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El alma de la poesía

EL ALMA DE LA POESÍA

Digan lo que digan sapos y ranas grises abejorros y burros cargados de plata qué dioses desdentados ni qué ocho cuartos.

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La poesía cuando tiene pantalones no necesita de salvadores o asesinos se tiene a sí misma que es pan del día un tanto alborotada, pero contenta de sí misma en libertad de vivir o morir cuando quiere.

Es más que un día de cumpleaños al quemarse en las extensas horas del tiempo inabarcable qué sabiduría de altas luces resplandecientes dueña de sus tempestades interiores de sus pasiones desmedidas o arrebatos.

Cada cual es dueño de coloquios interiores y festines que habla de todo con gusto científico de largas intimidades, delirios y soledades de desmedidas realidades, de inconclusas realidades sueña que vive de razones amarillas que queman terribles razonamientos desmelenados.

Libre de hojarascas que aburren colmada de largas horas de razones. poesía es mediodía de sol enamorado de la tierra, del viento, del fuego y del agua; pero qué blanca poesía bajo el alero de la Luna enamorada del cielo y de las estrellas.

De todas juntas lunas llenas verdes de tierras mojadas bañadas por aguas mojadas bajo el verde pasto de las verdes filosofías

sin otro paladar que saborear feliz el caldo de cultivo que es la verdad verdadera cuando la verde poesía es dueña de sí misma.

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