CIUDAD CON MANCHAS DE AUSENCIA

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22 DÍA DÉ FIESTA 7 II

Et DÍA, Tenerife, domingo, 7 de abril de 1985

Luces y sombras de El Hierro

Llegada al atardecer

El sol va perdiendo su marea de sangre; la tarde se detiene en las cumbres de la isla antes de oscurecerse. En el borÜe del muelle de La Estaca maniobra y pandea con el ancla el «Viera y Clavija». Cabeceando estuvo unas horas sin cuidarse del viento huracanado. Es un barco muy valiente y simbólico como su propio nombre, que avanza entre el mugiSanta Cruz comenzó a nacer allí donde la soledad de la mar era pura do ronco de las olas, y, en sus noches viajeras y de tinieblas, sin luminarias de astros, el «negro» navega cual inquieto aventurero, dibujando su silueta inconfundible en los aires, espejos de la mar. El capitán vigila desde el puente la maniobra del atra que; unos hombres apoyados en la borda, frente al muelle, Esta es la buena ciudad que vio tendido al Atlántico» la que El primero dice de sus espléndi- recordamos los carros de ínu- fuman sosegados en aquella vio arrollarse las aguas y extenderse, incontenibles, en las plea- dos panoramas y situación a las, los de llantas aceradas y la hora vespertina. Las gentes esmares. Ahí está el agua que, atrevida, avanzaba y avanzaba sobre 400 pies sobre el nivel del mar tralla airada del carrero; con peran ansiosas en el muelle, telas playas y la antigua caleta; agua implacable, como los vengado- y, por lo que respecta al segun- ellos, la casa de baños «Las De- merosas de la huida de aquel res, aguas como el corazón de la mar en una irradiación temblo- do, de sus hermosos y antiguos licias» y los almacenes de don jardines, José de Ruiz y Arteaga que, en rosa. En su «Historia de Santa el muraUón, tenían los pescanHoy, cuando ya lejos retum- rra marinera llevaba las triste- Cruz», don Alejandro Cioranes- tes radiales que —bien se apreba la queja azul del Atlántico, zas de todos los días— y, frente, cu escribió, que «a mediados cia en el documento gráfico— con la imagen volvemos a las toda la fiesta azul de la mar. del pasado siglo había tres ho- servían a las embarcaciones calles de marineros que dejaNos parece que todo ríe de teles diferentes, la fonda fran- del puerto, en especial a las de ban una promesa y no volvían luz e ilusión en las calles palpi- cesa, la inglesa y la española. la Comandancia de Marina y nunca más. Eran calles con do- tantes de sueños, calles en las El Hotel Inglés se inauguró en los prácticos. lor de corazones rotos que, cer- que el silencio crecía el viento 1841 en la calle de los BalcoA la izquierda, la antigua Coca, tenían la bruma de los olvi- de la mar. Allí muchos tomaron nes, que después fue el número mandancia de Marina y la esdos —penachos espesos, lonas el sol y olieron la sal y, en dos 11 de la calle de San Francisco. tación del tranvía. Precisamenblancas, tajamares rotos y re- platillos», soñaron todos los Después de 1880 fue ensancha- te sobre ella asoma —apenas se cios botes caleteros— y, frente a océanos mientras les estreme- do y completado por su nuevo adivina— la atalaya del castillo las playas, las negras y panzu- cía el grito mudo de la tierra propietario, señor Camacho, de San Cristóbal, la que a goldas gabarras carboneras. estéril, de las alturas secas de portugués de Madera, casado pes de bronce sonoro y restaAhí están las calles con man- la cordillera de Anaga, con una irlandesa, con un piso llar al viento de banderas, sechas de ausencia, calles que En la imagen, tranvías de segundo que daba a las calles ñalaba a la ciudad los avistallaman a las puertas de nues- carga —los llamados furgones— del Sí y San José, con un jardín mientos de barcos rumbo a su tros sueños. En día vertical, co- que, con los destinados al contiguo alquilado. El Hotel d puerto. mo una lanza azul, recordamos transporte de pasajeros a La la larina, abierto el 1 de junio En nuestra pobre y corta vilos tiempos en que nuestra vida Laguna, que también se apre- de 1862, se consideraba como da sólo tiene raíces de poesía lo era buena y teníamos todo el cian en el antiguo documento el más barato y el mejor; tenía que arraiga en la frescura de sol en nuestros ojos. Volvemos gráfico amablemente cedido 30 habitaciones con cuartos de nuestras impresiones de niñez a claros atardeceres de lejana por el señor Delgado Salazar, baño, comedor, salón con vista y juventud. Ahí, con los carros infancia, a cuando no com- llegaban hasta donde la sole- sobre el muelle y la campiña de muías y los tranvías, solemprendíamos que vivir sería pri- dad del mar era pura. del Norte, cuadra y cochera, A ne es la eternidad del canto en mero y, después, el morir. A la derecha, en el murallón partir de cierto momento se lla- movimiento de la mar, la de la Brotando de la ciudad que del muelle —aUí donde estaba mó Hotel Internacional; más buena ciudad que sentía —sienfue —que es y será— como si la en la piedra un impacto artille- tarde se trasladó a la plaza de te y sentirá— la emoción de la nostalgia fuera una semilla que ro de cuando las tropas de Nel- la Constitución, en los bajos de brújula y el mapamundi. nos vuelve la entrada, el verda- son fueron batidas desde el Casino, donde se inauguró el 20 Esta es la ciudad con una acdero vestíbulo de la isla toda. castillo de San Pedro al desem- de febrero de 1899». tividad febril que nunca trabaCalles con sombra húmeda y barcar— los anuncios de los hoEn las laderas moradas de callada —calles donde la guita- teles Quisisana y Pino de Oro. bungavillas, los hoteles Pino de jó en el vacío —la que tiene y bien mantiene bondad activa e Oro y Quisisana que, con el Bri- infatigable— y que, envuelta en tánico —luego Battenberg— sombra y aroma, cada día teSanta Cruz.— La señora bien atendían las necesidades ma un regalo azul pintado de María Mercedes Delgado del mucho turismo que, por vía barcos. Santa Cruz, ha sido esta semamarítima, llegaba a Santa Cruz El puerto era todo un debate na, una de las agraciadas con de Tenerife tanto en los fruteros de línea regular como en los entre la mar, las playas —Ruiz, el segundo de los premios de barcos que hacían las líneas re- La Peñita, San Antonio y Los 5.000 pesetas, que semanalgulares a puertos de África del Melones— y los cerros de pie- mente entrega el equipo sordra. Pero quien ha ganado ha presa de nuestro periódico en INSTITUIDO POR LA EMPRESA PROPIETARIA Y EDITORA DEL Sur, Australia y Mueva Zelansido el hombre y, así, ha cumda. PERIÓDICO «EL DÍA», EN COLABORACIÓN CON LA EDITORIAL plido Santa Cruz su gran volunBajo esta luz gastada —no- tad de ciudad de banderas, de «PILAR REY» che de mil sombras— la luz ri- puerto verdadero. zada de las olas de frescura, naves y costa, tierras y veleros Bajo una ola de frío perfume, hacia el olvido. Ahí están los a muchos llega la embriaguez Este Premio, en su novena edición, se regirá por las siguientranvías que trinaban por las de la antigua visión. Allí estaesquinas y que, con su ya invi- ban los veleros que sangraban tes' . . ". • ' - . . ' . .' .. . "V V: , sible poesía —la música que de soledad y ausencia, los que BASES mantuvieron resplandece— co- llegaron a la más antigua edad rren como por las calles nues- de nuestra vida. I aa; Un premio de doce mil quinientas pesetas por POESÍA. tras vidas. Retornamos al estrépito de 2a. Otro de igual cuantía para NARRATIVA. Desde estas calles —desde las ruedas y de los cascos he3 , Ambos trabajos serán publicados en un tomo de Editorial estas piedras— retornamos al rrados; a sentir el duro frío del «PILAR REY», cercano barranco que, enfermo hierro de los tranvías, a los bo4a, Todos los originales han de ser inéditos. La extensión de del largo viaje desde tierra tes de reñios, a los vapores los poemas tendrá como tope mínimo doscientos versos, y adentro, moría en la mar en- donde todo era aventura y desmáximo trescientos. La de narrativa será cinco folios cotonces alta y libre. Pequeños ventura. Santa Cruz nos vuelve mo mínimo y siete como máximo, por una cara y a doble ante el horizonte y la mar enlo- con niñez de gozo tranquilo, espacio, quecida, hemos alcanzado el días cálidos y dilatadas sereni5a, Los premios serán individuales y no podrán declararse desiertos. Si a juicio del jurado hubiese algún trabajo punto donde comienzan las dades de la inocencia.— Juan más, digno de mención, se haría constar, sólo a efectos nostalgias y, en la imagen, bien A, Padrón Albornoz de edición. a 6 . Los originales, por triplicado, se enviarán por correo certificado a la Empresa de «EL DÍA», haciendo constar en el sobre: «para el Premio Félix Francisco Gasanova, 85», e indicando la modalidad a la que concurren: «Poesía» o «Narrativa». No se firmarán los trabajos, que serán distinguidos por un. lema, que figurará asimismo en el exterior de un sobre más pequeño, conteniendo el nombre, dirección y una breve ficha biográfica del autor. a 7 , Este Premio se entiende que es de Literatura Joven, no debiendo sobrepasar los veinticinco años la edad de los Zona Tomé Cano La Cuesta,— El equipo sorrnnr.ursant.es. Podrán ootar a él todos los escritores en

Santa Cruz de ayer y de hoy

Ciudad con manchas de ausencia

buque hacia otros puertos que abrigaron otras suertes. Han transcurrido las horas largas y penosas en las que al son de bramidos furiosos de las olas, la mar zarandeaba aquel navio, cuando se oyeron ruidosos estampidos y, en la tenebrosa distancia, en el día y en la noche, rodaron siniestras las maletas de madera, propiedad de unos pasajeros conformes en el lento navegar de su destino hacia la tierra española más lejana. Y el sol va circundando de collares con sus lumbres rojizas y violetas la piel de las montañas; acentuando los brillos de la mar que besa cada noche aquel puerto abandonado, cuyas luces tenues, mortecinas, muestran aún soplos de vida, iluminando el fondo negro de la noche herreña,— Flora Lilia Barrera.

5.000 pesetas por tener el Tele-DIA

PREMIO «FÉLIX FRANCISCO CASANOVA» 1985

sus habituales recorridos por los pueblos de la provincia. La señora María Mercedes Delgado tiene su domicilio en la Avenida Benito Pérez Armas, 35-3° de esta capital y en él mostró a EL DÍA, la separata sobre televisión.

IX 'PREMIO FÉLIX FRANCISCO CASANOVA

ARRIENDO BAR

te tenía en su domicilio la se-


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