
1 minute read
Siempre hay días de solo
SIEMPRE HAY DÍAS DE SOL
Si el surrealismo fuera, alma que lleva el diablo poeta saltimbanqui que muerde dentaduras postizas o gajo de racimo de uva que se alimenta de sapos con los ojos en el alma habría que darse la vuelta para ver.
Advertisement
En el rincón más apartado del mundo siempre hay días de sol que nos alegran la vida porque es posible cambiar la terrible tristeza por un dulce gesto de amor y solidaridad.
Todo se transforma, todo tiene color de rosa cuando sonríes, extiendes la mano o miras a tus prójimos con hospitalidad de flores.
El alma de la tierra que respiras cada día, la tenacidad del viento que tus pulmones recogen de los verdes árboles generosos. El oxígeno que producen transformados de la luz, del agua, del fuego de las estrellas y el polvo del suelo que humildemente recogen.
En este palacio encantado de seres vivos y gestos es donde te encuentro morena paloma pensativa robándole altos pinares a los ríos de la filosofía vieja heredad familiar de vientos crepusculares conque logro pensarte abril o mayo sensitiva.
No hay día en que no podamos ser felices sonriéndole al primero que nos nutre con la fuente cristalina de agua clara el manantial de siempre esto nos hace cada vez más humanos, hermanos sazonado con la sal de la hermandad comunitaria el esfuerzo conjunto de soles y estrellas lejanas
que hacen de nuestro ser fervor de montañas verdes pastizales, verdes manzanales y verdes.
Entrañas del espíritu fraterno que nos reconcilia con el pájaro hambriento y sediento de los mares que viste de moda otros pájaros hambrientos y sedientos igual que nosotros cada día cuando sonreímos y cuando nos quitamos de la boca el pan que necesita el vecino del frente, judío o alemán, africano o latinoamericano.
La esperanza es vivir sin fronteras, sin nacionalismos, sin horrendos chauvinismos, sin militancias partidarias, sin el menoscabo de los derechos humanos pisoteados en tantas latitudes ultrajadas del desdorado planeta Tierra: Ante el hambre y la sed, todos somos tercermundistas.