LOS HENRI POINCARE Y LE SAVOYARD DE LA MARINA FRANCESA EN EL PUERTO DE LA LUZ

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TEMAS DE SIEMPRE

LOS "HENRIPOINCARE" Y "LE SAVOYARD", DE LA MARINA FRANCESA, EN EL PUERTO DE LA LUZ

Eí «Le Savoyaraf», ©n una de sus escalas en Santa Cruz- de Tenerife. (Foto del autor) Desde hace UTIOS días se encuentran en e! Puerto de la Luz dos -buques de la Marina de Guerra francesa —Sos «Henri Poincaré» y «Le Savoyard»— que, mañana, se harán de nuevo a la mar. El primero es un buque destinado al estudio y seguimiento de los proyectiles dirigidos lanzados desde la base de Landes y, el segundo —ya conocido en los dos principales puertos isleños— uno de los catorce escoltas rápidos de la serie «E-52». El primer «Henri Poincaré» fue uno de los veintinueve submarinos de la clase «Redoutable», unidades que, entre 1931 y 1939, se incorporaron a la Marina francesa. Botado e l l O de abril de 1929, fue dado de alta en 1931 y, como otros de sus gemelos —«Poncel-et», «Fresnal», etc.-— fue construido en los astilleros del Arsenal de lorient. De 1.570 en superficie y 2.084 en inmersión, eran sus principales dimensiones 92,30 metros de e sor a por 8.20 de manga y, con motores 9chn eider y eléctricos, daba máxima de casi 20 nudos en superficie y 10 en inversión. Como sus numerosos geme•los, el «Henri Poincaré» llevaba a proa de la torreta un cañón de 100 milímetros y, a popa, dos antiaéreos de 13,2. El resto de su armamento estaba compuesto por nueve tubos lanzatorpedos de 550 mí lime tros y dos de 400. Eí radio de acción era de 10.000 mi¡íias a la velocidad económica de 10 nudos —sólo 4.000 a la máxima»— y, en Inmersión y con 'los motores eléctricos y baterías, podía re

correr 100 millas a 5 nudos. Bn los primeros días de la Segunda Guerra Mundial, e! «Henri Poincaré» operó en aguas de! Mediterráneo y, después de! armisticio, quedó erj Tolón donde, e! 27 de noviern* bre de 1942, fue barrenado po? su tripulación para ©vitar ca* yese en roanos de los alemanes. En junio de 1943, fue reflotadix por los Italianos" que, a remolque, lo llevaron a Genova el siguiente septiembre Apresado allí por los alemanes, el «Henri Poincaré» fue luego desguazado, E! nuevo «Henri Poincaré» es el antiguo «Marina Morasso», un petrolero que para armadores italianos se constru yo en 1960 y» cuatro años más tarde, se adquirió por la Marina de Guerra francesa para transformarlo para su actual cometido. De 24.000 ton el adas, son sus principales 'dimensiones 180 metros de eslora total, 172,20 entre perpendiculares y 22,20 de manga. Equipado con turbinas, alcanza máxima de 14 nudos con 8.000 HjP. sobre un eje, velocidad a la cual su radio de acción es de 10.000 millas. Las obras de transformación se iniciaron el 1 de octubre de 1964 en el Arsenal de Brest y, en marzo de 1968, el «Henri Poincaré» hizo las pruebas de mar y fue dado de alta en las listas de la Marina gala. A popa, el «Henri Poincaré» lleva una cubierta para la maniobra de dos helicópteros pesados •—o cinco ligeros— los cuales cuentan con su correspondiente hangar. Clasificado como «missile range ship», dispone de radares de explora*

Colaboradores de EL DÍA (VIENE DE LA PAG. ANTERIOR) piran a esta vacación: quieren las desazones, las penas y e! caos. Así como se remeda la virtud por medio de santas palabras, remedan ellos la poesía, valiéndose de palabras tristes... No pude terminar; tan grandes fueron los aplausos de las damas y tantas las lágrimas del poeta local, que corté por lo sano con una reverencia. Una dama, entradlfa en años y en carnes, muy empolvada, tomándome del brazo me confesó: «La emoción me ahoga, jo* vencifo. ¿Conoce usté esto de Campoamor? Tu dulce rostro/ mi bien/fuera mi dulce consuelo/si algunas veces también/no lo empañara el desdén/como las nubes del cielo. En un sarao, dijome al oído estos versos el que después fue mí tierno esposo, que en gloria esté, y le di el sí en el acto. ¡Oh, poder d© ij& poesía!». ¡MÚSICA MAESTRO! El sexteto se arrancó con el pasodobte de «la marcha de Cádiz», «La Marsellesa» j el ««Himno a Garibakli». Esa noche dormí como-un bendito en la placidez bajo el cié* lo de Moya. Buena gente.

— o Of ^ — Santa Cruz, Junio de 1976.

ción y seguimiento, una estación telemétrica, equipos meteorológicos y oceanógraficos, sistemas transistorizados de ayuda a la navegación y, en ei casco, un moderno sona^. Normalmente, la tripulación del «Henri Poincaré»» está con> puesta por 20 oficiales, 2/5 suboficiales, cabos y marineros, y 40 técnicos. El escolta «La Savo/ard» es uno de los catorce escoltas

rápidos de la serie «Le Normand», también conocida por «E-52». Su quilla se arboló en noviembre de'1953 en los astilleros de la Forger et Chantiers de la Mediterráneo y, botado e! 7 de mayo de 1955, e! 14 de junio de! año siguiente fue dado de aita en las listas de la Marina. De 1.250 toneladas standard y 1.700 a plena carga, el *Le Saboyard» está artillado con seis cañones de 57 milímetros, en tres montajes dobies; dos de 20, también para tiro antiaéreo; doce tubos para e?I lanzamiento de torpedos antisubmarinos; un mortero de 375 para cargas an ti submarinas y varaderos a popa. Equipado con turbinas de vapor, alcanza 27 nudos con 20.000 H,P. sobre dos ejes, si bien en las pruebas de mar dio los 29 sin esfuerzo alguno. Estos escoltas de la Marina francesa están siendo reforzados por los nuevos de la c'ase «A-69» que, en número de catorce, algunos se encuentran ya en servicio y otros en construcción avanzada. Otros muy similares —los «A-7Q»— están proyectados y pendientes de contrato. Similares a ios anteriores, estarán equipados con proyectiles dirigidos del tipo MM 38 Exocet

No sé si se bebe menos porque ¡os vinos los están mezclando y están viniendo mal, o por la campaña de los Alcohólicos Anónimos; pero lo cierto es que, según algunas estadísticas, el consumo ha descendido en los últimos meses considerablemente. Y Lo peor es que los mencionados Alcohólicos Anónimos están empeñados en que ese índice descienda aún más, por lo visto. —No debes seguir bebiendo, te estás matando, le dise cada mañana un Alcohólico Anónimo a otro, que es lo primero pero no ¡o segundo. —Pero, bueno, ¿por qué?; déjame tú a mí con mi cruz, ¡e contesta invariablemente el recriminado. —Es que en España hay un millón, de alcohólicos... —Hombre, pues tiene también eso guasa; hay un mi* llón, y te has tenido que venir a enamorar de mí solamente... RADIO ULTIMO GRITO Ya se sabe que los tabiques de las casas de hoy son de «pura pandereta», corno se suele decir. Se oyen todas las conversaciones a través de los mismos, y usted sabe en cada instante que piensa y que Je dice a su esposa el vecino de alj lado. . En Jas inmediaciones de la Plaza del Príncipe hay un edificio en construcción. Una de las» señoras que viven en un piso del inmueble contiguo, nos dice que cada mañana, a las ocho menos cuarto exactamente, comienza a enterarse de todo lo que ocurre en la ciudad. Son noticias «frescas», expresa; no sólo porque las escuche al fresco aire de la mañana, sino porque son de rigurosa, actualidad. Los trabajadores, aclara, comienzan a hablar entre sí y pasan diariamente revista a ¡os acontecimientos últimos. Ei secuestro de Euíemiano Fuentes lo ha seguido al hilo, a través de tales conversaciones. —¡Como que ya no pongo la radio!, me dice. Y agrega: —En la mañana de ayer, tocaban temas económicos, y uno de ellos ¡e dijo a otro que «las papas estaban a diez pesetas», y que su mujer había acudido enseguida al Mercado a comprar un quintal «para guardar»... Según sigue diciéndome la señora, «era noticia». Inmediatamente se levantó y salió a buscar papas donde fuera, porque el que guarda, siempre tiene. —Estoy, me dice por último, la señora, contentísima con mi «Radio-tabique»; porque es que, además, todavía no han puesto ningún «tema en la palestra»... ALTOBER

J. A. Psdrén Albornoz

UNA ESCENA DEPLORABL EN "LAS TERESITAS" Las Teresítas sigue siendo, a pesar de todo, lo que se dice «la playa de! pueblo». Es la única salida al mar, vamos de una manera masificadora, que tiene lo que pudiéramos llamar el «área metropolitana», si dejamos fuera la otra vertiente de! macizo: Tegueste, Tejí na, Bajamar y la 'Punta del Hidalgo.

dicen el slogan, «mantener la playa limpia». ¡Pero, en este orden de cosas, hay que decir que el domingo último se registró en la citada playa una escena que, según me cuentan, «partió el corazón», a muchas de las personas que estaban allí y que pudieron presenciarla, mientras otras se mostraron francamente .indignadas.

La gente de Santa Cruz acude/ en más o menos proporFue, según algunas persoción, a Las Teresitas los días laborables, sobre todo en esta nas me han telefoneado, una niña de unos seis años recoépoca en que ya comienza a insinuarse el verano, pero La aba- giendo colillas de cigarrillos rrotan materialmente los domingos. E! último, estaba aquello que daba impresión, verlo, Y eso que el día no fue propicio del todo, pues, a pesar de! calor, no lució ei sol y el cielo permaneció entoldado casi toda la jornada.

tumor

Según los que aMí acuden con asiduidad, la playa está bien, salvo si sopla un poco de viento, que algunas veces ocurre, y lo único que está mal es la entrada y especialmente los aparcamientos, en los que parece que ahora se están realizando unas obras, pero que se prolongan más de 'lo debido, y que deben afrontarse con más decisión ahora que está comen zando, como ¡queda dicho, la temporada estival. Se observa asimismo que se mantiene un estado de limpieza en toda la playa, pues existen lugares para arrojar ¡as basuras y dos hombres tiene a su cargo la referida limpieza. A excepción de unos envoltorios de «fritolays», pongamos por caso ,o un periódico, que se los puede llevar e-I viento, hay una tónica de limpieza. Y e! público está tomando cada ve2 más conciencia del comportamiento a que todos debemos ajustamos, si queremos, como

con sus ¡manecitas. Un hombre, que según dicen, debería ser su padre, las juntaba y la niña, después, las iba echando dentro de una especie de cesto. Y esta operación la realizaron por toda la playa. Puede que, por lo que se refiere a la niña, no fuera una obligación, es decir un puesto de trabajo y que se tratara sim plemente de La hija qup quería 'estar con su padre, encargado de aquella limpieza, y ayudarle; pero, de todas maneras la escena sufrió el rechazo de la, mayoría de ios que se en-

contraban allí y sobre todo de las mujeres. Porque, en definitiva, no sólo aquello era un espectáculo deplorable, sea por las circunstancias que fuera, sino que además constiutía un grave pe Ügro de enfermedad para la citada menor, que manipulaba las colillas provenientes no se sabe de qué labios, y que luego a lo peor se llevaría sus •manecitas a la boca. Algo, en resumen, que no debe repetirse. LADISLAO

por


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