LAS CASAS QUE BAJAN DE LA MONTAÑA

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EL DÍA

Ó PIN ION

EDACCION ¿UTILIZABA PELUCA?

LA COMPAÑÍA "IBERIA", EN SÍNTESIS El folleto «Iberia en síntesis», que nos fue 'remitido recientemente por el gabinete de prensa de dicha compañía, a través de su delegado regional en Cañadas, don Juan Fuentes y 'Bertrán, nos da cuenta, de una manera sucinta, como su título expresa, pero de una manera exhaustiva al mismo tiempo, del extraordinario desaro'llo e incremento de la mencionada empresa desde que a¡!lá por el año 1939 inició sus actividades. Como se sabe, Iberia (líneas Aéreas de España) es una sociedad anónima con sede en Madrid y tiene un capital social de 5.000 millones de pesetas. Según se autotitula, es «una empresa netamente española, al servicio os los españoles y de la cooperación

internacional». Dispone de 183 oficinas propias en 147 ciudades de 53 países, en cuatro continentes, Se sirve de una flota de 89 aviones, d'e los que 87 son reactores. Está presente en 82 aeropuertos, distribuidos en 41 países, y proporciona empleo a 19.879 personas. De los 43.960 pasajeros que Iberia transportó «en 1939, en que comenzó e-l resurgir de la compañía, ha pasado a 9.843.770 en el año 1975. Jth lio y -agosto del pasado año registraron, por meses, las cotas más alta de transporte de pasajeros, pasándose del millón mensual. Pero a partir del año 1961, en que entraron en acción los reactores, fue cuando se consiguió reaimente un despliegue extraordinario die Iberia, alcanzándose

ese año la cifra de 1.117.981 de pasajeros. A partir d'e-l año 1965 se superan los dos millones y ya sigue una esca'la escendente los cerca de diez millones del pasado año, concretamente 9.843.770. En otro orden de cosas, hay que d'ecir que los aviones de Iberia recorrieron en e1! año 1 9 7 5 nada menos que 12.102.520 kilómetros, mientras que en 1939 esta cifra alcanzó sólo a 1.782.935 kiilómietros. La flota de Iberia está integrada por los más diversos y modernos tipos de avionles! los cuales, como reza uno de los slogans, son los únicos que reciben más cuidados que el pasajero. , Sea como sea, es indudable qu>e Iberia goza de un só'lldc prestigio, tanto e escala na-

cional como internacional, y que su expansión hacia 'las más diversas rutas del extranjero ha contribuido a que España sea mejor conocida y apreciada fuera de nuestras fronteras. Nuestro pabellón figura ¡hoy entre los que operan en los mayores aeropuertos del mundo y nuestras naves pueden codearse con las de las compañías más potentes en el campo internacional. 'Por otra parte, hay que destacar la contribución que la mencionada empresa ha venido ofreciendo al turismo español, puesto que no se ha limitado a ser un vehículo de transporte, sino que continuamente está apoyado éste con iniciativas de diferente índole.

Hac<e pocos días, un cronista deportivo de aquí —y cuidado, que no lo digo en pian polémico, po^nque yo estoy en «fuera de juego» en todos -esos asuntos—, al nefarirse ai «Trofeo Pichichi», manifestaba que "Mían/ a pesar de la pugna con B-urguete, podría a última hora hacerse con o! preciado galardón, Y sacaba a colación con tal motivo, e! entrañable cronista, e! caso del jugador inglés Dixie Dean, que, en u<n caso similar —debía ser el «Pióhic'hi» británico—, cuando ya finalizaba un partido- y todo el mundo daba ese «Pichichi» inglés perdido para el delantero del Everton, en un centro sobre la portería, se vio de pronto aparece* una «cabeza de cabellera rubia», marcando el tanto que le hacía acreedor del discutido tro-feo. No es que a uno le guste enmendar la piaña a queridos compañeros, pero en honor a la verdad —y los qus recuerden al Everton on Tenerife' lo podrán atestiguar—hay que decir que precisamente Dixie Dean era d único jugador de! famoso equipo inglés que no era rubio, sino moreno,, Claro que también podía haber ocurrido que cuando estuvo aquí trajera peluca morena, o que se la pusiera rubia en Inglaterra, para despistar a los contrarios, y así poder marcar el gol que le daba opción a! tan mencionado «Pichichi» británico. Que todo pudiera ser... ERROR TIMPÁNICO Antenoche, en Tele-Canarias, el locutor de turno se refirió al monumento al «Marino Desconocido» que se va a levantar en Tenerife. Como estábamos viendo ia tele en reunión, al propio tiempo que nos tomábamos un whisky, alguien, que oyó seguramente mal y cuyas relaciones matrimoniales no deben ir, me supongo, por buen camino, comentó enseguida: —-iVaya, hombre; menos mal que se acuerdan del «Marido Desconocido»!...

PUNIÓ

ALTOBER

TEMAS DE SIEMPRE

Por José

LAS CASAS QUE BAJAN DE LA MONTAÑA •

De entre las muchas definiciones o descripciones que se han hecho de Santa Cruz, figura una de Santiago Rusiño! que, s-in dyda, bi<em podría servir para una antología de la >arttiigu¡a ciudad que fufe y qoe, por fwtun'a,, aún está &n a'IguTOS pocos rincon'as. «Santa Cruz es un montón de casas que bajan de la monteña y se ¡para al pie del mar. Es una villa completamente rosada: las casas, con tonos de pergamino; las azoteas, de encuademación; los muros, de áncora oxidada. Por entre las casas se ven plataneras y, entre las plataneras, las ventanas, todas pintadas de tonos de sol: verde, azul claro, azul marino, rosa de piel de grana, pero como si todos estos colores hubieran estado polvoreados con oro. Un pueblo con aquellos tintes que sólo los* tienen las islas». Esta es también la visión que hasta hace pocos años, se ofrecía desde la mar libre desde el Muelle Sur que ere cía y crecía. Era el Santa Cruz tranquilo que se asomaba al Atlántico por ¡a «muralla» de la Marina el que tenía playas y, tierra adentro, barrios de casas te r peras; e<l que aún poseí a 'minadores, el que dejaba asomar eJ mar verde de los laureles so bre los tejados y, sobre ellos dos agujas de piedra —las to rres de la Concepción y San Francisco— que eran, son y serán, símbolo de la ciudad to da. Santa Cruz tenía entonce^ —tiene aún— paisajes de se renidad y belleza severa, pa? creadora y sonoridad de trabajo y actividad constante. DQ aquella descripción de Santia go Ruslñol quedan aún las casas que bajan de la montaña en busca de la mar. Quedan los colores con polvo de oro, pero poco a poco se pierde el verde de las plataneras que, co-mo un mar esmeralda, ascendía- casi desde el azul que rarroía er?< fes playas y subía por las laderas suaves de Ventoso y La Cruz. VIERNES, 11 DE JUMO DE 1976

Hoy todo el paisaje ha cambiado. En estos días muere el amplio balcón de la «¡muralla» y, donde antes se abrieron las playas, la explanada magnífica del Muelle de Ribera ofrece a todos el constante movimien* to del puerto, de las exportaciones e importaciones que dan vida ai comercio de la isla toda. Pero el puerto y la eludacj conservan e! ritmo de siern pre, la música del trabajo y la actividad que nos recuerda a Teodoro de Anasa-gasti — «Es* tamos metidos en la caja ar mónica de! puerto musical y repetidor»™ que, como otros, vio a Santa Cruz como una nueva constelación, como una gran pirámide de puntos luminosos, como un descomunal árbol de Noel. La ciudad

blanca y callada

lumor

de Zamacois —aquella, ¡plena de luz y de sol, en la que el eterno andariego quiso descansar para siempre— sigue siendo realidad, como también lo es en parte la que Santiago Rusiñol vio desde la cubierta alta del «Argentina». «Aquí y allá se ven patios pe queñitos, como una caja de juguetes; y persianas; y pérsía^ ñas pequeñas, y porticones, y cnimeneas sin humo, para no ensuciar el techo y en medio de todo esto una gran plaza, lisa y limpia como una azotea: aquellas plazas de las islas, para estar oyendo el ruido de! mar y tomar el sol». Luego, la visión de! pintoi plasmada en prosa limpia y sencilla: «La vida se hallaba abajo, en el puerto. Cuando empezó a oscurecer y a encenderse las luces en loa

muelles, lo que vimos desde el barco no se nos olvidará nunca. A medida que se ex tendía el crepúsculo, arriba, de abajo, de todos lados fueron saliendo puntos de claridad, «azules, verdes, encarnados, de todos los colores; unos como gnomos, resbalando por encima del agua con su cola de plata; otros que temblaban en la oscuridad sobre las torres de las iglesias; otros sólita: ríos, en lo alto de los mástr les». Luego, desde el barco que se alejaba, -la visión lejana de la ciudad envuelta en su man to de luces, la de la ciudad marinera que, por suerte, aún conserva con cariño rincones de antaño, aquella que era co> mo un montón de casas que bajaba —aún lo hace—- en busca del mar. J. A. Padrón Albornoz

por galarza

CA

RR

Morales Clavijo

EL

L

Muchos hombres ocupan cargos públicos por falta de sentido común; otros, se retiran por falta de paciencia y, los más, quieren ser reelegidos por falta de memoria. Los pobres, rarisimamente, s>on imparciales. No hay parto sin sangre: hasta el de la libertad. Los palacios son como los conventos de clausura: es inútil tocar en ellos. Hay turbaciones que delatan. El camino hacia la tumba es recto. Lentas son las horas del dolor. Diabólica es la cólera de la chusma. Donde hay conciencia el triunfo es difícil. La verdad siempre tiene amigos... y enemigo®. No esperes perdón de quien te vence y t& juzga. Los triunfos con sangre son efímeros.

RESTAURANTE CASA WERNER LAS

CALETILLAS

Comunica a su clientela y público en general, que hoy viernes, día 11, a partir de las 9 horas, de la noche, actuará en este Restaurante E! DÚO LOS S1KIS Folklore Sudamericano.


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