Lluvia de buñuelos

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Lluvia de buñuelos arece ser -según dicen los que saben e historia- que una vez, en un pueblo de Corrientes había una pareja de viejito. Macanaí era el lugar, y no se gasten en buscarlo en el mapa porque ahí no lo van a encontrar. Los dos vivían en un rancho que parecía a punto de venirse abajo en cualquier momento, e =los postes del alero ladeados y el techo de paja medio pelado. no porque el hombre fuera un vago que se dejaba estar, ¡por favor! ¡Si se había deslomado desde chico como peón de camp Pero había sido siempre medio inocentón y la verdad es que lo: dueños de la estancia donde estubo trabajando se habían aprovechado mucho de él. Ahora ya era demasiado viejo y estaba muy achacoso para trabajar y no había podido ahorrar peso como para arreglar la casa. Pero él no se desanimaba. Por eso una mañana, cuando se acordó de que ese era el día de San Filmarión, el santo patrono del pueblo, le dijo a la esposa: -Voy a ir a la procesión del santito y vas a ver cómo nos va a ayudar. 6 CUENTOS Y LEYENDAS DE MI PAls



y allá se fue, al trote, con el único caballo que

tenían y que estaba tan viejo y achacoso como dueño, huesudo y con tos. Llegó al pueb anduvo en la procesión siguiendo la imag del santo, le dejó una vela encendida en la capilla y volvió muy esperanzado para la c cuando ya casi caía el Sol. A las diez cuadras, el viejo tuvo que talan al caballo para apartarse a tiempo del camino, porque venía un auto a toda velocidad. Antes que lo tapara la nube de tierra que levantó al pasar, pudo ver que era una camioneta bien cargada, y que la manejaba el dueño


Desmontó, gruñendo un poco por el dolor de cintura, levantó la valija y la abrió: ¡estaba llena de monedas de oro!

~e la estancia donde él había trabajado. El viejo siguió entre la lvareda, a ciegas, y así fue como el caballo tropezó. No había ri to una valijita tirada en medio del camino. Desmontó, gruñendo

poco por el dolor de cintura, levantó la valija y la abrió: [estaba i.ena de monedas de oro! -¡Gracias, San Filmarión, gracias! -gritó y de contento volvió a ubir al caballo volando, como si fuera un muchacho. No - nsiguió que el animal se apurara gran cosa -eso sí que hubiera

sí do un milagro enorme-, pero al fin llegó a la casa. -¡Vieja! -Ilamó-. ¡Vení pronto a ver! ¡No somos más pobres! _fuá qué regalo nos ha echado el santo desde el cielo!



1alumno y los buñuelos a mujer vio lo que traía el marido. Y así como el viejo era inocente, ella era viva. La cabeza le empezó a trabajar a toda velocidad. "¡Qué santo ni cielo! -pensó-o ¡Esto se le ha caído a alguno, seguro que a los de la estancia, que son tan ricos! Pero si se lo digo, este va a empezar a preguntar y nos vamos a quedar sin nada, ¡con lo que nos hace falta! ¡Se me tiene que ocurrir algo!". s

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-Pero no, hombre -le dijo-o Vos te ilusionás por nada. Estas monedas no son de oro. Parecen, porque son brillosas. Pero son unas fichas para algún juego. Dejalas, que por ahí le vienen bien a alguna criatura, para entretenerse. VeTIÍ,tomá unos mates. El viejo se sentó a matear, con cara de desencanto, y ella escondió la valijita debajo de la cama, mientras seguía pensando: "Con esto gano tiempo, pero ya va a aparecer alguno preguntando

por toda esta plata y el viejo

zonzo va a abrir la boca. Tengo que hacer algo más". Entonces, se le ocurrió. Abrió la valija, sacó .una moneda y se fue caminando hasta el CUENTOS Y LEYENDAS DE MI PAls 11


Cuando él se alejó (con mucha vergüenza de que alguno lo fuera a ver así vestido), la mujer corrió a la cocina

y se puso a

trabajar.

único negocio que había en el pueblo. Era un almacén de campo, de esos que venden de todo, y ahí compró un cuaderno, un lápiz, una goma de borrar, una regla y el guardapolvo más grande que encontró. Pagó, le dieron el vuelto y con el paquete abajo del brazo se fue a ver al maestro jubilado, que vivía en un lugar bastante apartado. Charló un rato con él y volvió a la casa. -Viejo -Ie dijo al marido-, estuve pensando que a vos no te ido bien en la vida porque nunca estudiaste. Pero ya es hora de dejés de ser un ignorante. Desde mañana vas a ir a la escuela. El hombre protestó: que a su edad ya no estaba para eso, cómo iba a entrar a la escuela con los chicos ... Pero ella lo atajó: -Ya pensé también en eso. Vos no te preocupés, que ya te conseguí un maestro particular y te espera mañana temprano. Por más que el viejo renegó, la mujer le dijo que ya estaba decidido. Y como siempre él hacía lo que le mandaban, al otro día le hizo poner el guardapolvo -sólo se pudo abrochar el primer boti:lt.. porque le quedaba chico-, le dio el cuaderno y los útiles y lo manoc clase. Cuando él se alejó (con mucha vergüenza de que alguno fuera a ver así vestido), la mujer corrió a la cocina y se puso a traJ_ Buscó harina, huevos y azúcar; batió, mezcló y frió. Al medio' volvió el marido. Venía con trompa y refunfuñaba, empacado. '12 CUENTOS Y LEYENDAS DE MI PAls


-¿Cómo te fue? -le pregut1 -¡Mal me fue! -estaba enojadísi

0-.

El guardapolvo

me

apretaba tanto el cogote, que creí que me ahogaba, y no aprendí nada. El maestro me estuvo todo el tiempo fastidiando para que escribiera letras. Me salían torcidas, se me rompía la punta del lápiz, borré y se me hizo un agujero en la hoja del cuaderno. Y al final me trataron de burro. -Bueno, no tuve buena idea, che. No te preocupés. Vos hiciste el esfuerzo, pero se ve que tenías razón. Ya estás viejo para eso. No vayás más. Vení, carné y dormite una siesta tranquilo, nomás. Y así fue. El hombre comió un churrasco y unas mandiocas hervidas, y se fue a dormir. Cuando lo oyó roncar, la vieja sacó un CUENTOS Y LEYENDAS DE MI PAlS 13


Entre los dos juntaron todo. El fuentón quedó otra vez lleno y se dieron un atracón. Hasta les sobró para la cena.

fuentón que tenía escondido y envuelto en un mantel. Estaba lleno de buñuelos, porque eso era lo que había estado hacier toda la mañana. Sacó la escalera, la apoyó contra la pared afuera casa, se trepó con el fuentón y repartió buñ por todo el techo. Después, bajó y desparramó los que le quedaban por el Al rato, sacudió al marido: -¡Despertate, viejo perezoso! ¿No has oí tormenta?

y:;;"'-

..u..;...


rmenta? ¿Qué tormenta, si no hay

-_.o hay nubes ahora -le contestó la mujer-o _" ubieras visto ... eran unos nubarrones gordos. ¡Ycómo llovió! raro es que no cayó agua ni granizo. ¡Ha llovido buñuelos! El hombre salió al patio y vio los buñuelos en el piso. Agarró e pasó la punta de la lengua para probarlo y después lo ~~u..~6

<c.o!\.desconfianza.

-¿Sabés que está bueno, che? -le dijo a la mujer-o ¡l: hasta 'Uene . mo gusto que los que hacés vos! ¡Qué cosa! En tantos años o tengo, nunca vi una lluvia así. ¡Yen el techo hay más! ¡Si no lo , no lo creo! ¡Una granizada de buñuelos! [Esto ha de ser cosa de tantos viajes espaciales y experimentos raros que hacen! Entre los dos juntaron todo. El fuentón quedó otra vez lleno y se dieron un atracón. Hasta les sobró ...'- ....._ -. para la cena. ~.;

'



y vino la autoridá los dos días, al ranchito llegó una camioneta policía, con dos personas. Frenaron y bajó un hombre de uniforme y anteojos negros. La m adelantó para atenderlo. -Buenos días, doña -dijo el policía-o Acá ando con el se:-a:.. que es el dueño de la estancia Caté Eté y ha extraviado en la una valija con\valores de su Iegítima propiedad. Así que est.a::l:Jt. viendo a todo el vecindario para que el que la haya encontr devuelva inmediatamente. -Ah, no, por acá no he visto nada -dijo ella-o Y no se e:é::JI porque salgo tan poco ... -Ajá. ¿Y el señor que está ahí? -preguntó,

señalando

v1eJo. -No, si el pobre no entiende nada. -Eso lo decido yo -contestó el otro-o Dígame, don, ¿ vio una valija llena de monedas de oro? -¡Ahí tenés, vieja, y vos que me decías que eso no valía nada! Yo la encontré y la traje para acá. -No le haga caso, comisario -dijo ella-o No sabe lo qu -¿Cómo que no? -se encocoró el marido-. ¿No te aco -No. 16

CUENTOS Y LEYENDAS DE MI PAls


__

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."" •... _,w .•• _~,~,~,~

-¡Si fue poquito antes de que yo empezara a ir a la ese ...• ~ El otro le dijo, fastidiado: -¡Eso habrá sido hace como ochenta añ s hombre! Yo le hablo de algo que pasó

-

-¡Es lo que digo! -porfió e Vea, le doy otro dato: día antes de la lluvia buñuelos. -¿Llu\'

-

buñuel _


después de un

la ·er convendé al marido de que San Fílmarión les había dejado una fortuna.

- 'buenísimos.

Para chuparse los dedos. ¿Usted no los

policía se metió en la camioneta y le dijo al dueño

de la

'~~C1a:

-A este viejo no le queda un tornillo en la cabeza . .güemos en otra parte.

y así fue como después de un tiempo la mujer convenció al .do de que San Filmarión les había dejado una fortuna. Se :- eran para la capital, compraron una casa como la gente y vivieron anquilos. Ahí el hombre se hizo famoso por una rareza: cada vez

~~~'l~m.atarmenta, explicaba:

JI

se apuraba a dejar un fuentón en el patio y

¡Es que llueven tan ricos!".

FIN

i"":


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