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Edición 0 - Noviembre 2014
Cermony La historia de la última canción de Ian Curtis
Entrevista a Mark Burgess
The Chameleons
23 años de Loveless My Bloody Valentine y su aportación al Shoegazing
Edición 0 Director General Benny Estrada
Editor en Jefe Benny Estrada
Editor Gráfico Benny Estrada
Créditos de Texto: Ride confirma gira para 2015 por Gonzalo Espinoza rocknvivo.com The Jesus and Chain celebra 30 años de Psychocandy por Pary Girvel freim.tv Ceremony: Historia de la Última Canción de Ian Curtis por Mohorte hipersonica.com 23 Años de Loveless por Dani Nieto muzikalia.com
Foto: fielddayfestivals.com
Ride confirma gira para 2015
En octubre pasado, Liam Gallagher (Oasis) anunció el fin de Beady Eye. No pasó mucho tiempo para que el guitarrista Andy Bell (Hurricane #1) confirmara la reactivación de su antigua banda, Ride, con quienes acaba de agendar las primeras fechas de una gira mundial para 2015. “Será muy cool. Como todavía somos amigos, siempre pensamos que cuando fuera el momento lo haríamos. Y ahora es el momento adecuado”, confesó Bell a NME.com sobre la reunión en vivo que prepara junto a Mark Gardener (guitarra, voz), Steve Queralt (bajo) y Laurence Colbert (batería). La primera pista fue un inmenso cartel con el nombre del cuarteto en Barcelona, que resultó ser su confirmación en el line-up del festival Primavera Sound 2015. Luego su sello discográfico, Creation, publicó los detalles de la reunión y más fechas de presentaciones en Europa y Norteamérica. La primera fecha programada de Ride será en mayo de 2015 en Glasgow, Escocia, para seguir con shows en el Olympia (27 de mayo) de Paris, Francia, en Terminal 5 (4 de junio) de New York, Estados Unidos y en el festival Field Day (07 de junio) de Londres, Inglaterra.
Entrevista a Mark Burgess por Marco Rocha Subterock.com
Créditos de Imágenes: Portada optimusprimaverasound.com Ride confirma gira para 2015 fielddayfestivals.com The Jesus and Mary Chain celebra 30 años de Psychocandy music.yandex.ru Ceremony: Historia de la Última Canción de Ian Curtis thelastdancer.wordpress.com movethatjukebox.com crowdact.com 23 Años de Loveless Portada del álbum Loveless movethatjukebox.com Entrevista a Mark Burgess commons.wikimedia.org line-production.tv mdjphotography.nl Ejercicio para clase de Diseño Editorial 30 de Noviembre 2014 Proyecto sin fines de lucro Disponible solamente en Digital
Foto: music.yandex.ru
The Jesus and Mary Chain celebra 30 años de Psychocandy El disco debut de The Jesus and Mary Chain, “Psychocandy” estará cumpliendo 30 años. Y para celebrar tal hecho el grupo escocés realizará una gira por todo Reino Unido, empezando desde este noviembre próximo, en donde tocarán en su totalidad el esperado álbum. El cantante Jim Reid dijo lo siguiente: ” Psychocandy estaba destinado a ser una patada en los dientes de todos los grupos que estaban en la escena en ese momento, prácticamente toda la industria de la música. En 1985 hubo un gran número de personas que pronosticaban no más de seis meses de vida para The Mary Chain. Para celebrar el 30 aniversario del álbum -que está muy cerca- nos gustaría tocarlo completo. También tocaremos temas importantes de la época que no figuraron en el disco”. El primer concierto tendrá lugar en el Troxy de Londres el 19 de noviembre, para seguir con shows en el Manchester Academy el 20 de noviembre y el Barrowlands de Glasgow el 21 del mismo mes. Este será el primer concierto de The Jesus and Mary Chain en su Escocia natal desde 2008.
versión que escucho de ‘Ceremony’ es mejor que la anterior, o al menos igual de buena, y casi todas dignifican su significado literal y simbólico. Casi todas son capaces de acompañarme como lo hizo por primera vez ‘Ceremony’, acaso la canción de mi vida. ‘Ceremony’ es historia de la música pop, y su simbolismo merece ser narrado. Escúchala. Cuenta su historia. Ve y descubre los dos mundos que se esconden tras sus versos y sus acordes, el del punk, que quedaba atrás en 1980, y el de la new wave, que apenas nacía en manos de unos pocos iluminados un año después. ‘Ceremony’ por sí misma es capaz de explicar qué supuso el punk y por qué su evolución natural debía ser el post-punk, la etiqueta con más sentido de todos los tiempos. Por eso es necesario extender su legado, hablar de ella, de Curtis, de Joy Division, de la convulsa Inglaterra de 1980, de la ruptura de los cánones clásicos.
“This is why events unnerve me they find it all, a different story notice whom for wheels are turning turn again and turn towards this time.”
- Ceremony Por eso también es importante empezar por el final y, para contar su historia, hablar de sus versiones. ‘Ceremony’ es una canción influyente. Joy Division como grupo lo fueron, y han sido miles las copias insustanciales que han tratado de apoderarse de su legado comprendiendo más bien poco de lo que querían explicar. Como canción influyente, han sido numerosos los grupos de alta talla que han tratado de homenajearla. La última versión la ha publicado Chromatics, que, pese a todos los apriorismos que podamos tener en la cabeza, ofrece un resultado más que digno.
Ian Curtis (1956-1980) Foto: thelastdancer.wordpress.com
Ceremony: la historia de la última canción de Ian Curtis Por Mohorte
Hay canciones que definen toda una vida. Es probable que ‘Ceremony’ definiera toda la experiencia vital, tan traumática, de Ian Curtis. La vida y la muerte no eran términos absolutos en la desesperada cabeza de Curtis cuando, el 18 de mayo de 1980, decidió suicidarse. Pocos días antes había compuesto e interpretado ‘Ceremony’ en vivo, su último legado, la piedra angular sobre la que se edificaría la discografía de New Order.
‘Ceremony’ y las versiones que no deberían ser tan buenas Siempre he creído que ‘Ceremony’ es una canción que no merece ser versionada, que es demasiado personal, que está demasiado ligada a Curtis y a todo lo maravilloso que tuvo Joy Division y, posteriormente, New Order. Y el tiempo se empeña, con insultante frecuencia, en llevarme la contraria: cada
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Chromatics parten de su propia naturaleza, el synth pop revivalista de la década de los ochenta, que tan buena acogida está disfrutando y hacer una versión muy deudora de la original. No es tan sencillo respetar la canción que se versiona y, al mismo tiempo, hacerlo desde unos postulados tan, en principio, diferentes a los de Joy Division. Chromatics lo consiguen, como lo consiguieron a su modo Xiu Xiu, deconstruyendo la canción con sintetizadores histriónicos y capas de ruido indescifrables. También Radiohead se animaron a versionar el tema, en una versión de estudio publicada originalmente en Thumbs Down, una serie de grabaciones colgadas en la red poco después de publicar In Rainbows. En aquel webcast, del que hay testimonio audiovisual, Radiohead también versionaban a The Smiths y a Björk, además de incluir canciones de su último disco tocadas en formato directo desde su estudio. El experimento tenía más de regalo a los fans y de ejercicio hedonista que de producción seria, y el resultado no es el más brillante. Más brillante, se entiende, viniendo de Radiohead. Su versión es convencional, suena francamente amateur y no destaca apenas por nada. Sin embargo, ni siquiera en estas condiciones resulta una canción
NOISE insultante a la original. Yorke en algunos momentos imita deliberadamente a Curtis y, bueno, todo queda en una icónica broma de la banda. Mucho más elegante, brillante, personal y disfrutable es la versión que Galaxie 500 incluyeron en las reediciones posteriores de On Fire, su justamente aclamado disco de 1989. ¿Por qué es, casi con toda seguridad, una de las mejores versiones que he escuchado? Galaxie 500 ya introdujeron en su celestial sonido, de guitarras entrelazadas hacia un horizonte difuso y siempre infinito, elementos del sonido de los primeros New Order y, en menor medida, los últimos Joy Division. Dean Wareham tenía en su cabeza los mimbres artísticos necesarios para desempeñarse con éxito en la complicada tarea de versionar, una canción como ‘Ceremony’. Y el resultado fue inmejorable. Galaxie 500 se lo toman con calma. Tocan al ralentí, reproduciendo a cámara lenta el frenetismo desesperado de New Order. También tocan cómo sólo supieron tocar durante su escasa andadura: atmósferas ensoñadoras, guitarras que se multiplican por las cuatro esquinas de la habitación, ritmos pausados, instrumentación austera, sentimiento, toneladas y toneladas de sentimiento. Pero no un sentimiento fingido ni histérico, sino comedido, desde la auténtica sinceridad. Wareham se deja llevar por los versos de Curtis y, sin tratar de imitarle, permite que su espíritu se apodere de él. Es una canción doblemente maravillosa, por lo que era ya y por lo que ellos lograron que fuera.
Ian Curtis proyectó su figura hacia la eternidad cuando decidió arrancarse la vida el 18 de mayo de 1980. Las particulares circunstancias de su muerte, y que llegara cuando él era tan joven, permitieron rastrear hasta lo más profundo de la discografía de Joy Division. Una de las últimas joyas que compuso fue ‘Ceremony’. No sé si fue exactamente su última canción, pero sí fue de las últimas, y desde luego la que más trascendencia ha tenido con el paso de los años. En el rastreo del fondo de armario de Joy Division, se encontraron varias grabaciones del tema, a cual más inaudible. Por ejemplo, existe testimonio sonoro del último concierto que Ian Curtis ofreció con vida. Fue en la Universidad de Birmingham, dieciséis días antes de su muerte, el 2 de mayo de 1980. Por aquel entonces aún no se había publicado Closer, el segundo y último disco del grupo — descontando las recopilaciones—, pero ya ensayaban en sus directos nuevo material —como ‘Isolation’—. Una de las nuevas canciones que Joy Division habían compuesto y que interpretaron en Birmingham era ‘Ceremony’, aunque finalmente no formaría parte de Closer.
Del suicidio de Curtis a New Order Hay más versiones, muchas de ellas en directo — como la de The Morning Benders—. La lista no es singularmente larga, pero llama la atención por la calidad de sus nombres. ¿Qué esconde ‘Ceremony’ para que siga siendo tan sugestiva, tan atractiva para las nuevas generaciones de músicos? Por un lado debemos pensar en la obvia influencia que Ian Curtis, como personaje y como músico, ha ejercido durante los últimos treinta años. Su particular modo de cantar, unido al simbolismo natural de una banda tan referencial hacia lo más oscuro del alma humana, hicieron de él un héroe. En pleno revival del post-punk, no es de extrañar que tantos nuevos grupos llegaran otra vez a sus canciones.
Joy Division en 1980 Foto: crowdact.com
Foto: freshlandmag.com
New Order Foto: movethatjukebox.com
‘Ceremony’ como hilo conductor ’Ceremony’ se convertía así en la transición perfecta entre Joy Division y New Order. No debemos pensar en New Order como el grupo que abrazaría las corrientes más hedonistas de la New Wave, esto es, como en los New Order de ‘Blue Monday’ o ‘Technique’. Sumner se puso al frente de lo que quedaba de Joy Division y, en primera instancia, hizo lo único que sabía hacer: reinterpretar las canciones que ellos también habían creado pocos meses atrás. Y qué mejor elección que ‘Ceremony’, donde Sumner se veía capaz de acercarse al tono de Ian Curtis. Pero la tarea no era en absoluto sencilla, y New Order tuvieron que grabar dos versiones diferentes en un mismo año para dar con el resultado exacto que tenían en la cabeza. La ‘Ceremony’ que hoy conocemos y que tanto nos fascina fue grabada en septiembre de 1981, pero seis meses antes, en marzo, el grupo se había metido al estudio para grabar y publicar (en 7 pulgadas) una canción aún demasiado deudora de Joy Division. Tanto que el propio Martin Hannett estuvo al mando de la producción y que el single fue publicado al abrigo de Factory Records.
Aquella versión, donde se aprecia a Ian Curtis cantar desesperadamente sobre el escenario, sigue siendo hoy un documento sonoro repleto de simbolismo, en tanto que supone la última pieza que Curtis grabó en vida. La calidad es muy baja, dadas las circunstancias de la época y del grupo, y las primeras estrofas apenas se perciben entre la maraña de ruido ambiental, guitarras mecánicas y platillos. Las otras dos grabaciones de Joy Division —dos demos, una de ellas publicadas en el recopilatorio Heart and Soul— pecan de los mismos defectos, aunque no fueran versiones en directo.
En noviembre de ese mismo año publicarían su disco debut, Movement. ‘Ceremony’ no sería incluida. New Order ya habían compuesto canciones que, siguiendo la obvia estela de ‘Ceremony’, eran propiamente suyas. Movement fue un extraño debut: New Order jamás retomarían la senda de aquel post-punk puro, y optarían por explorar los sintetizadores, la pista de baile y sonidos más hedonistas. No serían el mismo grupo, y tampoco era necesario. Todo lo que tenían que legar como estertor final de Ian Curtis lo habían condensado en Movement, pero especialmente en ‘Ceremony’.
El concierto de Birmingham sería publicado íntegramente en octubre de 1981 en el disco recopilatorio Still. Un año antes de que esta referencia saliera a la luz el resto de miembros de Joy Division, con Bernard Sumner y Peter Hook a la cabeza, habían decidido romper con su grupo original y continuar por su cuenta. Fue una decisión enormemente acertada, y para su nuevo proyecto decidieron bautizarse como New Order. Poco después, en la primavera de 1981, publicarían su primera referencia discográfica de la cual cimentarían un proyecto mucho más exitoso que su predecesor.
Cómo entender sino que fuera precisamente aquella canción la piedra de toque, la despedida final, el homenaje póstumo. Cómo no entrever en las secas estrofas que pronuncia Sumner mensajes enviados por Curtis. Cómo no emocionarse repitiendo hasta la saciedad “watching love grow, forever”, cómo no imaginar a Curtis, devastado por dentro, dibujar un futuro de esperanza, de amor que él no disfrutaría. Cómo no pensar en Curtis luchando contra el mundo, contra sus propios demonios, cuando Sumner canta: “oh, I’ll break them down, no mercy shown, heaven knows, it’s got to be this time”.
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23 Años de Loveless
23 años de Loveless Por Dani Nieto
Loveless (1991)
Veintitrés años han pasado ya. Veintitrés años desde que, en noviembre de 1991, viera la luz uno de los discos más influyentes, tal vez el que más, de las dos últimas décadas: Loveless, de los irlandeses My Bloody Valentine. Un mes antes veía la luz Nevermind de Nirvana y tan sólo un par de semanas después Achtung Baby, de U2. Difícil que en un espacio tan corto de tiempo se den cita tres lanzamientos con una repercusión posterior tan importante. Por otra parte no hace falta saber demasiado del tema para saber que Loveless no tuvo el impacto comercial de los otros dos álbumes contemporáneos, pero tal vez su influencia, a día de hoy, sea más interesante en cuanto a los caminos que mostró y cómo éstos han sido utilizados por los grupos que lo tienen como referencia.
Hablar de Loveless es hablar de un extraño fenómeno musical de la Inglaterra de finales de los 80 y principios de los 90: el Shoegaze. Tal vez esté de más explicar que bajo esta etiqueta la prensa británica reunió a una serie de grupos antes conocidos como “la escena que se celebra a sí misma”, los cuales tocaban, como el propio término indica, “mirándose los zapatos” (en realidad eran sus pedaleras de efectos) y entre los que se encontraban Ride, Slowdive, Lush, Chapterhouse y por supuesto los propios My Bloody Valentine. Este sonido se inaugura con la edición del primer álbum de la banda de Kevin Shields, Isn´t Anything (si bien la etiqueta vendría un tiempo después), y Loveless supone su cima. Pero empecemos por el principio. Mucho se ha escrito sobre la gestación de este impresionante arte-
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facto musical. Ciertas cosas serán ciertas y otras no, pero parece claro que la banda formada por Kevin Shields, Colm Ó Cíosóig, Debbie Googe y Bilinda Butcher pasó dos años en el estudio dando forma a este proyecto. La tan comentada historia de que el carácter obsesivo y perfeccionista de Kevin Shields casi arruina a Creation Records también parece cierta, y con respecto a esto habría que comentar que por el estudio pasaron un buen número de productores e ingenieros de sonido para ayudar a Kevin a recrear ese sonido que tenía en su cabeza a base de un ingente número de pedales, amplis y las reglamentarias Fender Jaguar y Jazzmaster tan propias de la época, si bien el propio Kevin llegó a afirmar que muchas de estas personas se limitaron a ir a buscar el café.
NOISE Pero si uno se para a analizar la trayectoria del grupo, la sensación es que Loveless llevaba gestándose, en la cabeza de su autor, mucho más tiempo que esos dos años referenciados anteriormente. Y es que toda la carrera de My Bloody Valentine parece encaminada a conseguir ese objetivo. Desde aquel primerizo y extraño LP llamado This is your Bloody Valentine (1985) con un tal Dave Conway a las voces (una especie de Elvis trasnochado sobre un fondo ruidoso y totalmente amateur), pasando por la etapa twee-pop de Sunny Sundae Smile (en mi opinión, tan interesante como breve), el acercamiento definitivo a un nuevo estilo y sonido que suponen los EPs de Strawberry Wine, Ecstasy, Feed Me With Your Kiss o You Made Me Realise (¿el mejor EP de la historia del rock?) y finalmente la edición de ese hermoso campo de pruebas que supuso en 1988 Isn´t Anything. Para 1990 y comienzos de 1991, intercalados con la grabación de Loveless, los EPs Tremolo y Glider ya muestran algunos temas del futuro LP (Soon, To Here Knows When) y anticipan la evolución del sonido de Isn´t Anything, el cual se muestra más depurado y con muchos más matices añadidos a las clásicas distorsiones. Y por fin llegamos a ese noviembre de 1991 en el que se edita Loveless, un álbum que pudo resultar (y seguirá resultando) extraño para muchos, un álbum de difícil acceso y poco agradecido en primeras escuchas, pero que se va abriendo ante el oyente, dejando fluir sus infinitos surcos, su magia onírica y todos los mundos a los que puede transportarnos. Poco importa de qué hablen los textos, susurrados y escondidos tras un muro de delays y reverbs magistralmente fusionados con distorsiones (lo más extendido por la red es que en directo Kevin utiliza una Marshall Shredmaster, tal vez para hacer de sus conciertos una experiencia más asfixiante, pero en estudio utilizó muchas más, con diferentes tonalidades y, en su constante afán de experimentación, mezcladas con todo tipo de efectos). Las voces son un instrumento más dentro del collage sónico que nos ofrece la banda y apenas podemos discernir de qué hablan Kevin y Bilinda. Sus susurros están ahí tan sólo para hacernos “sentir”, más que para contarnos una historia, y contribuyen a la sensación de que éste es un disco espacial, la perfecta banda sonora de un sueño sensual, etéreo y por momentos alucinado, un sueño del que, al despertar, apenas podemos describir nada y que, como un perfume, volverá a estar con nosotros cuando volvamos a pulsar el botón de play. Analizando los momentos magistrales del LP –es decir, sus 11 canciones- tenemos el ya clásico comienzo de ‘Only Shallow’, con esa batería que en muchos tramos del álbum no es real, sólo samplers (debido a que Colm O´Ciosoig se perdió buena parte de la grabación por enfermedad), los loops de lo que podría llamarse “estribillo”, la sensación de que los acordes se disgregan, quedan anclados y se mezclan con los siguientes y el omnipresente zumbido, un zumbido dulce eso sí. La canción realmente resume Loveless y debió ser todo un puñetazo en la cara de más de uno hace 20 años. ‘Loomer’ resulta ser una dulce canción pop bajo un mar de distorsión que la ahoga y nos la devuelve en forma de viaje lisérgico. El extraño interludio ‘Touched’ es la aportación en solitario al disco del anteriormente citado Colm O´Ciosoig, y entronca perfectamente con la belleza inabarcable de ‘To Here Knows When’,
De izquierda a derecha: Colm Ó Cíosóig, Bilinda Butcher, Debbie Cooge y Kevin Shields Foto: movethatjukebox.com
la canción en la que más podemos preguntarnos si lo que suenan son guitarras, synths o el mismísimo océano pasado por un filtro de reverberación. Tras la calma llega la que para mí es cima del disco y una de las canciones más importantes de los 90, ‘When You Sleep’ es un clásico moderno en toda regla, las voces parecen estar más claras por una vez y el tempo se hace más vivo. El antológico riff (y que se note que lo pongo con comillas) que sacude la canción hace el resto. I Only Said comparte estructura con la anterior y de hecho la banda se inventa otro riff que conduce el tema en sus dos últimos minutos sin apenas variación. Y es que Loveless es un disco simple en el fondo aunque obviamente no en la forma, sus estructuras son sencillas e incluso puede sonar repetitivo, pero eso forma parte de la ecuación. ‘Come in Alone’ y ‘Blow a Wish’ (más distorsionada la primera y más dulce la segunda, con preciosa interpretación vocal de Bilinda incluída) son el perfecto ejemplo de que éste es un álbum que deja huella sin que nos demos cuenta, ya que es difícil revivir las sensaciones que producen si no es sumergiéndonos en ellas con atención. ‘Sometimes’ es el punto de partida de Billy Corgan para crear Siamese Dream y eso ya es decir mucho. Infinita sensación de tristeza y desazón en la voz lánguida de Kevin Shields y otra canción para la eternidad. ‘What You Want’ vuelve a aumentar el tempo y parece introducir líneas de teclado (aunque cualquiera se fía de sus oídos aquí) a la vez que su relajado final nos introduce en ‘Soon’, último coloso y ascensión final de una etapa con llegada en alto. El tema que cierra el LP es casi bailable y
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está guiado por una estupenda sección rítmica, aderezada por los clásicos susurros y por ese riff que Kevin parece inventarse para que cada una de las canciones más accesibles del álbum puedan ser reconocibles, lo cual da más importancia al hecho de que las voces son sólo un instrumento más. Y aquí acaba el disco, ¿o no?. Pues parece claro que no. Una nueva escucha nos lleva a descubrir nuevos matices, a preguntarnos cómo sería tal o cual canción que no llegamos a recordar del todo y, por encima de lo demás, a reconocer con cierto desasosiego que un álbum tan calculado, tan original, tan redondo, no puede tener un sucesor. Sólo nos queda reconocer que la obra de Kevin Shields, al menos en lo que se refiere al mundo del Shoegazing, está acabada y que sólo nos podemos contentar con que algún día nos vuelvan a ofrecer esos tapones para los oídos que se reparten en los conciertos del grupo, tapones que obviamente rechazaremos, porque somos hijos del ruido, de este ruido divino. My Bloody Valentine fueron la punta de lanza de un movimiento que sacudió la escena musical británica en los últimos 80 y primeros 90. Alejado del baile y el hedonismo de la corriente Madchester -de la que fue contemporáneo- y de los estribillos pegadizos del brit-pop que le sucedería en el tiempo, los grupos de Shoegazing enterraban, entre mil capas de distorsión y efectos, grandiosas canciones pop.
23 Años de Loveless 1990 - Ride: Nowhere En el podium del género para la gran mayoría de aficionados, Nowhere es, a día de hoy, todo un clásico de culto que sin embargo debió ser la banda sonora de toda una generación. 1990 - Pale Saints: Comforts of Madness Pale Saints aunaron, en su primer largo, toda la gama de colores, sonidos y formas que podía mostrar el shoegaze. El resultado es un álbum algo más deslavazado que los Loveless, Souvlaki o Nowhere, pero igual de interesante. La rabia de Way the world is y You tear the world in two se mezcla con la calmada experimentación de Sea of Sound y el pop de Language of Flowers. Además, es el disco que contiene Sight of You, otra cumbre shoegazer. 1990 - Lush: Gala Otro de los iconos de la época, sin duda uno de sus iconos más representativos que con álbumes como Gala sentaron las bases de un movimiento para entonces en pleno auge. 1991 - Chapterhouse: Whirpool Creo que puede bastar con decir que Breather y Pearl suenan a 1991 y resumen todo un estilo musical. 1992 - Spiritualized: Lazer guided melodies Tras la aventura psicotrópica de Spacemen 3, Jason Pierce se desmarca con Spiritualized, nuevo proyecto, menos rabioso, pero igual de original y psicodélico. Disco hermoso y piedra angular del dream pop. 1992 - Band of Susans: Love Agenda Band of Susans exploraron la vertiente más ruidosa del género. Sin las atmósferas que sí caracterizaban a otros grupos de la escena, Love Agenda supone una visita al lado más salvaje del shoegazing.
Contemporáneos: A continuación se nombran algunos de los discos más representativos del género del Shoegazing: 1985 - Jesus & Mary Chain: Psychocandy Primera piedra para la creación de un género musical. Tremendas canciones pop sepultadas por montañas de ruido. Originalidad a raudales y mucha mala leche. Mágico. 1986 - Spacemen 3: Sound of confusion El hermano maldito de Psychocandy. Una auténtica locura. Rabioso a la par que psicodélico, The Sound of Confusion es un shoegaze sin control gestado mucho antes de que el género existiera como tal.
1988 - Sonic Youth: Daydream Nation Héroes del rock alternativo de los 80 y 90 en EEUU, este disco inabarcable es su gran obra y tal vez uno de los más influyentes de la historia del rock. Por su condición de adalides del noise rock tienen su hueco en este apartado de precursores. 1988 - Galaxie 500: Today El clásico disco mega-influyente grabado con cuatro duros por unos tipos que no parecían tener mucha idea del tema. La mítica producción de un tal Kramer y el final de Tugboat son pilares en los que sustentar un artefacto tan logrado.
1987 - The Pastels: Up for a bit with The Pastels The Pastels, junto con The Vaselines y los grupos de Sarah Records, son la influencia pop del shoegazing. Amateurs y con unas voces que no son gran cosa, contaban con un encanto fuera de toda duda que los hizo objeto de culto.
1988 - My Bloody Valentine: Isn’t Anything Para llegar a Loveless, Kevin Shields utilizó como puente varios EP’s y este Isn’t Anything, una especie de Loveless a lo bruto, algo menos cohesionado que su célebre hermano mayor, pero muy disfrutable también. Tal vez el hecho de que un 90% de aficionados al género lo escuchara tras el trabajo más famoso de la banda le reste impacto.
1988 - Cocteau Twins: Blue Bell Know Se podría hablar casi de cualquier disco de Cocteau Twins como influencia para el shoegazing, pero tal vez éste, por tener una mayor presencia de guitarras y por su carácter ensoñador, es el que mejor podría encajar aquí. Los efectos y el tratamiento de guitarra y bajo por parte de Robin Guthrie y Simon Raymonde son la antesala del trabajo perfeccionista de Kevin Shields en Loveless.
1989 - Telescopes: Taste Telescopes tomaron como base el sonido que 3 años antes facturaran Spacemen 3 en su Sound of Confusion y crearon un álbum espinoso, rudo e hiriente para los oídos del oyente. Taste es un compendio de ruido, oscuridad, crudeza y guitarras afiladas. Estos chicos tenían bien aprendida la lección que nos dejó European Son de la Velvet o Upside Down de los Mary Chain.
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1993 - Slowdive: Souvlaki El otro peldaño del Top 3 (que cada uno ponga su orden) siempre ha correspondido al álbum que Slowdive se sacaron de la manga en 1993. Con la ventaja de conocer el trabajo de My Bloody Valentine y Ride, los de Reading se marcaron el que para el que escribe es el disco cumbre del shoegazing. Alison, Machine Gun, 40 Days, Dagger y ante todo la inmortal When the Sun Hits así lo atestiguan. 1993 - Adorable: Against Perfection Adorable significaron la par te más accesible de la escena, la épica de Glorious, Sunshine Smile o Homeboy deja clara la intención del grupo de arrasar, algo que no consiguieron. Al menos les salió un auténtico discazo. 1993 - Catherine Wheel: Chrome Siempre referenciados en las listas de grupos de aquella época y género junto a los grupos ya mencionados y otros como Swerdriver o Lush, Catherine Wheel siguen siendo una banda semi-desconocida sin el prestigio de unos My Bloody, Ride o Slowdive. Tal vez han pasado demasiados años para que Chrome se convierta en clásico de culto, pero sería lo justo. 1993 - The Verve: A storm in heaven Aunque poco pueda parecer al escuchar el disco por el que llegaron a la fama (en opinión de un servidor, merecidamente), The Verve fueron un día auténticos shoegazers con un marcado toque psicodélico.
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Entrevista a
Mark Burgess Bueno, realmente la vida nos puede dar sorpresas agradables y satisfactorias. Nunca imaginé que allá, por el lejano 1986, año en que conocí por primera vez a la banda de culto The Chameleons, y que escuché Script Of The Bridge, disco que realmente marcó en mi vida, iba a llegar el día en que tenga la suerte de hacer una entrevista a Mark Burgess, vocalista y bajo de The Chameleons. Desde aquella época soy un gran admirador y seguidor, y por supuesto allí incluyo los proyectos como solista de Burgess así como sus grupos paralelos. Noise: Para comenzar, me gustaría empezar esta entrevista con su historia. ¿Cómo nació la idea de formar The Chameleons? Mark Burgess: Como es natural, se desarrolló a partir de dos bandas. Tenía una banda punk llamada The Clichés, sólo para divertirnos, pero no había nada serio. Dave y Reg tenían una banda llamada Years y estaban bastante compenetrados. Despedimos a nuestro batería y no podíamos encontrar a otro, y luego el guitarrista se mudó a Oxford. Dave y Reg asistieron a nuestros primeros conciertos y a unos cuantos ensayos, me vieron tocar y me pidieron que formara una banda con ellos. Esa fue The Chameleons. John se unió cuando realizamos una audición para nuestra primera Peel Session. N: Cuéntanos sobre los primeros años de la banda. MB: Bueno, fueron una montaña rusa. Grabamos la Peel Session y al día siguiente nuestra vida cambió por completo para siempre. Tenía a Virgin Records y Virgin Publishing en el teléfono; tuvimos muchos conciertos en Londres, nos reunimos con los directores más famosos, firmamos con CBS, abrimos los conciertos a U2, Killing Joke, entre otros. Tenía un equipo bastante decente. Trabajamos con Steve Lillywhite. Sacamos un gran single. Fuimos despedidos. Firmamos con un sello independiente. Tocamos en Estados Unidos. Fue una experiencia a lo montaña rusa. Foto: commons.wikimedia.org
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N: ¿Conociste a Adrian Boreland? ¿Cómo era él? MB: No conocí a Adrian hasta los años 90, cuando un amigo en común nos presentó. Luego nos hicimos amigos y toqué en uno de sus proyectos paralelos, The White Rose Transmission. Yo estaba esperándolo en Alemania para realizar una gira para promocionar el álbum cuando me dieron la noticia. N: A lo largo de tu carrera has trabajado con gente maravillosa. ¿Puedes contarnos alguna anécdota? MB: Bueno, yo no he trabajado con un gran número de personas, pero sí me he encontrado con algunos. Creo que mi anécdota favorita fue la del día que robamos el auto de New Order para ir al aeropuerto. Estábamos caminando fuera del hotel donde estábamos alojados. Un sujeto uniformado vio las guitarras y nos dijo: “¿Son ustedes la banda de Manchester?” Así que, naturalmente, le dijimos, “sí”. Estábamos a mitad de camino al aeropuerto matándonos de risa en su limusina antes que el conductor se diera cuenta de que acababa de recoger a la banda equivocada. N: Con The Sun and The Moon lograste grandes discos. Entonces, ¿por qué no continuaron con la banda? MB: Bueno, porque yo no quería hacer un álbum que sonaba como una versión más débil de la que hicimos antes. Yo quería hacer algo diferente, así que decidí ir en diferentes direcciones. N: ¿Cómo fue trabajar con John Peel? Háblame de esa experiencia. MB: Bueno, sólo lo vi un par de veces. Era un gran conversador. Tenía los pies bien puestos a la tierra. Era un gran amigo. Pero no pasaba el tiempo con las bandas. Si le gustaba, los reservaba para un show. Tuvimos mucha suerte de que a él le gustáramos tanto. Lo único que queríamos era estar en su programa. No estábamos pensando en nada más allá de eso realmente.
Entrevista a Mark Burgess N: Cuéntanos cómo surgió la idea para el libro View from a Hill: The Chameleons UK. ¿Fue un proceso sencillo?
N: Para mí The Script of Bridge es un tipo de joya, y quiero saber quién fue el responsable de esta reedición tan hermosa en larga duración.
MB: Bueno, en 1990 tuve a la idea de querer saber todo sobre las jodidas computadoras de escritorio, así que compré una Mac y empecé a escribir. Debo haberlo mencionado en una entrevista o algo así, porque empecé a recibir cartas en las que me preguntaban cuando iba a publicarse el libro. Así que tuve periodos de tiempo en los que escribía un poco más. Entonces a mi padre se le diagnostica una enfermedad terminal y decidí terminar el libro y sacarlo mientras tuve tiempo. Lo leyó al final y le encantó.
MB: Fue mi idea. Yo quería hacer eso. En nuestro 25° aniversario no conseguimos una edición en vinilo y eso me puso muy triste. Me metí en esto para hacer discos, tengo una pasión hacia ellos tan fuerte que nunca quedé realmente satisfecho con los CD’s. Así que empujé a Blue Apple Music a hacerlo. Me puse en contacto con Guy Massey porque él nos había citado como una influencia y le dije que no teníamos dinero, pero que queríamos hacerlo. Él se ofreció a hacerlo de forma gratuita y reservamos un par de días en Abbey Road.
N: ¿Habrá más sorpresas con las reediciones de LP’s? MB: En realidad no hay nada más que podamos hacer. Geffen no nos dejar remasterizar y re-editar Strange Times por alguna razón. El año que viene voy a hacer una edición en vinilo del disco de Invincible, “Venus”. Pero ahora mismo estoy concentrado en un nuevo disco. N: ¿Cómo consideras esta nueva etapa de Chameleons Vox? MB: Lo estoy disfrutando mucho, es sólo crecer y crecer. Espero que se enganchen con el nuevo material. Una vez que empecemos a tocar, entonces
Chameleons Vox en vivo, 2013. Foto: line-production.tv
podremos seguir creciendo. Si no, voy a seguir lo que estoy haciendo y ChamVox se convertirá en una cosa de solo de vez en cuando, pero creo que vamos a ser capaces de continuar con esto durante un tiempo más por lo menos. N: ¿Cuáles consideras tus influencias musicales más fuertes? MB: No hay una sola respuesta a esta pregunta. He estado escuchando música desde los 4 años, y la he comprado desde los 8 años. He sido influenciado por diversas bandas de diferentes décadas desde entonces, y sigo siendo influenciado. No se puede no ser influenciado por lo que sucede a tu alrededor, hasta cierto punto.
N: Actualmente, qué música estás escuchando? ¿Alguna nueva banda te ha gustado? MB: Sí, pero no me gusta decir nombres. N: Se han reeditado Why Call it Anything y Dreams on Celluloid. ¿Qué sorpresas traen estas reediciones? MB: No sé, yo no tengo las mías todavía, ja ja. N: Como despedida, ¿puedes dar un mensaje a nuestros lectores? MB: Manden a la mierda el pasado, abracen el futuro, pero vivan el AHORA…
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Foto: mdjphotography.com