Texto Pregón Esme Fiestas Santiago 2019

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Muy buenas noches FAMILIA, AMIGOS Y VECINOS! Estoy muy emocionada y es un honor estar aquí, compartiendo con vosotros este momento. Pero si estoy aquí es por varios “culpables”. Quería dar las gracias a todos los que contribuyeron a la propuesta, pero especialmente a mi querida Paca, La Paqui del Chispa, mujer de gran generosidad que siempre confió en mí e hizo la primera propuesta a la comisión de fiestas en la puerta del Meli (gracias Paca por meterme en este lío), y por supuesto al Sr Alcalde, Durán para los amigos, que la aceptó sin mucha dilación. Aunque he decir que le ha costado 2 intentos, nunca fui chica fácil. El año pasado fue un año duro profesionalmente y no me encontraba con ánimos para enfrentarme a este reto, pero como después de la tormenta siempre sale el sol, aquí estoy hoy, dispuesta a disfrutar de este momento y de las fiestas de mi pueblo con todos vosotros. Este pueblo del que se me llena la boca cuando estoy fuera. Y es que cuando me preguntan ¿pero tú no eres de Málaga? Siempre digo, por supuesto que no ¿no me lo notas en el acento? Vivo en Málaga desde hace 16 años pero soy de Villanueva Mesía. Es cierto que a veces, y muy a mi pesar, tengo que recurrir a referencias cercanas como Huétor o Loja, para que la gente lo ubique, pero hasta que doy las coordenadas exactas no paro. Y si hace falta, hablo de sus grandezas, porque si de algo es ejemplo en la comarca es de ser un pueblo abierto y tolerante, de gente noble, pacífica y trabajadora que lucha a diario para seguir creciendo. Por si alguien no me conoce, yo nací en el 78 (qué gran quinta la de ese año!!), en el seno de una familia humilde, mi padre Paco Núñez y mi madre Tere Cuadros, ganadero y ama de casa respectivamente, y mis 2 hermanos (Paco y M. José). Me crie íntegramente en este pueblo, me eduqué en su colegio, me hinché de jugar en sus calles y también pasé la edad del pavo. Pero lo mejor es que aquí hice los mejores amigos, esos que todavía hoy me acompañan en los grandes momentos de mi vida, qué decir de mi Enri y mi Karo). El BUP y COU lo hice en Loja, años de gran revolución hormonal y vital, en los que veíamos pasar por delante de nuestros ojos muchas tentaciones, y en los que había que ser fuerte para no caer, no desistir en el intento de lograr el objetivo. En el 96 me marché a Graná a estudiar Medicina, pero os aseguro que fueron muy pocos los fines de semana que me quedé en la capital. Cada viernes volvía a Villanueva, y no sólo para recoger los taper de mi madre, la mejor cocinera del mundo, sino también para seguir compartiendo momentos con mi gente: irnos a los bancos del apeadero a comer chucherías (os aseguro que no hacíamos botellón), ir al Quattro a comernos una hamburguesa o un sándwich vegetal de la Loli (irrepetibles) o irnos en el coche con algún conductor aventajado como mis amigos Luis de la Itos o el propio Durán a la Venus de Huétor o al Mediterráneo en Loja. Pero en 2002 acabé la carrera y después de 8 meses de clausura en la casa de mis padres estudiando el MIR pude elegir la especialidad que quería, Pediatría, y lo hice en Málaga, pensando que era una ciudad de oportunidades. Cerca de mi familia pero con posibilidades laborales, a nivel tecnológico para mi friki novio y sanitarias para mí. Y allí es donde me he asentado y he creado una familia, junto a mis hijas María, tan inteligente y responsable, y Clara, mi torbellino de colores. Pero bueno, no pretendo que esto sea una autobiografía. Como comprenderéis, lo mío no es dar pregones, soy pediatra, una gran profesión de la que tanto he aprendido…tantas vivencias que me han cambiado la forma de ver la vida. Y ya que me dedico a convivir con la infancia, se me ocurrió hacer un recorrido por los 3 aspectos que considero básicos para el desarrollo de un niño y de cómo estos aspectos han ido evolucionado a lo largo del tiempo en el pueblo.


1º. Educación Como dijo Mandela “La educación es el arma más poderosa que puedes tener para cambiar el mundo”, de ahí que sea el primero. A lo largo del tiempo hay 2 factores principales que han revolucionado la enseñanza en el colegio: la forma de aprender y la inclusión de las nuevas tecnologías. Allá por los años 50, la educación era muy disciplinada y estricta. El lema “la letra con sangre entra” era el pan nuestro de cada día. Nos han contado en diversas ocasiones mi padre y su primo Pepe Revelles, cómo era la rutina diaria de su maestro Don Plácido. Por lo visto, él disponía de una colección de varas, que ellos, ingenuamente, le proporcionaban cuando salían los jueves por la tarde al campo. Con ellas, y sin moverse de la silla, dominaba todos los pupitres. Los chichones afloraban en las cabezas de la mayor parte de los escolares, con el consiguiente cuidado meticuloso de las madres en el peinado diario. Cuentan una anécdota: “Un jueves por la tarde salieron a las orillas del río Cacín, Don Plácido se fijó en un vástago de mimbre y preguntó “¿Quién me corta esa rama?”, preguntó. A un chaval que le había regalado una navaja pequeña y deseaba darle utilidad saltó como un resorte y se ofreció a realizar lo que creía sería un gran trabajo. ¡Iluso de él! Cuando lo acabó, todo brillante en su ejecución, se lo entregó y el maestro le dijo: pues muy bien, como premio, vas a inaugurarla y le dio un estacazo. Afortunadamente, la plaza de este hombre fue ocupada por D. Antonio Chavarino, de trato afable y principios éticos, que hizo denotar que la palabra podía ser el mejor método de enseñanza. Además, junto a D. Ángel, el otro docente del tiempo, cambiaron la búsqueda de varas por la de restos arqueológicos en el cerro de la Mora, a 2,5 km de aquí y que está considerado uno de los yacimientos más importantes de Andalucía, asentamiento de pueblos como fenicios, romanos, y musulmanes. Pero en mi época, lo que yo recuerdo a nivel metodológico es que la enseñanza se basaba mucho más en la teoría que en la práctica. La forma de aprender acostumbraba a ser la repetición, repetíamos mentalmente la lección, la memorizábamos y listo. Así, en nuestros tiempos, D. Rafael Garófano nos aprobaba sociales, después de repetir una y mil veces el himno de Andalucía. Pero es cierto, que también hacíamos nuestros proyectos (no en power point como ahora pero sí en papel), como en ciencias naturales con Don Jaime donde analizábamos la fauna y flora del entorno y nos íbamos al Río Cacín o a la Verdeja en bici para recoger plantas, piedras y cualquier objeto no identificado. ​Él ya era un docente adelantado a su tiempo, y ha marcado la forma de pensar de muchos de los que hemos pasado por sus aulas. Y es que el arte de enseñar es el arte de ayudar a descubrir. Fue un orgullo para mí, poder valorar a sus nietas en el hospital que trabajo y acompañar a su familia en los duros momentos que allí vivieron. Qué alegría ver crecer tan sanas ahora a Alba y Elia Mar. Parece que la vida te ofrece oportunidades para devolver un trocito a los que tanto te enseñaron. No quiero dejar pasar la oportunidad de nombrar a otros grandes maestros de este pueblo como D. José Cuevas, D. Salvador, D. José Entrena y por supuesto a D. Luis, director durante un largo periodo de nuestro colegio y con el que nos iniciamos en el inglés gracias a las aventuras de Big Muzzy. Gracias por ser mucho más que maestros. Habéis sido y sois amigos, vecinos y consejeros de muchos de nosotros. Respecto al segundo factor, las nuevas tecnologías hay que entender que han llegado en forma de riada, abarcando todas las esferas de nuestra vida, pero que nos gusten o no han llegado para quedarse. A nivel educativo tenemos que verlas como una ventana de oportunidades


para que nuestros hijos accedan a gran cantidad de contenidos, eso sí, de forma controlada. Antes teníamos que esperar a que viniera un vendedor de la enciclopedia Espasa por las casas y que tus padres se encontraran solventes económicamente para que te compraran ese material de consulta, sólo al alcance de algunos privilegiados. Pero para acceder al conocimiento nunca ha hecho falta dinero, sólo ganas. Afortunadamente, en este pueblo hemos tenido la suerte de disponer de una biblioteca pública, dirigida durante muchos años por Carmela, mujer con capacidad de callar y mantener a raya hasta al Eulogio o al chupadeos de mi clase. En definitiva, lo que hay que enseñar y transmitir a los niños es que los portátiles, las tablets, los móviles,… son una herramienta y no un fin, intentando equilibrar el tiempo dedicado a todas las actividades necesarias para la educación y el crecimiento personal de un niño. Hay un tiempo y un lugar para todo. Para finalizar este punto quiero destacar la importancia de la educación en valores, esos de los que en este pueblo abundan: -

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Respeto: A pesar de la presencia en diferentes bandos en la guerra, diferencias políticas o religiosas, en este pueblo siempre se ha respirado un ambiente de respeto y tolerancia hacia el vecino y eso se tiene que seguir transmitiendo a los niños. Hay que evitar que tomen decisiones basadas en estereotipos y prejuicios, esos que sólo aprenden de lo que ven en sus mayores. Por supuesto, deben sentirse libres de opinar, de discutir y discrepar, pero siempre desde el respeto. Solidaridad: El apoyo incondicional a los demás, especialmente en situaciones comprometidas o difíciles, es uno de los valores que deben asumir los niños desde pequeños. Cuenta mi padre que allá por 1963, el tren arrolló a una piara de marranos que estaban criando mis abuelos, mató a muchos e hirió a otros tantos. Todo el pueblo se volcó en ayudar: unos transportando a los animales y desalojando la vía, otros comprando la carne que generaron para que pudieran tener dinero y otros estuvieron durante meses donando leche de cabra para criar a los lechones que quedaron huérfanos. Detalles de este tipo ponen de manifiesto que el maleno es solidario por naturaleza. Perseverancia: Para mí es un lema: “El talento no sirve de nada si no lo acompañamos de esfuerzo y constancia”. Hoy en día, da igual donde te críes, en este mundo global las oportunidades están en todos sitios, en el pueblo y en la ciudad, sólo hay que buscarlas y pelear por ellas, eso sí echándole muuuchas ganas. Como ejemplo de perseverancia y constancia recuerdo a mi vecina Toñi Rodriguez a la que tantas veces acompañé para que la practicanta le pusiera su inyección diaria. En aquel momento, yo no entendía porque alguien de mi edad tenía que sufrir el dolor de una inyección al día para poder crecer un poco más, pero nunca escuché una queja de su boca. Ella fue un ejemplo. Entrega (el amor en lo que hacemos): Este es uno de los valores fundamentales de la sociedad porque nos empuja a velar por la felicidad del otro, a guiar nuestros actos y decisiones. Ejemplos de amor incondicional hay muchos en este pueblo pero quería destacar el de Eva y Dani hacia su hijo Daniel. Todos los padres queremos a nuestros hijos más que a nada en el mundo, pero pocos estamos preparados para asumir que tengan una enfermedad crónica, soy testigo diario de ello. Pero ellos han sido un ejemplo de unión entre la pareja cuando las cosas se complicaban, porque juntos sabían que podían afrontar lo que viniese. Han seguido participando en las actividades del pueblo, intentando que no se alterase la dinámica familiar y que su hijo se sintiese


integrado como el que más. Además, tras su fallecimiento, con la tranquilidad de que le habían dado lo que estaba en su mano, siguen ofreciendo ese amor, no sólo a sus hijas, sino también al pueblo, ofreciendo sus servicios con las costaleras de la iglesia, en la asociación de mujeres, en las actividades del colegio,… Ellos sí que son un ejemplo de entrega.

2º. Salud y nutrición “Y es que es más fácil formar niños fuertes que reparar hombres rotos”, de ahí su importancia. Ahora es de todos conocido que el mejor alimento de un recién nacido es la leche materna. Eso ya lo sabían nuestras abuelas y es de admirar como muchas de ellas, se encargaron de amamantar a varios niños de su calle cuyas familias no tenían recursos para disponer de leche artificial. Aunque ahora nos suene raro, hubo un tiempo en el que EEUU elaboró un plan contra el hambre infantil tras la 2ª guerra mundial (el Plan Marshall), en el que también participó nuestro pueblo. Al término de la jornada escolar se obsequiaba a los niños con una merienda consistente en pan (realmente lo aportaban ellos) al que se le engañaba con un poco de mantequilla, un trozo de queso de bola y un vasito de agua caliente con unos grumos de leche en polvo. Hay una anécdota reflejada en el libro “El Florido Pensil” de Andrés Sopeña, que proviene de nuestro pueblo. Cuando le preguntaron a un alumno por el Plan Americano y lo que supuso para España, y quién proporcionaba los alimentos, aquel respondió: Juan Cecilio (hijo de Don Angel), que era el encargado del reparto de los productos lácteos. En aquel momento se hizo imprescindible implantar medidas de prevención sanitarias como las vacunas ya que enfermedades como viruela, sarampión o tifus, hacían estragos entre los niños, aunque en muchos casos se diera el diagnóstico de mal de ojo. En aquel momento, el médico era Don Julio Gómez de la Tría que con su pluma (que parecía estilográfica) marcaba las 3 rayitas de la enseña nacional en los brazos que muchos de los niños de la época aun portan. En estos tiempos, hablamos de los años 50, además, los aseos no existían, por lo que los niños tenían que salir fuera de las aulas, a una especie de huerto al que denominaban Hollywood y en el que por obra del espíritu santo en verano se convertía en un tomatal sin haber sido sembrado. En esta época en la que nos duchamos todos los días y todo lo limpiamos con toallitas, esto nos parecería muy antihigiénico pero a lo mejor “ni calvo ni con 3 pelucas”. Y es que hoy en día se habla de la teoría de la higiene extrema. ¿Qué quiere decir esto? Que nuestras defensas están aburridas y no están entrenadas para enfrentarse a los verdaderos gérmenes. Por eso se habla de que hoy en día se diagnostican más alergias y enfermedades autoinmunes en los niños. Evidentemente habrá más factores, pero este puede ser uno de ellos. Pero sí quería hacer un inciso respecto a la alimentación. En el siglo XXI, cuando se habla de que la epidemia de mayor impacto es la obesidad, se defiende la dieta mediterránea, sin refrescos ni bollería, y con abundantes frutas y verduras. Y yo me pregunto ¿esa no es la dieta que hemos tenido aquí de toda la vida? Pues no perdamos la buenas costumbres, de compartir la hortaliza con los vecinos en verano, de que la bollería sea casera (ya no podemos disfrutar de los dulces de la Itos pero sí de la Loli) y que sigamos cocinando las recetas con legumbres de nuestras madres. Y ¿qué pasa con la guerra contra el azúcar? que los niños pueden comer


alguna chuche, como todos hicimos yendo al kiosko de la María Carillo o la Concepción. Eso sí, de forma puntual, sin que se convierta en una rutina. 3º. Juego y deporte “Nada enciende más la mente de un niño que el juego” Las diferencias en el tipo de juego entre las generaciones actuales y las antiguas son evidentes para cualquiera que se haya criado desde los años 80 hacia atrás. Salir a jugar a la calle y no volver hasta que oscurecía o tu madre gritaba “A cenar”, era una rutina. Confiábamos plenamente en nuestro entorno, sentíamos que el mundo era más seguro y pasábamos interminables horas jugando a la lata, al pañuelo, al quema,… con todos los niños de la manzana (Manolillo del Vicio, Miguelín, Antonio del amarguillo, Fali, Jose Antonio de la Lola,…), al labtex con mis vecinas Loli, Belén, Sonia. Mi hermana me recordaba estos días que ella tenía el récord de altura del labtex en la cabeza de Inma Sánchez, la del Bobas, que era la niña más alta. Yo no lo recuerdo pero seguro que también lo saltaba porque a saltinbankis me ganaban pocas. Es cierto, que a veces jugábamos a juegos un poco brutos como el chichamonete o el zorro-pico-teines, que aunque podían provocar lesiones de espalda (pero hay que decir que nunca nos quejábamos) también se fomentaba la resistencia, la estrategia (a ver quién saltaba el primero o el último) o el compañerismo. Ahora, sin embargo, a golpe de click, se ofrece un mundo colorido e interactivo y sin salir de casa (cuidado, esto también puede lesionar la espalda). Pero cuál es el ideal, compaginar ambas cosas, lo real y lo virtual. Como siempre, la virtud se encuentra en el término medio. La niñez se tiene que vivir en plenitud y aunque los medios para conseguirla sean ahora diferentes, hay que intentarlo, evitando eso sí, las obsesiones. Respecto a las actividades extraescolares también han cambiado las cosas bastante. En la época de mis padres, gran parte del tiempo lo dedicaban a ayudar a sus padres en las tareas agrícolas, ganaderas o domésticas, y cuando encontraban un rato, improvisaban una era para jugar al fútbol, billarda o muchos más (todo era echarle imaginación). En nuestra época, disponíamos de actividades extraescolares pero la que tocaba. Había algunas que más bien te parecían un rollo, como ir a clases de mecanografía con las máquinas Olivetti e intentar llegar a las 200 pulsaciones por minuto. Cuánto me han facilitado esas clases mi trabajo diario o la redacción de la tesis. En cuanto a actividades deportivas tuvimos algunas de mucho calado como el judo con Sensei, balonmano con Mustafá, baloncesto con Ramón Carlos, baile con Matilde, o los cursos de natación… Lo importante, es que en este pueblo siempre ha habido un gran compromiso con el deporte y fruto de ello es que se siguen celebrando muchos eventos como el futbito, la ruta hiponova, el día de la bicicleta,… Quería hacer mención a lo imaginativo que ha llegado a ser el maleno. ¿En qué pueblo se les ocurriría hacer una fiesta de disfraces (tipo carnaval) el día 6 de enero? Pues en el nuestro, donde se disfrazaba hasta mi vecina Pura (la recuerdo disfrazada de Tejero), con ese gran sentido del humor que tanto la ha caracterizado. Y bueno…finalmente, quiero terminar este pregón ​con el reconocimiento a todos vosotros A los que tuvisteis la oportunidad o tomasteis la decisión de vivir en Villanueva A los que habéis ido transformado este pueblo, haciendo posible que creciera en servicios A los que cada año hacéis que estas fiestas sean un espacio para el reencuentro, para la nostalgia y, sobre todo, para las ilusiones que se renuevan Y finalmente a mi familia, a los que les debo todo. Si he llegado hasta aquí es por ellos.


Muchas gracias y felices fiestas de Santiago 2019! Esmeralda Núùez Cuadros - 25 Julio 2019


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