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Tragedia de Alausí deja 11 fallecidos, 67 desaparecidos y al menos 500 personas afectadas en el sur de Ecuador por alud

El alud, que se produjo el domingo por la noche en Alausí, provincia de Chimborazo, a unos 300 km al sur de Quito, dejó también siete personas desaparecidas, 16 heridos, unos 500 damnificados y decenas de casas sepultadas por el lodo, según el boletín.

Quito.- La emergencia se reportó cerca de las 21:00 de este domingo en ese cantón de Chimborazo. “El cerro se vino abajo” fueron las primeras alertas que dieron moradores de las zonas afectadas. Nueva Alausí y Control Norte han sido los barrios más afectados por este deslave, según medios locales. Esos sectores están en la periferia del cantón. El coliseo del cantón quedó sepultado. En total fueron 163 casas afectadas y se encuentran en evaluación para determinar cuántas viviendas terminaron destruidas. Desde diciembre ya se habían registrado deslizamientos y grietas. Ya para ese mes se hablaba de una falla geológica que estaba afectando un área de 247 hectáreas. Unas diez familias habían sido evacuadas de la zona de Casual por grietas que presentaban inmuebles. El presidente Guillermo Lasso dispuso la activación inmediata de la Secretaría de Riesgos y de todas las carteras del Estado. La tarde del lunes, por lo inestable del terreno y tras haber detectado grietas en otra montaña que rodea a Alausí, el Gobierno ha anunciado que se va a evacuar a al menos 600 familias que viven cerca de la zona del desastre. El deslizamiento se ha producido en una zona donde se había detectado una falla geológica desde diciembre del 2022. Unas diez familias habían sido previamente evacuadas de la zona de Casual por grietas que presentaban en inmuebles en una zona de 247 hectáreas. Bomberos de Guayaquil, Cuenca y Quito han apoyado a refozar las tareas de rescate iniciadas por los bomberos de Alausí y de Riobamba. También participan rescatistas de la Cruz Roja. Los rescatistas siguen sus labores de rastreo con pico y pala, sin la utilización de maquinaria pesada, debido a la fragilidad del terreno. Imágenes difundidas en medios locales mostraban decenas de rescatistas y personas vestidas de civil intentando remover escombros con ayuda de linternas en medio de la noche. La zona donde se produjo la tragedia se encontraba en “alerta amarilla” desde febrero por deslizamientos de tierra. Además, las autoridades habían alertado sobre el hundimiento de la vía E35 en el sector de Casual, desde donde se desprendió parte de la montaña. La gobernación de Chimborazo señaló que prepara centros de acopio de víveres para atender a los afectados. Las Fuerzas Armadas colaboran con el transporte de insumos para los alojamientos temporales. Alausí es conocido mundialmente por la “Nariz del Diablo”, una gran pendiente por la que pasa la línea ferroviaria transandina de Ecuador, un tramo conocido como el “tren más difícil del mundo” debido a su peligrosidad. Desde enero, las fuertes lluvias ya dejaban en Ecuador 22 personas fallecidas y 346 damnificadas; más de 6.900 viviendas quedaron afectadas y 72 destruidas, según el SNGR. Las provincias más golpeadas en la región Litoral son: Manabí, Guayas, Santa Elena, El Oro Santo Domingo de los Tsáchilas y Los Ríos, y en la región Interandina: Cotopaxi, Bolívar y Chimborazo. (I). En Alausí hay cierta desazón. Algunos creen que se pudo realizar algo más para tratar de evacuar a la gente. Había una alerta amarilla desde febrero, pero hay quienes consideran que se pudo emitir una alerta naranja para tratar de sacar a la gente con apoyo de las autoridades. La cantidad de fallecidos subió luego de que un joven que había sido rescatado muriera “en la casa de salud” donde se encontraba, señaló la Fiscalía la noche del martes.

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“Hasta el momento se ha confirmado la muerte de 12 personas” por el corrimiento de tierra ocurrido en Alausí, en la provincia de Chimborazo, unos 300 km al sur de Quito, agregó la entidad.

San Salvador.- Juan Pappier es subdirector en funciones de la División de las Américas de Human Rights Watch, organización internacional que vela por los derechos humanos. Su trabajo lo hace conocedor de la situación de El Salvador, sobre todo con la imposición del régimen de excepción o estado de sitio hace un año. Los números del régimen de excepción van en el orden de 65,000 detenidos. De éstos han tenido que liberar arriba de 3,300 porque no se comprobó que habían cometido ningún delito. De todos los apresados, hay un centenar que ha muerto sin siquiera haber tenido un juicio justo y sin que se determinarán si realmente eran culpables, según organismo humanitarios. Hay 4000 denuncias más en la Procuraduría de Derechos Humanos de capturas ilegales y otros abusos. Y organizaciones y familiares denuncian que la Corte Suprema no resuelve sobre el 78 por ciento de habeas corpus (recurso para determinar si una detención es ilegal) que le han solicitado. El especialista en derechos humanos no duda en manifestar su preocupación porque los salvadoreños están perdiendo su democracia mientras se consolida el proyecto autoritario del bukelismo. Para

Pappier, el régimen de excepción y la mega-cárcel son medidas que no son sostenibles en el tiempo.

¿Cómo califican este año de régimen de excepción en El Salvador? Es preocupante que el régimen de excepción se haya extendido hasta ahora, un año. Y lo más grave es que creo que el presidente Bukele ha logrado aprovecharse de esta situación grave de violencia que ocurrió hace un año por parte de las maras para consolidar su poder y está llevando al país al borde de un Estado policial. Creo que aquí hay un proyecto autoritario que se beneficia, que se aprovecha de una demanda legítima de la ciudadanía, que tiene que ver con la inseguridad y con el fracaso de los gobiernos anteriores, para dar una respuesta seria a este problema crónico de El Salvador que han sido las maras y los abusos aberrantes que han cometido contra los salvadoreños. ¿O sea que, con el pretexto de aliviar el drama de los salvadoreños frente a las pandillas, en realidad se está promoviendo o consolidando un proyecto dictatorial? Aquí hay un proyecto autoritario que digamos que en algún sentido no tiene nada nuevo para la historia latinoamericana.

Por: Roger Rivero

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