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Ingredientes de origen animal ¿podemos distinguirlos en la etiqueta?
El movimiento vegano ha puesto sobre la mesa la presencia de ingredientes de origen animal en muchos de los productos de uso cotidiano. Entre ellos, también en la cosmética y en los productos de higiene. Desde hace muchos años hay campañas de denuncia del acoso a algunos animales masacrados simplemente para conseguir estos ingredientes. El caso más emblemático es el ámbar gris, sustancia muy apreciada en perfumería que se obtiene de los cachalotes.
Aunque no seamos veganos, existe un consenso entre el consumidor responsable respecto a lo innecesario y cruel que resulta matar un animal sólo para su uso cosmético, especialmente si se trata de una especie amenazada como focas, ballenas o tiburones.
Tradicionalmente se han utilizado ingredientes de origen animal con grandes propiedades cosméticas como la miel, la cera de abejas, la leche, especialmente la de burra y yegua, o la lanolina de la lana. Todos ellos están permitidos en cosmética certificada y se detectan fácilmente, ya sea porque el fabricante quiere destacar su presencia o porque aparecen en el listado de ingredientes de la etiqueta.
Sin embargo, hay otros muchos que no se detectan con tanta facilidad. La mayoría de ellos se han obtenido de residuos de la industria cárnica: huesos, pelos, plumas, grasa, tejido conectivo o cartílagos. De ellos se extraen colágeno, elastina, keratina y cualquier ingrediente que pueda derivar de una sustancia grasa. Centenares de ingredientes de la cosmética se obtienen de materias grasas y éstas pueden ser tanto de origen vegetal como animal. Por desgracia, en el listado de ingredientes, el nombre que se le asigna siguiendo la nomenclatura internacional INCI es idéntico sea cual sea su procedencia.
Hay muchos ejemplos de este tipo de ingredientes. La glicerina y todos sus derivados, ácidos grasos como el estárico, oleico o palmítico y todos sus derivados; algunos alcoholes, vitaminas como el retinol o la biotina. También son de origen animal algunos compuestos usados como agentes de fricción en pastas dentales y que se obtienen de huesos.
Un cosmético certificado econatural no admite este tipo de ingredientes de origen animal. Y tampoco ninguna de las certificaciones veganas que nos garanticen que ha habido una revisión seria y concienzuda de todos los compuestos usados en su elaboración. Como consumidores es la mejor opción para poder estar tranquilos si buscamos una cosmética libre de ingredientes animales.
Nuria Alonso, Certificación BioVidaSana
Montse Escutia, Proyecto Ecoestética