El Porqué y Para Qué de las Artes Liberales

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El Porqué y Para Qué de las Artes Liberales

Lucía Santa Cruz Decana Facultad de Artes Liberales


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Lucía Santa Cruz, 2010 Universidad Adolfo Ibáñez Facultad de Artes Liberales Avda. Diagonal Las Torres 2640, Peñalolén, Santiago-Chile Tel. (56-2) 331 1000 www.uai.cl

“El Porqué y Para Qué de las Artes Liberales” Registro Propiedad Intelectual Nº xxx.xxx

impreso en chile / printed in chile

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el porqué y para qué de las artes liberales

Lucía Santa Cruz Decana Facultad de Artes Liberales Universidad Adolfo Ibáñez

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temario 1.- la necesidad de educación universitaria que incluya formación general en las artes liberales

1.1 Tendencias del mundo contemporáneo y sus consecuencias sobre la educación universitaria

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1.2 La Universidad: ¿Sólo escuela de oficios? Beneficios de la educación universitaria concebida como formación intelectual

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1.3 Crecimiento exponencial del conocimiento

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1.4 Las fronteras entre las ciencias y las humanidades se difuminan

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2.- descripción del modelo de la uai y concepto de artes liberales

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2.1 Concepto de las Artes Liberales

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3.- objetivos del aprrendizaje de las artes liberales

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3.1 Pensamiento crítico: el elemento más sustantivo

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3.2 Los objetivos generales y específicos de la formación en Artes Liberales

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3.3 Las capacidades específicas que se desea desarrollar

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3.4 Utilidad de las Artes Liberales

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4.- metodología

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4.1 Cambio en las formas de enseñar e importancia del conocimiento

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4.2 De los profesores

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4.3 ¿Estudiantes activos? ¿O meros receptores de información?

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4.4 De la clase magistral al aprendizaje interactivo

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5.- estructura curricular

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5.1 El currículum en artes liberales en la UAI

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5.2 Modelo UAI vs. bachilleratos o colleges chilenos

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5.3 Lectura crítica y Escritura sustantiva

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5.4 La Historia

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5.5 La Filosof ía

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5.6 La Política

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5.7 La Economía

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5.8 La ciencia

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5.9 Las Artes y las Letras

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6.- las artes liberales y el mercado laboral

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6.1 Formación General vs. Estudios Profesionales: ¿Una dicotomía o una perfecta cooperación?

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6.2 El debate

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6.3 Cómo perciben los estudiantes a las Artes Liberales

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6.4 Las Artes Liberales y el Mercado Laboral

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6.5 Movilidad Laboral

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6.6 Los empleadores y las Artes Liberales

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7.- las artes liberales y la transmisión de valores

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7.1 La educación en Artes Liberales ¿es moralmente neutra?

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7.2 Planteamiento del problema

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7.3 Tolerancia o neutralidad ética

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7.4 Ética de la benevolencia y de la justicia universal

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7.5 Formación moral y Educación Liberal

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7.6 Formación ética en la Facultad de Artes Liberales

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8.- perfil del egresado

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9.- conclusión

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1.

la necesidad de educación universitaria que incluya formación general en las artes liberales

1.1

Tendencias del mundo contemporáneo y sus consecuencias sobre la educación universitaria

La necesidad de reforzar la formación general en las Artes Liberales como parte integral del modelo educativo de la UAI se basa en el reconocimiento de ciertas características de nuestros tiempos, que repercuten directamente en nuestra concepción de la educación universitaria. Estas se refieren en primer término, a la velocidad e imprevisibilidad de los cambios en el conocimiento. En segundo lugar, a la ampliación y multiplicación, en forma exponencial, de la información conocida en las distintas disciplinas y, a consecuencia de ello, al imperativo de fomentar el aprendizaje continuo. En tercer lugar, a los evidentes cambios en la demanda de los mercados laborales, que requieren de un nuevo perfil de capacidades de los egresados universitarios. Finalmente, esta formación se hace cada vez más necesaria en un mundo en que la complejidad de los dilemas morales, económicos, políticos y sociales es cada vez mayor y exige una reflexión crítica y bien fundada.

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1.2

La Universidad: ¿Sólo escuela de oficios? Beneficios de la educación universitaria concebida como formación intelectual

En efecto, en un mundo cada vez más dif ícil de aprehender, impredecible y velozmente cambiante, la educación universitaria ya no puede consistir sólo en la transmisión de ciertos conocimientos profesionales específicos, los cuales, tarde o temprano, serán olvidados o quedarán obsoletos. El objetivo principal de la educación superior debe ser la entrega de una rigurosa formación intelectual que permita la comprensión permanente de la disciplina propia de cada profesión, y también de la realidad del mundo en que nos hemos de desenvolver. Para ello, el requisito principal es el ejercicio del pensamiento a través de una actividad intelectual seria y con una metodología científica que permita el desarrollo de actitudes y destrezas personales e intelectuales que, aplicadas a los más diversos ámbitos del quehacer laboral, permitan desempeñarse con éxito, no sólo profesionalmente, sino también como seres humanos integrales y miembros activos de la comunidad. La educación así entendida, basada en el trabajo acucioso y la reflexión seria y profunda, permite adquirir grados superiores de conciencia respecto a nosotros mismos y al entorno en que vivimos; abre los sentidos y nos permite salir, aunque sea parcialmente, de la oscuridad invisible de la incertidumbre, aunque sin que sea posible consagrar certezas inamovibles. El concepto tradicional de la enseñanza considera que el objetivo principal de la educación es la transmisión organizada de los conocimientos acumulados en el tiempo, a través de un relato que los entrega por medio de la clase magistral y las lecturas memorizadas y, por lo general, tendiente a la obtención de un título profesional.

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Cabe preguntarse entonces por qué habría que introducir cambios tan profundos y, por ahora, ajenos a la cultura chilena y destinar una parte considerable de los estudios de pregrado a la formación general en las disciplinas de las Artes Liberales, los cuales, al menos en la superficie, poco y nada tienen que ver con la preparación profesional. 1.3

Crecimiento exponencial del conocimiento

En el siglo XXI es imposible dominar la totalidad de los conocimientos, ni siquiera en una sola disciplina, debido a la rapidez de los avances y a la expansión explosiva de la cantidad de información y del conocimiento. Según un estudio de J.J. Brunner, las revistas científicas en el mundo han pasado de 10 mil en 1900 a más de 100 mil en la actualidad; los matemáticos publican anualmente 200.000 nuevos teoremas y las publicaciones de historia entre 1960 y 1980 son más numerosas que toda la producción historiográfica anterior a partir del siglo IV a C. “Considerado en su conjunto -concluye- se calcula que el conocimiento publicado y registrado internacionalmente habría demorado 1.750 años en duplicarse por primera vez contado desde el comienzo de la era cristiana para luego doblar su volumen sucesivamente, en 150 años, 50 años y ahora cada 5 años estimándose que hacia el año 2020 se duplicará cada 73 días”. Esto coincide, por una parte, con una creciente necesidad de sobre- especialización y, por la otra, con la veloz obsolescencia de un porcentaje relevante de los conocimientos que las universidades proporcionan. En la práctica, lo anterior significa que una enseñanza centrada en la mera transmisión de los conocimientos no puede lograr su real objetivo y, por ello, lo que se requiere es entregar la ca-

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pacidad de buscar, seleccionar, evaluar y aplicar la información en distintos escenarios; entender distintas lógicas y formas de aproximación al conocimiento; y desarrollar las habilidades esenciales para adquirir, comunicar y generar conocimientos nuevos. 1.4

Las fronteras entre las ciencias y las humanidades se difuminan

Por otra parte, cada vez es más evidente que los problemas actuales, siempre más complejos, exigen múltiples perspectivas de análisis. De igual modo, las fronteras entre la ciencia y el humanismo son cada día más difusas y muchas veces no es posible entender problemas propios de una disciplina en forma aislada, sin referencia a las lógicas y métodos de conocer la realidad de otras disciplinas muy distintas. El estudio de las humanidades se hace más y más dif ícil sin conocimientos científicos y, por el contrario, el mundo de la ciencia a menudo entrega respuestas que exigen una reflexión ética que es más bien propia de la discusión filosófica y abre preguntas que exigen enfoques desde otras disciplinas. Un economista, para tomar decisiones racionales, debe estar en situación de analizar la interrelación que tiene su ciencia con la política, la cultura, la historia y la ética; y, a su vez, la economía misma, que estudia las motivaciones y el comportamiento de los seres humanos y de los grupos agregados, se beneficia con los descubrimientos de la biología evolutiva respecto a la naturaleza de las conductas humanas. Un historiador debe entender la economía, el genoma humano y la teoría de la evolución; un filósofo que no comprende conceptos básicos de la f ísica quedará ausente de la discusión contemporánea de su propia disciplina.

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Asimismo, todo ser humano debe saber que hay formas sutiles, más sensibles de comprensión de la realidad, como la literatura y el arte, que hacen posible observar una parte de la realidad a la cual la simple razón no accede. El arte en todas sus manifestaciones implica formas de representación, de expresión y de comunicación de ideas y emociones y permite la expansión de la conciencia. Del mismo modo expone al estudiante a las más grandes expresiones de la civilización y la cultura. Finalmente, el estudio de las Artes Liberales desarrolla habilidades que son transferibles y útiles para el aprendizaje en cualquier campo del saber, porque aquello que se aprende en un campo suele ser de fácil aplicación en otros.

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descripción del modelo de la uai y concepto de artes liberales

El modelo educativo de la Universidad Adolfo Ibáñez tiene como núcleo diferenciador la incorporación de estudios multidisciplinarios obligatorios para todos los estudiantes, de todas las carreras, como parte integral de su malla de disciplinas profesionales. En este sentido, nuestra formación universitaria no sólo imparte un conjunto de conocimientos profesionales estáticos, siempre expuestos a la obsolescencia, sino que busca también –en todos los niveles y áreas de especialización– el desarrollo de los recursos intelectuales que fomenten la capacidad crítica y analítica, la generación y actualización del conocimiento propio, y otras competencias que hacen posible la adaptación a las cambiantes exigencias del mercado laboral. Estos objetivos se cumplen en la Facultad de Artes Liberales mediante la incorporación de una formación amplia y multidisciplinaria en ciencias básicas, humanidades y ciencias sociales, de modo de exponer a los estudiantes a las diversas formas y metodologías existentes para analizar los problemas desde distintas perspectivas, a través de las lógicas propias de cada disciplina. Esto complementa y refuerza los cursos propios de cada carrera y promueve habilidades altamente apreciadas por el mercado laboral.

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Así, todos los estudiantes, de todas las carreras, deben cursar asignaturas en lectura crítica e interpretación de textos, escritura sustantiva, filosof ía, raciocinio lógico y matemático, literatura, pensamiento e instituciones políticas, historia de Chile y universal, economía, biología y f ísica. El currículum incluye de 12 a 14 cursos de Artes Liberales. El objetivo no es que adquieran una serie de conocimientos misceláneos, dispersos, en forma superficial, sino familiarizar al estudiante con una gama diversa de maneras de indagar el conocimiento y de razonar. Del mismo modo los alumnos deben cursar, además, un mínimo de 4 y generalmente 6 cursos en determinadas materias diferentes de las de su especialidad profesional, las cuales componen un Minor. Es esta formación intelectual la que, reconocidamente, permite el desarrollo de un pensamiento crítico, y la capacidad para identificar y resolver problemas, diferenciar entre lo esencial y lo accesorio, buscar, interpretar y evaluar la información existente en las distintas ramas del saber y, lo que no es menos importante, comunicarse efectivamente en forma oral y por escrito. 2.1

Concepto de las Artes Liberales

Las definiciones del concepto de la educación liberal en las Artes Liberales son varias. Sin embargo, cualquiera de ellas incluye como mínimo común denominador la idea de un conjunto de estudios en diferentes disciplinas,- como lenguaje, historia, filosof ía, matemática y ciencias. Se trata de un programa diseñado para ampliar los conocimientos generales y la cultura, como también, prioritariamente, para el desarrollo intelectual a través de la estimulación de las capacidades de análisis, re-

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flexión crítica, resolución de problemas y comunicación. Desde esta perspectiva, son estudios alejados de los profesionales o vocacionales que, por el contrario, enfatizan la especialización. Sus orígenes pueden remontarse a Séneca, en la Antigüedad, quien hablaba de un concepto liberalis para la educación, aquel destinado a formar personas libres, en el sentido de que no están sujetas a la voluntad de otros, sino que son dueñas de su propia inteligencia. En la Edad Media se usaba para definir las disciplinas del trívium y el quadrivium, que incluían gramática, retórica, lógica, geometría, aritmética, música y astronomía. En la actualidad se identifica prioritariamente con la formación universitaria anglosajona, que no tiende a la especialización profesional, sino a la formación general.

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3.

objetivos del aprendizaje de las artes liberales

La Association of American Colleges and Universities of Liberal Education define este modelo educativo como “un acercamiento a un aprendizaje que empodera a los individuos y los prepara para enfrentar la complejidad, la diversidad y el cambio. Entrega a los estudiantes un amplio conocimiento del mundo (ciencia, cultura y sociedad), además de un estudio más profundo en áreas de especial interés” …y “ayuda a desarrollar un sentido de responsabilidad social y también de poderosas habilidades prácticas e intelectuales que son transferibles, como la comunicación, la capacidad analítica y de resolver problemas y una disposición a aplicar el conocimiento en diversas circunstancias”. 3.1

Pensamiento crítico: el elemento más sustantivo

El objetivo principal indiscutido de una educación en las Artes Liberales es la expansión del pensamiento. Si hacemos un análisis descarnado del estado de desarrollo del pensamiento de los egresados de la educación media, lo más probable es que debamos concluir que en la inmensa mayoría de los casos los alumnos tienden a pensar en forma sesgada y parcial, con muchas distorsiones, poca información e incapacidad para usarla adecuadamente y en contextos cambiantes, y, en fin, posiblemente imbuida de prejuicios.

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El pensamiento crítico es un objetivo cada vez más universal en la educación superior y muchas carreras profesionales, en diversas universidades, están introduciendo cambios en sus metodologías para impulsarlo. En la facultad de Artes Liberales el desarrollo del pensamiento crítico está presente en todas las instancias y es una prioridad, desde los cursos específicos para enseñar a pensar, como lógica o raciocinio matemático, hasta el diseño de las otras disciplinas que se conciben como instrumentos para hacer pensar y enseñar los raciocinios que les son propios. Es así, entonces, que los objetivos a los cuales ningún programa de Artes Liberales puede renunciar son, en primer término, desarrollar la capacidad del estudiante de pensar en forma ordenada, de razonar, de argumentar en forma lógica acerca de interrogantes relevantes; formular, analizar, integrar y aplicar argumentos e información; dominar los principios básicos de la lógica, del razonamiento propio de una variedad de disciplinas, la capacidad de expresar sus argumentos en un lenguaje claro y preciso y de comunicarse por escrito y en forma verbal. En segundo lugar, se trata de fomentar la búsqueda e investigación del conocimiento en sus diversas modalidades, para asegurar la capacidad de incorporar información, ideas y conceptos nuevos y abrir paso a una vida de aprendizaje continuo. 3.2 Los objetivos generales y específicos de la formación en Artes Liberales

Los objetivos generales dicen relación con la formación de personas libres, autónomas y con independencia de juicio; responsables por sus actos y sus consecuencias, con disposición a seguir aprendiendo, con una sólida formación intelectual, con

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capacidad analítica la habilidad para identificar y resolver problemas y reflexionar en forma crítica; con pensamiento original, riguroso, preciso, creativo, razonado y lógico y capacidad para expresar ideas. Los objetivos más específicos tienden a familiarizar al estudiante con la naturaleza conjetural del conocimiento y el concepto de la open ended question; a enfrentarlo a los estándares de evidencia exigibles de acuerdo con cada disciplina; a discutir puntos de vista discrepantes; a contrastar las implicancias de las distintas teorías e interpretaciones; a identificar y resolver problemas desde la perspectiva de disciplinas diferentes. Aspira asimismo a entregar las herramientas necesarias para asimilar rápidamente una gran cantidad de información sobre cualquier tema desconocido, producir una síntesis y extraer conclusiones lógicas y coherentes. Así, esperamos que nuestros estudiantes adquieran habilidad para adaptar y aplicar los conocimientos existentes a nuevos requerimientos y a variadas situaciones, para desarrollar conocimientos nuevos y para solucionar problemas, analizándolos desde perspectivas distintas a las de la propia disciplina; para razonar con fundamentos y ser capaces de defenderse de las propuestas basadas en falacias con las que muchos, y muchas veces, tratarán de seducirlos. 3.3

Las capacidades específicas que se desea desarrollar

Las capacidades específicas que se desea desarrollar son: capacidad lectora; organización de las lecturas y comprensión de textos complejos; capacidad de buscar información en las distintas disciplinas, de evaluarla, jerarquizarla y organizarla; capacidad de asociar, comparar, contrastar y criticar; argumen-

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tación lógica y escritura de ensayos críticos y argumentativos; razonamiento cuantitativo mínimo; capacidad de comunicarse fluidamente con distintas audiencias por escrito y verbalmente; capacidad de formular un raciocinio moral. En suma, el estudio de las Artes Liberales desarrolla la facultad de formular interrogantes vitales acerca de un problema, en forma precisa y con claridad, de buscar y evaluar información relevante, de interpretar la información usando ideas abstractas. A la vez, permite llegar a conclusiones razonadas y contrastarlas con criterios y estándares relevantes; pensar con la mente abierta; dimensionar alternativas distintas de pensamiento pudiendo identificar las presunciones, implicancias y consecuencias prácticas que ellas contienen; comunicarse efectivamente con otros para buscar soluciones a problemas complejos. 3.4

Utilidad de las Artes Liberales

El valor agregado de esta formación para los estudiantes, la forma cómo se vincula con sus profesiones, radica en el hecho incontrarrestable de que, como hemos dicho, las habilidades que se aprenden en cualquier disciplina son transferibles a otros campos del conocimiento y, por lo tanto, al margen de sus contenidos, será útil para sus futuras carreras profesionales, transformándolos en profesionales seguros y con confianza en sí mismos. Confiamos en que de aquí surjan personas con un significado más profundo de la vida, y que a la vez sean mejores profesionales, adaptables, con capacidad para seguir aprendiendo y para reconsiderar aquello que se da por sentado cuando surgen nuevas evidencias en contrario. Por ende, con la mente abierta a la innovación.

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4.

metodología

La educación en las Artes Liberales introduce al estudiante a los distintos modos de investigar y al conocimiento en las áreas más importantes del saber: las ciencias, las ciencias sociales y las humanidades. Su objetivo principal e inamovible es el desarrollo de pensamiento crítico. Su naturaleza misma, como asimismo el fin que persigue, se relacionan tanto con los contenidos de las disciplinas como con los métodos de enseñanza que requiere. La formación general en las Artes Liberales debe evitar a todo costo transformarse en la simple transmisión de información, pues la información miscelánea y aleatoria, que no persigue una respuesta a un problema dado, no tiene mucho significado y será retenida por un muy corto lapso. La enseñanza debe impulsar un aprendizaje basado en la comprensión de conceptos, el planteamiento de problemas e interrogantes y, con ello, entregar herramientas para la resolución de problemas. Debe, en primer lugar, tener como eje central de su quehacer el hecho irrefutable que el conocimiento, en ninguna área, constituye un cuerpo cierto de verdades. Por el contrario, la naturaleza del conocimiento intelectual es conjetural, y éste es siempre revisable y revisado; pero no es arbitrario, sino que tiene categorías de

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análisis aceptables, probadas y evaluadas. Esto implica que todo problema debe enfrentarse con espíritu crítico y la enseñanza debe procurar sentar las bases que posibilitan la adquisición de nuevos conocimientos. (Esta forma de concebir la enseñanza no implica escepticismo respecto a la importancia de los conocimientos y de la búsqueda de la verdad, pues si así fuera ,el estudiante podría concluir que el conocimiento es asunto de opinión y apelar a los sentimientos en vez de los raciocinios para construir sus juicios). 4.1

Cambio en las formas de enseñar e importancia del conocimiento

Para satisfacer los objetivos de una educación en las Artes Liberales se exigen cambios sustantivos en las formas de enseñar. La educación liberal, cuyo objetivo es el desarrollo intelectual y de ciertas capacidades académicas fundamentales, suele confundirse con un desprecio por la relevancia de la transmisión de conocimientos. Muy por el contrario, es preciso tener mucha cautela al analizar las propuestas de cambios metodológicos para evitar que las nuevas estrategias y técnicas de enseñanza-aprendizaje pierdan vínculo con los conocimientos que es preciso transmitir. Los cambios no tienen como objetivo sustituir la transmisión de conocimientos sino desde luego, cambiar el concepto de conocimiento, desde uno que lo concibe como estático a uno que es dinámico, en permanente cambio y evolución. En segundo término, se trata de hacer más efectiva la transmisión del saber. Las nuevas técnicas deben usarse para profundizar la comprensión de los conocimientos por sobre la mera acumulación de datos, pero en el proceso mismo de enseñanza nada puede sustituir al conocimiento profundo de

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un tema o disciplina. En este sentido, se puede afirmar que no existe un dilema o contradicción entre el desarrollo intelectual y la transferencia de conocimientos: los conocimientos son la materia prima que posibilita el desarrollo de habilidades intelectuales. Tampoco hay una dicotomía entre conocimiento y desarrollo de pensamiento crítico y, al revés, la organización conceptual y coherente de los conocimientos acumulados permite una mejor comprensión de los contenidos del conocimiento en cualquier rama del saber. 4.2 Los Profesores

Fundamentalmente, los nuevos enfoques pedagógicos exigen profesores mejor capacitados para jugar un rol que es distinto al tradicional, pero no por eso menos importante. Por el contrario. Han de tener mejor dominio de sus materias; ser capaces de desafiar a pensar; de estimular a los estudiantes para que expresen posiciones discrepantes y fundadas en sus propios puntos de vista; presentar interpretaciones distintas sobre un tema; exponer a los estudiantes a los desarrollos más recientes de su disciplina, con bibliograf ía de punta; generar técnicas de discusión y, en general, conducir discusiones bien preparadas evitando que ello degenere en la expresión de opiniones sentimentales, livianas o sin fundamentos. 4.3

¿Estudiantes activos? ¿O meros receptores de información?

En buena medida las personas aprenden cuando hacen, fabrican, escriben, diseñan, crean, resuelven. Por ello, de igual modo es necesaria una actitud pro activa del estudiante en relación con su aprendizaje. Para tener éxito se requiere de alumnos

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despiertos, alertas, críticos, cuestionadores, que tengan una participación activa y creativa en su proceso educacional. Existe aún una controversia, entre quienes creen que con anterioridad a que los alumnos puedan analizar, sintetizar y formar juicios respecto a lo que aprenden, deben saber y conocer los hechos básicos de su disciplina. Quienes así piensan sostienen que la enseñanza siempre debe centrarse en la transmisión de información sin esperar razonamientos y, en consecuencia, evalúan a sus estudiantes por su capacidad para retener datos e información. Por otra parte, los profesores mejor calificados estudiados en los Estados Unidos creen que los estudiantes deben aprender los hechos mientras aprenden simultáneamente a usar la información para “comprender” más que para “retener” y, por ello, entregan la información en un contexto de problemas, issues e interrogantes; no hablan de “adquirir” información, sino de comprender las estructuras, las formas en que las partes se relacionan con el todo, y en consecuencia ayudan a los alumnos a construir su conocimiento y a aprender a usar la información para resolver problemas, no sólo dentro de sus disciplinas sino en sus propias vidas. Enseñan a identificar cuáles son los datos relevantes, fomentan el pensamiento riguroso y preciso y someten a sus estudiantes a problemas e interrogantes arduos como modo de conciliar, explicar, modificar e integrar nuevos conocimientos a los antiguos. En definitiva, con una enseñanza sustentada en la elaboración de preguntas pertinentes más que respuestas, los buenos profesores incitan a revisar los modelos mentales heredados, que

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no son necesariamente útiles o apropiados o compatibles con el desarrollo de sus ciencias. El ambiente de aprendizaje debe ser crítico, de suerte que los alumnos sean desafiados intelectualmente, construyan su propio conocimiento y aprendan confrontando problemas importantes que los desaf ían a enfrentar ideas nuevas, a revisar sus presunciones y a examinar los modelos que tienen sobre la realidad. 4.4 De la Clase magistral al aprendizaje interactivo

En este contexto de aprendizaje, y cuando el objetivo primordial es el desarrollo de pensamiento crítico, la clase magistral ya no juega el papel único o principal, pues la participación activa del estudiante es el elemento esencial a través de una discusión –preparada por lecturas anteriores a la clase– que le permita recibir información, considerar y ponderar las argumentaciones, desarrollar habilidades y poner a prueba sus ideas. Entre las tareas privilegiadas por la educación en Artes Liberales, el ensayo juega un rol principal precisamente porque, cualquiera sea su naturaleza, implica una argumentación racional, se sustenta en la comprensión de variados textos complejos, facilita la identificación de los problemas de peso dentro de una disciplina y estimula la argumentación analítica. El ensayo es así un instrumento privilegiado en el esfuerzo por transformar la enseñanza en activa, pensante más que pasiva y memorística.

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5.

estructura curricular

Si las definiciones de Artes Liberales son variadas los currícula a través de los cuales se pueden lograr sus objetivos lo son aún más y están sujetos a permanente revisión e incorporación de nuevos temas y disciplinas. La historia y la experiencia en muchos países nos demuestran que la educación en Artes Liberales puede impartirse a través de currícula muy variados y a través de la enseñanza de distintas disciplinas y contenidos, siempre y cuando conduzcan al desarrollo de las habilidades que son propias de estos estudios y apunten a una clara connotación académica más que profesionalizante. 5.1

El currículum en Artes Liberales en la UAI

La UAI ha optado por una estructura curricular con una nítida racionalidad, que aspira a familiarizar al alumno con los enfoques o tipos de conocimiento que permiten conocer las distintas formas tradicionales de razonamiento que se han forjado a través de la historia desde la época antigua. En definitiva, se propone introducir a los estudiantes a los tres principales métodos de investigar o indagar el conocimiento, representados por las Ciencias Naturales, las Ciencias Sociales y las Humanidades. Para ello ha seleccionado asignaturas en las siguientes

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disciplinas: En las Ciencias Básicas: principalmente Física, Biología y Raciocinio Matemático. En las Ciencias Sociales: Economía, Política (Instituciones y Pensamiento). En las Humanidades: Expresión, que incluye cursos especiales de lectura crítica y de escritura (entendidas como el instrumento indispensable para desarrollar el pensamiento), cursos en línea de gramática y ortograf ía y talleres de expresión oral; Historia de Chile y Universal; Filosof ía y Raciocinio Filosófico (Pensamiento Crítico). Finalmente, Literatura y Arte. 5.2 Modelo UAI vs. Bachilleratos o “Colleges” chilenos

Cabe referirse a las razones que subyacen al diseño de este currículo y justificar la coherencia entre las materias seleccionadas y los objetivos de aprendizaje que se buscan. La idea de someter a los estudiantes al estudio de una diversidad de disciplinas académicas no es reeditar lo que han sido los bachilleratos de otras universidades y entregarles algo de conocimiento de historia, filosof ía, economía, literatura y ciencia. Si bien es obvio que una persona educada debe tener ciertos conocimientos específicos mínimos sobre distintos temas, las asignaturas de Artes Liberales no tienen como propósito impartir una serie de conocimientos misceláneos dispersos en forma superficial, los cuales en un período muy corto serán olvidados o quedarán obsoletos, sino de familiarizar al estudiante con una gama diversa de formas de indagar el conocimiento y de razonar desde las perspectivas y con el instrumental y metodologías que ofrecen las distintas disciplinas. Los objetivos esperados de esta organización curricular son que los estudiantes sepan leer en profundidad comprendiendo los significados más complejos de los textos, puedan presentar por escrito y oralmente un

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problema bien explicado, razonado en forma lógica y usando evidencia creíble con honestidad; evaluar los diversos sistemas económicos, sociales y políticos, sus fortalezas y debilidades; adquirir sensibilidad acerca de la importancia de otras culturas; asimilar rápidamente una gran cantidad de información sobre cualquier tema desconocido y producir una síntesis y sacar conclusiones lógicas y coherentes; y sepan identificar, frente a una multitud de datos e información, los problemas sustantivos y tengan diferentes modos de investigación para entenderlos y resolverlos; sean capaces de adaptar los conocimientos a nuevos requerimientos y de aplicarlos en contextos distintos, y de desarrollar conocimientos nuevos. En suma, los estudiantes deben ser sometidos a un riguroso proceso de formación intelectual para que sean aptos para analizar un problema no sólo desde la perspectiva de su propia disciplina, sino también usando los modos de aproximación al conocimiento de otras ramas del saber. 5.3

Lectura Crítica y Escritura sustantiva

En relación a la necesidad de mejorar las formas de expresión y de comunicación oral y escrita, el currículum actual contempla un curso de Lectura Crítica. En éste, el profesor, con un número de alumnos inferior al habitual, se concentra en la lectura de un autor en el semestre. Los cursos que tienen como objetivo mejorar sustantivamente la lectura profunda de los textos y la comunicación por medio de la escritura, por su parte, no se refieren a la teoría ni transmiten conocimientos, y tampoco son remediales para las deficiencias en la ortograf ía o la gramática. Por el contrario, son un intento serio por comprometer y guiar al estudiante para descubrir y clarificar ideas y comunicarlas en

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un contexto de comunicación escrita en la mejor forma posible, con claridad, sencillez de lenguaje, exactitud en la información y lógica en la argumentación. El énfasis, entonces, radica en el razonamiento y en el ejercicio de razonar, argumentar, usar información y comunicarse con distintas audiencias. Se espera asimismo que en todas las asignaturas se refuerce este concepto acerca de la escritura. 5.4

La Historia

La historia nos enseña a entender cómo evolucionan las sociedades, las culturas, las creencias y las mentalidades; amplía el ámbito de la experiencia y el horizonte de lo posible; y explica por qué suceden ciertos fenómenos económicos, sociales o políticos y cuáles pueden ser sus consecuencias predecibles. La historia, ante la proliferación de información, entrega competencias para organizar esa información, y distinguir lo relevante de lo intrascendente, enseña a priorizar, a asociar, a analizar y a plantear preguntas pertinentes. Es así que, a través del estudio de la historia, aspiramos a que los estudiantes entiendan su lógica, desarrollen hábitos de pensamiento histórico, comprendan la naturaleza de las fuerzas sociales y culturales que van forjando el acontecer de los países, grupos y personas; que entiendan la multi-causalidad del devenir histórico, comprendan la forma en que la evolución de las mentalidades, las creencias, los valores, el modo en que los cambios culturales afectan a las sociedades y a los individuos, y producen repercusiones concretas, por ejemplo, en ciertas decisiones económicas. Se busca que los alumnos sean capaces de plantear preguntas relevantes, sepan buscar, ordenar y evaluar la exactitud y relevancia de la información; comprender

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la forma en que el hombre interactúa con las instituciones y la política, y cómo influyen las grandes ideas, entre otras. Evidentemente, no se pretende que los estudiantes incursionen en el conocimiento de la totalidad de los hechos históricos. Es a través del estudio e investigación histórica de un fenómeno determinado, de una época específica o de un proceso relevante, como se pueden obtener los resultados deseados. De ello se desprende que el programa ofrezca múltiples cursos de historia entre los cuales los estudiantes pueden elegir. 5.5

La Filosofía

La Filosof ía es una herramienta, una metodología para desarrollar habilidades intelectuales y pensamiento lógico, para responder las preguntas más importantes de la vida, para saber cómo adopto decisiones éticas y por qué. Es así que los cursos de Filosof ía y de raciocinio filosófico, a través del estudio de un problema filosófico o del pensamiento de un autor, deben enseñar el rigor analítico, la capacidad para razonar en forma lógica y un hábito de pensamiento crítico y también ayudar a comprender elementos fundamentales de la filosof ía, como por ejemplo, cómo conocemos y cómo podemos hacer juicios éticos. 5.6 La Política

El estudio de la política nos conecta con las instituciones que adoptan decisiones cruciales para nuestras vidas como miembros de una nación. Hemos entregado a la política y a sus instituciones el derecho a tomar decisiones que nos afectan y, por lo tanto, grandes ámbitos de nuestra libertad personal y el desconocimiento de estos fenómenos no es aceptable. El estudio

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del pensamiento político nos muestra cómo los grandes pensadores han enfrentado los mismos dilemas con anterioridad; a evaluar las opciones que nos ofrece el sistema político, y a comprender los procesos que permiten conservar los sistemas o cambiarlos. 5.7

La Economía

La economía estudia a los individuos y su comportamiento, como también el comportamiento agregado de grupos, sociedades y mercados internacionales. Sin una comprensión de sus principios fundamentales es evidente que no es posible entender una parte muy sustantiva del quehacer humano que se refiere a sus condiciones materiales de vida, a la forma en que producimos, intercambiamos y consumimos bienes y servicios. Tampoco es posible entender las políticas públicas o gubernamentales aplicadas en este campo o los cambios sustantivos que se producen en el mundo y las consecuencias más generales que ellos tienen. 5.8 La Ciencia

La ciencia, del latín scientia, que significa “conocer,” es considerado el método más desarrollado para investigar ciertos fenómenos y avanzar en el conocimiento a través de métodos rigurosos de indagación, claramente definidos, basados en la observación, en el uso de evidencia empírica y medible, con un raciocinio propio y con los más altos estándares de exigencia para garantizar la precisión de la información. La comprensión del método científico y la comprensión de la ciencia permiten resolver múltiples problemas que afectan nuestras vidas y enfrentar decisiones cruciales con fundamentos sólidos.

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5.9 Las Artes y las Letras

Finalmente el estudio del arte y la literatura representa una forma de entender, con lógicas más sensibles, una parte de la realidad, de la subjetividad, de la complejidad de los sentimientos y de las percepciones, fenómenos que la razón por sí misma no es capaz de vislumbrar ni comprender. Se trata de poner en contacto a los estudiantes con la belleza y con importantes manifestaciones de la cultura a través de los siglos de la historia de la humanidad.

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6.

las artes liberales y el mercado laboral

Como hemos visto, una de las formas posibles de conceptualizar la educación en Artes Liberales es concebirla como una que tiene valor en sí misma y aprecia la actividad intelectual al margen de cualquiera connotación práctica o vinculación con el mundo del trabajo. Desde mi perspectiva, si bien su esencia es un compromiso con el conocimiento, al margen de consideraciones prácticas y utilitarias– porque tiene valor en sí mismoresulta también que es un instrumento privilegiado para preparar a los estudiantes de mejor modo para la vida laboral, porque permite desarrollar una serie de habilidades intelectuales que son transferibles al estudio de otros temas y permiten una mejor y más rápida adaptación para emprender aprendizajes nuevos. Las Artes Liberales entregan una perspectiva amplia, su estudio permite analizar problemas desde ángulos diversos y entrega la flexibilidad que el mercado laboral exige cada vez más. 6.1

Formación General vs. Estudios Profesionales: ¿Una dicotomía o una perfecta cooperación?

Es más, estas capacidades que entrega esta formación general tenderían a coincidir crecientemente con las demandas del mercado laboral, pues se da una convergencia entre los objetivos que persiguen las Artes Liberales (por ejemplo, pensamiento

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crítico, aprendizaje colaborativo, habilidades de comunicación) y las habilidades fundamentales solicitadas por los empleadores. Si bien esta discusión tiene menor pertinencia en nuestro caso –pues en la UAI la formación en Artes Liberales no reemplaza a los estudios profesionales sino que es parte integral de ellos– preciso es reconocer que, a primera vista, existe una cierta tensión entre la idea de la “formación general” y la educación superior, tradicionalmente concebida como una entidad cuyo sólo propósito es entregar títulos profesionales. 6.2 El debate

Incluso, en Estados Unidos se han alzado voces dado que un gran número de instituciones de educación superior estarían cambiando la relación entre Artes Liberales y cursos de formación profesional en perjuicio de las primeras. Ello, debido a que la expansión de la educación universitaria ha significado la incorporación de audiencias masivas, no necesariamente interesadas en actividades académicas o intelectuales; a que el encarecimiento de la educación superior para las familias, más la experiencia de las últimas décadas de una situación económica más dif ícil, implican que tanto los estudiantes como sus padres privilegien todo aquello que tienda a retornos inmediatos de orden económico: en otras palabras, la necesidad de estudiar para generar ingresos en el corto plazo ha pasado a ser prioritaria frente a las Artes Liberales. Un estudio reciente muestra que el 64% de los adultos norteamericanos piensan que el propósito principal de los colleges es preparar a sus graduados para sus carreras. Entre 1970 y 2006, el porcentaje de aspirantes a universitarios que consideran que “tener buena situación financiera” es el objetivo esencial o más importante ha aumen-

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tado de 36.2% a 73,6%. Por el contrario, el porcentaje de recién ingresados a las universidades que consideran que el propósito principal de la educación universitaria es “la adquisición de una filosof ía de vida con sentido” ha disminuido de 79% en 1970 a sólo 39% en 2006. En el caso chileno la dificultad para valorizar los estudios en Artes Liberales es todavía mayor. Por una parte, nuestra tradición universitaria, eminentemente profesionalizante, es muy ajena a esta concepción de la educación superior en diversas disciplinas y con un énfasis en el desarrollo intelectual. Por la otra, el país tampoco está ajeno a nuevas tendencias culturales de orden marcadamente utilitarista y consideraciones inmediatistas o de corto plazo. Finalmente, también es cierto que el peso principal de la educación superior, sobre todo en Chile, recae sobre las familias; en el caso de los sectores de menores ingresos este aporte significa un porcentaje muy alto del total de sus ingresos y, por ello, una prioridad creciente parece ser el logro de beneficios económicos lo antes posible, para solventar sus costos. 6.3 Como perciben los estudiantes a las Artes Liberales

En el caso específico de la UAI existe evidencia contradictoria respecto al valor que los estudiantes entregan a este modelo educativo. Por una parte, las encuestas realizadas por Verde con ocasión del diseño de un Plan estratégico sugieren una total incomprensión del objetivo que se persigue y disconformidad ante la necesidad de desviar recursos de tiempo y esfuerzo al estudio de disciplinas ajenas a la profesión. Por la otra, puede afirmarse que la evaluación de estas asignaturas y la de

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sus profesores son comparativamente mejores que aquellas estrictamente profesionales. Es más, Lucas Sierra en un estudio respecto a los entonces llamados “cursos fundamentales” nos dice que los estudiantes “tenían claro que las asignaturas en formación fundamental son un componente importante del nuevo modelo y que el nuevo modelo es distintivo de la universidad. Asimismo dijeron ver a las AFF como un complemento interesante de sus opciones vocacionales. No me pareció que las consideraran de una complementariedad inútil o simplemente irrelevantes. Tenían muchas críticas pero en un principio la idea de las AFF les parecía buena”. 6.4 Las Artes Liberales y el Mercado Laboral

No obstante, un análisis más detenido nos lleva a la conclusión que el modelo educativo basado en la incorporación de estudios multidisciplinarios, lejos de conspirar contra la eficacia de la formación profesional, entrega excelentes herramientas para el estudio de las carreras especializadas y constituye una preparación mejor para la futura vida laboral. Así, por ejemplo, de acuerdo con un estudio realizado por Hobart y William Smith, el 75% de los padres y el 85% de los estudiantes creen que el objetivo de la educación universitaria es conseguir una educación práctica para lograr un trabajo lo antes posible después del egreso. Por el contrario, entre los altos ejecutivos de grandes compañías encuestados, sólo el 37% estimó que el propósito educacional fuera desarrollar conocimientos para el trabajo; y 90% consideró que las humanidades eran esenciales para desarrollar pensamiento crítico; y el 77% consideró estas disciplinas indispensables para desarrollar la capacidad para resolver problemas. Roger E Herman autor de How to become an employer

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of choice y de How to choose your next employer, concluye en los mismos términos: “Las cualidades de los empleados que buscarán los head hunters serán distintas. Los empleadores van a buscar candidatos con una base amplia, más que especialistas en un campo. En los años que vengan habrá cada vez más necesidad de trabajadores que sepan pensar, colaborar, crear, resolver problemas, comunicar, liderar. Habrá una alta demanda por individuos que hayan aprendido a aprender, tengan una fuerte educación multidisciplinaria y tengan la capacidad para adaptarse a cualquier imprevisto que deban enfrentar”. En suma, que una “educación en las Artes Liberales va a ser un commodity muy valorado por los empleadores”. Por su parte variados informes relativos a la industria y los negocios en Estados Unidos sintetizan el tipo de rasgos que esperan de futuros líderes, que se pueden resumir así: “Pensamiento crítico, apreciación cultural de la forma en que adquirimos el conocimiento, comprensión del universo, de la sociedad y de nosotros mismos, todo lo cual exige conocimiento de las ciencias biológicas y f ísicas, fluidez en el lenguaje, conciencia de las concepciones filosóficas de la humanidad y conocimiento de las artes; adaptabilidad y compromiso con el aprendizaje continuo, capacidad de escuchar, de reconsiderar las posiciones originales a la luz de nuevos datos, de trabajar en equipo con personas de diferentes medios, de comunicarse efectivamente con distintas audiencias” , como así mismo un “compromiso ético” que asegure una conducta que tienda al mejoramiento del bien público. Finalmente, cabe citar lo dicho por Alan Greenspan a este respecto: “Conciencia crítica, capacidad de plantear hipótesis, de interpretar y de comunicar son elementos esenciales de la innovación exitosa en una economía basada en conceptos. La

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capacidad de pensar con abstracción se impulsa a través de la exposición a la filosof ía, literatura, música, arte e idiomas. La educación liberal genera una mayor comprensión de todos los aspectos de la vida”. 6.5 Movilidad Laboral

El concepto de “estabilidad laboral” como un objetivo deseable en la vida de trabajo de la mayoría de las personas está cambiando. Del mismo modo, la idea de cuáles son las virtudes y capacidades requeridas en el ejercicio de las profesiones también atraviesa por una transformación. Un estudio reciente de ex alumnos de Boston College después de 10 años de egreso , por ejemplo, muestra que el 70% desea cambiar de carrera para seguir intereses nuevos, el 52% ha cambiado de carrera al menos una vez y el 61% ha cambiado de empleo al menos 3 veces o más. Roger Herman en “Preparando a los estudiantes para un futuro incierto” sintetiza estos cambios en la estructura de la fuerza de trabajo: “La idea de aprender una especialidad y de quedarse en un área por toda una carrera está passé”. Las personas ya no permanecen como antes por toda una vida en una empresa y en un tipo de trabajo; por el contrario, están cambiando de ocupaciones y campos profesionales entre cada 2 y 5 años y continuarán haciéndolo con mayor frecuencia en los años venideros. Ya en 1993 el Bureau of Statistics condujo un estudio que reveló que sólo uno de cada tres graduados desempeñaba trabajos en el área en que había estudiado. David Leary, decano de artes liberales de la universidad de Richmond, va más lejos y afirma que “los datos revelan que en la actual generación los estudiantes pueden esperar a cambiar de trabajo por lo menos 7 veces.

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Aunque aún tenemos especialistas, la demanda va a ser más alta por generalistas con capacidad de adaptación, trabajadores ágiles, rápidos, que puedan moverse a nuevos roles, que hayan recibido una educación que les permita acceder y desempeñarse bajo estos nuevos roles y responsabilidades. Estos nuevos trabajos van a tener nuevas responsabilidades, nuevas expectativas, nuevas bases de conocimiento”. Han surgido predicciones acerca de futuros patrones ocupacionales que indican que en el futuro cercano los trabajadores cambiarán de trabajo al menos 3 veces en sus vidas y que “una gran proporción de actuales estudiantes ocuparán trabajos durante el curso de sus vidas que ni siquiera existen hoy día”. Otros estudios indican que no hay mayor diferencia respecto al estatus del trabajo, el ingreso y la satisfacción laboral entre quienes tienen una formación profesional específica y quienes sólo tienen formación en las Artes Liberales, sin estudios propiamente profesionales. Derek Bok añade que tampoco hay mayores diferencias entre ambas categorías de egresados al momento de competir por los cargos mejores o de top management. Sin embargo, admite que aquellos con título profesional obtienen un primer trabajo con mayor facilidad en el mundo de los negocios y avanzan más rápido, y ganan más dinero en los primeros 10 años. Después de eso, la situación deviene más compleja. Las habilidades técnicas y prácticas que entregan la mayoría de las carreras profesionales pasan a ser menos importantes para el éxito en el tiempo y, en cambio, habilidades como la capacidad de expresarse y comunicarse bien, las relaciones humanas, la creatividad, la amplitud de pensamiento y criterio, importan cada vez más y –concluye Bok– como las facultades de Artes Liberales hacen un mejor trabajo de promoción de

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estas cualidades, los graduados en este campo tienen mejores resultados que aquellos que cuentan sólo con un título profesional. 6.6 Los empleadores y las Artes Liberales

Muchos empleadores, por su parte, reconocen que la educación en las Artes Liberales prepara a los estudiantes para carreras exitosas. En 2000 la National Association of Colleges and Employers (NACE) encuestó a empleadores en todo Estados Unidos para determinar qué buscan al momento de contratar empleados. El resultado mostró que los empleadores se interesan más bien por las habilidades de los postulantes más que por ciertos títulos profesionales específicos, porque, según indicaron, las personas con las habilidades requeridas pueden aprender los elementos específicos de la industria con mucha facilidad. El punto queda muy bien ilustrado en los dichos de un director de una empresa aeroespacial: “Siempre prefiero a un graduado en filosof ía; no saben nada acerca del aeroespacio, pero saben todo acerca de la complejidad y eso es lo que yo necesito”. El survey anterior también encontró que los empleadores desean, por sobre todo, aquellas habilidades que son transferibles y aplicables a todos los trabajos, y que normalmente se asocian con la formación en Artes Liberales, como por ejemplo, la capacidad de comunicarse por escrito y verbalmente, de resolver problemas complejos, de trabajar bien con los otros y de adaptarse con facilidad a los cambios en el trabajo. Otro survey de ATyT mostró que los graduados de Artes Liberales avanzan más rápidamente a posiciones de management medio y senior que aquellos que siguieron otro tipo de estudios, concluyendo que esto “refleja lo que muchos empleadores ya saben: una educación en Artes Liberales equipa a los graduados con muchas de las habilidades

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que requieren para tener éxito. Estos graduados se transforman en empleados aptos y preparados para aprender”. Es posible afirmar que existe creciente conciencia de que la descripción de las competencias que los empleadores requieren es altamente congruente con los objetivos de las Artes Liberales. Como afirma un informe del National Center on Education and the Economy de los Estados Unidos: “Este es un mundo en el cual una alta preparación en lectura, escritura, expresión oral, matemáticas, ciencia, literatura, historia y las artes serán el fundamento indispensable para el futuro de la mayoría de los miembros de la fuerza laboral”. En pocas palabras, en un mundo en cambio constante, que no podemos enfrentar en forma estática, y en el cual las personas deberán desempeñar trabajos muy disímiles a través de sus vidas, muchos de los cuales no podemos siquiera imaginar, el estudio universitario que aspira sólo a “resolver problemas conocidos con los métodos conocidos”, no es funcional a las actuales necesidades. Los futuros egresados, en orden a “enfrentar este tipo de cambio van a necesitar mucha confianza en sí mismos, un propósito claro junto con un alto grado de adaptabilidad y capacidad para el aprendizaje permanente. La familiarización con los modos de descubrimiento e investigación de las artes y de las ciencias, una capacidad para integrar el conocimiento a través de la experiencia y las distintas disciplinas va a tener un valor mucho más perdurable en ese mundo cambiante que el entrenamiento y las técnicas especializadas que muy rápidamente caen en la obsolescencia. Bajo esta perspectiva “la educación liberal ha pasado a ser la educación esencial para todas las personas que viven en una sociedad globalizada e impulsada por la tecnología”.

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7.

las artes liberales y la transmisión de valores

7.1

La Educación en Artes Liberales ¿es moralmente neutra?

La mayoría de las definiciones de la educación en Artes Liberales hace referencia a su capacidad para desarrollar conciencia respecto a los temas éticos comprometidos en la vida en sociedad. De igual modo, es evidente que, por definición, una forma de educar que aspira a desarrollar pensamiento crítico y personas libres y autónomas no puede consistir en la transmisión de verdades últimas, sobre todo en áreas controvertidas. La pregunta es si esto excluye la posibilidad de entregar determinados valores éticos. Si así fuera tendríamos que aspirar a una educación enteramente neutra. El problema no es fácil y ha sido objeto de mucha discusión. ¿Es el relativismo ético la única forma de pensar compatible con la educación liberal? ¿Es la defensa de ciertos valores como mejores que otro equivalente a vulnerar el pluralismo y la tolerancia? O por el contrario: ¿Necesitan las sociedades compartir ciertos códigos morales para poder mantener la libertad y la civilización? Si es así, ¿quién los determina y de acuerdo con qué criterios? 7.2

Planteamiento del problema

Una de las características de la modernidad es la existencia de sociedades donde coexisten diversas creencias y opiniones, las cuales se toleran unas a otras. Se piensa que ello es un bien en

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sí mismo. En este sentido la idea de una sociedad monolítica donde una sola cosmovisión se puede imponer sobre todas, es una creencia generalmente resistida. Es más, es posible afirmar que la raíz intelectual fundamental de todos los totalitarismos es la presunción de que existen conocimientos ciertos y un bien único, objetivamente determinable, que sólo algunos pueden ver y pueden, en consecuencia, imponer a otros, por medio de la coerción y contra la voluntad explícita de las personas. Los fines deseados por los hombres son variados y no todos son compatibles entre sí. De esa diversidad fluye el pluralismo en término de “discurso” justificatorio de distintos concepciones de la “vida buena”. Como sostiene Isaiah Berlin, el reconocimiento de la pluralidad de fines y de valores legítimos es el concomitante de la libertad intelectual. Esto produce un grado de pluralismo, incluso de fragmentación cultural, que ha puesto en entredicho incluso la existencia objetiva del bien y la moral. Se teme, con razón, que este pluralismo, que es consustancial a la libertad y representa en sí mismo un bien deseable, se pone en jaque cuando se intenta establecer códigos rígidos unívocos respecto a lo que es el bien. Con ello se vulnera la autonomía moral de las personas y se les conculca su derecho a perseguir sus propios intereses, de acuerdo con un juicio personal de lo que es bueno y conveniente. Ahora bien, no es menos cierto, empero, que un régimen de libertad no es compatible con el relativismo ético y que existen ciertas virtudes indispensables, que deben ser transmitidas de generación en generación, y que se requieren ciertas premisas morales compartidas para sobrevivir.

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Todo parece indicar que la aceptación de reglas morales heredadas es un requisito para que la sociedad moderna, la democracia y el mercado funcionen y permitan aprovechar las oportunidades de la modernidad. Si no existe un acuerdo previo respecto al bien y el mal suficientemente amplio, se aumenta la necesidad de regularlo todo por ley y con eso se reducen los márgenes de libertad para las personas. Así, entonces, una sociedad bien organizada no requiere sólo de leyes, sino que necesita elaborar además un conjunto de nociones compartidas respecto a lo que es el bien y lo que es el mal, para abrir y mantener un espacio que permita una actuación correcta en forma automática y espontánea, sin necesidad de raciocinio previo. Por la otra, es evidente que debe haber un área de cohesión social mínima, que parece positiva e indispensable, pero que no es fácil definir en forma rígida o exhaustiva. 7.3

¿Tolerancia o neutralidad ética?

En fin, la tolerancia no es necesariamente sinónimo de neutralidad ética o indiferencia. Se puede ser tolerante y aceptar el supuesto de que hay bienes y males que son objetivos y pueden ser discernidos por todos como tales. En este sentido no todos los conceptos particulares sobre el bien y el mal son igualmente válidos, ni todos los criterios tienen igual validez o son indistintos e intercambiables, sin perjuicio de que deben ser tolerados. La tolerancia no obliga al escepticismo moral, sino que es una virtud que permite que cada cual pueda defender su propia versión de la vida buena por medio del argumento racional, sea verdadero o falso. En otras palabras, la tolerancia exige libertad de pensamiento y discusión.

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La posibilidad del entendimiento humano depende de la capacidad de entender por qué alguien persigue un fin diferente al mío. Pero depende también, según Berlin, de la posibilidad de reconocer que ello no impide que existan-junto con la diversidad-otros valores comunes que los hombres deban perseguir para mantener su calidad humana. En suma, es posible aceptar el pluralismo, pero sostener a la vez que hay concepciones de la “vida buena”, como por ejemplo, el nazismo, que es preciso condenar y luchar en su contra. El problema fundamental, sin embargo, perdura y se expresa en el dilema de cómo se puede generar un acuerdo respecto al bien, que al mismo tiempo respete la libertad de los individuos. En otras palabras: ¿cómo definimos cuáles son estos bienes universales compartidos y aseguramos su predominio en la sociedad, sin sacrificar amplios márgenes de libertad personal? Las respuestas son diversas y conflictivas. El primer escollo surge porque cualquier intento de definir un bien que pueda ser un principio de organización social, esto es, cualquier intento por dar a ese bien un contenido preciso, puede terminar con el pluralismo y suele llevar a sufrimientos masivos. En la tradición liberal, la promoción de la libertad parece más aceptable que la promoción de un determinado concepto de la virtud, en cuanto la aceptación de una verdad moral monolítica conllevaría el peligro de su imposición por medio del aparato represivo de la política, con las nefastas consecuencias que estos intentos han producido. Las críticas contemporáneas a la idea de asociar estrechamente la política con bienes morales predefinidos, provienen de múltiples direcciones. Por unos, es percibida como una amenaza al

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principio liberal de la separación de Iglesia y Estado, e introduce elementos inherentemente religiosos y divisivos en la esfera pública. Otros consideran que la idea misma de una moral objetiva impone restricciones inaceptables en la autonomía personal de los individuos, sofoca la creatividad y la experimentación en los procesos de construcción de la identidad y lleva a un conformismo degradante. Por otra parte, y siguiendo una línea diferente de argumentación, se teme que el reconocimiento de un código objetivo respecto al bien y el mal, que pueda ser impuesto desde el poder político, podría atentar contra uno de los principios fundamentales del ideario de la modernidad, cual es la libertad individual. En efecto, consustancial al pensamiento liberal es la idea de una autoridad con poderes restringidos para intervenir en las vidas de las personas y el respeto por las opciones libres de cada persona, porque sólo en esa opción libre se desarrolla la responsabilidad personal y sólo dentro de un contexto de libertad y responsabilidad personal es entendible la idea misma del bien y del mal. Cada ciudadano –se estima– es el mejor juez respecto a lo que es bueno para él y el papel de la autoridad es proteger esa libertad de opción más que favorecer ciertas opciones por sobre otras o imponer formas específicas de formas o estilos de vida. Desde este ángulo, la idea misma de una moral objetiva protegida por la autoridad suscita el espectro de un gobierno invasivo que pretende legislar sobre la moral, destruyendo la libertad individual para optar entre diferentes proyectos de vida.

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Ahora bien, el repudio de la virtud como objetivo último de la política no significa necesariamente repudiar la idea misma de la moral. En efecto, ello significaría eliminar una de las características de toda cultura, cual es la jerarquización de valores éticos. Cuando el hombre adquiere y valora su capacidad para elegir de manera libre reconoce implícitamente su poder para escoger entre el bien y el mal. La idea misma de una elección carece de sentido si no implica un juicio, porque sin juicio no hay opción. Es más, el legítimo y necesario rechazo a los postulados integristas y a la creación de un orden cultural monolítico no implica necesariamente impedir el desarrollo de un patrimonio cultural común y de valores compartidos. 7.4

Ética de la benevolencia y de la justicia universal

El filósofo moderno Charles Taylor, en su vasta obra, toca un tema que sigue siendo trascendente: cuál es la relación entre la identidad moderna y la noción del bien y las fuentes de origen del bien. Para él, la formación de la identidad humana está íntimamente vinculada a su juicio respecto al bien y el mal. En otras palabras, la evaluación moral está al centro de la identidad humana y las personas entienden quiénes son en gran medida por la evaluación que hace respecto a lo que está bien y la forma cómo ese entendimiento dirige la manera en que conducen sus vidas. Taylor tiene plena conciencia de que la moral se separó de sus fuentes tradicionales como resultado de la Ilustración y del cambio desde la razón sustantiva a la razón procedimental. Sin embargo, y a pesar de esta falta de acuerdo respecto a cuáles

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son las fuentes incuestionables que dan origen y permiten definir el bien, él contradice la pretensión de que cualquier forma de vida o concepto del bien es idéntica a otra, y que la buena vida es simplemente aquello en lo que cada cual cree. En este sentido, Taylor claramente se opone a la idea de la neutralidad moral. Sostiene que, al menos, se puede articular “una ética de la benevolencia y de la justicia universal”, que ha creado un consenso moral en relación, por ejemplo, a los derechos humanos universales, la exigencia de reducir el sufrimiento de los otros y, los ideales de libertad, igualdad y autodeterminación. En otras palabras, una de las características de la modernidad es este consenso moral, moderno y occidental, en torno de una ética de la libertad, la individualidad, la justicia y la benevolencia. En última instancia, los filósofos morales y los cientistas sociales están reconociendo cada vez más la necesidad imperiosa de que se den un consenso moral previo, normas éticas ampliamente compartidas y el imperio de ciertas virtudes más compatibles con la libertad: la verdad, la confianza, el respeto por los demás, etc. 7.5

Formación moral y Educación liberal

Casi todas las definiciones de Artes Liberales incluyen la noción de una cierta formación ética que involucra la transmisión de aquellos valores que los seres humanos necesitan para vivir en armonía. En Estados Unidos, la mayoría de los colleges incluyen el desarrollo del raciocinio moral como parte integral de las Artes Liberales y muchos tienen como objetivo formar un

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“buen ciudadano”. Ya John Stuart Mill en su Discurso Inaugural en la Universidad de St. Andrew´s– posiblemente el primer manifiesto sobre educación liberal– rechaza el proselitismo, de cualquier orden, en la educación; insiste que el estudiante debe conocer los principales sistemas de la filosof ía moral que han existido en la historia de la humanidad, sea el aristotélico, epicúreo, estoico, judaico o cristiano y las distintas formas y escuelas de interpretación de que han sido objeto. Del mismo modo, deben familiarizarse con los distintos estándares respecto al bien y al mal que han servido de base de la ética: la utilidad general, la justicia natural, los derechos naturales, el sentido moral, los principios de la razón práctica, etc. La tarea del profesor, en este contexto, dice Mill, no es tomar partido por uno u otro, sino dirigir a los estudiantes hacia el establecimiento y preservación de las reglas de conducta más ventajosas para la humanidad. “La misión de la Universidad no es decirnos desde la autoridad lo que debemos creer y hacernos aceptar una creencia como un deber, sino darnos información y capacitación y ayudarnos a formar nuestras propias creencias en una manera digna de seres inteligentes, que buscan la verdad a toda costa y demandan conocer todas las dificultades, para estar mejor capacitados para encontrar o reconocer la manera más satisfactoria de resolverlas”. Advierte, asimismo, que el profesor debe cuidar de no engendrar un relativismo moral que trata todas las ideas como igualmente válidas, pues con ello “el abuso de la educación liberal produce lo opuesto de un espíritu liberal”. “La mayor justificación de una educación liberal –concluye Mill– es que, al formar mentes libres y con recursos, prepara a los estudiantes para forjarse una buena vida”.

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7.6

Formación ética en la Facultad de Artes Liberales uai

El estudio de las Artes Liberales en sí mismas promueve ciertas virtudes intelectuales que tienen una connotación moral: el respeto por la verdad, la integridad intelectual, el rigor, una cierta confianza en el poder de la razón para resolver conflictos de mejor modo que la irracionalidad o las emociones, autonomía y coraje, como también humildad intelectual, perseverancia, capacidad de empatía como resultado de la comprensión de perspectivas múltiples sobre el mundo y el ser humano y de puntos de vista diferentes a los propios, y un sentido de justicia y equidad. Creemos, sin embargo, que es además necesario poner la dimensión ética en la discusión de los problemas y que junto con entregar conocimientos y habilidades intelectuales la formación en Artes Liberales debe incluir el desarrollo de la capacidad de comprender las consecuencias éticas de las decisiones y conductas que se adoptan. Para eso estimamos que esta formación ética, como parte integral de la educación liberal, permitirá a nuestros egresados confrontar los dilemas morales que deberán enfrentar en sus vidas personales y profesionales. Para cumplir este desaf ío la formación en la Facultad deberá, por cierto, exponer a los estudiantes a las distintas corrientes filosóficas y a las formas en que la humanidad ha enfrentado las controversias morales a través de los tiempos. Esto les permitirá elegir los principios que gobernarán sus vidas y reflexionar críticamente sobre sus propias creencias y defenderlas con argumentos razonados. Del mismo modo, nuestra formación debe enfrentar a los estudiantes a los problemas morales complejos ayudándolos a identificar los principios éticos comprometidos, la exactitud y precisión de la información necesaria para dilucidarlos, y a

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razonar desde perspectivas múltiples. En este sentido, debe incluir la capacidad de distinguir la relación y la diferencia entre religión y ética; entre valores éticos universales y costumbres culturales o convenciones sociales y ayudar a discernir las implicancias éticas de las ideologías políticas y las diferencias conceptuales entre la ética y la ley, entre otras. En resumen, en una comunidad pluralista, como es una Universidad, es, al menos, posible llegar a un acuerdo mínimo respecto a la existencia de ciertas instituciones morales y conductas heredadas que han sido favorables para la existencia humana. La formación en el raciocinio ético debería incluir la promoción de aquellos valores, universalmente aceptados, los cuales son reconocidamente los más aptos para vivir en sociedad y para el bienestar de la humanidad. El principio orientador podría ser la idea de que “es bueno promover aquello que beneficia a los otros además de a uno mismo; y combatir aquello que daña a los otros”. Ello permite incluir, a mayor abundamiento, los códigos de conducta que promueven las religiones más importantes. De este modo, debe ser parte integral de la formación ética el cultivo sistemático de ciertas virtudes como la honestidad, el respeto por la verdad, el respeto por la palabra empeñada y los contratos explícitos o implícitos, la integridad, la lealtad, la compasión, la empatía, la generosidad, la preocupación por los derechos y el bienestar de los otros, un sentido de la justicia y de la equidad, para nombrar sólo algunos. Ello es indispensable si queremos hacer carne nuestra misión declarada de formar individuos libres y autónomos, moralmente responsables por sus actos y conductas, y comprometidos con su comunidad y su país.

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8.

perfil del egresado

Los egresados de la facultad de Artes Liberales deben ser personas libres, autónomas y con independencia de juicio. Personas que asumen responsabilidad individual por sus actos y sus consecuencias. Con una disposición a querer seguir aprendiendo. Con interés por la cultura y la sociedad. Con una preocupación por ser “buen ciudadano”. Capaces de raciocinio moral. Pluralistas, no sectarios y abiertos a la diversidad de ideas. Personas disciplinadas intelectualmente, con conocimientos rigurosos. Capaces de discutir puntos de vista distintos al propio, de plantear sus ideas y escuchar las de otros para responder con argumentos. Pensadores creativos, con sentido de responsabilidad social. Con espíritu crítico y cuestionador. Capaces de tener múltiples perspectivas acerca de ellos mismos y del mundo que los rodea.

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9.

conclusión

A modo de conclusión queremos citar una de las defensas más convincentes de la Educación Liberal, en el Informe de Harvard sobre Educación General. “Este modo de aprender no sólo es uno de los grandes enriquecimientos de la existencia, es uno de los logros de la civilización. Intensifica la conciencia de los estudiantes respecto al mundo humano y natural en el cual viven. Los hace más reflexivos acerca de sus creencias y de las opciones que toman, más suspicaces y críticos de sus supuestos y motivaciones, más creativos en la resolución de problemas, más perceptivos de lo que los rodea, con mayor capacidad para informarse sobre los temas que surjan en sus vidas tanto en lo personal como en lo profesional y social. Es una oportunidad para aprender y para reflexionar en un ambiente libre de las constricciones de tiempo y energía que operan en el resto de la vida”.

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