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Bodas de Oro – 50 Años de Álbumes Clave: Fireball, Deep Purple.

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Pilar Pascual

Pilar Pascual

Una bola de fuego de rock

El segundo álbum grabado por la formación clásica de Gillan, Blackmore, Glover, Lord y Paice, Fireball, afirmó definitivamente a Deep Purple en la senda del hard-rock progresivo, con una energía y una química musical únicas.

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Por Alfredo Rosso

La reputación de deep Purple se edificó, sin duda, en tres álbumes que la banda grabó entre 1969 y 1971: Deep Purple In Rock, Fireball y Machine Head fueron piezas fundamentales en la historia del hard-rock progresivo.

Hacia mediados de 1970, Deep Purple había pasado de ser prácticamente desconocido en su país natal, Inglaterra, con un par de hits del otro costado del Atlántico, a convertirse en una de las bandas de mayor éxito comercial de la década que comenzaba. El álbum In Rock había permanecido más de un año en los charts del Reino Unido y Deep Purple era ya un punto de referencia obligado entre las nuevas corrientes del rock inglés.

Este logro, sin embargo, tuvo su precio. Ritchie Blackmore se sentía reivindicado por haber sugerido el curso más duro y progresivo que adoptó la música de Purple y que les dio aceptación masiva. Junto con el cantante Ian Gillan, el guitarrista era ahora el foco de atención de la banda, y es factible que una eventual incompatibilidad de personalidades pueda haber encendido la chispa inicial de futuros roces. Las giras constantes también le habían pasado a Purple su factura en términos de deterioro físico: el organista Jon Lord se quejaba de molestias en la espalda y el bajista Roger Glover debió ser atendido por agudos dolores estomacales que resultaron ser producto del stress. Así y todo, el éxito servía por el momento como panacea para esos males y la prensa especulaba sobre la futura dirección de la banda.

A fines de 1970, esa incógnita quedó develada: en una movida típica de la época: los músicos, con sus novias, esposas y asistentes, se habían ido al campo, a Devon, para trabajar en nuevas canciones en un entorno más natural y armonioso. No faltaron las distracciones, pero la banda se las arregló para componer la base del que sería su próximo single, “Strange kind of woman”, y en enero de 1971 aprovecharon una pausa en su febril ritmo de actuaciones para empezar a grabar Fireball en los estudios De Lane Lea y en Olympic, que ya tenía dieciséis canales. Allí Deep Purple grabó “The mule”, que tenía uno de los riffs más memorables del álbum. A los fans más perspicaces puede haberles llamado la atención la diferencia en el sonido de la batería de Paice al principio y al final del tema. Eso se debe a un error del ingeniero de grabación, quien por descuido borró parte del canal de la batería al experimentar con efectos de cintas pasadas al revés. A esa altura, el instrumento de Ian Paice ya había sido despachado a Europa para las próximas actuaciones de la banda, por lo cual la única forma de salvar la grabación era utilizar otra batería, pero no lograron que sonara exactamente igual, de allí la diferencia. En esas sesiones se grabó también “Freedom”, una canción pensada para los bises de la banda –en reemplazo de “Lucille”- que luego fue descartada, hasta que se incluyó en la edición expandida de Fireball, editada en CD en 1996.

Otro tema registrado en enero del 71 fue “I’m alone”, designado para ser el lado B del simple “Strange kind of woman” La última canción grabada ese mes se llamó “Slow Train”. Había sido compuesta en el campo de Devon y por alguna razón no sólo no integró la edición en vinilo de Fireball, sino que también permaneció inédita hasta la citada reedición expandida del ’96.

Deep Purple tocó en el Royal Albert Hall en febrero de 1971 y luego aprovechó otra pausa entre actuaciones para volver al estudio. El tema que grabaron esta vez fue “No one came”, otro de los puntos altos de Fireball. Un tema extenso, con muy buenos solos de Lord y Blackmore y un curioso falso final. El grupo no estaba satisfecho con la manera en que concluía, por eso decidieron añadirle de vuelta el riff principal al final y mezclar unos cuantos compases del teclado de Jon Lord sonando al revés. Ese mes de febrero del 71, en medio de una gira por Escocia, Purple volvió al estudio para grabar el tema que no sólo iba a abrir el álbum sino que, además, le iba a dar su título. El efecto del principio de “Fireball” es el sonido del aire acondicionado del estudio al encenderse.

Las sesiones de marzo de 1971 en Olympic dieron como resultado “No no no”, un tema original de Ritchie Blackmore de ritmo sostenido y dinámica cambiante, y también “Fools”, con sus pasajes sinuosos y etéreos, acordes con la temática de su letra, que habla de una persona que muere y su espíritu contempla al mundo que dejó y lo ve gobernado por tontos y locos, de allí el título.

Otra de las canciones fundamentales de Fireball es “Demon’s eye”, con un riff irresistible y un toque de diabólico misterio, sumado a la tradicional impronta heavy de la banda. El tema debutó en vivo en los recitales que Purple realizó en Birmingham y Newcastle en junio de 1971.

Si bien no todos los miembros de Deep Purple lo consideran un clásico, el cantante Ian Gillan ha tenido cálidas palabras para el álbum: “La razón por la que me gusta tanto”, declaró, “es porque, desde mi punto de vista de compositor, fue el comienzo de grandes posibilidades de expresión y varias canciones son verdaderamente ingeniosas.”

Asimismo, es interesante comprobar el efecto que Fireball tuvo en futuras generaciones de músicos. El guitarrista Yngwie Malmsteen su hermana mayor se lo regaló cuando tenía ocho años y que “cambió todo para mí”. Por su parte, Lars Ulrich, baterista de Metallica, afirmó que después de haber visto a Deep Purple en un recital de Copenhage con su padre, al día siguiente se compró Fireball y que tanto el show como el disco dispararon su interés por la música de hard rock.

Fireball salió en septiembre de 1971 y alcanzó el primer lugar en Inglaterra y un alentador puesto 32 en Estados Unidos. La prensa, en aquel momento, estuvo dividida entre los que saludaron el nuevo rumbo musical, más diverso y expansivo, y los que lamentaron que no hubiese quizás una unidad de concepto tan sólida como la de In Rock. Como fuere, el público consagró a Fireball y, visto a la distancia, fue otro de los peldaños en el suceso descomunal que conseguiría la banda en años sucesivos, sobre todo con la aparición del siguiente álbum, Machine Head, que le brindaría a Deep Purple una popularidad masiva sin precedentes, a escala mundial.•

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