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Quién es Shou Zi Chew, el enigmático CEO de TikTok que enfrentó al Congreso de EE.UU.

En medio de la creciente desconfianza mundial hacia TikTok, la cual puede llevar a su prohibición en Estados Unidos, la atención se centró este jueves en el enigmático director ejecutivo de la red social, Shou Zi Chew.

Este singapurense de 40 años testificó ante la Comisión de Energía y Comercio de la Cámara de Representantes de EE.UU. Ahí tuvo que enfrentar duros cuestionamientos, e incluso ataques, sobre las prácticas de privacidad y seguridad de datos de la aplicación y los señalamientos de presuntos vínculos con el gobierno de Pekín. El ejecutivo afirmó que TikTok no va más allá de los “estándares de la industria” en cuato a recopilación de datos de sus usuarios. Y por el contrario señaló: “Con el debido respeto, las empresas estadounidenses no tienen un gran historial con el resguardo de datos”. Enfrente tuvo a congresistas que consideran que la plataforma es un instrumento de Pekín sobre Occidene:

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“No se puede confiar en TikTok. Sostengo que TikTok es el espía en los bolsillos de los estadounidenses”, señaló el legislador Dave Joyce. Poco se sabe de Chew o de cuánto poder tiene realmente en la empresa. La directora de operaciones de TikTok, Vanessa Pappas, ha sido hasta ahora la cara pública de la compañía. En septiembre pasado la directiva fue interrogada por el Congreso sobre los flujos de datos estadounidenses hacia China. Un perfil publicado por el diario The New York Times en septiembre pasado, y en el que se citaban a antiguos ejecutivos de TikTok y ByteDance, sugería que la capacidad de Chew para tomar decisiones es limitada y que el fundador de ByteDance, Zhang

Yiming, es quien lleva las riendas de la empresa. TikTok pone ahora a Chew en el centro de la atención pública, en un momento en que las conexiones de la firma con el gobierno chino están siendo objeto de gran escrutinio en distintas partes del mundo. En una carta enviada a los legisladores en junio pasado, el director ejecutivo aseguraba que TikTok opera de forma autónoma de su empresa matriz ByteDance. Asimismo, apuntaba que él no es chino, sino “un singapurense afincado en Singapur”. Nacido y criado en la ciudad estado asiática, Chew asistió a una escuela de élite de lengua china y domina el inglés y el mandarín. Mientras cumplía el servicio militar obligatorio llegó a ascender al puesto de oficial de las Fuerzas Armadas de Singapur, una posición de prestigio. Asimismo, se licenció en Economía en la University College de Londres (Reino Unido) antes de ingresar en la Harvard Business School, donde cursó un MBA. Y realizó prácticas en Facebook, cuando el gigante de las redes sociales era aún una start-up. Según los medios de comunicación, pasó cinco años en la empresa de inversiones DST, donde dirigió un equipo que se convirtió en uno de los primeros financistas de ByteDance en 2013. También trabajó como banquero en Goldman Sachs durante dos años. Chew desempeñó un papel importante en el gigante chino de los teléfonos inteligentes Xiaomi, donde fue su director financiero y presidente de negocios internacionales. Y desde este puesto dirigió a la empresa a su salida en bolsa en 2018.

Incluso cuando los talibanes tomaron el poder en 2021 y su familia huyó a Irán, Maeda se negó a renunciar a su sueño. La joven decidió viajar por tierra a Turquía y arriesgarse a cruzar el mar para continuar sus estudios en Europa. Su madre, Mahtab, estaba ansiosa, pero Maeda finalmente la convenció. “Le dije: ‘Ve hija, que Dios te proteja’”, cuenta Mahtab. “Ella era capaz”. Maeda pasó cuatro días en el mar después de que el barco que abordó zarpó de Turquía el 22 de febrero. “Hola mamá, espero que estés bien. Yo estoy bien y feliz. Todavía estoy en el bote. Saldremos en 30 minutos”, dijo en su último mensaje de voz a Mahtab, quien pudo escuchar en el fondo el sonido del motor del barco y de las olas. Después de eso, un texto final: “Mi querida mamá, ya casi estoy en Italia, bajaremos pronto, feliz y saludable. No te preocupes”. Luego llegó la noticia de que el barco abarrotado de migrantes se había hundido en un mar embravecido a la vista de Crotone, en la costa sur de Italia. De unas 200 personas que se pensaba que iban a bordo, al menos 86 murieron. El cuerpo de Maeda fue encontrado casi tres semanas después; otros siguen desaparecidos. Es raro que las mujeres jóvenes realicen esos viajes solas porque tienen muchos riesgos, pero Mahtab afirma que su hija mayor era muy determinada.Siete meses antes, Maeda había recibido un disparo en la pierna cuando cruzaba de Irán a Turquía, cuenta su familia. No está claro quién le disparó: los guardias fronterizos de ambos lados están armados, igual que los traficantes de personas. Pero eso no pareció disuadir a la joven: pasó 10 días con la bala en la pierna, temiendo que la deportaran si las auto- ridades descubrían que había visitado a un médico, antes de que otros inmigrantes la llevaran a una clínica para que se la extrajeran. Antes de hacer el viaje hacia Crotone, Maeda llevó a cabo varios intentos fallidos para llegar a Europa.

“Estaba preocupada por ella y le pedí que volviera a Irán”, afirma Mahtab. “Le dije: ‘¿No estás cansada de intentar una y otra vez ir al extranjero?’”. En 2022, los afganos sumaron el 13% de todas las solicitudes de asilo en los 27 miembros de la Unión Europea, Suiza y Noruega, según cifras oficiales. Turquía es el principal punto de tránsito para los afganos que intentan llegar a Europa. O suben por los Balcanes o intentan cruzar por mar para llegar a países como Italia, como hizo Maeda. Los riesgos son altos. Los grupos de monitoreo señalan que más de 20.000 personas han muerto o desaparecido en el centro del mar Mediterráneo desde 2014. Dos sobrevivientes del naufragio del barco en el que estaba Maeda le dijeron a la BBC que éste se descompuso poco después de salir de la costa turca. Los traficantes de personas enviaron otro barco y las personas fueron trasladadas a él.

Por: John Albarenga Sports Editor/ Las Américas Newspaper

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