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Cefalea en la infancia: ¿les duele a los niños la cabeza?

No solo a los adultos nos duele la cabeza. A los niños y a las niñas también, desde muy pequeños. Incluso los bebés pueden sufrir cefaleas.

Muchos de los procesos típicos de la infancia, como catarros, otitis, sinusitis, gastroenteritis, o infecciones dentales se acompañan de dolor de cabeza. Pero también infecciones graves como la meningitis cursan con cefalea. Por lo tanto, la presencia de dolor de cabeza junto con fiebre es un motivo para acudir al pediatra.

Aparte de estos episodios agudos, cada vez somos más conscientes de que los niños y niñas pueden tener episodios de cefalea repetidos o crónicos, por motivos muy similares a los de los adultos. La tensión en la escuela, los problemas de visión no corregidos, la falta de descanso o una mala higiene del sueño, son algunos de los factores que pueden dar lugar a cuadros de dolor de cabeza que aunque no son graves, sí afectan a la calidad de vida y al estado de ánimo. Antes de los 7 años hasta la mitad de las niñas y niños habrán tenido algún episodio de cefalea, y cuando llegan a los 15 años solo un 20% podrán decir que no conocen este tipo de dolor. Como en los adultos, la cefalea crónica afecta más a las niñas que a los varones.

¿Cómo debemos tratar los dolores de cabeza?

Si a tu hijo o hija le duele la cabeza alguna vez, debe tomar un analgésico y descansar en un lugar tranquilo y sin mucha luz. Si el dolor es muy intenso, no cede con analgésicos o los despierta por la noche, si se acompaña de vómitos o de dificultades para ver bien, o si los episodios se hacen frecuentes, hay que consultar con el pediatra para descartar la presencia de una enfermedad subyacente.

Una vez que sabemos que la cefalea es funcional, es decir, que no está producida por ninguna otra enfermedad, debemos revisar los hábitos de alimentación, ejercicio físico y sueño, porque en muchos casos son factores predisponentes o desencadenantes. A cualquier edad las cefaleas pueden ser una forma de expresión de un problema psicológico o emocional que nos es muy complicado abordar directamente. Es importante averiguar si hay o ha habido conflictos en el colegio, con los

amigos, o de otro tipo. Esto puede llevar tiempo, pero no hay que dejarlo de lado. A muchos niños y adolescentes les cuesta expresar lo que les preocupa si no se encuentran en un ambiente seguro o no se sienten escuchados y comprendidos. Si encuentras dificultades para comunicarte con tu hijo o con tu hija busca la ayuda y orientación de un buen psicólogo infantil.

Autora: Miriam Martínez Biarge, Médico Pediatra

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