Biblioteca Josep Janés i Olivé
L L I B R E F Ò R U M
La ridícula idea de no volver a verte Rosa Montero
HORARI Matins: dimarts, dimecres i dissabte de 10 h a 13.30 h Tardes: de dilluns a divendres de 15.30 h a 20.30 h http://www.l-h.cat/biblioteques/josepjanes.aspx
Dimarts, 1 de desembre de 2015 La ridícula idea de no volver a verte
Biografía y obra de la autora Rosa Montero nació en Madrid y estudió periodismo y psicología. Colaboró con grupos de teatro independiente, como Canon o Tábano, a la vez que empezaba a publicar en diversos medios informatives (Fotogramas, Pueblo, Posible). Desde finales de 1976 trabaja de manera exclusiva para el diario El País, en el que fue redactora jefa del suplemento dominical durante 1980-1981. En 1978 ganó el Premio “Manuel del Arco” de Entrevistas, en 1980 el Premio Nacional de Periodismo para reportajes y artículos literarios y en 2005 el Premio de la Asociación de la Prensa de Madrid a toda una vida profesional. Ha publicado las novelas: Crónica del desamor (1979), La función Delta (1981), Te trataré como a una reina (1983), Amado Amo (1988), Temblor (1990), Bella y Oscura (1993), La hija del caníbal (Premio Primavera de Novela en 1997), El corazón del Tártaro (2001), La Loca de la casa (2003), Premio Qué Leer 2004 al mejor libro del año, Premio Grinzane Cavour al mejor libro extranjero publicado en Italia en el 2005 y Premio “Roman Primeur” 2006 (Francia); Historia del rey transparente (2005), Premio Qué Leer 2005 al mejor libro del año, y Premio Mandarache 2007; Instrucciones para salvar el mundo (2008), Lágrimas en la lluvia (2011), La ridícula idea de no volver a verte (2013) y El peso del corazón (2015). También ha publicado el libro de relatos Amantes y enemigos (1998), Premio Círculo de Críticos de Chile 1999,y dos ensayos biográficos, Historias de mujeres (1995) y Pasiones (1999), así como cuentos para ninos y recopilaciones de entrevistes y artículos. Su obra está traducida a más de veinte idiomas y es Doctora Honoris Causa por la Universidad de Puerto Rico. Página web de la autora: http://www.rosamontero.es/autora.htm [Consulta: 1 de julio de 2015]
Sinopsis Cuando Rosa Montero leyó el maravilloso diario que Marie Curie comenzó tras la muerte de su esposo, y que se incluye al final de este libro, sintió que la historia de esa mujer fascinante que se enfrentó a su época le llenaba la cabeza de ideas y emociones. La ridícula idea de no volver a verte nació de ese incendio de palabras, de ese vertiginoso torbellino. Al hilo de la extraordinaria trayectoria de Curie, Rosa Montero construye una narración a medio camino entre el recuerdo personal y la memoria de todos, entre el análisis de nuestra época y la evocación íntima. Son páginas que hablan de la superación del dolor, de las relaciones entre hombres y mujeres, del esplendor del sexo, de la buena muerte y de la bella vida, de la ciencia y de la ignorancia, de la fuerza salvadora de la literatura y de la sabiduría de quienes aprenden a disfrutar de la existència con plenitud y con ligereza. Vivo, libérrimo y original, este libro inclasificable incluye fotos, remembranzas, amistades y anécdotas que transmiten el primitivo placer de escuchar buenas historias. Un texto auténtico, emocionante y cómplice que te atrapará desde sus primeras páginas. Página web de la autora: http://www.rosamontero.es/obra_verte.htm [Consulta: 1 de julio de 2015]
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Sobre la novela Cuando Rosa Montero se reflejó en Marie Curie Principio-puñetazo: “Como no he tenido hijos, lo más importante que me ha sucedido en la vida son mis muertos”. La frase con la que Rosa Montero arranca su último libro es dinamita existencial; también el comienzo de un viaje repleto de bifurcaciones improvisadas hacia cualquier parte. La ridícula idea de no volver a verte (Seix Barral) es un libro extraño, híbrido, subyugante como los ojos de una cobra, que se abre pensando encontrar amargura tras esa frase-puñetazo y que se sumerge en aguas luminosas sobre el placer de vivir o la libertad de elegir. ¿Su adiós al duelo por Pablo Lizcano, su pareja durante 21 años, que falleció en 2009 tras un cáncer? “Sí y no. Nunca me había propuesto hacer un libro sobre la muerte de mi pareja. Soy muy pudorosa. Mis novelas no tratan sobre temas autobiográficos. He empezado a hablar y escribir cuando el duelo era no solo mío, sino de todos. No es un libro sobre el duelo, o no solo. Creo que es un libro que celebra la vida, luminoso”. En realidad es una caja mágica de la que van saliendo tesoros: detalles autobiográficos, retazos de la vida de Marie Curie, fotografías históricas y personales, reflexiones sobre la pérdida y la intimidad, hashtags, confesiones, deseos, literatura. La escritora lo emparenta con La loca de la casa, aquel inclasificable y delicioso ensayo sobre la escritura y la vida que publicó en 2003. La ridícula idea de no volver a verte nació de un tirón —algo infrecuente en su proceso creativo: dedica unos tres años a cada novela— y derivado de un encargo. Elena Ramírez, acaso con las luces largas de la editora, le pidió a Montero un prólogo para acompañar un librito excepcional, el diario que Marie Curie escribió durante el año posterior a la muerte de su marido, Pierre. El paralelismo circunstancial entre ambas era evidente, y a ello se sumó la admiración. La escritora se rindió a los pies de esa científica irrepetible —Nobel en dos ocasiones— que logró aislar dos elementos, el polonio y el radio, trabajando en una especie de cobertizo y que tuvo pasiones igual de radiactivas. Compró biografías y descubrió que, más allá de lo consabido, numerosos aspectos de madame Curie eran poco conocidos. “Cuando leí su diario fue como encontrar un espejo de aumento sobre mis reflexiones. Además, acabo de cumplir 62 años, estoy en un momento lógico para intentar entender la vida, cuál es el camino hacia la libertad más allá de lo que esperan los otros de ti, intentar ser libre de verdad, algo tan difícil, y ser feliz”. Marie Curie se trastornó con la muerte de su marido, atropellado por un coche de caballos en abril de 1906. Prohibió a sus dos hijas que mencionasen al padre en su presencia. Sentía ganas de aullar. Durante dos meses guardó en su armario ropa con restos de sesos de Pierre, a los que tal vez besaba. Nada que ver con la primera imagen que Albert Einstein se formó de ella: “Madame Curie es muy inteligente, pero es tan fría como un pez”. “El dolor puede volverte loco”, afirma Montero. “Marie Curie se volvió loca durante un tiempo. Era una personalidad complejísima”. La reacción ante la muerte desata fenómenos extraños. En el libro la autora de Historia del rey transparente detalla los suyos: “Desde que murió no solo echo de menos su presencia, seguir viviendo con él y verle envejecer, sino que también añoro su pasado. Las muchas vivencias que no conocí”. Ante su duelo, la escritora hizo lo que creía que tenía que hacer: se mudó de casa, se deshizo de su ropa, tapizó el sillón favorito de Lizcano. Luego se arrepintió. “En esos momentos tratas de responder más a las exigencias de los demás que a las propias. En España, y yo también lo hacía, cuando se muere alguien, llegan tus amigos y te dicen ‘Llora, llora’ sin entender que estás agotada, tan noqueada que no encuentras las lágrimas. Y a los dos o tres meses, justo cuando tú estás empezando a llorar, todo el mundo empieza a decirte ‘Venga, se acabó, vete al cine, alegría, alegría’. Los duelos son muy largos, no hay recetas, que cada uno haga lo que pueda. Dos años después te sigue
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doliendo la pérdida, pero el duelo tampoco es un túnel cerrado, la vida es tan maravillosa que incluso en esos momentos cualquier cosa te esponja el corazón y puede hacerte feliz a ratos. Hay que saber cómo colocar el dolor y cómo reinventarse porque ya no volverás a ser la misma”. Con el tiempo, Montero se ha incorporado al grupo de artistas que había denostado por exponer un desgarro brutal en público. Piezas durísimas y poéticas, como Tears in heaven, de Eric Clapton, o Paula, de Isabel Allende, creadas tras la muerte de sus respectivos hijos, le parecían hace años un impúdico tráfico con el dolor. Ya no. “He ido siendo menos radical. Cada uno lo maneja como puede, pero el sentido último de la escritura es intentar encontrar un sentido al mal y al dolor, aún sabiendo que no lo tienen”. Constenla, Tereixa. “Cuando Rosa Montero se reflejó en Marie Curie”. Publicado el 11 de marzo de 2013 a El País Cultura: http://cultura.elpais.com/cultura/2013/03/10/actualidad/1362929613_327803.html [Consulta: 1 de julio de 2015]
La ridícula idea de no volver a verte de Rosa Montero No sé cuántos artículos llevo escritos sobre mi admirada Rosa Montero. No sé si esta fiebre se me pasará pronto, aunque lo cierto es que ya me dura años... Siempre que me preguntan por una recomendación literaria lo tengo claro: La hija del Caníbal y La función Delta, dos novelas de esta autora que marcaron mi pasión por la lectura y por el estilo de esta columnista y escritora. Hace unas semanas, la editorial Seix Barral tuvo la amabilidad de enviarme La ridícula idea de no volver a verte, una pequeña obra maestra, un libro especial y puede que el más personal de Rosa Montero. No es una novela pero tampoco creo que sea un ensayo... Es un libro para reflexionar y aprender un poco más de la Premio Nobel Marie Curie y de ella misma, que se permite el lujo de abrir su corazón a los lectores de este diario. Como ya he comentado, La ridícula idea de no volver a verte es una lectura inclasificable y comienza con una frase que casi corta la respiración: "Como no he tenido hijos, lo más importante que me ha sucedido en la vida son mis muertos". Con estas palabras parte este diario sobre Marie Curie, la química y física polaca (nacionalizada francesa) y, que gracias a ella y su marido Pierre, hoy podemos luchar contra enfermedades contra el cáncer. A través de estas páginas, Rosa Montero nos va desgranando y acercando la vida marital de Pierre y Marie, una pareja que no lo tuvo nada fácil en sus orígenes y que luchó por su amor y por ser los mejores en su profesión, pese al qué dirán, sobre todo ella, que al ser mujer lo tenía mucho más difícil que cualquiera de sus colegas de profesión. Página a página conocemos a Marie, que fue una "fuera de época" y todo un ejemplo a seguir, ya que intentó conseguir todo lo que se proponía: fue la primera mujer que impartió clases en la Universidad (en la Soborna de París) y que más tarde, con la muerte de su amado Pierre, obtuvo la Cátedra. He mencionado la muerte de Pierre y es que, en definitiva, esto es lo que marca el argumento de este diario. A través del fallecimiento del señor Curie, Rosa Montero nos narra la vida de Marie antes y después de tan fatídico acontecimiento y lo hace de una manera genial y casual, ya que también lo hila (y de manera magistral) con su propia vida y el fallecimiento del periodista Pablo Lizcano, el que fue su pareja durante media vida. Tengo que reconocer que he leído pocos libros tan personales y reivindicativos, pero una vez más Rosa Montero ha vuelto a poner el corazón y su mejor prosa sobre la mesa, o mejor dicho, sobre el papel. La ridícula idea de no volver a verte es un canto a la vida, un canto de
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esperanza después del dolor y un homenaje a una mujer que cambió la historia y no sólo de la medicina, ya que fue una valiente que se atrevió a plantar cara a un sistema establecido por y para hombres. Ya he comentado que fue pionera en impartir clases, pero también tuvo el coraje de enamorarse de nuevo después de la muerte de su amado marido sin importarle el "qué dirán". Ella sabía que Pierre era el hombre de su vida, el padre de sus hijas, pero no por eso dejó de vivir. Lo pasó mal y tuvo grandes momentos de recaída pero, a pesar de todo, se volvió a levantar. Paralelamente, Rosa Montero nos va hablando de su propia experiencia, del libro que estaba escribiendo (todavía inacabado) cuando su marido falleció o de los lugares que no volverá a visitar por los recuerdos que se le vienen a la cabeza. La ridícula idea de no volver a verte es una pequeña obra maestra, un libro bello y en el que se respira optimismo pese al tema central que es el de la muerte de un ser querido, un tema tabú del que generalmente nos cuesta hablar con libertad o naturalidad. Así, la autora parece que quiere romper esa barrera, esa coraza y expone esos sentimientos que a menudo nos cuesta sacar a la luz. Además del tema, el estilo de la escritora vuelve a ser impecable. Un libro escrito en primera persona y en el que se permite hablar de tú a tú con el lector para acercarnos un lado muy personal pero de una manera tan profesional que consigue dejarnos pegados desde la primera a la última página. Me gustaría decir que La ridícula idea de no volver a verte es un acto de generosidad de la escritora, o al menos así lo he entendido yo. Ha utilizado el papel para contarnos una historia maravillosa, la de Marie, y de esa misma manera, hemos podido conocerla un poco más como persona, lo cual es un regalo para todos aquellos que la seguimos habitualmente. Del libro me ha gustado todo: la manera que tiene de intercalar la vida de los Curie con la suya propia, cuando habla de los papeles históricos que las mujeres han (hemos) tenido en la sociedad, cuando menciona a Carmen Laforet y su novela Nada como ejemplo de éxito efímero... En definitiva, éste es un relato breve pero intenso, que hará que pensemos y meditemos sobre la pérdida y sobre ese después que irremediablemente existe. Un diario precioso, vibrante para entender un poco mejor el sentido de la vida. Muy, muy recomendable. Alonso Ayuso, María. “La ridícula idea de no volver a verte de Rosa Montero”. Publicado el 23 de octubre de 2014 a TodoLiteratura.es: http://www.todoliteratura.es/noticia/1470/criticas/laridicula-idea-de-no-volver-a-verte-de-rosa-montero.html [Consulta: 2 de julio de 2015]
Entrevista En mayo de 2009, Rosa Montero (Madrid, 1951) perdió a su pareja, el periodista Pablo Lizcano (1951-2009). Desde el primer momento, la autora tuvo claro que no escribiría sobre el duelo que tuvo que atravesar porque es «muy pudorosa» y no le gustan «las novelas autobiográficas». Sin embargo, casi cuatro años después y gracias al diario que Marie Curie escribió tras la muerte de su marido Pierre, Montero ha dado salida a todas esas palabras que «querían ser dichas, estaban dentro de mí y yo no lo sabía» en «La ridícula idea de no volver a verte» (Seix Barral), un hermoso libro «testimonial» que parte de la ausencia para celebrar la vida. - ¿Qué le atrajo de un personaje como Marie Curie?
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- Es un personaje que siempre me ha encantado. En Instrucciones para salvar el mundo ya lo mencionaba y ni siquiera me acordaba, me lo recordó un lector a través de Facebook y me hizo mucha gracia. La editora de Seix Barral me mandó el diario que Marie Curie escribió a la muerte de Pierre Curie, de solo 28 páginas. Cuando lo leí, realmente me estalló en la cabeza y sentí la necesidad de saber mucho más de ella. De alguna manera, no solo me estalló el duelo... Yo diría que es un libro sobre la vida, lo que pasa es que la muerte forma parte de la vida. Sentí que la vida de Marie Curie era un espejo amplificador de todo lo que estaba sintiendo en los últimos años, de la sustancia misma de mis preocupaciones de ahora... Fue algo como muy natural, que de repente apareció como señalándome el camino. - ¿Es un libro feminista? - No, para nada. Me considero feminista o antisexista, pero detesto la literatura militante, es la traición de lo que es el sentido de escribir. El sentido de escribir es la búsqueda del sentido de la existencia. Tú no puedes empezar una obra que intenta entender si llevas las respuestas ya dadas. Es un libro que está lleno de preguntas, pero no de respuestas, que habla de la mujer desde un punto de vista existencial. Yo detesto las ideologías, en ensayos sí caben las posturas ideológicas, pero en la literatura jamás. - ¿Qué perseguía, entonces, al escribirlo? - Es mi cajita de tesoros, de los tesoros de mi vida y de la vida de todos. Lo que me pareció muy elocuente de esa especie de espejo de aumento que vi en Marie Curie es que en ella se podían reflejar cosas que son esenciales para todos: la necesidad de escapar del mandato paterno y materno, la necesidad de buscar tu propio deseo, la necesidad de aprender a colocar el dolor... Uno de los principales aprendizajes que tenemos que llegar a dominar es qué hacer con ese dolor para que no nos destruya. - No es un libro sobre la muerte, pero tampoco sobre el duelo. - Es un libro sobre la vida, sobre el sexo, sobre la pasión, sobre la relación que tenemos con nuestro propio cuerpo, sobre el dolor... Cuando escribes intentas atrapar un pellizco de vida, de esa cosa que es tan sutil e inatrapable, fugitiva y esquiva, como es la vida, que parece que la tienes que mirar por el rabillo del ojo, porque si miras de frente no la ves. Tengo la sensación de que en este libro, que es modesto, como una conversación sosegada en un murmullo con alguien, he conseguido acercarme más a esa sustancia vibrátil y fugitiva que es la vida. - ¿Es una especie de confesión? - Más que confesión es una narración muy auténtica... Nunca pensé en hacer un libro sobre la muerte de Pablo, mi pareja, porque no es mi temperamento. He leído muchos libros de muchos escritores que han hecho eso, desde Joan Didion a Marcos Giralt Torrente, pero no es mi opción, porque yo soy muy pudorosa y no me gustan las novelas autobiográficas. De repente, aquí, cuando me he topado con el libro de Marie Curie, ha salido todo eso, que son como palabras que querían ser dichas, que estaban dentro de mí y yo no lo sabía... Pero creo que las he podido decir ahora porque ya han pasado tres años de la muerte de Pablo, porque ya no hablo del duelo desde el punto de vista testimonial, sino que es como una elaboración, como la que hago en mis novelas con mis personajes, con los que me vivo y soy muy sincera. - ¿Y cómo logra mantener ese necesario equilibrio entre la ficción y la realidad cuando escribe de cosas tan íntimas? - Es difícil, de hecho te cortas, te reprimes y no cuentas cosas. Yo creo que teniendo siempre la sensación de que lo que estás hablando es algo que lo vivimos muchos. A la hora de escribir el libro, siempre he tenido en cuenta a los demás.
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- ¿Ha logrado, de alguna manera, redimir el dolor que le provocó la muerte de su pareja? - Para mí, todos los libros te enseñan algo, te curan, gracias a ellos puedes vivir. No escribes para enseñar nada, sino para aprender, y de hecho aprendes, sabes que eres mejor que antes de escribir el libro. En ese sentido, todos los libros son un poco redentores, redentores de agujeros tuyos, de miedos... De alguna manera siempre te dan algo especial, escribes por eso. En este caso, me ha dado más serenidad. - A los lectores nos dan el placer de volver a escuchar buenas historias... Un placer un tanto olvidado, relegado en medio de tanta crisis y sufrimiento. - Hay un montón de personas que están en una situación horrible y a lo mejor solo pueden sobrevivir gracias a que de repente pueden leer un libro. Pese a todo, la creatividad en momentos de crisis es lo que nos permite sobrevivir y a ella hay que recurrir, al arte. Lo primero que se quita de los periódicos, que ahora están tan mal y reduciendo plantilla, es la Cultura, lo cual me parece un error garrafal de apreciación. Los periódicos están demasiado volcados con la política, han establecido demasiadas relaciones con grupos políticos... Han perdido el contacto con lo que la gente de la calle quiere, necesita, su realidad. - Usted que vivió una época tan intensa del periodismo, ¿cómo ve ahora la profesión? - El periodismo en la Transición tuvo un papel importantísimo en la evolución de este país, fue muy emocionante vivirlo. Pero ahora la prensa tiene una doble crisis fortísima: la económica y la de modelo de mercado y ventas. Ambas crisis son tan agudas que mezcladas hacen que los medios de comunicación sean el sector más afectado por la crisis, después del inmobiliario. Eso supone un empobrecimiento brutal de perspectivas distintas y de la calidad de los medios que quedan. La gente se pone tan nerviosa que da palos de ciego, es un verdadero desastre. A eso se une que ya desde hace quince años ha habido esta unión, demasiado íntima y desde luego nada saludable, de los medios de comunicación con los grupos políticos que nos han vuelto locos a todos. ¿Y dónde está la vida en esos periódicos? La vida es otra cosa... - Pero, ¿hay solución? - Yo, como soy más bien optimista, creo que se solucionará de alguna manera, habrá alguna manera de autoequilibrio otra vez. Las nuevas tecnologías están destruyendo mucho, pero también están posibilitando otro tipo de soportes, de medios... Estamos en un momento interesante, de cambio, a ver qué pasa... - Tan interesante que en este libro ha empleado «hashtags» en la narración. - Me salieron súper naturalmente. Yo estoy mucho en las redes y me parece muy natural poner el «hashtag», porque es un recurso expresivo muy económico y muy útil, y me parece probable que pase a la escritura. El lector ya sabe que es un pensamiento en construcción y lo une con lo anterior. - Este libro podría asociarse con La loca de la casa, donde la literatura también ocupaba un lugar muy destacado. ¿Qué es la escritura para Rosa Montero? - Si te das cuenta, «La loca de la casa habla de cómo todos necesitamos la imaginación para completar nuestra vida, pero es que aquí lo he visto todavía más claro, he dado un paso más allá. Tienes que contarte tu vida para que tu vida tenga sentido. Somos una pura narración, cada vez lo veo más claro, somos palabras ansiosas de sentido, necesitadas de sentido. Somos una narración en construcción y nuestra vida depende de la narración que nos hagamos, así de simple. En cuanto que cambiamos la narración, cambiamos nuestra vida.
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- En este libro asegura que lo más importante que le ha sucedido en la vida son sus muertos. - Sí, porque no he tenido hijos... Solamente en esos momentos tan absolutamente básicos como son traer a alguien al mundo o que alguien desaparezca rozas la sustancia misma de la vida, no hay nada tan enorme como nacer o morirse. - Pero, ¿cómo convencernos de que no todo es horrible en la muerte? - Es que no sé si es así. La muerte es irracional, no nos cabe en la cabeza, es terrorífica, pero todo lo que hace el ser humano lo hace contra la muerte, desde conquistar imperios a enamorarse. Yo creo que uno puede llegar a cierto equilibrio con ella, llegar a aceptar algo, vivir sin miedo a la muerte. Ese es uno de los grandes aprendizajes de la vida, y se puede llegar a hacer. - ¿Es posible, entonces, superar en vida el duelo por la muerte de un ser querido? - Bueno, vives con ello. Cuando se te muere un ser querido no te recuperas jamás, no vuelves a ser nunca lo que eras, esa vida está acabada para siempre, pero te puedes reinventar. Yo ya he tenido muchas vidas, porque la vida son muchas vidas. Te puedes volver a reinventar y a lo mejor te reinventas mejor, más feliz, más sabia, más empática, más completa... Aunque siempre llevarás el agujero de la ausencia de la persona querida. - ¿Y qué le gustaría que el lector sintiera al acabar libro? - Emoción y serenidad. - ¿Fue eso lo que usted experimentó al terminarlo? - Exacto, emoción de haber tocado un punto de belleza de la vida y serenidad.
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