Anormal no es aquel que asaltado por la emoción grita el nombre de un amigo en un encuentro cotidiano, tampoco es aquel que haciendo gala locura nada transparente citando autores de renombre, películas independientes y estrofas de canciones de rock, tango y folklor (que todos conocen y muchos, la mayoría, olvidan); no es aquel que se autoproclama loco, diferente, ni ese que odia a los otros por sus prácticas “triviales”, faltas de fondo. Anormal es una noche estrellada dentro de una ciudad con smog y luces que enceguecen, anormal es aquel que puede ver en todos esos faros titilantes la redención de la rutina; anormal es aquel para quien la rutina no es comodidad sino prisión, aquel que hace de todas las noches un nuevo amanecer de su libertad; anormal es una noche color magenta y un pájaro que canta en arameo; es encontrar belleza en la caída de una hoja seca, respuestas en las nubes que cobijan y poesía en las letras que acarician una desnuda espalda.
Si alguien despertase, y después de darse un baño se pone unos boxer, una camisa, un pantalón, unos tenis -¿los negros? No, los azules- puede luego mirarse al espejo y ver en su completa normalidad cuan anormal es, porque solo atravesando todos los parámetros de la normalidad se puede llegar a transgredirla; así como hay que estar muy cuerdo para ser declarado loco. Caminar haciendo equilibrio en la línea delgada que divide la estupidez de la genialidad, sobreviviendo rar, evitando las poses de artista y poeta, y sin erguir como estandarte el trillado argumento de morir siendo de consumo, el tedio por el mundo y el astío por la vida, que bien podrían terminar en suicidio pero que nunca lo hacen puesto que son solo una pose, un querer ser como el que quiso ser como el que fue.
Sin embargo, si las pequeñas márgenes de un artículo pudiesen concluir, o al menos dar un sentido claro, acerca de lo que ser anormal es, tal vez estos no se afanarían en hacer parte de un que siendo claros no hay nada más normal que la anormalidad, ni nada más anormal que la completa normalidad, por lo que estas páginas muy seguramente no darán ninguna respuesta, pero si bizarras preguntas, respóndaselas o simplemente sóplelas al viento y olvídelas. No todos tienen, ni quieren ser anormales, y por lo general estos son los seres más extraños.
confesiones Soy el idiota que le tiene una fosa común a sus malas intenciones. Soy el idiota que busca sensaciones que no existen Soy el idiota que cree que el amor es para valientes Soy el idiota que quiere ser valiente Soy el idiota que monotonizó su rutina al punto de ver en la madrugada una razón más creer en colores invisibles Soy el idiota que cree que las lágrimas están compuestas por ironías y metáforas Soy el idiota que cree que su habitación es el olympo Soy el idiota que aceptó vivir en la metáfora
SO YE
L IDI
UE Q IOTA
soy el idiota que...
Soy el idiota que lo hace porque vive en un mundo configurado por utopías que él mismo inventó Soy el idiota que cree que la sinfonía naturaleza está compuesta para él Soy el idiota que se cansa fácilmente de la simetría buscada Y que más si no son las idioteces que hago y veo las que le dan sentido al mundo Soy el idiota que cree que sus zapatos cuentan y cargan historias Y quien más si no es la ficción que inventamos la que siempre trata de abrir la jaula. Capitán Beta.
confesiones
soy el idiota que...
Junio
tiempo y espacio
julio
JUNIO . JULIO La nueva pelĂcula del director viene estadounidense cargada de todo el humor dramĂĄtico que es habitual en sus producciones. Las relaciones amorosas, como tema central, tejen la trama, donde los diferentes miembros de una familia intentan solucionar sus romances
24,25 y 26 de junio teatro metropolitano
con ganas de escuchar
the kil l e rs
escribo porque...
Gildardo Montoya*
No sé por qué escribo pero escribo y sigo adelante. Y seguir adelante es ir hacia cualquier parte, hacia arriba, hacia abajo, saltando desde lo alto hacia piscinas vacías. Tal vez escribo para quejarme, para odiarme más, para celebrar más; tal vez escribo para hacer el amor en cuestión de un párrafo y sin hablar; tal vez escribo para exagerar el tamaño de mi pene y decidir a quién caga la paloma. No sé, no sé, de verdad no lo sé. Terrible una tortura con esa pregunta: ¿por qué escribes?, ¿por qué lo haces? Y vendrían los golpes, las descargas eléctricas, la gotera siempre, siempre. ¿Por qué escribes? Por masoquismo, hay cosas más sencillas y lucrativas en todo caso. Puede ser que uno escriba para plantearle algún reto a la realidad, o por el contrario, para tomar el bisturí, hacer lentamente una herida en el pecho y sacarse el corazón.
A veces escribo y pienso en un sol grande sobre mi cabeza, en una autopista que bordea la costa y en dos mujeres que se besan tendidas sobre la arena.
Una escritura sin pies ni cabeza Tengo aparcada mi BMW S1000 RR en un saliente de la carretera. Soy feliz, no pretendo sentarme en un café a cambiar el mundo. Quiero seguir mi ruta a 299 km/h y llenar siempre el tanque con gasolina extra. Una tarde, quizás, ordenaré una pizza napolitana grande y una Coca Cola mediana. Aira habrá viajado un par de semanas a Bogotá para visitar a sus padres, extraño la temperatura de sus senos sobre mi espalda, el beso tibio antes de dormir, estoy triste y lloro. No escribo casi nada sobre Colombia porque me da pereza, me cansa más de la cuenta, de entrada imagino el desfile de consignas: patria boba, patria tonta, patria loca, patria de los pobres y desplazados, patria de los mendigos, patria del llanto y de la lluvia, patria anormal, patria corrupta, patria maldita. (Bostezo). Patria de la violencia, patria de la guerra, patria circo, patria enferma. (Bostezo). Todos los lemas me gustan, he marchado por los secuestrados, siempre voto por presidente y por alcalde, pero la mayor parte del tiempo preferiría acostarme a dormir o ver películas. Uno de estos días saldré a la calle desnudo y leeré en lo alto de un edificio el manifiesto que cambie el rumbo del país, por lo pronto no se me ocurre nada y debo salir en cinco minutos a encontrarme con Aira. Por cierto, ella tiene la extraña idea de que la escritura puede hacernos mejores, que todo escritor debe comprometerse políticamente con causas justas, que sin los escritores no hay futuro posible para nadie. Yo, de nuevo, no lo sé, al menos no siento que sea algo sencillo. Ella se enoja, yo me enojo, y esas noches duermo en el sofá. Tengo un sueño recurrente. Aira se acurruca junto a un intelectual en blanco y negro, él fuma y cita a Borges, ella lo encuentra encantador y lo besa. Un segundo después desaparecen y yo paso barriendo las colillas de cigarrillo que han arrojado al piso. No sé qué significado encierra la escena, al final despierto en la madrugada, me meto en el cuarto, buceo un poco bajo las sabanas y me pego a su cuerpo caliente.
el ella s t a n
l e e
Todo gran poder conlleva una gran responsabilidad
sonora W I N T E R
W I N D S
hasta el fondo
me encanta Mc Donalds
04 julio
l a
i n d e p e n d e n c i a
atnacne em
Edici贸n principal
el manual del anormal
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cine
La otra tarde fui a ver Karen llora en un bus. Estaba solo. Dos personas más masticaban crispetas en el resto del teatro. Escenario del crimen. Podría estar con Aira y hacer el amor sin detenernos. Lo cierto es que el cine colombiano nos da esas ventajas, algo que escasamente se podría conseguir con las grandes producciones. Imagina un momento de pasión en Avatar.
Se corría el riesgo de que un niño se callera accidentalmente sobre el regazo y descubriera un sexo acalorado. No, no, no. Solo se puede esas cosas con el cine nacional. Y advierto algo: de paso puedes presumir ser culto y ganar uno o dos puntos con el prospecto.
c i n e c o lo m b i a n o
Aira no fue porque no le interesa el cine de aquí, a veces tampoco el de allá, el de ninguna parte. Dice que el cine colombiano parecen malas telenovelas y que le gustaría saber por qué demonios Lars von Trier no nació en Medellín o en Calí. No, aquí no se ven esos gigantes –continúa tranquilamente mientras se pinta la uña del dedo meñique del pie- aquí, con suerte, con mucha suerte, un Jeunet. En fin. Yo la amo y guardo silencio. ¿Qué sentido tiene ponerse a defender un futuro cultural que no llegará? Los ojos del perro tiemblan cuando lo miro, tomo asiento y le lanzo la pelota. Ladra. Ladra otra vez. Ladra otra y otra vez. “Mal perro, mal perro, a la casa por cansón”. Si yo pudiera ser director de cine… Confieso que una vez comencé un proyecto de cortometraje. Fue un fracaso rotundo. La idea era mala, el guión era malo, me enamoré de mi supuesta directora de fotografía, me quede sin plata, me dio pereza. Salvo de ese barco de los locos a los amigos que me acompañaron, a los que finalmente terminé decepcionando. Yo citaba a Truffaut y les decía: “avancemos como trenes en la noche, sólo así se hace el cine”. Me quede sin aliento antes que todos y saque una o dos malas escusas para evadir el asunto. Grabamos 300 veces una toma de menos de un minuto. Nuestra causa era la perfección, la perfección máxima. Por desgracia yo soy demasiado imperfecto, así que deje todo tirado y me inscribí en un curso de culinaria básica en Comfama. Allá, justamente, conocí a Aira.
Pero regresemos a lo de antes. Yo estaba sentando viendo al perro agachar las orejas y alejarse lentamente. ¿Y qué tal si Karen llora en un bus es la revelación cinematográfica del año? El nombre es pegajoso, evoca una melancolía muy positiva para una suerte de cine de autor. Tenía que ir a verla, tenía que ir. La deje a ella con sus uñas y salí corriendo para la función de las seis. Y allí estábamos, hastiándome en esta mujer que repetía mil veces que le habían robado el bolso, con su campaña por la soledad, quejándose por unos senos pequeños que no eran pequeños, saliendo con un dramaturgo patético, con una obra de teatro patética. Lo mejor para reírse eran los diálogos: sin vida, muertos, planos, cuadrados, angulosos, tontos, predecibles, aburridos. No hay pulso en esas palabras, solo un guión. Y digo todo esto sin ganas de convertirme en crítico de cine, al contrario, lo digo más bien como un ciudadano del común, ordinario, que revuelve huevos al desayuno y toma chocolate caliente con tostadas. Para terminar: está mañana me llamó José Luis. Quería que le recomendara una película. Pregunté si iba acompañado o no. Me dijo que iba con Natalia, la tetona. Yo le dije: véase Karen llora en un bus, es cine colombiano Compadre, hay que apoyar la industria, y no olvide llevarse uno o dos preservativos por si se aburre, van a estar muy solos.
entrevista
Medellín ha sido capital de fútbol, flores, letras, hijueputas, primaveras y rock; el rock ha sonado aquí por años, ha marcado las calles y los cuerpos pero ha olvidado que la ciudad crece y se vuelve adulta, y que como es lógico la música debe igualarse, madurar, avanzar; pocos lo han entendido, lo han hecho, por eso hoy hablaremos de 4 personas que decidieron entender a Medellín, crecer con Medellín y darle a la ciudad un sonido que la describiera. Beliebe decidió hablar con los responsables de encontrarle sonido a la ciudad, con personas que decidieron crear su propia banda sonora. Para esta edición Mr. Bleat
Alejandro: Me conocí con Pablo en la universidad, ambos estudiabamos guitarra clásica Sara: Mati (Matías) se conoce porque viven en la misma unidad desde chiquitos, y yo conozco a Mati porque estudiamos en el mismo colegio Alejandro: Entonces fue de una, se armó el combo después de haber intentado Pablo y yo en un proyecto Pop
m r . b l e a t
¿Cómo definen el género? Sara: Encasillarnos en un solo género no hemos querido, porque la música siempre va mutando, pero esta como en el synth pop. El electro pop, también hay elementos en las guitarras de rock y cosas así Alejandro: A mi me gusta decir que somos una cuarteto de rock: bajo, guitarra, batería y cantante, y a eso le suman un monton de lenguajes electrónicos que entran proponiendo algo diferente
¿Cómo les ha ido afuera? Alejandro: A Bogotá es adonde más hemos ido, hemos ido como tres veces, ya Mr. Bleat tiene una imágen y saben que es una banda que va a hacer bulla, y somos bien recibidos
entrevista
¿Que importancia tiene el Arte para Mr. Bleat? Alejandro: Es muy importante, siempre hemos querido que la estética del grupo no sea sólo musical sino que proponga estéticas visuales, de otros ámbitos. Como no somos los que pintamos ni grabamos siempre estamos de curadores para estar a la mano del proceso gráfico. A diferencia del último disco que si fue como un sueño porque a los 4 nos encanta un artista que se llama Jorge Julian
Aristizabal y le escribimos, “estamos haciendo un disco queremos que hagas algo”, y nos dijo, “cojan las obras que quieran, como quieran” pero después nos dijo, no yo mejor les voy a hacer unos grabados para el disco, ahí si dejamos que el artista hiciera lo que quisiera, nos hizo como 6 grabados y ese fue el arte del disco.
¿A que le apuntan con las letras de sus canciones? Alejandro: Me parece que tener un concepto es como encasillarse cada vez más, pero creo que hay unos adjetivos que definen nuestra música, algunas canciones de este disco nuevo pretenden generar movimiento y otras pretenden calma y concentración en el escucha, en este momento queremos lograr eso, movimiento, bailar
m r . b l e a t
¿Como ven la escena aca en Medellín? Alejandro: Yo creo que están pasando cosas; Medellín tiene una tradición muy pesada de banda de Punk, Metal, Ska y siguen tratando de hacer la música que se hacía hace 20 años, pero aparte hay un contra peso de gente que quiere hacer cosas diferentes, no importa que sean diferentes, sólo que propongan cosas nuevas, que digan esto es Medellín ahora. Hay mucha producción, gente que se dedica a hacer videoclips, estudios;
se está formando una escena independiente interesante
entrevista
m r . b l e a t
¿A que de debe el cambio de lenguaje en sus canciones? Alejandro: el primer disco lo hicimos en inglés porque nos parecía más fácil que esa música que estábamos haciendo se acomodara al inglés, porque es un idioma muy mono silábico, no es que hagamos poesía, hacemos letras para las canciones y este segundo si dijimos que iba a ser en español, dejar que las composiciones que acomoden. Sara: también era un reto irnos por componer en español que es más difícil lograr una rima interesante y que encaje en nuestra música; aprender a hacer letras en español, al fin y al cabo es el idioma de nosotros y creo que lo logramos, logramos letras muy bonitas.
¿Que se viene para Mr. Bleat? Andamos haciendo el video de extrafalaria, mal sueño, pensando en ir a festivales afuera y adentro como rock al parque, altavoz, sotuh by southwest de pronto para el próximo año
Crónica
el
silencio no
es
tiempo
perdido
Una hoja virgen, sin caracteres que la manchen y una infinidad de hormonales palabras esperando copular con ella. Las 10.30 de la noche huelen a lo mismo que olían las 10: a un cuarto pequeño, una cama que tienta con los argumentos del sueño, dos canciones que se repiten para adherirse al velcro del cerebro y la misma hoja blanca que, prepotente y soberbia, desprecia las ideas que se me han ocurrido plasmar en ella; demostrándome que tal vez el tiempo avance, pero sigo sin recorrer el espacio, su espacio. Salir, más que una decisión, es respeto por la hoja cansada de verme. Los pasos, como medicina a la frustración, alivian el tedio del propósito no logrado, su eco hace olvidar el peso de retomar, horas más tarde, el deber pendiente.
U n e l o c u e nt e s i l e n c i o Camino calle arriba, por una pequeña acera con divisiones que poco a poco se convierten en niveles de mi silencio, este llega a apoderarse de mi cabeza y limpiar de turbaciones los demás sentidos, ahora logro mirar; veo, por ejemplo, los matorrales morados que nunca había visto en el lugar por donde paso a diario; me considero ciego, un miope que se deja llevar por los colores y los sonidos fuertes y no distingue en los pequeños matices de los sentidos la grandeza de lo simple. Llegamos al mundo para aprender a enceguecer, y con los años esta labor pasa la antorcha de mano en mano colaborando a pequeñas dosis de cuentagotas con la miopía que nos embiste, sobrecargada de prejuicios, medianas verdades y mentiras, en ocasiones, autoimpuestas. Gozamos de nuestra ceguera porque jamás aprendimos a ver, porque nadie nos enseñó; porque ver atemoriza tanto que preferimos vivir en la comodidad de las sombras conocidas a explorar la feria de luces que tiene el universo entero fuera para consternarnos, respondernos, apasionarnos. Pero para ver es necesario escuchar, es decir, callar, tomarse el tiempo para dejar que el silencio pinte con blanco expectante el lienzo de nuestras cabezas, callar no es perder el tiempo, así como las soledades no son espacios muertos. El silencio puede retratar más fielmente la dirección de nuestros pasos, puede ahondar en la canción que susurra el eco cuando los pies golpean el asfalto intentando ir más allá. A esta hora me acompaña mi sombra, ella que es muda tiene más conciencia del camino que ando, ella lo sufre, a ras de piso, sin hacer pública su desventura acaricia cada piedra y saborea cada
hueco sobre los que paso; en mi silencio puedo conversar con mi sombra, porque no precisamos de palabras, solo de luces, de guías, de pequeños fuegos que enciendan su existencia y me hagan sentir que soy una marioneta suya, porque teniendo más sufrimiento, lo sabe callar, sabe contemplarlo. La noche avanza y el frio trota dentro de mis huesos como ganándole un carrera a la voluntad de seguir caminando, no he pronunciado una palabra desde que cruce la puerta de salida,pero la calle, como buena compañía, me ha sabido conversar, un carro pasando que cuenta la pasión desbordante de una ciudad que se embriaga al ritmo de una canción tropical, la tenue luz de un edificio que susurra el sudor de una pareja que se da placer, la señal de transito que siempre regala un nuevo camino; y mi silencio, el mutismo en el que me sumió la noche, ese espacio donde las palabras rebotan en mi cabeza sin pasar desapercibidas, donde cada cosa que miro tiene un nombre y donde me doy cuenta que cada una de esas palabras y nombres esconden detrás suyo una historia; callar es saber descubrir la historia detrás de cada palabra, ver en cada letra el mundo que duerme en ella. Solo estuve una hora por fuera, y el licor de mi silencio embriaga mis sentidos, me apuro una hoja (diferente a la que deje al salir) y con un lápiz escribo dos o tres pequeñas frases sobre ella, ideas efímeras y pasajeras que así como llegaron con el silencio, se pueden ir con la pasividad. Agarro un teléfono, hago una llamada y acuerdo una cita; en la música los silencios dan cadencia y permiten una explosión sensorial con las notas que lo preceden, así mismo, mi silencio no tendría ningún sentido si no hubiese alguien con quien romperlo. Callo para conversar sobre lo que callé, para hacer del silencio una conversación. (a causa de un encuentro o una decepción, después de todo punto final siempre viene un gran silencio, consumase en el)
dicen s t a n
l e e
enserio, lo juro