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Adicción a los juegos electrónicos
Recientemente la Organización Mundial de la Salud incluyó el trastorno por videojuegos como una conducta adictiva. Lo caracteriza como un patrón de comportamiento” persistente y recurrente” y, según la OMS, esta práctica se convierte en un problema de salud cuando hay pérdida del control sobre la intensidad, frecuencia y duración de la actividad.
Esto nos pone en alerta y nos indica que debemos estar muy atentos al comportamiento que manifiestan nuestros hijos en relación al uso de videojuegos y trabajar desde la prevención.
Cada día es más frecuente recibir consultas sobre cómo poner límites en este aspecto. Los padres manifiestan que sus hijos pasan muchas horas frente a las pantallas y ningún programa les parece más atractivo que ese, por lo que dejan de lado otras actividades que antes les resultaban divertidas.
Este comportamiento se observa en chicos de todas las edades.
Algunos signos de alarma a los que debemos prestar atención para poder actuar y prevenir que la dependencia sea mayor:
Duermen poco o pasan muchas horas de la noche despiertos jugando y se levantan muy tarde.
Es el único interés, nada más los divierte o entretiene.
Prefieren siempre los juegos en red con amigos a poder compartir personalmente con ellos otros espacios recreativos.
Tienen dificultad para autocontrolarse tanto en la cantidad de tiempo frente a la pantalla como su estado emocional ante la petición de los padres de apagar y finalizar el juego. ¿QUÉ PODEMOS HACER COMO PADRES? Establecer reglas: lo ideal es que se acuerden entre ambas partes y que estén escritas en algún lugar visible. De esta manera fijamos días y horarios habilitados para los video juegos y pautamos cuales serían las consecuencias de no cumplir con lo establecido. En el caso de chicos de corta edad sería importante también poder hacer estos acuerdos con los otros padres. Respetar las horas de sueño: Pautar un horario para irse a dormir y monitorear que se cumpla. Pautar periodos de juego de no más de dos horas: No es conveniente que pasen más de este periodo seguido jugando. Hacer cortes o recreos es necesario. Dar el ejemplo: Nuestras acciones y comportamiento hablaran mucho más que nuestro discurso. Si dentro de las reglas está el no uso de celulares en horarios de comida, debemos ser los primeros en cumplirla. Proponer alternativas: Actividades al aire libre, deportes, juegos con hermanos o amigos. Ayudarlos a encontrar actividades, aunque al principio se nieguen y digan que son aburridas. En todos los casos mostrarnos abiertos y comprensivos, demostrándoles que entendemos que para ellos son importantes estos momentos de juegos frente a las pantallas, pero explicando que debe haber límites y tiempos para hacerlo, hará que nuestros hijos entiendan y puedan respetarlos.
POR: LIC. MARIANA D’ANGELO