y en Europa) en tiempos de la dominación musulmana de la zona de Jerez. Hemos de suponer que los árabes no cataban los vinos andaluces, por prescripción coránica, pero sí los destilaban para obtener alcohol, que se utilizaba en medicina y perfumería. Con el tiempo, los destilados de vino que se producían en la zona de Jerez adquirieron fama y se exportaban a toda Europa. Los aguardientes tenían como principal mercado los Países Bajos, desde donde se reexportaban a todo el mundo. Es más que probable que de ello derive el término holandas, que define el aguardiente procedente de la destilación de vino con una graduación máxima de 65º.


Bodega de Brandy del Marco de Jerez

El alcohol servía para fortificar los vinos de Jerez, que al presentar una mayor graduación soportaban los largos viajes por mar sin avinagrarse. Por otra parte, alguien, en un momento indeterminado, tomó la sensata decisión de aprovechar las barricas de vino para conservar el aguardiente. Ya solo faltaba que otro genio se percatara de que el tiempo convertía ese destilado en una deliciosa bebida de color ambarino profundamente aromática. Se ignora cuándo y cómo se comenzaron a almacenar los destilados de vino en toneles de Jerez, pero sí se sabe quiénes iniciaron la carrera comercial del Brandy de Jerez: Pedro Domecq Lustau, Juan Vicente Vergara, Francisco Ivison O’Neale y Juan Hernández-Rubio y Gómez. Se cuenta que en el primer tercio del siglo XIX un determinado bodeguero (aquí hay más de una bodega actual que se atribuye la paternidad) aceptó el encargo de un cliente holandés que quería 500 botas de aguardiente de la mejor calidad. El bodeguero renovó sus instalaciones y se dotó de los mejores alambiques para atender el pedido. Pero cuando tenía la mercancía lista para el embarque, resultó que el cliente no tenía fondos para pagarla, por lo que las 500 botas quedaron almacenadas en sus bodegas. Pasados unos años, el empresario decidió probar aquel aguardiente: las transparentes holandas se habían oscurecido por los pigmentos del roble y habían adquirido los aromas del vino que había contenido la madera, descubriendo que tenía un tesoro entre manos que no tardó en poner a la venta. Pronto le siguieron muchas otras bodegas jerezanas, pues todas ellas disponían de alambiques con los que producían alcohol para encabezar sus vinos.


El nuevo aguardiente se dio a conocer en un primer momento como coñac español, por su semejanza con la bebida espirituosa que se elaboraba en la región de Poitou-Charentes, al sudoeste de Francia. Pero el término brandy acabó imponiéndose (¡ya en el siglo XVII se hablaba de brandevin en la novela picaresca española!) como adaptación al inglés del neerlandés brandewijn («vino quemado»), con el que los holandeses designaban los aguardientes que compraban en la zona de Jerez. Actualmente, el término brandy (o weinbrand en alemán) designa a la bebida espirituosa procedente de la destilación del vino, tal y como el término whisky se emplea para designar a las bebidas espirituosas procedentes de la destilación de cereales (cebada, maíz, etc...), un término genérico con el que se designa a una bebida que, en principio, puede producirse (y de hecho se produce) en cualquier lugar del mundo. El Brandy de Jerez se instituyó como Denominación Específica en 1989 y es el único elaborado en España que cuenta con tal mención y con un Consejo Regulador que la controle.


Un importante negocio La Comunidad Europea ha desarrollado un amplio corpus legislativo para preservar sus alimentos y bebidas tradicionales y evitar que sean devaluados por las imitaciones. En el caso de las bebidas espirituosas, se creó la mención denominación geográfica para indicar su categoría y procedencia, y se plasmó en el reglamento 1576/89. España cuenta con 15 denominaciones geográficas (orujo, licores de hierbas, pacharán, etcétera), 10 de las cuales son específicas por contar con un consejo regulador propio. Por su potencial económico, el Brandy de Jerez es el líder indiscutible en esta categoría. Según datos del Consejo Regulador del Brandy de Jerez, la producción ronda los 67 millones de botellas al año, de las cuales algo menos del 60% se bebe en nuestro país (es la bebida espirituosa más importante de cuantas se elaboran en España). El resto se exporta, principalmente a Asia y Europa. Filipinas es el país que más Brandy de Jerez importa, seguido de Alemania, Guinea Ecuatorial, México, Gran Bretaña y Singapur, pero cada vez es mayor el peso de países como Rusia, que ha multiplicado por cuatro sus importaciones en el último año, o China, que concita el interés de todos los bodegueros. El éxito del Brandy de Jerez, que supone el 95% de todo el brandy que se produce en España, se explica con los siguientes datos: el ritmo de producción exige que cada año entren en las bodegas una cifra equivalente a 18 millones de litros de alcohol puro, lo que requiere la destilación de unos 250 millones de litros de vino. Para obtener tal cantidad de vino se precisan más de 300 millones de kilos de uva, que es la producción de unas 100.000 ha de viñedo. Si se tiene en cuenta que el viñedo inscrito en el Marco de Jerez para producir sus vinos suma 8.800 ha, es fácil intuir que hace ya tiempo que los bodegueros pusieron sus ojos en el viñedo de otras zonas. Con cerca de 200.000 ha, La Mancha no es solo el mayor viñedo de España, sino del planeta, y son las destilerías de Tomelloso (tres de las más grandes, tradicionales y modernas al mismo tiempo, pertenecen a DOMECQ, a OSBORNE y a GONZÁLEZ BYASS) las que suministran las holandas y


destilados del vino que en el Marco de Jerez (Jerez de la Frontera, El Puerto de Santa María y Sanlúcar de Barrameda) se convertirán en brandy. De hecho, a finales del siglo XIX, cuando la filoxera arruinó el viñedo europeo, los negociantes franceses compraban aguardiente en La Mancha para sostener la producción de coñac, y actualmente la Comunidad de CastillaLa Mancha suministra el alcohol necesario para fortificar los vinos de Oporto y producir otros brandys en Francia, Alemania y otros países europeos.

Viñedos del Marco de Jerez

La variedad principal de La Mancha es la blanca airén y de ella se obtienen el 95% de los destilados que se destinan al Brandy de Jerez. El otro 5% procede de la uva palomino, variedad autóctona del Marco de Jerez, y la emplean las escasas bodegas que cuentan con alquitaras (alambiques de cobre) en sus instalaciones.


Madera y tiempo La ruta del jerez es también la del brandy, y permite descubrir la personalidad que otorga cada bodega a esta bebida espirituosa. De las 34 registradas en la denominación de origen, 23 están situadas en Jerez de la Frontera, cinco en El Puerto de Santa María y seis en Sanlúcar de Barrameda. En todas, la antigüedad de la solera y las características de las botas de crianza determinan la singularidad de sus brandys. El reglamento de la denominación exige que se empleen depósitos de roble americano que han contenido durante tres años al menos alguno de los tipos de vino de Jerez. Cada uno aporta matices diferentes. Las botas de fino confieren al brandy colores más pálidos, mientras que las de Pedro Ximénez le aportan tonos más oscuros. A ello se suma la crianza, que otorga matices más oscuros cuanto más prolongada sea y produce brandys de una gama cromática que va del dorado al caoba, pasando por el ámbar o el marrón. En los brandys se aplica el mismo sistema de criaderas y soleras en que se basa la excelencia de los vinos de Jerez. El brandy destinado a ser embotellado procede de una solera o de la mezcla de varias. La cantidad extraída (menos de un cuarto del contenido de cada bota) se repone con el contenido de la primera criadera, y así sucesivamente hasta llegar a la última criadera, que se rellena con los aguardientes más jóvenes o sin envejecer. La práctica y el talento de cada casa determina la frecuencia de las sacas y rocíos (extracciones y reposiciones), así como la combinación de varias soleras para conseguir la personalidad que distingue a una marca de brandy de otra. En Jerez de la Frontera todavía se pueden ver las primeras botas del brandy Fundador. La marca se integra hoy en la multinacional de vinos y licores Beam Global, pero sigue elaborándose en las bodegas que pertenecieron a la familia Domecq, entre las más antiguas de Jerez. No obstante, el apellido se perpetúa en las bodegas ÁLVARO DOMECQ, cuyo brandy Duque de Veragua madura en botas que contuvieron vino Pedro Ximénez y sale al mercado con una solera de 30 años. La bodega DIOS


BACO también emplea botas de Pedro Ximénez para su brandy Luis Enrique, mientras que Gran MARISCAL y VALDIVIA utilizan botas de oloroso para sus marcas de mayor prestigio, Reliquia 1784 y Pedro de Valdivia, respectivamente. GONZÁLEZ BYASS, por su parte, ha mantenido la tradición de destilar el vino en sus propias instalaciones jerezanas. Para ello, solo emplea uva palomino para sus holandas, con las que produce el brandy Lepanto, envejecido en botas de oloroso o Pedro Ximénez, aunque su marca más popular es Soberano, registrada en 1896. En las bodegas REY FERNANDO DE CASTILLA, las botas que albergaron amontillados y olorosos son las que luego ocupan los brandys, siguiendo el método de criaderas y soleras, excepto en su brandy más selecto (Único), que permanece inmovilizado desde 1972. Otra marca conocida es Gran Duque de Alba, de WILLIAMS & HUMBERT, que se caracteriza por seguir un sistema de diez criaderas. El Gran Duque de Alba Oro se elabora a partir del anterior y avanza cinco criaderas más hasta la solera, y además lo hacen en botas de palo cortado, el jerez más complejo. Para brandys exclusivos, ninguno como Conde de Garvey, elaborado en las mismas bodegas –GARVEY– que comercializan el popular Espléndido. Conde de Garvey se presentó en mayo de 2007 como el brandy más caro del mundo, pues cuesta más de 600 euros la botella. Ello se debe a que cuenta con una solera de 200 años y lleva inmovilizado unos 60 en solo cinco botas que permanecen bajo llave.


Uno en Mil es otro solera gran reserva bastante raro. Lo elabora SÁNCHEZ ROMATE, la misma bodega que produce el selecto Cardenal Mendoza. Uno en Mil procede de un millar de barricas seleccionadas y, además de la crianza tradicional en soleras y criaderas, utiliza la técnica del single barrel, común en la elaboracion de whiskies y rones de mayor calidad, que consiste en que cada partida de botellas procede de un único barril, sin mezclas. Todas son iguales entre sí, pero presentan sutiles diferencias respecto a las que procedan de otra barrica. La mayor bodega de El Puerto de Santa María es Osborne, que elabora tanto el famoso Veterano, cuyo logotipo ya forma parte de la iconografía nacional, como el exitoso Magno. Es precisamente el toro de Osborne la marca de un nuevo tipo de brandy, más ligero y moderno, y destinado a un público más joven. Su brandy de prestigio es Conde de Osborne, añejado en barricas de Pedro Ximénez y, si se quiere, embotellado en el envase de porcelana blanca que Salvador Dalí diseñó para la bodega en 1964. Las BODEGAS 501 elaboran el brandy del mismo nombre, uno de los más consumidos en España, del que también existe un solera reserva (Grana),


que es una réplica del primero que salió al mercado con esta marca; pero su mejor brandy es el 501 Oro, envejecido durante 30 años en barricas de Pedro Ximénez. En Sanlúcar de Barrameda, BARBADILLO es la bodega de referencia, tanto por las dimensiones de sus instalaciones como por su volumen en ventas de manzanillas y vinos blancos. Aquí solo se elabora un brandy, pero es un gran reserva de producción limitada con más de 20 años de envejecimiento. Al igual que otros brandys ilustres, cada botella está numerada y, además, firmada por el capataz de la bodega. Solos o con hielo, los brandys de gran solera son una bebida exquisita, a la altura de los mejores whiskies de malta –que, por cierto, también envejecen en barricas de jerez–, pero, además, en sí mismos contienen una pequeña porción de historia, tanto la de la artesanía de su elaboración como la de la época en que se fundaron sus soleras.


RUTAS Entre el Guadalete y el Guadalquivir


Primer vértice: Jerez La ciudad de Jerez, que cuenta con aeropuerto, autopista desde Sevilla y ferrocarril, constituye el punto ideal de partida para esta ruta que va a discurrir por el llamado Marco de Jerez, un territorio que, aunque sus límites son ciertamente mayores, tiene, de manera principal, la forma de un triángulo isósceles con tres vértices bien definidos que vienen a coincidir con las ciudades más importantes: Jerez de la Frontera, El Puerto de Santa María y Sanlúcar de Barrameda.

Jerez, como los vinos que envejecen pacientemente en sus bodegas, es una ciudad con mucho empaque, con mucho señorío. Es también –lo que no supone ninguna contradicción– una ciudad muy popular, celosa guardiana


de sus tradiciones. Basta pasear un rato por sus calles para comprobar ambas cosas: plaza del Arenal, centro geográfico y cosmopolita, barrios de San Miguel o de Santiago, calles Larga, Porvera, Corredera... Basta tomarse una copa de fino acompañado de una tortillita de camarones, sentado en alguna terraza de sus numerosos bares mientras se observa el paso de la gente. No resultaría raro escuchar el rasgueo de una guitarra bajo el quiebro de una voz que se arranca por bulerías. Por encima de su historia y de sus numerosos monumentos, la fama de Jerez se sustenta sobre tres sobresalientes pilares: el flamenco, los caballos y, sobre todo, el vino. Cualquier época del año es buena para visitar la ciudad, pero mayo, durante la feria del Caballo, y septiembre, durante la vendimia, son dos momentos inolvidables. Durante la vendimia, Jerez es un hervidero de fulgores y de aromas, un hervidero de alegría. Toda la ciudad se pone en marcha, porque por toda la ciudad se reparten las bodegas. Nada menos que 36 figuran inscritas en la D.O., con domicilio en Jerez ciudad. Y hay más que no se acogen a la D.O. Las bodegas en Jerez, como seguramente en ninguna otra parte del mundo, son monumentos arquitectónicos, además de templos sagrados en los que se produce la transustanciación del zumo de la vid en vino, ese milagro de la alquimia. Por su configuración, a base de naves separadas por arquerías sobre pilares, se las denomina mezquitas.


Jeréz de la Frontera

Probablemente, la de mayor renombre sea PEDRO DOMECQ, aunque hoy pertenezca a una multinacional de la alimentación. Su complejo, en la calle San Ildefonso, muy cerca de la catedral consta de cinco edificios, uno de los cuales se llama precisamente BODEGA LA MEZQUITA. Construida en 1974 por el arquitecto Javier Soto, es una de las mayores del mundo y el nombre le cuadra de maravilla, pues está formada por cientos de arcos de herradura sobre delicados pilares. GONZÁLEZ BYASS, en la calle Manuel María González, es probablemente la bodega más visitada de Jerez, y aún lo será mucho más si prospera su proyecto de abrir un hotel de cinco estrellas en la plaza de la Encarnación, al que se sumaría una ruta enoturística propia en el pago de Carrascal, 200 ha de viñedo situadas en la carretera de Morabita. La bodega produce el famoso fino Tío Pepe, que se bebe como el agua en la feria de Sevilla. La Concha, Los Apóstoles y, sobre todo, la modernísima Las Copas, un


prodigio arquitectónico de 31.700 m2, son tres de los numerosos edificios que muestra en sus visitas guiadas. Una bodega espléndida, incluso por su nombre, es DIOS BACO, en la misma calle que la anterior. Construida en 1848, formó parte de un complejo de doce edificios (Los Doce Discípulos) del que se conservan tres bodegas: DIOS BACO, LA CRUZ Y PÍO XII. WILLIAMS & HUMBERT se encuentra en la carretera que une Jerez con El Puerto de Santa María. Es la bodega más grande de Europa y cuenta con un Premio Nacional de Arquitectura, además de ser la única de Jerez que ofrece al visitante un espectáculo ecuestre con caballos de pura raza española en el interior de la bodega, en la que llega a almacenar hasta 30 millones de litros, entre vinos y brandys, solo en botas de roble americano (tiene, además, capacidad para 25 millones más en depósitos de acero inoxidable). Dan buena cuenta de ello sus productos líderes en el mercado internacional: Gran Duque de Alba, Canasta y Dry Sack. Muy cerca de la anterior está REAL TESORO, con su famoso Fino Tío Mateo y la yeguada de pura raza española que muestran al visitante. En la calle Lealas, una de las clásicas de Jerez, se sitúa una bodega realmente encantadora: SÁNCHEZ ROMATE, con más de 200 años de antigüedad y famosa sobre todo por sus brandys, que en 1909 fue nombrada Proveedora de la Cámara de los Lores, en Inglaterra, y en 1917, Proveedora del Sacro Palacio Apostólico.


Segundo vértice: Sanlúcar de Barrameda El recorrido por las bodegas jerezanas no terminaría nunca, sobre todo si el visitante se dedica a probar todos los vinos que ofrecen. Son 22 km por la A 480 los que separan Jerez de Sanlúcar de Barrameda. Se trata de un camino plano, poco atractivo, en el que se ven más que nada cereales. Las viñas se encuentran más al norte, apartadas de la carretera. Sanlúcar es la localidad en la que se produce la manzanilla, un fino de características tan sutiles como nadie que no lo haya probado puede imaginar. Sanlúcar está también a la orilla del Atlántico y de la desembocadura del Guadalquivir, al otro lado del Parque Nacional de Doñana. Es villa antigua, tartessa, y además de la manzanilla son famosas desde hace tiempo sus carreras de caballos en la playa, que se celebran en agosto, declaradas de Interés Turístico Internacional. La plaza del Cabildo, un buen lugar para el copeo y el tapeo, es el centro neurálgico. Por encima está el barrio alto, en el que se encuentran el castillo y algunos monumentos importantes, como la iglesia de Nuestra Señora de la O y el palacio de Medina Sidonia. En Bajo de Guía, a orillas del Guadalquivir, abundan las tabernas marineras y los restaurantes. Las bodegas, por todo el pueblo. Con cerca de 62.000 habitantes, Sanlúcar tiene inscritas en la D.O. nada menos que 19. Las bodegas están repartidas por toda la localidad, pero si se quiere una visión de conjunto de todo lo que ofrece el Marco de Jerez en vinos y turismo, quizá sea mejor empezar por el flamante Centro de Interpretación del Vino del Marco de Jerez, inaugurado en junio de 2012 y ubicado en las instalaciones de DELGADO ZULETA, una de las bodegas familiares más antiguas de la comarca. HIJOS DE RAINERA PÉREZ MARÍN se sitúa en el antiguo –y precioso– hospital de la Misericordia, que perteneció a la Orden de San Juan de Dios. El magnífico edificio de la BODEGA MISERICORDIA, del más auténtico estilo clásico barroco de principios del siglo XVII, está dedicado a la crianza de La Guita, la manzanilla más vendida de España y la primera con fecha de embotellado en la contraetiqueta. Se encuentra en un entorno arquitectónico


de carácter monumental, propio del centro histórico más antiguo de Sanlúcar de Barrameda, en la zona del barrio Alto, junto a la vecina basílica de la Caridad.

Bodegas Barbadillo en Sanlúcar de Barrameda

Otra de las bodegas más importantes de Sanlúcar es ANTONIO BARBADILLO, en el antiguo palacio de la Cilla, donde hay un museo dedicado a la manzanilla lleno de curiosidades y con edificios repartidos alrededor del castillo. Entre otros muchos de sus vinos, son famosos el Castillo de San Diego, vino blanco más vendido de España, y la manzanilla Solear. Una bodega de alto prestigio por la calidad de sus caldos es GASPAR FLORIDO, pequeña y artesanal, con numerosos galardones recientes, sobre todo para sus olorosos y amontillados. BODEGAS HIDALGO es una de las más antiguas (1792). Pone en el mercado la manzanilla La Gitana, pero sus elaboraciones mejores son los amontillados y olorosos viejos gran reserva.


Prรกcticamente enfrente del Guadalquivir, estรก PEDRO ROMERO, bodega importante fundada en 1860, con edificaciones dignas de una visita.


Tercer vértice: El Puerto de Santa María Sanlúcar es una ciudad para una estancia larga, una ciudad para disfrutar de su clima, de sus playas, de sus vinos, de su alegría y su amor a la vida. No obstante, hay que seguir el camino. Para ello hay que tomar la carretera A 480 que lleva a Chipiona, ciudad también marítima, en la que se produce un delicioso moscatel en bodegas como la de CÉSAR FLORIDO, con un buen puerto pesquero al que acude la gente a comprar el pescado directamente a los pescadores, y con el famoso santuario de Regla. Y es en la avenida de Regla, donde tiene su nave de crianza la Bodega COOPERATIVA CATÓLICO AGRÍCOLA, que en junio de 2012 inauguró su Museo del Moscatel y una ruta enoturística dedicada al vino chipionero por excelencia. La ruta prosigue por la A 491 que avanza paralela al mar hasta el cruce que lleva a Rota, dejando a la izquierda algunas huertas y bastantes invernaderos en los que se cultiva la flor de ornamentación, de la que Chipiona es uno de los mayores productores de España. Antes del cruce de Rota, que está a unos 10 km, se deja atrás Costa Ballena, una magnífica ciudad de vacaciones arrimada al atlántico, con campo de golf y mucho, mucho verde. Más allá del cruce, la carretera sigue prácticamente el cerramiento de la base naval americana a través de un bosque de pinos marítimos que se prolonga hasta El Puerto de Santa María, a unos 20 km. El Puerto es una ciudad muy viva y muy alegre. A la gente le gusta salir a la calle, pasear, charlar en los paseos, en las aceras. Los bares de la famosa Ribera del Marisco, a orillas del Guadalete, están siempre llenos, de la mañana a la noche. El castillo de San Marcos y la iglesia mayor prioral son prueba de la frondosa historia de la población. Es en el siglo XVII cuando, siendo base de las galeras reales, El Puerto se hace bodeguera y comienza a exportar sus caldos a América. Desde entonces, el negocio del vino es uno de los baluartes económicos de la ciudad, aunque la elaboración se sigue haciendo por métodos muy similares a los de sus comienzos. Siete son las bodegas que figuran inscritas en la D.O. Es probable que la más


importante sea la de OSBORNE, una empresa fundada a finales del siglo XVIII por el inglés Thomas Osborne que sigue siendo familiar, aunque se ha convertido en un importante conglomerado que abarca desde las aguas minerales hasta los jamones ibéricos de Jabugo. El toro famoso que aparece en las carreteras españolas es su emblema y el del brandy Veterano. Su fino Quinta es muy popular y su oloroso Bailén, sencillamente esplendoroso. TERRY la fundó Pascual Moreno en 1783. Es también una poderosa empresa familiar que tiene como producto más conocido el brandy 501 y que está introducida en medio mundo. Las dos se encuentran en el centro de la ciudad, muy cerca de la plaza de toros. GUTIÉRREZ COLOSÍA, se sitúa en un lugar espléndido, junto al Guadalete, en el antiguo palacio del Conde de Cumbrehermosa. Bodega con mucho sabor y personalidad, produce unos vinos tan delicados como el fino Campo de Guía o el Colosía Palo Cortado. Singular y curiosa es la BODEGA GRANT, en la calle Los Bolos, conocida desde su fundación en 1841 como Las 7 Esquinas. En su despacho pueden comprarse sus vinos embotellados y a granel. Su sala de degustación es un patio porticado de carácter andaluz, con grandes aspidistras y otras macetas de sombra.


INFORMACIONES PRÁCTICAS Bodegas Jerez de la Frontera Álvaro Domecq Álamos, 23. Telf. 956 339 634. www.alvarodomecq.com Emilio Lustau Arcos, 53. Telf. 956 341 597. www.emilio-lustau.com González Byass Manuel María González, 12. Telf. 902 440 077. www.bodegastiopepe.com Harveys Pintor Muñoz Cebrián, s/n. Telf. 956 151 500. www.bodegasharveys.com Pedro Domecq San Ildefonso, 3. Telf. 956 151 500. www.bodegasfundadorpedrodomecq.es Real Tesoro y Valdespino N IV, km 640. Telf. 956 321 004. www.grupoestevez.es Sandeman Pizarro, 10. Telf. 956 151 711. www.sandeman.eu Valdivia Zoilo Ruiz Mateos Camacho, s/n. Telf. 956 314 358. www.bodegasvaldivia.com Williams & Humbert Ctra. N IV, km 641,75. Telf. 956 353 413. www.williamshumbert.com

Sanlúcar de Barrameda Antonio Barbadillo Luis Eguilaz, 11. Telf. 956 385 500. www.barbadillo.com


Delgado Zuleta Ctra. Chipiona, km 1,5. Telf. 956 360 543. www.delgadozuleta.com Hidalgo la Gitana Banda Playa, 42. Telf. 956 385 304. www.lagitana.es Hijos de Rainera Pérez Marín Misericordia, 1. Telf. 956 321 004. www.laguita.com La Cigarrera Torno, s/n. Telf. 956 381 285. www.bodegaslacigarrera.com Pedro Romero Transbolsa, 84. Telf. 956 360 736.

Chipiona César Florido Padre Lerchundi, 35-37. Telf. 956 371 285. www.bodegasflorido.com Museo del Moscatel Avda. de Regla, 8-10. Telf. 956 371 804. Situado en la bodega de crianza de la Cooperativa Católico Agrícola, su exposición permanente se estructura en siete módulos que detallan la historia y cultura vinculadas al moscatel de Chipiona. www.museodelmoscatel.com

El Puerto de Santa María Grant Bolos, 1. Telf. 956 870 406. www.bodegasgrant.com Gutiérrez Colosía Avda. de Bajamar, 40. Telf. 956 852 852. www.gutierrezcolosia.com Osborne (Bodega de Mora) Los Moros, 7. Telf. 956 869 100. www.osborne.es Terry Toneleros, s/n. Telf. 956 151 500. www.bodegasterry.com

Alojamientos


Jerez de la Frontera Prestige Palmera Plaza H***** Pizarro, 1. Telf. 956 031 500. Lujo, tranquilidad y céntrica localización. Habitación doble: 59-95 €. www.prestigehotels.com Palacio Garvey H**** Tornería, 24. Telf. 956 326 700. Ubicado en un palacete del siglo XIX que fue residencia de la familia Garvey. Habitación doble: 75-136 €. www.sferahoteles.com Chancillería H*** Chancillería, 21. Telf. 956 301 038. Un hotel ecológico en pleno centro. Tiene restaurante. Habitación doble: 80-180 €. www.hotelchancilleria.com

Sanlúcar de Barrameda Fundación Casa Medina Sidonia Plaza Condes de Niebla, 1. Telf. 956 360 161. La larga historia del palacio justifica la estancia. Habitación doble: 60-80 €. www.ruralduquesmedinasidonia.com Macià Doñana H**** Orfeón Santa Cecilia, s/n. Telf. 956 365 000. En la entrada de Bajo de Guía, ofrece buenos servicios y restaurante. Habitación doble: 55-120 €. www.maciahoteles.com Posada de Palacio Caballeros, 9-11. Telf. 956 365 060. Casa palacio del siglo XVIII. Habitación doble: 68-83 €. www.posadadepalacio.com

El Puerto de Santa María Bodega Real H**** Albareda, 4. Telf. 956 059 185. Un singular hotel ubicado en el corazón de El Puerto. Ocupa una antigua bodega de crianza y sus modernas instalaciones ofrecen todo tipo de servicios. Habitación doble: desde 50 €. www.hotelbodegareal.com

Restaurantes


Jerez de la Frontera Juanito Pescadería Vieja, 8 y 10. Telf. 956 334 838. De visita obligada, ya sea para tapear o para una comida formal. Precio medio, 40 €. www.bar-juanito.com Gaitán Gaitán, 3. Telf. 956 345 859. Un clásico. Cocina regional y nueva cocina creativa. Precio medio, 50 €. www.restaurantegaitan.es

Sanlúcar de Barrameda Casa Bigote Bajo de Guía, 10. Telf. 956 362 696. Sus langostinos son legendarios. Precio medio, 45 €. www.restaurantecasabigote.com El Veranillo Prol. avda. del Cerro Falón, 4. Telf. 956 362 719. Precio medio, 40 €

Chipiona Venta Aurelio Bda. Montijo, 12. Telf. 956 389 473. Pescados al horno y guisos marineros. Precio medio, 45 €. www.ventaurelio.es

El Puerto de Santa María Aponiente Puerto Escondido, 6. Telf. 956 851 870. Ángel León trata los productos del mar con una cratividad desbordante. Precio medio, 90 €. www.aponiente.com Romerijo José Antonnio Romero Zarazaga, 1. Telf. 956 542 290. Marisco cocido al peso y con calidades al alcance de todos los bolsillos. Precio medio, 40 €. www.romerijo.com

Compras Jerez de la Frontera Más que Vinos


Urb. Pie de Rey Sierra del Pinar, blq. 3. Telf. 956 180 873. En la tienda de la asociaciรณn de cooperativas del Marco de Jerez se venden vinos bajo marca propia y delicatessen. www.aecovi-jerez.com


Textos: Ignacio Medina y Francesc Ribes

Editores de proyecto: Mercedes de Castro y Javier Muñoz. Realización: Mercedes San Ildefonso. Mapas: Cartografía Anaya Touring. Fotografias: Archivo Anaya

Edición en formato digital: 2013

© De esta edición: Grupo Anaya, S. A., 2013 Calle Juan Ignacio Luca de Tena, 15 28027 Madrid

ISBN ebook: 978-84-9935-566-5

Está prohibida la reproducción total o parcial de este libro electrónico, su transmisión, su descarga, su descompilación, su tratamiento informático, su almacenamiento o introducción en cualquier sistema de repositorio y recuperación, en cualquier forma o por cualquier medio, ya sea electrónico, mecánico, conocido o por inventar, sin el permiso expreso escrito de los titulares del Copyright.

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