LOS ORIGGI UN MATRIMONIO ITALIANO EN TENERIFE

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ISLEÑOS

m£ T enerite ¿'Proyectos? Sí, muchos proyectos. "Piensa, pero no sabe cuándo, cruzar el Atlántico —quizás desde Tenerife a las •Barbados— pues no en vano tiene larga experiencia marinera. —Esta travesía es la más larga de cuantas he hecho. Durante ios últimos siete años, he recorrido todo el Medite* rráneo y, eon m! esposa, hice algunos viajes a puertos da Yugoslavia y Norte de Grecia. Roberto Origgi opina que existe buena afición a la vela en Teneriifie y- que, desde luego, le gustaría cooperar a la expansión del deporte náutico en la isla. —El «Frea» es un buen velero; tiene 9 metros de eslora y, en los dos palos, puede largar 57 metros cuadrados de velamen. Me habla de sus travesías por el Adriático, por Sos Jónico y Tirreno y, también, de este viaje de 29 días desde Alassio a Santa Cruz de Tenerife. —Sí, yo tenía el mando del barco. Soy patrón de yate y, como antes fe dije, tengo bastante experiencia marinera. Por eso, por lo de que en un velero no ihay tiempo para consultas, uno debe asumir el mando; uno debe mandar y, si ,@ mano viene, también equivocarse. Tanto Roberto como Teresa, su esposa, opinan que l<es Roberto Origgi que con el «Frea», acaba de llegar a la isla, gustaría que su hijo fuese ma [Foto, G. ARMAS). riñera, fillos creen que es una hermosa profesión y, con ilupienso estudiar aquí, en es—Decidí dejar para siempre sión, me >hablan de la gran imta isla de sol, el proyecto de las grandes ciudades y, can portancia que en su país se da un radiador solar que, desde mi esposa e hijo, buscar el sol, al deporte náutico. Se intereluego, creo es ideal para el la paz y la tranquilidad de Tesan sobre el desarrollo de la logro del calentamiento del nerife. Y aquí estoy desde ha«Operación Vela 1976» —¿Có agua en los hogares isleños. ce seis meses, si bien acabo mo se clasificó el «Stdla Polade regresar con mi pequeño re»?—- y, al propio tiempo que Roberto Origgi es un verdavelero, el «Frea», que dejé en añoran la mar, se sienten más dero apasionado por la naveAlassio, y que también ahora y más identificados con ia isla gación a vela y, desde Alassio, está con nosotros. en Ja que, desde hace seis ha traído a Tenerife su «Frea», Roberto Origgi, su esposa, meses, tienen su hogar, un pequeño velero de 9 metros Teresa, y su hijo de nueve mede eslora e*n e! que, coro tres insiste Roberto ©n la buena ses, viven ahora en Mesa del compañeros, hizo el viaje en afición náutica de la isla y en Mar pendientes de los trámi29 singladuras. su deseo sincero de cooperar tes para construir su propia ca—No, el viaje apenas pre—él es miembro de la Liga Nasa en La Matanza de Acentejo, sentó problemas. Tuvimos- algo val italiana— con su experiendonde —-ese es su propósito—de marejada en el Mediterrácia, con su dedicación a este se instalarán para siempre, neo, pero ya en aguas del deporte verdaderamente ama —Soy de Milán, donde tenía teur.' Atlántico encontramos un mar •una industria de tejidos plástiamigo, un mar que nos facili—Los meses que hemos pa< cos para . muebles, pero ahora tó mucho la navegación. en- Tenerife -nos han ser-

|or

SÁBADO. 26 DE JUNIO DE 1376

vido de mucho. Ai principio ec» fabamos tristes pues, alejados de la familia y sin amigos, era lógico que tal sucediese. Pero ahora todo ha cambiado, y máxime cuando ya tenemos al «Frea» con nosotros, Ambos, Teresa y Roberto, son expertos en i a confección de nudos marineros, en ese arte difícil -—y dicen que al mismo tiempo fácil™ que a todos nos fascina. —Sí, hasta el pequeño ya echa una mano y se interés^ por los nudos. Ya los Origgi han visto culminada una de sus más queri das ilusiones —el «Frea» está en Santa Cruz— y, pese a los proyectos de ¡Roberto de cruzar el Atlántico, yo pienso qu§ la isla los ha captado y envuelto en sus redes y, como otros ha sucedido, en ese hogar que proyectan en La Matanza de Acentejo encontraran esa tranquilidad, esa paz y esq sol en cuya busca vinieron.

La verdad es que ya resulta ona cosa rara, rarísima. Me refiero a ver a un trabajador amasando gofio &n un zurró-n a la ¡hora del yantar, porque el Huevo frito ha sustituido ai que fuera otrora suculento alimento del isleño. Pero ayer, cosa extrañísima, como digo» había un obrero efectuando tal operación zurronística en la caite, ante el regocijo de sus compañeros de trabajo. Debería ser un trabajador «de los de antes». £l individuo movía aquel pellejo con una agilidad extraordinaria, arriba y abajo, como si estuviera tocando un bandaneón o como si fuera Re-rico Ubicóte confeccionando uno de sus famosos cócteles. Y una señora vieja que acertó a pasar por allí, extranjera ella por más señas, comentó: •—¡¡Hay que ver, jugando a la lotería en las horas de trabajo! UN TIPO aPESADO» ¡Paréete- q-ue la cosa ayer iba de equívocos, porque un poco más abajo me encontré a un señor de esos que están pendientes de todo lo que se hace en ia ciudad, que todo lo critican, que protestan de todo. üe vi parado y como si hablara sólo. —¿Qué le pasa ahora?, le pregunté, sabiendo que protestaría por algo. —Oh, que da rabia encontrar un objeto de tanto valor abandonado en la calle. —¿Y por qué no lo coge y los lleva a la Oficina de Objetos perdidos? •—¿Cómo?, me dijo señalando... Miré, y teca una apisonadora. ALTOBER

SE VENDEN parcelas en la Urbanización Villa Ascensión. Razón: Residencia Pelinor, Bethencourt Afonso, 8. Teléfono 24-72-89.

JL A. Padrón Albornoz

La ciudad y el mar Va a llegar el momento, si no ha llegado ya, de que Santa Cruz va a tener que decirle, un definitivo adiés al mar. Cada vez se aleja más la ciudad da la zona marítima, y de una urbe ribereña que era, se está convirtiendo en un núcleo ur-baño de tierras adentro. ¡Cómo añora uno aquellos tiempos en que aire salobre del mar se percibía, no ya sólo desde cualquier lugar de ¡Los Toscales, sino incluso de la propia calle de Castillo! Eramos una ciudad metida en el Atlántrco, si no tanto como Cádiz, por ejemplo, que ya casi se adentra en él, sí por lo menos para decir que vivíamos en la propia ribera y que teníamos el mar a nuestros pies. Las diferentes dársenas, al ganar espacio a las aguas marítimas, han ido alejando cada vez más el perímetro urbano de éstas, y va a llegar el día, piensa uno, que e! ciudadano se va incluso a olvidar de que reside en una ciudad de cara al mar; porque lo que estamos haciendo, es volviéndole la espalda. Primeros fueron los muelles de ribera, que dejaron Sos varaderos de Ham ilion en ¡a cuneta, y en aquel lugar, adonde llegaba el mar, aunque mansamente y sólo en tiempo de marea alta, surgieron edificios, pero ya al margen de la ribera. También desaparecieron los varaderos de la Junta, y más allá surgieron e! Náutico, el Club Militar, la Escuela Náutica, etc. Hasta que posteriormente vino la nueva dársena comercial sur, ahora en cons* trucción, que ha acabado po> distanciarnos tambi'én de las aguas oceánicas lo que más directamente estaba vinculado a las mismas :el barrio de El Ca bo. A no dudarlo, el citado barrio era !o más salvajemente unido al rnar. No había obra al* guiña de infraestructura, ni siquiera de contención, que le ' separara de las aguas, y éstas •entraban cuan-do querían tierra adentro y hasta salpicaban las casas, Allí podían verse varadas las embarcaciones de los pescadores y allí, como se

recordará, se comía el pescado fresco, recién cogido, en los merenderos existentes y Sos cuales, por las mismas causas apuntadas, han desapa recido también. No es que uno estime que lo hecho esté mal o bien, o que los proyectos en realización sean disparatados, porque no entro aquí en los aspectos políticos o técnicos de los mismos; sólo es mi propósito dsjar constancia de este hecho, un hecho deplorable, desde Luego, porque es triste que una ciudad que siempre ha vivido de cara al mar, que es «posada de! Atlántico», yaya alejándose cada vez más'de éste.

Uno vuelve la vista atrás y recuerda aquel la época en que por doquiera que se volviera, dentro de Santa Cruz, tropezaba con el mar, ya fuera por la carretera de San Andrés o en dirección al sur. Y ya ni siquiera podremos gozar de aquel espectáculo de las olas rompiendo bravamente contra los muros de la Avenida Marítima, junto al mismo palacio del Cabildo insular. Un espectáculo que era como el abrazo entre el mar y la ciudad, al que, como en el verso ida Tomás Morales, vivía entrañablemente unida. Miguel de Tafoorno

de EL DÍA (VIENE DE LA PAG. ANTERIOR) ello sazonado con rayos de luna, siempre que pueden procurárselos y viven y sueñan con todas estas fantasmagorías, señoras y señores. Oídme, pues: Confía tu nave al viento, no tu pecho a la doncella; menos firme es la fe de ella que ia del falso elemento. No hay my}@r de vicio ajena, y si alguna así se advierte, no sé como se convierte una cosa mala en buena. Doña Fátima me cubrió de besos: ¡eres un picaren! ¡Oh, tiempos de Sansón y Dallla! El sexteto comenzó a tocar fa c<Danza macabra» de Saint-Saens con un estruendo Infernal.

— oo o— Santa Cruz, verano del 76.

TOÜR- OPERADOR ESPAÑOL PRECISA DELEGADO EN TENERIFE PUERTO DE LA CRUZ . Interesados dirigir «currioulum vltae» ¡«ocluyendo número teléfono a: BC Publicidad, c/. La Palma, n° 3-3°, Santa Cruz de Tenerife. (AR.)

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