Carnaval de Color

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CARNAVAL DE COLOR

Bibliografía: Carnaval de Barranquilla, La fiesta sin fin.

Fundación Carnaval de Barranquilla, 2011.

Fotógrafo: Bernardo Hernández Sierra

Producción: Kajota

Impresión: Color Líquido

Medellín, 2018

Bernardo Hernández Sierra, nació en Corozal, Sucre. Es ingeniero electrónico con especialización en derecho de las telecomunicaciones. Aficionado a la fotografía desde hace más de 12 años. Pertenece al Club Fotográfico Medellín desde el año 2007 y actualmente es miembro de su Junta Directiva.

Su tema preferido es la naturaleza, principalmente aves y paisajes. También ha explorado la fotografía de calle y la deportiva.

Ha sido premiado y finalista en más de 40 concursos fotográficos a nivel nacional e internacional, entre ellos:

- Concurso Fotografía Ambiental “CorpoCaldas”, primer lugar categoría Flora, 2016 y 2017.

- Concurso internacional Metro Photo Challenge, primer lugar (Colombia) categoría “Nuestros Colores”, 2017.

- Sony World Photography Awards (SWPA), ganador Premio Nacional, 2018.

Bernardo actualmente vive en Medellín y firma su trabajo fotográfico como “Berches”

Instagram: @berches

Facebook: @berches.photo

www.berches.com

El Carnaval de Barranquilla es la expresión festiva más grande e importante de Colombia y fue declarado por la Unesco en 2003

“Obra maestra del Patrimonio oral e inmaterial de la humanidad”.

Este acontecimiento cultural es una fiesta viva, condición que le imprime dinamismo propio. Como todos los carnavales del mundo, el de Barranquilla posee una identidad gracias a la diversidad de aportes culturales que contiene, hecho que hace de él una expresión folclórica de gran riqueza.

Una de las manifestaciones más significativas en el Carnaval de Barranquilla es la cumbia. Es uno de los bailes más antiguos del Caribe colombiano, y uno de sus emblemas más preciados. En el caso de la Cumbiamba, se trata de un conjunto de parejas bailadoras de cumbia que bailan acompañadas de un grupo musical que interpreta el ritmo del mismo nombre.

Algunas escuelas de danza o folclor han revitalizado muchos temas de disfraces tradicionales con ideas llenas de fantasía, lo que ha permitido una vinculación efectiva con propuestas contemporáneas escenificadas en la calle, llenas de esplendor musical, coreográfico y de vestuario.

El Carnaval es como mil obras de teatro en un solo escenario, en el cual miles de actores quieren de diferente maneras expresar sus represiones y ocultando bajo la mágica máscara, la cara cotidiana. Es también la máscara lo que se quiere ser en lo profundo del subconsciente: un rey, un guerrero, un payaso o una fiera.

La Danza del Garabato simboliza los opuestos, la vida y la muerte, expresión universal de carnaval. Garabato es el nombre dado al palo de madera con forma de gancho en uno de sus extremos, que lleva colgadas unas cintas de colores rojo, amarillo y verde (colores de la bandera de Barranquilla), y que llevan los integrantes masculinos de la danza. Las parejas bailan al son de la música propia de la danza, el ritmo de chandé.

La Reina del Carnaval es la más feliz, la que mejor se mueve, la que no se cansa, la que encarna mejor que nadie la fortaleza de la mujer barranquillera, que puede bailar y sonreír en tacones por doce horas seguidas sin quejarse. Su belleza se funda en una presencia, en un modo de bailar y de reír, en una apropiación del cuerpo que seduce más al corazón que al ojo.

La celebración barranquillera siempre ha sido una buena oportunidad para conocer la idiosincrasia de los habitantes del Caribe colombiano. Allí, a modo de filosofía festiva, los participantes ejercitan la extroversión, la espontaneidad y la alegría propias de las gentes de la región.

El Carnaval es un evento que recoge innovaciones y aportes originales, como los disfraces zoomorfos propios de la fauna americana, y las máscaras de madera —herencia de la cultura africana—, ya no con representaciones de elefantes o leopardos, sino de animales existentes en este territorio, como chivos y toros.

Por el número de participantes, y por su despliegue de música, colorido y derroche estético en disfraces, diseños, adornos con brillantes, plumas y accesorios, los grupos de fantasía, poco a poco, se fueron convirtiendo en un fenómeno popular de participación en el Carnaval.

Los disfraces pueden inspirarse en motivos locales y con frecuencia lo hacen a partir de imágenes o situaciones observadas en la televisión, en el cine y en los medios de comunicación, lo que da paso a la creatividad y a la crítica social.

La Danza del Congo es una de las más tradicionales del Carnaval de Barranquilla y es una danza callejera que recrea las tribus guerreras del Congo (Africa). La conforman parejas de hombres que van improvisando con su baile, acompañados de un grupo de mujeres. Los hombres visten pantalones y camisas largas de colores vivos, adornadas de accesorios, además del vistoso turbante cilindrico adornado en flores y una cola larga que llega a los talones.

El desfile la Gran Parada de Fantasía es llamado así por el número de participantes y por su despliegue de música, colorido y derroche estético en disfraces, diseños, adornos con brillantes, plumas y accesorios. Los grupos de fantasía, poco a poco, se fueron convirtiendo en un fenómeno popular de participación en el Carnaval.

Barranquilla es el centro urbano más importante de la región Caribe colombiana, y la celebración de su Carnaval es un acontecimiento social y cultural. Encontramos en él danzas y manifestaciones musicales y plásticas originarias no sólo de Barranquilla, sino de las diferentes subrregiones culturales del Caribe colombiano.

El Rey Momo es uno de los personajes centrales que presiden el Carnaval de Barranquilla, siendo la contraparte masculina de la Reina del Carnaval, a quien acompaña en las distintas actividades y desfiles. Tiene su origen en el dios griego del mismo nombre, que presidía la burla y el sarcasmo, hijo del Sueño y de la Noche.

Los expresivos rostros, los imaginativos disfraces y máscaras de esta multitudinaria fiesta con su coreografía de intensos y serpenteantes colores, hacen parte de este gran carnaval del Caribe colombiano.

Entre los disfraces ingeniados por los barranquilleros con el propósito de camuflarse, ninguno tan hermético como el de monocuco. La ancha

túnica de satín borra las formas del cuerpo, por lo cual es imposible saber si quien va adentro es un hombre o una mujer. Luego, para tapar el rostro, están la capucha y el antifaz.

Los disfraces son los símbolos por excelencia de todos los carnavales del mundo. En el de Barranquilla existen diferentes tipos: individuales y colectivos, de fantasía, representativos de animales, de personajes, y aquellos que, en cierta forma, recogen ese humor satírico, crítico y burlón, propio del caribeño colombiano.

BERNARDO HERNÁNDEZ SIERRA

Instagram: @berches / Facebook: @berches.photo / www.berches.com

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