1r Àccessit Adults 13è Premi de Relats Curts

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1r ACCÈSSIT CATEGORIA ADULTS BEGOÑA MARTÍNEZ VILLARIÑO CONFUSOS TIEMPOS VERBALES Era lunes, un lunes corriente. Un lunes de mierda, para entendernos. Estaba corrigiendo los ejercicios de lengua de mi clase cuando, de pronto, comprobé que uno de mis alumnos confundía el futuro con el condicional. Bueno, no es tan grave, pensé. Podría haberse enredado con otros tiempos de por sí más complicados como el presente continuo o el pasado simple. Lo llamé a mi mesa para hacerle ver su equivocación y ayudarle a corregir aquel error. Empecé tranquilizándole. No te apures, está todo bien, sólo que tienes una pequeña confusión con el futuro. Mira, el futuro son aquellas acciones que pasarán seguro. En cambio, el condicional, es el tiempo verbal que empleamos para expresar deseos, posibilidades o cosas que tal vez pasarán, pero de las que no podemos estar seguros. El chaval miraba el folio y negaba con la cabeza. No lo entiendo, susurró. Ponme un ejemplo. De acuerdo, contesté. Si dices “Mañana iré a clase” Estás hablando de algo que pasará seguro, por lo tanto, es futuro. Pero si dices, “mañana iría a clase”, planteas una posibilidad que depende de otra cosa, como por ejemplo que sea o no un día lectivo, o que no estés enfermo, por lo tanto en este caso se trataría de condicional. ¡Ah! Así sí lo entiendo. Pero claro, añadió dubitativo, no pasa con todos los verbos, ¿no? Puse cara de sorpresa y le contesté que sí, con todos sin excepción. A lo que él interpeló: pues entonces no lo entiendo. A ver, ponme un ejemplo, le dije yo esta vez. Supuse que le costaría reaccionar a mi demanda, pero en cuestión de segundos exclamó: ¡Vale! Mi padre siempre dice: Mañana estaremos mejor. En principio, parece que es futuro, ¿no? Pero al día siguiente estamos igual de jodidos. O cuando mi madre me dijo, antes de salir del país, no te preocupes, hijo, en España todo saldrá bien. Y sin embargo, mis padres se pasan el día maldiciendo la hora en que decidieron venirse a este puto país. Lo de puto lo dicen ellos, no te me enfades. Vamos, que si la gramática y la realidad no me fallan, eso no ha pasado. Y aunque ahora vivimos en un presente horrible, se suponía que esto iba a ser un futuro esperanzador. ¡Uf! que me lío. Lo que quiero decir, profe (los chavales siguen utilizando esta expresión) es que teniendo en cuenta la teoría que me has explicado, soy incapaz de saber desde el presente si un verbo es futuro o condicional. A todos los profesores nos llega ese momento en que una pregunta o comentario de un alumno nos descoloca tanto que nos gustaría volver a la universidad y encontrar la manera de explicar aquello que en verdad sabemos, pero que no encontramos la manera de trasmitir. Recuerdo aquella afirmación que hacía San Agustín ¿Qué es el tiempo? Si no me lo preguntan, lo sé; pero


si me lo preguntan, no sé explicarlo. Se podría decir que ignoramos muchas cosas que creemos saber, pero que quizá nunca nos hemos cuestionado, por lo que en verdad, seguramente, no tengamos ni la más remota idea. Almenos siempre he pensado eso de mi médico. Se ha pasado el último año repitiéndome que si dejaba de fumar, me encontraría mucho mejor. Un día decidí hacerle caso con la esperanza de que en cuestión de poco tiempo toda esta mierda que arrastraba desde que Toni me dejó desaparecería por alguna alcantarilla en los confines de mi existencia. Sin embargo, al sexto día había empezado a subir mis dosis de gintonics diarios, ya me había agenciado cinco discos de música pop y engordé cuatro kilos específicamente a base de frutos secos. El séptimo día lo llamé, después de 5 meses de consagrado silencio, y le dije que todavía lo quería más que a nada. Todo un desastroso cuadro clínico que jamás saldrá en las placas que trimestralmente me encarga mi entrañable doctor. Ojalá los sentimientos no fueran translúcidos en las radiografías que hace de mi corazón. Quizá así acertase algo en el diagnóstico, y en el tratamiento. Aquel recuerdo de mi errante guardián de esta frágil salud que arrastro provocó que permaneciéramos en silencio demasiado tiempo, o por lo menos más del que es prudencial entre una alumno que plantea una duda y su profesora. Se suponía que ahora debía contestar algo proporcionalmente interesante y revelador al tiempo que habíamos permanecido callados. Pero lo cierto, es que la hipótesis de la que mi alumno partía era a todas luces irrefutable. Así que seguí con su línea de argumentación, a sabiendas que me adentraba en un camino de caída libre. Le miré a los ojos y reconocí esa mirada que desde hace algún tiempo observo en demasiados de mis alumnos, ese trasfondo de niño mayor que se dilata en esas pupilas negras, mezcla de inocencia con desoladora realidad. Le contesté que tenía parte de razón, pero que no era una razón absoluta sino transitoria. Es cierto lo que dices, pero vivimos una etapa tan complicada que ni los tiempos verbales se aciertan a conjugar. Te diré un secreto, tenemos unos gobiernos que nos quieren robar el futuro. Y desde entonces, todos vivimos confusos entre condicionantes y condicionales. Pero no te preocupes, llegará el día en que el lenguaje no estará plagado de perversas mentiras y el futuro volverá a brillar en todo su esplendor. Ten esperanza. Y dicho esto, mi alumno volvió a su pupitre. Y mientras lo veía alejarse me quedé pensando: ¿Esperanza? Si no me lo preguntan, lo sé; pero si me lo preguntan, no sabría explicarla.


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