LOS BAJOS FONDOS DEL CIELO

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LOS BAJOS FONDOS DEL CIELO Bernardo Rafael Álvarez

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Los bajos fondos del cielo

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Bernardo Rafael Álvarez

LOS BAJOS FONDOS DEL CIELO

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Los bajos fondos del cielo © Bernardo Rafael Álvarez © Cactus Editores Pacasmayo 516 – 301, Callao, Perú 2007 Foto de portada: Puerta de ingreso de lo que fue el Wonny en el jirón Belén, Lima. Hecho el Depósito Legal en le Biblioteca Nacional del Perú Nº 2007-06981

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CONTRAPOETICA DE BERNARDO RAFAEL ALVAREZ 1

Durante el verano de 1974 el panorama urbano de Lima se presentaba dorado bajo un sol esplendoroso. Las reformas del gobierno del general Velasco cambiaban el viejo rostro oligárquico del país. Se vivía una intensa pasión política que –por supuestoalcanzaba a la poesía. En el centro de aquella marejada social – representada básicamente por la avalancha migratoria andina del campo a la ciudad de Lima y la emergencia de nuevos sectores populares- había estado el movimiento Hora Zero, fundado en 1970. Quien redacta este documento era uno de aquellos provincianos trasladado a la capital para seguir estudios de Literatura en San Marcos. A pocos días de mi llegada a Lima y mientras deambulaba entre el Parque Universitario, La Colmena y la Plaza San Martín decidí acercarme al kiosco de libros de Don Néstor Jáuregui sito frente al mencionado parque. Allí uno podía encontrar todas las últimas novedades en poesía. Mientras me deleitaba –digamos- con el recién salido número de Haraui o la primera re-edición de Reinos por La Clepsidra, noté a mi costado a un joven de lacio pelo largo que hacía lo mismo; es decir, chequeaba poesía. Embluyinado, en polo y con la reglamentaria peluca de la época Bernardo Rafael Álvarez volteó a mirarme y desde entonces empezamos una conversación que ya viene durando 33 años. Lógicamente hablamos de nuestras vidas hasta ese instante. Me enteré que venía de Pallasca –en la sierra de Ancash- tenía 19 años y estudiaba en la Universidad Villarreal. El supo que yo era

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de Piura, contaba 17 y estaba en proceso de traslado a San Marcos. Luego –era imposible no hacerlo- conversamos sobre Hora Zero. Recuerdo que nuestra actitud era crítica al respecto, pero se notaba en ambos una íntima admiración por aquel movimiento de jóvenes poetas radicales. Caminamos hasta la Plaza San Martín y allí nos despedimos. Un tiempo después –en otro de mis walks cotidianos por el cercado- visité a mi amigo Jáuregui en su puesto y lo primero que me mostró fue un delgado volumen poético denominado Aproximaciones & Conversaciones firmado por Bernardo Rafael Álvarez. Emocionado al ver el nombre del joven poeta que yo acababa de conocer le metí el diente al toque y me gustó su fresco tono coloquial emparentado a la onda verasteguiana de En los extramuros del mundo – en el tema amoroso y la línea lírico-urbana- pero sobre todo por el desarrollo experimental de Intihuatana O’clock el largo texto final del libro. Sentado en un bussing de la 59-A leí en la contratapa que Bernardo decía: “No pertenezco a ningún movimiento, pero trabajo con Hora Zero”. Luego me enteraría que esto se refería a su muy cercana relación con Juan Ramírez Ruíz –uno de los fundadores de HZ- a quien solía frecuentar. Pero lo dicho era en verdad una metáfora, ya que HZ a la sazón se había diluido y ya no existía como entidad organizada desde la aparición del tabloide de marzo de 1973. Por su lenguaje la opera prima de Álvarez podría vincularse a la de quienes conformarían la segunda promoción horazeriana, presentada justamente en dicho tabloide, o sea: Alberto Colán, Eloy Jáuregui, (que aún no han publicado libro), César Gamarra, Rubén Urbizagástegui, Elías Durand, Yulino Dávila, Angel Garrido (todos con obra édita) e Isaac Rupay, fallecido en plena juventud en abril de 1974. La única mujer en esta onda sería Enriqueta Beleván con su poema Para encontrarte en una plaza de Lima publicado en el Dominical de El Comercio y recogido en sus Poemas al estilo de una pintura ingenua. En cierto modo podría

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relacionarse a esta nómina otro grupo –generacionalmente cercano aunque no perteneció a HZ- conformado por Guillermo Falconí (inédito also) Juan Carlos Lázaro, Fredy Roncalla, Armando Arteaga y Oscar Aragón. Y también Luis Alberto Castillo, Enrique Sánchez Hernani y Jorge Luis Roncal. Toda ésta órbita poética (hablo del primer momento de la creación de estos autores) provendría del tono lírico-urbano acuñado por la obra de José Cerna Bazán y principalmente Enrique Verástegui, ambos al interior de HZ en 1970-71, en patente diferenciación con la línea – digamos- épico-ciudadana que representarían los primeros libros de Jorge Pimentel, Juan Ramírez Ruíz o Feliciano Mejía. Otro buen poeta –de esta primera época fundadora horazeriana- como Jorge Nájar tendría fuentes diversas. 2 Ahora estamos en 1977 - 79 y otra vez una gran agitación político-social sacude el país. Pero ésta vez no son las reformas de Velasco, sino justamente el desmontaje de todas ellas realizado por la dictadura militar fascistoide (al modo del Chile de Pinochet) del general Morales Bermúdez, lo que ocasiona el descontento popular y la intensa revuelta callejera, cuyo punto más alto fueron los paros generales del 19 de julio de 1977 y del 22 y 23 de mayo de 1978. La dictadura militar acorralada convocaría Asamblea Constituyente y elecciones generales para 1980. En este ambiente de agudo enfrentamiento de clases me encontraba una tarde en la azotea del local de la Asociación Educativa Tarea en cuya revista del mismo nombre trabajaba el poeta José Cerna Bazán. Hablábamos de poesía y política. En dicha oportunidad Cerna me mostró con algarabía un poema denominado K presuntamente dedicado a Kafka, pero cuyo fraseo y resonancias entusiasmaban a José, por su dimensión órfica en el plano del lenguaje y su bien

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lograda perspectiva política. El autor del poema era Bernardo Rafael Álvarez, quien reaparecía por los predios literarios con esa entrega que –por supuesto- salió en uno de los números de Tarea en esa época y es la composición que abre Dispersión de cuervos segundo libro suyo publicado recién en 1999. Aparte de unos textos publicados en La tortuga ecuestre Álvarez se había borrado del panorama desde circa 1974. En los días de K circuló un poco por el Wony del jirón Belén, pero luego vuelve a desaparecer por casi todos los años 80. Y ya en los 90s otra vez lo encontramos en la bohemia de Quilca. ( Killka con agua de luz o luz líquida de cebada –dice en un verso del libro que motiva esta nota introductoria). Me contó que había formado familia y se había ido a vivir –y a luchar- a Cantogrande (Dos en el paraíso del canto grande reza otro verso). Para mí –en lo personal- fue una gran satisfacción volver a ver al viejo amigo de los poéticos y juveniles inicios. Y entonces retomamos la primera conversación y vendrían las infinitas noches eternas de Las Rejas, Bar de los Recuerdos, Chino Felix, Cholo Tino, Salinas & Marina, Mamani Pub, Galileo, Camaná, Las Pancitas, Rocola, Don Lucho, China Sarita, el estelar Queirolo y al final El Averno. Recuerdo especialmente los días de mediados de la década cuando con Carlos Jallo y Teófilo Gutiérrez lanzamos el único y solitario número de Killka Blues y Bernardo era uno de los más entusiastas colaboradores. Como quedó dicho, en 1999 lanzó Dispersión de cuervos cuyo lenguaje parece ser una antesala de la obra que ahora nos ocupa. 3

Los bajos fondos del cielo es un libro que –desde el título- nos anuncia su procedencia. Estamos ante una poética del lado sórdido y oscuro de la realidad. Pero que –simultáneamente- nos informa

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de una belleza contenida en él. O mejor dicho: aún en el cielo (en la paradisíaca belleza) hay bajos fondos, miseria, lugares difíciles, turbios, lumpen. Y más claro todavía: aquellos terribles sitios son también hermosos o pueden serlo a través del ojo y la sensibilidad del poeta: Dentro del hedor / También mora la luz afirma. Y es que desde Baudelaire –como lo explica muy bien Hugo Friederick en su notable Estructura de la lírica moderna- ya no sólo lo apariencialmente bello puede ser sujeto de la poesía, sino hasta lo más feo, bajo, degradado e incluso repulsivo (la famosa carroña baudeleriana) serán dignas de la transformación poética. Este cambio de conceptualización revolucionó la poesía de Occidente y abrió un extraordinario cauce para su desarrollo hasta las Vanguardias europeas y latinoamericanas, así como el Modernism y la New Poetry anglo-sajonas. Y por supuesto el Conversacionalismo hispanoamericano. En esta magnífica tradición se sitúa la obra de Bernardo Rafael Álvarez, un poeta peruano nacido en los Andes ( olor a romero en la iglesia de San Juan Bautista de Pallasca ) cuya migración a Lima, la horrible, lo enfrentará a una salvaje lucha por la vida, en la que primeramente tendrá que conquistar un lugar para él y los suyos: Para asegurar la posesión de mi territorio y lo orino –como el can callejero- y tenga que comer pan crudo pan crudo pan crudo crudote –así con esa voz coloquial- aunque luego nos diga con la convicción de un poeta post-moderno: En realidad yo no pertenezco a nada. Más allá de la intertextualidad vallejiana o martínadanesca – presentes en el libro- la voz de Álvarez se alza en medio de un mundo en estado descomposición Como agua clara / Desde las alcantarillas y construye imágenes mixtas, es decir, tomadas de la realidad o de la literatura pero fusionadas en un nuevo sentido poético, por ejemplo veamos estas adjetivaciones: bodega adiposa o Maldoror grotesco y este verso que es todo un planteamiento la

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utopía que no es una isla / ni un pedazo de pan o la rosa de teoría (que es la de Adán en este caso) o la plasmación mística Santa Rosita y sus tormentos zumbando en una gota de rocío. Así este lenguaje deviene crítica del entorno contradictorio: En este país / Cóncavo / Cinerario / Candoroso en el cual el poeta llega a decir Y trino / Como ave descuajeringada / Mientras la ciudad excreta / Los rigores de la sociología y los gobiernos. Es decir, una alta conciencia pública e intelectual monitorea los poemas, pero es una que lo afecta en lo personal: Nada me pertenece / excepto la llaga de la experiencia, y a pesar de la dura costra de la vida cotidiana ya que nos constata Tengo el alma de piedra pómez. Como la de toda la generación crecida por los días de la inmolación del Che Guevara en Bolivia (1967) y antes de la caída del muro de Berlín, la sensibilidad de Álvarez es de izquierda, pero con un matiz particular: mi marxismo sensorial dice el poeta y frente a la realidad nos espeta sin remilgos Agg puf plaf un eructo significando que a veces no nos queda sino un gesto de asco o una interjección y entonces la poesía se convierte en el libelo del repudio / O la belleza de las vísceras. Eso es, poesía visceral, descarnada, testimonio del caos y la putrefacción social, mental y cultural, desde donde se levanta una contrapoética que está contra toda poética, es decir por la creación de una nueva música verbal, quizá embarrada. Así entendemos que el poeta nos informe de su propio ismo denominado Acaso sucielismo y nos alcance este verso de neto corte expresionista: Una sudorosa sonata canta el carro / De la Baja Policía. Hay un poema específico sobre el que queremos llamar la atención. Se trata del texto De la Divina Hoguera por su excelente confección y la verdad que transmite. A partir de su aparente e impactante apología al mal: Mi demonio no es el de Sócrates ni el

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de Baudelaire (aunque sí lo es como vimos al principio del punto 3 de esta nota) la dicción discurre en un muy bien conseguido ritmo hasta una desgarradora verificación, su diablo le ha enseñado al poeta a lamentarme por haber nacido / y ser la carne corrupta de ningún poema. Drástica negación de la poesía y elogio de ella misma. Más adelante nos queda claro: Es mi resurrección e indulgencia / La Palabra. Y en medio de ceviche y chanfainita y de los sueños viajando en combi está el afecto: nuestra mirada se cuartea lánguida y sin malicia en el amor. Ya sea por la ternura de un vástago: He visto la sonrisa de mi hijo menor / Irreversible nutricia solar o por la amada compañera: Echo raíces sobre el asfalto / A ver si sobrevivo al fulgor de tu sonrisa. Llegamos a la parte final del poemario, titulada Cielo Raso donde quizá la violencia verbal se suaviza un tanto, a pesar del autoreconocimiento de lo que podríamos llamar nuestro ser nacional: En la raíz tuberosa de la conciencia retorcida leemos en uno de los cuatro poemas que la conforman. Y para que no quede ninguna duda de su firme adhesión a la poesía –a despecho de la contra-poética- el poeta nos entrega una especie de Ars Poeticae con resonancias de wayno andino: manzana mía / manzana mía y en donde declara enfático y escrito en peruano: Pero mi obsesión eres tú / Poesía desnuda Poesía calata. ¿Para qué más? No dudamos que con este nuevo libro Bernardo Rafael Álvarez se sitúa en un avanzado paso del desarrollo del lenguaje de Hora Zero -y por eso la caracterización que hicimos al comienzo de estas páginas- dentro del concierto de la poesía peruana que nació hacia 1970 y se prolonga hasta nuestros días. 2 + Bernardo. [Roger Santiváñez. Orillas del río Cooper, 4 de enero de 2007].

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Artículo de fe

Entre el fango y la honestidad/ oh ciudad de Lima vals de Palisandro y gallinazos (♫♫) Una voz suena oculta y me distrae: Es la conquista rencorosa de los sueños Y del plato de lentejas disputado en riña paranoica Una palabra enajenada aparece como pus Indigna e indigesta sométela al regateo del estipendio Pruébala a la Hora del Ángelus en la capilla de esteras y heces Tras los barrotes de la infamia y la filantropía Un poema es mi territorio y mi brújula ebria/ La anemia de mi vecino Agita bronquial y contagiosa sus pétalos Entre el ayuno y la letrina/ Ea! pues literata abogada nuestra vete a mirar el mar El compromiso: Escupir y escribir a despecho de la polución ambiental Y el relave de la gramática y su amoniaco Ah este oficio de albañilería hermano asno que me desgarra los Meniscos y la arteria femoral/ Dónde está la argamasa académica y su overol Acaso haya que vender el alma Al diablo/ La Cachina suelta sus perros Ladren verbos de miércoles muerdan el hueso Debajo de la ponciana Hay que venderla me dice la percudida conciencia/ venderla Todo me fue arrebatado Desde el zodiaco hasta la hoja de coca y

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Su luz de estirpes raídas y de pegamento que envilece la Garganta de la calle las horas matinales y su lucidez Inescrupulosa Excepto el silencio que subvierte como piel de pacae Y la razón que me ofusca y escuece pero me queda La carcajada sin miel/ Salvo algunas insinceridades y tropiezos mentecatos No creo en más religión que en esta: pagana metonímica e Incrédula: agua de panizara y gotas de nadería escanciada Tras la memoria de las pencas y la greda/ No miente Solo es burla prosódica y a veces miente felizmente mient e Irisada como la espuma del mar En cada maldita cesura/ Mi estornudo La poesía y su liturgia La garganta irritada Mi camino de herradura hacia una Itaca de pacotilla / Escalera al infierno en sol menor/ (Ah ciudad de Lima tumulto de pocas nueces y est iércol Y emoticones () que pueblan de soledad el bosque/ Es mi generación (Z3 ) que duerme en las calles patas arriba Eviscerada mal barateada y deshojada flor de fango Y yo soy testigo de sus esputos y de sus putas inverosímiles)

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Ensayo acerca de la soledad 0.0. Practico la soledad en mi cuarto y en medio de la gente A la manera de un torvo ritual: turbación de los sentidos y vértigo Diríase una mesa de chamán y su orfandad de lujuria y ayahuasca Al borde de un acantilado Pero el huérfano indudable soy yo y mi sombra iridiscente chilla Como la sordera/ Cuando desollada y deshollinada una verdad medio infame Brota obstinada y rumorosa bajo la cama envuelta en el hedor De los zapatos soeces casi a la altura de la boca del estómago: El presagio enervante del error y la intransigencia/ Vaga como maldición macondiana con un Discreto cuchicheo de cadenas Y un eco que se descuelga de las telarañas como goteo de metal Fundido/ llaga pobremente escudada tras el mercuro cromo Y muere sobre la almohada medio sombría Su templo vil como la usura es hogar de puercos y zopilotes Y mi carcajada solo un pedazo de pan crudo Pan crudo pan crudo pan crudo crudote Y un rostro que soporta las inclemencias de las palabras deslenguadas/ Sopla el viento como un gemido El cielo fugaz clandestino egoísta yermo es un colchón de hojarasca El agua es una caricia de odios y esputos contra mi roca impávida 1.0. Después de estropeado el imán de vísceras y su Disturbio de aguas enredadas Recuperando estoy el orden y su indisciplina

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Quiero decir la disciplina del desorden en medio del murmullo De las nubes y la sordina gutural de los chatarreros y celadores Vuelvo a ser el dueño perverso Del abismo y el desierto comprimido Y la ciencia que es un esputo insurrecto s embrado Entre obispos y vivanderas La resistencia hidrogenada de los significados Con su tenue polinización de abeja Construye una imagen nocturna de miel En el huerto exiguo de cerezos maduros Sombra tornasolada del colibrí Deyección casi naif de la supervivencia Y la dignidad restregada contra los letreros de la ciudad: Hay que vivir con la prisa pegajosa de los gasterópodos y cargar Nuestro techo cuesta arriba a la caza de la angustia y la lógica 1.1. Llega el alimento y el agua espuria Como mensaje de amor y las legañas Patinan la cuchara de plástico Salvoconducto digestivo Guiño malvado y venal (¿Quién hace tanto ruido afuera Y agrieta las fronteras de la libertad y mi ceguera?) 1.2. Camino casi a cuatro patas Para asegurar la posesión de mi territorio Y lo orino El himno nacional siempre ajeno es hierro candente Una herida En el infatuado exilio de la metáfora

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Mis orejas violentadas Y el erario irracional Por eso invento una ciudad para sentirme el único infeliz Y podría elevarme en un vértigo de héroes y caciques Y rodar de tumbo en tumbo Sin redención ni sepultura Como una fobia como una vergüenza Sin un policía que me rescate Sin NN en mi frente y en mi pecho un desconcierto De huesos incinerados y la verdad extraviada entre mocos y bandera s

1.3. En la geografía y sus lenguas de fuego Marcas de fronteras y garabatos primariosos de islas desnudas Y dioses borrachos de tango y raegetton La urbanidad y la sintaxis me consternan y constipan Y son un escozor en la ingle algo así como ladilla adolescente Caray caray! En realidad yo no pertenezco a nada salvo a mis intenciones y a este Esperar infame y zonzo entre meses libros y conversaciones Y tu amor caria mis dientes caninos Y tu amor caria mis dientes incisivos Y tu amor caria mis dientes molares Ares sivos ninos Geografía escozores zonceras y dientes Gata brava Cambalache Caray caray!

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1.4. Aquí la huerta perdida Encubierta bajo el aroma del romero y la nostalgia Parte el paladar y la esperanza Y perfora el lomo de los libros que mues tran feroces signos de Interrogación y su herencia De plasma y sanguaza Es la estirpe la que porfía pero lábil y nonsense se desmorona Como alimento excrementoso/ 1.5. ¿Esto es la soledad: el intento turbio de armonizar la fragancia De la flor con la voluntad de la espina y mi triste alegría que se Amotina inerme y frágil En la redonda cuadratura del universo Que propicia la cópula de la palabra y el gesto? 1.6. Quiero estar preparado para el día siguiente Siquiera quince minutos antes de la rendición de cuentas En la luminosa lumpenquerencia donde nace la palabra y su polen 1.7. Yo solamente doy fe De mi paso

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De las tripas con que escribo Y del rumor de las sombras que deambulan indiferentes Pero desconfiadas de la luz Y de mi peso En este pa铆s C贸ncavo Cinerario Candoroso

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Monólogo de Nadie y un paréntesis concreto Soy uno Y trino/ contra la sordina de mis hedores Muerdo/ ladro/ jadeo/ pataleo: Can desgarrado en el asfalto Ladrido que cuelga de un poste Como accidente gramatical O transgresión subversiva de las cucarachas Hombre ciego en esta parcela de tuertos La gran palta del cromosoma Y el polvo pecaminoso bajo un aliso Me afirman / me niegan / me aíslan Y no hay gallo aleve y mendaz en sonata de tantos Ped ros Mi destierro de rocas y sol Es emulsión tonificante Y resurrección distorsionada por la sirena De las ambulancias: Los bemoles de la triple dualidad florecen como cactus Tengo el alma de piedra pómez Y una carne deplorable Que alimenta a las queresas/ Me pregunto si puede un muerto de hambre Ser huésped de este paraíso: yo/ Ejerzo la apología del escarabajo como un tributo al mundo Que rueda/ Soy el pariente pobre Metáfora coprolálica de la silenciosa insipidez Llaga rencorosa y bella como un delito olvidado entre Papeles bucles y excremento de roedores

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No pregunten por mí ni me expulsen: La evacuación es mi norte y mi plato Y la certidumbre de que en mi desorden Se cuecen habas Y también una casi infame coherencia Asida a la rama de una tarsana como agua de nostalgia y Ablución Nada me pertenece Excepto la llaga de la experiencia: el dolorido sentir Su suero y su gemido como agua de azahar o de boldo Me pregunto a veces: ¿tengo un cuerpo? Vuelvo a preguntarme: ¿tengo un alma? Finalmente me pregunto: ¿quién es el que pregunta Mi cuerpo mi alma o una tercera persona? O soy mi pensamiento y mi carne/ cosa de Descartes verbo cruel y cínico ¿Es la biología de los adjetivos los adverbios y la soledad? Este vaso de vino ¿cáliz de Li Po? Donde vuelco todas mis tripas y signos de vida Y la culpa del gran bonetón Yo no sé! (Intuyo que el flaco Efraín agónico y aplastado por sus esputos Tal vez me envidia o acaso sea yo un vil vecino de la Indiferencia/ Y su cadáver esquizoide camina de pedazo en Pedazo en hojas aromáticas de té bíblico Y el próximo puedo ser yo con Kavafis bajo el brazo Ah si no tuviera pasado: el futuro sería insufrible Arroz con mango) Soy uno: estito nada más nada más dice el niño que limpia Carros con sus manos repletas de groserías Estito (eternamente mortal Es decir imperfecto)

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Mi autobiografía que es el espejo de la traición y en este poema No estoy yo sino mis demonios Tan lenta y dulce es la Eternidad Y ciegamente miserable dice Adán Ya lo dije: no busquen pruebas para condenarme Escrito está sobre la arena como saliva en un charco: El chucaque y el croar de las ranas en la nuca/ Soy eternamente mortal A pesar de mi cuerpo y sus imprudencias (Bernardo se llama el animal que me atormenta He de borrarlo como a un verso evacuado en parición hedionda) Y trino Como ave descuajaringada Mientras la ciudad excreta Los rigores de la sociología y los gobiernos Yo no sé!

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Este olor verde y pútrido Sucesión serpentina y enmarañada De intrigas Hedores destierro Y un permanente extravío de las horas y las palabras Y su resplandor fatuo En bibliotecas cinemas y comedores populares De esta patria de sueño y pesadilla Es mi poesía nacional y de bayeta Kilka con agua de luz o luz líquida de cebada El silencio o el hueso duro de roer Y el paisaje que enmarca la belleza De mi estulticia y la bodega adiposa De los sueños los panes y el queso rancio Y son estas luces redondas y malolientes Que me ocultan La humedad me envuelve Como alambrada de púas Maldoror grotesco y malhadado entrevero De tripas y sueños y mentiras He tocado fondo Hondo Hediondo Verriondo Ingurgitando el cínico escupitajo de mi vileza Y el fondo no me restituye la lucidez Ni el orden extraviado entre Lagartijas insolencias mototaxis y letanías Busco una linterna Con la ansiedad compulsiva de mostrar Al mundo las extrañas moradas que habitan El nublado universo de mis arenosas entrañas: Diógenes

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Alucinado y residual/ Encuentro Manos que a tientas persiguen la huella De los roedores como Tabla de anodina salvación en el mar excrementoso Pero de nada me sirve esta palabra contrahecha Ni sus licencias perversas Vano quehacer y apestado ladrón de sonrisas Y conmiseración No es más Que una broma o una ventana abierta Al viento pringoso de esta tarde de cuerno s y palos Mas quién sin caer En el endeble encanto de los murciélagos Y su sordera de sombra estridente Puede dar fe de que es tarde O noche O día O ceguera nasal O licencia poética/ Levanten la tapa del buzón Mi universo de helechos y herrumbre Mi desnudez de trapos y de mal humor: Arriba el vacío y la realidad Las sanguijuelas no te Permiten soñar amar sudar vivir La discrasia asume el color contagioso del cansancio Y el rumor indiscreto del desvelo Y su letanía Abandonado a más no querer Como cáscara de plátano en la calzada/ Ciérrala contra el crimen Del vacío y la desolación

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¿Tengo que dar cuenta de mis amores Y también de mis errores? La mucosidad medrosa del caracol vibra Como latido imperfecto En la senilidad prematura de las vísceras: Metáfora fracturada y elegida como anillo al dedo Y mi sombra levita indiferente Cocida por la mística insolación de la vergüenza El asfalto retrata la música gregoriana del aburrimiento Y me aturden los juramentos y el crédito de los jumentos Estoy atado al mundo sí Pero el mundo está desprendido de mí/ Viví debajo de la realidad -artificio de místicos y poetas pse! Y ahora trato de injerirme en ella pero es demasiado tarde Ser realista /ah idioma de los mocos y el agua bendita: Existir y rebuznar como un des cosido Artificio de ministros y buhoneros puaf! No la encuentro propicia para los espejismos: escupo Y pido que me devuelvan la palabra/ Ya nada me obliga a nada Excepto a ser libre y líticamente silencioso Como una ofensa (Escondido -eso sí- en un paréntesis tenuemente iluminado Y con aroma pringoso de abedul: aliño desconsiderado De estos Perúes de bosta que me abrigan Y secuestran como un plato de coles)

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Mercado de frutas La corrosión pútrida pero fragante de las palabras Sucede a la náusea bautismal de los virtuosos Que navegan ebrios de mar y catecismo El secreto venal embozado por la hoja de parra Y el examen de conciencia Denuncia una alegría escarlata y coagulada: Una multitud de desharrapados Defeca sobre esta desgarrada Caricatura urbana de seis millones de narices Como feto expulsado contra la voluntad de los parques Y su sorpresa de geranio Digo es un decir que Escupe contra el siglo y sus vergüenzas el oprobio nuestro Hojarasca humedecida en la amnesia turbia de los gallinazos Dibujados con pétalos de cardo y mucosidad En las pizarras cuarteadas de los cabildos /Ciudad Oh gran ciudad de héroes hechizos Y saltimbanquis desfachatados y turbios meones Mi palabra es la arqueología de la pasión y la embriaguez Circo rotoso en el paradero inicial de la pobredumbre Y la ilusión desencantada en un vaso de leche Camino tortuoso hacia la limpieza de la memoria Desde el silencio el extravío Y la confusión de los balcones Los edictos Y la chirimoya triturada en las patas de una carreta sin fe / Finalmente una nube de aserrín Oculta el registro insidioso De la transparencia moral: el

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Incorregible rito de los dioses menores Ebrios de castidad y lujuria Que consagra la indigestión Y la incertidumbre de sus ministros Como penitencia de los cadáveres Untados de oración y uña de gato: piadosa Quimera que seda y edulcora acarameladamente Las convulsiones de la necesidad Y la melancolía De la necedad y la tropelía El sol se pudre y hiede Sí pues todo se pudre Como la lacerada memoria De estos borrachos estampados En la erumnosa noche que tose esputa y vomita Junto al semáforo tornasolado Que extravía el aroma resbaladizo y macerado Del mercado de frutas/

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Diálogo en la abadía del boquerón

I -Admito Pudo haber dicho un hombre que al hablar De mis circunstancias/ Estoy conjeturando ergo Miento a medias pero sin mala voluntad miento/ Que presumo son las nebulosas ocurrencias de todos Hijos de Dios a pesar de las impiedades y blasfemias De este paisaje de epónimos e hiperónimos (s ic) Rasgado & Ojeroso (Oh inmanencia de mis huesos y la poesía que jadea) Soporto una obsesión medio enfermiza y crustácea Por el espíritu denso Basto turbulento inflamable Emparentado con la sangre y la saliva Aquel hálito tangible y umbroso que se regodea Mesiánico sádico espectral y sardónico Con la sombra dubitativa de las cosas y su estropicio sobre el Suelo infecto y melancólico De la ciudad que sufre Incluso los avatares y designios Del amor loco y sus cabildos y desengaños: Territorio liberado de retretes estípticos Y vejigas sin ideología Donde derramo como hemorragia o vómito una pregunta Desquiciada: qué comeremos/

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II -Atraviesa el aire una golondrina y se zurra sobre mi frente Dice y decir es asumir el riesgo de cargar con tu palabra como Una cruz tatuada La paz sigue siendo gregoriana y su color huele a aceitunas/ Pudo haber dicho y qué importa en este minuto Que su diafragma responda a la resonancia Del silencio o al sondeo daltónico De la superstición y la liturgia de los pecados Infancia sosa y zonza Pero es la edad desquiciada del corazón y las tripas Lo que a veces calla el mensaje Y el regüeldo de la moral encanecida Vibra como transitar cansino De lombrices en el abdomen de las viudas castas Envueltas en su despiadada infidelidad de polen y paloma

III -Sacra arquitectura urbana y corrosiva de la libertad Y en los parques de la Indulgencia y el cinismo es también Una piel desprendida injuriosa y purulenta Que hiere la mirada insensata Del mundo y el hijo triturado que devora Los genitales del padre En ritual de canibalismo necrófilo Sobre la cripta que expone al lamento

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Los residuos de un banquete que no acaba Y un perro aúlla tenuemente como clavecín en la sacristía Donde se extravían y enmohecen las confesiones Del apóstata sodomita Y el descontrol de los esfínteres IV -Yo me trago la vida inmisericorde Una suerte de antropofagia Y fardos funerarios: antropología forense Y respuestas que se resisten retobadas Madrigal pervertido de paisajes eviscerados Y el llanto despedazado de infantes sin calendario V -Mira qué luz la luz que lastima nuestro ombligo Qué luz Es la lectura punzante de la espina Que muestra su enseñanza de vísceras en Las alcantarillas ofensivas de la historia y su sabiduría A pesar de las flatulencias tanáticas De la poesía y su dudosa insolvencia A pesar de los filósofos y sus maletas cargadas de inferencias hepáticas De la indiferencia y la hipertensión arterial Qué luz VI -Perdonen esta congoja medio vegetal e hipocondríaca Y la llaga poblada de héroes larvas y adjetivos Hechos con la materia insoluble del embuste y el asbesto

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VII (Decía un hombre con el rostro sin respuesta desprendido De su oreja Casi humano como la angustia Que se alimentaba con los fragmentos de Su propia generosidad) Porque casi nada dice la poesía Y el boquerón es una puerta al suicidio o a la redención VIII -Estoy conjeturando en mi memoria que inventa esculturas para Mi propia tumba que es la tumba de todos rastreada en las Arenas de Cieneguilla Mientras espero que los pasajes bajen como un idiota inmóvil Envuelto en bufanda de poeta maldito y la Flor de la Cantuta Huele a incineración de esperanza y huesos Y me respondo pleno de paz angustia y cinismo aunque Desbarrancado sé que el mundo me borró de su agenda Y tú de tus sueños: Mierda!

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¿Insomnio? ¿Debo jurar que un ruiseñor es un canto vaporoso de alas? Medio contaminado por los nubarrones es posible que haya sido Expulsado del edén y es ahora un fantasma que deambula Desvencijado como aquella loca que se alimenta en la basura/ De pastel un desconcierto y óleo hay en las habitaciones azules De la esquizofrenia y la pesadilla: insomnio de la escaramuza y Los escarabajos y nadie se atreve a negarlo: Serpiente o manzana u hoja de parra Mientras los escaparates transpiran la mediocridad Que habita en la copa del árbol de la ciencia y la infamia/ Soy el testigo solícito y rupestre que se oculta Entre piedras cactus y lagartijas como colaboración ineficaz/ Con su fiambre de víveres putrefactos Empapados en hiel vinagre y mala voluntad El tiempo Enemigo mío caricatura delineada entre gritos y susurros: Un desatino fétido con patas de caballo y poesía en papel crepé Se agita sobre la corola de una triste adormidera De su pico cuelgan tripas y venablos / Hablo del Ruiseñor y la espina transversa / sonido y aroma de la humedad: La belleza tiene sus bemoles y el tiempo es una carencia de amor Y de papas fritas en la calzada extraviada de la ciudad/ Ah las palabras infames y hediondas que pueblan los escaparates Como oblación innecesaria y dúctil o epitafio mostrenco De penca y coágulo ante el espejismo aherrojado: bajo el atrio De la catedral con aroma de incienso y procesión he Desayunado palabras y palabras y un modo de sobrevivir en la Garganta a pesar de las metáforas y su costra / de la carraspera Solo soy el anonadado testigo que traga estas palabras sin patria ¿Y apesta?

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Fábula del monje y el estío El verano ha llegado reptando Y esta tarde adolescente mancillada colgará de una co rnisa Como reposa la bufanda de un suicida melancólico En los durmientes de un tren impuntual Talán talán Un monje levita en los delirios verticales El meridiano escuece Mientras la sombra esbelta del ciprés Es cubierta por el rumor amotinado De los pájaros que se evaporan Estrangulados por el aroma fugaz de sus alas: Habemus mortem Morir habemos El viajero de la noche sueña Con el paraíso entre sus dedos litúrgicos: es Montaña de nieve y humedad de sanguaza ¿Quién puede alucinar y orinar Este vómito de palabras Y escupir? Un violín rasguña las nubes e inunda el río de gladiolos

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En los bajos fondos del cielo

Siempre es infecundo dije Mientras caía la tarde yo soñaba con nuevos latidos y nuevas brasas Afrentoso y deshonesto ser feliz Como álamo herido o cielo roto en el vórtice de la luz salada Y mi sangre vil e inútil se convertirá en palabras torcidas Adjetivos insensatos jalados de los pelos Que lanzan berridos lechosos y zanganean como fantasmas Ofrenda densa y desquiciada a los dioses crepu sculares En la profunda elevación de los bajos fondos del cielo y la ciudad donde La lengua germina atormentada por semáforos Y tributos municipales Cierta vez mi vida coincidió Con el laberinto del goce y la utopía que no es una isla Ni un pedazo de pan o rosa de teoría Calle de piedras y una lluvia que canta en espasmos Sino un propósito de higiene y perduración Cierta vez viví completo Héroe sin suelo ni zapatos traficando con el polen y el aroma de Los cánticos morales Pero las piedras el fuego Y mi inmundicia Fueron el tormento cáustico de mi prójimo Y la réplica de mi canto será un espejo en Las cuevas de Altamira Metástasis infame Esplendente y tedioso galimatías Irremediable trino de la indigestión La náusea recurrente La excoriación paquidérmica Fueron la secreta tentación De la honestidad dislocada:

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Vuelta a la voz baja del cerrajero extraviado A la llave invertida Y al robo del destierro Su idiocia y nostalgia y la flor perpetua del silencio/ Pura Retórica / Pura retórica/ Replicaron los parroquianos extenuados En el burdel de las palabras melancólicas bañadas de semen y Angustia Chatarra verbal plaf Cáscara de cacao uff La flor de la canela ah/ Nada que complazca a las vísceras y sus convulsiones Nada que atormente a la angustia penitente del cisticerco/ En la Quebrada de Manchay O donde la imperfección sea el signo del paraíso Para una agenda estérilmente feliz/ Cierta vez cierta vez cierta vez: en la Soledad de Chucana Qué poca vida vida vida! Olor de romero en la Iglesia de San Juan Bautista de Pallasca (Donde teníamos nuestros toritos de trapo hechos de greda) En el rumor insensato del Río Chillón Y el logro supremo de los sueños No se opone a la nostalgia que huele a tierra mojada O a granizo envuelto por un relámpago equino Mientras esta ciudad entierra a sus muertos en un espejo A cielo abierto a tajo abierto/ ¿Tendrán acaso razón aquellos flácidos conquistadores de la soledad?

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Encuentro con Issidore Duchase

Soy feliz ¡ja, ja, ja! Como el generoso crimen De la necesidad Paradoja subyugante y bochornosa En medio de la abulia y la diarrea/ Han ametrallado el corazón ubicuo E hipertrofiado del mundo Y sus deseos Y la poesía inútil mas extremadamente necesaria Es sólo un chasquido recusado de la Lengua Ya nada será igual nada La lengua del ofidio traza a mano armada Su propia inmolación No soy sino un soñador hecho de bosta Aguafuerte y ramas de ciruelo Un llamado a la testarudez del silencio y su Resonancia metálica tin tin tin uff Es decir una pesadilla una infección Aserrín no Hojas de tarsana no Casi un puerco

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Disonancia en el campanario

El otoño perpetra Una emboscada a la insurrecta defecación De las palomas en el templo Y en el ombligo del caos Una araña muerde el oro del rescate El resplandor anodino Se pudre en la diarrea Y el cóctel del imperio rasgado A vista y paciencia de un eructo Se traspapela En el dédalo de babas mocos y saludos El tropiezo de las palabras sin desayuno Difiere el anuncio celeste del amanecer: Un rayo de luz naranja se quiebra En la sórdida orgía de los buitres que Avala la urgencia De un saludo ecuménico O la lapidación del pudor Y el doblez de la sonrisa La guitarra del monseñor asesina A pesar de las vigilias y el agua mineral: Dije mineral dije minas dije mineros dije túnel ¡Dije culo alrededor de las velas de la letanía! El hipo de un beodo Recita una letanía imprudente Al irremisible espasmo

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De las ánimas y estoy por ponerle un paraguas a este poema Que transgrede la extremaunción De la carne corrupta/ Las habitaciones ahu madas Como las hojas se desprenden de mi retina bombardeada En las ruinas de la historia Una púrpura y escamosa lágrima Espantará a las golondrinas Desde la soga pendiente De la higuera que ahorca A un beso infiel y cobarde Con la plúmbea carga De la infamia La alegría se convierte En la respiración pedregosa y turbulenta De la ciudad y sus vagidos Y estos zapatos que se empeñan en registrar La cínica presión de mis pies En el asfalto es el soso Y descolorido testimonio Del itinerario sin destino Ni brújula: y se me ocurre pensar en la felicidad Como un pedazo de pan en el acantilado Tal vez una disonancia en el campanario Perturba el pentagrama gregoriano: Una paloma vuela como lengua de fuego Trastornando la paz del basalto La fiesta continúa/ hay corbatas y la vinajera está vacía

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Merdre

Tierra de baldones y racionamiento De insurgencia canina y vaginal/ Este paisaje rasgado de carcajadas vegetales Y desaparecidos que duelen Horizonte cuadrado incombustible/ Qué es lo que pasa aquí: La miseria genera su propia ideología y color/ No es la materia purulenta que me obsede Sino la carne y la queresa de mi malvada parálisis Mi marxismo sensorial y luético Vaya la metafísica lírica del cardo y la coliflor Humectada en timolina En el salmo de los geranios y el agua consagrada Este cielo ah este cielo Donde el alma abandona al cuerpo Y retorna a su afán y hedor y es la Palabra negada por filosofías antropologías y semiologías Edificios derretidos Su ombligo su humedad amniótica Este cielo sí hablo de este cielo de trapos y chatarra Trabazón gordiana en la dignidad del cerdo y sus escrúpulos Vómito adverso a los ojos y la eternidad ubuesca del doctor Faustroll y su Reinado Vegetal Más esta épica de las tripas y los flujos Donde no soy más que una anécdota Quiero decir un pretexto una sesión de absurdos Es que somos animales somos animales Merdre!

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El perro celestial

Ah Emil Ciorán qué indecoroso esto De haber nacido contra la voluntad de los dioses Sálveme la patafísica Plaf puf agg La cruda sensación de la libertad y la culpa Mis circunstancias Nuestras quejumbrosas circunstancias de papel y estiércol: La guerra la hojarasca el vaho el gemido La indiferencia El gobernante de pacotilla y sus aullidos El saludo y la indigestión Ese cadáver omnívoro que se repite y se resiste a morir Resucita imprudentemente el animal Incomparable y redomado de nuestra razón: La guerra y sus platos rotos Agg puf plaf un eructo

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Oda a este amor

Como un peso irresistiblemente Intolerable Como una luz que se ennoblece Tras la subyacente sombra De la memoria y la cópula  Como tú Y yo abominables Espectros par de monosílabos De la noche como nadie (Las rosas cantan su propia melodía de espasmos y discordia) Ni carne ni sangre Apenas una sensación una sorpresa Como todos Humedad en el vientre y visceral liCencia fálica Una delirante angustia uterina Como el silencio escondido En la guarida de los lobos Bajo el brassiere de la epopeya Y el adjetivo testicular Advierto que hemos traicionado Nuestra virtud atávica y mojigata Y el cáliz que alberga El licor de la resurrección Dosis de melaza y supuración luética Somos el pesebre y sus habitantes y los mortales infinitos 

(Cuando dejas que mi resumen trascendente / ingrese en tu ígnea habitación / y en un estremecimiento líquido / nos apropiamos del cielo y sus humores)

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Desgajados de la corteza de la sed Y no puede desmentirnos el heno Que puebla de aromas nuestro pecado Ni las sonrisas dudosas que venden caramelos Un alarido araña el techo Ingresé en tu historia La sordera es el incorruptible interlocutor De la podredumbre Nuestra mirada se cuartea lánguida y sin malicia en el amor Nada es intolerable y ser distinto es lo más idéntico A la igualdad de los gemidos Gotea tu voz como burbuja afrodisíaca de la selva peruana Ingresaste en mi corazón de trapo Medio desquiciada mi palabra es carne y pus Vive el amor como una lombriz ¿Quién habló de clonar las emociones? Amor terminal e interminable e intermitente En el humus y el destierro No muere sino se desplaza cansino y prosódico porque Casi siempre el mejor poema se escribe en el útero Amor a sola firma Confío en la duda y domador de sueños me interno En las avenidas intravenosas de la ciudad tuerta y cruel Y no hay almohada que aspire El sudor sublevado de las sienes y el humor Inguinal exaspera el bacín De los cultos y tú vulgar vulgar vulgarísima Alguien osó desbarrancarse sobre los surcos de tu vientre Mientras la noche es un eco de silbatos y comillas vecinales Yo olvido trémulo derramado cuarteado En tu pecho un pétalo de geranio y sal: Sucumbí al asalto de tu sonrisa y de tus lágrimas Simplemente simplemente

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Balada en el destierro 1 De los piojos con su escándalo de fiebre y guirnaldas Suelta de huesos Camina la sobrecogida adustez En el asentamiento de seres humanos y roedores  Y el atolondramiento emerge A la vuelta de la esquina: tu pie de atleta Se convierte en insulto fétido y barricada/ regu rgitación Lisonja mordaz y complaciente contra toda gramática Contra toda poética/ Esponjosa rudeza del deseo Y el sonido árido del silencio ensombrece El meridiano raído de tu camino Que envuelve la espinosa humedad del cactus Lamido por una lagartija 2 Esto es un desierto Con su conveniente e hipócrita humedad Grabándose en la suela perforada de tus pisadas Un desierto como la hoja en blanco perforada por anatemas Y el cerro que es afeitado desliendo sus amenazas/ Repito tras la devolución acústica De las paredes transparentes/ No diáfanas/ Innobles Abofeteadas Por el viento y la arena del portachuelo

“Pobreza condimentada con mugre y esperanza...”

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3 Estruendosa el agua me despierta con su pitido fenicio Grueso como una agresión Por la calle de los rosales La esperanza de piedras y esteras El miasma detenido entre las amígdalas Y el beso retobado de la miseria y los hedores Y de cierto digo: La palabra es un dardo que acierta Y corresponde al fluir de la sangre Y el semen La descripción del viento nocturno Alado ligero y sagrado Y el amor es mucho más que una sensación líquida De marea alta y estrógenos en los genitales Y la garganta famélica que escupe coliformes fecales y Palabras como las olas de un arroyo envenenado Contra la espinosa humedad del cactus y el asombro lírico De esa lagartija 4 Y de cierto digo La existencia es la justificación de la cifra y su delirio Su fecundidad de cero a la diestra Y sus almácigos Y el hedor subversivo de mi sed que convulsiona Cómplice de la ebriedad ajena En esta fiebre del caracol y su baba Lamento underground atado a la lógica del Desprecio y la flema El dolor y el ardor de tu llaga Que escancia el vino de los condenados

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Por el mundo virtual y sus demonios 5 Entre el vehemente deseo y la urticante realidad Sobreviven tus groserías de diamante y agu a de azahar Vulgar vulgarota dama de mis pesadillas y mi amor Mercantil y torpe (¿Es también el amor un asalto a corazón armado Y moco tendido?) 6 Y estas piedras y estos papeles y esta música Y estas ganas de orinar sobre la escena del crimen y su Redención y mi destierro (El milagro de los peces Consagrará su emersión Como agua clara Desde las alcantarillas Hasta nuestros corazones tumultuosos)

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Flor de arena

Te ofrezco este saludo sibilino Generoso como la sal de la brisa marina Que ronca esplendorosa y pasional en el fondo de una caracola Tiene la medida de tu edad y tu sudor Camínalo en cada resonancia Es dosis inocua de palabras impías Que atraviesan almanaques y Revueltas Catecismos y barricadas Cántalo tras cada tropiezo del viento La tormenta no alcanza la magnitud Apocalíptica de tu miedo Recibe mi desorden des Heredado: Es una flor de arena Núbil y sideral En efusión hemofílica Átalo a tu buena voluntad Sedúcelo bajo el árbol de la duda Endereza el rumbo ensalivado De mi ritual torvo de supervivencia: vine vi y perdí De hecho es el desecho de un regalo de amor deshecho Ad hoc ipso facto recíbemelo Es amasijo de frustraciones Y pretensiones adverbiales O diente de león disperso en las azoteas De la gran ciudad canina Que lame las posaderas del pecado

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O solo un poema monosílabo en letras mayúsculas Que comparte su pan como sonrisa de sol y Pétalos de geranio En luna llena Confiesa luego tu crimen de agua viva Y denúnciame por asesinarte en cada verbo Dueña de excesos descensos y virtudes Pero sabes bien que el cadáver soy yo y canto Con la boca de tinta y ojos de escanner Digitalizando las hojas de la madreselva la retama Y las buenas tardes alojadas en una maceta Donde tu sonrisa huele a tierra mojada y suena

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Nocturno

Chasquidos sin lengua En la sombra voluptuosa Activan la incertidumbre aritmética y asimétrica De las luciérnagas y los amantes Rebobinamos el lamento Y la indulgencia venal Sobre el asfalto sanguinolento Que reprime los gemidos Y el estertor escatológico de la urbe Con su humedad de grillos Orejas en laberinto esquizoide Aplauden el desenfreno De la necesidad y la concupiscencia Nos gobierna el eco de nuestras propias palpitaciones Esclavos del paisaje y su sonrisa devastada La ciudad duerme como el pecado De partos incestuosos bla bla bla Sin trueno de moldes La palabra y sus vergüenzas expuestas Al sol de la noche Resplandece la basura y tu vientre Se ensaliva

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Cynismus & silicium

Una cosa complicada Semejante a una instalación imperfecta de gasfitero Ah de las metáforas Vena estrangulada Y se desbordan los borbotones incontenibles de sangre Contra los ojos y la flor de la conciencia En fin Un hilo de agua discurre debajo de mi sosiego Caótico Fecundo Luminoso El oficio de desollar cadáveres aún en la agonía Me devuelve solícito el sueño Dado como aval del crepúsculo Esto es el libelo del repudio O la belleza de las vísceras (Es luz Pero es también el espejo de la sombra Y la resonancia del hedor) Horacio sufre pesadillas de forma y fondo Pero una gota acumula en su destello El desconcierto comprimido del mundo Apisonado entre corchetes gobernantes Y poetas Su oficio es frecuencia obsesiva Seminal Y un río de resplandores y ceguera Que inunda nuestro desierto embotellado Y la ansiedad compulsiva del prójimo Expuesto al cólico de la vacuidad Y la burla lúbrica de los adjetivos

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Pregunto si al atarme los zapatos hago poesía Por qué no filosofía Zoología Geometría Idolatría Al diablo con las preguntas Cynismus et silicium Santa Rosita y sus tormentos zumbando en una gota de rocío No sociología ni receta farmacéutica Secreción de verdades que lastiman Y zurean Y esto no es realismo infrarrealismo surrealismo hiperrealismo Acaso sucielismo (sic) escupitajo de palabras sobre lienzo sin tensar No querer hacer ni ser feliz serlo simplemente La voluntad de morirse y sobrevivir a la voluntad El arte de ser otro Sin haber aprendido a ser el mismo La paz gota y gota noche y noche Tic tic tic Todo todo todo Y tu sueño indigesto pero inalterable ronquido De calma chicha Siempre es un ensayo la vida Cosa complicada tal vez camisa de once varas Quitarse la vida cuando te venga en gana Y hay quien cree que es una farsa de padre y señor mío Esta poética!

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Vals urbano Dígame señor alcalde quién Recicla imprudentemente Sus sueños En la berma central del itinerario Hay que resucitar los escombros De esta historia Derramar bendiciones sobre el basural El mucus es la exudación de los justos El pan nuestro de cada día Resucita de entre los muertos Con una grosería bajo el brazo A imagen y semejanza de nuestra sed Yo también soy un reciclado Prosaico Coloquial Culterano Barroco Y todo lo contrario A la carta de presentación Soberbio pastiche despellejado en los sufijos Pierre Menard aterido en las alcantarillas Mimético Hermético Emético Frenético Herético Patético Luético

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En una esquina de esta ciudad Trazo dioses de tiza sobre Lienzo apócrifamente sagrado Y nada tengo bajo el brazo Hético Esquelético Salvo un escozor vehemente y obstinado De palabras y herrumbre que estigmatiza Mis muñecas Una sudorosa sonata canta el carro De la baja policía Como gargajo heavy metal Y una confesión naufraga En la atarjea enmohecida por la orina y las pústulas de la Ecología/ El incinerador olvidadizo y desdichado Sublima el estiércol de los caballos y el discurso Del alcalde envilece a las verjas Contaminadas de nostalgia y valses polvorientos Soy del Perú señores soy del Perú

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Esta belleza

TambiĂŠn el caos Es hermoso Como una lĂĄgrima Lo dicen las larvas Trituradas Por la luz y la intriga: Aun una flor puede Alimentarse En el desborde irreprimible De los desechos Queda esto: TranspiraciĂłn diferida Intestinal Detrito gelatinoso Convertido en polen Y aroma inacabable Como escozor en la oreja Un arrepentimiento desubicado Pone orden En los ojos Y en las tripas/ Descansa el poema

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Y pienso en tu sexo

Y enseguida ocurrió el cambio tortuoso De la epidermis Y las cosas parecieron irreversibles Tus ojos dehiscentes se desbordan Mi mirada es un túnel Pero solo un trauma sobrevivió Al despojo porque A través de la ventana Entre recortes de periódicos Y noticias sin tilde Tu rostro aparece Censurado por mi asombro Como larva Aplastada en el espejo roto Yo poseo el secreto de tu des azón En el pañuelo que muerdo Pero ya no tengo una ventana Ni una noticia para el pan de la cena Nos comeremos las uñas Con la ansiedad corrosiva del orín: La esperanza que no se dobla Y una letrina que no sabe de indulgencias ni Ordenanzas municipales/

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Me abates y me elevas A pesar de la duda y su estricnina El humor turbulento parece matorral Bordeando un río seco y displicente Pero no soy un río Apenas un guijarro triturado o probablemente El fango y su profundidad de inmundicia como el desborde de La decencia fecal contra la bodega de enfrente A lo lejos alguien canta: Es la reverberación de mi paisaje interior Inconfesable sublimación de la carne A lo lejos La razón me perturba Tus ojos dehiscentes se desbordan Es hora de dormir y mudar la cáscara Ofídica tentación del amor Y sus arcanos/ El trauma el despojo La piel Tu sexo y su tibieza como una copa de vino Respuesta oral salivosa del deseo La humedad de tu sonrisa Dos en el paraíso del canto grande Úngeme con tu saliva La obstinación de mi búsqueda El vacío Tus ojos dehiscentes

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Poema 24

Tengo un sue帽o Que se atora en las alcantarillas De mi alma Su hedor trasciende la moral De la ciudad Como piel pecaminosa Reparte sus pedazos gangrenados En parques y veredas Soy la sonrisa sin dientes De la calma deshecha Soy su crimen soy su perd贸n Y el mucus Que navega en su saliva .......................................... Ya no tengo un sue帽o S贸lo una quebrada realidad Que envilece mis temores Y me desplaza A los extramuros pedregosos De la infelicidad/

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El huerto perdido (1)

Casi insolente y viscoso Un futuro desmedido E irreversible Trae la corneta del panadero que ya no suena Y el pan que es una utopía colectiva En fiebre y desasosiego O un ritual de levitación/ Un homenaje a lo que existe después Del silencio de los reos Somnolienta insolación Sudor y halitosis entremezclados Con sueños de libertad y amantes desmedidas Y huele Como la calidad nauseabunda Y el descanso mullido y despanzurrado De la noche que abraza a mi mujer Habitante de la cara oculta de la luna Mientras los vecinos hacen el amor contra Los gemidos de la pared medianera y la calamina Que tirita y escupe/ Ese milagro Esa soledad tuya envolviéndome Y la luz llega en franjas Cortando el balanceo de una araña He visto la sonrisa de mi hijo menor Irreversible nutricia solar Desprotegida por tu mano de ave

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Creciendo arbĂłrea Desmesurada Es mi propio homenaje en este fin de semana perdido Que se perpetĂşa como una leve ironĂ­a O una piedra en el zapato/

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Pozo ciego

He aquí casi una nueva alucinación: Un fantasma recorre de cabo a rabo La historia de mi intrincada opacidad En cada recodo del imperdonable camino defeca Criminalmente Como un postre de orates Ayer estuve a punto de romper el alma de las cosas Descuartizar la sombra insensible de los museos Pero solo pude aplastar Una cucaracha En el espejo una pulga Entre las uñas una ilusión Al excretar Y se duplicó profundamente Mi crimen como el resplandor De una moneda falsa en la ceguera Del mendigo que golpea toc toc la conciencia del Templo Los residuos me atormentan Como una delación atragantada Limadura de hierro en el duodeno Ahora debo despertar Qué torpe soy qué torpe/ Este horizonte corrugado aquí deslíe sus legañas Mi libertad y mi ceguera construyen su vergüenza

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Bajo siete llaves

Caigo sobre mis huesos En un ritual pagano de palabras deshonestas/ Crudas y cocidas Irguiéndose sobre las cenizas De la vecindad y su aroma de perros El humor de las axilas A expensas de la ecología y los ajos Acude al llamado del candor Guardado bajo siete llaves En una alcancía enmohecida/ No soy quien fuerza O aturde a los sueños ajenos Soy apenas albacea de: desechos & silepsis & silencios Mi otro mismo garabato de arte abstracto en olla de barro Mi sosias Inmerso en el espejo de feria Cruel Desvergonzado Escatológico jalado de los pelos Con el rostro desencajado y el verbo De hexámetro latino/ ah Calipso Calipso Infame es mi moral de agua ardiente Echo raíces sobre el asfalto A ver si sobrevivo al fulgor de tu sonrisa Y a esta licantropía urticante y rencorosa Que me aísla como a un apestado inerme vulnerable inmunodeficiente En un jardín de dalias y crisantemos Amado al desgaire Y al desgaire odiado Sin camino ni monstruos marinos

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Casi redimido Por las libĂŠlulas y las bajas pasiones de la sed que arde Y mi piel tiene la coloraciĂłn cĂ­nica De la miseria

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El huerto perdido (2)

Extravi ado el desorden del cielo Alegría percudida De alacranes y almidón En la batea Saturada de pecados Y arrepentimientos jabonosos Pero tardíos Y una indulgencia que zozobra en el insomnio Se repite como en un espejo de feria Y sus nubarrones perversos Atormentan el meridiano y mi palabra Como brasas inmortales: Paisaje de cristales aburridos Flores sin aroma ni riego Y una brújula trastornada Que entrevera mis sentidos Y el itinerario del viento En el mar de los sargazos y la arena Tras la huida falazmente forzada De la sonrisa de alas y almíbar Que olvidó la frutecida trinidad Expulsada de su vientre Bajo el anémico abrigo de la sombra rasgada Que proyecta mi ostracismo de horizonte oceánico De qué me servirían ahora la contrición Y los sedantes El mundo sigue siendo una pesadilla O una cáscara de plátano Yo el extravío aleve y luminoso del averno

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Plagado de medusas y sudor emético de verano/ El ave voló y puedo Dar fe de que Su vuelo me partió En tres ¿Y mi cántaro tal vez deba buscar agua en otro pozo?

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De la Divina Hoguera Mi Demonio no es el de Sócrates ni el de Baudelaire: No prohíbe advierte u obstaculiza Ni sugiere aconseja o persuade Solo escupe Y se lamenta porque según él no ha nacido Pero es la carne predecesora de mis poemas Yo por cierto lo protejo del frío Y lo alimento con hojas de berros y buenas tardes Aunque Después de cada cena no se siente satisfecho Veo que su talla y peso Corresponden al promedio tolerable lo cual me regocija Porque pienso que no ha de sufrir anemia Ni malestares respiratorios Sus defensas orgánicas son sólidas como un ciprés Nunca le pido ni pienso pedirle nada El sabrá si lo cree justo y conveniente Reconocer lo que hago en su favor Si no ocurre ello no habré de afligirme Igual seguiré a su lado o dentro de su corteza Esto sin embargo no es conformismo: Cada paso mío intenta un cambio en las cosas y en mí mismo Sobre todo en mí mismo Por ejemplo antes no lo hacía y ahora sí: Estoy comportándome como él Es un triunfo creo/ De un modo incipiente y con torpeza pero ya es algo Y es que mi Demonio que repito no es el de Sócrates Ni el de Baudelaire Y tampoco el que enciende al doctor Fausto Me ha enseñado soberbiamente a escupir y estornudar Y a lamentarme por haber nacido Y ser la carne corrupta de ningún poema

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Luz resbaladiza Quién no ha untado Alguna vez La suela De su zapato izquierdo Con jabón Y descubierto que Dentro del hedor También mora la luz

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De negra invención Día brumoso e indeciso martes Miércoles sábado qué sé yo/ Luz indefinida que hiede A pesar del sol y la luna Sol de soledad Luna de agua Y desorden vehicular Flor que envejece desmayada Víctima de la caridad y las miradas autistas Cebiche y chanfainita Invaden la panza de la urbe El gobernante no asume su extravío Debajo del solemne excremento De las palomas y la filantropía Un niño come pan con pescado Y aún no comprendo Por qué y para qué escribo Por quién y para quién borroneo Cuervos y tornasoles guturales Tal vez para que mi cadáver No hieda: asno que escupe desde el capullo De un geranio la saliva Es mi resurrección e indulgencia La palabra

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Los granos del paraíso

Con repetir el futuro inasible: Sueño impregnado en frazadas raídas Alucinación impertinente Desengaño e inflamación craneal Ceguera en los ojos Ofuscamiento en el corazón Lucidez de las uñas y la soledad De las zarpas Y la inmundicia Vísceras estrujadas cuya melodía en secuestro Salmodian moscardones y parientes advenedizos y mongos Quijote cremado sobre un pétalo de clavel dulces Sueños viajando en combi mientras un gesto obsceno subvierte Las lunas del semáforo No se busque nada aquí Porque nada ha de encontrarse Salvo el retrato desleído y velado Del mundo y mis entrañas indecorosas: Molinos ejecutan Su papel de riña y carbohidratos En qué laya de soporte Se escribió el nuevo testamento De mis delirios y esguinces intestinales Papiro pellejo de buey O papel higiénico / Paracas: Necrópolis necrofilia necrofagia

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Solo un sueño gofrado Apenas un deslumbramiento generoso En papel de cigarro Me absuelve inconvenientemente Como a un pequeño y ridículo dios de pacotilla Creo quia absurdum/ Todo se repite Excepto este cristo que procura convencerme Y cuelga y duda Y bla bla bla Como un suicida contra Los semáforos y la ventisca plomiza De los pecados las encíclicas el agua de maracuyá el vino Y el hedor de mi agnosticismo de niebla y gallinazos He recorrido jardines y prados Y a pesar de la buena voluntad de la ceguera También he encontrado mi tulipán negro Pero no busco límites sino precipicios En medio de legumbres Chubascos Y discursos despatarrados: Pasto de brutos y de soñadores malditos Tan solo una ridícula y salivosa horseada/ sic Canina moral Relincho y ladrido En arte menor por las alcantarillas de esta ciudad/ Donde siempre encontraremos una pregunta siempre Buscaremos una respuesta nunca aparecerá una solución/ Es señal que avanzamos Yo bajo en la próxima esquina Amén

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Poema endrino

Oh mariposas oh flores grises Ahora negras Agotan la obstinada aspersión de su aroma: diáspora Diversidad evanescente y abrasiva de la fecundidad El orbe imberbe como una huerta harta de alcachofas Bajo el influjo de las enrarecidas vaharadas Con que trasciendo abruptamente desde la garganta Hacia la punta de la nariz En el reflejo ceniciento y descolorido del sol de junio Que se impone parcialmente Como un litúrgico recado digital Tras el eco de unas ásperas pisadas Tarán tras tarán tras tras tras Bajo el párpado desgonzado Yace la imagen en sepia del testador hirsuto Y el almidón que endurece La voluntad de su encono y Las malas artes de su fe y mi tristeza Una sonrisa húmeda salivosa perversa Reincide en el pecado de la hierba y su resplandor Has de saber Que el estornudo subvierte La farsa de la perennidad Qué es Si no polen La borroneada tarea de la víspera/ La vida convertida en un adverbio Solo el futuro es perpetuo transgresor de la ley y su botánica Incorruptible agua de azahar

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Palabra empeñada por un manojo de sentencias Como la angustia de los inculpados En la celda del sanatorio mental donde una sonrisa Se confunde con las manchas solares y el esplendor de los Delirios Esta es mi flor la que brota de tus ojos Celadora mía El perdón será la condena Subvaluada y terapéutica del suicidio Que se ampara en el índice de precios Y en las despiadadas ganas de vivir a espaldas De la palabra Y las licencias poéticas entrapuladas en la canasta del Ropavejero Sobre la losa estéril pero memoriosa de esta Realidad el demonio que tienta mi extravío Y estropea la castidad indigente del insomnio Que es este poema autista y descalabrado No es su llanto ni mi carcajada Aquí la rosa comienza a marchitar Como una elegía escrita a sangre fría Contra la soledad y la pared de enfrente La escabiosa piel de su corola a pesar Del poeta y sus eructos alejandrinos casi metálicos Casi herbívoros como una égloga desparramada Con melodía de viento y babas pastorcitos y aroma De heno en el íntimo paisaje de agua y miel de tu sexo/ Oh mariposas oh flores grises Mi palabra ha muerto por fin soy libre

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Bajo el puente Lo obvio -Ciego que palpando no escucha el aroma de la acidezNo se condice con la ansiedad Del diazepán y la valeriana Tiende a frustrar eso que llamamos esperanza Esperanza esperanza Esperanza esa rama débil en el acantilado Que soporta el peso de los pecados Como una prohibición grotesca del suicidio y la perversión Es un sueño de santos Lúcida es la ceguera y vidente La soledad un tropiezo prolongado Sombrío y torpe a veces la alegría tiene La coloración cínica de la miseria Y yo te espero debajo del puente Como desperdicio engendrado por un vómito místico El río de escoria fluye múltiple brillante y desquiciado: Pájaros trozados zapatos impares Evacuaciones hospitalarias Flujos menstruales fetos Marías que se van y se vienen sin un César en las manos Un libro inoportuno de Proust donde se recuperan las telarañas De los rastros/ un extravío ¿La danza de la vida? Ah caracho Nunca un desliz fatuo de metáforas: Fluye fluye fluye El paisaje sublime convulsiona /Oh Fiebre de perros y panteras en el tobogán espiralado de Dante Torpe siento que soy dueño de mi sombra El sol se aleja y me desmiente Dueña es la luz que desaparece

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¿Por qué ponerles trabas y traiciones A nuestros rápidos y meandros? El viajero de la noche o el guitarrero encantinado En ron y aserrín Sueña con el paraíso entre sus dedos pero Quién puede soñar y orinar dolorosamente Como regurgitación de palabras Y escupir en las noches en que solo un poema nos guarece/ Esto es solo un vals olvidado compañera mía pse La vida que rechaza las tranqueras/ Nada más nada más uff

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CIELO RASO

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Quise ser dueño del horizonte Y alzarme sobre mi sombra Como una montaña Yo venía siempre de muy lejos Vengo siempre de muy lejos Nada hay más distante que nuestro propio cielo Y el vaho que lo escuda Y mirar la cara oculta De la sonrisa de todos Crash plaf puaf un sueño de cantuta cae Desde mis párpados: La piedra del camino El aroma de la chamusquina/ Sobre el mar navegan las alucinaciones de Aquellos fantasmas ambarinos que desgarran el cielo Solo logré mantener El dominio ni siquiera absoluto De mi silencio Y no llego y siempre me espero siempre Mi mayor virtud es tener todos los defectos De un cristiano impuro Metáfora construida con hojalata Un moscardón sobrevuela En mi vacío Solo produzco hedores Riqueza De tontos

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Y una flor en mi canto Canto canto canto Que me lancen a los cerdos Como un pétalo de cardo Prueba de amor más allá del sol Casi nada Desde muy lejos

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Que me entiendan Pse! Yo no quiero que me entiendan Que me lean pasado mañana No me importa que me lean las Palmas de mis manos La niebla de mis ojos/ Ve ciego lo que puedas ver Dice mi hijo Igor/ Anclar en tu corazón O en tu hipocondrio El laberinto de mis sueños El estiércol cubre la ciudad Bucólica de palabras Palabras Palabras ¿Qué es el entendimiento? Sigue tu ruta decreta Eres dueño de tu escritura Mientras escribes/ Las bestias el pasto El papel de agua Mi piel de ostra se la traguen los gusanos Sus raíces En las horas del sánset y su melancolía Me tiendo como el mar y miento Es una cosa de vísceras el poema Las escamas palabra del cielo Las desinencias y su soledad Etcétera

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Con los ojos cerrados El espejo sueña Con caminos e itinerarios des coloridos como Zapatos extenuados en el ascenso de la historia Garabato en el maíz Un país construido con gárgaras De geranio sobre la plana de una tarea escolar En la raíz tuberosa de la conciencia retorcida Y reptante No hay escalera hay pasos de serpiente Se desgarra el vientre Se desgarra y mis ojos se extravían En la pradera donde La paz suele ser carnívora Y pétalo inasible de cardo En cosecha de sueños Con los ojos abiertos el espejo suena Y su eco escarba y escarba

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Una tumultuosa pesadilla bordea mi voz Soy un cactus manzana mía Soy un cactus gramaticalmente Verticalmente Y pienso en la redención perpetua de la cucaracha Y la nausea leve de los sacerdotes y la mentira convertida En palabra de dios y agua Pero mi obsesión eres tú Poesía desnuda poesía calata Mentira desgarrada y culposa Hecha de esquina y algodón Estar en algo ¿En algas? (Un poema no se come pero calma la sed) Sobre la hoja en blanco la hecatombe tiene Su drama sus desvaríos y esquirlas Donde mística se masturba la delusión Y la esperanza Se aferra al grillete de los verbos Héroes nativos de bosta y carbón Melusina quebrada en el fondo del espejo Verde como agua estancada Como cielo purulento La poesía ha de convertirte en un eco crónico ¿Convulso y compulsivo? Táctil como letra vocalizada Untada con miel de tu vientre Manzana mía

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Y yo he de ser chicle o terokal En tus pezones en tu clítoris ¿Es el amor una fragua Un irrefrenable ataque de rasguños Y saliva? O una especie de heroísmo Sin banderas Las palabras de mi cuerpo Se elevan como una exhalación Y caen y se quiebran Son un espejo En este país de siete suelas Borrachera diagonal con los párpados caídos Una ilusión filosófica Estiércol órfico aroma derramado Que se agolpa como polen traído por el viento del sur Manzana mía Manzana mía Manzana mía

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BERNARDO RAFAEL: POESÍA TEREBRANTE Por: Winston Orrillo Tengo una amiga cuya frase cliché más famosa es ¡Dios mío! Ésta, supongo, se habría multiplicado si tuviera la posibilidad de acceder a Los bajos fondos del cielo, última entrega poética de Bernardo Rafael Álvarez, a quien solo llamo por sus nombres, pues me parece que ellos, por sí solos, forman un corpus que puede identificar a un estilo poético, a una manera particular de blandir el alfanje que, en muchos casos, son sus versos desollados y desolladores. El atractivo, la fascinación por ese lado oscuro de la vida –y de su siamesa, la muerte- es lo que, prima facie, asombra en la poética de este singular bardo peruano, que, como los de raigal estirpe, proviene no de la metrópoli, ni siquiera de la capital del Departamento de Ancash, sino de Pallasca, poblado que se halla en la circunscripción antes anotada (me complace siempre -sin que su natural modestia sea lacerada- comparar con el caso del máximo penate de la poesía peruana, que vio la luz no en Lima, ni en la Capital del Departamento de La Libertad, sino en Santiago de Chuco; y, asimismo, de otro de nuestro antepasados, el Divino Rubén, que tampoco nace en Managua, ni en la

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provincia de León, sino en Metapa, poblado medio perdido en la hoy bienamada Patria de Sandino). Bernardo Rafael proviene de las canteras de Hora Zero, poesía que irrumpe en el Parnaso peruano, con una carga de varios megatones, como que estaba integrada por bardos provenientes de estratos que no tenían pasaporte ni visa de residencia en una literatura mayormente dominada por las mafias capitalinas (hoy es peor, quién lo duda). Pero, de todos modos, el agua clara de la provincia, el sabor acerbo de un verbo que tenía mucho del coloquio del barrio no empadronado en el Establishment literario ad usum, traen a la poesía peruana, junto con el habla cotidiana, la militancia en aquello que, es menester reconocerlo, los del 60 habían abierto, al seguir los ecos de la Sierra Maestra, de Playa Girón, de Puerto Maldonado, de Mesa Pelada, de Ñancahuasú. La poesía se traslada, no solo de la Universidad Católica y aun del mismo San Marquitos (la Universidad de Lima, la UPC y las otras, eran, en ese momento el futuro pluscuamperfecto); se traslada, decimos, a la Villarreal y a la Garcilaso, universidades sin cachet, pero con un ubérrimo contigente humano que provenía, mayormente, de lo que Mariano Azuela había denominado "Los de abajo".

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Y éstos, naturalmente, tenían un lenguaje sideralmente distinto, y una carga de acedía que se transparentaba en versos detonantes y kamikazes. No, no se trataba de que estos jóvenes integraran una suerte de komsomol, sino que éste les era natural por la frecuentación de un mundo que acentuaba su inarmonía, su desequilibrio económico (como se habrán dado cuenta estoy usando eufemismos intolerables). Es decir, por vivir y medrar en una mundo donde la catástrofe y la injusticia eran el pan nuestro de cada día, su poética, en los mejores, casos, no podía prescindir de dar testimonio de ello. Ése es el caso de Bernardo Rafael cuya poética está ahíta de soterradas y explícitas denuncias, donde "El himno nacional siempre ajeno es hierro candente", y el erario no es nacional sino "irracional", y "la verdad (anda) extraviada entre mocos y banderas". Es justo y cabal, por ello, que esta poesía no sea para gourmets, sino para aquellos que están preparados a comer el pan acerbo de la desdicha cotidiana, a la cual se exorciza, en cierta medida, con una poética donde se ejerce "la apología del escarabajo como un tributo al mundo" y donde el querido poeta, una suerte de clochard del arte de la palabra, tiene la certidumbre de que, en su desorden, se cuecen habas, mientras miles de niños limpian carros con sus manitas "repletas de groserías".

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Sin embargo, ésta es poesía, y de las mejores que hemos visitado últimamente, porque hay detritus, escatología y todo lo que nuestro tatarabuelo Friederich Nietzsche denominaría "humano, demasiado humano"; mas estamos, como el mismo BRA, admirablemente, lo señala, frente a "La corrosión pútrida pero fragante de las palabras", que se escriben "en las pizarras cuarteadas de los cabildos", en "el circo rotoso" de la metrópli que, otro pariente nuestro, César Moro (no Sebastián Salazar Bondy, como creen algunos desavisados) denominó "limalahorrible". Y en esta urbe, cuyos "caminos tortuosos" tiene que atravesar el excelente poeta, no falta una "quimera que seda y edulcora acarameladamente las convulsiones de la necesidad". Lo importante, lo grande de la poética terebrante de Bernardo Rafael Álvarez, es que no renuncia a vivir en "esta patria de sueño y pesadilla", la cual muchos de sus congéneres han abandonado, en busca de la Quimera del Oro. Pues, bien, los que nos quedamos saludamos el "olor verde y pútrido" de sus versos, que son una radiografía del lost paradise, adonde nosotros nunca pedimos que nos trajeran (Vallejo dixit), pero donde luchamos y, no nos queda la menor duda, ¡venceremos! [Winston Orrillo, marzo 2007]

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"LOS BAJOS FONDOS DEL CIELO" Por: Paolo Astorga Entre el fango y la honestidad nos abrimos un camino y a su vez, una búsqueda de lo inaudito, lo ya sabido quizá dentro de tanta podredumbre, bella podredumbre que cantaron los poetas mal denominados "Malditos", porque la poesía oscura como muchos la llaman, sólo es una reproducción muy bien definida (estéticamente hablando), de una consecuencia ineludible del desastre y la hipocresía que se vive mientras un hombre quiere ser como un pájaro y otro, sólo incendiar su cuerpo con un poco de gasolina en llamas. Mas es la poesía la única salida hacia la luz y también el único estigma conocido para interpretar y ensayar una solución que escape de tanta utopía artística. Pero cuando hablo de poetas malditos, no me refiero a sus tópicos, sino a su esencia, a sus voces denunciantes, sus estéticas más básicas, algo que en muchos aspectos es central para todo creador de retratos y ciudades devastadas por su oscura belleza propia. Los bajos fondos del cielo (Editorial Cactus, 2007) de Bernardo Rafael Álvarez (Áncash, 1954), nos demuestra desde una poesía que apela a la sordidez de la realidad, plasmando entre sus hojas la precariedad y la frustración de voces echadas a su suerte, pero que a su vez cobran fuerza y dinamismo para concatenarse al

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contexto; la práctica de ser nada más que un poco de masa entre la multitud: "Practico la soledad en mi cuarto y en medio de la gente/ A la manera de un torvo ritual: turbación de los sentidos y vértigo/ Diríase una mesa de chamán y su orfandad de lujuria y ayahuasca/ Al borde 94 de un acantilado/ Pero el huérfano indudable soy yo y mi sombra iridiscente chilla/ Como la sordera..." Hablamos de un deseo por abrir las manos y sacar por ejemplo un poco de luz. La poesía es enfrentamiento frontal con la miseria que nos ofrece la palabra, aceptar nuestra condición de escribas en comunión con la nada y la soledad de avenidas solitarias, aparentemente nuestras, mas de nadie, nadie sino el destino: "La corrosión pútrida pero fragante de las palabras/ Sucede a la náusea bautismal de los virtuosos/ Que navegan ebrios de mar y catecismo/ el secreto venal empozado por la hoja de parra/ Y el examen de conciencia/ Denuncia una alegría escarlata y coagulada:/ Una multitud de desharrapados/ Defeca sobre esta desgarrada/ Criatura urbana de seis millones de narices/ como feto expulsado contra la voluntad de los parques/ Y su sorpresa de geranio". Besar el destino es una forma de desear desde una orbe de alacranes, enterrarse en la majestuosidad de los absurdo e irónico. La ironía en los poemas de Bernardo, es un constante incendio de las formas establecidas hasta acariciar la paranoia de

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lo directo, la secreta forma (casi de entelequia) de hacer una escritura para remover los sentidos, al hombre-mecánico, a su verdad: "Mi demonio no es el de Sócrates ni el de Baudelaire:/ No prohibe advierte u obstaculiza/ Ni sugiere aconseja o persuade/ Solo escupe". Pero la sensibilidad, la experiencia diaria por buscar una tela blanca entre tanto barro gris de cielo, de noche, de estrella inútil, crea en el poeta una nueva imagen que extrañamente, logra conmover hasta la ternura. Ternura que lentamente se pierde en una esperanza llena de ilusión, temores: "Quién no ha 95 untado/ Alguna Vez/ La suela/ De su zapato izquierdo/ Con Jabón/ Y descubierto que/ Dentro del hedor/ También mora la luz". En suma, el poeta nos encarga su espíritu, y también nos da un golpe ante la inercia de nuestra rutinaria vida de escarabajo, esta breve pero interesante construcción nos acerca cada vez a nosotros, mostrando paradójicamente al hombre como un ser alejado, desconectado con todo, una "metáfora construida con hojalata", que no logra siquiera entenderse así mismo a su más cercana realidad: "Las palabras de mi cuerpo/ Se elevan como una exhalación/ Y caen y se quiebran/ Son un espejo/ En este país de siete suelas”. [Paolo Astorga, 2007]

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CONTENIDO Artículo de fe / Ensayo acerca de la soledad / Monólogo de nadie más un paréntesis concreto / Este olor verde y pútrido / Mercado de frutas / Diálogo en la abadía del boquerón / Insomnio / Fábula del monje y el estío / En los bajos fondos del cielo / Encuentro con Issidore Ducasse / Disonancia en el campanario / Merdre / El perro celestial / Oda al amor infinito / Balada del destierro / Flor de arena / Nocturno / Cynismus & cilicium / Vals urbano / Esta belleza / Y pienso en tu sexo / Poema 24 / El Huerto perdido (1) / Pozo ciego / Bajo siete llaves / El huerto perdido (2) / De la Divina Hoguera / Luz resbaladiza / De negra invención / Los granos del paraíso / Poema endrino / Bajo el puente /

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CIELO RASO / Quise ser dueño del horizonte / Que me entiendan / Con los ojos cerrados / Una tumultuosa pesadilla /

Los bajos fondos del cielo, de Bernardo Rafael Álvarez, fue impreso en Lima, Perú el mes de Enero del año 2007, con un tiraje de 300 ejemplares.

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