TORRE AGBAR Crítica estructuralista: Joaquín Arnau Amo
La torre Agbar, diseñada por el arquitecto francés Jean Nouvel junto con la ayuda de b720 Fermín Vázquez Arquitectos, cuenta con 142 metros de altura dedicados oficinas, siendo el tercer edificio más alto de la ciudad, distinguiéndose con una forma muy característica.
Cerdá imaginó la Plaza de las Glorias como el centro de Barcelona porque allí confluían las tres arterias más importantes de la ciudad: la Gran Vía, la Diagonal y la Meridiana; y éste se encuentra encajado justo en el ángulo agudo que forma la Avda. Diagonal con la Calle Badajoz, rompiendo todos los esquemas que el urbanista catalán pudo plantear para la ciudad. Desde otro punto de vista, por esa forma cilíndrica y su situación, el edificio refuerza una idea de centralidad. La torre no tiene ninguna fachada principal, de forma que mira igualitariamente a toda la ciudad. Creando de esta forma una torre singular que se ubica en un punto neurálgico de la misma, siendo frontera de una zona de desarrollo tanto económico como urbanístico.
FERNÁNDEZ MATEO, Alejandra; VALERO MARTÍNEZ, Belén
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Barcelona está caracterizada por una retícula ortogonal, la cual es denominada “ensanche de Barcelona” y el edificio se inserta en éste, rompiendo con la homogeneidad de la trama y destacando una incoherencia urbanística con el barrio en el que se encuentra como con la propia trama de la ciudad.
La torre le da la espalda a esta ideología, superando esa altura desmesuradamente, pero sin embargo sí que se preocupan por la iluminación y la ventilación del edificio como hacía Cerdá. Podríamos afirmar que este edificio es incoherente con la ciudad, pero no sólo por su altura, ya que hay otros edificios en la ciudad que se caracterizan por romper en este aspecto el sistema urbanístico previsto para Barcelona.
Hay otros aspectos por los que la torre Agbar sobresale ante su incoherencia con la ciudad, el edificio no parece partir de un estudio paisajístico de la ciudad, ya que se encuentra sitiado en el centro de la trama, muy cercano a la Sagrada Familia, devaluando la misma, y restándole importancia visual. Actualmente el edificio forma parte de la ciudad, construyendo su imagen como un hito, teniendo un gran atractivo turístico y pasando a ser un símbolo de la Barcelona tecnológica del siglo XXI, dejando de lado el estilo modernista catalán que predominaba hasta el momento en la ciudad.
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Empezando a considerar dos tendencias: la Barcelona clásica y la tecnológica. La Barcelona tecnológica empieza a basarse en otros aspectos, como son la arquitectura bioclimática que optimiza hombre clima mediante la forma arquitectónica, adaptándose al medio ambiente (aunque no al paisaje), y que minimiza la contaminación ambiental (visual y de luz las empeora). Aprovecha el clima y las condiciones del entorno con el fin de conseguir una reducción del consumo energético y mejora la calidad de vida.
La torre la consideramos de esta nueva tendencia tecnológica y además es un ejemplo de arquitectura singular respecto a su entorno, creando un hito visual en el paisaje de la ciudad, tanto por su forma geométrica y su altura, como por su colorido y sus nuevas técnicas arquitectónicas y materiales utilizados. Formando así un nuevo distrito de las nuevas tecnologías y la nueva economía, no siendo un edificio común, sino una gran obra de arquitectura e ingeniería en la ciudad de Barcelona. La crítica negativa de la torre viene por el pensamiento conservador y tradicional de la ciudad de Barcelona, la torre aparece con una escala desproporcionada ante el entorno donde se encuentra, apareciendo en medio de la ciudad como un ente arquitectónico sin mucho sentido, ya que no está integrado. Aunque, según afirma el arquitecto, sigue una línea cultural, inspirándose en Gaudí y sus campanarios de la Sagrada Familia, en las montañas de
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Montserrat y de los reflejos del agua y del color azul del mar Mediterráneo. Aunque observando la torre no podemos deducirlo a simple vista pues el resultado no se asimila a sus referentes, sobre todo cuando el efecto de las luces artificiales durante la noche transforma esta arquitectura en una enrome lámpara urbana que destaca singularmente en el paisaje de Barcelona.
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El edificio Agbar, es una innovadora obra de construcción, respecto a la ciudad donde se encuentra. Está guiado por la tendencia tecnológica de la que ya hablábamos y construido con materiales respetuosos con el medio ambiente para fusionar funcionalidad y diseño.
Se caracteriza, como ya decíamos, por su proporción monumental, teniendo un criterio en sus dimensiones o proporciones, que es por los pixeles que parece que está formado el interior del mismo, de manera que no puede describir nadie un sentido lógico o analítico de este “píxel” multiplicado por cientos y aleatoriamente colocado.
La torre de colores tiene un sistema estructural innovador por su peculiar forma y porque el muro de la fachada es a su vez un elemento estructural. Consta de dos cilindros ovales excéntricos coronados por una cúpula de acero y cristal. El edificio responde a un modelo de núcleo y perímetro exterior portantes que transmiten las cargas de unas plantas libres de apoyos intermedios. Ambos cilindros están hechos de hormigón muro exterior está formado por diferentes capas, el interior de hormigón seguida de una chapa de aluminio coloreada y el exterior de cristal donde hay un espacio libre entre ambas. Desde la planta baja hasta el piso 18 el edificio es totalmente recto, desde el piso 19 al 26 va disminuyendo paulatinamente la sección hasta el 26 donde se interrumpe el hormigón y continúa la cúpula.
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El cilindro ovoidal interior contiene los elevadores, escaleras e instalaciones, creando en este rascacielos plantas de uso para oficinas, cumpliendo con doble propósito estructural y servicios centralizados.
Se empezaron a escavar los cimientos que son una prolongación de la misma torre hasta 45 m por debajo del nivel de la diagonal. Una profundidad equivalente a nueve plantas bajo la losa de hormigón de la última planta del sótano. La torre no tiene ningún pilar interior, por lo que las oficinas ofrecen superficies completamente libres de columnas con una altura libre de 2,60. Se trata de un rascacielos construido en base en muros de carga y la fachada y el núcleo son auto portantes las plantas están soportada por jácenas entre los dos cuerpos cilíndricos.
El muro exterior de hormigón, modulado con una rejilla cuadriculada, tiene cerca de 4500 ventanas, creadas para aprovechar al máximo la ventilación y la iluminación natural, ubicadas según la orientación y la exposición del sol es decir al sur la fachada esta menos perforada que al norte donde hay muchas más ventanas.
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A partir del piso veintiséis se paró la construcción del cilindro exterior se construyeron los cinco últimos forjados que son en voladizo descolgados desde el anillo central para construirlos se utilizó la técnica de postesado consiste en tensar unos cables en el interior del hormigón unos días después del hormigonado. Siendo la cúpula superior a treinta metros Al llegar a la cúpula esta función de las láminas de aluminio la pasan a realizar los propios cristales que la forman son cristales serigrafiados fijos, con tonos de azul para seguir la degradación de los pisos inferiores, provocando sombras, filtrando la luz y evitando deslumbramiento. En la parte superior de la cúpula ya no hay colores si no que es transparente. Se consigue así el efecto que el edificio va perdiendo materialidad a medida que sube hasta el cielo hasta confundirse con él. El muro exterior va recubierto de placas de aluminio conformando la primera piel del edificio, que esta misma le dan color y solidez al conjunto vertical con una superficie iluminada y difuminada en su interior. La fachada empieza con tonos color tierra, azules verdosos y grises que se descomponen a medida que gana altura el edificio. La segunda piel conformada por lamas de vidrio con diferentes opacidades y diferentes inclinaciones provocando un juego de luz increíblemente seductor, difuminando el color de la chapas de la primera piel y dando la sensación de cambio de tonalidades en función de las horas del día y del clima.
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Relativo al rito, el edifico tiene un uso y una utilidad, actualmente el de oficinas, contando con veintiocho plantas para este uso, tres plantas técnicas y bajo rasante hay cuatro plantas más: dos plantas de aparcamiento, una de servicio y un auditorio con capacidad de 316 personas, siendo éste el espacio subterráneo principal, que se extiende debajo de la plaza y que modifica su nivel creando una pequeña colina.
El interior tiene diferentes puntos de luz por los vidrios de los que está compuesta toda la envoltura de la torre, quedando opacos la parte donde se encuentra el hormigón únicamente. Los elementos decorativos no apoyan mucho su uso, la decoración es una idea conjunta de la envoltura del edificio, centrándose en la visual exterior.
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No construye ningún tipo de poética en relación a su uso aunque el interiorismo de la Torre Agbar está diseñado en relación a la vivacidad y el colorido de su piel exterior. Se dispone de despachos acristalados, ventanas fijas y abatibles, moquetas de 12 colores diferentes y distintos tipos de iluminación Sin embargo, el nuevo uso que le quieren dar sí que está más relacionado con su forma y altura, un mirador en ese edificio es ideal para poder ver toda la ciudad de Barcelona, así como crear un hotel, o un restaurante, teniendo todas las vistas de la ciudad.
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El edificio aparece en la ciudad con la única finalidad de ser un hito en Barcelona, destacando y viéndose desde cualquier punto de la ciudad que contrasta con su interior, oficinas diáfanas contando con un núcleo vertical de instalaciones. El fin primero de este edificio son las oficinas en su interior, sin ir más allá. Sin embargo el exterior no sólo es una envoltura sino que tiene la finalidad de indicar mediante la iluminación diferentes fechas y épocas de año.
Hemos de destacar la importancia del conjunto de instalaciones y tecnología del edificio. El edificio se basa en la tendencia tecnológica, creando un edificio “inteligente” y un avance para la ciudad de Barcelona, considerándolo un edificio “low tech”, ya que busca soluciones racionales para su mantenimiento y funcionamiento. En la cúpula para facilitar su limpieza exterior y su mantenimiento se ha construido una pasarela en cada planta. La doble epidermis que aparece tanto en las fachadas como en la cúpula es un buen aislamiento térmico. La estructura del edificio tiene un estudio para la circulación del aire, ésta queda regulada mediante el doble acristalamiento de la cúpula, que permite una ventilación natural gracias a la excelencia de los materiales minuciosamente seleccionados. Habiendo una disminución del recalentamiento del edificio gracias a la cámara de aire que se forma entre las dos pieles, favoreciendo la ventilación. La temperatura en el interior del edificio está regulada por un sistema VRV que organiza cada planta del mismo en 27 zonas diferenciadas y que actúa de forma "inteligente" en cada uno de ellas optimizando la cantidad de energía que se utiliza, de forma que, por ejemplo, no proporciona calor a despachos que están desocupados o zonas destinadas a almacenamiento. Las luces también son controladas mediante un sistema informático que las regula automáticamente en función de si un determinado espacio está siendo ocupado o no. Además, parte de las casi 60.000 lamas que recubren la fachada exterior poseen placas fotovoltaicas que acumulan energía solar que posteriormente es empleada para autoabastecer las necesidades de la torre.
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Existiendo también una optimización de los recorridos de los ascensores a través de un sistema informático para evitar consumos innecesarios y asegurar el servicio a personas con necesidades especiales. La proporción de ganancias energéticas respecto a la radiación solar incidente alcanza un valor medio del 25.11%. Es más, a mediados de 2011, la Comisión Europea decidió distinguir a la torre Agbar con el título de Edificio Verde por su eficiencia energética así como por las reducidas emisiones de CO2 en relación a edificios de similares características.
Destaca el diseño en la torre Agbar, no sólo para el exterior como ya comentábamos, también para los espacios interiores de los despachos de dirección situados en las siete últimas plantas y las áreas en planta sótano correspondiente al auditorio.
Los despachos de dirección se desarrollan bajo una inmensa cúpula de vidrio de 30 metros de altura de la planta 26 a 31 y parten de la planta inferior, donde se sitúa la cafetería de dirección, que ejerce como planta de transición entre el cilindro de hormigón y la base de la cúpula. Estructuradas en voladizo desde el núcleo de circulación vertical, los despachos de alta dirección están concebidos como “cajas” cerradas de madera noble y algunas de lacado brillante e intensos colores dispersas en un espacio blanco e impoluto. Estas “cajas” no llegan a tocar el forjado superior, por lo que los espacios abiertos de las plantas se comunican en todos los niveles de la cúpula.
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La intervención en el auditorio se define como una sala de actos con cierta flexibilidad para albergar otros eventos. Su vestíbulo pretende tener continuidad con los espacios de entrada en planta baja a la vez que está conectado visualmente con el exterior mediante los ventanales orientados al estanque y a las cascadas que rodean el edificio. El revestimiento de piedra del hall del auditorio le hace partícipe del espacio excavado en el suelo desde donde “brota” el edificio en el estanque exterior. La sala tiene un carácter flexible, con paneles móviles que proporcionan el cerramiento adecuado durante los actos y conferencias o la apertura total en otras ocasiones. Las butacas también diseñadas por el arquitecto Jean Nouvel están inspiradas en los asientos traseros de los cadillacs. Cuidando en estos espacios interiores todos los detalles posibles.
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El espacio exterior es puro diseño. Parece que tiene un mensaje sexual, asimilándolo con el órgano sexual masculino, incluso con la forma de un supositorio o una bala que emerge de la tierra. Sin embargo los arquitectos desmienten estas semejanzas, aunque el arquitecto no está molesto con estas comparativas pues no deja indiferente a la sociedad. Jean Nouvel se inspiró en los pináculos de la montaña de Montserrat, y una de sus partes fue especialmente diseñada para poder disfrutar de una perfecta vista de la Sagrada Familia. “He tratado de jugar con una forma que pertenece a una geografía y a una historia”, explica el arquitecto francés. Pero el edificio tiene también otros simbolismos: “La superficie evoca el agua: una textura lisa y continua, pero también vibrante y permanente, luminosa y matizada”. La espectacularidad de la Torre Agbar alcanza su punto álgido por la noche, cuando sus 4.000 bombillas led se iluminan formando hasta 16 millones de colores. Esta característica crea una condición escenográfica ya que el conjunto de luces son necesarias para ambientar la ciudad y representar diferentes fechas destacadas y épocas del año, reconociendo el cambio de tiempo tanto en sus luces por la noche como en su reflejo durante el día.
Como conclusión, y como venimos diciendo a lo largo del texto existen dos posiciones ante este edificio una conservadora, que causa críticas negativas a causa del entorno histórico donde se encuentra. La torre se encuentra en el centro de la ciudad, por lo que la podríamos comparar con la Sagrada Familia, máximo exponente de la arquitectura modernista catalana, siendo Patrimonio de la Humanidad y un bien de interés cultural (BIC). La torre Agbar devalúa otras obras con esencia de la ciudad de la Barcelona “tradicional”, destacando una nueva tendencia tecnológica. Si estuviera en otro contexto ese edificio, le veríamos mucho más encanto, como por ejemplo los novedosos edificios de la periferia de la ciudad, como el W Hotels Barcelona. Sin embargo sus características difícilmente encajan en los esquemas de la ciudad de Barcelona, sumando que esta conserva numerosos edificios, con una gran calidad y cantidad de tesoros arquitectónicos, con tantísima cultura e historia. Además, su escala y forma nos parece desproporcionada para la ciudad y para su uso, no teniendo ninguna relación el uso con su forma exterior.
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En contraposición existe otra tendencia más innovadora, en la cual mete a Barcelona en la nueva arquitectura tecnológica, bioclimática e inteligente. Actualmente el edificio es considerado como un hito siendo considerado un atractivo turístico de la ciudad, pasando a ser un símbolo de la Barcelona tecnológica del siglo XXI, dejando de lado el estilo modernista catalán que predominaba hasta el momento en la ciudad. Observamos en este edificio una nueva zona de desarrollo tanto económico como urbanístico.
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