NA vez más volvemos a la muy interesante historia del tranvía eléctrico que, desde 1901 a 1954, unió Santa Cruz de Tenerife con La Laguna y Tacoronte. Una vez más hemos ido a escudriñar la historia, a ver lo que ha vivido y ha sufrido, a buscar los recuerdos —todos buenos recuerdos— que nos sirvan de base para todas nuestras esperanzas. En su edición del 6 de abril de 1901, decía el «Diario de Tenerife» que, «Conforme decían las invitaciones, desde las dos de la tarde empezaron a salir trenes desde la plaza de Weyler, en esta capital, y de La Laguna, conduciendo invitados a la Central de La Cuesta. Cerca de las cuatro y media llegaron los últimos llevando a las primeras autoridades y a los respectivos Ayuntamientos, en corporación y con maceros. Llegó por último el Excelentísimo e Ilustrísimo señor obispo de la Diócesis, acompañado del doctor Aliar, que ayer se olvidó de su padecimiento con el entusiasmo de ver realizada su iniciativa». Se iba a proceder a la inauguración oficial del servicio que, si bien en un principio se proyectó hasta el valle de La Orotava, no pasó de Tacoronte, pueblo al que llegó el tendido de la vía en 1904. El coste de las obras ascendió —según don Fernando de Massy— a dos millones y medio de francos. La central de La Cuesta —ahí está su alta chimenea como todo un símbolo de tiempos que fueron— estaba equipada con dos máquinas de vapor, de doscientos kilowatios, que tomaban vapor de calderas tipo Galloway, de 22 toneladas cada una y equipadas con economizadores Green. También se disponía en la central de una bateíta cíe acu-~" muladores —«compuesta por doscientos sesenta vasos grandes»-— y dos depósitos de agua, cada uno con capacidad para tres mil pipas de agua. «En la sala de máquinas —añadía el «Diario de Tenerife» —se había dispuesto un altar y ante él, revestido de pontifical, el Prelado dirigió la palabra al numeroso auditorio, pronunciando una bien pensada y discreta plática. Después se hizo la ceremonia de bendecir las máquinas, calderas, carruajes, vía, etc.. Terminado el acto religioso, pasaron los invitados al gran salón destinado a depósito de carruajes, donde estaba preparado un abundantísimo refresco en varias mesas muy bien dispuestas, siendo todos obsequiados con emparedados, pastas, dulces, vino, cerveza y champagne, del que se hizo verdadero derroche. Inició los brindis el señor Gobernador Civil, pronunciando brevísimas palabras de cortesía, y seguidamente hablaron el presidente de la Compñía, M. Fichefet, que hizo una rápida historia de la empresa y expresó sus proyectos y deseos para el porvenir; el alcalde, señor Marti y Dehesa, inspiradísimo como nunca lo habíamos oído; el ilustrado y elocuente catedrático del Instituto de La Laguna, señor Cabrera Pinto; Mr. Teodore que, no obstante hablar en francés tiene tal encanto y tal magia en su palabra, que aún los menos conocedores del idioma le comprendían perfectamente y le interrumpieron varias veces con grandes aplausos y aclamaciones; el Deán de la Catedral, señor Medina; y, por último, el señor Ro-
U
La central de La Cuesta en sus primeros años. A la derecha de las cuatro jardineras, la plataforma móvil que se utilizaba para la reparación del tendido eléctrico
De nuevo con los viejos y entrañables tranvías dríguez Peraza, que hablando de g c y recordando pasadas Bélgica p fttáó nü~ grandezas de tridos aplausos». Todos los oradores dedicaron palabras de elogio al marqués de Villasegura, al santacrucero don Imeldo Serís que tanto y tan bien había trabajado y luchado para ver convertida en realidad la idea del tranvía eléctrico entre Santa Cruz y el valle de La Orotava, idea que se frustró parcialmente al quedar en Tacoronte el final de la línea. La banda de música «La Fe», de La Laguna, amenizó el acto, «tocando escogidas piezas en la plaza que forman las edificaciones de la Central, que se hallaba adornada con mátiles, banderolas y follaje». En el edificio ondeaban las banderas de España y Bélgica y, antes de que terminase el acto, el alcalde de Santa Cruz de Tenerife, señor Marti y Dehesa, leyó el telegrama que había recibido de don Imeldo Serís: «Siento no hallarme vuestro lado en acto inauguración tranvía como estóvelo colocación primera piedra obras. Alegría de entonces ante esperada realización progreso importantísimo para nuestra querida Tenerife convertídose hermosa realidad. Para celebrarla estoy con el corazón entre vosotros. Ruégote comuniques mi enhorabuena país conducto autoridades y testimonio agradecimiento compañía concesionaria, que sin pedirnos nada realiza empresa más grande, más útil, más beneficiosa para desarrollo riqueza y estrechar lazos fraternidad pueblos isla. Hago votos línea extiéndase pronto atravesando incomparable valle Orotava-Villasegura» .
La Policía está al servicio del ciudadano
La salida de los tranvías desde Santa Cruz comenzaban a las i lü maflüfta —des1 de la Constitución, a la altura del café del 3 de Mayo— y, de hora en hora, con excepción de las 12, continuaban hasta las 10 de la noche. En La Laguna, el punto de partida se situaba en la plaza de la Antigua y regía el mismo horario para, a medio camino, cruzarse los tranvías en los desviaderos convenientemente situados. Las señales eran a base de unas garitas de madera desde las que, por medio de discos de colores, se indicaba al que subía —o al que bajaba— que parase o retrocediese hasta el cruce de vías para, así, dar paso al que tenía preferencia por estar más alejado del apartadero. Años más tarde —muchos años más tarde— señales eléctricas sustituyeron el sistema que, si bien un tanto primitivo resultaba eficaz. Un ingeniero belga, Gastón Dulait, fue el encargado de montar la línea y servicios complementarios. Vino luego don Fer-
nando de Massy que, radicado El tranvía seguía su vía y trinadefinitivflmftnfp *>n Santa rniT—hn rantfiínam«.»n ifl^sfg^n HfftkflVia, su gran" y mási mna^Tuanío, einlfas' Báimpulsor como director de la jadas pronunciadas, el conducempresa, cargo en el que le pre- tor, mediante una palanca aprocedieron los hermanos Eugenio piada, procedía a dejar caer arey Arturo Fichefet, también de na sobre los raíles para, así, aminorar la marcha del vehículo. nacionalidad belga. El precio del viaje Santa CruzEl servicio comenzó con seis unidades de pasaje —de cien HP La Laguna era, creo, de 1,35 pecada una— a las que, posterior- setas, si bien en las jardineras mente, se les agregaron jardine- que marchaban a remolque ras, a remolque. Había también —abiertas y, en caso de lluvia, dos furgones de carga que, con cerrados los laterales por sus respectivos remolques, se- toldos— era de 15 céntimos. En guían Muelle Sur abajo con car- los últimos años, los tranvías ga —o en busca de ella— hasta iban pintados de azul y blanco casi el costado de los brcos que pero, como en los primeros tiemallí operaban. pos, los furgones de carga lucían Teniendo en cuenta las paradas un gris sufrido, un verdadero saque se hacían durante el trayec- yal de guerra que los hacía into, el viaje de subidas se llevaba confundibles en el basto ganar y a cabo en, aproximadamente, basto batallar. Ignoro si existen estadísticas cuarenta y cinco minutos. Tales paradas, siempre breves sobre los pasajeros y la carga —menos las que se hacía en la transportados por los tranvías Central de La Cuesta— eran nu- durante los años y décadas de un merosas: plaza de Weyler, puente servicio que tanto significó para de Zurita, Cruz del Señor, Ba- al desarrollo de la economía isllester, Vuelta de los Pájaros, leña. Mucho significaron en el Vistabella, La Cuesta, La Higue- acercamiento de las dos ciudades rita, Gracia... ¿para qué seguir? —las dos buenas ciudades— por
wr P'
S,
Juan A. Padrón Albornoz
(REGIO OFICIAL DEflEDICOS
^
EL DIQUE
Santa Cruz detnerífe Asamblea Extraordinaria del Grupo Profesional ¡ de Médicos en Desempleo j
HORACIO NELSON, N° 17 TFNOS: 271431/279592 TELEX 92093 PSNME
Horario:9a.m.-3a.m. \Avda.Anaga.21 Tlf. 284020 Santa Cruz deTenerife
cuya unión tanto ha batallado, batalla y batallará, Alvaro Acuña Dorta, el alcalde de Santa Cruz que tanta huella ha dejado por su buen y bien hacer— los tranvías que, de hora en hora primero y luego a intervalos más cortos, bien las comunicaron. Pasajeros distinguidos en los tranvías fueron la Infanta Isabel, el rey Leopoldo de Bélgica y Alfonso XIII. Otros muchos llegaron a la noble Ciudad de Los Adelantados utilizando un servicio que, con rapidez, hubo que aumentar tanto en unidades como en frecuencia. Eran miles y miles los que los utilizaban anualmente, miles que, con el transcurso de los años, sumarían muchos millones cuando, en 1954, tras un grave accidente el año anterior, a la salida de La Cuesta, se suspendió el servicio definitivamente. Cesó el ir y venir constante de los veteranos que, con los «dos troles» rescatados de las cocheras y los dos nuevos Siemens —de manufactura alemana e incorporados en 1929— mantenían el servicio. Dejaron de circular los tranvías, jardineras a remolque y furgones de carga. Desapareció la siempre charla alegre de las lecheras que en ellos llegaban a Santa Cruz y, también, el de los estudiantes que iban y venían de la antigua y buena ciudad que, por entonces, aún tenía paz casera y dormida, verdadera paz de vida. Entre los nombres bien unidos al desarrollo del tranvía, los del doctor Allart, don Imeldo Serís, don Fernando de Massy, los hermanos Fichefet, don Gastón Dulait y tantos y tantos otros. Ellos vieron y vivieron el comienzo de una etapa en la historia de las comunicaciones de la isla. Tenerife, que soñaba con trenes empeíuvo tranvías de pasaje y carga, tuvo —al fin— una línea rápida y eficiente que, si bien soñada hasta La Orotava, quedó en Tacoronte, a cuya zona dio amplio desarrollo. Han pasado los años pero, en los corazones de los isleños, con celo se guardan los nombres citados, todo el recuerdo de unas fechas idas y siempre bien recordados. «Es al fin una realidad. La vemos, la palpamos y todavía nos parece mentira». Así se expresaba el «Diario de Tenerife» en aquella fecha memorable y, ahora, al evocar aquellos nombres —a todos aquellos hombres— recordar que Tenerife siempre ha dado generosidad de esplendor y calor a todo linaje, a toda alma y, por tanto, ha sabido acuñar en la realidad los sueños elevados de la mente. Sus palabras fueron siempre de esperanza, de promesa, de fe enardecida en el futuro de Tenerife.
38006 SANTA CRUZ DE TENERIFE
De orden del Sr. Presidente se le cita | a Vd. a la Asamblea General Extraordina- \ ria que tendrá lugar en este Colegio el día s 28 de diciembre (lunes), a las 19 horas en primera y media hora más tarde en segunda convocatoria, para tratar el siguiente ORDEN DEL DÍA Único. Propuesta para la total gestión de la bolsa de trabajo en el Colegio. Santa Cruz de Tenerife, 13 de diciembre de 1987.— Vo. B°. El Presidente, El Vocal de la Sección de Médicos Graduados en los 5 últimos años y/o en Formación.