BoletĂn de Artes Populares Vol. 2 #22, 2011
14-18 de julio de 2011
Centro de Investigaciones de Artes Populares Antiguo Asilo de Beneficencia, Calle Norzagaray #1 Viejo San Juan, Puerto Rico
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Boletín de Artes Populares
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vol. 2 #22, 2011
Centro de Investigaciones de Artes Populares
Antiguo Asilo de Benefi cencia, Calle Norzagaray #1, Viejo San Juan, Puerto Rico
50ª Feria Nacional de Artesanías de Barranquitas Juan B. Troncoso Marta N. Cuevas Entrevistas
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Migdalia Concepción Cruz Investigación
Eduardo Vargas Desa Diseño
Contenido 03.
Mensaje de la Directora Ejecutiva del Instituto de Cultura Puertorriqueña
05.
Mensaje de la Directora del Programa de Promoción Cultural y Artes Populares del Instituto de Cultura Puertorriqueña
07.
Mensaje del Representante de Promoción Cultural del Instituto de Cultura Puertorriqueña
10. 18.
Añoranzas de una Feria Viva
39.
Fotografías y carteles
Testimonios tomados del proyecto audiovisual Barranquitas Espejo Artesanal
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Mensaje de
Mercedes Gómez, Directora Ejecutiva del Instituto de Cultura Puer torriqueña Durante cincuenta años Barranquitas ha sido la sede de la Feria Nacional de Artesanías. Lo que en su momento comenzó como uno de los muchos proyectos ideados por el doctor Ricardo Alegría, primer director ejecutivo del Instituto de Cultura Puertorriqueña, es hoy patrimonio cultural para orgullo y disfrute de todos nosotros. La historia de esta cincuentenaria Feria nos obliga, por justicia y agradecimiento, a recordar a esos primeros artesanos que en la plaza del pueblo, y en medio de sus compueblanos, demostraban sus habilidades. En aquel entonces, frente a los curiosos espectadores, consideraban sus trabajos como objetos útiles que respondían a las necesidades de los tiempos: hamacas, sombreros, cestas, encajes, o lamparitas de lata, por nombrar algunas. Otros, transformaban pedazos de madera para hacer con ellos los santos que respondían a su devoción religiosa. No faltaban tampoco las manos hábiles que trataban de complacer los caprichos y antojos infantiles: trompos, muñecas de trapo y caballitos de palo. Eran el artesano y la artesanía de aquel entonces motivo de alegría para unos y de subsistencia para otros. Aún hoy, y con matices diferentes, continúa provocando esos y mucho más sentires. Esas primeras ferias fueron la antesala y la base para aspiraciones mayores como la del establecimiento del Centro de Ar tes Populares, o la nueva tienda y sala de exhibiciones de ar tesanía en el Viejo San Juan, administrada por el personal del Instituto de 4
Cultura Puertorriqueña. Surgieron después otras ferias artesanales en diversos pueblos, universidades y centros comerciales. De ahí las coordinaciones de Walter Murray Chiesa con agencias como Fomento, Comercio y otras para poder ofrecer a los artesanos las herramientas y equipo de trabajo que necesitaban, además de facilitarles la entrada a nuevos mercados en el que pudieran vender sus obras. La recompensa de aquel empeño la disfrutamos ahora, momento en el que ya contamos con un selecto grupo de maestros artesanos, algunos de ellos reconocidos internacionalmente. El éxito y la permanencia continuada de esta Feria se deben, principalmente, a la unión de voluntades. Desde la directiva y los miembros del Centro Cultural Luis Muñoz Rivera, el Alcalde y empleados de la Administración Municipal de Barranquitas, el personal de esta Institución, los voluntarios, visitantes, y por supuesto todos los ar tesanos, que han puesto lo mejor de sí a lo largo de estas cincuenta ediciones. ¡Y como puede verse, bien han valido esos afanes! En el Instituto de Cultura Puertorriqueña estamos comprometidos a reforzar los sólidos cimientos legados por don Ricardo y quienes le precedieron, para que generaciones venideras continúen con la labor cultural que nuestra comunidad merece. Nuevos tiempos traerán nuevos retos que enfrentar, pero podemos afirmar con toda seguridad que la labor del artesano puertorriqueño es ya reconocida, valorada y atesorada. ¡Felicitémonos todos por la Feria y por los artesanos que tenemos y de cuyo trabajo disfrutamos!
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Mensaje de
Carmen M. Mar tínez Maldonado, Directora del Instituto de Cultura Puer torriqueña En el transcurso del más de medio siglo de fundación del Instituto de Cultura Puertorriqueña (ICP), se han celebrado cientos de ferias de artesanías y festivales folclóricos a lo largo de todo el país. Casi tres generaciones han participado, ya como protagonistas o como visitantes, de estas actividades organizadas por el ICP y los Centros Culturales adscritos con el auspicio de los municipios y de la empresa privada. En cada celebración se ha buscado cumplir con la misión institucional de contribuir a conservar, promover, enriquecer y divulgar los valores culturales del los puertorriqueños y lograr el más amplio y profundo conocimiento y aprecio de los mismos. El preámbulo de la Primera Feria Nacional de Artesanías fue la exhibición de ar tesanos y de ar tesanías que se instaló el 17 de julio de 1959 en la plaza pública de Barranquitas como par te de las actividades conmemorativas del centenario de Luis Muñoz Rivera. Era la primera vez que se mostraba abiertamente a un puñado de artesanos, a pleno sol, dando demostraciones de sus habilidades y creaciones. Ese primer encuentro del público con los artesanos sirvió de plataforma para lo que pasaría dos años después. Del 14 al 17 de julio de 1962 se celebró la que se considera oficialmente la primera Feria Nacional de Artesanías organizada por el ICP con el auspicio del Centro Cultural Luis Muñoz Rivera y la Administración Municipal de Barranquitas. Para esa ocasión se instaló una carpa de rayas verdes y blancas que albergó la exhibición 6
de tallas en madera, cestería, instrumentos musicales como el cuatro y tiple, hamacas, cerámica, tejidos de paja, muñecos de trapos y otras muchas artesanías del folclore puertorriqueño. Artesanos de Barranquitas y de pueblos como Utuado, San Sebastián, Aguada, Ponce, Cabo Rojo, Lares, Canóvanas, Loíza exhibieron y vendieron sus obras. Este encuentro entre el público —asombrado y perplejo— y unos atareados artesanos que no paraban de tejer hamacas, confeccionar canastas, sombreros, sogas y tallas de santos, marcaría un impor tante precedente: la ocupación del espacio público por par te de las ar tesanías. Durante las cincuenta ediciones de esta Feria han sabido convivir la artesanía tradicional, la urbana y la neoar tesanía. Los jóvenes artesanos que años tras año ar r ibaban a la Fer ia —la mar de las veces sin invitación— se nutrieron de las enseñanzas de los maestros veteranos. Al principio todos se observaban con el recelo que provoca lo desconocido, pero bastaban unas horas para que todos aprendieran a convivir anudados en un mismo propósito. Esos jóvenes del ayer, son los maestros del presente que continúan dándose cita todos los julios en Barranquitas. Todos nos sentimos honrados de celebrar el medio siglo de la Feria Nacional de Artesanía. Sea este festejo un medio más para que nuestro pueblo continúe su aprecio por la labor creativa e inigualable del artesano puertorriqueño.
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Mensaje de
Gerardo Ramos, Representante de Promoción Cultural y Ar tes Populares área central del Instituto de Cultura Puer torriqueña Celebrar los cincuenta años de vigencia de la Feria Nacional de Ar tesanías de Barranquitas nos llena de inmensa satisfacción y orgullo patrio, dado que su trascendencia está investida por los estatutos de valoración y preservación de los elementos intrínsecos a nuestra identidad de pueblo puertorriqueño. No podemos esperar nada menos, pues siendo su artífice y precursor Don Ricardo Alegría, quien como preclaro Director Ejecutivo del Instituto de Cultura Puertorriqueña, supo reconocer y defender el renglón de la artesanía puertorriqueña como uno digno de valorar en su expresión del arte y creatividad del ente puertorriqueño, que a la misma vez, preserva en el subconsciente nuestro, aquello que nos ata a valorar lo que somos. El éxito alcanzado por esta iniciativa es inminente, siendo muchas las piezas claves que forman el andamiaje de soporte a un evento de indiscutible dinámica social y económica. En una alianza de cooperación se han unido el Instituto de Cultura Puertorriqueña, el Centro Cultural Luis Muñoz Rivera, la Administración Municipal de Barranquitas, la comunidad, agencias públicas y privadas para propiciar un foro donde se manifiesten diversidad de expresiones artísticas-culturales para el disfrute del pueblo, con visos de afianzar el crecimiento humanístico e intelectual como también tradición, historia y cultura. 8
Aprovechando la impor tancia que reviste la conmemoración del aniversario del natalicio de Luis Muñoz Rivera —periodista, poeta señero e incondicional defensor de los derechos políticos y constitucionales de Puerto Rico— se organiza un evento que integra feria de artesanías, presentación de exposiciones de artes plásticas, publicación de revistas, visitas a museos históricos, así como también presentaciones de talento artístico local y nacional. El arte popular cobra valor y es el atractivo principal, recibiendo el sitial de respeto que se merece. Durante los pasados años he podido observar como el compromiso del Centro Cultural se ha mantenido y for talecido al contar con líderes cívicos que conocen el valor que tiene esta feria ar tesanal. A ellos nuestro respeto y admiración, pues sabemos que la tarea requiere férrea determinación para rebasar aquellos obstáculos que en ocasiones se presentan y la capacidad para integrar a otras instituciones que den apoyo, garantizando su permanencia. La Feria Nacional de Artesanías de Barranquitas como insignia que es del Programa de Artes Populares del Instituto de Cultura Puertorriqueña, merece recibir el apoyo incondicional nuestro de manera que su proyección hacia el futuro permanezca firme y garantizada hacia la celebración de su centenario. Si logramos esto, estaremos cumpliendo con nuestro deber ministerial y la encomienda que nos da la ley de explorar, desentrañar, esclarecer y exaltar todo aquello en que estén manifiestos o latentes los elementos básicos de nuestra cultura. Finalmente, ¡Felicidades! A ti artesano en tu importante función de preservador y difusor de nuestra información histórica cultural. 9
Añoranzas de Cuando pienso en Barranquitas, recuerdo que mi madre decía: “Ahí se encuentran las mejores piezas de artesanías”. Desde niña hasta adolescente, mi familia y yo, cada mes de julio salíamos desde Aibonito, disfrutando del hermoso paisaje de las montañas, hasta la Feria de Barranquitas. Aunque todos los años millares de personas participan de la Feria de Artesanías, tal vez algunos desconozcan que es la primera feria de artesanías que se celebró en Puerto Rico en el siglo 20 y que está próxima a cumplir su medio siglo de establecida. Más aún, la historia de esta feria va de la mano con la transformación del puertorriqueño hacia el reconocimiento y la defensa de su cultura. Jamás pensé que iba a ser parte importante de los 50ª años de la Primera Feria Nacional de Artesanías de Barranquitas, que en este 2011 tiene lugar del 14 al 18 de julio. Hemos rebuscado en cuanto armario, librero, archivo, libros y revistas la historia de esta feria. Entrevistamos a don Ricardo Alegría, al doctor Modesto Torres Rodríguez, primer presidente del Centro Cultural Luis Muñoz 10
una Feria Viva
Carmen M. Martínez Maldonado
Rivera; a don Walter Murray Chiesa; a don José Luis La Santa; a los hermanos Orlando y Héctor Torres; y algunos ar tesanos que han par ticipado en varias de sus ediciones. Todos ellos llevan arraigadas las memorias de cómo fue la primera, la segunda, la tercera y así sucesivamente las siguientes ferias, con sus consabidas anécdotas y cuentos hasta llegar al presente y sentir el orgullo colectivo de verla convertida en la gran feria que es. Mi trayectoria hacia el pasado -algo desconocido pero siempre interesante- comienza con mis conversaciones con los pasados presidentes del centro cultural, reviviendo junto a estas fi guras emblemáticas de pueblo sus añoranzas de una feria viva. Viva, sí, porque ellos hablan tanto del pasado como del presente, siendo siempre esencial hablar de la feria del año anterior para dejar claro las cosas que se quedan inamovibles y mejorar aquellas que así lo requieran. Eso sí, contando siempre con el permiso y respeto al compañero artesano, quien igualmente mantiene vivo su empeño en todo lo que hace. 11
En 1958 el Instituto de Cultura Puertorriqueña sometió un variado y abarcador programa de actividades que recibió la aprobación de la Legislatura y la asignación de $50 mil para su ejecución. Cabe destacar que dicho festejo, único en su clase, comenzó el 17 de julio de 1959 y se prolongó por todo un año. Del centenar de presentaciones programadas nacería en Barranquitas la que hoy se considera la Primera Feria Nacional de Artesanías.
Foto. Colección Archivo Genaeral, ICP Foto. Colección Archivo Genaeral, ICP
Se considera como el preámbulo de esta feria la exhibición de artesanos y de artesanías que se instaló el 17 de julio de 1959, en la plaza pública de Barranquitas, como par te de las actividades conmemorativas del centenario del prócer Luis Muñoz Rivera. Era la primera vez en Puerto Rico en que se exponía a un puñado de artesanos ofreciendo demostraciones de sus habilidades y trabajos. En dicha exhibición se expusieron las piezas de los artesanos invitados por don Ricardo Alegría y el Instituto de Cultura Puertorriqueña, siendo muchos de los más destacados de hombres y mujeres humildes y trabajadores, de gran nobleza y espíritu. Una carpa de rayas verdes y blancas albergó las tallas en madera, cestería, instrumentos musicales como el cuatro y el tiple, hamacas, cerámica, tejidos de paja, 12
Luciano Negrón, Artesano
muñecos de trapos y otras muchas artesanías del folclore puer torriqueño. Exhibieron y vendieron sus obras dieciocho artesanos provenientes de los pueblos de Utuado, San Sebastián, Aguada, Ponce, Cabo Rojo, Lares, Canóvanas, Loíza y del mismo Barranquitas. En mis recuerdos quedan los quioscos en madera y techo de zinc, con banderines multicolores, que adornaban la plaza del pueblo. Los artesanos colocaban sus trabajos sobre telas de saco, lo mismo en el piso que en mesas, haciendo un hermoso despliegue de todas las artesanías que confeccionaban. Muchos como el jibarito de Lamento Borincano de don Rafael Hernández, alegres de demostrar sus frutos y orgullosos de su faena.
Era bien importante para ellos demostrar al público cómo confeccionaban sus piezas. Los que trabajaban en el torno, lo llevaban y la gente se aglomeraba a su alrededor para ver cómo se moldeaban una vasija y un pilón de barro. El público también veía confeccionar un yoyo o un trompo. De igual forma recuerdo a don Encarnación Díaz tejiendo una hamaca o don Juan Reyes confeccionando un cuatro puertorriqueño. También podíamos encontrar a don Luciano Negrón con un despliegue de ramas de palmas entre sus dedos, tejiendo un sombrero de paja: nuestra típica pava puertorriqueña. Ni qué decir de las muñecas de trapo, que tan afortunada nos hacía sentir a las niñas que podíamos recibirlas y por supuesto, las 13
Foto. Colección Archivo Genaeral, ICP
labores de las tejedoras de aguja, que con sus creaciones invadían los canastillos de las futuras mamás. Recuerdo que había una especie de devoción solemne en torno a los talladores de santos de palo pues a alrededor todo era silencio, oración y reverencia. Para Iris Torres, por ejemplo, existía y aún existe una conexión divina con el Creador cada vez que talla la Virgen de la Monserrate. Ese fervor era tal que quien no comprara un rosario en camándulas de doña Felícita Padilla, se decía que no había pasado por Barranquitas. Una de las artesanías más solicitadas era la cestería, una disciplina tan antigua como la humanidad misma. Según narra don Ricardo Alegría: “Algunas personas que durante esos años aún no conocían la existencia e importancia de nuestra cultura nacional, criticaron el que un Instituto de Cultura diera importancia a la fabricación de canastas, hamacas y santos de palo. Afortunadamente el éxito de la 14
feria, que le descubría al país la riqueza de nuestras artes populares se impuso, y se integró en la vida cultural del país”. Al pasar de los años esta feria fue atrayendo a nuevos artesanos jóvenes, de gran talento y amor por Puerto Rico, quienes confeccionaban piezas con símbolos patrios, haciendo de dichas piezas íconos borincanos. Dichos símbolos se plasmaban en serigrafías, camisetas, higueras, bambú, cristal, pirograbado en madera, entre otros. Esta nueva generación de artesanos lograba atraer a un público identifi cado con el amor por nuestra cultura, con nuestras tradiciones y convertía la feria Juan C. Olmeda, Artesano en un despliegue de eventos folclóricos y populares a nivel internacional. Durante la trayectoria de esta feria muchos artesanos vieron crecer a sus hijos, plantando la semilla artesanal en ellos y creando familias de tradición y orgullo por las artesanías. La familia Avilés ha participado siempre de esta feria con sus tallas de palo, al igual que la familia Orta, la Alindato y la Ayala. Igualmente puedo mencionar a Néstor Pérez, artesano de cuero, cuyos sus hijos han seguidos sus pasos o a Iris de Jesús, artesana de muñecas de trapo, quien tiene un nieto, Daniel Matías, dedicado a la confección de papel artesanal. Don Elpidio Collazo ve en su hija una continuación a su legado en la talla de aves, Carmencita Jiménez ve cómo la suya se desarrolla en accesorios en piel, mientras que Jaime Cruz observa a su hijo perpetuar sus obra serigráfi ca o don Francisco Rosario ve en el futuro de su hija una prolongación de su labor con la madera en torno. Todas estas familias han hecho de esta feria suya y han luchado, año tras año, por un espacio bien ganado. 15
Foto. Colección Archivo Genaeral, ICP
Existen igualmente matrimonios que desde muy jóvenes acuden a esta feria. Ejemplo de esto han sido Daniel Amaro y su esposa Ana, Nelson Vázquez y Nitza Aquino, Manny Meléndez y Marie France Lugo, entre los más asiduos. Incluso se celebró la primera boda artesanal en la feria de julio del 2009, cuando el artesano Pablo Maisonet y su compañera Ely unieron formalmente sus vidas. El ambiente entre los artesanos se transforma en compañerismo, en preparar una fi esta cada año en algún lugar, lo importante es que se celebre otro año más, todos juntos. Las celebraciones se complementan con las presentaciones de ar tistas amantes de la cultura, muchos de ellos participantes desde las primeras ediciones. Cabe mencionar 16
a Antonio Cabán Vale, Roy Brown, Andrés Jiménez, Danny Rivera, Lucecita Benítez, Haciendo Punto en Otro Son y el Gran Combo. También han pasado por las tarimas de estas ferias grupos de baile folclóricos, rondallas, trovadores, grupos de música típica de la montaña, en fi n, un sinnúmero de variedad artística para todos los gustos. Adicionalmente se celebran juegos populares, concursos y exhibiciones de artistas plásticos. Durante esta rápida mirada al pasado de la feria más antigua de Puerto Rico, he deseado revivir lo maravilloso que es conocer algo desde la infancia, cuando acudía junto a mi familia a la feria y ahora sentirme emocionada y sumamente orgullosa de poder formar parte de la celebración de su cincuentenario, para orgullo de todos los que amamos nuestra cultura y deseamos dejar tras nosotros un gran legado cultura a generaciones venideras.
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Doctor Ricardo E. Alegría Gallardo Director Ejecutivo del Instituto de Cultura Puertorriqueña
(1955-1973) «Uno de los programas que comenzamos en el Instituto era el de destacar aquello hechos históricos y hombre ilustres de Puerto Rico. Correspondía celebrar el centenario de Luis Muñoz Rivera —defensor de la autonomía y del español, nuestra lengua—. Además de la representación de Muñoz Rivera, la cual hicimos entonces restaurando la casa donde nació, la amueblamos toda, conseguimos donaciones de objetos de Muñoz Rivera que se colocaron allí. Además, como sabía que eso iba a atraer a mucho público a Barranquitas, llevamos una exhibición de ar tesanía. Así que en los primeros años 1959, 60 y 61 se hacía algo, pero no ofi cial. Ya en el 1962 se hace una feria para continuarla ofi cialmente. Se hacía en la plaza de Barranquitas, los alcaldes siempre ayudaron. Yo mantuve esa celebración, que aunque tenía un carácter siempre político por Muñoz Rivera, pero siempre traté de evitar 18
banderas partidistas o que se impulsara una cosa así, porque era una fi esta general del pueblo. En la Primera Feria de Artesanía, los artesanos, entonces no eran tantos como hoy día, tú los podías contar con los dedos de la mano, los que hacían santos, los que hacían hamacas, los que trabajaban la paja. Siempre nos llamó la atención que fue un éxito, que las personas siempre compraban ar tesanías. Así es que empieza a surgir el impacto de la artesanía, que hoy día, a veces los gobiernos no se dan cuenta de que ésta emplea más personas que muchas industrias. Hoy son miles las familias puertorriqueñas que viven de los ingresos de sus artesanías. Por eso las ferias de artesanías son cada día más exitosas. Hoy tenemos más artesanos que los que caben en la plaza de Barranquitas. Por eso he recomendado que quizás la Feria de Artesanías de Barranquitas se tendría que limitar a los maestros artesanos, a los más viejitos que se han distinguido, y crear otros espacios alrededor de la plaza para los cientos de artesanos que siguen trabajando».
Dr. Ricardo Alegría junto a Profª.Mercedes Gómez
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Doctor Modesto Torres
Presidente del Centro Cultural Luis Muñoz Rivera 1959-1963
«Mi consejo es que manifi esten ese fervor y ese amor a Puerto Rico en una feria de artesanía y de artesanos puertorriqueños que son los que fabrican la cultura. Porque la cultura se fabrica y son las manos artesanas, las manos trabajadoras las que fabrican la cultura. La cultura la utilizamos como un instrumento para nuestro progreso personal, para nuestra perfección, para llegar a un grado máximo de perfección humana desde el punto de vista humanístico, y de ahí hacer la historia. Porque sin cultura no se hace la historia. El Instituto de Cultura Puertorriqueña está haciendo historia; don Ricardo hace historia y nosotros aquí, de una forma más humilde, también hemos hecho historia ».
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Germán Torres Berrios
Presidente del Centro Cultural Luis Muñoz Rivera 1975-1981
«Barranquitas siempre ha sido un pueblo muy dado a la defensa de nuestra cultura. Desde pequeño mi padre siempre nos traía a las ferias. Yo recuerdo que las primeras exhibiciones en Barranquitas comenzaron en los años sesenta. Yo venía con mi papá al pueblo y disfrutábamos de la cultura y de la celebración del natalicio de Muñoz Rivera, desde chiquito esa semilla se fue sembrando en nosotros. Luego me fui a estudiar a la universidad y cuando regresé a trabajar a Barranquitas noté que el movimiento cultura seguía, pero había un grupo de personas mayores que estaban en el Centro Cultural. Junto con otros jóvenes me di a la tarea de ayudar a esa Junta, que ya estaba bastante madurita, a inyectarle sangre nueva. En el 1975 tuvimos una asamblea, fui electo presidente junto con un grupo de jóvenes y comenzamos con esa tarea. No fue fácil porque en aquella época para 21
Nosotros siempre decimos que el Instituto de Cultura Puertorriqueña es el padre de la feria, nosotros vamos a decir que somos la madre, por que aquí es que nació. Pero el apoyo del papá que siempre está proveyendo, y la vigilancia constante, ha sido el Instituto. En determinados momentos, como todo, pasamos por momentos difíciles, crisis, no todo es fácil, pero siempre el Instituto se mantuvo, en las buenas y en las malas…». 22
Taller. Aranamá Labores de aguja
que los artesanos vinieran a Barranquitas se les daba un estipendio. Al revés de ahora, en los últimos años, que los artesanos pelean por venir a Barranquitas, en aquella época eran artesanos que económicamente se les hacía difícil venir, por la movilidad, por las carreteras difíciles que había. Nosotros les pagábamos, recuerdo, veinticinco dólares a los artesanos para que vinieran a hacer sus trabajos a Barranquitas. Siempre vendían, pero siempre recuerdo, a don Jorge Lago, que era tornero, residente en Villalba, cerca del Monte Toro Negro, tenía que alquilar un camión para traer sus tornos. Nosotros le conseguíamos que se quedará mayormente en casas de barranquiteños, pero tenía una serie de gastos que lo que le dábamos no daba y con lo poco que vendía compensaba, pero lo hacían con mucho amor. Esa era la época en que los artesanos era un grupo bien unido, compacto, porque eran pocos y se ayudaban. La feria era un compartir familiar.
José Luis Lasanta
Presidente del Centro Cultural Luis Muñoz Rivera 2003-2009
Encarnación Díaz
«Tengo tantas experiencias de aquellos inicios de la Feria de Artesanías ya que desde muy joven acudía a ellas. Tengo un recuerdo grabado del ar tesano don Encarnación Díaz. Recuerdo que de Barranquitas a San Juan y de Orocovis a San Juan habían guaguas grandes, unas líneas. Recuerdo a don Encarnación subir en esas guaguas de las nueve con un paquete de hamacas para venir a vender las hamacas. Yo le ayudaba a desempacar y a vender. Ahí fui creando un amor hacia las artesanías y tomarle un aprecio a la actividad de la Feria ».
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José Luis Lasanta, octavo de izquierda a derecha
¡Qué yo iba a imaginarme que iba a participar en la celebración de los cincuenta años de la Feria, cuando te hablo de las primeras ferias. De hecho, en un ejemplar de Yagrumo (Revista del Centro Cultural) hay una foto mía que es del Instituto de Cultura, donde aparezco observando un artesano haciendo una talla. Tengo un sobrecito en el bolsillo izquierdo de la camisa.
Yagrumos, añoXVIII, julio 2002, #28
Espero que las futuras generaciones vean la fuerza y el entusiasmo con el que el Instituto de Cultura apoya esta Feria».
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Juan Ramos
Centro Cultural Luis Muñoz Rivera Colaborador y ex miembro Directiva desde el 1984
«Empecé a trabajar en la Feria de Barranquitas, con mi esposa Carmín, para el 1984. He estado en la directiva, en diferentes posiciones y a veces fuera de la junta directiva, pero siempre colaborando voluntariamente en las pasadas veintiséis ferias. Lo hacemos por nuestro amor a la cultura. Mi esposa y yo siempre hemos estado en esto, trabajando juntos. Hay que celebrar y agradecer al Instituto de Cultura Puertorriqueña que nos ha dado la mano en esto, a las entidades y demás personas, mecenas de la cultura que hemos tenido y que en esta celebración de los cincuenta años se le reconozca a esta gente que han laborado, de don Ricardo para acá. Decir don Ricardo en Puerto Rico es decir cultura…».
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Héctor Rubén Maldonado
Presidente del Centro Cultural Luis Muñoz Rivera
2009«Soy de padre y madre barranquiteños, me crié en el pueblo y vivo a escasas cuadras. Desde pequeño, la Feria de Artesanías ha sido el momento de encuentro con nuestros amigos, nuestros compañeros. Como se celebra en verano y no estamos en periodo de clase, es una actividad donde tú te encuentras con tus amigos o con toda esa gente que no ves todo el tiempo. Es donde le ofrecemos a los visitantes lo mejor de nuestro pueblo a través del arte en todas sus expresiones. Para mí es un verdadero orgullo seguir la tradición, ese compromiso que tuvieron mis abuelos y mis padres. Más que un orgullo es una responsabilidad porque a nuestra generación nos toca asumir lo que ellos hicieron año tras año. Lo asumimos con mucho compromiso, mucha entrega y mucho orgullo porque es algo que nos toca a nosotros». 26
Néstor Pérez Artesano
«Barranquitas fue de las primeras experiencias de una feria grande. Nos recibían con los brazos abiertos. La plaza se llenaba porque todo eran actividades. El alcalde llegaba con toda su familia y compraba artesanías. Guardábamos las artesanías en la Casa Alcaldía, nos la abrían para nosotros. Teníamos familia porque todos los años venía gente que íbamos conociendo, nos daban hospedaje, comida, siempre hacían fiestas. Impor tante era la fiesta que nos hacia el Centro Cultural, que era una tradición y siempre esperábamos, aparte de venir a buscar nuestra comida, como decíamos nosotros, de venir a vender nuestras artesanías. Lo mas bonito de aquellos tiempos, y todavía queda algo, era la amistad, el compañerismo, esa ayuda de los viejos, porque eran gente con amor y respeto hacia todos los jóvenes que llegamos. Estaba don Celestino Avilés, don Encarnación Valdés, y unos cuantos más, que eran unos titanes. Con esos señores creció la Feria de Barranquitas hasta llegar a un sitial bien grande». 27
Pablo Maysonet Artesano
«Barranquitas siempre ha tenido un sistema de organización. Cambió la logística, yo no viví la época de las cosas tiradas en el suelo. Se construían, unos ranchones de madera. El artesano no tenía que traer ni mesas, ni sillas, al igual que las comidas y el hospedaje, nos lo proveían. Pero como todo va creciendo, no solamente en la cantidad de artesanos, sino en la producción del artesano, prácticamente exponer sobre un pedazo de tabla en ese ranchón ya se hacía pequeño. Como iniciativa de la Hermandad de Artesanos —específi camente uno de sus miembros, Manuel Pagán— diseñamos un sistema de quioscos de madera con unas medidas más apropiadas para la protección de la mercancía. Hubo momentos en que el Instituto de Cultura y el Centro Cultural o no estaban totalmente de acuerdo o no habían los fondos sufi cientes y nosotros, como Hermandad de Artesanos, tuvimos que colaborar en la logística y en el montaje y hacernos cargo, prácticamente de la Feria… ».
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Isabel Rosado Artesana
«Llegamos a Barranquitas, como parte del Taller Guasábara, para los años ‘72 o ‘73, en carro público, sin saber dónde nos íbamos a quedar o cómo íbamos a regresar. Conseguíamos de todo, siempre alguien nos ofrecía donde quedarnos y pon para el regreso. Era como enfrentarnos —nosotros que teníamos una artesanía urbana— a una tradicional. Conocer a todas esas per sonas que eran importantes en ese tiempo, en la artesanía. Muchos de ellos ya están muertos, pero la experiencia con ellos fue buenísima porque nos dieron apoyo desde el principio. Fuimos los primeros jóvenes artesanos que íbamos solos a una feria; los otros que había eran hijos de artesanos. Es decir, no veníamos de una artesanía de tradición familiar. Por muchos años estuvimos viajando en carro público hasta que uno del grupo se compró un carrito».
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Noalín Tricoche Artesana
«Cuando yo llegué a la feria, unos cuantos años después de Isabel [Rosado], tuve la experiencia que la gente del Centro Cultural de Barranquitas era la gente más maravillosa que existía con los artesanos. Ellos nos albergaron en sus casas. Nos conocían a cada uno por nuestros nombres. Claro que éramos muchos menos artesanos, pero era bien familiar. Nosotros nos sentíamos como en nuestra propia casa, completamente admirados, aceptados, queridos. Recuerdo que años después nos quedabamos en el antiguo hotel Barranquitas. Estaba la ofi cina y todo, era muy agradable. Recuerdo a don Encarnación Díaz, que era una institución. y nos daba consejos. Recuerdo las casitas, los quioscos de madera con cinc, pintados a colores, bien bonitos, con un espacio atrás para exponer, bien cómodo. Como dice Isabel, nosotros éramos los jóvenes de esa época, ahora somos los que estamos recordando». 30
Foto. Compañía de Fomento Industrial
Carmencita Jímenez Artesana
Foto. Colección Archivo Genaeral, ICP
«Cuando yo entré a la Feria, hace treinta y cinco años, ya estaban los quioscos de madera. La gente le decía las casitas, rojas, amarillas, azules, pintadas con unos colores bien vivos. Desde que llegabas al pueblo, sentías esa emoción, con esos quioscos, esas casitas, todas en el centro de la plaza. Estaban todas, una al lado de la otra, en media luna, y nos podíamos comunicar. Era un compartir bien bonito. Uno aprendía del otro».
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Walter Murray Chiesa Promotor artesanal
«Mi amor total para Barranquitas porque es la cuna de la artesanía en los tiempos modernos. Es donde despierta la artesanía que siempre ha sido parte del folclore. Es de lo que sabe el pueblo y nadie le hacía caso hasta que surge una fi gura como don Ricardo Alegría y yo empiezo a perseguirlo para que me deje trabajar en el Instituto. Por fi n me dice que hay una plaza de director de artesanías y yo le digo: “esa es la que yo quiero”. En aquel entonces había dos actividades que eran el concurso de fabricantes de cuatro y tiple y la Feria de Artesanías de Barranquitas. A eso nos dedicábamos todo el año y teníamos el respaldo de todo el personal del Instituto. Agradezco a todos los artesanos que me ayudaron durante cincuenta años en la promoción artesanal. Felicito a los que van a participar de esta ocasión de esta feria histórica barranquiteña».
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Doctora Carmen T. Ruiz de Fishler
Directora y curadora, Museo y Centro de Estudios Humanísticos Dra. Josefi na Camacho de la Nuez ¿Qué importancia tienen para usted estos cincuenta años de la Feria Nacional de Artesanía de Barranquitas?
Son sumamente importantes porque son el refl ejo del espíritu de nuestro pueblo. Poder decir que en cincuenta años hemos logrado apuntalar la contribución que hace el artesano puertorriqueño a diferentes aspectos de la cultura, a la historia, al turismo, a nuestro bienestar como pueblo, es bien impor tante. De manera que haber trabajado en el 1984, en aquel momento dándole premios de la cultura a un Rafael Cepeda y poder estar en el 2009, cuando dimos el premio de la cultura a don Walter Murray Chiesa, que ha sido fi gura fundamental para el desarrollo y la promoción de la artesanía puertorriqueña, es bien importante para mí y creo que más importante para el pueblo. Saber que tienen que apoyar a los ar tesanos, a las ferias de ar tesanías, a los concursos y tienen que comprar la obra de artesanía puertorriqueña 33
para obsequiarla a sus familiares, a sus amistades, y así promover esta industria que es artística pero que a la vez importantísima para que pueda seguir contribuyendo al bienestar de Puerto Rico. ¿Cómo usted ve al artesano de la década de los ochenta versus el artesano actual?
Todos son importantes y todos han hecho y están haciendo una contribución signifi cativa. Lo que debemos darnos cuenta es que ya tenemos varias generaciones de familias, de escuelas de los Avilés, de los Cepeda, que siguen trabajando y educando, a veces dentro del núcleo familiar y a veces otros jóvenes que se acercan a ese núcleo. Otro cambio que podemos ver es que en esta época, en el siglo 21, hay más mujeres abiertamente practicando la artesanía siendo reconocidas como tales que anteriormente, en el siglo 19, pues trabajaban en talleres familiares y no se les reconocía, en el siglo 20, a partir del Instituto de Cultura Puertorriqueña es que hay más mujeres. Los temas se han ampliado. Iris Torres, Artesana Eva Pérez, Artesana También podemos ver que se han trabajado con nuevos materiales, nuevas técnicas. A veces hay algunos puristas que esto no les gusta porque quieren mantener lo tradicional casi como en un molde rígido. Es natural que se experimente. Yo siempre pienso que la norma es que se vuelve a lo normativo y se van incorporando nuevas tendencias y el tiempo y la gente determinarán si van a permanecer.
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En el pasado muchos de nuestros artesanos no estudiaban, pertenecían a unos gremios de la comunidad, del pueblo, pero ahora es todo lo contrario.
Es un fenómeno muy importante, que se da en Puerto Rico y en otros países también. Estas personas que tienen estudios, en bellas artes o en otras disciplinas, no van a olvidar nunca lo que hacían, pero diría que tienen que readiestrarse. Y se readiestran, yo diría más bien espiritual y emocionalmente, sobre los temas, las maderas, las tradiciones. Van a desarrollar un estilo en la artesanía que debe ser el propio, pero que a la vez es un estilo dentro de las tradiciones. Esto es algo muy maravilloso, no debemos cohibirlo, porque la mente humana, el espíritu de la creatividad, es muy amplio y multifacético. Hoy que hablamos de las múltiples inteligencias, pues mira hay múltiples inteligencias de artesanos que algunos salen del seno artesanal y otros de otra formación, pero ingresan al gremio. Me gusta que uses la palabra gremio, porque esa palabra es muy importante. El concepto del gremio, que nos viene de la Edad Media, es el taller donde se empieza barriendo, quizás recogiendo los cachivaches, y luego poco a poco te dan una cuchillita y empiezas a aprender cómo ir desbastando la madera y eventualmente vas a llegar a ser tu propio maestro. Y
Manny Meléndez, Artesano
¿Cuál ha sido su experiencia sobre esto?
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Conversaba con don Walter que en el pasado la artesanía era parte del diario vivir. Lo que se hacía —una pava, una canasta, la alfombra de enea— era para usarlo en el momento, no era para guardarlo. Ahora se ve la artesanía que se usa como souvenir, como un recuerdo, como una nostalgia.
Cruz, Colección. Centro Cultural de Jayua
Eso es verdad, pero no podemos evitar que los tiempos cambien. Te voy a dar dos ejemplos: Las Fiestas de la Calle San Sebastián se han vuelto tan importantes en la tradición puertorriqueña que los que participan y van allí quieren tener algo de ellas. Puede ser el cartel, puede ser alguna artesanía, la camiseta, pues ya ahí están manteniendo una tradición. Cuando la llevan a la casa, la llevan con el recuerdo de esa feria tan maravillosa. El otro ejemplo es cuando celebramos los certámenes, por ejemplo, de tallas de cruces. El Museo y Centro de Estudios Humanísticos Josefi na Camacho de la Nuez de la Universidad del Turabo se distingue porque ya ha hecho varios certámenes de la talla de cruces y los artesanos participan, se da un premio y la persona que compra estas obras 36
Fiestas de la Calle San Sebastián
esto te lo va a dar el gremio. Es el que va a certifi car que eres maestro. Es una manera muy especial de educar y de mantener el gremio artístico que es muy importante en las artesanías.
Talla, Virgen de la Monserrate
ya sabe que fue de un certamen para conservar una tradición y que esta continúa. Algunas tradiciones ya no tienen la misma función, pero estamos cambiándola por otras actuales. Debemos patrocinar los concursos de las diferentes tallas, los santos patronos de los pueblos, es importantísimo. El santo patrono de San Lorenzo, que ahora cumple doscientos años, que es la Samaritana, fabuloso que se haga un concurso; la patrona de Hormigueros, tan antiquísima esa tradición. Hay que mantener las tradiciones de los santos patronos de los pueblos, de las aves, de la región, de la plantas del pueblo, así estamos inculcando, sobre todo en los niños, el aprecio por los valores y ese descubrimiento maravilloso de saber que están conservando sus tradiciones. Desde su perspectiva, del trabajo qué efectuó en el ICP y en el que está haciendo en Museo y Centro de Estudios Humanísticos Josefina Camacho de la Nuez, ¿qué falta por hacer por la artesanía y por los artesanos?
Ahora le toca a los museos, que tengan unas salas donde se presente la artesanía puertorriqueña. Nosotros estamos expandiendo este Museo y vamos a tener una sala dedicada a nuestra memoria como pueblo, dedicada a las artesanías y a las artes populares. No debemos olvidar el gran Museo de las Américas constituido por don Ricardo Alegría que tuvo la visión de tener un museo donde las artesanías puertorriqueñas se exhibien junto a la tradición de toda Latinoamérica. El mismo sigue desarrollando elementos de todas las artes populares. Espero que el Instituto de Cultura pronto también exhiba su maravillosa colección de artes populares al igual que 37
otras manifestaciones artísticas. Porque si el pueblo va a un museo y no ve su arte no se siente identifi cado. Si los extranjeros que nos visitan no saben del maravilloso despliegue de la artesanía puertorriqueña, no nos van a conocer. ¡Qué mejor que conocernos a través de nuestra artesanía! Quisiera, para finalizar, que haga llegar un mensaje al Centro Cultural de Barranquitas y a los barranquiteños y a los artesanos con motivo a la celebración del cincuentenario de la Feria Nacional de Artesanías.
Agradecida estoy que me brinden la opor tunidad de compar tir con ustedes los cincuenta años del establecimiento de esta Feria en Barranquitas que debemos conser var y que todo Puer to Rico debe visitar periódicamente. A todos los artesanos que sigan laborando por la excelencia, que ese es su norte. Seguir su estilo, pero seguir evolucionando, buscando nuevas maneras de comunicar el valor de su pieza, pero perfeccionado su estilo, su emotividad, el contenido. Que no sea algo rotativo, mecánico, que sea algo hecho por una inspiración. Que uno se da cuenta que cada obra tiene algo especial, mágico, místico y eso es un gran valor para el pueblo puertorriqueño.
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Galería de la Primera Feria
de Artesanía de Barranquitas
1962
• Las tallas de santos y aves en madera, la cestería, los instrumentos musicales —como el cuatro, tiple, güiro, las hamacas—, cerámica, tejidos de paja, muñecos de trapos, máscaras y otras muchas artesanías del folclore puertorriqueño formaron parte de la exhibición bajo la carpa. Fueron empleados del Instituto de Cultura Puertorriqueña quienes fabricaron los paneles e hicieron la selección y montaje de las artesanías.
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• Tejedoras de mundillo
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▲ El artesano de instrumentos típicos Carmelo Martell Luciano presenta algunos de sus trabajos como cuatro, guitarra, tiple y bordonúa. Oriundo de Utuado, el maestro Martell Luciano tocaba el cuatro.
◀ El reconocido maestro tallador don Emilio Rosado presentó una colección de pájaros y animales domésticos tallados en caoba, cedro y granadillo.
• En plena faena los artesanos Luis Díaz Berrios (derecha) y Francisco Figueroa Sánchez (izquierda) elaborando canastas en bejuco que se usaban, principalmente, para guardar ropa. ◀ El artesano Fermín Cotto, en plena plaza de Barranquitas, ofreció una demostración de tejidos de fi bras vegetales. Algunas de sus piezas fueron cubreasientos y 41 esteras de eneas.
L0s primer0s Carteles 1. Martorell, Antonio, IV Feria de Ar tesanía de Barranquitas, 1965 2. Homar, Lorenzo, V Feria de Artesanía de Barranquitas, 1966 3. Homar, Lorenzo, VI Feria de Ar tesanía de Barranquitas, 1967 4. Rosa Castellanos, VII Feria de Ar tesanía de Barranquitas, 1968 5. Homar, Lorenzo, VIII Feria de Artesanía de Barranquitas, 1969
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6. Homar, Lorenzo, IX Feria de Ar tesanía de Barranquitas, 1970 7. Homar, Lorenzo, X Feria de Artesanía de Barranquitas, 1971 8. Rosa Castellanos, José, XI Feria de Ar tesanía de Barranquitas, 1972 9. Rosa Castellanos, José, XIII Feria de Ar tesanía de Barranquitas, 1974 10. Alonzo, Luis, XIV Feria de Artesanía de Barranquitas, 1975
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CRÉDITOS JUNTA DE DIRECTORES Dr. Rafael Colón Olivieri Presidente
Dr. Rodolfo Lugo Ferrer Vicepresidente
Dr. Lucas Mattei Rodríguez Secretario
Dr. Gonzálo F. Córdova Subsecretario
Dra. Loretta Phelps de Córdova Prof. Manuel Álvarez Lezama Dr. José Alberty Ing. Rafael Torrens Salvá Mercedes Gómez Marrero Directora ejecutiva
Carmen M. Martínez Maldonado
Directora Programa de Promoción Cultural y Artes Populares
Boletín Artesanal Juan B. Troncoso Marta N. Cuevas Entrevistas
Migdalia Concepción Cruz Investigación
Eduardo Vargas Desa Diagramación
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