Fundación de ciudades Tomo II

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Fundación

Matamoros

Ciudades de

Santiago

en México tomo iI

León San Juan del Río

Actopan

Morelia Toluca

Misantla

Zitácuaro Benito Acatzingo Juárez Taxco Tamazulapam

GOLFO DE MÉXICO

Chetumal Villahermosa

Acapulco • Acatzingo • Actopan • Delegación Benito Juárez • Chetumal • Colima • La Paz Lagos de Moreno • León • Matamoros • Misantla • Morelia • Ocampo • San Cristóbal de Las Casas San José de Gracia • San Juan del Río • Santiago • Santiago de los Caballeros de Guatemala Tamazulapam • Taxco • Tijuana • Toluca • Villahermosa • Zitácuaro

Acapulco

San Cristóbal de Las Casas



FundaciĂłn

Ciudades de

en MĂŠxico



Fundación

Ciudades de

en México TO M O

II

Crónica de la génesis de 24 poblaciones mexicanas (escritas por el cronista de cada localidad)

Apan • Campeche • Cancún • Champotón • Chiapas y Guatemala • Chiconcuac Chihuahua • Ciudad Madero • Cozumel • Cuernavaca • Huamantla • Isla Mujeres Izamal • Pachuca • Poza Rica • Raudales Malpaso • Texcoco • Tonalá • Tuxtla Gutiérrez Valladolid • Valparaíso • Venustiano Carranza • Villanueva • Zacatlán de las Manzanas

GOBIERNO DEL ESTADO DE QUINTANA ROO CANCÚN / 2015


Gobierno del Estado de

Quintana Roo 2 0 1 1 - 2 0 1 6

LIC. ROBERTO BORGE ANGULO Gobernador del Estado de Quintana Roo LIC. JOSÉ ALBERTO ALONSO OVANDO Secretario de Educación y Cultura LIC. LILIÁN VILLANUEVA CHAN Subsecretaria de Cultura

LIC. RAFAEL TOVAR Y DE TERESA Secretario de Cultura

FUNDACIÓN DE CIUDADES EN MÉXICO FERNANDO MARTÍ Coordinador BEATRIZ MARTÍ Editora ÁNGEL R. RUIZ Diseño ALICIA RÍOS Asistente editorial

FUNDACIÓN DE CIUDADES EN MÉXICO / TOMO II ISBN DE LA COLECCIÓN: 978-607-96940-0-5 ISBN DEL VOLUMEN: 978-607-96940-4-3 Primera edición Febrero de 2016 © Gobierno del Estado de Quintana Roo La edición de este libro contó con el generoso apoyo de las siguientes personas y empresas

FORO NACIONAL DE TURISMO

FORO

2,000 ejemplares NACIONAL DE

TURISMO

El material contenido en esta publicación puede citarse o reproducirse sin restricciones siempre que se indique la fuente y se haga referencia al autor.


Í n d i c e Prólogo: Sobre la historia menuda Fernando Martí........................................................................................................7 Acapulco, Guerrero Alejandro Martínez Carbajal..............................................................15 Acatzingo, Puebla Angélica Olea Prieto........................................................................................27 Actopan, Hidalgo Sergio Antonio Chávez Álvarez.......................................................37 Delegación Benito Juárez, Distrito Federal

María de Jesús Real García Figueroa......................................51 Chetumal, Quintana Roo Ignacio A. Herrera Muñoz.......................................................................61 Colima, Colima Abelardo Ahumada..........................................................................................71 La Paz, Baja California Sur Eligio Moisés Coronado..............................................................................81 Lagos de Moreno, Jalisco Ezequiel Hernández Lugo......................................................................93 León, Guanajuato Carlos Arturo Navarro Valtierra..............................................105 Matamoros, Tamaulipas Clemente Rendón de la Garza..........................................................117 Misantla, Veracruz Ángel Miguel Cuevas y Pérez............................................................129 Morelia, Michoacán Fernando López Alanís............................................................................137


Í n d i c e Ocampo, Durango José de la O Holguín......................................................................................147 San Cristóbal de Las Casas, Chiapas Miguel Ángel Muñoz Luna...................................................................155 San José de Gracia, Aguascalientes Víctor Hugo Burgos Suárez..............................................................163 San Juan del Río, Querétaro José G. Velázquez Quintanar...........................................................173 Santiago, Nuevo León Juan Alanís Tamez.........................................................................................181 Tamazulapam, Oaxaca Félix Amador Reyes Gómez................................................................191 Taxco, Guerrero Javier Ruiz Ocampo...................................................................................203 Tijuana, Baja California Mario Ortiz Villacorta Lacave......................................................215 Toluca, Estado de México Gerardo Novo Valencia...........................................................................225 Villahermosa, Tabasco Felipa Nery Sánchez Pérez.................................................................237 Zitácuaro, Michoacán Samuel Ruiz Madrigal.............................................................................247 Santiago de los Caballeros de Guatemala Miguel Alfredo Álvarez Arévalo.....................................................253 Los cronistas Semblanzas............................................................................................................265


Sobre la historia menuda Fernando martí Cronista de cancún

La muerte moral es el olvido; la historia es la lucha contra el olvido.

L

os niños que cursan el tercer grado de primaria en las escuelas de Cancún tienen en su programa de estudios una materia denominada Mi entidad, en la que teóricamente aprenden sobre el medio ambiente, la geografía y la historia del rincón del país en donde viven, en este caso, el estado de Quintana Roo. El dato es relevante porque en el resto de su formación académica, desde la educación elemental hasta el bachillerato, jamás volverán a estudiar algo relacionado con su terruño, de modo que lo que aprendan a esa tierna edad, unos nueve o diez años en promedio, tendrá que bastarles para el resto de su vida. El curso se apoya en un libro de texto intitulado Quintana Roo. La entidad donde vivo, que suma 160 páginas retacadas de información: los cacicazgos mayas anteriores a la Conquista, el sistema de encomiendas durante la Colonia, la penetración de los ingleses en Belice, el desarrollo de la Guerra de Castas, la creación

Azorín

Mi entidad, materia obligatoria en las escuelas Primarias de Quintana Roo.

del territorio en el porfiriato, su doble desaparición del mapa, los afanes del Comité Pro-Territorio, la creación del Estado, y una breve monografía de la situación actual, incluyendo una pirámide de edades de la población,

una tabla de procedencia de los migrantes al Estado, la descripción del medio físico y la problemática medio ambiental, así como una serie de mapas que explican el conflicto de límites que sostiene Quintana Roo con sus vecinos, Yucatán y Campeche. Es una asignatura difícil, desde luego. Siguiendo un método didáctico superado hace más de medio siglo, el programa oficial insiste en que los niños memoricen cientos de datos: fechas, cifras, nombres y lugares. Una de las primeras pruebas consiste en aprender de memoria el nombre de los municipios y sus respectivas cabeceras, así como el número de habitantes, lo cual suele ser un arduo examen para niños que apenas acaban de aprender a leer (no quiero ni imaginar cómo resuelven ese problema los alumnos de los 212 municipios de Veracruz, para no hablar de los 570 de Oaxaca). Es plausible suponer que el redactor del libro no tomó en cuenta la edad biológica de los educandos, pues de haberlo hecho no hubiera incluido en el glosario definiciones como las siguientes: Fundación de Ciudades en México | 9


prólogo

Conflicto de límites, materia de estudio a los nueve años de edad.

Exención: franqueza y libertad que alguien goza para eximirse de algún cargo u obligación. Burocracia: organización regulada por normas que establecen un orden para gestionar actividades administrativas. Onomatopeya: imitación o recreación del sonido de la cosa o la acción nombrada. Este parece ser un buen método para que los niños, desde los nueve o diez años, empiecen a odiar la historia y la geografía y, con unos años más en el sistema educativo, terminen aborreciendo hasta la idea misma del aprendizaje. 10 | Fundación de Ciudades en México

Estos

libros de texto parecen ser un buen método para que los niños, desde los nueve o diez años, empiecen a odiar la historia y la geografía y, con unos años más en el sistema educativo, terminen aborreciendo hasta la idea misma del aprendizaje. Tal vez valdría la pena discutir ese tema en estas épocas de Reforma Educativa, donde tanto se insiste en la escasa capacitación de los malos maestros, pero poco se habla de los malos métodos de enseñanza que producen malos

estudiantes (y casi con toda seguridad, malos profesionistas). El libro de texto sobre Quintana Roo tiene otra particularidad. Como es bien sabido, a pesar de que en la costa del Caribe se registró en el siglo


Fernando Martí

XVI el primer contacto entre México y España, aquí la gesta de Conquista fue tardía e incompleta, el periodo de la Colonia fue espectral y tenue, y no hubo Guerra de Independencia, ni Guerra de Reforma, y apenas hubo Revolución Mexicana (sin consecuencias para el resto del país). Pero como los programas de la Secretaría de Educación Pública tratan de uniformar la historia nacional, el volumen se esfuerza por explicar qué pasó en la península de Yucatán en dichos episodios, en lugar de concentrarse en la historia particular de Quintana Roo. Ese enfoque acomodaticio tiene, como primera consecuencia, que los alumnos aprenden muy poco sobre el lugar donde viven. Por ejemplo, a la ciudad más populosa del Estado, Cancún, el volumen le dedica, en 160 páginas, exactamente… ¡un párrafo! Reza así: A principios de los años setenta se promovió con mucho éxito el desarrollo del Proyecto de Cancún, cuyo objetivo preciso era aprovechar las playas para atraer turistas extranjeros. En pocos años esta ciudad rebasó el número de habitantes de Chetumal, al grado de que, junto con la colonización del sur, en 1970 el territorio contaba con 88 mil 150 habitantes. Asimismo, la entidad generó sus propios ingresos para sostener los gastos del gobierno y para financiar el desarrollo económico.1

Para colmo, el párrafo es erróneo, o al menos, su sentido es equívoco, pues propone la idea de que en 1970 ya había muchos habitantes y que la población de Cancún era significativa. En 1970, en efecto, Quintana Roo contaba con 88 mil 150 habitantes, pero era la entidad menos poblada de todo el país, y en la isla de Cancún vivían tan solo 1 2

Los programas

de la Secretaría de Educación Pública tratan de uniformar la historia, y se esfuerzan por explicar qué pasó en los distintos episodios a nivel nacional, en lugar de concentrarse en la historia particular de cada entidad.

El hidalguense Javier Rojo Gómez, un héroe civil de Quintana Roo.

tres familias, que se dedicaban a cuidar las plantaciones de coco que enmarcaban las playas desiertas.2 De hecho, esa fue una de las razones que animó al gobierno federal para desarrollar el proyecto, y 1970 fue el año preciso en que llegaron los pioneros, como solemos calificar a los técnicos y trabajadores que iniciaron la construcción del complejo turístico. Una década después de lo que sugiere el cuaderno, en 1980, Chetumal todavía doblaba en habitantes a Cancún (56,707 contra 33,273), y no fue sino hasta mediados de la década de los 80s que Cancún superó en población a la capital del Estado.

El texto escolar no sólo es injusto con Cancún. También lo es con el resto de las poblaciones del Estado, especialmente con Isla Mujeres, a la que no le dedica un solo párrafo, ni la incluye en el mapa de las Principales localidades de Quintana Roo (pág. 29), donde sí aparecen pueblos tan renombrados como Dzibanché y Chacchoben. En un asombroso desliz, un pie de foto consigna que “en el porfiriato comenzó a crecer la importancia política y económica de Chetumal, pero fue hasta 1974 que se convirtió en capital”, cuando en realidad eso sucedió en 1915, casi sesenta años antes. Otro olvido increíble: el texto no menciona al penúltimo gobernador del territorio, el hidalguense Javier Rojo Gómez, pese a que el Congreso del Estado encontró en su actuación suficientes méritos como para inscribir su nombre, con letras de oro, en los muros del recinto legislativo. Volviendo al tema, tras un año de cursar la materia, los niños de Cancún no saben algunas respuestas básicas: • Quién fundó su ciudad. • Cuándo se fundó. • Por qué se llama así. • Por qué se fundó ahí. • Cuándo se constituyó el municipio. • Por qué se llama Benito Juárez. • Quién fue el primer gobernador, y mucho menos, el primer presidente municipal.

Quintana Roo. La entidad donde vivo. Secretaría de Educación Pública. México, 2014, pág. 138 Tabulados básicos. XI Censo General de Población. Fundación de Ciudades en México | 11


prólogo

Este enfoque

educativo, que concibe la historia como un proceso nacional (y excluye o desestima las historias locales) nos viene de lejos. De alguna manera es el resultado de la filosofía nacionalista que se impuso después de la Independencia.

Para muchos, simples nombres de calles...

Otro ilustre desconocido da nombre a la máxima presea municipal.

Los nombres de Antonio Enríquez Savignac, de Ernesto Fernández Hurtado, de Rodrigo Gómez, de José García de la Torre, de José de Jesús Lima, de Carlos J. Nader, simplemente no les dicen nada. Ignoran que son los fundadores de Cancún, los héroes civiles que concibieron y construyeron la ciudad donde viven. Para ellos, si acaso, son nombres de calles. Algún día, tal vez escuchen en la radio que

alguien recibió la Medalla al Mérito Ciudadano Sigfrido Paz Paredes, pero no tendrán la menor idea de quién fue el personaje. Ese enfoque educativo, que concibe la historia como un proceso nacional (y excluye o desestima las historias locales), nos viene de lejos. De alguna manera, es resultado de la filosofía nacionalista que se impuso tras la Independencia de México, al inicio del

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siglo XIX, sostenida por personajes tan ilustres como fray Servando Teresa de Mier y Carlos María de Bustamante. A esas mentes agudas e imaginativas se debe la interpretación oficial de la génesis de México, cargada de mitos y de significados. Bustamante fue el caudillo intelectual que propuso que la nación mexicana, como una unidad, existía antes de la llegada de los españoles, quienes la habían


Fernando Martí

Enríquez Savignac, Fernández Hurtado, Paz Paredes: esos desconocidos…

destruido durante la Conquista. Ergo, la Independencia restablecía el orden natural. Exaltado, fray Servando propuso en la tribuna del Congreso que el nuevo país se llamara Anáhuac y que se adoptara el náhuatl como idioma oficial. Los elementos de esa postura, todos rescatados del patriotismo criollo, pueden resumirse en cuatro puntos: exaltación del pasado azteca, denigración de la Conquista, resentimiento xenofóbico en contra de los gachupines y devoción por la Virgen de Guadalupe. En palabras de un experto: “Un examen reciente de la Historia patria concluye que Bustamante fue el principal autor de los mitos nacionales que todavía dominan los libros de texto de los escolares.” 3 Pero si bien el nacionalismo “amaneció en la Independencia”, para después “ver su largo día con la Reforma, la Revolución y el cardenismo”4, hay que apuntar que durante ese dilatado periodo se impuso la tendencia de leer

La historia

regional no se enseña como lo que fue, un drama con sus propios actores, sus circunstancias, sus desenlaces, su propia lógica, sino como una consecuencia de la historia nacional, que siempre parece más relevante. la historia como un suceso nacional, válido para todos, aun para regiones distintas y distantes. Así, la historia fue reducida a una serie de episodios (Imperio azteca, Conquista, Colonia, Guerra de Independencia, Reforma, Porfiriato, Revolución), y el santoral cívico dio entrada a héroes para todos (Cuauhtémoc, Hidalgo, Juárez, Madero, Zapata) y a villanos para todos (Hernán Cortés, Iturbide, Santa Anna, Maximiliano, Porfirio Díaz), aun en los casos donde el desempeño de éstos últimos fue meritorio (por ejemplo,

la creación del territorio de Quintana Roo, por iniciativa de Porfirio Díaz). Esa visión es la que propone el libro de texto del tercer año. La historia regional no se enseña como lo que fue, un drama con sus propios actores, sus circunstancias, sus desenlaces, su propia lógica, sino como una consecuencia de la historia nacional, que siempre es más relevante: Quintana Roo en la Conquista, Quintana Roo en la Colonia, Quintana Roo en la Independencia, Quintana Roo en el porfiriato, Quintana Roo en la Revolución.

Brading, David. Los orígenes del nacionalismo mexicano. Ediciones Era. México, 1982 Vizcaíno Guerra, Fernando. El nacionalismo mexicano en los tiempos de la globalización y el multiculturalismo. Universidad Nacional Autónoma de México. México, 2004 3

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prólogo

“Lo que hace

relevante a la microhistoria... es la significación, la importancia de lo encontrado por el historiador y que, por muy pegado al terruño... sea relevante por los aspectos universales y humanos que se encuentran.” (Abelardo Villegas)

Fray Servando Teresa de Mier, impulsor de la República de Anáhuac.

Carlos María de Bustamante y su visión de la historia han perdurado dos siglos.

Los pueblos, las ciudades, las comunidades donde vive la gente, sean del tamaño que sean, no tienen cabida en ese encuadre. Queda relegado al olvido, carente de valor y de contenido, lo que Luis González y González llamó “el carácter universal de cualquier micromundo”, esas “realidades concretas y acotadas”, donde “acaba por encontrarse lo universal, al hombre sorprendido, aprehendido y analizado en su mundo cotidiano.”

En resumen, queda sepultado lo que más nos interesa, nuestra propia historia, la de la familia, la del barrio, la del clan, la del paisaje, la del pueblo. Otra vez González y González: “Cada uno de estos mundos constituye un universo único, intransferible, insustituible, pero al fin y al cabo, significativo.”5 Y de alguna manera, esa podría ser la historia más importante, la historia menuda, “la relación emocional por el terruño, la que atraviesa por

la parentela, por la infancia, por los recuerdos, por los amigos.” Entre los elementos que merecen atención al considerar la enseñanza de la historia menuda, la escritora venezolana Raquel Rivas Rojas destaca uno: la identidad. Hay que recordar que la palabra identidad proviene de ídem, voz latina que significa lo mismo. Me identifico porque soy lo mismo, la misma familia, el mismo barrio, el mismo pueblo, la misma gente. Me identifico porque soy idéntico. Pero, cómo me puedo identificar con mi terruño si no lo conozco. La identidad es un mecanismo que nos permite definir los límites, advierte Rivas Rojas, y añade: “Sólo puede pertenecer quien es capaz de reconocer esos límites.”6 Cómo, pues, me puedo sentir plenamente cancunense, o poblano, o jarocho, o culichi, o lo que sea, si no tengo claras las coordenadas de mi pueblo, el anecdotario de su historia íntima, sus milagros y sus pecados, sus virtudes y sus deslices. En una palabra, su esencia. De las muchas autoridades que han escrito sobre el poder y la pertinencia de investigar, y de enseñar esta historia cercana, quiero citar a dos. Primero, Abelardo Villegas, quien hablaba de “un mundo abarcable en sus propias y personales raíces”, y añadía: “Lo que hace relevante a la microhistoria, como a cualquier historia, es la significación, la importancia de lo encontrado por el microhistoriador y que, por muy pegado al terruño, a la pequeña porción elegida incluso en razón de su insignificancia típica, sea relevante por los aspectos universales y humanos que se encuentran.”7

Lira, Andrés. Universalidades de la Historia pueblerina. Boletín 14. El Colegio de Michoacán, X Aniversario. Zamora, 1989, pp. 21-25. Rivas Rojas, Raquel. Identidad, Memoria y Atmósferas de Afecto. Seminario. The Aesthetics of Politics and the Politics of Aesthetics in Contemporary Venezuela. Cambridge University, 2014. 7 Lira, Andrés. Íbidem. 5

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Fernando Martí

Porfirio Díaz, ¿héroe o villano?

“Lo importante

no es el tamaño de la sede donde se desarrolla, sino la pequeñez y cohesión del grupo que se estudia, lo minúsculo de las cosas que se cuentan acerca de él y la miopía con que se las enfoca.” (Luis González y González)

Y, desde luego, a Luis González y González, a quien Héctor Aguilar Camín ha llamado “el mayor historiador de nuestra historia”. Puntual y metódico, González y González advirtió que la microhistoria requiere de “tiempos, conocimientos, perspectivas y simpatía”, aparte de mucho rigor, pues “había que dejar de insistir en particularidades y minucias extremas a las que eran tan afectos los que practicaban la historia pueblerina, personas bien intencionadas, ante todo, pero escasamente formadas en el oficio de historiar y motivadas, muchas veces, por incorporar, a como diera lugar, a su patria chica en el escenario de la gran historia nacional, más que por descubrir la especificidad del terruño, la peculiaridad de sus pobladores.”8 Lúcido, atrevido, irreverente, González y González bautizó a la microhistoria con muchos apelativos: historia pueblerina, historia parroquial, historia matria, de la patria chica, municipal, concreta, y su favorita, de campanario. Y así la explicó: “Lo importante no es el tamaño de la sede donde se desarrolla, sino la pequeñez y cohesión del grupo que se estudia, lo minúsculo de las cosas que se cuentan acerca de él y la miopía con que se las enfoca.”9 Fue más allá: escribió Pueblo en vilo, la microhistoria de su tierra natal, San José de Gracia, en Michoacán, que combina en forma magistral historia y literatura. Y en 1972 publicó un libro con título de convocatoria, Invitación a la microhistoria, donde exponía su muy peculiar visión de esta disciplina: “La microhistoria se interesa por el hombre en toda su redondez y por la cultura en todas sus facetas.”

Arias, Patricia. Luis González. Microhistoria e historia regional, en Desacatos / versión On-line. Mayo-agosto, 2006 González y González, Luis. El arte de la microhistoria. Ponencia presentada al Primer Encuentro de Historiadores de Provincia, San Luis Potosí, 26 de julio de 1972.

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prólogo

LUIS González y González: “La microhistoria se interesa por el hombre en toda su redondez.”

Abelardo Villegas: “El mundo abarcable en sus propias y personales raíces.”

Azorín: “La historia se reduce a la persona del historiador.”

Me gustaría pensar que este segundo tomo de Fundación de ciudades en México es una respuesta a la excitativa del ilustre historiador, pues reúne 24 historias menudas dignas de contarse: 23 propias de poblaciones mexicanas, entre ellas otro San José de Gracia, en Aguascalientes, y una más que no puede considerarse ajena, pues Santiago de los Caballeros de Guatemala tuvo su génesis cuando México y Guatemala eran un mismo país, y su cronista acude a esta reunión como invitado. Los autores de los textos, como ya he dicho, ejercen el oficio de cronistas, a quienes en el prólogo de la primera edición describí como “conocedores profundos de su matria, curiosos detectives en su propia casa, atentos observadores de su gente, tercos investigadores de un tema único: su terruño.” Con esas credenciales, otra vez nos entregan lo más valioso de su

acervo: sus textos y sus fotografías. Dada la diversidad de los participantes, es de suponerse que la calidad de los trabajos será desigual y que quizás no todos reúnan las exigencias de una investigación académica. Es lo de menos. Ya lo decía Azorín:

Estado de Quintana Roo, que hace posible este segundo esfuerzo por recoger historias menudas, dispersas en todos los rincones del país. De persistir el aliento y continuar la colección, de seguro terminará por convertirse en un sólido material de consulta, una colección de las microhistorias que nos permitirán conocer y reconocer nuestra hoy vapuleada identidad. Desde luego, aun cuando alcance esa dimensión, este rosario de textos no suplirá los yerros de un sistema educativo que, ya sea por desidia, ya sea por inercia, menosprecia las historias menudas y se las enseña a los niños tan pronto (a los nueve años), tan poco y tan mal. Esa tarea aún está pendiente. Pero algún día habrá que ponerle atención, pues no cabe duda que el amor a la patria chica es el sólido pedestal que sostiene el amor a la patria grande. •

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“En definitiva, la Historia se reduce a la persona del historiador. Según sea el historiador, así será la Historia. El don de colorear los hechos, de ponerlos en relieve, de seriarlos y cubicarlos será lo que dé valor a la historia. Como si el historiador tuviera ante sí un cuadro en blanco, habrá de ir poniendo en su verdadero lugar y con su verdadero significado cada episodio y cada pormenor. El arte suplirá muchas veces lo que no puede la ciencia.”10 Finalmente, habrá que celebrar la voluntad sostenida del Gobierno del

Azorín. La historia, en Diario ABC. Madrid, marzo 7, 1943. Pag. 1

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Acapulco

Guerrero

CRONISTA: Alejandro Martínez Carbajal

ACApulco

MORELOS

MICHOACÁN Taxco de Alarcón Coyuca de Catalán

Zihuatanejo de Azueta

Chilpancingo

Coyuca de Benítez

ACAPULCO Cuautepec

OCÉANO PACÍFICO


Acapulco / Guerrero

E

tapa indígena. En 1498 Moctezuma Xocoyotsin sometió a Tlacotepec, Citlaltomagua, Utatlán, Temexaltepec, Atoyaque (Atoyac), Coyocan (Coyuca) y Anecuilco, pero no se apoderó de la bahía de Acapulco. Citlaltomahua y Anecuilco, que limitaban en la parte norte con la provincia de Acapulco, fueron tributarios de los mexicas. Se agregaron Coyocac y Atexca (Coyuca y Texca), pero a la bahía de Acapulco no le concedieron importancia. Cuando murió Ticocicatzin (Tizoc), reinó Ahuitzotzin, quien se apoderó de Acapulco. En la lámina XII del Códice Mendocino aparece Acapulco con el número 18. En la lámina XXVI del Códice Mendocino aparece en el número 5 Anecuilco pueblo, perteneciente a la provincia de Acapulco. Quiere decir “en donde el río se tuerce”. Los tepuztecos o tlacotepehuas se distribuyeron en el territorio limitado al este por el río Papagayo, al oeste por el río Coyuca, al sur por el océano Pacífico y al norte por una cuña del poblado de Tlacotepec. Los tepuztecos fueron el grupo dominante en la provincia de Acapulco y habitaron las siguientes poblaciones: Otlahuiztla, Atoyaque, Yacapul, Ceutla, Puchuatlalco, Cuchoychan, Huatepeque, Xocomani, Citlaltomahua, Anecuilco, Utatlán, Xiquipila, Tepetixtla y Xahualtepec. Tepesuche, Zalzapotla, Acatempan y Xiquilpan, localizados al poniente del río Papagayo, hablaban el yope o tlapaneco. La mayoría de los pueblos de la provincia de Acapulco estuvieron habitados por tepuztecas. El vocablo tepuzteca significa “jinete que viene de algún lugar de mucho hierro”. Citlaltomahua recibió ese nombre en honor a un señor llamado Citlatecuctli. Acapulco estaba habitado por nahuas, yopes, tezcatecas, tuztecas y tlalzihuixtlecas. Es decir, era cosmopolita. A Citlaltomahua la ubicó el corre-

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Pintura rupestre en Pie de la Cuesta.

gidor Juan de Tolosa Olea a ocho leguas del océano Pacífico y a 17 de Acapulco. Quedaba por el rumbo de Tepetixtla y estaba bajo la dominación de los señores del puerto y provincia de Acapulco. En primera instancia obedecían las disposiciones emanadas del señor de Tepetitxtla. Una preciosa fotografía tomada por don José (Pepe) Pintos, muestra en todo su esplendor el área de la playa de Tambuco a la de Caleta. De Punta Grifo hasta ese límite, era el Acapulco indígena. Comenzaba en la parte más

mansa de la bahía y llegaba a Boca Chica, protegida por la isla de la Roqueta. El agua dulce la tomaban de los manantiales de la hoy playa de la Aguada, llamada así porque allí se surtían los barcos, que es lo que se llama “hacer aguada”. Al lado este de la bahía de Acapulco, entre las playas Icacos y Hornos, a escasos metros del mar, se levantan unas piedras, rematadas por una de mayor altura conocida con el nombre de Picuda, localizada frente al Farallón del Obispo. Entre una y otra quedaron oquedades; en ellas se encontró una


Cronista: Alejandro Martínez Carbajal

Vista de Acapulco, por Peter Schenk, siglo XVIII.

ofrenda, que los habitantes de la localidad mostraron a Ignacio Bernal en 1951. Se comprobó la existencia de una cultura local, bastante pobre, aunque era muy antigua. Al llegar los españoles, lo primero que se les ocurrió fue emprender su saña contra los indígenas, matándolos, y esa ofrenda fue una de las últimas ceremonias dedicada a sus dioses, con la súplica muy respetuosa de que los protegieran. En 1939 Gordon Ekholm recorrió los alrededores del puerto de Acapulco y descubrió cuatro sitios arqueológicos: El Conchero, Las Bajas, Hornos y Tambuco. En Hornos, cerca del actual Parque Papagayo, existió una plataforma de tierra de varios cientos de metros de largo, y de 3 a 4 metros de ancho. En la parte superior de la plataforma encontró piedras alineadas y restos de cerámica. Ekholm encontró en Tambuco varios alineamientos de piedra sobre plataformas bajas. Los materiales

Cuando

abrieron las zanjas para introducir los tanques de la actual gasolinería de Tambuco, se encontraron infinidad de restos de cerámica, que fueron rematados a los extranjeros como artesanías.

arqueológicos se extendían desde esta playa hasta la playa de Caleta (área de Caletilla). En la playa de Tambuco abrió un pozo y dos trincheras. Por los restos de cerámica pudo deducir que eran de los periodos Formativo y Clásico. Cuando abrieron las zanjas para introducir los tanques de la actual gasolinería de Tambuco, se encontraron infinidad de restos de cerámica, que fueron rematados a los extranjeros como artesanías. También demolieron varios petrograbados. En el extremo final de la playa Caleta, área de Caletilla, principia el cerro

de Boca Chica. En lo que hace una punta, que se introduce a las aguas de la pequeña caleta, están muchas piedras removidas por los estragos de los temblores. En varias de ellas aparecen petrograbados, demasiado erosionados. Pocos se conservan en buen estado. Una piedra grande tiene dos caras que contienen diversos petrograbados. La que mira hacia el agua tiene diseños, pero son poco visibles. El plano de la cara se ubica de noreste a suroeste. En la parte inferior está una línea de puntos. Siguen dos líneas que se unen en la parte suroeste. Encima están tres, Fundación de Ciudades en México | 19


Acapulco / Guerrero

la de abajo se arquea hacia arriba para que se unan las dos siguientes. En el costado izquierdo medio de la cara, está un animal punteado, claramente se le ven los ojos y la boca, tiende a ser una culebra, pero marina. La otra cara está frente a una terraza de un hotel, si la orientamos diríamos que mira al oeste. Está dividida en tres partes. El diseño es maravilloso. Cuenta con nueve conjuntos de puntos y barras. En la parte extrema sur sube una hilera de puntos, que dobla al norte, llega al final del diseño y baja, hasta topar con el noveno conjunto. El diseño que contiene la tercera parte de la roca es un ave, ya reconocida como gaviota. Pegado al relleno del hotel Boca Chica, a tres metros de las gradas, está una piedra que en el centro de un desprendimiento tiene un diseño de un caracol o de una espiral. La piedra tiene una parte enterrada, el movimiento que la cambió de lugar la colocó de canto, con una ligera inclinación hacia el este. El petrograbado está conservado. Tiene ocho conjuntos de puntos y rayas. La cara oeste de una gran roca mira hacia las piedras que remoja el mar, porque tiene una inclinación de unos 35 grados aproximadamente; esto hace que casi todo el día se proteja de los rayos solares. El diseño lo constituye una serpiente, que está en perfectas condiciones. Se grabó entre dos líneas verticales, unidas en el extremo superior con una línea ondulada. La piedra mide 2.83 metros de largo, por 1.70 de alto y el diseño está muy erosionado. La figura la reconstruyó Edilberto Abarca Efigenio y la pintó Xicoténcatl Martínez Bello. Casi llena la cara una elíptica de puntos y rayas. En el centro tiene tres conjuntos de puntos. La roca tiene la cara sur quebrada en dos partes. En la de arriba está un diseño erosionado. Tuvo que reconstruirse. Es auténticamente calendárico. 20 | Fundación de Ciudades en México

Hospital del Sur, Señora de la Consolación, 1560.

La característica especial es que en los extremos están dos líneas, siguen tres puntos, dos líneas, tres puntos, dos líneas y en el centro están tres puntos. Al lado sur de la gran roca que está rodeada de petrograbados y llega a los límites del hotel Boca Chica, aparece una piedra grande, que tiene en la cara noreste un diseño que se orienta de sureste a noroeste, dividido en cinco líneas de puntos. Tres líneas se inician en el borde noreste de la cara y dos en el borde suroeste. Había que abandonar la banqueta izquierda (del centro de Caleta) para atravesar la avenida Costera Miguel Alemán. En donde se forma la curva, estaban unos escalones que conducían a un terreno sin construcción. En él se encontraban dos terrazas, protegidas por tres muros de contención, auténtico vestigio arqueológico indígena. En el borde sur estaban tres piedras, dos pequeñas y una de regular tamaño. En las caras que miraban al cielo estaban

los Ojos de Dios. Las primeras solamente tenían uno, cada una. En la última aparecían diez. El término Ojos de Dios lo escuché por primera vez de labios de Edilberto Abarca Efigenio, que lo aprendió de los arqueólogos. Los Ojos de Dios estaban dedicados al culto del agua y se relacionaban íntimamente con la fertilidad y la agricultura. En los patios de la Escuela de Ecología, dependiente de la Universidad Autónoma de Guerrero, se halla una piedra. En ella hay un diseño: es un lobo, coyote o felino completamente estilizado. Mira al oeste. La boca está abierta. Se le ve el ojo izquierdo. El lomo tiene las características de un animal vivo. Las patas se muestran completas y se observan las cuatro. La cola podría advertirse que está rabona. La panza no es propia del género femenino, porque no está abultada. Dentro del animal están ocho personajes estilizados. Abajo se colocaron 52 puntos. El petrograbado pudiera ser


Cronista: Alejandro Martínez Carbajal

de origen olmeca. Muy cerca del felino está otra piedra. El diseño es un animal marino. Tiene parecido al pulpo o calamar de Puerto del Marqués. Cinco metros al oeste de la roca que contiene la figura de un felino, está enterrada una piedra, cuyo testimonio es una fotografía que Martha Eugenia Cabrera Guerrero publica en la página 30 de su libro titulado Los pobladores prehispánicos de Acapulco. El diseño está demasiado erosionado en la parte superior. Los dos círculos exteriores sirven para formar un altorrelieve y así presentar una especie de banda, que protege lo que el círculo central encierra. 52 puntos circundan el diseño. En la lámina XII del Códice Mendocino dice: Acapulco, sin aparecer la palabra pueblo. El significado de la palabra Acapulco se refiere a lugar de grandes cañas. Don Cecilio A. Robelo, en su Diccionario de Aztequismos, nahuatlacamente presenta la palabra Acapulco de la siguiente manera: Aca-pul-co. Acatl= caña; pul o pol= gordo, grueso, vasto; co= en. En donde hay cañas gruesas. En el Códice Mendocino aparece un palacio de gobierno, en el lado derecho está la matrícula de tributo. Acapulco no llegaba a la categoría de pueblo. La única confusión que aparece es el palacio de gobierno, que significa que el lugar estaba organizado. En 1927, el presidente municipal Manuel López López determinó que la matrícula de tributo se utilizara oficialmente como escudo del Ayuntamiento del Municipio de Acapulco de Juárez, sin el edificio. Don Mariano Rojas explica la etimología de Acapulco así: Acatl, carrizo; poloa, destruir o arrasar; y co, en el lugar, para traducir: “en el lugar en que fueron destruidos o arrasados los carrizos”. Cabrera emplea dentro de la etimología náhuatl el vocablo poloa, como desbaratar, destruir.

Don José Manuel López Victoria tuvo la ocurrencia de desprender de la matrícula de tributo de Acapulco, y de esta definición, una magnífica y maravillosa leyenda en la que envuelve, con el amor de dos jóvenes, el misterio de la destrucción de los carrizos, únicamente que en lugar de manos hace caer una torrencial lluvia, autora del desastre. Esta leyenda también comenzó a difundirse en 1927. El arquitecto Ramón Cruces Carvajal, cronista de la ciudad de Texcoco, Estado de México, expresa que el jeroglífico de Acapulco es de carácter ideográfico, que representa unas cañas y dos manos, pero que apegado directamente a la etimología náhuatl, afirma que significa lugar donde abundan las cañas gruesas.

Pegado

Se encuentran vestigios arqueológicos en Puerto del Marqués, El Coloso, La Sabana, Palma Sola, Pie de la Cuesta, Potrerillo y Caleta-Caletilla.

Etapa colonial

Según Vito Alessio Robles, el nombre de Acapulco no aparece en obras, relaciones y documentos antiguos, sino hasta el año de 1531. Es don Manuel García Cubas quien asienta que el puerto fue descubierto y fundado en 1521 por Gil Gonzalo Dávila. El mismo Alessio Robles dice que esa afirmación carece de fundamento, porque Dávila pisó territorio mexicano en 1524 y no figura en ninguna expedición marítima o territorial del actual litoral mexicano del océano Pacífico.

al relleno del hotel Boca Chica está una piedra que en el centro de un desprendimiento tiene un diseño de un caracol o de una espiral. La piedra tiene una parte enterrada, con una ligera inclinación hacia el este.

VISTA de Acapulco, 1851. Fundación de Ciudades en México | 21


Acapulco / Guerrero

Después de la conquista de Tenochtitlán, Hernán Cortés preparó dos grupos de exploradores para que recorrieran las costas de la Mar del Sur. Uno salió al sureste al mando de Román López y Guillén, atravesó Oaxaca y llegó a Tehuantepec. El otro, al mando de Juan Álvarez Chico, tomó el rumbo del suroeste y llegó a Zacatula. Los exploradores siguieron rutas naturales. Desde las cercanías de Tlaxcala siguieron el curso de los ríos Coatzacoalcos y Balsas. Juan Álvarez Chico siguió la ruta del río Balsas; al llegar a la desembocadura, siguió toda la costa hasta llegar a Tehuantepec. En este viaje es posible que Alonso de Ávila lo haya acompañado. Entró a la bahía de Acapulco el 13 de diciembre de 1521. La bautizó con el nombre de Santa Lucía, porque siguió la costumbre establecida por los

exploradores hispanos de denominar los lugares con el santoral del día. El nombre del descubridor de la bahía lo han confundido los historiadores. Para José Pasta Tagliabué, el Patache Santiago llegó a la bahía y sus tripulantes denominaron Santa Lucía a la parte que consideraron como tal, por haber estado en ella el 13 de diciembre de 1526, fecha que para él debe tenerse como la del descubrimiento de la rada acapulqueña por los españoles. Carlos Fragoso, en la página 93 del libro Guerrero, editado por la Secretaría de Educación Pública en 1986, pone como la fecha del descubrimiento de Acapulco el año de 1524. Rubén H. Luz, en la página 170 de su libro Recuerdos de Acapulco, editado en 1973, dice que Acapulco fue descubierto por Francisco Chico el 13 de diciembre de 1521.

El descubridor

de la bahía de Acapulco fue Juan Álvarez Chico, y la fecha fue el 13 de diciembre de 1521, día que coincide en el calendario religioso como el de Santa Lucía.

Imagen de Acapulco en 1614, por Nicolás Cardona. 22 | Fundación de Ciudades en México

Don Tomás Oteyza Iriarte, en su importante libro Acapulco, la ciudad de las naos de oriente y de las sirenas modernas, puesto en circulación en 1965, ratifica que fue Francisco Chico quien descubrió Acapulco. Vito Alessio Robles, en su libro Acapulco en la historia y la leyenda, asienta que el capitán Juan Álvarez Chico parece que murió en la villa de la Concepción, fundada por Juan Rodríguez de Villafuerte en 1523 en Zacatula, avecindándose en ella 22 españoles, pero desecha 1521 como la fecha del descubrimiento de Acapulco, sin señalar otra. Peter Gerhard manifiesta que quien descubrió Acapulco en 1521 fue Rodrigo Álvarez Chico. En otras historias se ha manifestado el mismo nombre. He revisado todas las Cartas de Relación de Hernán Cortés y consigna nombres, pero no hace aparecer el apellido Chico. En cambio Bernal Díaz del Castillo hace aparecer el nombre de Juan Álvarez Chico. Don Manuel Orozco y Berra en Conquistadores de México, hace aparecer los nombres de Juan Álvarez Chico, a quien mataron los indios en Colima, y de Francisco Álvarez Chico, hermano del anterior, procurador mayor de Villa Rica, quien murió en la isla de Santo Domingo. Estas pruebas documentales dan motivo para desechar el nombre de Rodrigo. De tal manera que el descubridor de la bahía de Acapulco fue Juan Álvarez Chico y la fecha fue el 13 de diciembre de 1521, día que coincide en el calendario religioso como el de Santa Lucía. Hernán Cortés implantó en Nueva España la encomienda. Para que funcionara bien, la reglamentó. Según Moisés Santos Carrera y Jesús Álvarez Hernández, la encomienda y repartimiento en el territorio del actual Acapulco comprendía los pueblos de Acapulco (ya vivían españoles en el lugar), Acamalutla, Acaulmaguala (Nahuala),


Cronista: Alejandro Martínez Carbajal

Tepexúchic, Texcatlán, Ceutla, Yacapul, Zalzapotla, Xaltianguisco, Coyuca y Mexcalpetec (en otros textos se agrega Altala). Los tributos que se les exigían eran cacao, algodón y maíz. Los mexicas tenían organizado el sur de México en provincias, para una mejor administración y un mayor rendimiento de tributos. En estas provincias, los españoles implantaron su propia organización económica. Abusaron de los naturales y los tributos eran mayores. Esas provincias y sus pueblos se convirtieron en encomiendas. Quedaron sometidos los indígenas a una tutela que los juzgaba como menores de edad, que los privó de sus derechos humanos. En el trabajo sí se les consideraba adultos y aptos; se les trataba como bestias. Los españoles no podían establecerse en los pueblos indígenas y a los indios se les prohibía que lo hicieran entre los españoles. A los naturales se les redujo a la agricultura, cerca de los poblados en donde estaban los españoles. Los españoles expulsaban de esas comunidades o repúblicas a los indígenas, que no eran de su agrado. Desde 1527, los pueblos del sur estaban sujetos a la Audiencia de México, y la región de Zacatula a la Audiencia de Nueva Galicia. La jurisdicción de Acapulco, actualmente situada en el sur del estado de Guerrero, se extendía desde la cumbre de la Sierra Madre del Sur hasta la costa del océano Pacífico. Su centro era la magnífica bahía de Santa Lucía. Quedaba comprendida una parte en México y otra parte en Tlaxcala. El río principal que la regaba era el Papagayo. Había otras corrientes menores, pero todavía no les ponían nombres. La laguna de Nahuala está situada a lo largo de una estrecha llanura. Por la Relación de Citlaltomahua y Anacuilco, sabemos que Hernán Cortés envió al capitán Isidoro Moreno, quien

Vista de Acapulco, siglo XVIII.

la conquistó por la parte montañosa, pero por la parte de abajo, o sea, por la costa, lo hizo Juan Rodríguez de Villafuerte. Ese fue el momento del contacto de los españoles con los indígenas. Acapulco, Acamalutlan, Citlalan, Coyucac, Nahuallan, Tepoxóchitl, Tezcatlan, Xaltzapotlan y Yacapul, probablemente eran señoríos semindependientes, conectados con el reino de Mezcaltepec, perteneciente a Zacatula. En las mismas condiciones se encontraban Citlaltomahua y Anecuilco, situados en las laderas del cerro de Tlacatépetl. Al este del río Papagayo estaban cuatro señoríos yopes tlapanecos: Cacahuatepec, Pochotitlan, Xocotlan y Xochitepec. Mantenían su independencia, pero los situados al oeste del río Papagayo estaban subordinados a Tenochtitlan. Los habitantes de habla tlapaneca se extendían hacia el occidente hasta Acapulco, Xaltzapotlan y Tepexóchitl. Además de esa lengua, en Citlalan y Coyucac hablaban el náhuatl. Tierra adentro había una confusión de lenguas. En 1569 todavía utilizaban el camoteco, el coyutumeco, el tepuzteco, el texcalteco, el tixteco, el tlacihuixteco y el tlacotepehua. Por la variedad de lenguas, Peter Gerhard presume una

densa población dispersa en numerosas rancherías. Inicialmente fue Villafuerte quien logró someter a la zona de Zacatula. En sus incursiones llegó a Zihuatanejo y prosiguió sus exploraciones hasta Acapulco, del que tomó posesión a nombre de los reyes de España. Clavó en las arenas de la playa la cruz y el pendón de Castilla y Aragón. No poseo el dato para consignar si fue el Rey u otra autoridad quien para recompensarlo le concedió la encomienda de Mezcaltepec y sus dependencias, que incluían Acapulco. Villafuerte abandonó a su suerte a quienes lo acompañaron. No hubo intento de colonización. En 1540 fue sucedido por su hija Aldonza de Villafuerte. Es en 1643 cuando pasa a depender de la Corona española. En el mapa que consigna Gerhard en su obra Geografía Histórica de la Nueva España. 1519-1821, aparecen las siguientes poblaciones en la jurisdicción de Acapulco: Acapulco, Coyuca, Tixtlancingo, Citlaltomagua, Ciutla, Xaltianguis y Texca, pertenecientes a la Audiencia de México. Suchitepec, Pochotitlan, Tecoanapa, Cacaguatepec y Xocula, pertenecientes a la Audiencia de Tlaxcala. Citlaltomagua se le encomendó a Diego García Xaramillo. A su muerte la heredó su viuda Cecilia Lucero. Diego Pardo adquirió un título sobre Cacaguatepec emitido por el gobernador Estrada en 1523. La encomienda la rigió la Segunda Audiencia por un año. Al morir Pardo a principios de la década de 1560, le sucedió primero su hijo, después su viuda Inés de Leyva. En 1597 el nuevo dueño de ese lugar, porque el sistema de encomienda quedó eliminado en 1549, era Esteban de Cisneros. El dato consigna que fue la primera encomienda de la región. Entregaba maíz y algodón como tributo. Aunque aparece que contribuía con Fundación de Ciudades en México | 23


Acapulco / Guerrero

En el astillero

real establecido en Puerto del Marqués se emplearon algunos indígenas y negros en el trabajo, en la década de 1530. Pocos españoles, acompañados de esclavos y negros, llegaron a la región. oro, reconocemos que en la región nunca hubo minas de este metal. La Sabana, Tres Palos y Venta Vieja eran mayorazgos que pertenecían a un conquistador de apellido Ibarra. Este territorio ya era utilizado por los españoles para llevar a cabo algunos eventos importantes. En el año de 1532 Cortés mandó reparar el puente construido sobre el río Papagayo, lo que facilitó el traslado de mercancías y materiales suficientes para las naves. Listas las embarcaciones San Miguel y San Marcos, se contrató una buena marinería, se subieron varias piezas de artillería, se concentró el mayor número de vituallas, armas y objetos de rescate. Las dos embarcaciones quedaron al mando de su primo, el capitán Diego Hurtado de Mendoza, y el día de Corpus Christi (30 de junio) de 1532 salieron de Acapulco. La Real Cédula firmada por el rey de España Carlos I el 25 de abril de 1528, determinó que quedaba bajo el poder de la Corona Acapulco y su tierra, donde se hacen los navíos del sur. La emperatriz Isabel, por ausencia del Emperador, insiste en que se cumpla lo mandado y por ello emitió la cédula real el 20 de abril de 1532. Al depender directamente de la Corona, tomó el nombre de Ciudad de Los Reyes. En el astillero real establecido en Puerto del Marqués se emplearon algunos indígenas y negros en el trabajo, en la década de 1530. Pocos españoles, acompañados de esclavos y negros, llegaron a la región y sembraron

24 | Fundación de Ciudades en México

plantaciones de cacao a lo largo de la costa. Los señoríos yopes de Pochotitlan y Suchitepec pasaron a la Corona en la década de 1530. Hernán Cortés decidió abrir un camino a Acapulco, para evitar seguir el cauce del río Balsas hasta Zacatula, ya que de ese lugar se transportaban los objetos al puerto. Todas las dificultades fueron vencidas, y el camino de la capital del Virreinato al puerto de Acapulco se terminó en el año de 1531. El primer asentamiento formal que se estableció en 1531 para concentrar a los españoles que procedían de Costa Chica, seguidos de sus criados indígenas, se llamó Villafuerte y se ubicó a cuatro leguas de distancia, al norte de La Sabana. Hernán Cortés amplió su plan de exploraciones y debido a esa razón, se propuso conocer la bahía de Acapulco. Cortés no se ubica en Acapulco, sino en la bahía que en su honor se conoce como del Marqués (hoy, Puerto del Marqués). La fecha en que se instala

en esa preciosa bahía es a mediados de enero de 1533, lugar que queda entre las puntas Bruja o de Las Brujas y Diamante. Con el esfuerzo de los soldados e indígenas comenzó la construcción de varias naves, en los astilleros improvisados que se levantaron en la playa. Al tener conocimiento de la desaparición de Diego Hurtado de Mendoza, en el primer barco que pasó, Cortés se fue de pasajero a Tehuantepec. Su ausencia no fue motivo para suspender la construcción de los barcos. Nuevamente Hernán Cortés entró a la bahía de Acapulco con seis navíos en el año de 1535. En Acapulco llegó un mensaje de don Antonio de Mendoza, con el aviso de su llegada como primer virrey de la Nueva España. De Acapulco, Cortés marchó a Cuernavaca. Agustín Jacinto Zavala (página 77, Baja California Sur) deja escrito que Cortés fundó una colonia en Puerto del Marqués, con los 300 soldados y 37 mujeres que trajo, pero que fueron muchas las dificultades para atraer a más colonos, así como abastecerlos de alimentos. Crecieron las inquietudes y las privaciones y el lugar se despobló. A los corregidores y alcaldes mayores los designaban tanto el Virrey como la Audiencia. El corregidor regía y gobernaba una ciudad o villa de su jurisdicción. Representaba al Rey. Se auxiliaba de un alcalde mayor, que era juez de Letras. En 1535 se nombraron corregidores para gobernar Pochotitlan, Suchitepec, la parte de Xocutla, que pertenecía a la Corona, Citlaltomagua y Anecuilco. Citlaltomagua perteneció durante los primeros años a la Corona y también como encomienda privada. Hasta la década de 1560 ese corregimiento pasó a depender de la provincia de Zacatula. La epidemia que azotó la región de 1545 a 1548 redujo bruscamente la


Cronista: Alejandro Martínez Carbajal

Puerto de Acapulco, 1791. Cardero.

población nativa. En 1548 el corregidor de Pochotitlan, Ceutla, Suchitepec y Xocula, fue elevado al rango de alcalde mayor de Acapulco. Más tarde se le concedió la jurisdicción de todas las encomiendas vecinas. El alcalde mayor vivió al principio en Acamalutla, pueblo situado en la sierra; después en Tixtla (Tistla), Cuernavaca o México. Iba a Acapulco ocasionalmente. El resto del año residía en el puerto un teniente del alcalde mayor. En 1548 Citlaltomagua tenía siete barrios, de los cuales solamente Tepetixtla y Xagualtepec subsistían en 1569. En 1550 pasó a depender de la Corona. En 1599 Citlaltomagua y Anecuilco perdieron el título de corregimientos. El único corregidor que aparece en 1550 fue don Pedro Pacheco, que era alcalde mayor de Acapulco y a la vez corregidor de Suintla y Suchitepeque. Hernán Cortés ordenó equipar y abastecer los navíos Santa Águeda, La Trinidad y Santo Tomás y nombró capitán de ellos a Francisco de Ulloa, quien llevó como piloto a Francisco Preciado, para que fuera a California con el objeto de descubrir costas, islas, pueblos, mares, así como anotar todo lo que aconteciera diariamente.

Los colonizadores hicieron la traza en una explanada localizada frente a la

Playa Grande, y construyeron la población en línea recta a la playa. Así todas las casas tuvieron vista al mar. Francisco López de Gómara asienta que partieron de Acapulco. También Agustín Jacinto Zavala y Adalberto Walter Meade dicen lo mismo. El primero da la fecha de salida el 8 de julio de 1539. Bernal Díaz del Castillo nombra al puerto de Navidad como lugar donde se inicia el viaje. Las naves San Pedro y Santa Catalina, cargadas de abastecimientos, salieron de Acapulco en el mes de mayo de 1540, capitaneadas por Hernando de Alarcón. En la Ciudad de México se reunieron con el señor Fernando de Santa Ana 29 jefes de familia. Acordaron solicitar al gobierno virreinal la fundación de una población en la bahía de Acapulco. En el mes de enero de 1550 esas personas se trasladaron a la bahía. Condujeron en recuas mulares, productos mercantiles y grandes cantidades de

comestibles. Los colonizadores hicieron la traza en una explanada localizada frente a la Playa Grande (limita por el lado poniente con el Arroyo o Río Grande o Aguas Blancas, termina por el este en Las Condesas). Construyeron la población en línea recta a la playa. Así todas las casas tuvieron vista o frente al mar. Las recientes viviendas fueron hechas de bajareques y paredes de adobe. Los ayudaron los indígenas que se les incorporaron en el camino. Ante la falta de trabajo, los hombres se alejaron, temporalmente, de la población y se refugiaron en las estancias para ganar el sustento. Los españoles también se retiraron por una temporada; Acapulco quedó reducido a siete españoles y seis esclavos, además de las autoridades. A esto se llamó el éxodo poblacional. Fundación de Ciudades en México | 25


Acapulco / Guerrero

Españoles

e indígenas estuvieron ausentes 20 años del puerto de Acapulco, que fundaron en 1550. El regreso operó 20 años después, cuando se estableció una pequeña población permanente de negros, mulatos, filipinos y unos cuantos españoles.

Plano español de Acapulco de fines del siglo XVIII. 26 | Fundación de Ciudades en México

Don Antonio de Mendoza, virrey de Nueva España, nombró a don Pedro Pacheco, alcalde mayor de Acapulco el 12 de marzo de 1550, en la inteligencia de que debería radicar en este lugar. También ostentaba el cargo de corregidor de los pueblos de Suintla y Suchitepeque y su partido. Cobraría el sueldo de corregidor y se le agregaron 100 pesos en oro común al año. Ese mismo día el Virrey expidió el nombramiento de Justicia a favor del señor Juan Castro Verde. Llevaría consigo la vara de justicia, para ejecutar todos los mandamientos que ordenara el alcalde mayor del puerto de Acapulco. Para que se mantuviera, se dispuso que cobrara 100 pesos oro al año. El fraile Francisco de Villafuerte obtuvo el permiso de la mitra de Michoacán para evangelizar los pueblos de la Costa Grande. Fundó iglesias en Petatlán, Tecpan y arribó en 1551 a Acapulco. Inició la construcción de la iglesia de Nuestra Señora de los Reyes. El fraile regresó a tierras michoacanas y dejó encargado de la parroquia al bachiller Francisco Dorantes. Españoles e indígenas estuvieron ausentes 20 años del puerto de Acapulco, que fundaron en 1550. Habían resuelto su situación económica, por las actividades que pusieron en práctica. El regreso operó en 1570, pero ya no quisieron seguir en el lugar escogido a principios de su llegada. Se estableció una pequeña población permanente de negros, mulatos, filipinos y unos cuantos españoles. Ahora la iglesia de Nuestra Señora de los Reyes se ubicó en donde convergían barrancas y el inicio de la cresta de El Teconche. El templo sirvió para delimitar hacia el sur la plaza de armas, que quedaba entre la puerta principal de la iglesia y el atracadero de las embarcaciones. Al oeste de este inmueble, quedaron abiertas las primeras calles.


Cronista: Alejandro Martínez Carbajal

El Callejón Sal Si Puedes nacía en el lado trasero del templo y entroncaba con la calle de la Poza, llamada después de Las Damas. Casi a la orilla del mar se extendía la calle La Playa. La naciente población se dividió en tres zonas: 1. Primer cuadro y los barrios de La Poza y El Rincón (circundaba a la iglesia). 2. Segundo cuadro, quedaba al oeste. 3. Tercer cuadro, se levantaba en dirección al suroeste. La población creció por la parte costanera, poblada de casas de adobe y tejas. Gracias a los manantiales de agua, se empezaron a sembrar huertas y se levantaron tecorrales. En forma desordenada se construyeron casas de techo de paja. Las calles, por seguir el contorno de la bahía, quedaron torcidas y angostas. El señorío yope de Xocutla tuvo varios encomenderos. Dos tercios controló la Corona y el otro tercio fue asignado a Cristóbal de Monresin, o pudo ser Molresin o Monrosin. Este señorío en fechas posteriores tuvo tres encomenderos más: la viuda de

En 1799

Monresin, en la década de 1560; José de Monresin, en la década de 1570, y otro Cristóbal de Monresin a partir de 1597. Pasó a depender en forma definitiva de la Corona a partir de 1626. En 1569 había 1589 tributarios. Los antiguos sobrevivientes de Zaltzapotlan se concentraron en la antigua estancia de Xaltianguis y quedaron abandonadas Nahualan, Tepoxúchitl, Tezcatlan y Yacapul. Al oriente, a poco más de dos leguas de Acapulco (La Sabana), el señor García de Albornoz comenzó a explotar un rancho agrícola en el año de 1569, en donde los trabajos los realizaban 10 esclavos. En 1569 eran nueve las cabeceras: Acamalutlan, Acapulco, Citlalan, Coyuca, Nahualan, Tepuzúchitl, Texcatlan, Yacapul y Zalzapotla. La población indígena aumentó en 1569 a 50 familias y en 1743 a 578, en su mayoría fueron mulatos libres, que vivían tanto en Acapulco, como en Coyuca. La subcabecera de Anecuilco fue trasladada a la estancia de mayor

el rey de España, Carlos IV, le concedió al lugar el título de ciudad. El nombre fue el mismo que tenía el poblado indígena: Acapulco.

altura, llamada Ceutla (Ciutla). Sólo este lugar, como ranchería, existía en el siglo XVIII. En territorio yope al este del río Papagayo, Cacaguatepec, Pochotitlan y Xocula, cada una tenía sujeta una estancia en 1570, mientras que Xuchitepec no tenía ninguna. La mayoría de los indígenas sobrevivientes fueron diezmados durante la otra epidemia, comprendida entre los años 1576 a 1579. Xagualtepec fue abandonado después de esta epidemia. En el año de 1799, el rey de España Carlos IV, concedió el título de Ciudad que ha usado el pueblo de Acapulco con fecha primero de noviembre, dado en el Real sitio de San Lorenzo. El título existía en el archivo del superior gobierno de México. Mandó copia de él el virrey, don José de Iturrigaray, al gobernador y castellano don José Barreiro con el oficio del 23 de julio de 1803. El nombre utilizado fue el que tenía el poblado indígena: Acapulco. Entre los que han investigado apellidos de viejas familias acapulqueñas está Anituy Rebolledo Ayerdi; pero hasta hoy ninguno ha podido identificar los que pertenecen a las primeras familias que en 1550 vinieron a fundar el poblado de Acapulco. Entre estos apellidos están: Acevedo,

Vista panorámica de Acapulco. Anónimo. Fundación de Ciudades en México | 27


Acapulco / Guerrero

Parroquia de la Señora de la Soledad, 1791.

Acosta, Acuña, Aivar, Alarcón, Alonso, Alva, Álvarez, Altamirano, Aranguren, Aresti, Aréstequi, Arzola, Balmacea, Ballesteros, Bautista, Bayardi, Bello,

Bonilla, Bracamontes, Burgos, Bustos, Calvo, Camacho, Cardona, Carranza, Carreño, Carreón, Carrillo, Ceballos, Cervantes, Cortés, Covarrubias,

Cuéllar, Chavero, Dávila, De la Cruz, De la Cueva, De León, De Santana, Del Valle, Díaz, Enríquez, Escobar, Espino, Espinosa, Fernández, Figueroa, Funes, Galindo, Gallardo, Gallo, Gama, García, Garzón, Gil, Gómez, Guinto, Guevara, Guzmán, Hernández, Herrera, Hurtado, Iturbe, Lampard, Laurel, Ledesma, Legorreta, Leyva, López, Loreto, Manjarrez, Marcos, Marín, Martínez, Mendoza, Moguera, Molina, Moncayo, Montoya, Munguía, Navarro, Negrete, Olaguíbel, Olea, Ovando, Pacheco, Palacio, Pegueros, Peralta, Ramírez, Ramos, Rendón, Rivera, Rodríguez, Ruiz de Castro, Saavedra, Sánchez, Solana, Solís, Sosa, Sotelo, Suárez, Terán, Tirol, Valdez, Valenzuela, Vargas, Vázquez. •

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Acatzingo CRONISTA: Angélica Olea Prieto

Puebla ACATZINGO

Huauchinango

Zacapoaxtla Chignahuapan

Xalapa

TLAXCALA

Amecameca

ESTADO DE MÉXICO

Tlaxcala

Huamantla

Texmelucan

Tlalmanalco Cholula Atlixco

ACATZINGO

Córdoba

Puebla

Orizaba

VERACRUZ Izúcar de Matamoros

Tehuacán


Acatzingo / Puebla

E

l nombre de Acatzingo proviene de tres palabras nahuas: acatl (caña de carrizo), tzin (reverencial de gran señor) y co (lugar), por lo que significa “lugar de cañas de carrizo del gran señor”. En la obra titulada Nombres Geográficos de México, de Peñafiel, el jeroglífico relativo al municipio aparece representado por una caña o carrizo, acatl sobre la terminación tzinco, expresada por medio cuerpo humano. Acatzingo es diminutivo de Acatla, “El pequeño Acatla”, según ese significado. De acuerdo con Felipe Franco en su texto Indonimia geográfica del estado de Puebla, el nombre primitivo es Acacinco que quiere decir: “en los carrizalitos o donde hay pequeños carrizales”.

La metáfora antropocósmica, es decir, las transposiciones de parte del cuerpo humano a lugares reales o imaginados, terrestres o celestiales, y la identificación del ombligo como centro, se debe a que los tlacuilos aztecas representaron nombres de lugares con dibujos, para permitir la lectura de sus glifos en la matrícula de tributos. El de Acatzingo describe en la parte de arriba (cabeza) una milpa, caña o carrizo, que era lo que producían. En la parte inferior, medio cuerpo humano que representa el inframundo. El glifo aparece en la Matrícula de Tributos y en el Códice Mendoza en la página de los pueblos tributarios de Tepeyacac. Acatzingo se localiza a unos 50 kilómetros de la ciudad de Puebla, sobre la carretera federal México-Puebla, y por la autopista México-Orizaba a 45 kilómetros. El territorio municipal aparece en la historia nacional y estatal por estar relacionado con épocas lejanas, ya que hay evidencias (16001200 aC) de cerámica y entierros humanos cerca de la barranca del Águila. Otros indicios se ubican del 800-400 aC con basamentos piramidales en el sitio de San Sebastián Teteles, denominado “Los Teteles”, localizado a seis kilómetros al norte de Acatzingo. El área comprende siete estructuras de piedra 30 | Fundación de Ciudades en México

y tierra, la mayoría de forma circular y una rectangular. La presencia de material cerámico y lítico en la superficie señala que el lugar fue ocupado por lo menos durante el Posclásico tardío (850-1521 dC). La extensión ceremonial ocupaba 12 hectáreas. Sin embargo, la antigua ciudad debió extenderse en un espacio mucho mayor, en donde se ubicaba la población gobernante y sus parcelas de cultivo. Diversas fuentes históricas ofrecen abundantes testimonios sobre la historia de grupos inmigrantes que fundaron el señorío de Cuauhtinchan, al que pertenecía Acatzingo. Hacia finales del siglo XII muchos pueblos se desplazaron después de la caída de Tula (siglos VII-XI). Los cuauhtinchantlaca moquiuixca y otros grupos llegaron desde Chicomoztoc como fuerza mercenaria de los tolteca-chichimecas de Cholula, quienes recompensaron a los recién llegados con hombres y tierras, que fueron repartidas de acuerdo a una estratificación social, ya existente. En el año 1175 los cuauhtinchantlaca reciben un territorio que se extendía desde el Cofre de Perote al Pico de Orizaba hasta el cerro del Tentzon para terminar en La Malinche. En ese mismo año se origina el reino de Cuauhtinchan. Poco después llegan a sus tierras tres nuevos

grupos de inmigrantes que más tarde constituirían los señoríos de Tepeyacac y Oztoticpac. Con el paso del tiempo, el desarrollo de los señoríos asentados en Cuauhtinchan dio lugar a conflictos internos que terminaron con la intervención de los tlatelolcas del valle de México en 1398, y con la conquista de Cuauhtinchan. Los mixteco-popolocas asumen el poder durante más de cuarenta años. En 1441 una rebelión encabezada por Tepeyacac los derrota, aunque los conflictos continuaron. Para 1458 Tepeyacac sojuzga a Cuauhtinchan y Tecali, estos se quejan ante Moctezuma, señor de Tenochtitlan, y en 1466 Axayacatl conquista la región. Inmediatamente después, los gobernantes de Tenochtitlan emprenden una división político-territorial, instalan nuevas dinastías de gobernantes en Tepeyacac y Cuauhtinchan, y el territorio de este último se reparte entre señoríos que se habían desarrollado en sus fronteras. Luego formaron una entidad política para la recaudación de tributos constituida por 22 pueblos o señoríos, a la cabeza de los cuales estaba Tepeyacac, la capital; Quecholac, Tecamachalco, Acatzingo, Tecali, Cuauhtinchan e Iczochinango (Zacaola). Este grupo ocupaba la zona norte y correspondía


Cronista: Angélica Olea Prieto

al antiguo reino de Cuauhtinchan, con hablantes en náhuatl, chochopopoloca y otomí. En cada pueblo o señorío

Cada

de esta provincia tributaria había un calpixque mexica encargado de recoger los tributos locales y trasladarlos

martes arribaban a Acatzingo indígenas dedicados a labores agrícolas y manufactureras, para comercializar verduras, productos del mar, pieles, vasijas de barro, metates, petates, aves y cuerdas, entre otros.

Señoríos chichimecas establecidos en la región de Tepeaca durante los siglos XIII y XV.

a Tepeyacac, donde se concentraban antes de enviarlos a Tenochtitlan. Esta entidad también controlaba los mercados y las rutas de intercambio. El tianguis o mercado se instituyó en 1486 y de inmediato atrajo a multitud de pobladores y comerciantes comarcanos que se avecindaron en Tepeyacac y Acatzingo. Algunos documentos hablan de mercaderes procedentes del valle de México que se establecieron en barrios llamados Cuitláhuac, Chalco, Tetzcoco, Otumba, Xochimilco, entre otros. Cada martes arribaban a Acatzingo indígenas dedicados a labores agrícolas y manufactureras, para comercializar verduras, productos del mar, pieles, vasijas de barro, metates, petates, aves, cuerdas, entre otros. También llegaban comerciantes pochtecas que viajaban por toda la zona comercializando finas telas, adornos de pluma, dijes de plata, cobre y oro, así como objetos ceremoniales. Se estima que concurrían al tianguis de Tepeaca (viernes) y Acatzingo (martes) 20 mil personas, cada cinco días. El pueblo de Acatzingo comenzó siendo señorío de Cuauhtinchan, hasta que el de Tepeyacac se impuso a este último en 1458 y subyugó al de Acatzingo. Este perdió derecho a poseer un territorio propio con mojoneras precisas e independientes. Su inclusión dentro de las fronteras fue el argumento principal de los señores de Tepeyacac para exigir la sujeción del pueblo a su cabecera. Acatzingo conservó la categoría de cabecera por su dominio ante un conjunto de población sujeta, y la de pueblo sujeto por su posición subordinada a Tepeyacac. Ante esta situación los pueblos del valle oriental de Puebla pasaron a formar parte de la llamada Provincia Tributaria de Tepeyacac durante el proceso de expansión del imperio mexica, hacia mediados del siglo XV. Fundación de Ciudades en México | 31


Acatzingo / Puebla

En la época

prehispánica, una conquista significaba la pérdida de territorio y, por consiguiente, la sujeción de los pueblos conquistados. A partir de 1458 Acatzingo dependió políticamente de Tepeyacac.

Trazo de la población de Acatzingo por los franciscanos (siglo XVII).

Con respecto a la fundación de Acatzingo existen divergencias en cuanto a su fecha exacta, ya que la Relación de Tepeaca menciona que debe su nombre a su fundador Acatzin, de donde algunos autores interpretan que este 32 | Fundación de Ciudades en México

personaje –o su descendencia– podría ser uno de los 108 caudillos chichimecas que salieron de Chicomoztoc hacia Cholula después de 1168. Otras fuentes sitúan la génesis entre 1267 o 1269 dC, cuando el arribo de gente chichimeca

a ese lugar desplazó a los anteriores ocupantes popolocas y otomíes. Por otro lado, en la Historia Tolteca Chichimeca se dice que, después de la conquista de Tlatelolco, Teocuitlatzin, señor de Cuauhtinchan huyó a Tepeaca, su hijo Iztlapoca aparece directamente relacionado con el sitio de Acatzingo en el mapa de Cuauhtinchan No. 2; en la escena del mapa se consignó que en el año 4 calli Iztlapoca y Apanecatl partieron de Tepeaca y se establecieron en Acatzingo, formando un señorío. En cualquier forma parece que Acatzingo fue otra avanzada de Cuauhtinchan por extender su territorio hacia el noreste del valle poblano, por lo que primeramente fue una dependencia de éste y posteriormente pasó a serlo de Tepeyacac. Desde 1466 gobernaba en Acatzingo un tlayllotlac (gobernante militar). Anterior a esa fecha mantuvo su propio señorío en igualdad de condiciones que otros pueblos y señoríos vecinos, es decir, dependientes de Cuauhtinchan sólo en el discurso. Después de que este último perdió su poder, la cabecera de Tepeyacac se constituyó con dos casas señoriales, una en Oztoticpac (popolocas) y la otra en Acatzingo (cuauhtinchantlacas). El pueblo cabecera-sujeto, Acatzingo, es uno de los pocos lugares del señorío que registra esta doble categoría política por las conquistas sufridas en el siglo XV. Además de tener un reino con dos señoríos dentro de un mismo territorio, por un lado Acatzingo, con hablantes en náhuatl, y por otro Ictzochinanco, con población otomí. La capital de este señorío estuvo en este lugar, pero a finales del XIV y principios del XV se trasladó a Zacateotlan. En la época prehispánica una conquista significaba la pérdida de territorio, y por consiguiente, la sujeción de los pueblos conquistados. Podemos decir que a partir de 1458 Acatzingo dependió


Cronista: Angélica Olea Prieto

políticamente de Tepeyacac, su señor o señores tlahtoque estuvieron bajo el dominio de gobernadores militares impuestos por los tepeyacactla, pero conservaron su propia jurisdicción sobre los pueblos sujetos a Acatzingo. En cuanto a las guerras con los pueblos vecinos, se decía que Acatzingo y Tepeyacac iban como una misma cosa pero, “iban los de Acatzingo con su capitanía de por sí para señalarse”. Su sujeción a Tepeyacac, sin embargo, se manifiesta por el hecho de que los tlatoque de Acatzingo estaban obligados a pagar tributo (especie) a los señores de Tepeyacac. Además de dar un prisionero (no esclavo), es decir, un guerrero que por sus insignias demostrara su importancia. Las confrontaciones se realizaban cada determinado tiempo (80 días) contra los enemigos de los mexica: Tlaxcala, Cholula y Huexotzingo, para obtener cautivos y darlos en sacrificio a los dioses mexicas. Algunas crónicas refieren que las “Guerras Floridas” se hacían con el interés de “ganar renombre como guerreros-valientes”. A la llegada de los españoles el señor de los acatzincas era Tecuelcatzin, súbdito y aliado del imperio azteca. Los peninsulares, aconsejados por su aliado tlaxcalteca, emprenden la conquista de la Provincia Tributaria de Tepeyacac. En agosto de 1520 avanzaron por la región de Zacatepec. Al percibir Cortés al adversario, se sorprendió y mandó decir a Tecuelcatzin que lo eximía de los tributos que imponía Moctezuma. La respuesta fue: “que se tiñan nuestros campos de sangre, para aplacar la ira de los dioses”. Ante la negativa, el caudillo español entabló una batalla entre Soltepec y Acatzingo, en unos campos sembrados de maíz, lo que dificultó el accionar de la caballería y de las picas de sus lanzas. El encuentro duró varias horas; sin embargo, lo que dio el triunfo a los conquistadores fue la acción de tomar por

Sitios del Preclásico temprano de la zona de Acatzingo.

asalto un templo en la parte alta de Acatzingo, lo que sorprendió a los ejércitos indígenas y así se dio la derrota. Fue en este sitio, al caer la noche, a falta de bastimentos para alimentar a los indígenas aliados, que procedieron a comer la carne de los muertos del ejército de los tepeyacactlas y sus aliados de Acatzingo, Quecholac, Tecamachalco, Tecali, Oxtoticpac y la guarnición mexica que apoyó la defensa de la región. Una vez vencidos, los acatzincas abandonan la ciudad. Al siguiente día, Cortés y sus aliados ocuparon el pueblo de Acatzingo por tres días. Desde ahí envió a sus embajadores para intimidar a los señores de Tepeyacac a la rendición y a la sumisión al rey de España Carlos I. A mediados de agosto Cortés hizo su entrada a la ciudad de Tlaytic Tepeyacac, la que se rindió por temor a las represalias y a ser objeto del sadismo

de los europeos. Hernán Cortés fundó la nueva colonia Villa Segura de la Frontera (Tepeaca), nombró alcaldes, regidores y oficiales. Después de edificar Tepeaca, se acordó que siete estancias sujetas a la ciudad poblaran Acatzingo, congregándose en el pueblo siete barrios: San Francisco, Santa Lucía, La Visitación de Nuestra Señora, San Lucas, San Marcos, San Miguel, San Sebastián, además del pueblo de Acatzingo. Por cuestiones de control y pago de tributo, los conquistadores juntaron muchos de estos asentamientos en cabeceras, haciendo que las aldeas quedaran con otro nombre sobrepuesto. Acatzingo se denominó pueblo de San Juan Evangelista, colocándose dentro del marco colonial. Entre 1540 y 1560 los franciscanos cambiaron de su lugar de origen a las poblaciones “a lo llano, donde pudieran extenderse Fundación de Ciudades en México | 33


Acatzingo / Puebla

y colonizar”. El pueblo de San Juan Evangelista Acatzingo se asentó en un “llano de una joya, la plaza era cuadrada y en ella había una iglesia y monasterio del señor San Francisco, tenía una nave alta cubierta de una bóveda y era de la advocación de San Juan Evangelista”. En 1554, el poblado era una estancia visitada desde Tepeaca por los clérigos, y permaneció como tal hasta la construcción del convento franciscano en 1558. Después de 1570, el asentamiento fue incorporado a la Corona. La iglesia abovedada fue concluida antes de 1580 y los edificios conventuales se terminaron antes de 1585. La administración colonial reconoció y concedió a Tepeaca el privilegio de ser la cabecera, posición que ostentará hasta el siglo XVI. Tepeaca elegía gobernador, con residencia en la misma cabecera y con la jurisdicción sobre los pueblos comprendidos dentro de los límites del antiguo señorío, como Acatzingo. Los pobladores trataron de romper el lazo de dependencia que los ataba a Tepeaca. Por ejemplo, en 1555 y 1575 los naturales Juan Téllez, Toribio Jiménez, Agustín Osorio y Juan Marmolejo solicitaron al soberano español título de gobernador y ciudad, pero en ambos casos fueron impugnados por los tepeyacactla. Siguieron gestionando hasta obtener su autonomía político-administrativa, a finales del siglo XVI, pues entra en funciones el cabildo con diez alcaldes ordinarios, diez regidores, un alguacil mayor, dos escribanos y dos mayordomos. Hasta 1661 gobierna la 34 | Fundación de Ciudades en México

Principales congregaciones indígenas en la segunda mitad del siglo XVI.

Tepeaca

elegía gobernador, con residencia en la misma cabecera y con la jurisdicción sobre los pueblos comprendidos dentro de los límites del antiguo señorío, como Acatzingo.

provincia Pedro Toribio de Luna, oriundo de San Juan Evangelista Acatzingo. El antiguo poblado fundado por chichimecas cuauhtinchantlacas se traslada a su emplazamiento actual “en

un llano muy bueno y raso, donde al presente está”. Con el acto de mover de lugar todo un pueblo completo, la construcción del convento y de los edificios para la traza reticular que caracterizan


Cronista: Angélica Olea Prieto

al pueblo colonial se agilizó y, nueve años más tarde, en 1552, se constituye formalmente la república de indios. Las crónicas refieren que Acatzingo recibió título de ciudad en 1589 sin usarlo “por la antigua emulación a Tepeaca”. Hacia mediados del siglo XVIII, el pueblo de Acatzingo, antes dependiente de Tepeaca, adquirió autonomía a nivel de cabecera. Entre sus sujetos se encontraban cinco pueblos de indios: Los Santos Reyes, Santiago Acozac, San Juan Acozac, Santa María Actipan y San Salvador Huixcolotla, de los cuales se dice “que abundaban en destiladeros de agua con que se riegan sus campiñas de hortalizas de que surten muchas poblaciones”. De acuerdo al padrón de 1791 vivían en Acatzingo 1,094 familias indígenas, 154 familias españolas y 168 familias de mestizos y mulatos. Con las Reformas Borbónicas del siglo XVIII, Acatzingo es un cuartel dentro de la subdelegación de Tepeaca, conformada por la cabecera del mismo nombre, cuatro barrios (San José, De Jesús, San Gabriel, San Antonio), cinco pueblos de indios, 16 haciendas, 9 ranchos y 13 casas de campo en Ocotitlán. Los indígenas eran obligados a prestar sus servicios en dichas haciendas ya que estaban controladas por los españoles, quienes a través del despojo injustificado, la compra, arrendamiento de tierras, donaciones hechas a iglesias y órdenes religiosas, así como el casamiento con mujeres de la nobleza indígena, lograron apoderarse de una gran parte del valle circundante a Tepeaca y Acatzingo. En las haciendas y ranchos de la zona la carencia de fuentes permanentes de agua en la superficie fue subsanada a través del sistema de galerías filtrantes, implementado en los travertinos de Tepeaca y Acatzingo. Gracias al riego subterráneo, generalmente controlado por las haciendas, se logró captar el

agua y canalizarla a los campos de cultivo y muchos de los productos adquiridos por este medio eran comercializados en los mercados de Acatzingo y Tepeaca, que perduraron toda la Colonia y se mantienen en la actualidad. Con respecto a la religión, el grueso de la población indígena parece haber adoptado la religión cristiana, impuesta a partir de 1524 por evangelizadores franciscanos. No obstante, hubo algunas denuncias de idolatría, como fueron: la sublevación religiosa promovida por Martín Ocelotl entre 1525 y 1536 en la zona

de Acatzingo, así como las constantes denuncias a la Inquisición por delitos de idolatría, brujería, posesión demoniaca, durante los siglos XVI y XVII, o las frecuentes rivalidades por el poder étnico, político y económico de la provincia de Tepeaca, disfrazadas en denuncias por brujería al Tribunal del Santo Oficio entre 1626-1660. Ya para 1777, la Relación del Curato de Acatzingo mencionaba: “En materia de antigüedad todo está abolido, nada se encuentra que respire los usos, costumbres, ritos y ceremonias del paganismo.”

Con el acto

de mover de lugar a un pueblo completo, la construcción del convento y de los edificios para la traza reticular que caracterizan al pueblo colonial se agilizó, y en 1522 se constituye formalmente la república de indios.

Restos de la hacienda San Diego Arias, del siglo XVII. Fundación de Ciudades en México | 35


Acatzingo / Puebla

Durante la independencia, Acatzingo participó poco, ya que las autoridades virreinales estuvieron del lado realista para sostenerse en el poder. Consumado el conflicto, el ayuntamiento realizó el juramento de independencia el 13 de agosto de 1821. Al mismo tiempo, el cura Luciano Becerra lo hizo con su personal, después realizó la ceremonia de acción de gracias ante la ausencia de Iturbide. Pasado el vendaval revolucionario, el campo y la población del municipio

El grueso

de la población indígena parece haber adoptado la religión cristiana, impuesta a partir de 1524 por evangelizadores franciscanos. No obstante, hubo algunas denuncias de idolatría, brujería y posesión demoniaca.

parecían desolados por el saqueo de bandoleros y la epidemia de fiebres. Con todo, se convierte en un partido

Hacienda La Natividad, una de las más prósperas productoras de trigo. 36 | Fundación de Ciudades en México

dentro del departamento de Tepeaca, después de promulgado el decreto sobre la división (7 departamentos


Cronista: Angélica Olea Prieto

subdivididos en 25 partidos) de Puebla por el gobernador Calderón, en 1826. La época se complicó por las fuerzas políticas que se disputaban el poder, las constantes intervenciones extranjeras, la bancarrota del naciente país y del municipio. Sin embargo, en noviembre de 1872, la Asamblea General del estado de Puebla concede al pueblo de Acatzingo el título de Villa. Tres años después, lo erige como Distrito Benito Juárez, con cabecera en la villa de Acatzingo En aquel tiempo, la zona muestra un periodo de inestabilidad en las haciendas, situación que se prolongó hasta las guerras de Reforma y la invasión francesa. Para entonces era frecuente que los insurgentes y otros militares o políticos sobresalientes durante dichos movimientos usurparan los bienes de las antiguas haciendas españolas, generando así la situación social en la que se encontraban durante el porfiriato. Dada la fertilidad de los suelos y la reactivación de las codiciadas y abundantes haciendas de Acatzingo, éstas tuvieron una reactivación económica ligada a la recuperación de algunos antiguos mercados como el de Puebla, a la introducción del ferrocarril a finales del XIX entre México, Puebla, Veracruz, Tehuacán, Oaxaca, así como a la entrada de maquinaria agrícola a las haciendas San Bartolomé María, La Natividad, San Pedro Ovando, San Diego Arias, Alhuelica, y los ranchos San Antonio, Zacatepec y Xantoala. La alta densidad de comunidades rurales en torno a las haciendas de Acatzingo motivó que muchas de las fincas que sobrevivieron a los movimientos anteriores no contaran con habitaciones suficientes para los trabajadores, así que los peones siguieron viviendo en sus comunidades y se dirigían diariamente a sus labores en la hacienda. Esta situación de separación

Intendencia de Puebla al finalizar la época virreinal.

entre casco-hacienda-trabajador permitió que a la llegada de la revolución en 1910, una gran parte del campesinado pudiera unirse a la lucha armada, con lo que la zona se vio afectada

y envuelta en los conflictos, con el saqueo y la destrucción de muchas haciendas. Algunas de ellas pudieron subsistir entrada la década de 1930, siendo esta región una de las más Fundación de Ciudades en México | 37


Acatzingo / Puebla

favorecidas por las reformas agrarias que otorgaban un mayor número de tierras de labor al campesinado. Aunado a lo anterior, vino la política de expropiación masiva de tierras de hacendados durante el gobierno de Lázaro Cárdenas, por lo que numerosas haciendas fueron fraccionadas o expropiadas por las autoridades. Muchos propietarios optaron por asignar el título de “ex hacienda” a sus propiedades o bien, repartirla entre sus familiares. De esta forma los campesinos de

la zona adquirieron tierras comunales, ejidales y pequeñas propiedades; algunos cascos de hacienda y parte de sus tierras fueron compradas por sociedades de campesinos. Desde finales del siglo XIX, la villa de Acatzingo se había erigido como municipio libre, recibiendo el sobrenombre de Acatzingo de Hidalgo en honor del cura Miguel Hidalgo. El resto de comunidades y ranchos localizados en los alrededores pasaron a formar parte de esta municipalidad.

Actualmente cuenta con 16 barrios: Tetela, San Gabriel, Las Tres Horas, San Antonio, San Miguel, Jesús de Alonso, Guadalupe, Calvario, San Pedro, San José, Jesús de las Maravillas, San Diego, San Jerónimo, De la Soledad, Señor de la Caña y Del Carmen. Y ocho juntas auxiliares: Actipan de Morelos, San Sebastián Villanueva, Nicolás Bravo, San Sebastián Teteles, Carmen Serdán, Progreso de Juárez, Guadalupe Morelos y Ranchería Hernández. •

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Actopan

Hidalgo

CRONISTA: Sergio Antonio Chávez Álvarez

actopan

SAN LUIS POTOSÍ Huejutla

QUERÉTARO

VERACRUZ

Ixmiquilpan

Huichapan

ACTOPAN

Tulancingo Pachuca

Tula de Allende Tepeji del Río

PUEBLA

Tizayuca

ESTADO DE MÉXICO Teotihuacán

Chiconcuac

Apan

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Actopan / Hidalgo

E

l estado de Hidalgo se divide en 10 regiones geoculturales, cada una de ellas con características diferentes que la convierten en un caleidoscopio único e irrepetible. Una de las regiones más grandes es el valle del Mezquital, en este espacio se encuentra ubicado el municipio de Actopan; por tal motivo los invito a que juntos descubramos un poquito de la historia de este maravilloso lugar, la ciudad del ex monasterio agustino del siglo XVI.

Extensión territorial

El municipio de Actopan, Hidalgo, tiene una extensión de 280.1 kilómetros cuadrados, lo cual equivale al 1.33 por ciento de la superficie del Estado. Sus coordenadas geográficas extremas son: Al norte 20° 25´ de latitud Norte, al sur 20° 11´ de latitud Norte, al este 98° 47´ de longitud Oeste y al oeste 99° 00´ de longitud Oeste. Se encuentra a 2,069 msnm (la torre del ex monasterio agustino).

Límites y colindancias

Al norte Santiago de Anaya y Metztitlán; al este Atotonilco el Grande, Mineral del Chico y El Arenal, al sur El Arenal, San Agustín Tlaxiaca y Ajacuba, y al oeste San Salvador y Santiago de Anaya.

Significado del nombre

La palabra Actopan es de origen náhuatl y su pronunciación correcta es Atocpan, cuyas raíces son atl (agua); octl (tierra) y pan, un locativo que significa sobre. De ahí la denotación que se le da de “Sobre tierra gruesa, húmeda y fértil”. En el libro de bautismos de Actopan dice en su primera página: “Aquí están asentados los hijos de vecinos de Atoc– pa que se baptizaron antes de 1609”.1

Documento de la visita de don Juan de Mañozca.

En otra hoja del mismo libro, en una visita parroquial que hizo don Juan de Mañozca el 11 de febrero de 1648, escribió Otocpa. Fray Bernardino de Sahagún, en su majestuosa obra Historia general de las cosas de la Nueva España, anotó lo siguiente: “a la tierra fértil, para sembrar y donde se hace mucho lo que se siembra en ella, llaman atoctli, que quiere decir tierra que el agua ha traído; es tierra blanda suelta hueca y suave, es tierra donde se hace mucho maíz o trigo”.2 Cecilio A. Robelo, en su libro Sinopsis toponímica nahua, menciona que Actopan es el nombre vulgar y Atocpan es lo correcto. Fray Juan de Grijalva, en la obra tan importante que

escribe, Crónica de la Orden de N. S. P. Agustín, cuando se refiere a este lugar le llama Atucpan. Francisco del Paso y Troncoso en Papeles de Nueva España, lo escribe de tres maneras diferentes: Atucpa, Atocpa y Atócpan.

Aspectos históricos

Buscar el origen de nuestro pueblo y cultura requiere que retrocedamos en el tiempo hasta la época de las glaciaciones, por lo menos unos 70 mil años antes de nuestra era. En ese entonces los grupos humanos nómadas se dedicaban a la cacería y la recolección; utilizaban las pieles de sus presas para vestirse, los huesos para hacer armas y la carne para alimentarse.

Archivo Parroquial de Actopan libro 1 Fray Bernardino de Sahagún, Historia general de las cosas de la Nueva España. Biblioteca Porrúa de Historia 10 Tomo III/IV Quinta edición. México 2005, pág. 347. 1

2

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Cronista: Sergio Antonio Chávez Álvarez

Actividades cotidianas de una familia otomí. Museo del ex monasterio agustino de Actopan, INAH.

Aproximadamente en el año 40 mil aC, cuando el estrecho de Bering se encontraba congelado, sirvió de puente natural entre Asia y América ya que solamente 98 km separan a un continente del otro. Los primeros grupos asiáticos llegaron a nuestro continente. A partir de entonces y por lo menos hasta el año 28 mil aC, llegaron varios grupos de inmigrantes que se extendieron por el continente en busca de climas cálidos, del mamut, el mastodonte, el antiguo caballo americano y un mamífero desdentado que llamamos gliptodonte. Últimas investigaciones realizadas en el valle del Mezquital indican que hubo ocupación de esta región hace aproximadamente 11 mil años, cuando aún existía la mega fauna antes mencionada. Se piensa que el clima era totalmente diferente al que hoy existe,

Últimas

investigaciones realizadas en el valle del Mezquital indican que hubo ocupación de esta región hace aproximadamente 11 mil años, cuando aún existía la mega fauna conformada por mamuts, mastodontes, el antiguo caballo americano y un mamífero desdentado llamado gliptodonte.

pues era templado húmedo. Después se empiezan a generar cambios climáticos en todo el mundo y ello implica que empiece a subir la temperatura, por lo cual se da un vacío en la región. Es así como hasta el año 500 aC (Preclásico medio) a 250 aC (Preclásico tardío) se dan las primeras manifestaciones de la cultura otomí.

Hablar de los otomíes es un tanto difícil, pues fue uno de los grupos étnicos más importantes, pero también uno de los más sojuzgados en Mesoamérica, pues nunca se les permitía hacer vida propia. Ahora surge una gran incógnita y ella es: ¿otomíes o hñähñús? Por ello considero que la historia de los otomíes, en lugar de desecharla, Fundación de Ciudades en México | 41


Actopan / Hidalgo

hay que reivindicarla. Se autonombran hñähñús pues se les ha hecho creer que la palabra otomí es un estereotipo despectivo. Por tal motivo, en la Segunda Reunión de Regiones Indígenas celebrada en 1996 en Toluca optaron por las variantes del otomí: Ñätho (Toluca) Hñähñú (Mezquital) Ñambo (Sur de Querétaro) N´yubu (Sierra Madre Oriental)

“El vocablo

otómitl, que es el nombre de los otomíes, tomáronlo de su caudillo, el cual se llamaba Oton, y así sus hijos y sus descendientes y vasallos que tenían a su cargo, todos se llamaron otomites.” (Fray Bernardino de Sahagún).

En todos los documentos del siglo XVI siempre se utiliza la palabra otomí, lo cual se puede constatar en lo que escribieron los historiadores de esa época. n Fray Bernardino de Sahagún, en su obra Historia general de las cosas de la Nueva España, libro X, página 195, capítulo XXIX, párrafo cuarto decía: “De quien son los otomíes y su manera de ser y vivir”. 46.- “El vocablo otómitl, que es el nombre de los otomíes, tomáronlo de su caudillo, el cual se llamaba Oton, y así sus hijos y sus descendientes y vasallos que tenían a su cargo, todos se llamaron otomites; y cada uno en particular se decía otómitl; y no carecían de policía, vivían en poblado y tenían su república”. n Fray Juan de Torquemada, un importante historiador y escritor del siglo XVI, escribió en su libro Monarquía Indiana, en el volumen 1, página 393, en el que habla sobre los otomíes, y menciona lo siguiente: “por falta de historias que estas gentes tenían no se puede averiguar bien su origen y principio; y lo que dicen los indios de su origen y venida a esta Nueva España o tierra de México y sus provincias. Y de aquí ha venido que aunque al principio de la conquista se hallaron muchos libros que trataban de la venida de estas gentes a estas partes, no todos concordaban porque en muchas cosas variaban unos de otros”. 42 | Fundación de Ciudades en México

Pinturas rupestres donde se aprecia una figura humana que trata de dar una explicación al día y la noche.

n Fray Melchor de Vargas escribió en 1576 en Actopan Doctrina cristiana en castellano, mexicano y otomí. n Fray Alonso Urbano escribió en 1605 en Tula Arte breve de la lengua otomí. n El códice otomí de San Mateo Huichapan. Menciona ejemplos de algunos episodios tratados entre 1403 y 1528. También se señala la importancia del documento para el estudio de la lengua otomí. n Alfonso Caso, en el XXIII Congreso de Americanistas celebrado en Nueva York en 1928, habló sobre los otomíes,

y su ponencia fue registrada en las memorias del Congreso en 1930. n Como se pudo notar nunca aparece el término hñähñú. Todos ellos y más son ejemplos de que este grupo tan importante que habitó estas tierras fueron y seguirán siendo los otomíes. La palabra historia, en su origen etimológico, significa simplemente indagar; de ahí la importancia de no permitir que se sigan transcribiendo los errores de historiadores que no se dedican a la investigación y simplemente hacen y escriben “la historia aberrante”, que no es una historia con errores, sino más bien una historia con horrores. Por tal


Cronista: Sergio Antonio Chávez Álvarez

motivo considero la importancia de que se debe rescatar el nombre correcto de los otomíes, una cultura que fue sometida por unos y desplazada por otros. Es muy importante tomar en cuenta que el mundo antiguo conquistó a los otomíes, los dividió y los aisló en el valle del Mezquital y la sierra de Tenango, donde al fin pudieron tener su propio territorio. La importancia de este grupo consiste en que a pesar de la situación tan difícil y adversa que vivieron en la época prehispánica, tres siglos de conquista por parte de los españoles y el México actual, no fueron ni serán suficientes para acabar con esta gran cultura, que aún sigue viva y se sigue manifestando como tal, pues aún conserva sus tradiciones y costumbres que le legaron sus antepasados. Raúl Guerrero Guerrero, en su libro Los otomíes del valle del Mezquital, escribió: “La dependencia, origen y principio de estas naciones que poblaron la Nueva España, la tuvieron de un viejo y venerable anciano llamado Iztac Mixcatl (serpiente de nube blanca, la Vía Láctea), que residía en aquel lugar llamado Siete Cuevas (Chicomoztoc), el cual casado con Ilancueitl, tuvo de ella seis hijos; al primero lo llamaron Xelhua, al segundo Tenuch, al tercero Ulmécatl, al cuarto Xicalancátl, al quinto Mixtécatl, al sexto Otómitl, de este descienden los otomíes, uno de los grupos étnicos más importantes de este país.” Los otomíes fundaron tres poblaciones muy significativas, como fue el caso de Mamenhi, que fue ocupado por los toltecas quienes le llamaron Tollan (Tula); otra población importante fue Zutcani, conquistada por los chichimecas, quienes le llamaron Itzmiquilpan (Ixmiquilpan); y Mañutzi, que fue sometida por los mexicas en 1440 por Moctezuma Ilhuicamina y le llamaron Atocpan (Actopan). La palabra Mañutzi es de origen otomí, de los posesivos ma, que significa

“mi”, un, que significa “camino” y la palabra itzi, que es diminuto, por lo tanto significa “Mi pequeño camino” o “Mi caminito”. Dentro de los vestigios más antiguos de la aparición del hombre en el municipio, se encuentra un complejo de

pinturas rupestres, ubicado en Dos Cerritos, en una peña que se localiza junto a un puente de tres arcos del siglo XVI por donde llegaba el agua a Actopan, y que forma parte de lo que algún día fue el acueducto construido por los agustinos para hacer llegar el vital líquido a

Códice de la Matrícula de Tributo, INAH. Fundación de Ciudades en México | 43


Actopan / Hidalgo

Dibujo de la construcción del ex monasterio agustino de Actopan, elaborado por el Arq. Tallatzin Acevedo Ángeles.

Primer acta de bautismo del 8 de julio de 1546. Libro del Archivo Parroquial.

Actopan. En ese lugar se puede observar un conjunto de pinturas rupestres de color blanco que están orientadas al sureste. Ahí se puede ver una figura humana que mide 32 cm de alto y 23 de ancho. Al lado izquierdo de la figura se encuentra un sol con tres rayos alargados, el cual mide 23 cm de alto y 22.5 cm de ancho; a la derecha se observa una media luna de 9.5 cm de largo y 6.5 cm de alto. Todo ello parece indicar que es la explicación que el hombre pretendía 44 | Fundación de Ciudades en México

darle a la noche y al día. En ese mismo lugar se logra apreciar una mano que ve hacia el noroeste, y está casi completamente borrada. En dirección al noroeste, en las mismas peñas se encuentra aislado otro motivo rupestre en forma de una U invertida, en cuyo interior se encuentran siete puntos indicando posiblemente la bóveda celeste. Todo este complejo se encuentra deteriorado, su estado de conservación es malo, y no se puede apreciar bien.

La historia de Actopan en su etapa prehispánica es un tanto compleja, por lo cual en muchos casos no se pueden precisar con exactitud algunas fechas, que quedan un tanto dudosas. Los primeros en llegar a este lugar son los otomíes, dirigidos por su gran caudillo llamado Xide, y deciden fundar una de las poblaciones importantes que tuvo este grupo y a la que llamaron Mañutzi. En el Tomo 1 de los Anales del Estado, Teodomiro Manzano menciona que los toltecas llegaron a Actopan en el año 674, fecha en que se apoderan de Ixmiquilpan; por ello la gran influencia de esta cultura. Un claro ejemplo lo podemos encontrar en Tetitlán (también conocido como Tenantitlán), zona arqueológica que se encuentra ubicada en la comunidad de La Peña, donde existe una gran cantidad de cerámica teotihuacana, tolteca y también mexica, por lo que este lugar tuvo ocupación en los horizontes culturales Clásico Temprano (200 a 650 dC), Clásico Tardío (650 a 900 dC), Posclásico Temprano (900 a 1200 dC) y Posclásico Tardío (1200 a 1521 dC). El sitio está formado por un conjunto de montículos y terrazas de no gran tamaño en cuanto a su elevación, pero sí rodean gran parte de esa peña. Además existe una gran cantidad de piedras en forma de cimientos así como pisos de estuco; dentro del material arqueológico se han encontrado puntas de obsidiana, cerámica monocromada y policromada,


Cronista: Sergio Antonio Chávez Álvarez

figuras antropomorfas, así como restos de instrumentos ceremoniales. En el año 1117 los chichimecas arribaron a Mixquiahuala y Actopan. Al morir Quinatzin en Texcoco en 1377, le sucede en el trono su hijo Techotlalatzin, quien consolidó las conquistas texcocanas y es así como cae Actopan en manos de este grupo. El enfrentamiento entre Tlatelolco y Tenochtitlán por el control del poder fue incrementándose, a pesar de la muerte de Itzcóatl, en 1440. Tenochtitlán, ya bajo el mando de Moctezuma Ilhuicamina, continuó la conquista de Actopan y el resto del valle del Mezquital y el curso norte del río Moctezuma, para fijar la frontera norte del señorío mexica, y es así como Actopan se convierte en tributario de la ciudad de Tenochtitlán, a la que le teníamos que aportar lo siguiente: 400 tinajas de miel de maguey, 400 mantas guarnecidas, 400 mantas labradas por la orla, 800 mantas de pita, 400 mantas con cenefa a dos colores con diseño de rombos, 400 mantas con cenefa a dos colores con el borde caído, 800 mantas de ixtle, además de chimales (escudos) y ropa. Los pueblos que tributaban todo ello aparecen de acuerdo al orden como están ubicados en el códice de izquierda a derecha. Se escribe su nombre prehispánico, el actual, además de su significado; estas poblaciones son las siguientes: Hueypochtlan (Hueypoxtla, México), entre los grandes mercaderes; Xálac (Xalpa México), arenal; Tequíxquiac (Tequíxquiac, México), lugar de tequesquite; Tetlapanaloyan (Tlapanaloyan, México), lugar donde labran piedras; Xicalhuacan (?), lugar donde tienen jícaras; Xomeyocan (?), lugar lleno de frutos agrios; Acayocan (Acayuca, Hidalgo), lugar lleno de cañas; Tezcatepetongo (?), en el cerro de los espejuelos; 3

Actopan

se convierte en tributario de la ciudad de Tenochtitlán, a la que le teníamos que aportar lo siguiente: 400 tinajas de miel de maguey, 400 mantas guarnecidas, 400 mantas labradas por la orla, 800 mantas de pita, 400 mantas con cenefa a dos colores con diseño de rombos y mucho más.

Jagüey del siglo XVI, Actopan, Hidalgo, y al fondo la parte posterior del ex monasterio agustino.

Atocpan (Actopan, Hidalgo), sobre tierra gruesa, húmeda y fértil.

La conquista espiritual

La labor evangelizadora inicia en Actopan el 8 de julio de 1546, como lo hace constar la primer acta de bautismo que dice textualmente: “En 8 de julio de 1546. Se baptizo Mariana hija de Antonio de Castañeda y de Joana de Larios su mujer, fueron sus comadres María Martin y Francisca de Larios su hija baptizola el P Fray Andrés Mexía.” En 1546 se le da la categoría de pueblo a Atocpan y durante el segundo gobierno de la provincia de los agustinos

por fray Alonso de la Veracruz, se fundó el convento de Actopan.3 Un personaje muy importante que se refirió a Actopan fue Luis Mac Gregor, quien escribió lo siguiente en su obra Memorias, del Instituto Nacional de Antropologia e Historia, IV, Actopan: “En el pueblo de Ixcuincuitlapilco, que esta en cabeca de su magestad, y en el pueblo de Actopa, que tiene en encomienda Joan Guerrero vezino de la ciudad de México, ay un monasterio de la orden de nuestro padre Sant Agustín (3); esta de tal manera situado que es mojón y término de pueblos: la mitad de la yglesia cae en los términos de uno y la otra mitad en los términos de otro;

Del Paso y Troncoso, Francisco, Papeles de Nueva España. Tomo III. Pág. 66 Fundación de Ciudades en México | 45


Actopan / Hidalgo

rresiden de continuo y de ordinario en el monasterio seis rreligiosos para la doctrina y administración de los sacramentos a los naturales; los que al presente están son el prior fray Joan de Medina: sabe la lengua otomí y mexicana, es el hombre de buena hedad y antiguo en la religión. Ay otro viejo sacerdote que se llama fray Joan de Alvarado, gran siervo de Dios y antiguo. Ay otro sacerdote que se llama fray Alonso de Dueñas, de buena hedad, es lengua mexicana, confesor y predicador de los yndios, rreligioso antiguo. Ay otro sacerdote se llama fray Cornelio de Vite, olandes, buena lengua otomí y muy zeloso en el ministerio y muy siervo de Dios. Ay otro sacerdote que se llama fray Pedro Gerónimo Hospital, mas moderno, aunque de muy buenas muestras de siervo de Dios; deprende la lengua Otomí con mucho hervor y confiensa ya a los naturales: el resto es un religioso mancebo de epistola, lengua mexicana y virtuoso”4 Estos misioneros jugaron un papel muy importante en la labor evangelizadora que se les había encomendado, aunque encontraron la resistencia de los nativos de esta región, quienes se resistían al cambio de religión.

La encomienda

La encomienda consistía en que alguna autoridad novohispana encomendaba a nombre del Rey de España a un conquistador tierras e indígenas. El encomendero era quien tenía la responsabilidad de un pueblo, de cuidar a los indígenas, así como de adoctrinarlos a la fe católica. Por lo tanto la encomienda de Atocpa se encontraba de la siguiente manera: “Tiene el pueblo de Atocpa, que está en encomienda de Joan Guerrero. Siete mil quinientos vecinos rrepartidos en

Decreto del 26 de abril de 1847, que le concede a Actopan el título de villa y le asigna una feria anual.

Decreto 45, que le agrega al nombre de Actopan el de Hidalgo.

pocos pueblos; tiene junto al monasterio tres mil e quinientos vecinos”. “Juan Guerrero fue casado con hija de Rodrigo Gómez, conquistador y primer tenedor del pueblo, quien lo renunció en su yerno con aprobación del virrey de Mendoza.”5 Más adelante describe a la gente que en estas tierras vivía: “Es toda esta comarca, tierra sequísima, que en algunas partes no tienen agua para bever sino la traen de una y dos leguas, dase pocas vezes pam (sic) por falta de pluvia; es gente otomí, casi toda gente muy pobre en todo, de muy ceuiles (débiles) casas y de muy poco comer, sustentanse mucha parte del año con tunas y con las hojas, y con algunas yeruezuelas, y con el cumo del maguey de que abundan en estos secadales: van los rreligiosos a vissitar estos pueblos y a dezirles missa los domingos y fiestas, unas vezes a unos y otras a que por su rruyndad se oculta, aunque ay gran cuenta en buscarlos por estar todos empadronados: los enfermos se

confiesan todos y dáseles el sacramento de la extremaunción: la comunion se da a pocos por ser aun el vulgo de ellos rudo y torpe, y parece que combiene metellos en esto poco a poco y con tiento: a los que los confesores hallan abiles y dispuestos se les da, los demás pasan por menores de hedad”6 El ex monasterio agustino de Actopan fue dirigido en su construcción por fray Andrés de Mata, y uno de los problemas a los que se enfrentaron fue la escasez de agua; para solucionarlo fue necesario construir un acueducto de once mil varas de longitud, que comprende desde la parte alta, un lugar muy cercano a la cordillera de Los Frailes, ya que en ese espacio se encuentran los manantiales de Fray Francisco. Este terreno se encuentra a 2,180 metros sobre el nivel del mar y el agua llegaba a un depósito o jagüey de 105 metros de largo por 57.5 metros de ancho y 3 metros de profundidad, el cual se encuentra a 2,069 metros sobre el nivel del mar. Antes

Mac Gregor, Luis, Actopan. Instituto Nacional de Antropología e Historia. México 1987. Pág. 14 ______________________ Ob. Cit. Pág. 15 6 Grijalva, Fray Juan de, Crónica de la Orden de N. P. S. Agustín en las provincias de la Nueva España. Biblioteca Porrúa de Historia 85. Primera edición en la Biblioteca 1985. 4 5

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Cronista: Sergio Antonio Chávez Álvarez

de llegar a este lugar, el agua lo hacía primeramente a una fuente que conocemos como El Salto, de ahí continuaba su camino hacia el jagüey, después a los estanques que se encuentran en el interior del convento, para regar las huertas y los jardines de este espacio; además el agua llegaba también a la fuente de Mendoza y a una fuente que mandó construir el cura don Vicente Fernández de la Concha, obra que fue inaugurada el viernes 6 de enero de 1786. Actopan se erige como municipio el 8 de mayo de 1846 mediante un decreto que expide el Congreso del Estado de México. Otro decreto importante es el número 53 que le da el título de villa al pueblo de Actopan, el cual dice textualmente lo siguiente: Decreto Núm. 53 Concediendo al pueblo de Actopan el título de Villa y feria anual. El congreso del Estado de México ha decretado lo siguiente: Art. 1° Se concede al pueblo de Actopan el título de Villa.

Art. 1° Todas las cabeceras de los Distritos, tendrán el titulo de Villas, a excepción de los que tengan el de ciudad lo conservarán.

Cuernavaca de Iturbide, Chalco de Díaz Covarrubias, Huichapan de Villagrán, Huascazaloya de Ocampo, Huejutla de Cos, Yautepec de Gómez Farías, Ixmiquilpan de Aldama, Ixtlahuaca de Rayón, Jilotepec de Abasolo, Jonacatepec de Valle, Otumba de Terán, Pachuca de Guerrero, Sultepec de Pedro Asencio Alquisira, Temascaltepec de González, Tenango de Arista, Tenancingo de Degollado, Texcoco de Mora, Tetecala de Matamoros, Tlalnepantla de Galeana, Tula de Allende, Toluca de Lerdo, Villa del Valle de Bravo, Zacualtipán de Mina, Zimapán de Zavala y Zumpango de Victoria.

Art. 2° Conservando cada cabecera el nombre que hoy tienen, se llamarán en lo sucesivo del modo siguiente: Actopan de Hidalgo, Cuautla de Morelos,

Art. 3° El pueblo de Amecameca tendrá el titulo de Villa y se llamará Amecameca de Degollado. Lo que tendrá por entendido el

determina que el municipio en lo sucesivo se llamará Actopan de Hidalgo. En estas fechas aun pertenecíamos al Estado de México. El Decreto dice lo siguiente: Decreto 45 Que tengan el título de Villa las Cabeceras de Distrito. El Congreso del Estado de México ha decretado lo siguiente:

Actopan

se erige como municipio el 8 de mayo de 1846 mediante un decreto que expide el Congreso del Estado de México, al cual en ese entonces pertenecía este lugar.

Art. 2° Se le concede una feria anual de cinco días, que comenzará el 15 de febrero y concluirá el 20 del mismo. Art. 3° Serán en esta feria libres de derechos correspondientes al Estado, los efectos que en aquella plaza se introduzcan y sólo pagarán los municipales. Lo tendrá entendido vc.- Dado en Toluca, a 26 de abril de 1847.- Tomás Ramón del Moral, diputado presidente.- Mariano Arizcorreta, diputado secretario.- Lic. José María Legorreta, diputado secretario. El 14 de noviembre de 1861, el Congreso del Estado de México expide otro Decreto, el número 45, donde se

Centro de Actopan a principios del siglo XX, y ex monasterio agustino del siglo XVI. Fundación de Ciudades en México | 47


Actopan / Hidalgo

Decreto número 39

Gobernador del Estado. Dado en Toluca, a 14 de noviembre de 1861 Antonio Zimbrón Diputado Presidente El estado de Hidalgo fue creado el 16 de enero de 1869, motivo por el cual se le quitó Actopan de Hidalgo y sólo quedó Actopan. El Estado de México era un territorio muy extenso y durante la intervención francesa, para organizar la defensa de nuestra nación, el presidente Benito Juárez divide al estado en tres Distritos Militares mediante un Decreto con fecha 7 de junio de 1862, conformando el segundo Distrito Militar, lo que actualmente es el estado de Hidalgo, cuya capital de este distrito fue Actopan. Cuando se crea el estado de Hidalgo, Actopan estuvo a punto de ser la capital de la entidad. “1869 Enero 8. Viernes. Llega a Pachuca la noticia de que el Congreso de la Unión designará a Actopan para ser la capital del Estado de Hidalgo que se erigirá, como fue en 1861, capital del Segundo Distrito Militar del Estado de México. Se dice que el Congreso hará tal designación para alejar al gobierno del nuevo estado de la influencia que sobre él pudiera tener la poderosa Compañía Minera del Real del Monte y Pachuca. Actopan carece de elementos de vida y de edificios para las oficinas del gobierno. Por esta razón en 1861 las autoridades tuvieron que trasladarse a Pachuca”.7 Como podemos observar, Actopan no tenía infraestructura para albergar a los tres Poderes, motivo por el cual se eligió a Pachuca como la capital. Actopan fue nombrada capital del Segundo Distrito Militar el 7 de junio de 1862 y no en 1861 como lo menciona Teodomiro Manzano. 7

Promulgado por la H. Legislatura Local, por el que se eleva a la categoría de Ciudad, la Villa de Actopan. Vicente Aguirre, Gobernador Constitucional del Estado Libre y Soberano de Hidalgo a sus habitantes, sabed: Que la H. XXXVIII Legislatura Local, ha tenido a bien expedir el siguiente Decreto Número 39 El H. XXXVIII Congreso Constitucional del Estado de Hidalgo decreta:

Decreto en el que se determina considerar el 8 de julio como fundación de Actopan.

ARTÍCULO ÚNICO:- Se eleva a la categoría de Ciudad la Villa de Actopan, Hgo., cabecera del Distrito del mismo nombre. TRANSITORIO: Este Decreto empezará a surtir sus efectos a partir del día 8 de julio del presente año.

Decreto de la creación del Estado de Hidalgo.

Otro decreto importante fue el Número 39 promulgado por la XXXVIII Legislatura Local con fecha 10 de mayo de 1946 y que empezó a surtir efecto el 8 de julio de 1946, donde se le da la categoría de ciudad a la villa de Actopan, Hidalgo.

Al Ejecutivo del Estado para su sanción y cumplimiento. Dado en el Salón de Sesiones del H. Congreso del Estado, en Pachuca de Soto, a los ocho días del mes de mayo de mil novecientos cuarenta y seis.- Diputado Presidente, Eulalio Ángeles Martínez.- Diputado Secretario, Lic. Norberto Hernández A.- Diputado Secretario, Serafín Macías.- Rúbricas. Por tanto mando se imprima, publique y circule para su debido cumplimiento. Palacio del Poder Ejecutivo del Estado, en la ciudad de Pachuca de Soto, a los diez días del mes de mayo de mil novecientos cuarenta y seis.- El Gobernador Constitucional del Estado, Lic. Vicente Aguirre.- El Secretario General, Lic. F. Ocampo Noble.- Rúbricas.

Manzano, Teodomiro, Anales del estado de Hidalgo. Colección Bicentenario, Gobierno del Estado de Hidalgo. Segunda Edición 2009. Tomo IX. Pág. 9

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Cronista: Sergio Antonio Chávez Álvarez

El 25 de junio de 1949 el presidente municipal Eulalio Ángeles Martínez, mediante un decreto determina el 8 de julio como la fecha de “la Fundación de Actopan”. El decreto dice lo siguiente: Eulalio Ángeles Martínez Presidente Municipal Constitucional del Municipio de Actopan, Estado de Hidalgo, a sus habitantes, sabed: Que la Honorable Asamblea Municipal ha tenido a bien expedir el siguiente decreto. La Honorable Asamblea Municipal Constitucional del Municipio de Actopan, Estado de Hidalgo, considerando: Primero.- Que oficialmente está reconocida la fecha del ocho (8) de julio de mil quinientos cuarenta y seis (1546) como la correspondiente a la fundación de Actopan. Segundo.- Que es alto deber cívico de los Pueblos conmemorar los grandes acontecimientos de su historia para fijarla mejor en la mente de sus hijos y estimular su amor hacia aquellos. Tercero.- Que el amor hacia un pueblo debe canalizarse por el afán de sus hijos para lograrle una superación integral. Cuarto.- Que es deseo de ésta Honorable Asamblea Municipal cumplir con dicho deber estableciendo la conmemoración que hoy se ordena, y esperando que año por año aumente en entusiasmo y solemnidad hasta construir uno de los anales mas notables de éste Municipio, ha tenido a bien expedir el siguiente

Decreto Número 1

Artículo Primero: Se declara día festivo en éste Municipio el 8 de julio, en conmemoración de la fecha en que se fundó ésta hoy Ciudad de Actopan. Artículo Segundo: El presente Decreto se publicará por Bando Solemne.

En 1861,

Actopan no tenía infraestructura para albergar a los tres Poderes, motivo por el cual se eligió a Pachuca como la capital. Actopan fue nombrada entonces capital del Segundo Distrito Militar.

Capilla abierta de Actopan; se observan los contrafuertes, almenas y garitones que nos indican que su construcción es de tipo fortaleza.

Al Ejecutivo Municipal para su sanción y cumplimiento. Dado en el Palacio Municipal de Actopan Hidalgo, a los veinticinco días del mes de junio de mil novecientos cuarenta y nueve.- Munícipe Presidente.- Lucas del Arenal Arciniega.- Munícipe Secretario.- José E. Vera Macip.- Firmados Por lo tanto mando que se publique y circule para su debido cumplimiento. Palacio Municipal de Actopan, Estado de Hidalgo, a los ocho días de julio de mil novecientos cuarenta y nueve. Rúbricas El Presidente Municipal Eulalio Ángeles Martínez El Secretario Alfonso Cano Ángeles

Ex monasterio agustino de San Nicolás de Tolentino

El ex monasterio de Actopan, Hidalgo, es una construcción religiosa en honor a San Nicolás de Tolentino, santo patrono de este lugar. Este espacio fue utilizado y construido por los frailes agustinos, quienes realizaron la labor evangelizadora en la región, y fue además ocupado por médicos, estudiantes y hasta revolucionarios. Es una de las construcciones religiosas más grandes de nuestro estado y constituye uno de los mayores ejemplos arquitectónicos y pictóricos del arte novohispano. El 8 de julio de 1546 inicia la labor evangelizadora a cargo de fray Andrés Mexia, quien bautizó a una niña a quien se le puso por nombre Mariana. Fundación de Ciudades en México | 49


Actopan / Hidalgo

La fachada de la iglesia está cubierta con cantera de color rosa, estilo plateresco y con muchos detalles del renacimiento.

Ello nos habla de la llegada de los agustinos a este lugar. En el Capítulo de 1548 celebrado en la Ciudad de México se determinó fundar el Monasterio o “tomar casa” allí, como dicen los cronistas. La construcción inicia oficialmente en 1550, bajo la dirección de fray Andrés de Mata, durante el periodo en que fue vicario provincial por segunda vez fray Alonso de la Veracruz (1548-1551). Los trabajos concluyeron en 1570. En 1571 había seis religiosos en Actopan para la doctrina y administración de sacramentos. El prior era fray Joan de Medina, y lo apoyaban 50 | Fundación de Ciudades en México

El ex monasterio

de Actopan cuenta con una de las capillas abiertas más grandes de América Latina; su estructura es una bóveda de medio cañón, cuyo claro mide 17.5 m por 12 m de altura. Sus paredes se encuentran decoradas con pinturas murales, didácticas, que enseñaban la nueva religión a los mexicanos.

fray Joan Alvarado, fray Alonso de Dueñas, fray Cornelio de Vite, fray Pedro Gerónimo Hospital y fray Juan de Alvarado.

El ex monasterio de Actopan, Hidalgo, cuenta con una de las capillas abiertas más grandes de América Latina; su estructura es una bóveda de medio


Cronista: Sergio Antonio Chávez Álvarez

cañón, cuyo claro mide 17.5 m por 12 de altura. Este espacio fue vendido el 16 de julio de 1873 en $369.00 al Sr. Carlos Mayorga por el jefe de Hacienda del estado de Hidalgo, pero afortunadamente fue recuperado. Sus paredes se encuentran decoradas con pinturas murales de tipo didáctico, pues con ellas enseñaban la nueva religión a los mexicanos para con ello consolidar la conquista espiritual. Este ex monasterio fue secularizado el 16 de noviembre de 1750, por lo que a partir de esta fecha se hizo cargo de esta joya arquitectónica el clero secular, siendo el primer encargado Juan de la Barrera hasta el 29 de diciembre del mismo año, para ceder el lugar al primer sacerdote propietario Nicolás José Cabañas, quien ocupó el cargo del 29 de diciembre de 1750 al 20 de mayo de 1751. Es así como distintos sacerdotes se hacen cargo de este sitio, aunque gran parte sufrió un abandono, lo cual ocasionó un gran daño en su pintura mural y en el edificio. En 1910 se utilizó como cuartel militar durante la Revolución mexicana; en 1922 fue usado como hospital y en 1928 como escuela. En 1927 inicia la labor de restauración en el cubo de la escalera por el pintor Roberto Montenegro. Afortunadamente, el 2 de febrero de 1933, el ex convento agustino de San Nicolás de Tolentino adquiría la categoría de Monumento Colonial, por lo cual a partir de esta fecha estaba protegido y fue entregado a la Dirección de Monumentos Coloniales el 27 de junio del mismo año, iniciando Luis Mac Gregor y el pintor Montenegro los trabajos de aseo, conservación, restauración y descubrimiento, quienes realizaron una labor muy importante hasta el año de 1934. En 1939 el ex monasterio pasa a depender del INAH. En la década de los sesenta se liberó el atrio y se cerró la calle Lerdo de

La pila bautismal es un depósito de piedra redondo, sobre un par de escalones circulares. Su cubierta de madera está coronada por una escultura de San Juan Bautista, con su indumentaria de piel de camello.

Tejada, para abrir en 1966 el Museo Colonial de Actopan. Entre 1977 y 1979 se descubren las pinturas murales de la Capilla Abierta, retirando gruesas capas de cal. De diciembre de 1992 a abril de 1994 se realizó la obra de mantenimiento, restauración y conservación. El 29 de septiembre de 2011 se inauguró la iluminación del convento a

cargo del gobernador José Francisco Olvera Ruiz. En la actualidad este patrimonio está a cargo del INAH, quien se encarga de su cuidado y su mantenimiento. Estos son algunos de los atractivos que usted puede apreciar si visita esta joya arquitectónica del siglo XVI: ● La fachada de la iglesia está cubierta con Fundación de Ciudades en México | 51


Actopan / Hidalgo

cantera de color rosa, estilo plateresco y con muchos detalles del renacimiento. ● La pila bautismal es monolítica con un diámetro de 2.60 m, cubierta con una tapa semiesférica de madera. ● Su construcción es tipo fortaleza y cuenta con almenas y garitones. ● La Sala de Profundis cuenta con un mural que describe la fundación de la orden agustina y la vida de los frailes.

● El Portal de Peregrinos es una entrada de tres arcos renacentista con gruesos pilares. ● Claustros: a) Bajo: Arcos ojivales, contrafuertes y bóveda de nervaduras góticas (estilo arábigo) b) Alto: Arcos de medio punto con columnas toscanas y su bóveda es de viguería (estilo romano).

● Refectorio: era el comedor de los frailes, tiene una bóveda diseñada con casetones decorados con pintura mural y además cuenta con un púlpito. Esto es un poco de la microhistoria del municipio de Actopan, Hidalgo, y la evolución que ha tenido a través del tiempo, y que hoy lo convierten en un lugar único e irrepetible. •

Refectorio. Mientras comían, los frailes escuchaban pasajes de la Biblia y otros textos religiosos, por lo que era necesaria una excelente acústica, que proporciona la bóveda de cañón corrido.

El Portal de Peregrinos es una entrada de tres arcos renacentista con gruesos pilares.

Bajo: Arcos ojivales, contrafuertes y bóveda de nervaduras góticas (estilo arábigo). 52 | Fundación de Ciudades en México

Centro de la ciudad de Actopan, Hidalgo. Al fondo se muestra la grandeza del ex monasterio agustino del siglo XVI, con su torre estilo mudéjar.


Delegación

Benito Juárez

Distrito Federal

CRONISTA: María de Jesús Real García Figueroa Tlalnepantla de Baz

BENITO JUÁREZ Chiconcuac

Naucalpan de Juárez

ESTADO DE MÉXICO

Miguel Hidalgo

Álvaro Obregón

Venustiano Cuauhtémoc Carranza

BENITO JUÁREZ

Iztacalco

ESTADO DE MÉXICO

Iztapalapa Coyoacán

Valle de Chalco

Juchitepec

MORELOS


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