Estudio de Caso: Aprendizajes en la aplicación de una estrategia comunicacional con madres para redu

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octubre - 2020

Estudio de Caso: Aprendizajes en la aplicación de una estrategia comunicacional con madres para reducir la anemia de niñas y niños menores de 2 años en Barrios Altos, Lima La anemia es uno de los problemas de nutrición más severo y prevalente que afecta a los niños en sus primeros años de vida (WHO; 2017), representa el más extendido problema de salud y nutrición pública en el mundo. Afecta a casi todos los países y todos los grupos poblacionales, incluidos los no pobres (Consejo Regional III de Lima-CMP, 2018). En el Perú en los últimos años se ha observado un incremento del gasto social (de 3000 millones de soles en el 2010 a 5000 millones en el 2015) y también importantes esfuerzos por implementar cambios en la política social (Alcázar, 2016). Entre ellos, se han dado diversas iniciativas para combatir la anemia (el 2016 se aprobaron los Lineamientos para la Gestión Articulada Intersectorial e Intergubernamental orientada a Promover el Desarrollo Infantil Temprano “Primero la Infancia”; el 2017 el gobierno nacional y los gobiernos regionales firmaron el Pacto Nacional para la reducción de la anemia y desnutrición crónica infantil; el 2017 también, el MINSA publica el Plan Nacional para la Reducción y Control de Anemia Materno Infantil en el Perú 2017-2021; el 2018 el MIDIS lidera el Plan Multisectorial de Lucha contra la Anemia). A pesar de la inversión e iniciativas del Estado peruano y otras instituciones, no se están dando los resultados esperados en la disminución de la anemia, problemática que permanece sin variación desde el 2015 (Consejo Regional III de Lima-CMP, 2018). Este estudio de caso busca analizar el desarrollo de un proyecto municipal que empezó en octubre del 2019 con el objetivo de reducir la anemia en niños menores de tres años a través de la creación, validación e implementación de estrategias comunicacionales de cambio social y de comportamiento en Barrios Altos, una zona urbano marginal tradicional de Lima. El estudio se enfoca en aspectos del proceso de implementación que normalmente no forman parte de la evaluación o sistematización de las intervenciones. En este documento se presenta una reflexión de los distintos momentos y decisiones que se tomaron, así como de las relaciones entre los diversos protagonistas del proyecto. Se analizan tanto los aciertos como los desaciertos porque creemos que pueden ofrecer aprendizajes útiles para otros servidores públicos que trabajan en contacto con madres y cuidadores. El caso se ha organizado en tres acápites: el primero corresponde a la primera etapa de la implementación del proyecto y se hace énfasis en la dinámica que se dio entre los protagonistas involucrados; el segundo se centra en los cambios que se dieron en el proyecto a raíz de la pandemia por el COVID-19; el tercero recoge las lecciones principales que fuimos recogiendo en todo el proceso de implementación del proyecto y creemos que podrían resultar útiles para otros profesionales que buscan el bienestar de niñas, niños y sus cuidadores. I.Primera etapa: jerarquías en acción

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El 2019 el Municipio de Barrios Altos1 buscaba llevar a cabo una campaña comunicacional y de cambio de comportamiento que le permita combatir la anemia en niños de cero a tres años en Barrios Altos. Para llevarla a cabo logra aliarse con una fundación internacional y a través de ella entra en contacto con una ONG local con experiencia en el trabajo comunitario. A través de la fundación, se consigue la asesoría de dos expertas en comunicación social del Instituto de una prestigiosa universidad de Estados Unidos. En octubre del mismo año empiezan las coordinaciones entre el equipo municipal (conformado por nutricionistas y promotoras de campo), el equipo de la ONG (arquitecto, comunicador y psicóloga) y las dos asesoras expertas de USA. En los primeros encuentros -talleres- con el equipo de la municipalidad surgieron muchas preguntas sobre las intervenciones que se realizaban y lo poco que se sabía de los resultados. Las asesoras recomendaron profundizar en los servicios que recibían las madres, no solo por parte de la municipalidad, sino también por otras instituciones locales. Para ello se realizaron talleres con promotoras y nutricionistas, se les acompañó en capacitaciones, visitas domiciliarias y reuniones de coordinación, se realizaron entrevistas y observaciones de campo. También recomendaron elaborar un proyecto para recoger las barreras que tienen las madres para nutrir adecuadamente a sus hijos y presentarlo a un Comité de Ética local antes de su realización. Se fue dando una dinámica entre las asesoras expertas de John Hopkins y los profesionales de la ONG en la que las primeras sugerían o pedían la realización de ciertas actividades que los segundos debían llevar a cabo. Ellas eran las que sabían y nosotros nos colocábamos en el rol de aprendices, por ello hacíamos lo que decían. Paralelamente, entre los de la ONG y las nutricionistas de la municipalidad se replicaba algo similar, pero en este caso, los primeros eran vistos como los líderes del proyecto, “los que sabían” y decían qué era lo que había que hacer y las nutricionistas, lo hacían. Dinámica de jerarquías entre los actores

Uno de los resultados de esta primera etapa de la investigación fue la elaboración de un perfil de las madres en base a la percepción de las nutricionistas y promotoras de la Municipalidad. Desde su perspectiva, las madres tienen una serie de creencias que les impide ofrecer una buena alimentación a sus hijos. Por ejemplo que la leche es un alimento 1

Barrios Altos es un barrio de Lima, no es un municipio, lo estamos tomando como nombre

ficticio.

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completo, que el caldito de la sopa nutre significativamente a los niños y que la cantidad prima sobre la calidad de la comida. En general consideran que a las madres les falta información sobre cómo alimentar adecuadamente a sus hijos. Todo esto las lleva a cocinar poca carne, a no preparar alimentos ricos en hierro, comprar golosinas y comida chatarra, así como a tener muchas dudas sobre qué darles de comer. Así mismo consideran que las madres tienen una serie de actitudes inadecuadas para la crianza: son flojas, les falta energía y son impacientes. La percepción de que son flojas se confirma con el uso excesivo que hacen de la televisión y las redes sociales. Comentan que todo el tiempo están conectadas al celular y que ven telenovelas o programas de concurso de la tele como “Esto es guerra”. Se va configurando un perfil de las madres que evidencia cierto juicio crítico hacia ellas. Nos preguntamos si esto tiene que ver con prejuicios o ideas preconcebidas en torno a las madres, y/o está relacionado con que las mismas promotoras o nutricionistas se coloquen en el lugar de las “expertas” en alimentación y desde ahí ubiquen a las madres en el lugar de las que no saben. Nos preguntamos también si esa dinámica es la continuación de los roles de autoridad previamente mencionados entre las asesoras de USA, los profesionales de la ONG y las nutricionistas de la municipalidad. En dicha cadena, parecerían colocarse a las madres de la comunidad en el último eslabón, siendo las que no saben y alimentan mal a sus hijos. Es probable que junto a la jerarquía en torno a “los saberes” o combinada con ella, se incluyan aspectos socio económicos. Dado esto llamamos a este primer momento de la investigación jerarquías en acción, porque en las relaciones e interacciones que se dieron en este primer momento del proyecto, primó esta perspectiva jerárquica en torno a los saberes y tal vez a otros aspectos invisibles de dinámicas socio económicas. Creemos que este tipo de dinámicas también pueden darse entre diversos actores vinculados a programas de desarrollo social, del estado u otras instituciones. Así como aspectos vinculados al conocimiento y el nivel socioeconómico, pueden influir el género u otras dimensiones y también mantenerse ocultas, a pesar de influir en los resultados de los proyectos. Jerarquías en acción

El resultado tangible de la primera etapa del trabajo fue la presentación del proyecto “Implementación de un programa de promoción del consumo de alimentos de origen animal Aprendizajes en la aplicación de una estrategia comunicacional con madres para reducir la anemia de niñas y niños menores de 2 años en Barrios Altos, Lima


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para combatir la anemia en niños menores de 3 años en Barrios Altos, Lima, Perú”, al Comité de Ética de un instituto con prestigio local, los primeros días de marzo del 2020. El 15 de marzo el gobierno peruano decretó el confinamiento obligatorio y estado de emergencia por la pandemia del COVID-19. A finales de abril el Comité de Ética nos informa que el proyecto fue aprobado para su implementación. II. Segunda etapa: Crisis vs oportunidad La situación mundial y del país por el COVID-19 paralizó unas semanas las actividades del proyecto. La “nueva cotidianidad” junto a las adaptaciones en el mundo laboral nos llevó a preguntarnos por la viabilidad de las visitas domiciliarias y el trabajo comunitario planificado. En ese contexto, en las reuniones de trabajo del equipo de la ONG fueron emergiendo las madres, así como las niñas y niños. A pesar del confinamiento, no se podían detener la compra, preparación ni alimentación de niños y niñas. Era evidente que, así como las madres tenían que adaptar o cambiar sus prácticas de comportamiento habitual por la situación de la pandemia; nosotros, para continuar con el proyecto, también tendríamos que modificar nuestras prácticas de trabajo. La crisis por el COVID-19, que inicialmente parecía ser un impedimento, se fue convirtiendo en una oportunidad para intervenir de una manera diferente: colocando a las propias madres, sus prácticas, conocimientos y necesidades en el centro de la propuesta. Desde la ONG, reorganizamos el equipo de trabajo: ya no habría trabajo de campo y el trabajo de diseño y comunicación cobraba más relevancia porque todo tenía que ser a través de las redes sociales. El grupo finalmente estuvo conformado por un comunicador social, un diseñador, un arquitecto especialista en monitoreo y sistematización, y una psicóloga especialista en desarrollo infantil. Nos comunicamos con las nutricionistas de la municipalidad pactamos una reunión con ellas (había un nutricionista hombre dentro del grupo) y desde ese momento conformamos lo que en adelante llamaremos “el equipo” a menos que se especifique si es el grupo de la municipalidad o la ONG por separado. La pandemia nos confinó, nos sentíamos vulnerables y teníamos que adaptarnos a la crisis, como si de pronto el piso se hubiera emparejado para todos. Empezábamos las reuniones preguntándonos cómo estábamos, cómo estaban nuestras familias y cómo nos sentíamos con todo lo que estaba sucediendo. Se manifestó una preocupación e interés real por nosotros como personas. La empatía empezó a cobrar protagonismo y se hizo evidente la dependencia de ambos equipos para sacar adelante cualquier iniciativa: ellas, las nutricionistas, estaban haciendo su trabajo a través de llamadas telefónicas y de las redes sociales de manera muy precaria. Rápidamente se dieron cuenta que en nuestro equipo había especialistas en esas formas de comunicación. Nosotros los de la ONG dependíamos de ellas para llegar a las mamás, cada grupo tenía un saber que resultaba complementario para el otro. Acordamos reunirnos semanalmente para juntos definir cómo podíamos trabajar. A diferencia de lo que sucedía antes de la pandemia, fue muy fácil acordar un horario de trabajo. Creemos que el no poder salir de la casa, el que la actividad laboral se realice de

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manera virtual y los reacomodos de las demandas de trabajo, facilitaron las coordinaciones iniciales. Se dieron así espacios de co-creación y aprendizaje, al parecer el confinamiento nos acercó y permitió cierta informalidad y flexibilidad que creemos contribuyó a que se desarrolle una dinámica de trabajo diferente. A continuación, enumeramos y describimos las principales actividades y hallazgos del proyecto: 1.- Conociendo a las madres y sus rutinas: El punto de partida fueron los hallazgos previos de las percepciones de las nutricionistas y promotoras sobre las madres de la comunidad (aquellos que emergieron en la primera etapa del proyecto), así como información recogida por el equipo de la municipalidad (resultados de encuestas y observaciones de campo). Para complementar la información que ya se tenía se realizaron entrevistas telefónicas a seis madres de Barrios Altos con diferentes perfiles: madres solteras, cuidadoras con apoyo familiar, inmigrantes, pertenecientes a familias con varios hijos pequeños, etc. El objetivo de las llamadas fue conocer el contexto y situación actual de las madres y sus hijos, saber si la coyuntura había hecho que cambien los hábitos de consumo y alimentación de los bebés. Las entrevistas realizadas confirmaron los hallazgos previos, además las madres reportaron dificultades económicas para comprar alimentos debido a que ya no podían realizar sus actividades laborales (comercio ambulatorio por ejemplo) por el confinamiento y la crisis sanitaria. Un nuevo hallazgo fue la importancia de los consejos de los farmacéuticos para las madres, a ellos consultan diversos temas de salud y siguen sus indicaciones como si fueran los de un médico especialista. Si bien esto no lo hemos incluido en el estudio, creemos que podría ser un tema para retomar en el futuro. Este perfil sirvió de base para redefinir el comportamiento a modificar con la campaña de comunicación. 2.- Definiendo el comportamiento a modificar: En la primera etapa del proyecto se hizo evidente que para el equipo de nutricionistas el principal cambio para mejorar la nutrición de los niños era aumentar el consumo de alimentos de origen animal. Sin embargo, a las dificultades que ya mostraban las madres para alimentar a sus hijos con esos alimentos, se sumaron las dificultades propias de la situación generada por el COVID-19. Por otra parte, el equipo de nutricionistas se mostraba bastante aferrado a generar material comunicacional vinculado a la preparación de recetas e incluir alimentos con alto contenido en hierro, es decir, continuar con la línea de trabajo que venían desarrollando de manera presencial. Un punto de quiebre en las discusiones de trabajo fue el reconocimiento de que, desde hace años, la mayoría de sus intervenciones apuntaban a ello y no habían logrado ningún resultado significativo hasta el momento. Se fue abriendo la posibilidad de probar otros objetivos y nuevas formas de trabajo con la población. El uso de técnicas de la comunicación social como “Journeys maps” y “How might we” junto con las herramientas tecnológicas que facilitaban el trabajo grupal a distancia fueron de mucha ayuda para el replanteamiento de la pregunta clave. Finalmente acordamos buscar la manera de enriquecer la comida de la olla al momento de servirle al bebé sin gastar más dinero. 3.- Seleccionando las formas de intervención:

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Una vez que se definió lo que haríamos, se llevaron a cabo talleres de ideación para encontrar la mejor manera de conectar con las cuidadoras utilizando estrategias provenientes del cambio de comportamiento y la comunicación social. Incluimos además el marco conceptual “EAST” (fácil, atractivo, social y oportuno)2​​. Se crearon cuatro estrategias o rutas: la primera consistía en el envío de afiches digitales lúdicos a través de mensajes grupales de whatsaap; la segunda eran mensajes SMS con contenido de soporte emocional a las madres; la tercera consistía en el desarrollo de una campaña de promoción del consumo de un producto nutritivo específico como por ejemplo lentejas, un día determinado de la semana. La cuarta proponía a las madres la realización de un reto vinculado a la mejora de la alimentación de su hijo o hija. En esta última, la participación de las madres en el juego/concurso, conlleva recompensas como un diploma o una felicitación pública. Para seleccionar las rutas que utilizamos recurrimos a la información que habíamos recogido previamente sobre las madres. Uno de los hallazgos más consistentes (resultado de los talleres con nutricionistas y promotoras, encuestas realizadas por estas últimas, observaciones de campo y llamadas telefónicas) era el uso frecuente de las redes sociales por las madres. Esto nos llevó a pensar que utilizar esa vía para comunicar los mensajes podía captar su interés. Pero lo que terminó de inclinar la balanza hacia la primera y segunda ruta (mensajes de Whatsaap y SMS respectivamente) fue la situación de confinamiento, que impedía complementar cualquiera de las intervenciones con actividades presenciales. La RUTA 1 fue bautizada como SÚPER+​por el diseñador del equipo y consistió en el envío de afiches digitales con elementos de cocina que, de manera lúdica y animada, le recordaban a la cuidadora enriquecer la comida del bebé. La decisión sobre el tono lúdico y un tanto informal en la comunicación con la madre en esta ruta, fue un tanto intuitiva y liderada por el diseñador del equipo. Además, era una propuesta diferente a las intervenciones previas del equipo de nutrición de la municipalidad. En esta ruta, cada semana se presentaban dos alimentos-personajes en diversas situaciones para enriquecer la comida del bebé. La propuesta de SÚPER+​ se envió a grupos de whatsaap de madres de lunes a viernes durante ocho semanas. Entre las 11:30 y 12 del medio día se publicaba un afiche digital acompañado de un comentario. Se escogió esta hora porque en la primera etapa del proyecto y las entrevistas telefónicas se identificó que en ese momento del día decidían qué darían de comer a los bebés y empezaban a prepararlo. Por otra parte, las mismas fuentes de información evidenciaron que las mamás no organizaban con anticipación el menú de sus hijos y que en el transcurso de la mañana realizaban varias actividades, sin tener necesariamente una rutina diaria.

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El equipo de Alto Perú estaba participando en un programa de capacitación de cambio de comportamiento promovido por la Fundación Bernard Van Leer con Sam Sternin y otros especialistas. Eso permitió que pudiéramos incorporar lo aprendido en dicho programa en este proyecto.

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En las reuniones de equipo se definía el contenido de los mensajes, los diseñadores de la ONG tenían la responsabilidad de elaborar la propuesta gráfica y las nutricionistas de la Municipalidad el comentario que acompañaba las imágenes. El proceso de co- creación y la aprobación final de los mensajes se realizaba en reuniones semanales por zoom y coordinaciones a través del WhatsApp. El intercambio en el equipo se fue volviendo cada vez más fluido y espontáneo. Ejemplos de la Ruta 1 SÚPER+​

La propuesta de la RUTA 2 se llamó SMS​generando vínculo consistía en el envío de mensajes cortos de texto a través de los teléfonos móviles. Si bien se enviaba el mismo mensaje a todas las participantes, se personalizaron colocando el nombre de la madre receptora del envío. Se buscó que tengan un contenido emocional de motivación, reconocimiento y estímulo a las cuidadoras, con la intención de ayudarlas a afrontar los desafíos de cada día. Como elemento secundario, en algunos de ellos se incluyeron breves mensajes sobre la alimentación del bebé. Esta ruta intentó priorizar el soporte emocional en la coyuntura de pandemia. Esta intervención consistió en el envío de dos mensajes tres días de la semana entre lunes y sábado. Tuvo un mes de duración. En ambas rutas, previo al envío masivo a las madres, se hicieron pruebas piloto con madres que no formarían parte de los grupos de intervención. Eso permitió realizar ajustes previos a tener las versiones finales de los mensajes. 4.- Conformación de grupos de intervención: Previamente a la realización del proyecto, el equipo de nutricionistas venía trabajando con madres de bebés menores de un año -grupo etario priorizado para intervenir cuando se inició la pandemia-. En total eran 313 madres que se distribuían en cinco grupos, cada uno de los cuales tenía asignado a una nutricionista (eran cuatro nutricionistas mujeres y un nutricionista hombre). Ellos se comunicaban con las madres a través de grupos de

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whatsapp. En equipo se analizó cuál sería la mejor forma de conformar los grupos para el proyecto: discutimos la posibilidad de hacer reagrupaciones aleatorias, pero finalmente consideramos que no sería lo más apropiado porque las mamás ya tenían un vínculo con las nutricionistas y tampoco resultaba práctico. Se decidió acomodar la intervención a los grupos que ya estaban conformados. Dado que las nutricionistas consideraban que los menores de seis meses no debían consumir limón ni clara de huevo, con las madres de esos niños solo se probaría la RUTA 2. En los grupos 3 y 5 se asignaron las rutas de manera aleatoria y en el grupo 4, que era el más grande, se decidió probar ambas rutas.

Se empezó con la RUTA 1 el seis de julio del 2020 y, como se mencionó, se mantuvo por ocho semanas. La RUTA 2 empezó el tres de agosto y se mantuvo por cuatro semanas. El seguimiento de la RUTA 1 se hizo analizando las reacciones de las madres a los mensajes en el mismo grupo de whatsapp y solicitando autorreportes. El seguimiento de la RUTA 2 se hizo a través de autorreportes: cada semana se entrevistaba al azar entre cinco y diez madres para analizar la recepción de los mensajes y de ser necesario, hacer ajustes. La medición se realizó con todas las mamás a través de una entrevista al finalizar cada intervención. 5.- Principales hallazgos: ● Las dos primeras semanas del estudio hay un número de respuestas más alto que las subsiguientes semanas (en la Ruta 1 la segunda semana hubo 75 respuestas y el promedio de la semana 6 a la 10 fue de 20 respuestas. En la Ruta 2 hay un patrón parecido, pero con menor número de respuestas en general). Las semanas subsiguientes van disminuyendo las respuestas hasta alcanzar un número promedio constante que es más bajo en los mensajes SMS que en los de whatsaap. Parece haber una respuesta positiva hacia lo novedoso seguida de un efecto de acostumbramiento.

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Si bien en los dos grupos de la Ruta 1 y en los dos grupos de la Ruta 2 se enviaron los mismos mensajes, en ambos casos, un grupo tuvo mayor cantidad de respuestas que el otro (245 vs 49 en la primera y 58 vs 22 en la segunda). Lo cual nos lleva a pensar en la posibilidad de que ciertas características del personal en contacto directo con las madres (como el género, la personalidad, estilos comunicacionales y tal vez los valores) pueden influir en las respuestas de estas últimas. Es necesario pensar en estas características al momento de seleccionar al personal que estará en contacto con ellas. Tanto las entrevistas como el movimiento de las respuestas entre uno y otro día dan cuenta de que la calidez, empatía o el interés genuino por ellas puede ser más relevante que el contenido informativo del mensaje e incluso el diseño del mismo. Esto puede ser relevante para futuras intervenciones. III. Aprendizajes del proceso

✔ Resulta muy importante tener claridad en cuanto a los roles de los que son parte del equipo de trabajo, así como las formas de comunicación entre ellos. ✔ El conformar equipos interdisciplinarios puede potenciar los resultados de las intervenciones. ✔ En el ámbito de la investigación existen una serie de recursos y herramientas que pueden contribuir a mejorar los resultados de los proyectos que buscan un impacto social. En particular la investigación formativa permite conocer a las personas, comunidades e incluso ciertas características de los propios equipos de trabajo o instituciones. De esa manera puede contribuir a ajustar metas o procesos previos a la intervención. Así mismo durante la ejecución, resulta de sumo valor incluir procesos o herramientas de investigación (cuantitativa o cualitativa) que permitan esclarecer y profundizar los hallazgos, así como recoger información, tanto de los resultados de las propias intervenciones con la población, como de los procesos internos durante la ejecución. Un ejemplo de esto último es este estudio de caso que, incluso con las limitaciones que tiene, brinda información y/o experiencia para futuras acciones (vinculadas o no con la temática de la anemia) del equipo de la municipalidad. ✔ Relacionado con el punto anterior, específicamente en el caso de un proyecto como el nuestro, donde se aplican estrategias comunicacionales de cambio social y de comportamiento, consideramos de suma utilidad probar diferentes formas de comunicar los mensajes, así como la focalización en diferentes barreras y factores motivacionales. Igualmente es necesario planificar mediciones pre y post intervención, aunque una de las limitaciones del estudio fue la falta de una línea base, es decir una medición previa a la intervención. ✔ Otro aspecto que ha resultado importante en este proceso ha sido la participación de los propios proveedores de servicios, es decir las nutricionistas, o personal de primera línea en la relación con la población. En este proyecto ellos participaron en todo el proceso: diseño, ejecución y monitoreo de la intervención, lo cual ha permitido tener cambios no solo en la población objetivo, sino también en el propio equipo de trabajo. ✔ Creemos que, en la conformación de equipos de trabajo del personal de primera línea, es decir, aquellos que prestan el servicio directo a la población, se priorizan perfiles técnicos -por ejemplo, nutricionistas-. Sin embargo, en la intervención

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realizada ha sido de mucha utilidad contar con un equipo interdisciplinario en la ONG, con la presencia de comunicadores, innovadores sociales, psicóloga y un especialista en monitoreo y evaluación. Específicamente si se busca implementar estrategias comunicacionales de cambio social y de comportamiento, los comunicadores y los que manejan herramientas de monitoreo y medición, son especialmente relevantes. En algunos casos, dichos perfiles ya son parte de la misma institución, pero el trabajo sectorizado puede impedir que se aprovechen incluso los recursos humanos ya existentes. ✔ Por último, la comunicación y el clima de trabajo al interior de los equipos que llevan a cabo las intervenciones son importantes para la ejecución de las mismas. Estos equipos pueden ser de una institución o interinstitucionales, en ambos casos consideramos que resulta fundamental promover la comunicación empática, clara y horizontal, haciendo explícitas las jerarquías existentes o evitando que de manera soterrada influyan en el trabajo. Finalmente, compartimos una reflexión sobre dos temas que surgieron en el transcurso de la intervención y nos parecen relevantes para los proyectos que trabajan con madres y/o cuidadores de niños y niñas pequeñas. ¿Género? En nuestro país todavía hay profesiones asociadas a determinado género, una de ellas parecería ser la de nutricionista. El equipo de nutrición de la municipalidad estaba conformado por cinco mujeres y un hombre. Nos preguntamos cómo tomarán este hecho las madres y sus familias. Ya en el devenir del trabajo, el nutricionista hombre se mostraba sumamente callado y sólo intervenía cuando se le pregunta directamente su opinión. Él mismo percibe una diferencia entre cómo se comunica con las madres o sus compañeras. Al menos dos veces ha comentado que las madres de su grupo no participan tanto como otras. Esto se ha confirmado con el registro de las reacciones de las madres. En el grupo de la nutricionista mujer hay más reacciones a los mensajes que en su grupo, cuando él recibe reacciones, son breves y acotadas, casi monosilábicas. La diferencia, ¿tendrá que ver con el hecho de que él sea hombre, con su edad -es un hombre joven, sin hijos- con su forma de ser particular? o existen otras razones que podrían ser exploradas. Y a propósito de este tema de género creemos que es relevante abrir la discusión sobre los perfiles de los trabajadores de campo de primera línea: si además de la formación y capacitación hay otros factores como la edad, características socioeconómicas y culturales e incluso ideológicas que deban ser considerados en la selección del personal. Rol de la empatía con la madre en el trabajo con niños En el transcurso del proyecto se ha hecho evidente la importancia de la empatía a distintos niveles: al interior del equipo de trabajo y en el trabajo con las madres. El contexto de la pandemia pareció amplificar la relevancia de la empatía en el equipo: las reuniones de trabajo empezaban con un “¿cómo están?” verdadero, que no escatimaba tiempo en escuchar las respuestas o en hacer una ronda para que todos podamos hablar; aceptar sin problemas que unos tengan las cámaras apagadas porque así se sentían más cómodos;

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respetar cuando había interrupciones, sea por problemas de conexión o situaciones familiares. Podríamos decir que la crisis que nos hacía sentir vulnerables, pareció ampliar la empatía de unos con otros. Y sin darnos cuenta, eso tuvo consecuencias en nuestro comportamiento también: cambiar de plataformas digitales, de horarios para las reuniones, etc. La RUTA 2 de mensajes de texto personalizados a las cuidadoras (enfocados en motivarlas o animarlas) fue el planteamiento que se alejaba más de lo que venían haciendo en el contacto con las madres. Sin embargo, fue el que tuvo resultados más sorprendentes para ellos. Comentaban en las reuniones que les llamaba la atención las respuestas de las mamás a esos mensajes que daban cuenta de que realmente los reconocían y valoraban su trabajo. Esto nos lleva a pensar que muchas veces las intervenciones están enfocadas en obtener un objetivo (como reducir la anemia en los niños) y se dejan de lado aspectos aparentemente menos relevantes (como la empatía con la madre) que podrían ser trascendentales para alcanzar los resultados esperados. Creemos que al incorporar las emociones -las propias y las de los sujetos de la intervención- puede llevar a cambios en las formas de hacer las cosas, es decir, cambios de comportamiento en el equipo de trabajo y la población objetivo, que probablemente nos acercan a alcanzar las metas trazadas.

Referencias: Acción contra el Hambre (ACH) Intersocial (2012). Anemia por deficiencia de hierro y suplementación con multimicronutrientes en niños y niñas de 6 a 35 meses de edad: Situación en 4 distritos de la Provincia de Huanta de la Región de Ayacucho. Lima, 2012. pp 145. Disponible en: http://intersocial.pe/wp-content/uploads/2014/10/pub1.pd​f.​ Allen, L. y Gillespie, S. (2001). What Works? A Review of the Efficacy and Effectiveness of Nutrition Interventions. Asian Development Bank with the UN ACC Sub-Committee on yy Nutrition. Aparco, JP y Huamán-Espino, L. (2017). Recomendaciones para intervenciones con suplementos de hierro: lecciones aprendidas en un ensayo comunitario en cuatro regiones del Perú. Rev. Peru Med Exp Salud Pública. 2017;34(4): 709-15. Chong, Alberto, Isabelle Cohen, Erica Field, Eduardo Nakasone and Maximo Torero. 2016. "Iron Deficiency and Schooling Attainment in Peru." American Economic Journal: Applied Economics, 8(4):222-55. Consejo Regional III de Lima, Colegio Médico del Perú (2018). Reporte de Políticas de Salud: Un grave problema de salud y nutrición pública. N°1 Mayo 2018.

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