£1 «Elcano» zarpa de Santa Cruz y saluda a la voz y al cañón. (Foto del autor) Desde el pasado jueves, día 10, con todo el trapo largo navega rumbo a Santa Cruz de Tenerife el «Juan Sebastián de Ele ano», el entrañable bergantín-goleta de cuatro palos que, desde 1928, en la Marina de Guerra española desempeña la misión de buque-escuela. En las primeras horas del próximo miércoles, el «Juan Sebastián de Elcano» dará fondo en aguas de Santa Cruz y, a la sombre de Anaga, lanzará al azul isleño las flechas agudas de sus palos y masteleros. En este nuevo crucero de instrucción, el «Elcano» viene al mando del capitán de navio Antonio Diufain de Alba y, en esta ocasión, en el buen velero viajan 332 tripulantes —entre oficiales, suboficiales, cabos y marineros— y 86 guardiamarinas de la Escuela Naval de Marín. El día 20, el «Elcano» se hará a la vela rumbo al puerto brasileño de Santos, desde donde seguirá a Mar del Plata y, por el estrecho de Magallanes, a Punta Arenas. Luego arrumbará a Valparaíso, El Callao de Lima, y, por Balboa y el canal de Panamá, dará fondo en Colón, desde donde seguirá a Charleston y Nueva York. Para el 13 de julio —tres días antes de la festividad de la Virgen del Carmen, patrona de la Marina española— está prevista la llegada del bergantín-goleta español a Marín, tras 145
Santa Cruz de ayer y de hoy -
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La primera escala del «Juan Sebastián de Elcano» singladuras en la mar y 49 días en puerto. El próximo 19 de abril se cumplirá el 57 aniversario de la primera salida a la mar del «Elcano», el velero de casco escualo y cuchillo que, con la tradición de otras —fragata «Santa Rosa», urca «Anunciación», corbeta «Nautilus» y bricbarca «Calatea»— es buena escuela para los futuros oficiales de la Armada española. J El 18 de abril de 1928, el Rey Don Alfonso XIII salió de Madrid hacia Cádiz. Viajaba en automóvil y le acompañaba el duque de Miranda; a las 2.30 de la tarde, el Rey llegó a Sevilla y, tras detenerse brevemente en Jerez, Puerto de Santa María y Puerto Real, a las 6,30 hizo su entrada en Cádiz, dirigiéndose seguidamente al Muelle Reina Victoria. Allí, con numeroso público le esperaban las autoridades del Departamento Marítimo, las provinciales, representaciones oficiales y una compañía del Regimiento de guarnición que, con bande-
UNIVERSIDAD DE LA LAGUNA FACULTADES DE DERECHO Y ECONÓMICAS Se comunica a los alumnos de las Facultades de Económicas y Derecho que, para efectuar el traslado en mejores condiciones/las clases se reanudarán el lunes día 21 en el nuevo edificio. No suspendiéndose, sin embargo, las restantes actividades académicas las cuales tendrán lugar en las actuales instalaciones, según consta en los Tablones de Anuncios. La Laguna, 12 de Enero de 1985.
ra, banda y música, rindió honores y fue revistada por el Rey. El «Juan Sebastián de Elcano» se encontraba atracado en el muelle citado y, al subir a su bordo Don Alfonso —entre los saludos a la voz y al cañón y las salvas del cañonero «Bonifaz» y el fuerte de San Miguel— se izó a tope el estandarte real, el morado de Castilla con el escudo nacional, mientras los barcos en puerto lucían la empavesada y hacían sonar sus sirenas. Acompañado por el duque de Miranda, el comandante del buque-escuela —capitán de fragata don Manuel de Mendívil y Elío— y ayudante de órdenes, don Alvaro Espinosa de los Monteros, Don Alfonso XIII pasó revista a la dotación y, luego, ordenó abrir del muelle para fondear en la bahía. Poco antes de las 8 de la tarde, el «Juan Sebastián de Elcano» largó las estachas y, a motor, arrumbó al fondeadero asignado, donde dejó caer el ancla con férreo estrépito de cadenas. Al día siguiente —fecha señalada para que «Elcano» iniciara su primer viaje— el tiempo estaba francamente malo para la navegación a vela. La marejada era gruesa y, con el cielo y el horizonte achubascados, soplaba fuerte el viento de levante. Sin embargo, el bergantín-goleta comenzó a virar el ancla a las 8.30 de la mañana y, ya con ella a pique, dio avante y, con el cañonero «Bonifas» en su estela, puso proa a la mar con el estandarte real a tope y los colores nacionales en el pico cangrejo. A motor, y con el aparejo cargado y aferrado, el «Juan Sebastián de Elcano» barajó la costa —siempre seguido por el cañonero «Bonifaz»— y, poco después del mediodía, quedó por la popa el faro de Trafalgar. Cuando él buque gobernó a embocar el Estrecho, la mar se hizo notar con más fuerza y, desde el puente, el Rey ordenó que el cañonero dejase la escol-
ta y arrunibase a Algeciras. El «Bonifaz» hizo las salvas de ordenanza —salvas de despedida al estandarte real— y r cayendo a una banda, puso proa al puerto indicado. A media tarde, el «Elcano» tenía por babor la bahía de Algeciras y, siempre a motor, rebasó Punta Europa. A medida que el bergantín goleta se adentrada en aguas del Mediterráneo, la mar fue amainando, al igual que los bandazos y machetazos que daba el nuevo y buen velero. El bergantín-goleta pasó la noche navegando de vuelta y vuelta a unas 20 millas de Málaga. Ya bien entrada la mañana, paró el motor y, largando el aparejo —operación rápida y vistosa a cargo de los bien entrenados gavieros y juaneteros— puso proa a Málaga. Al mediodía, con el tiempo en calma, se facheó el aparejo y, arriado un bote, desde éste se tomó la primera fotografía del «Elcano» con todo el trapo largo. Izada de nuevo la embarcación, el bergantín-goleta continúo a rumbo y, al caer el viento, sobre las 4 de la tarde se arrancó de nuevo el motor y, más tarde, el «Juan Sebastián de Elcano» hacía su entrada en el puerto de Málaga, primero que visitó en su ya dilatada y buena vida marinera. Allí desembarcó Don Alfonso XIII que, con su presencia, dejaba escrita la primera página de la historia del buque-escuela de la forma más destacada que ésta podía esperar. EL NACIMIENTO DEL «ELCANO» En 1925, cuando llegó el momento de sustituir a la corbeta «Nautilus» —antiguo clipper «Carrick Castle» bajo bandera inglesa— el futuro buque-escuela se encargó a Mr. Nicholson, ingeniero naval especializado en el diseño de grandes yates. El resultado obtenido por este técnico británico está plenamente a la vista cada vez que el
hermoso velero recala en nuestro puerto: la estampa y las líneas marineras del «Juan Sebastián de Elcano» son verdaderamente insuperables. La construcción del «Elcano» estuvo a cargo de los astilleros gaditanos de Echevarrieta y Larriñaga donde, el 24 de marzo de 1925 tuvo lugar —con la solemnidad acostumbrada— la puesta de quilla del que, con el tiempo, sería el magnífico velero que ahora navega rumbo a Santa Cruz ,de Tenerife. El general Primo de Rivera asistió al acto y a su cargo estuvo la colocación del primer remache. El 5 de marzo de 1927 se efectuó la botadura y, el 17 de agosto del año siguiente, fue oficialmente recibido por la Marina. El «Juan Sebastián de Elcano» desplaza 3.754 toneladas y son sus principales dimensiones 94,13 metros de esolora total —82.14 entre perpendiculares— por 13,10 de manga y 6,60 de calado. El casco es de acero, con tres cubiertas corridas —sollado, principal y superior— además de las del castillo, botes y toldilla. Está dividido por seis manparos estancos transversales, de los cuales cuatro llegan a la cubierta superior y dos a la principal. Para auxiliarse en las entradas y-salidas -también en las zonos de calma chicha— en sus primeros años de mar llevaba un motor Atlas, luego reemplazado por un Sulzer que con 1.500 Hp., le da máxima de 10 nudos. La hélice es de bronce, de cuatro palas fija y preparada para quedar desembragada cuando se navega a vela. El aparejo es de bergantín-goleta de cuatro palos, en los que puede largar 2.467 metros cuadrados de velas. Las antiguas de lona —con un peso total de 40 toneladas —fueron luego sustituidas por otras de «dralón» que, con sus sólo 10 toneladas, resultaron de mayor manejabilidad, duración y rendimiento. En castillo y toldilla, el «Juan Sebastián de Elcano» reparte cuatro piezas de 47 milí-
metros para las tradicionales y reglamentarias salvas de ordenanza. PRIMERA ESCALA EN SANTA CRUZ Después de aquel viaje desde Cádiz a Málaga, el «Juan Sebastián de Elcano» bajó hasta la altura de Canarias en varias ocasiones para, así, adiestrar a la nueva dotación. En tales viajes volvió a su base sin arribar a puertos isleños y, ya con la dotación lista, embarcó a los guardiamarinas de la Escuela Naval y se hizo a la vela en su primer viaje de circunnavegación. Durante éste, la escala en Buenos Aires coincidió con la entrega de las banderas de combate a los nuevos destructores argentinos «Cervantes» y «Juan de Garay» que, durante algún tiempo, fueron los españoles «Churruca» y «Alcalá Galiana». La primera escala del «Elcano» en Santa Cr z de Tenerife fue en 1929, año de veleros —muchos veleros— en las aguas remansadas a la sombra de Anaga. El año comenzó con la llegada de la goleta norteamericana «Queen of Scots» para, en febrero, seguir con las inglesas «Parthia» y «Vandaura», así como la portuguesa «Tricania». En marzo es otro velero portugués, la goleta «Ribierinho», la cual vuelve en mayo con el bricbarca «Galatea» —buque-escuela de la Marina española al mando del capitán de fragata Fontela— y la goleta de velacho «Iskra», también buque-escuela y, precisamente, primer barco con bandera polaca que arribó a Santa Cruz de Tenerife. El 26 de marzo recaló el «Elcano» por vez primera. Venía al mando del capitán de fragata Lago y, tras aquella escala, otros veleros —«Antifrite I», «Kinka Jou», «lolanda», «Day Bream», «Monsumen», etc.— fueron preludio de la llegada de la fragata alemana «Grossherzogin Elisabeth», que hacía su crucero anual por aguas del Atlántico. Ahora, el recuerdo de aquellos años idos —de las escalas siempre bien recordadas y esperadas— del buen velero español que, con orgullo, con la «Danmark» danesa recibió la Medalla de la Ciudad de Santa Cruz de Tenerife, ahora hace su primera escala en este nuevo crucero de instrucción.— Juan A. Padrón Albornoz