Stefanie Wolff "HEIMAT, eine intime Verortung. Hogar, una ubicación íntima"

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HEIMAT, eine intime Verortung Hogar, una ubicación íntima

STEFANIE WOLFF


Sachsenhausen campo de concentración y exterminio alemán ubicado en Oranienburg.




Cada palabra me lleva a un sólo lugar: mi padre. Inabarcable, mi padre.

Y detrás de mi padre, mis abuelos.

Detrás de mis abuelos, la guerra.


1977

Después de casarse y tener a Nataniel, su primer hijo, mis padres decidieron irse a Alemania. Se instalaron en Vechta, una ciudad al norte, muy pequeña, muy hermosa. Le pregunté a mi mamá porqué se fue a Alemania; “tu padre tenía un trabajo esperándolo allá” me dijo, “plena dictadura en Argentina...”



Vivieron varios años en un monoblock gris ubicado en un barrio muy tranquilo, sin rejas y rodeado de espacios verdes, abiertos, colmado de flores en los jardines. Alemania tenía colores y perfumes que mi mamá fue capturando con el tiempo. Se enamoró de esa naturaleza cotidiana. Al poco tiempo mi madre queda embarazada. Imagino ahora que mientras crezco dentro de su panza yo percibo todos esos detalles. Tiene que haber sido, también, mi primer contacto con los dos idiomas, el español y el alemán; Todavía estoy aprendiendo a convivir con esa sinfonía.



Una ventana. Un pájaro que pasa volando. Un árbol que envejece.

La vida entera. Toda la vida enmarcada. Justo ahí.






Juego con mi padre, que me hunde en el agua. Pasa más tiempo del razonable.

Me falta el aire. Gritamos, mi hermano y yo, al salir del agua.

Mi padre se divierte.

A veces me pregunto qué habrá visto mi mamá en él.




1982 Por muchas razones (algunas que conozco y otras tantas que prefiero no saber) mi mamá no soporta más y decide volverse de Alemania sin mi papá. LLevo 8 meses creciendo dentro de su panza. Mi hermano tiene 5 años. Estamos en un avión rumbo a Argentina.

En ese avión, en algún lugar entre ambos países, mi mamá me promete devolverme a este lugar del cual me está negando pertenecer.






Esta es la única fotografía que tengo de mi mamá embarazada.



Mi papá regresó a Argentina pasado un tiempo, después de que yo hubiera nacido.


En Argentina, mi mamá diseña minuciosamente una casa con estilo alemán en Plottier, un pueblo chico ubicado a 18km de Neuquén capital.

Hay flores; un jardín con abundante verde. La casa tiene mucha madera adentro, como en Alemania. Mi habitación es la única que tiene balcón.

Mi mamá recrea los detalles y el ambiente de Vechta en la patagonia.



Una hermosa casa. Un bonito barrio. Una madre asustada.

Hijos bien educados y temerosos.

Mi padre es un hombre de presencia escasa, irascible y profundamente incómodo.



Me escapo y me escondo. Una niña valiente. Obediente. Determinante. Frágil. Aunque no entienda, olvido. El peligro está adentro.

Guardo en mi memoria algunas cosas. Lloro. Vuelvo a escaparme. A esconderme.

Quiero creer que el amor vendrá de alguna parte.




Recuerdo un viaje a Villa La Angostura.

Un día antes de partir, unos ladrones entran a mi casa y se llevan casi todo. Cuando ingreso a mi casa, todavía están. No los veo pero sí los puedo escuchar. Veo nuestra ropa tirada por el piso, los critales rotos. La marca de un hachazo en la ventana. Sabemos por donde entraron. El terror todavía no termina. Resta que vuelva mi padre y sepa lo que sucedió. No haber estado en casa para evitarlo. Mi mamá decide que yo tengo que ir igual al viaje. Quiere evitarme ese enfrentamiento con mi padre. Me da los últimos 50 pesos que tiene y con eso me voy.

Estoy confundida, enojada, con temor. Lo primero que me compro cuando llego a Villa es una cámara de fotos pequeña, de plástico, rosada. Fotografío cielos, árboles, nubes. Busco con mis ojos y mi cámara todo el amor que puedo alcanzar.


Necesito sentirme a salvo. Busco un espacio para protegerme.

Siento tanto miedo que transformo mis paisajes en un refugio, un Heimat.

¿De quién me estoy protegiendo? “Heimat ist wo dein Herz whont”, el lugar en donde tu corazón habita. Las personas, el territorio, la pertenencia, la necesidad de existir en un lugar que se siente propio. La música, el afecto, la bandera. Bestehen bleiben. Permanecer. El amor por esa permanencia. Es lo opuesto a sentirse extranjero. Es el olor a las galletas navideñas, al paisaje que me incluye, me abraza y dialoga con el habitante que soy con mi propio contexto. Heimat, eine intime Verortung, es un hogar, una ubicación íntima. Abarca la identidad en toda su inmensidad. Pero Heimat también define otro concepto, cuya resonancia me es más oscura. La palabra resurgió en la guerra, guerra que me atraviesa desde el inicio de mi historia, con mis abuelos y mi padre. Heimat nombra lo propio para excluir lo ajeno. Justifica la muerte y el horror para protegerse de un enemigo.




Nos fuimos de nuestra casa, mi hermano, mi mamá y yo, el 16 de diciembre del año 1991. El 5 de abril de 1992 finalmente salió la sentencia de divorcio.


Durante muchos años decido no tener contacto con mi padre y mis abuelos. A los 20 años, tengo mi primer ataque de pánico. Luego varios ataques. Estoy quebrada. Agotada por resistir el silencio de esa niña herida. Las heridas no aparecen solas. Vienen de algún lado, más atrás, más lejos, de otra parte, de otra época.



2012 Estoy por cumplir treinta años. Mi mamá me propone viajar a Vechta. Volver a la casa, al barrio. Ella quiere cumplir la promesa que me hizo en el avión, hace treinta años atrás, en algún lugar entre Alemania y Argentina.



Volver.

¿A dónde?

Alemania es una suerte de cápsula en mi tiempo.

Algo se hace intenso, innombrable.




Me cuenta mi mamá que primero huyó de un país, después de un hombre.

El recuerdo de la muerte de un hogar. ¿Qué significa para nosotras volver a ese lugar?




Algo se ha roto en mi historia. Ahora lo veo.

Una parte estaba esperándome ahí, entre los jardines y las flores. Los vínculos y sus heridas.

Por primera vez me siento responsable de desarmar este nudo. Abrir la caja de fotos. Hablar de los recuerdos y secretos. La herencia familiar.




Durante un tiempo, no me separo de Austerlitz, el libro de S.W Sebald.

“La verdad se encuentra en otra parte”, mezclo la historia de Austerlitz con mi experiencia. En esa mirada asoma lo que hoy puedo comprender aún en tiempos de poca claridad,

“mi dudosa situación a la cual me he aferrado toda la vida”.


Volver es despertar el dolor de los vínculos y los desencuentros. ¿Cuánto abandono fue necesario para mi camino? ¿Qué fue necesario sacrificar?




Cuando regreso de Alemania a Argentina, busco reencontrarme con mis abuelos A los dos años muere mi abuela Hermine. De pronto y por primera vez, mi abuelo empieza a contar su historia. Necesito escucharla, acercarme, entender el dolor.

Conocer el pasado. Nunca había previsto que ese interés, que todavía no me explico del todo, hace que mi abuelo se sienta protagonista del relato.


Mi abuelo Herbert fue soldado de la Segunda Guerra Mundial. Una vez terminada la guerra, volvió a lo que quedaba de su casa y no encontró nada ni a nadie. Su madre Natalie y su hermana menor Hedwig, con cinco años de edad, fueron capturadas por soldados del ejército rojo y se las llevaron a una mina de carbón a trabajar en Bielorrusia. Su hermana de 12 se salvó mientras los soldados violaban a su hermana mayor de 16 años arrojándola del tren muerta, desangrada.

Su padre Gustave murió en un accidente, trabajando en el campo. Tiempo después, su hermano mayor, Arnold, que era piloto, muere en batalla.

En el final del Tercer Reich, sólo quedaban las ruinas de un Heimat.






Poco después de terminada la guerra, mi abuelo llegó a Regen y encontró trabajo como peluquero. Allí conoció a Hermine, mi abuela. Se prometieron una cita en el puente y desde entonces, siempre estuvieron juntos. Escucho a mi abuelo reconstruyendo su historia con tanta naturalidad que por momentos me pierdo pensando en la muerte diluída en los días. Los hechos desgarradores se cuentan con las mismas palabras que las escenas apacibles. Todo parece cotidiano. Sin posibilidad de escándalo o arrepentimiento.

Sospecho que es posible olvidar.

Pienso en las vidas que se desvanecieron frente a los ojos de mi abuelo que miraron a los ojos de mi abuela y le juraron amor hasta al muerte.


Mi padre nació en la Alemania de posguerra. A los dos años de edad, mis abuelos lo dejaron al cuidado de la tía Hanna, en Regen y se van a Frankfurt a trabajar.

Mi papá no recuerda casi nada de su infancia.




Mi abuelo me contó cómo vienen a parar a la Argentina. En 1953, estando en Frankurt supieron de la oportunidad de viajar a Argentina en barco. Fue así que fueron en busca de mi papá y decidieron irse de Alemania dejando atrás un país devastado. Me extraña que mi abuelo haya estado tantos años callando ese relato.

Pienso en el significado del silencio. Me cuesta no juzgarlo. Me confundo. Me pregunto si significa algo ser nieta de la guerra.






Heredo de mi abuelo su historia.



Necesito ser fuerte. También necesito entender. Volver es una manera de entender.

¿Por qué necesito volver a Alemania? Hace unos años recopilé todos los documentos de mi familia alemana para pedir la ciudadanía.

¿De qué se trata esto del Heimat? Pertenecer, permanecer, habitar, identidad. La embajada me la niega.


Me enojo con Alemania, con mi papá, con mi historia. Creí que pertenecía a un espacio que era mío. Creía que esa lengua, ese terrotitorio y también el horror eran míos.

Lo son, pero no es sifuciente.




¿Qué Alemania trajo mi padre en sí mismo? Sin duda, un lugar tan distinto al que mi mamá pudo imaginar...




Vuelvo a Alemania, una y otra vez. Transito los recuerdos y retomo la historia.

Recorro el invierno. Nada cambia con el tiempo. La casa sigue siendo la misma casa, la plaza, la iglesia, el puente todo está acá, ahí.

Son las personas las que se van muriendo y van dejando las fotos, los muebles, los secretos.


Llego a Passau, donde mi abuelo estuvo preso dos semanas sin comer y bebiendo apenas algunas gotas de agua por día. No tengo una dirección y tampoco coordenadas cercanas para ir a buscar no sé qué. Finalmente encuentro el lugar; ahora hay una fábrica de embotelladora de cerveza. Atrás un bosque. Había escuchado que mi abuelo mencionaba el bosque y una colina. En este bosque que estaba delante mío estaba en una colina y el edificio de la fábrica era muy viejo, tenía techo verde con ventanas pequeñas y rejas gruesas. Dice Sebald que dijo Austerlitz “estar rodeado de signos y secretos” , no entender qué es ese aquello visceral que implosiona dentro. No puedo dejar de pensar si tendría que haberse muerto mi abuelo. Me pregunto si es injusto haber sobrevivido. Si su legado es una mancha que se expande.

A veces le hago preguntas y me dice que no quiere hablar porque después tiene pesadillas.

En el fondo, espero que en sus pesadillas se arrepienta.





No entiendo bien qué es lo que añoro.







Quiero agradecer a Florencia Blanco, quien me acompañó durante todo este proceso dándome la posibilidad y el valor de contar en imágenes y palabras lo que necesitaba decir. A Eduardo Carrera por que comprendió la esencia de mi ensayo y supo guiarme y esperar a que la historia fuera desentramándose de a poco a través de la escritura. A Natalia Castillo por hacer tangible la metáfora de Heimat. A todas las personas que estuvieron presentes en mi camino: Eleonora Somariva y Heinz Von Jan; a Ricardo Boretto por el primer tramo de este viaje; amigas, familiares, alumnos, compañeros de ruta, ellos también fueron parte de este trabajo y me permitieron creer en lo que me estaba pasando. Gracias infinitas. A María Angélica Reybet por despejarme el camino de la palabra. A mi abuelo por contarme cosas. A mi familia de Alemania que participó sin entender lo que hacía. A Fernando Fucili por ayudarme siempre y a mi mamá por haberme dado la mejor opción que pudo.


Stefanie Wolff nació 1982 en la ciudad de Neuquén. Desde el 2002 hasta el 2006 Estudió Dirección de Fotografía en la Universidad del Cine, en Buenos Aires. Desde el 2003 hasta el 2006 trabajó en varias productoras de cine y televisión como asistente de cámara, reflectorista, camarógrafa, asistente de iluminación y editora en post-producción. Durante 8 meses trabajó en dos estudios siendo asistente en fotografía de moda hasta comenzar a trabajar para Marcos Lopez. Estuvo con Marcos un año y medio. En el año 2008 regresó a Neuquén y durante cinco años trabajó en diferentes organismos de gobierno cumpliendo funciones de camarógrafa y fotógrafa. En el año 2012 creó el Espacio Amadeus, su estudio de fotografía. Aquí comenzó a dar cursos y talleres en diferentes niveles de aprendizaje. Ese mismo año logró tener el reconocimiento pedagógico del Consejo Provincial de Educación de Neuquén, teniendo la posibilidad de otorgar certificados oficiales validados en sus cursos. Actualmente continúa enseñando en su estudio.

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Es gestora de talleres especializados en ensayo fotográfico invitando a artistas reconocidos. Le interesa la fotografía como una forma de acompañar el proceso personal a través de un lenguaje visual y desarrollar las posibilidades que se abren desde y hacia el desplazamiento que propone la imagen.

web: www.stefaniewolff.com

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FORMACIÓN Iluminación y Cámara en la Universidad de Cine. Buenos Aires. Taller de ensayo fotográfico con Daniel Muchiut Técnicas especiales de iluminación en la Escuela de Fotografía Aula Imagenat. Madrid. Curso intensivo de especialización en Flash de mano en la Escuela de Fotografía La Máquina. Madrid. Workshop “Fotografía de Alta Calidad” dictado por José María Mellado. BsAs. Taller de ensayo fotográfico con Marian Wilhelm en Munich Iluminación de retrato con Katherin Wermke en Barcelona. Clínica de obra con Lena Szankay. Bs.As. Tutoría con Philipp Klak, Sophia Greiff y Robert Puppete, curadores del Fotodock Festival de Fotografía Documental, Munich Alemania Beca Salto Luz del Fondo Nacional de las Artes : seguimiento de proyecto con Rodrigo Alonso, Raúl Flores y Walter Barrios Taller de ensayo fotográfico con Ricky Dávila en Madrid Seminario “La Paradoja del Arte – Imagen y Concepto” con Ticio Escobar. Jujuy. Seminario “Conversando sobre Arte y Conceptos” con Ticio Escobar. Taller “Álbum de familia, memoria e identidad.” dictado por Mariela Sancari. Curso “Cultura, Arte y Género” organizado por FLACSO y MNBA. Centro de Fotografía de Montevideo, Convocatoria “Caminos conjuntos” de MUFF – VOLVERSE IMAGEN seleccionada para seguimiento de proyecto personal. Uruguay. Taller de ensayo con Florencia Blanco. Seguimiento de obra.

RESIDENCIAS DE ARTE Manta Taller de Residencia de Arte. San Martín de los Andes. ARG. Wabisabi residencia en el Tigre Argentina Somos Art Hause Artist- Residence Program en Berlin Arquetopia en Oaxaca, México

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Fotografías: Stefanie Wolff y otrxs. Textos: Stefanie Wolff Dirección Editorial: xxxxxx Edición: Stefanie Wolff y Florencia Blanco Asesoría creativa de textos: Eduardo Carrera Revelado Digital: Gerardo Dell ´Oro Diseño gráfico: Natalia Castillo Tipografía: Futura (Paul Renner) Traducción al inglés: Rafaela Gunner Impreso en: fecha y lugar Preimpresión e impresión: libro de edición argentina ISBN XXXXXXXXXXXXXXXXXXXXX Edita y Distribuye: xxxxx

Copyright © 2019, Stefanie Wolff Queda hecho el depósito que establece la ley 11.723. No se permite la reproducción parcial o total, el almacenamiento, el alquiler, la transmisión o la transformación de este libro, en cualquier forma o cualquier medio, sea electrónico o mecánico, mediante fotocopias, digitalización u otros métodos, sin el permiso previo y por escrito del editor.




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