EN MIS EMOCIONES
¡YO ELIJO!
Antes de iniciar, déjame contarte acerca de mí... Soy una mujer, esposa, madre de dos hijos adolescentes y profesional independiente. Psicóloga y Coach Profesional, apasionada por lo que hago. Me encanta acompañar personas, equipos y organizaciones, por ello disfruto plenamente mi trabajo. He elegido como Misión: Disfrutar la Vida Inspirando Transformaciones
El para qué, de este E-Book En mis años de experiencia como psicóloga y como coach, he entendido que las grandes transformaciones que las personas alcanzamos en la vida, están intimamente ligadas al estado emocional que nos acompaña. Con frecuencia las personas buscan técnicas y herramientas de Gestión Emocional, queriendo hacer cambios mágicos, de la noche a la mañana, sin comprender que la gestión es sólo uno de los pasos que existen para alcanzar el equilibrio emocional, el cual, además, es un camino, no un destino. En este E-book, descubrirás ese camino
¿POR QUÉ ES IMPORTANTE LA GESTIÓN EMOCIONAL?
Las emociones y los pensamientos están íntimamente interrelacionados y se retroalimentan de manera permanente. Todas nuestras acciones y nuestras decisiones están precedidas por el resultado de esta interrelación. La interpretación que cada ser humano hace de las circunstancias que vive, despierta en él-ella ciertos estados emocionales; y éstos, a su vez, crean bucles continuos con nuevos pensamientos que son coherentes con esa emoción. Esta interrelación impacta directamente nuestras decisiones, nuestros comportamientos y en general, la manera como vivimos y cómo nos va en la vida.
En mi ejercicio profesional, he escuchado a muchas personas preguntarse: ¿Por qué, a pesar de intentarlo muchas veces y de diversas maneras, no logro gestionar mis emociones? La razón es que desde niños nos enseñan a "comportarnos bien" y nos evalúan por ello, por la "buena conducta", sin darnos cuenta que detrás de cada acción hay una emoción que desatendemos y dejamos de lado. Es frecuente escuchar a padres, maestros y en general a los adultos, decirles a los niños de una manera amorosamente equivocada, frases que reprimen la expresión de sus emociones. Cuando los niños están tristes, escuchan: "No llores, no es para tanto"; cuando a mitad de la noche se despiertan asustados, la manera de tranquilizarlos es: "No tengas miedo"; y con frases similares abordamos la frustración, o el enojo. Y sin duda, al hacerlo se tiene la mejor intención, pero, en realidad lo que se hace es enviar un poderoso mensaje inoportuno de: "Está mal" sentir tristeza, enojo, miedo, frustración o emociones similares. 04
Y cuando creces con esa creencia, te cuesta abrazar estas emociones, que traen consigo un propósito y un mensaje. El camino no es ignorarlas, excluirlas o querer sacarlas para siempre de tu vida. Aunque suene un poco extraño, el propósito no es estar alegre en todo momento y nunca sentir angustia, tristeza, miedo o enojo. La invitación que te hago es: ábrele un espacio a todas y cada una de tus emociones, sin distinción. ACÓGELAS, desde tu corazón, conversa con ellas, dales su lugar. Permítete elegir en qué proporción las quieres vivir. Di determinadamente: EN MIS EMOCIONES
¡YO ELIJO!
Esto te impide pensar que eres víctima de tus emociones y que no puedes hacer nada cuando aparecen.
Siempre, tienes la opción de elegir. ¡Es tu decisión! 04
Para ayudarte con ese propósito, he diseñado un Modelo que te permitirá alcanzar lo que conocemos como: Equilibrio Emocional.
Y cuando digo"Modelo", me remito a la definición de la R.A.E. como “arquetipo o punto de referencia para imitarlo o reproducirlo”. Es justamente eso lo que pretendo proponer: un punto de referencia para ser reproducido por otras personas. Lo he denominado: “ACOGE tus emociones para alcanzar el equilibrio emocional”. es una sigla formada por las letras iniciales de 5 palabras: “Acepta, Conoce, Observa, Gestiona y Evalúa”. Fíjate que la gestión de las emociones no ocupa el primer lugar, antes de ella hay 3 pasos que la preceden. Veamos cada uno de ellos:
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ACEPTA
Para comprender el concepto de aceptación en este modelo, comienzo por referirme al planteamiento de Estanislao Bachrach, doctor en Biología Molecular de la Universidad de Buenos Aires, quien afirma que: “No somos seres racionales, somos aún seres emocionales que aprendimos a pensar. Las emociones controlan mucho más la razón que la razón la emoción, se puede ver hasta neurológicamente: hay muchas más avenidas neuronales que van desde lo límbico, desde lo emocional al córtex, que al revés”.
Aceptar nuestra condición de seres emocionales, es comprender que es inevitable sentir emociones, por lo cual, expresiones como “vencer el miedo”, “eliminar la tristeza”, “no sentir rabia” o “luchar contra el resentimiento” nos ubican en un escenario utópico e improbable y nos hace sentir frustrados al no lograrlo. Así las cosas, la primera invitación es aceptar las emociones como parte de esencial de nuestra naturaleza como seres humanos.
Aceptar la tristeza, como un momento que te invita a la introspección, al recogimiento, a la reflexión; sin permitir que te sumerja en una depresión. Aceptar el miedo como esa emoción que te cuida, te protege, te advierte; sin darle el poder de paralizarte a lograr lo que deseas. Aceptar el enojo, como esa manera de expresar tu inconformidad ante una injusticia, una ofensa, o una situación intolerable; sin usarla para agredir y hacer daño a otros o a tí mismo. Aceptar la frustración, la angustia, la preocupación, la desconfianza como mensajeras. Al aceptarlas, les das su lugar, evitas "luchar" contra ellas, o querer que pasen rápidamente. Permítete sentirlas, en su justa medida. Míralas a los ojos, camina y conversa con ellas.
Ejercicio: Elije aquella emoción que más te cuesta o que preferirías no sentir. Dale forma, tamaño, textura, color y visualizándola dile: Te doy la bienvenida. Sé que eres una mensajera. Te acepto y estoy dispuesta a escucharte y a atenderte. Eres parte de mí y elijo acogerte.
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CONOCE
Cuando pensamos en las emociones, es frecuente que las primeras en las que pensamos sean las que yo denomino “las más populares”: “Alegría, Miedo, Tristeza y Rabia”. No obstante, el abanico de emociones es bastante más amplio y conocer qué otros estados emocionales existen, así como distinguir sus rangos de intensidad, resulta fundamental para acercarnos al equilibrio emocional. No es lo mismo: estar “molesto” que estar “furioso”; sentir “miedo” que sentir “terror”; estar “alegre” que estar “eufórico”.
Adicional a las “más populares” existen emociones como el disfrute, la culpa, el asombro, la serenidad, la compasión, la nostalgia, la gratitud, la frustración, el entusiasmo y muchas otras que es importante conocer para poder incorporarlas y reconocerlas en nuestro repertorio emocional.
En otros idiomas existen palabras que expresan emociones que para nosotros ni siquiera existen. En filipino hay una palabra para expresar las ganas de abrazar algo adorable; en japonés, puedo expresar la sensación de verme peor después de ir a la peluquería. Pero comencemos por conocer más emociones en nuestro idioma.
Ejercicio: Indaga con tus amigos y familiares por su estado de ánimo, pregúntales por aquellas emociones que les parecen menos comunes y crea tu propio inventario emocional.
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OBSERVA
Luego de aceptar que somos seres emocionales y conocer el amplio mapa de emociones que tenemos disponibles, el siguiente paso es la observación. Matthieu Ricard, biólogo y monje budista señala que al observarnos, focalizamos nuestra atención y logramos más claridad mental. Siempre, en todo momento, estamos sintiendo algo, nos estamos sintiendo de alguna manera en particular, sin embargo, estos estados emocionales pasan transparentes para nosotros, a no ser que superen un umbral de percepción.
El enfoque biológico plantea que las emociones, son una combinación de nuestro nivel de Energía, (ese impulso que sientes para actuar) y nuestra sensación de Bienestar (esa mezcla de satisfacción, comodidad y armonía), y como comprenderás, ésta es una medida absolutamente subjetiva. Mi invitación es: Tómate una selfie emocional varias veces al día.
Esto significa, hacer un alto en diferentes momentos, escudriñar en tu interior y preguntarte: ¿Qué emoción estoy sintiendo?. Puedes hacer la prueba ahora mismo. En una escala de 1 a 10, ¿En cuánto dirías que está tu nivel de energía? y ¿En cuánto tu percepción de bienestar? Y con ésta combinación, ¿Qué nombre le pones a la emoción que estás sintiendo?
Y aunque ponerles nombre es muy importante, no sólo basta con ello, también vale la pena identificar la intensidad con la que estás sintiendo la emoción y explorar el motivo para ello. Un alto nivel de energía combinado con una bajo nivel de bienestar nos acerca al enojo, mientras que si el bienestar también es alto, nos acerca a la alegría. Un bajo nivel de energía y de bienestar nos lleva hacia la tristeza, mientras que si la energía es baja pero se combina de alto bienestar, se parece más a la tranquilidad. A veces no sabemos por qué estamos tristes, o enojados, o nostálgicos, o incluso felices. Observar te permite entrenar tu percepción y estar más atento a tus emociones. Es ir a ellas, sin esperar a que crucen el umbral y se asomen inesperada y repentinamente para hacerse visibles.
Ejercicio: Durante una semana, tómate la selfie emocional por lo menos 5 veces al día. Lleva el registro por escrito y al finalizar la semana, saca tus propias conclusiones.
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GESTIONA
Daniel Goleman menciona que: si exploramos la raíz etimológica de la palabra emoción, encontramos que “emo” significa “moverse hacia”, en ese sentido, toda emoción es un impulso por hacer algo. Por otra parte, detrás de toda emoción existe un pensamiento que lo acompaña, ese diálogo interior que interpreta lo que está sucediendo, detona la emoción y determina el comportamiento. Técnicas como la reestructuración cognoscitiva que plantea la psicología de enfoque cognitivo conductual, propone la modificación de aquellos pensamientos que provocan una sensación de malestar, ya que ésta modificación impactará nuestros estados emocionales y nuestras acciones.
Gestionar nuestras emociones, desde mi punto de vista, tiene que ver con la “capacidad de escuchar el diálogo interno que acompaña la emoción”, que en ocasiones son pensamientos intrusos que no permiten realizar el puente entre el cerebro límbico y el neocortex y automáticamente nos llevan a reaccionar de manera impulsiva. El poder escuchar ese diálogo, cuestionarlo, desafiarlo, modificarlo, nos permitirá hacernos cargo y elegir en cada momento el estado emocional con el que deseamos afrontar las circunstancias que vivimos y la manera como reaccionamos a lo que nos pasa.
Es frecuente que las personas tiendan a culpar a otros, para bien o para mal, de la manera como se sienten. Frases como: "Me enojaste", "Me hiciste sentir triste", o "Tú me haces feliz", le dan el poder a otras personas sobre lo que estás sintiendo. En otras ocasiones, la culpa la tiene el tráfico, o el clima, o alguna otra circunstancia con la que justificamos nuestro disgusto, nuestra frustración o cualquier estado emocional. Lo importante entonces, es hacernos cargo de lo que sentimos, y elegir cómo puedo pensar distinto, para sentirme distinto y poder actuar de manera diferente. Escucha ese diálogo silencioso, identifica lo que te estás diciendo a tí mismo(a), para sentir lo que sientes y elije si quieres continuar allí o en una emoción diferente.
Ejercicio: La próxima vez que sientas una emoción que te incomoda, hazte 3 preguntas: ¿Qué es lo que estoy pensando que me hace sentir así? ¿En qué emoción me gustaría estar, en lugar de ésta? ¿Qué necesito pensar y hacer diferente para sentirme diferente?
Te comparto tres estrategias que te pueden ayudar a gestionar tus emociones: La Música: Selecciona aquellas melodías que te pueden acompañar en cada momento en particular. Hay canciones que nos tranquilizan, otras que nos alegran, otras que nos entusiasman, Ten a la mano una selección musical para cada momento y escúchala cuando sea valioso para tí. El ejercicio físico En tratamientos contra la depresión, se ha descubierto que el ejercicio físico activo, que acelera tu corazón y te hace transpirar, contribuye a la producción de endorfinas con un efecto similar a los medicamentos antidepresivos. Salir a trotar o a correr, resulta efectivo frente al enojo. Bailar, activa tu sistema cardiovascular y produce una sensación de alegría y bienestar. Elije el ejercicio que más te sirva en cada momento. Expresar tus emociones: Sentimiento que no se expresa, se vuelve resentimiento. Escribir lo que estás sintiendo y pensando, conversarlo con alguien, compartirlo, te descarga, te brinda una sensación de liviandad y te invita a tener una mirada diferente.
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EVALÚA
El proceso no termina con la gestión de nuestras emociones. Es importante hacer una evaluación o monitoreo del impacto que tiene, en nosotros mismos y en los demás, nuestra manera de reaccionar . Ello nos permite identificar qué tan conveniente y efectiva es la elección que hayamos hecho. Podemos descubrir, por ejemplo, que elegimos no manifestar un enojo y al día siguiente sentimos dolor en la garganta, o elegimos lanzarnos a un proyecto a pesar del miedo y aparece alguna molestia estomacal. Nuestro cuerpo nos ayuda a revisar qué tan coherentes estamos siendo.
Esta evaluación también nos invita a: - Tener una mirada empática hacia los demás - Reconocer que existen otros puntos de vista, y otras maneras de observar el mundo. La forma como elegimos reaccionar en una situación, puede tener diferentes interpretaciones por parte de distintas personas; mientras alguien puede sentirse agradecido y complacido, alguien más puede mostrarse lastimado, dolido u ofendido por nuestra reacción.
Observar ese impacto en los demás hace parte del proceso de evaluar.
Ejercicio: Recuerda la última vez que sentiste una emoción que te incomodó. ¿Cómo reaccionaste? ¿Qué impacto generó en tí esa manera de reaccionar? ¿Qué impacto generó en las personas involucradas? ¿Volverías a reaccionar igual, o harías algo diferente?
Te invito a que incorpores en tu vida cotidiana el Modelo ACOGE, no sin antes aclarar que los 5 pasos que lo conforman, no son una secuencia lineal, sino más bien, están relacionados en forma sistémica. Quizá, cuando comiences a incorporarlo, requieras seguir el orden en que te los he presentado, pero una vez hacen parte de tu vida, vas a interactuar con ellos de manera simultánea en cada momento, así:
Si deseas profundizar en la gestión emocional, será un placer tenerte como participante en mis Talleres Experienciales. Permíteme acompañarte.
Te invito a escribir en este espacio: ¿Qué reflexiones te ha traído la lectura de este ebook? ________________________________________________ ________________________________________________ ________________________________________________ ________________________________________________ ________________________________________________ ________________________________________________ ________________________________________________ ________________________________________________
Te comparto otro de mis recursos gratuitos
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