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Bodas de Oro - 50 Años de Álbumes Clave: Santana III, Santana.
Santana: el latino que llegó primero
El álbum Santana III consolidó a la banda de Carlos Humberto Santana Barragán como pionera de la fusión entre el rock y la música latina. A esa altura, el músico mexicano-estadounidense ya había logrado fama mundial. Y era solo la parte inicial de una carrera que ya lleva más de cinco décadas… y contando.
Por Alfredo Rosso
Eran días sin internet y sin celulares, y la televisión era en blanco y negro. Ver en vivo a un músico de rock internacional era casi una utopía; incluso verlo en el cine o en la tele era muy raro. Hasta que llegó la película de Woodstock, a todo color, con pantalla dividida y sonido estéreo, en un cine del Centro que justamente se inauguró con ese film. ¡Era increíble ver a The Who, Jimi Hendrix, Crosby, Stills & Nash… uno detrás de otro, allí en la pantalla gigante! De repente, el cielo se oscureció y se desató una lluvia colosal. El público nadaba en un mar de lodo Y después: un sonido nuevo, eléctrico y tribal, intensamente rockero… y latino. Una combinación deliciosa: Era Santana, con “Soul sacrifice”, el tema que cerraba a todo vapor su álbum debut. La guitarra de Carlos gemía; las congas de Chepito Areas y Mike Carabello rubricaban el latido tribal, y el solo de batería de Mike Shrieve pasaba de un parlante a otro en el cine antes del apoteósico final del tema.
Meses más tarde se editó en Argentina ese primer álbum de la banda de San
Francisco, que llevaba su nombre como título. ¡Era verdad lo que habíamos visto y oído en el cine: Santana traía un sonido nuevo, irresistible! Al año siguiente llegó Abraxas. La prueba de fuego del segundo álbum Santana la superó con creces: era una maquinaria musical muy bien aceitada, especialmente lúcida a la hora de transformar el “Black magic woman” de Peter Green y el temprano Fleetwood Mac en un hit etéreo y misterioso, potenciando su impronta sexual hasta llevarla a un plano místico.
Santana había conquistado por derecho propio un lugar en el mapa musical del rock, con una fusión inédita de rock, funk, rhythm and blues y ritmos latinos. Y era solo el principio. El año 1971 traería Santana III, un álbum que en la Argentina se conoció como Tabú, y que mostraba una banda cada vez más ajustada en ritmo y melodía, pero a la vez insinuaba el camino de exploración musical de grandes discos futuros como Caravanserai, Welcome y Borboletta, resaltando la fusión con el jazz que siempre estuvo latente en el sonido del grupo y explorando la vertiente latina de varias latitudes. Santana III produjo, además, dos hits que entraron al Top Forty de Estados Unidos: “Everybody’s everything” –que trepó hasta duodécimo lugar en octubre de 1971- y “No one to depend on”, que alcanzó el puesto 36 en marzo de 1972 y fue un favorito de las radios. Santana III se editó en estéreo y también en una edición cuadrafónica, una primitiva versión del “sonido estéreo envolvente” que no prosperó en su momento, en parte debido a la negativa de los diferentes sistemas de cuadrafonía de acordar un formato en común. Fue también el último álbum en conservar la alineación original de la banda, si bien en la ocasión se les sumó un nuevo guitarrista -un prodigio de diecisiete años llamado Neal Schon- y el percusionista Thomas “Coke” Escovedo. También fue el último álbum de Santana en llegar a la cima del ranking hasta la edición de Supernatural en 1999.
Este tercer álbum de Santana se grabó en los por entonces flamantes estudios del sello Columbia en San Francisco, en sesiones que tuvieron lugar en su mayoría de noche. Los temas fueron tomando forma en parte en base a largas zapadas, aunque también hubo ocasiones en que las canciones tenían ya una base estructurada al llegar al estudio B de Folsom Street. “Batuka” abre el fuego, con una intensa parte de Schon y un intenso despliegue rítmico que prepara al oyente para lo que vendrá a continuación. El tecladista Gregg Rolie recuerda que habían tocado ese tema con la Filarmónica de Los Angeles bajo la dirección de Zubin Mehta para un programa televisivo, de modo que lo tenían bien a punto. A su vez, Escovedo y Carabello acercaron a la banda las bases del hit “No one to depend on”, que tenía algunos elementos en común con el tema “Spanish grease”, de Willie Bobo. Rolie agregó la tormentosa parte central de la canción, y el contagioso riff de funkrock hizo el resto, transformándolo en un favorito del público.
Rolie fue el inspirador de “Taboo”, un tema que el pianista tocaba frecuentemente en los ensayos de Santana, hasta que la banda lo convirtió en la pieza de atmósfera exquisita que engalana este tercer álbum, con la guitarra de Carlos, la voz de Rolie y el ataque también guitarrero de Schon llevando la canción a su fogoso clímax final. Esta es una de las varias instancias de Santana III en que vemos a la banda utilizando el estudio de grabación como un instrumento extra, con efectos sonoros diversos, incluyendo un uso creativo y poco ortodoxo de la cámara de eco. Eddie Kramer – ingeniero/productor y mano derecha de Jimi Hendrix en el estudio- hizo su aporte en algunas de las canciones, si bien el crédito final de producción fue para Glen Kolotkin y para los músicos de la banda.
“Toussaint L’overture” es otro hito en la historia de Santana; una composición que fue creciendo en forma embrionaria desde los tempranos días de la banda, hasta alcanzar su forma definitiva en este disco, con un tremendo solo de Carlos Santana y vibrantes partes percusivas de Carabello y Chepito Areas.
“Guajira” se convirtió en otro favorito popular, con su estribillo pegadizo y la penetrante parte de guitarra del líder Carlos. El cantante y percusionista Rico Reyes compuso el tema junto al bajista David Brown y a Areas, y también lo cantó, en castellano. La conexión jazzística se manifiesta de nuevo en “Jungle strut”, un tema instrumental de Gene Ammons en cuya versión original tocó el gran baterista Bernard Purdie, epítome de la fineza en aquellos días. Luego llega “Everything is coming our way”, canción sensible y climática escrita por el propio Carlos Santana –quien también asume el rol vocal- y el álbum llega a su fin con una coda dedicada al tema de Tito Puente (el mismo autor del hit “Oye cómo va”, del álbum Abraxas) “Para los rumberos”, con la participación del trompetista Luis Gasca, quien suma un acento festivo a la conclusión del álbum.
Un tercer disco que marcó el fin de una era, ya que poco después las tensiones de las giras, el errático manejo de ciertos managers, y desacuerdos sobre la dirección musical, terminarían por deshacer a esta formación original de la banda. No obstante, Santana III ha permanecido en el tiempo como un pico de excelencia en la trayectoria de uno de los grupos más originales e influyentes de la historia del rock. •