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Catálogo 14 Bienal | Campos magnéticos

Centro Cultural La Moneda y Fundación Fungi, ONG chilena dedicada a la conservación, investigación y difusión del Reino de los Hongos, en colaboración con la Corporación Chilena de Video y Artes Electrónicas, presentaron por primera vez en Chile al connotado micólogo, autor y activista norteamericano Paul Stamets.

Autor de seis libros y con una extensa lista de galardones, Stamets ha logrado mantenerse a la vanguardia gracias a sus numerosos aportes en defensa de la biodiversidad: descubrimiento de nuevas especies de hongos, financiación de proyectos, creación de pesticidas orgánicos y su ferviente promoción del Reino Fungi en todo el mundo como instrumentos de alto valor para la humanidad y la naturaleza, destacándose especialmente en el campo de la medicina y la biotecnología.

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Actualmente, su trabajo se enfoca en la preservación de las abejas mediante los avances de la micología, tema central que lo tuvo en nuestro país.

La visita de Stamets a Chile significó un gran avance en la difusión de los trabajos de preservación del medio ambiente y una oportunidad imperdible de conocer más sobre los hongos y sus características.

Cantidad de asistentes: 205 En el marco del lanzamiento del programa de experimentación artística «Hélice» en el Centro Nacional de Arte Contemporáneo de Cerrillos, la Bienal realiza otro hito de preparación para la 14 Bienal de Artes Mediales: una performance musical y cinematográfica de carácter ritual llamada SACRED+S, del artista francés Vincent Moon. Con aproximadamente 300 personas, el concierto acompañó el inicio del programa de mediación con los territorios del Centro, lo que fue seguido de una charla del artista con el público presente.

Cantidad de asistentes: 300

La reposición de la escultura El cuarto mundo de Carlos Ortúzar en la explanada exterior del edificio Villavicencio fue el hito que marcó el inicio de la 14 Bienal de Artes Mediales, proporcionándole también su concepto central. Esta escultura actuaba, además, como un artilugio de orientación para lo que serían las sedes del evento, muy diversas y esparcidas por toda la ciudad. Queríamos que el significado de esta escultura rebalsara en todas direcciones y fuera el hilo conector entre los contenidos que serían expuestos en cada locación.

Para reforzar esta idea, algunas semanas después de la reposición, se convocó a investigadores de la UNCTAD y de la obra de Carlos Ortúzar, además de sus familiares, amigos y artistas coetáneos, para así profundizar en el significado de esta obra; recolectar y construir nuevos relatos en torno a ella. El encuentro se produjo en un círculo en el medio de la explanada y, sin haberlo planificado, se volvió un homenaje a la misma vida de Ortúzar. Investigadores como David Molina y Daniela Ávila revelaron algunos misterios del diseño de la escultura y su vínculo a la cosmovisión andina, su semejanza al kultrún y las geometrías escondidas en sus proporciones. Por otra parte, el gran número de familiares, quienes se encontraron juntos por primera vez en muchos años, optaron por narrar historias del artista en lo cotidiano, viajando con la audiencia a una dimensión más íntima de su proceso creativo.

# ronda, encuentro, cuarto mundo, GAM, escultura, reposición, Villavicencio

Participantes David Molina Daniela Ávila Enrique Rivera Tessa Aguadé Rodrigo Ortúzar (hijo) Familiares Público general La exposición «Cien es un color» mostró el trabajo de la artista visual de origen alemán, Cornelia Vargas (Hochschule für Gestaltung de Ulm). Cornelia, de una trayectoria reservada, decidió colaborar con el doctor en matemática aplicada Alejandro Jofré, con quien durante los últimos años había mantenido una relación que giraba en torno al intercambio de historias y la dilucidación de conceptos en relación a las formas, los colores y los números, diálogo que dio pie a la serie de pinturas presentadas para «El Cuarto Mundo».

En esta ocasión, los amigos quisieron compartir con el público el proceso en el que se gesta una idea; el momento anterior a la producción del cuerpo de obras. La conversación, en la que también tomaron parte la hija de Cornelia, Sofía Vargas, y el artista de informática Benoit Crespin (que participó en la exposición), giró sobre los ejes de la indeterminancia, la infinitud y lo aleatorio, y se narró el proceso de asignación de valores cromáticos a la abstracción numérica, siendo el resultado de esto los espirales y cuadrados mágicos presentes en la muestra.

Conocer a la artista dio paso a un interés por parte del público en entender y sintetizar la relación entre números y colores. En esto último, la artista fue tajante, insistiendo que lo que le da vida a las imágenes es producirlas desde el campo de la intuición; la interpretación a través de los colores busca profundizar en el misterio de los números y no ceder a la matemática o a la razón la representación de lo abstracto.

# color, matemática, informática, pintura, Escuela de Ulm, abstracción, Cornelia Vargas, Alejandro Jofré, GAM, números

Participantes Cornelia Vargas Sofía Vargas Alejandro Jofré Benoît Crespin

El museo se encontraba en cautiverio, y en él, las obras. Los que teníamos acceso, nos encontrábamos pasando los días en el hall vacío, actuando de guardianes de una exposición suspendida en el tiempo. Las obras, que estaban en directo diálogo con lo que sucedía afuera en las calles, nos abrían espacios para el entendimiento y la reflexión. Entablamos conversaciones con ellas, interacciones que ocurrieron en un plano más allá de lo verbal.

Este fue el caso de la instalación UMBRAL de Denise Lira-Ratinoff. La obra trataba sobre la contaminación acústica en los océanos debido a la sobrepoblación de naves pesqueras, de transporte y de otras índoles que navegan las aguas internacionales. La saturación del paisaje sónico tiene un efecto mortífero en los cetáceos, afectando su cerebro en forma letal. La artista hizo una composición con el lenguaje de estos animales combinado con registros subacuáticos y refabricaciones del sonido del momento de su muerte. Este ambiente sonoro se presentó en una sala semioscura, iluminada tan solo por la luz de cuatro proyectores que reflejaban la imagen del océano sobre una cama de 300 kilos de sal que ocupaba casi el perímetro completo. La cama se volvió un refugio donde, por algunos momentos, podíamos morir.

Para representar el vínculo que se había generado con la obra, se invitó a la bailarina Valentina Wong. En la presencia de tan solo una veintena de personas convocadas por Lira-Ratinoff, Wong apareció desde el público con un sencillo vestido negro y subió a la plataforma de sal con una actitud de reverencia. Siendo la improvisación su campo de estudio, dejó que su cuerpo reaccionara espontáneamente a la composición sonora, sumergiéndose segundo a segundo más adentro de la saturación y de la presión del fondo del océano. Su baile simbolizaba el ciclo que viven las ballenas en el mar, y llegó a su clímax con la frecuencia asesina que colapsa su sistema nervioso.

Al final de la improvisación, Wong invitó al público a subirse a la cama y recostarse sobre la sal, entrando a un espacio meditativo a modo de cierre del ritual performativo.

# procesión, alférez, animita, MAVI, Museo de Química y Farmacia, VIH, fármaco, muerte, voz, performance, travesti.

Participantes Valentina Wong es bailarina contemporánea, creadora y performer. Licenciada en artes mención Danza, en la Universidad de Chile, ha trabajado tanto en compañías estables como en proyectos independientes con Nury Gutés, Isabel Croxatto, José Luis Vidal, entre otros.

Radicada en Berlín, Alemania, desde el 2015, ha profundizado su práctica en Improvisación y Creación, colaborando como intérprete y co-creadora para proyectos multidisciplinarios con Wura Ogunji (USA), Lysandre Coutu-Sauvé (Canadá) y Mirjam Gurtner (Suiza), entre otros.

Fotos: © FOREVER CHILE 2019 © Instalación UMBRAL. All Rights Reserved.

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