¿QUE SIGNIFICA SER DIABÈTICO? Ser diabético es convivir con un problema que nos acompañará por mucho tiempo, toda nuestra vida. Es aceptar una nueva situación, en la que se pone en juego nuestro destino, que es también en gran medida el de los que nos rodean. Es enfrentar esta situación para vivir plenamente, controlándonos si, pero para vivir con una buena calidad de vida. La diabetes es una enfermedad compleja, donde existe un trastorno severo, del metabolismo, es decir de la utilización de los alimentos. Proceso por el cual los nutrientes son incorporados, transformados y aprovechados, ya que con ellos produce energía para moverse, mantener la temperatura, realizar todas sus actividades y fabricar los elementos que se necesitan a diario y por ultimo sus desechos son eliminados del organismo. Así existe un aumento del azúcar en la sangre (hiperglucemia), pudiendo estar también alteradas en un grado variable las grasas o lípidos, la sal (sodio), productos derivados de la utilización de las proteínas y posiblemente otras alteraciones no bien comprendidas. Esto se debe, básicamente a una insuficiente actividad de la insulina. Hormona producida en los islotes de Langerhans en el páncreas, que es la gran hormona anabólica, es decir la que junto con otras sustancias de acción similar hace que se fabrique lo que necesita cada persona. Esta insuficiente actividad de la insulina ya sea por que no se produce, no se libera adecuadamente o está alterada su utilización. Esto determina una disminución de las reservas de grasas (por lipólisis), de azúcares (por glucogenólisis) y proteica (por proteólisis). Los aminoácidos, que son las moléculas más pequeñas para formar las proteínas, dejan de ser los ladrillos del organismo para transformarse en glucosa. Hay menor formación de proteínas. La glucosa de la sangre, tiene dificultad para ingresar dentro de las células de los tejidos. Lo cual hace que “suba” la glucosa en la sangre (hiperglucemia), aparezca en orina (glucosuria), exista una destrucción de las proteínas (catabolismo proteico). Y debido a estos cambios se produce mucha orina (poliuria), sed intensa con ingesta aumentada de líquidos (polidipsia), hambre (polifagia) y pérdida de peso. Existen, así, muchas variantes de una a otra persona, por lo cual esta no es una enfermedad simple. Aquellas personas en las que hay una falta absoluta de insulina, son denominadas diabéticos
insulinodependientes (término que se está abandonando) o tipo 1. O bien, si presentan una falta relativa de la insulina, son los diabéticos no insulinodependientes (palabra en desuso) o tipo 2. En otras personas hay un aumento del azúcar transitorio durante el embarazo, es la diabetes gestacional. Existen otras variantes asociadas con alteraciones genéticas especiales que reciben nombres especiales cada una de ellas. En la gran mayoría de los casos es una enfermedad crónica, de toda la vida. Lo cual hace que deba existir un control permanente, hábitos de vida adaptados para esta circunstancia, donde quien padece este trastorno como su familia deben prepararse y así lograr una buena calidad de vida. La consulta con el equipo de salud es fundamental para prevenir las complicaciones, y tratar precozmente las consecuencias no deseadas de esta enfermedad. La visita con quienes conforman el equipo de salud debe ser frecuente, variando de acuerdo al estado de salud. Al ser la diabetes una enfermedad que altera todo el metabolismo sus consecuencias serán sobre todo el organismo. Sería un error pensar que es sólo el azúcar alto en la sangre Repercute sobre sistemas y órganos, principalmente en el aparato cardiovascular y el sistema nervioso. Afecta el crecimiento y desarrollo en los niños y adolescentes y alterará el proceso de envejecimiento en los adultos. Traerá importantes alteraciones en la embarazada. Afectará el estado nutricional ya sea produciendo obesidad o llevando a la desnutrición, en los casos de descompensación. Modifica el medio interno es decir las sales, el agua que existe dentro de los vasos sanguíneos y el líquido que llega a las células, en los casos más graves llevará al coma (perdida de la conciencia) e inclusive a la muerte. Disminuye las defensas favoreciendo la aparición de los procesos infecciosos y agravando el curso de los mismos. Al ser una enfermedad prolongada, pueden alterar el curso de otros trastornos o enfermedades desde un banal cuadro gripal hasta una seria patología. Esto obliga a ser atentos, prestar atención a los avisos de nuestro cuerpo y saber diferenciar los cambios atribuibles a la diabetes de otras afecciones. Y estar dispuestos a consultar a quienes nos conocen y en quienes confiamos.
Se debe estar preparado para tratamientos prolongados ya sean dietas, ejercicios, tomar medicamentos o colocarse insulina. Esto obliga a desarrollar hábitos y costumbres, que nos faciliten el cumplimiento de un plan terapéutico (tratamiento) para nuestro beneficio. Muchas complicaciones podrán ser evitadas o por lo menos tomadas a tiempo, siguiendo consejos, sabios oportunos y acertados. Es una afección que requiere un manejo adecuado de los recursos financieros, al ser crónica serán muchos los estudios, análisis de sangre, radiografías, medicamentos que usaremos a lo largo de muestras vidas. Y si bien existe una gran cobertura por parte de las obras sociales en esta enfermedad el sistema de salud siempre estará en crisis por lo cual deberemos estar alertas y precavidos. Vemos así que no es una enfermedad única, ni totalmente conocida, que nuestros conceptos, conocimientos se incrementan y algunos cambian día a día, por lo que también los tratamientos mejoran día a día permitiendo que sean más accesibles y efectivos.
¿EN QUÉ CONSISTE UNA ALIMENTACIÓN EQUILIBRADA? Hoy en día existe mucha información respecto a lo que es un buen alimento o, mejor dicho, qué alimentos son buenos para las necesidades del cuerpo. La diversidad de opiniones de los expertos, unida a cierta mentalidad mercantilista que dictamina lo que se debe comer, cuándo y cómo, no están haciendo sino generar confusión. Un hecho incuestionable es la repercusión de lo que comemos en nuestro estado de salud, en el crecimiento y desarrollo del niño, su papel en la prevención de obesidad, enfermedades cardiovasculares y otros trastornos. Por ello la educación debe empezar cuanto antes, la enseñanza de una correcta alimentación desde la niñez, con el transcurso del tiempo, genera
hábitos alimentarios que acompañan al individuo durante toda la vida y disminuye el riesgo de desarrollar enfermedades. Para lograr una alimentación equilibrada es esencial conocer que los tres componentes básicos (grasas, azúcares y proteínas) deben estar en equilibrio pues cada uno de ellos produce una determinado tipo y cantidad de energía. Para que sea más fácil, recordad que en una dieta equilibrada deben predominar los productos vegetales (hortalizas, verduras, legumbres, cereales y frutas), cocinar con aceite de oliva y dar prioridad al pescado. A continuación le sugerimos algunos consejos para mejorar la alimentación en vuestra familia:
Ofrecemos alimentos variados, sanos y sabrosos. Tener una dieta rica en cuanto a la variedad de los alimentos ayuda a los niños a comprender que ese es un modo de vida saludable. -
Olvidaos de las grasas y las proteínas de origen animal
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Optad por los alimentos frescos
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Tomad vegetales a diario
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Tomad mucha fruta fresca: son fuente esencial de vitaminas y minerales para el organismo. Mínimo 2 piezas al día.
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No os olvidéis del calcio: los lácteos son los alimentos más ricos en calcio pero también lo contienen el brócoli, cebolla, acelgas, espárragos, espinacas, salmón, sardinas…
Servid las comidas y comed de acuerdo a un horario regular La hora de la comida no sólo consiste en comer, enseñad a vuestros hijos buenas maneras en la mesa, dándoles un buen ejemplo.
Animad a vuestros niños a lavarse bien las manos antes de las comidas, ya que previene enfermedades. Fomentad el tener buen apetito, la actitud positiva de los padres ante la alimentación es crucial para la manera en que el niño se enfrente a ella. La hora de la comida no debe ser una lucha. Preparad a los niños unos minutos antes, involucrándoles en la tarea de preparar la mesa. Recordad que sois vosotros, padres y madres, quienes decidís qué es lo que se come en cada momento del día, no acostumbréis a que los niños sean los que los que decidan porque elegirán lo que les gusta pero no siempre será lo más saludable para ellos.
Sofía, Manuel y Juan