LOS GENOCIDAS En principio fueron Tiberio, Calígula, Nerón y sus hijos Herodes, Judas, Poncio Pilatos y los soldados romanos que se ensañaron con Jesús de Nazaret hasta crucificarlo por buena gente, predicador del amor y la generosidad. Después vienen Alejandro Magno, Julio César, Benito Mussolini y Adolfo Hitler, adictos al dinero que crucifican a la humanidad. Por ansias de poder, risibles, reidores, cavilosos, psicópatas, no menos criminales que los gestores de la Primera y Segunda Guerra Mundial que dejaron más de cien millones de muertos. ¿Quién no conoce a Al Capone, comprando jueces y policías? Muchos dicen que estuvieron llenos de narcicismo, despotismo, orgullo, vanidad y soberbia fuera de lugar que sacan de quicio al más santo y virtuoso de los reinos de un mundo mejor, la Utopía. De personalidad antisocial y sociópata, cometieron atrocidades en medio del pan y el circo sangrientos, pueblos hambrientos. los genocidas tienen razonamientos fijos que les turba la razón bien que todos somos narcisistas en mayor o menor medida ellos asesinen a mansalva millones de musulmanes, judíos u originarios “Sono pazzi questi romani”. “Están locos estos romanos”; el peor destino de los hombres en manos de los dioses. Eliades Acosta Matos, habla de los colores secretos del imperio: “El uso de soldados extranjeros, al servicio de los imperios, es una práctica que se pierde en la noche de los tiempos”. de esta manera trabajan los dados de los dioses malignos, dicen: “El Mare Nostrum, escenario de un intenso tráfico de esclavos, el derecho romano, la retórica jurídica, la ausencia de policía y un vergonzoso aparato judicial arrodillado a los poderosos”. Al emperador Tácito se le debe la frase contertulia hipócrita: “Los romanos hacen un desierto y lo llaman paz”, que alude 73