LAS FIRMAS DEL SÉPTIMO DÍA
EL DÍA, Tenerife, domingo, 27 de mayo de 1984
De domingo a domingo
Temas isleños
Acercar Venezuela Enrique Marco Dorta, entre la tierra fresca y la L mar dura O he dicho tantas veces, que ya he perdido la cuenta: en Madrid, ni con la monarquía ni con La república ni con Franco ni con la nueva monarquía democrática, tienen repajolera idea de cómo somos, cómo sentimos, qué necesitamos y cómo se resuelven los problemas canarios.
L 29 de mayo de 1959, y con motivo del primer centenario de la concesión del título de Ciudad a Santa Cruz de TeneL_J rife, un buen chicharrero —Enrique Marco Dorta— pronunció una conferencia en el teatro Guimerá sobre estampas y recuerdos de su ciudad natal. Acertadamente, el Ayunta- gloria, campanas cuyos ecos miento de Santa Cruz acaba de vuelven a los corazones de publicar lo que, en aquella oca- quienes las escucharon, de sión, dijo quien —allá por enero quienes tuvimos la suerte de de 1911— nació en la ciudad conocer al buen chicharrero de marinera que por entonces te- actividad febril, a quien nunca nía como una niñez de gozo trabajó en el vacío, al que tenía bondad activa e infatigable. tranquilo. Tanto en el texto de Enrique Tanto en el texto de Marco Marco Dorta como en el prólo- Dorta como en el prólogo de go de Marcos Guimerá Peraza, Guimerá Peraza, la ciudad la imagen de Santa Cruz cuya suave protegió —nuestra vieja y muy querida nuestra niñez ysombra En la ciudad— nos llega con la dulzu- prosa de ambospequenez. vuelvo a una ra de la melancolía infinita e fragancia de campo libre, a toindefinida, da la mar, a la más antigua Enrique Marco Dorta, cate- edad de mi vida. drático de Arte Hispano-Americano en la Universidad ComA Enrique Marco Dorta lo plutense de Madrid, falleció en conocí —en Los Rodeos— de Sevilla el 21 de septiembre de mano de Alfonso Morales y, si 1980 y, como dice el señor Gui- bien los años y las décadas han merá, era —siempre lo fue— un pasado, evoco con intensa emochicharrero de pro. Buscó la ción aquella figura que lo ilumemoria del pasado en las pie- minaba todo, figura que en mí dras llenas de siglos y de no- sigue viviendo como en el fonches pues, como bien dice Gui- do transparente del lago de los merá Peraza, Santa Cruz ocu- recuerdos. En su buena prosa paba el centro de su corazón. encontramos el alma blanca y Aquellas palabras de Marco fresca de la infancia, la ciudad Dorta fueron como campanas de paz casera y dormida, la puque repicaban alborozadas de reza rizada de las olas de fres-
cura y, de cuando en cuando, los ásperos rociones del temporal.
Con evocaciones de la goleta «Marte» —cuya botadura, según me dijo, de niño presenció con Miguel Pintor, ese otro chicharrero artífice de nuestro puerto— su viaje en el «Juan Sebastián de Ele ano» que, por entonces, tenía como segundo comandante al buen Agustín Guimerá Peraza, el marino tineríeño que se nos fue para siempre justo cuando iba a tomar el mando del «Dédalo», buque insignia de la Marina de Guerra española. En la prosa de Enrique Marco Dorta —en la de Marcos Guimerá Peraza— claros atardeceres de lejana infancia, todo el ancho sendero del océano y, a lo lejos, muy en el recuerdo campanas, canciones, penas y ansias. Hemos vuelto a la ciudad en que, aún, la semilla y la luz caían temblando a los surcos vivos, a la que tenía toda la inar pintada de barcos y en la que, en el barrio del Tose alf nació Enrique Marco Dorta entre la tierra fresca y la mar dura,
Juan A. Padrón Albornoz
redondel de los días
Cultura y autonomías A administración y conservación patrimonial fue una de las primeras transferencias cíe la administración central a las autonomías y ha dado lugar ya a uno de los varios contenciosos entre Madrid y las Comunidades. Nos referimos concretamente a la Junta de Andalucía, con ejecutivo monocolor socialista, y a la reivindicación permanente que hace para que la Alhambra y el Generalife, la Giralda y la Torre del Oro, la Mezquita de Córdoba, pasen a depender de su consejería de Cultura, frente al gabinete Solana que entiende que dichos monumentos tienen que ser controlados y administrados por el Estado.
L
Las razones de los andaluces son claras: no se puede desgajar del patrimonio histórico-artístico de esta comunidad, las que son indudables perlas del mismo; las de la administración central apuntan el carácter extraordinario de estos inmuebles y suponen la necesidad de una competencia estatal para salvaguarda de los mismos. En cualquier caso, hay una razón más poderosa y es que las obras del pensamiento, del arte, de la literatura, cuyos valores excedan los límites locales, pertenecen en la mayor instancia a toda la humanidad y que, una sensibilidad sin atadijos lugareños, debe reconocer la Catedral de Reims o la de
Burgos, Santa Sofía o el Kremlin, Venecia o Toledo, Machu-Pichu o Cuzco, como algo espiritual y sensitivamente de todos. En ese sentido, que sean custodios de estos bienes los responsables de la Junta de Andalucía o el ministerio de Cultura de Madrid, tiene menos importancia. Lo que sí resulta grave es que el temor madrileño sea que la ejecutiva andaluza no tenga capacidad económica para garantizar la conservacidn de estos monumentos y atribuya a que las altas cotas de paro y la desesperada situación de los campesinos lleve al gobierno autónomo a dedicar todos los recursos económicos a paliar este problema inaplazable,
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Se plantea en este contencioso cultura-autonomías nada más y nada menos el reconocimiento de que muchas de las competencias que se han transferido, o se quieren transferir, no están dotadas suficientemente en materia económica y otra situación aún más grave, que es la diferenciación de los recursos de la administración central y los de las comunidades autónomas y ahí comienza, especialmente, una de las secuelas más graves del no entendimiento del modelo que define la Constitución española. No se sabe aún el rumbo que tomará este problema. En cualquier caso, Madrid debe entender ya que un Monumento Nacional es de todo el Estado y su control, administración y conservación, con medios nacionales del mismo modo que existe una unificación recaudatoria, compete a la Comunidad donde se encuentra ubicado. Y es importante que así sea para evitar las islas, monumentales y gratas, difíciles o ingratas, que Madrid pueda crear dentro del marco de competencias de los gobiernos regionales. La facultad de control, a nivel de todo el Estado, le permitirá al gobierno central la comprobación de la buena gestión en capítulos monumentales o de otra naturaleza y así se salvaguarda su responsabilidad supraautonómica. La exclusión de un gobierno regional de un tema como éste, y en esta columna nos permitimos la debilidad semanal de la cultura, tiene más que ver con el estado centralista que con la España de las autonomías que todos, o casi todos, queremos.
Luis Ortega
PERDIDA Se perdieron unas gafas de vista, montura negra,, ,de .Taco a 'Tépoca. <
Como no les cabe en el meollo que aquí seamos de esta forma, que tengamos estrechísimos vínculos con un país que ellos consideran extranjero sin más, aplican el mismo patrón para medir, por ejemplo, las relaciones de los canarios con Venezuela como las relaciones de un extremeño con África del Sur. Y así pasa lo que pasa.
Eligió Hernández, gobernador civil de la provincia de Santa Cruz de Tenerife y destacado jurista, ha palpado, desde chico, en su isla del Hierro, que tanta gente ha mandado a Venezuela, este problema de las incomprensiones y de las legalidades ciegas. Y ha puesto toda la carne en el asador para lograr no un cambio de las leyes, que eso es imposible, sino una interpretación distinta, flexible, que pueda suavizar el trato —el mal trato— que los hispanovenezolanos, o concretamente los canario-venezolanos, han venido recibiendo hasta ahora en España. En esta misma columna más de una vez me he referido a ese mal trato a nuestros paisanos por parte de las autoridades de emigración, cuando regresan con pasaporte venezolano y quieren hacer valer esta condición. Se les ha tratado hasta de forma discriminatoria con respecto a otros extranjeros y no han faltado desplantes, ironías y auténticos gestos de mala uva porque consideran al canariovenezolano un «traidor». El relato de hechos aislados llenaría muchas páginas. Nuestros paisanos, tratados en Venezuela como hijos del país, con todos los privilegios que pueda tener un venezolano, se asombran y no comprenden cómo en su propia patria, a la que mandan puntualmente el dinero que ganan allá para hacer inversiones y crear riqueza en las islas, los tratan peor que a un subdito de Islandia o del Congo-Hinshasa, pongamos por caso. Eligió Hernández, que se ha marchado a Madrid catapultado solamente por su buena voluntad y por su afán de justicia, y avalado por sus profundos conocimientos jurídicos, ha logrado el milagro de que las cosas cambien. Además, él, como gobernador civil, está aquí para hacerlas cambiar. Hay flexibilidad en los funcionarios, estos funcionarios parece que comprenden las razones del gobernador y, conscientemente o por espíritu de disciplina, cumplen lo que Eligió Hernández prometió en su antológica conferencia de la Casa de Venezuela, Pero, no hay nada escrito. No consta en ningún lado que esto se tenga que hacer así, que
ésta es la interpretación más lógica de la Ley. Si Eligió Hernández dejara de ser gobernador, ¿quién nos garantiza que su sucesor seguirá haciendo lo mismo? ¿Y si cambian al ministro de Justicia?...
Con todo lo mucho que Eligió Hernández ha logrado, hay una cosa, sin embargo, que se le ha escapado porque, seguramente, no está en su mano. La circunstancia a que me voy a referir pasaba antes inadvertida quizás porque se nadaba en la abundancia y nadie daba importancia a ciertas pérdidas. Pero ahora, que la situación económica en Venezuela es crítica, ha saltado al primer plano en las preocupaciones de los canario-venezolanos. Se trata del emigrante —mal llamado emigrante, porque en el caso de Venezuela es otra cosa- que viene a España como venezolano, es decir, como extranjero, y, de acuerdo con la Ley, deposita en un Banco de aquí el dinero que trae, por ejemplo, en dólares. Como extranjero, puede hacerlo y el Banco tiene que respetarlo y devolverle el dinero en la misma divisa. Este canario-venezolano, supongamos, quiere marcharse otra vez a Venezuela y llevarse los dólares para invertir allá en un negocio o donde quiera. Pues bien, entonces, el Banco le dice que él es español porque, por el hecho de tomar la nacionalidad venezolana, no pierde la española según las leyes que nos rigen. ¿Qué ocurre? Pues que al canario-venezolano no se le devuelven los dólares porque es español. Se le darán las pesetas, pero, encima, estas pesetas que, naturalmente se habrán devaluado en el trasiego, no las puede convertir en dólares para sacarlas del país. Ni siquiera puede marcharse con las pesetas porque es evasión de capitales. Y la policía hila fino en este asunto. Un amigo de este periodista, d£ buena posición en Ve-
nezuela, gomero también como el que suscribe, estuvo aquí unos días y, será que el dinero llama al dinero, se le ocurrió jugar unos «bolos» en el Casino de Taoro. Y va y gana un millón y pico. El hombre, ignorante de la cosa, a pesar de que dejó dinero aquí, llevaba encima una respetable cantidad cuando fue a coger el avión en el «Reina Sofía». Pues bien, la policía lo interceptó y, gracias a que pudo demostrar que no le guiaba la mala intención, se salvó de la cárcel porque, además, dejó parte del dinero. La solución a todos estos problemas tiene que pasar, necesariamente, por una Ley de Extranjería, que no existe y que es imperiosa. Antes se compraban dólares con cuatro bolívares o menos. Ahora un dólar vale doce o trece bolívares. La gente tiene miedo a venir y traer dinero. Esto se traduce en una disminución notable de la inversión. Los canario-venezolanos ponían su dinero en la construcción y en industrias con la esperanza de llevarse el sobrante si les hacía falta, Pero eso no es posible. Y f naturalmente, todos perdemos porque los puestos de trabajo disminuyen proporcionalmente a las inversiones. Quedan todavía más problemas por resolver. Uno de los más graves es el caso del hijo del canario-venezolano nacionalizado que ha nacido allá, que allá se ha educado y no conoce otro país que Venezuela. Este muchacho viene a España y, como quiera que aquí la Ley lo considera español, si está en la edad militar, lo meten en el cuartel sin contemplaciones y, si trata de eludir este mandato, lo declaran prófugo y es peor. Así de dramático. Y es que, por aquello de la incomprensión que decía al principio, hay un rasero único para todas las medidas y no se ende que Venezuela es el único país, creo yo que en el mundo, que ofrece posibilidades reales de trabajo y de permanencia, sin inconvenientes de ninguna clase, muy especialmente a los españoles y, por afinidad y vinculación de siglos, a los canarios en particular.
Francisco Ayala
Entre las estampas y recuerdos Viene de la página 2 lo para el espíritu este nuevo libro de don Marcos al recrearse en las palabras, estampas y recuerdos, del Santa Cruz de antes, vivencias compartidas con su amigo del alma ya tristemente ido, sus correrías por rincones tales como la más romántica de las plazas, que fue la del Príncipe, y calles y callejones como el del Tigre. Y añoranzas de la mar, del puerto y de sus varaderos desaparecidos, «su pasión —la de Enrique, nos cuenta— por la mar y los barcos» y su otra y profunda querencia, «su amor hacia Santa Cruz». Y con la nueva y alta lección de don Marcos Guimerá Peraza, tal su antológico prólogo, la expresión de
SUBASTA
un sentimiento fraterno entre Santa Cruz y La Laguna de un hombre de talante abierto y universal que fue el profesor Enrique Marco Dorta, viajero incansable, experto como pocos en la historia y el arte de América, cuando en su discurso, charla y conferencia del Guimerá, epígono de la ciencia política de lo que más conviene a Tenerife de don Domingo Cabrera Cruz, clama con el perfume del sueño y de la poesía por la necesaria unión de La Laguna y Santa Cruz, ¿Por qué no dar un nuevo paso adelante...? Hace un cuarto de siglo, y su pensamiento, noble y generoso a un tiempo, sigue vivo y palpitante. Gracias, también, a don Marcos por su muy amable dedicatoria.
PUBLICA
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El día 4 de julio, a partir de las diez de la mañana, en el Salón de Actos de nuestra Oficina Principal (Plaza de Santo Domingo, 1-2° piso). Las papeletas de empeño de vencimiento FEBRERO, MARZO y ABRIL de 1984. Plazo para renovar o desempeñar hasta el 31 de mayo de 1984. A partir del día 15 de junio próximo se expondrá al público en nuestra Oficina del Monte de Piedad, en la calle Pérez Galdós, 11-13, primer piso, los objetos y sólo podrán retirarse el día 3 de julio en dicho Monte de Piedad, desde las 8 a las 12,30 de la mañana, previa presentación de la papeleta y el Documento Nacional de Identidad. LOS INTERESADOS EN LA SUBASTA DEBERÁN APORTAR EL DOCUMENTO NACIONAL DEIDENTIDAD
CAJA GENERAL DE AHORROS 1)F1 CANARIAS