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DEL El Rincón del Buen Sabor

por sentado en esta vida, siempre hay que luchar por encontrar la escurridiza felicidad. Piensa que, si has sufrido y tu corazón está aprisionado, lo mejor es dejarlo libre para encontrar su lugar, con la esperanza de que en una de esas oportunidades te encontrarás con esa persona que busca lo mismo que tú y vivirán felices por siempre. Pero si esa oportunidad pasa y no es aprovechada, los dos quedarán eternamente atrapados entre la duda de si pudo haber sido, dejándote a ti con la eterna pregunta e inquietud de si te estás perdiendo lo que el amor y el destino te tenía preparado. Muchas veces dejamos pasar las pequeñas oportunidades que nos da la vida de ser felices, esto puede ser ya por el miedo al fracaso o simplemente por pereza de volver a comenzar una nueva vida.

Cada historia de nuestras vidas, cada palabra, cada lágrima, cada logro, fracaso, alegría, tristeza y hasta el último de los pensamientos, siempre ha sido inspirado por una persona que hizo historia en nuestras vidas. Tendemos a confundir el amor con las ganas de tener a alguien en nuestras vidas, pero sólo son instantes de amor y de felicidad, pues cuando llegue el amor verdadero, aquel que se quedará a nuestro lado, todo lo demás quedará como algo anecdótico y sin importancia, pues habrás encontrado con quien compartir no sólo un instante sino la eternidad. Nunca esperes que las cosas lleguen a ti por arte de magia, debes luchar por tus sueños e ideales, esfuérzate en lograr dar con la persona justa con quien estar. No te quites las alas, vuela tan alto como puedas, que a lo lejos o a lo cerca hay alguien como tú, también está esperando y con los mismos sueños que tú. No dejes pasar las oportunidades, dale un vuelco al destino y sal en busca del amor sin miedo, sin ataduras, libre para que lo puedas vivir en plenitud. Sólo así conocerás el amar sin miedo, siendo libre.

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“Necesitamos, evidentemente, un coraje más respetuoso con el medio ambiente, sobre todo ante el aluvión de crímenes que perturban la biodiversidad, como la deforestación y tantas otras contiendas absurdas, que pueden acelerar el ritmo destructivo”. Reconozco que me gusta contemplar, en el fondo es mi ocupación natural, olvidarme de mí mismo, perderme por los horizontes celestes y reencontrarme por los abecedarios de la escucha. A poco que fomentemos este poético adiestramiento, sentiremos la necesidad de transformarnos, de ser más cuidadores y mejores caminantes. Esta atención abraza también la casa común; puesto que todas las formas existenciales están interconectadas, lo que requiere una mayor implicación por parte de todos, aprendiendo a detenernos y a observar para percibir y valorar lo be llo. Sin duda, esto es fundamen tal para entrar en sanación. Asimismo, nuestra propia Madre Tierra nos pide un cambio de actitud, que seamos mucho más sensibles con la marea silvestre, dejemos de llenar los océanos de plásticos y volvamos al nido natural del verso, que es lo que positivamente nos engendra salud y vida. Ciertamente, esto ya lo sa bemos, que de nuestros ecosistemas depende directamente la salud de nuestro entorno y la de sus moradores, pero tenemos la mente ruda y el corazón empedrado de intere ses mundanos. De ahí, lo esencial que es asentar en valor ese rayo de luz creativa, poniéndonos en disposición soñadora, que es lo que en realidad nos cura el alma. Está claro que somos parte de la inspiración celeste; y, como tal, andamos inmersos en el asombro de vernos y de mirarnos, reconociéndonos como parte del verbo que se ha hecho músculo para transitar por aquí abajo. Partiendo de este acontecer imaginativo se promoverán nuevos hábitos, en consonancia con los saberes ancestrales, y todo será altamente bucólico, para que nuestro estilo de vida tan frío y mercantil sea sostenible, lo que demanda corazón y vigor donante. Necesitamos, evidentemente, un coraje más respetuoso con el medio ambiente, sobre todo ante el aluvión de

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