EN LA MIRA
CRISTINA PALOMAR VEREA
EL ESPECTÁCULO DE LA BELLEZA Y EL NACIONALISMO
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conformado el horizonte posmoderno de los estudios de género. Además, constituye un excelente trabajo para estimular las discusiones en torno a cuestiones ligadas a la investigación
Banet-Wiser, Sarah. The Most Beautiful
etnográfica, el feminismo y la crítica
Girl in the World. Beauty Pageants and
cultural.
National Identity.University of Cali-
Se trata de un estudio valiente y
fornia Press, Berkeley y Los Ángeles,
difícil porque expresa una voluntad
1999.
heterodoxa de realizar un análisis de un fenómeno social que, aunque no
El texto de Sarah Banet-Wiser es un
es nuevo y se presenta en distintos
estudio cuyas conclusiones tocan
países del mundo, es insistentemente
temas actuales y de gran interés en
tratado como un fenómeno frívolo y
los estudios de género, tales como los
de escaso interés para los científicos
procesos de construcción de la subje-
sociales, por la aparente obviedad que
tividad y de formación de identidades,
se le atribuye a su participación en la
la ambigüedad de los discursos, los
cosificación de las mujeres y, por lo
nexos entre el género y el poder, la di-
tanto, menospreciado por académicas
ficultad de erigir fronteras nítidas y
feministas y por los estudiosos de la
duras en los fenómenos sociales, los
cultura. La autora de este trabajo, si-
claroscuros de la capacidad de agen-
tuada en el campo de los estudios de
cia, los intríngulis de las representaciones y otros igual de interesantes que han sido puestos en los últimos años sobre las mesas académicas y que han
género, se propone el análisis del concurso de belleza más importante en Estados Unidos de América: Miss
América, planteándolo como una ex-
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presión de la cultura popular nacional
serios y sostenidos por parte de los
en la que confluyen los discursos na-
científicos sociales —o, en el otro ex-
cionalistas, de género y de raza.
tremo del espectro, los concursos y
Banet-Wiser, profesora asistente de
otras formas de la cultura mercantili-
la escuela Annenberg de Comuni-
zada de masas son vistos simplemente
cación en la Universidad del Sur de
como reiterativos y reproductores de la
California, relata que las reacciones
ideología dominante—. Por lo general,
académicas a su estudio han sido muy
los concursos de belleza son puestos
interesantes. Una de ellas es la que lo
junto a las formas culturales populares
califica como “divertido”, como algo
que son consideradas igualmente
que no aporta nada al conjunto de tra-
como “bajas”; es decir, como poco im-
bajos sobre las representaciones de gé-
portantes para merecer una investiga-
nero, sino que más bien refleja las
ción seria, como formas especialmente
nociones comunes de las expresiones
opacas de cultura popular, o tan ob-
de cultura popular, tales como concur-
vias y opacas que una interrogación
sos y otros entretenimientos —y las
vigorosa en torno a éstas sería tan abu-
respuestas de la gente a éstos—, y que
rrida como innecesaria. El concurso de
son considerados uniformes, simples y
belleza es usualmente visto como un
nada contradictorios. De hecho, con-
ejemplo de “material popular”, en el
sidera la autora, la misma escasez de
cual “lo que ves es lo que (ob)tienes”.
trabajos académicos sobre los concur-
Pero, señala Banet-Wiser, lo que vemos
sos de belleza refleja esta concepción;
en el concurso de Miss América, no
considera que estos eventos son fre-
obstante, es sumamente complejo y
cuente y fácilmente despreciados como
contradictorio.
frívolos, sin sentido o carnavalescos y,
Por una parte, la autora considera
por ello inmerecedores de escrutinios
que la cultura popular es un terreno
EN LA MIRA
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complicado, no fácilmente asimilable
ra, ya que, para ella, la relación entre
a la ideología y la práctica dominan-
los discursos sobre la nación y los dis-
tes y que existe en tanto espacio que
cursos sobre la feminidad son final-
puede ser simultáneamente conven-
mente formulados en la ecuación
cional e impredecible, liberador y re-
“mujer=nación” que está en la base
accionario, personal y anónimo, y al
de dichos concursos.
mismo tiempo basado en materialida-
Para Banet, la pregunta de dónde
des que constituyen un renglón para
están ubicadas las mujeres en la esce-
el despliegue de la fantasía.
na nacional es vital, no obstante lo
Banet ubica a los concursos de be-
poco que suele plantearse. Para ella,
lleza entre los rituales cívicos entendi-
el concurso de Miss América claramen-
dos como un grupo de prácticas
te plantea una afirmación nacionalis-
políticas, culturales y económicas que
ta; pero, debido a que la atención
implican tanto la lógica como la legiti-
académica sobre los concursos se ha
mación de su existencia. Debido a su
centrado en el tratamiento flagrante
énfasis en el espectáculo y al desplie-
de las mujeres en tanto mujeres, esta
gue público, sus gestos inclinados ha-
afirmación ha sido totalmente obviada.
cia la monarquía y a los concursos
Sin embargo, propone la autora, los
medievales, y sus vínculos con las nor-
concursos de belleza construyen una
mas dominantes de la feminidad, la
comunidad imaginada específica, ya que se trata de una visión particular de comunidad que produce y difunde sus construcciones. Los concursos crean un campo nacional de símbolos compartidos y prácticas que definen tanto la etnicidad como la feminidad
autora considera que los concursos de belleza están claramente situados como un tipo particular de prácticas culturales y, en tanto tales, demandan una atención intelectual más profunda de la que se les ha otorgado hasta aho-
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en tanto elementos de identidad na-
belleza ofrece una vía nueva para los
cional.
estudios sobre el nacionalismo: partir
La autora considera al nacionalis-
de que el concepto idealizado de la
mo como un discurso que mediatiza
“nación” necesita mujeres que sosten-
las construcciones de feminidad y et-
gan sus intercambios culturales y po-
nicidad para producir una particular
líticos.
noción generizada de ciudadanía. Para
A partir del supuesto de que cual-
manejar y controlar diferentes estilos
quier concepto de nación debe incitar
y prácticas de ciudadanía, los concur-
deseos particulares en su público de
sos de belleza crean comunidades ima-
sostener un sistema legítimamente
ginadas donde el discurso nacionalista
institucionalizado de creencias y prác-
es producido como tradición cultural.
ticas, Banet sugiere que las figuras
Los concursos confrontan tensiones
idealizadas de feminidad han sido
nacionales sobre el género y la raza y,
ampliamente entendidas como una
por medio de sus espectáculos de “di-
lucrativa vía para el deseo. Plantea la
versidad” y feminidad, “resuelven” es-
siguiente pregunta: ¿quién puede in-
tas tensiones. El cuerpo femenino
citar deseos más legitimantes que Miss
funciona, en este contexto, como una
América, la mujer que representa, en un escenario popular, una mezcla perfecta de deseabilidad y respetabilidad, de sexualidad y moralidad? Señala la autora que la crítica feminista a los concursos de belleza ha cuestionado la relación entre feminidad y nacionalidad, explicitando la premisa implícita de que el “ideal” fe-
representación del nacionalismo en términos de una imagen particular de feminidad. Este mismo cuerpo femenino, no obstante, “representa” también a la nación en términos de una cultura o una comunidad particulares, señala Banet, quien considera que esta manera de entender los concursos de
EN LA MIRA
245
menino americano se define en térmi-
nantes y las convenciones de femini-
nos de una feminidad subordinada y
dad son construidas en el borde de un
heterosexual; Banet cuestiona la rela-
balance muy precario: las mujeres si-
ción que, desde esta crítica, se obser-
multáneamente “necesitan” ser pro-
va entre género y nación, ya que según
tegidas y explotadas, deben ser
su punto de vista los concursos no
públicamente exhibidas aunque pri-
tienen que ver solamente con el géne-
vadamente consumidas, y son consi-
ro y la nación, sino también siempre
deradas tanto las guardianas de la
(y cada vez más visiblemente) con la
moralidad nacional como las exponen-
raza y la nación; más específicamen-
tes máximas de dicha moral, simple-
te, de lo que se trata en éstos es del
mente en razón de su género. Dentro
género y la nación en tanto catego-
de los concursos de belleza, estas cla-
rías racializadas. La autora considera
ras contradicciones de la feminidad son
que la raza, el género y la nación son
aún más complicadas por la reciente
categorías interconstitutivas, lo cual
presencia visible de las concursantes
es fundamental para entender los aná-
no-blancas. El cuerpo no-blanco fun-
lisis sobre la nación, el género y la cul-
ciona como un espectro —elotro mar-
tura popular.
cado— contra el cual el ideal del
Banet expone que las construccio-
ciudadano femenino se define. Relata
nes particulares de la nación funcio-
Banet que aunque la “diferencia” es
nan como un recordatorio moral sobre
asimilada en los concursos, el proce-
las relaciones convencionales de gé-
so de asimilación ha sido imperfecto:
nero; y que las instituciones, y la fe-
a pesar de los esfuerzos por sostener
minidad misma como práctica social,
un estándar universal de belleza para
operan en constante estado de flujo y
todas las mujeres, la representación de
disrupción social. Las normas domi-
las mujeres que han sido históricamen-
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te excluidas de este estándar vuelve a
disruptivo del cuestionamiento de las
la misma belleza una categoría de ex-
categorías de raza y género cons-
periencia inestable. Más aún, una so-
truidas por la dominación, siempre
ciedad cada vez más multiétnica y
amenaza el horizonte aparentemente
multirracial cuestiona la función tra-
estable. A causa de la puesta en acto
dicional de los concursos como luga-
física y nacional de la etnicidad y del
res para el control de las identidades
género a la cual se destina el concur-
no-blancas, mediante el reforzamien-
so, estos espectáculos representan
to de las normas universales y domi-
tanto un potencial para las crisis na-
nantes de belleza.
cionales como una fuente de estabili-
Lo que sucede entonces en la es-
dad nacional. El espectáculo de la
cena de los concursos nacionales de
subjetividad femenina, que compren-
belleza, expone Banet-Wiser, es la
de el corazón de la celebración del
puesta en acto de un dilema nacional
concurso, funciona como un mecanis-
muy especial: intentar continuamen-
mo de aseguramiento nacional de que,
te resolver las tensiones que caracte-
a pesar de amenazar la cultura domi-
rizan las prácticas dominantes de
nante al mover los códigos raciales y
feminidad en una sociedad cada vez
de género, los concursos dirigen y dis-
más diversificada —aunque los con-
ciplinan exitosamente la construcción
cursos a la vez celebren y reinventen
de la identidad nacional, la feminidad
precisamente estas categorías de ex-
y la etnicidad.
periencias—. Las categorías de raza,
A partir de los concursos de belle-
género e identidad nacional parecen
za en Estados Unidos, la autora plan-
siempre fijas y estables; pero, de he-
tea preguntas centrales sobre la nación
cho, siempre están en constante pro-
misma: ¿quién cuenta como parte de
ceso de elaboración. Así, el potencial
la nación?, ¿qué significa ser represen-
EN LA MIRA
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tativa específicamente femenina de una
belleza incorpora más que el título
nación?, ¿cómo intervienen algunas
grandioso de ganadora. El concurso de
cuestiones sociales —tales como el ra-
belleza, de hecho, representa un arre-
cismo, el multiculturalismo y los “va-
glo complicado de afirmaciones e
lores familiares”— mediados en y a
incorpora una gran variedad de ex-
través de los cuerpos de las mujeres
presiones nacionalistas; es un ritual
en un escenario público? y, ¿cuáles son
cívico, un lugar donde un público par-
las condiciones sociales y culturales
ticular “cuenta historias a sí mismo
mediante las cuales las clases parti-
sobre sí mismo”, y es un espectáculo
culares de representaciones pueden
de los medios masivos, firmemente
darse?
sostenido sobre la cultura de las mer-
El concurso de belleza es un espa-
cancías, en un momento histórico
cio en el cual los significados atribui-
donde casi todas las formas de parti-
dos a las identidades individuales y
cipación social y del sentido social
culturales, son constante y vehemen-
están determinadas por un interjuego
temente negociadas y cuestionadas.
continuo entre representación y con-
El título mismo del concurso de Miss
sumo. Es también un espectáculo de
América insiste en esta clase de negociación: se crea la ilusión de autoevidencia en la afirmación de los concursos de una identidad femenina nacional, ya que Miss América abarca tanto las representaciones de género como las nacionalistas. Pero el nacionalismo que es simultáneamente inventado y reflejado en el concurso de
género altamente visible, donde las prácticas disciplinarias que construyen a las mujeres como femeninas son palpables en su despliegue y posicionadas como problemáticamente deseables. Además, es una arena profundamente política, en el sentido de que la presentación y la reinvención de la feminidad que tienen lugar en el
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escenario del concurso de belleza pro-
pone en suspenso la distinción entre
ducen sujetos políticos.
falsa conciencia y conciencia “verda-
En la investigación sobre Miss
dera”, o entre victimización y crítica.
América, Banet-Wiser se topó con un dilema: cómo criticar los discursos y prácticas que objetivan, alienan o, por el contrario, fragmentan el cuerpo femenino, sin tomar a las concursantes mismas como víctimas somnolientas de una falsa conciencia. Y una de sus apuestas fue la de afirmar que hay que teorizar el género y el poder de una manera que entrañe una comprensión del género como una relación que no solamente significa sino que está en sí misma definida por el poder. Por otra parte, se propuso entrevistar a las mujeres concursantes —dándoles espacio para hablar sobre lo que ellas hacen—, y tomar muy en serio lo que ellas tienen que decir, sin considerar a estas mujeres como víctimas. Con esto la autora sigue el presupuesto de que es importante incluir la experiencia de las mujeres como evidencia de la investigación, lo que automáticamente
Banet partió de que la experiencia de las concursantes es necesaria para explorar lo que De Lauretis llama “el trauma potencial” del género. Según esta última autora, el género es no solamente el efecto de la representación sino también su exceso, lo que queda fuera del discurso como un trauma potencial que puede fracturar o desestabilizar, al igual que contener, cualquier representación. La única vía para comprender los procesos de la construcción del género es llegar a estos excesos en la representación, para tratar de determinar las maneras en que el exceso se contrapone con los efectos. Tal como lo argumenta De Lauretis, la discrepancia, la tensión y el resbalón constante entre mujer y representación en tanto objeto y la misma condición de representación y, por el
EN LA MIRA
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otro lado, las mujeres como seres his-
santes? ¿Pueden los relatos de las con-
tóricos, sujetos de relaciones ‘rea-
cursantes revelar los espacios en los
les’…está motivada y sostenida por
que la construcción de los sujetos fe-
una irreconciliable contradicción ló-
meninos es de orden impredecible e
gica en nuestra cultura: las mujeres es-
inestable? Para entender no solamente
tán tanto dentro como fuera del
la diferencia entre las feministas y las
género, al mismo tiempo en y fuera
concursantes de un certamen de belle-
1
de la representación.
za, sino también las maneras en las que esta diferencia es relacionalmente
La concursante de un concurso de be-
constituida, necesitamos “atender el
lleza, afirma Banet, no puede confun-
proceso histórico que, a través del dis-
dirse con su representación, y un relato
curso, posiciona a los sujetos y produ-
de su “experiencia” ayuda para teori-
ce sus experiencias”.2
zar cómo es que ella, igual que las otras
Banet encontró, con esta estrate-
mujeres, está “al mismo tiempo en y
gia, que una manera mediante la cual
fuera de la representación”. Esta ten-
las concursantes de belleza han sido
sión es importante en el aspecto me-
posicionadas como un tipo particular
todológico de la etnografía. ¿Cuáles
de sujetos es la retórica de la “libre
son los límites en la cuestión de legiti-
elección”, que —curiosamente, indi-
mar la “experiencia” como evidencia?
ca— ha sido una retórica que se ha
¿Cómo nos ayudan a entender las ten-
hecho posible gracias al esfuerzo de las
siones entre representación y las vidas
feministas de las últimas dos décadas
materiales, las palabras de las concur-
al abrir el camino a las mujeres para
1
2 Joan W. Scott. “Experience”, en Joan W. Scott y Judith Butler (eds.). Feminists Theorize the Political, Routledge, Nueva York, 1992, p. 25.
Teresa de Laurentis. Technologies of Gender: Essays on Theory, Film, and Fiction. Indiana University Press, Bloomington,1987.
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LA VENTANA, NÚM. 13 / 2001
hacer nuevas elecciones con sus vidas.
La concursante es vista, con este
Sin embargo, la política feminista ha
marco de trabajo, como una defenso-
quedado totalmente oscurecida en un
ra entusiasta de los valores democrá-
discurso que utiliza elementos del fe-
ticos en el mundo de la “expresión
minismo de una manera neutral, si no
creativa” y la libre elección. Esta cons-
es que reaccionaria. En vez de hacer
trucción cultural de una concursante
una “cuestión política” del sentimien-
de belleza como una ciudadana libre
to de inadecuación sobre la autoima-
dedicada a la democracia y a la auto-
gen de las mujeres, el discurso popular
agencia, otorga aún más credibilidad a las respuestas de las concursantes ante el interrogatorio feminista: erigen su participación en los concursos como ejemplos de lo que es “hacer lo que una quiere hacer”. El hecho de que las concursantes de belleza construyan su identidad femenina en relación con y a causa del poder, y no porque una identidad particular fuera elegida al azar, no es relevante entre estas participantes; este hallazgo le sirve a la autora para afirmar que las variables que condicionan las elecciones que todas hacemos (no solamente las que hacen las concursantes de belleza) son siempre borrosas y oscuras.
nos instruye en cómo crear un nuevo ser, un ser que requiere prácticas disciplinarias particulares, con el objetivo de crear una feminidad exótica, novelada, erótica y de moda. De pronto el concurso de belleza aparece como un foro de expresión de actos creativos relacionados con nuevas formas de maquillaje, peinados, colores, cirugía plástica, etc. Este discurso posiciona la noción liberal de elección y agencia (agency) como elementos clave del discurso dominante sobre la belleza y la feminidad. Los concursos de belleza constantemente claman que la “nueva experiencia” de la concursante es su principal motivación para participar.
EN LA MIRA
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Explorar la construcción de la ex-
narios así como potencialmente libe-
periencia de las concursantes de belle-
radores, procesos que son parte de la
za también permitió a Banet-Wiser
construcción de los concursos de be-
plantear las cuestiones de la subjetivi-
lleza y, en la cultura en general, del sis-
dad y la identidad. Scott señala que
tema mismo de la belleza.
“no son los individuos los que tienen
El texto de Banet se compone de
experiencia, sino que los sujetos son
una introducción extensa y rica, que da
constituidos por la experiencia”, lo cual
cuenta de la posición teórica de la au-
historiza la experiencia y exige la con-
tora, de los presupuestos metodológi-
textualización de los relatos de las con-
cos, de las ideas básicas generales al
cursantes. De esta manera, Banet logró
estudio y de algunos antecedentes al
hacer visibles los rasgos de las posi-
mismo; vienen después seis capítulos
ciones de los sujetos, y mostrar que
sustanciosos y unas conclusiones bre-
los concursos de belleza sirven como
ves pero que condensan las principales
lugares en los que estos procesos y sus
ideas desarrolladas a lo largo del libro.
efectos pueden ser señalados y subra-
El primer capítulo demuestra que el
yados. Las participantes de belleza,
concurso ha sido definido, práctica-
afirma la autora, toman y rechazan di-
mente desde su origen, como un even-
ferentes identidades que están cons-
to cívico que trata sobre la feminidad
tituidas mediante la estructuración
respetable y la belleza y la moralidad
misma del concurso. Y, por medio de
típicamente americanas. Se sugiere que
las palabras de las concursantes y los
el concurso de Miss América ha dedi-
relatos sobre sus razones para partici-
cado casi toda su historia a construir
par en los concursos, logró entender
una identidad femenina nacional.
los procesos discursivos que son tan-
El capítulo dos sitúa la competen-
to visibles como invisibles, y reaccio-
cia en traje de baño como una cues-
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LA VENTANA, NÚM. 13 / 2001
tiónrelativaaladisciplinafísicaymoral
te pensadas como intereses de las
de los cuerpos de las mujeres. Este acto
mujeres. La competencia de talentos
es necesario porque es la presentación
es un espacio de presentación en el
del objeto femenino, presentación que
que las concursantes se establecen a
se yuxtapone a las entrevistas y las
sí mismas como miembros de una élite
competencias de talento, que son pre-
cultural particular, y consiste en una
sentaciones del sujeto femenino.
competencia fundamentalmente racia-
El tercer capítulo está centrado en
lizada en la que cada talento (sobre
la entrevista y las competencias de
todo las que presentan las mujeres de
talento, creadas para revelar la perso-
color) es cultural y socialmente codi-
nalidad de las concursantes. La impor-
ficado como blanco.
tancia de la entrevista no solamente
El capítulo cuatro se refiere a la
reside en establecer al concurso como
discusión sobre las estrategias de los
un evento respetable que trata funda-
concursos de incorporar la diferencia
mentalmente de la personalidad y la
y la diversidad a la luz de una larga his-
inteligencia (y por lo tanto no de la
toria de exclusión durante la cual, has-
belleza), sino también como un ele-
ta los años cuarenta, cada concursante
mento crucial en la autoconstrucción
tenía que enlistar su genealogía como
de las concursantes, como sujetos li-
parte de su perfil biográfico. Después
berales. Los concursos de talento es-
se relata la historia de la afroamericana
tablecen a la aspirante como un evento
Vanessa Williams, la ganadora en
intermedio y, en tanto tal, ésta de-
1984, cuyo reinado terminó diez me-
muestra, a través de las presentacio-
ses después, cuando se publicaron
nes, el compromiso con virtudes y
unas fotos de ella desnuda con otra
comportamientos morales, así como
mujer en la revista Penthouse. Miss
con formas de alta cultura usualmen-
América, como cualquier otro fenóme-
EN LA MIRA
253
no popular, establece claras condicio-
femenino nacional que pueda situarse
nes para la representación de la raza.
en la “familia de naciones”. La com-
Al juntar los temas de raza, género y
prensión occidentalizada de la femini-
nación, se discute cómo el concurso
dad idealizada no es una condición
de Miss América ofrece una represen-
universalmente compartida, se afirma.
tación de la subjetividad femenina que
El hecho de que todos los concursos
conduce y disciplina la construcción de
puedan tener formatos y estructuras
la identidad nacional, a pesar de los
en común, no excluye el hecho de que
retos que plantean los ambiguos códi-
la sexualidad femenina misma juega de
gos sobre la raza y el género, al igual
diferente manera en los contextos dis-
que los códigos morales.
tintos y en el seno del conjunto de las
El capítulo quinto retoma las his-
políticas nacionales.
torias de las ganadoras de Miss Amé-
La idea principal de las conclusio-
rica en 1945 y en 1995, la primera judía y la segunda sorda. Ambas representaron un tipo incorporado de comunidad nacional en la que los íconos femeninos de la nación mitigan los temores sobre las definiciones ambivalentes de quién y qué debe ser la nación. El capítulo seis, y último, presenta algunas cuestiones de los concursos internacionales tales como Miss Mundo y Miss Universo; sugiere que éstos están dedicados a establecer un ícono
nes es que el concurso de Miss Améri-
ca se apropia de la retórica feminista liberal y se sitúa como un espacio posfeminista en los tardíos noventa. Aunque el concurso no es necesariamente la vía de la reforma feminista, esta vía misma es compleja, llena de excesos y de contradicciones. El concurso logra calmar las tensiones nacionales sobre la feminidad, pero en tanto que la feminidad es una categoría inestable y no fija, el concurso no logra resolver todas estas tensiones.
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De hecho, el concurso de Miss Améri-
ra ambivalentes de la identidad ame-
ca complejiza los trabajos culturales en términos de raza, género y nación; a pesar de la común creencia popular, este concurso realiza una declaración sobre la ambivalencia de género tanto como sobre la idea de la feminidad universal. Este concurso ha sido una articulación particularmente exagerada de una “crisis de identidad para ambos géneros” en la sociedad americana de fines del siglo xx. Es un espacio para negociar la ambivalencia de género y, más aún, se identifica como un espacio único en el que “reclamar los estándares de la pureza, la inocencia y la belleza americanas” en tiempos de crisis de la identidad de género. Las condiciones en las que el género es representado en y a través del concurso de belleza son constantes y vehementemente negociadas. El concurso es un evento popular televisivo y un ícono americano reconocible precisamente porque su identidad tiene capturadas la definición y la estructu-
ricana femenina y racial. El estudio de Banet-Wiser puede ser caracterizado igualmente por esta ambivalencia. Mientras, por un lado, no tiene sentido considerar el concurso de belleza solamente como la articulación de un discurso conservador masculino; por otro lado, el concurso no es exactamente un espacio de oposición. Verlo desde uno de los lados es negar que así como se trata de un acto en el que se construye un ideal femenino clasemediero y blanco, se trata igualmente de un espacio para la construcción de sujetos femeninos liberales que se han apropiado exitosamente del discurso feminista liberal en su autodefinición y promoción. Banet concluye que los concursos han sido forzados a confrontar y responder a las demandas contemporáneas que reflejan más exactamente la diversidad racial y étnica. A pesar de los esfuerzos por levantar un estándar universal de belleza para todas las
EN LA MIRA
255
mujeres, la representación de las mu-
labras, los concursos son sitios para
jeres que históricamente han sido ex-
la complicada navegación entre una
cluidas de estos estándares tornan la
versión particular de la teoría feminis-
“belleza” misma (que es tratada como
ta liberal y una específica manera de
una categoría fija y autoevidente) ines-
teorizar lo femenino.
table y en movimiento. La belleza, se-
Sin embargo, agrega Banet, la ma-
ñala la autora, igual que el género, es
nera en que los concursos de belleza
no solamente el efecto de su represen-
imaginan la agencia no debe ser rele-
tación, sino también su exceso, lo que
gada como “falsa conciencia” y menos
cae fuera del discurso como un trau-
como un trozo de lo comercial, sino co-
ma potencial que puede romper y des-
mo clases particulares de agentes teó-
estabilizar, si no es que contener,
ricos: las concursantes presentan
cualquier representación.
narrativas liberales sobre los derechos
De esta manera, Banet sostiene que
de las mujeres, los logros individuales,
los concursos de belleza se perfilan
el pluralismo, la autodeterminación y
como formas culturales particulares
el voluntarismo en una manera similar
que incorporan una retórica liberal fe-
y en terrenos similares a los que las
minista que descansa en fantasías par-
feministas liberales articulan sus narra-
ticulares de agencia, voz y ciudadanía
tivas. Y en un interesante y sorpren-
como elementos cruciales de la cons-
dente giro, los concursos de belleza
trucción de la identidad de la mayoría
logran plantear paralelamente una
de las mujeres americanas. Miss Amé-
agenda liberal femenina sobre lo desea-
rica es planteado como una forma cultural en la que se realiza explícitamente una conexión entre la formación subjetiva y la agencia liberal. En otras pa-
ble que es escapar a una rígida identidad de género. El trabajo puesto en acto, ejercido y presentado en los concursos de be-
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lleza es, según Banet, precisamente el
¿Cómo es la agencia para una mujer
de construir identidades generizadas
en la sociedad posindustrial norteame-
y racializadas, a partir de un tipo par-
ricana de los años noventa? ¿Cuáles
ticular de agencia imaginada: la agen-
son los procesos históricos que pro-
cia es posible porque es generizada y
ducen una particular definición de
racializada de maneras particulares,
agencia? ¿Cómo se vinculan la subjetividad y la agencia? ¿Cómo se configura y se ejerce el poder en una era de “poder femenino” y de “diversidad”? En un comentario final, la autora señala que si bien los concursos no son el principio (o la mitad o el fin) de la reforma social feminista, sí representan un sitio para el reto de las concursantes, por su particular presentación de feminidad, de las usuales convenciones de género y de identidad de raza. Son una vía curiosa e irónica para observar la manera en que el poder trabaja para producir y reproducir sujetos generizados y racializados en lo que se ha llegado a llamar el mundo posmoderno.
pero la forma de poner en acto y presentar la agencia es la de convencerse a sí misma de que se ha hecho el trabajo a pesar del género y la raza. El trabajo de Banet termina no sin dejar abierta una interesante serie de preguntas: ¿cómo, en un clima cultural y político particular, las mujeres ejercen y otorgan el poder? En otras palabras, en la sociedad liberal, ¿cómo es que las narrativas liberales relativas a la personalidad y la opción individual movilizan, al igual que producen fácilmente, estas prácticas de feminidad y etnicidad que han sido históricamente invocadas para denegar la personalidad y la opción individual?