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POEMAS DE JORGE LUIS CARRANZA
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LA BELLEZA DE NUESTRO MUNDO I –PH EDUARDO PLANAS
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POEMAS DE JORGE LUIS CARRANZA
VIENE EL INVIERNO
La hormiga fue y volvió por su camino durante el verano brillante el otoño dorado llevando hojas y palitos.
Alimento y cobijo para el frío.
Reviso la parte clara del corazón.
Tiene una buena provisión de tibieza.
Voy a la ventana.
Exhalo aliento empaño el vidrio.
Dibujo un sol sin nubes.
Un sol que no se negocia que nadie podrá quitarme.
Un sol invicto más allá de las derrotas.
Del libro " Otro sol" Editorial Alción Año 2017 *
No sé. la verdad no sé cada vez sé menos y menos me importa saber pero, a ver, como decirlo, apareció de golpe digo de repente sin porqué la imagen de un hombrecito doblado por la vida en su casa encerrado sin poder ir al club del barrio donde iba por las tardes a jugar a las cartas a las bochas a hablar de todo de nada a pensar en nada a ver fútbol por la tele a tomar vino en caja con el sifón de soda digo el sifón no la botella digo que ahora no puede hacerlo no era mucho pero para él lo era por eso y porque cada vez sé menos y el pensamiento mágico me va tomando, le digo al virus que ya está que ya es suficiente; solo para que ese hombrecito que mira por la ventana y piensa en su club de barrio pueda volver allí en donde su alma reposaba y estaba en paz por un rato.
JORGE LUIS CARRANZA
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POEMAS DE EDA NICOLA
Siempre me sentí menos por escribir. Por elegir, entre otras ocupaciones importantes como la ingeniería, etc., la poesía. Donde crecí, donde vivo, los triunfadores, las elegidas ellos todos, eran, son, gente que ignoraba, que ignora la poesía. Ahora sé que no es así. Ganar o perder es igual. Las cosas flotan. Flotamos. Se deshacen. Nos deshacemos. Y lo que queda es un radiante amor. Una luz oscura. Queda llorar toda una tarde. Pero no de pena. De belleza. De la belleza despierta de este mundo perdido.
*
¿Qué compraremos con las monedas de sangre? ¿La comida del día? ¿La piedra centinela, la que crece o decrece en el ritmo respiratorio de los milenios? ¿La piedra oscura de los sacrificios y las ofrendas, ahí mismo, donde las hembras vamos a parir? ¿Donde las criaturas respiran por primera vez, y se acuñan sus monedas de sangre? ¿Sus escasas o pródigas, monedas?
¿Su escarchada o sedienta o entregada, sangre? ¿Cuántas más? ¿Cuántas monedas de sangre vieja o recién nacida ofreceremos a la fuente de los deseos, al pozo de los cadáveres dormidos? ¿Qué vas a comprar hoy con tus monedas de sangre? ¿Algo? ¿Nada? ¿Las vas a guardar en las cajas de ahorro del infierno? ¿Las vas a dejar tiradas en el patio, olvidadas, como si fueran un niño o un perro, para que se disuelvan, sí, sí, en lo rojo del atardecer?
EDA NICOLA
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Eda Nicola nació en Coronel Moldes, provincia de Córdoba en el año 1969. Es Licenciada en Letras y ejerce la docencia a nivel medio. Ha publicado los siguientes poemarios: “De los pequeñísimos filamentos nerviosos de mi carne” (Narvaja Editoraño 2003 - Premio provincial para autores inéditos);“Hilos de luz entre turbias cosas”, (Jorge Sarmiento Editor - Universitas, año 2010); “Bajo la luz de una pequeña lámpara“ ( Ediciones Llanto de Mudo - año 2015) ; y “Detrás del aire” (Editorial Huesos de Jibia - año 2017. Ha publicado como docente diversos ensayos de Lengua y Literatura.
POEMAS DE PAU GASTALDI
sin graciaI
enjaular flores en un jarrón nos pareció tierno, eran color sobre el gris de la habitación.
no les pedíamos más, al oxígeno se lo daba el respirador.
estaba ahí: quieto pero vivo. vivo artificial. vivo obligado. vivo.
ahí: pasando la noche. doce horas determinantes después de la operación.
amaneciendo vivo artificial. vivo obligado. vivo.
II
la incertidumbre genera pánico a quienes abrazamos la infancia.
III
Hija, prefiero que no duermas en el hospital, dijo. me alivió que ella tomara esa decisión: quería irme.
esa noche en mi casa, aprendí algo, que la pulsión de la cobardía y el egoísmo van juntas.
todavía recuerdo cómo mi habitación se volvió jaula y ni el color de unas flores alcanzaba para tapar el gris de una desgracia.
IV
aunque los hospitales se asocien al silencio, yo sólo escuché gritos.
V
la enfermera no se inmutaba, ¿acaso no sentía mi desesperación?
le cedería, después, el manejo a otro loco que quedó boyando
pondría luces de colores y música fuerte muy fuerte empezaría a bailar desnuda con todes les poetas que están ahí queriendo permanecer en el delirio.
le rogaría a quien maneja que nos estrelle: vamos a buscar la muerte, vamos por fin a dominar a nuestra eterna musa.
PAU GASTALDI
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Paula Gastaldi. Auto percibida ex Abogada. Profesora universitaria. Come de la filosofía: espiritual y materialmente hablando. Los domingos pasa hambre. Hace un año incursiona en el abismo del mundo editorial: dirige LEFt editora junto a su cuate amigo Emilio Bazso. Escribe poesía desde su álter ego destructivo, la lee con la seriedad necesaria para que la mentira sea creída. Publicó en Manija Volumen I. Desconfía de quienes no saben lo que quieren. Integra el Cuerpo de Abogadas Feministas de Córdoba. No sabe lo que quiere.
POEMAS DE ALFONSINA CLARIÁ
Si tuviera que hacer un balance de mi vida, contaría una por una las hojas extraviadas, las palabras que alumbré muertas.
Rescataría las monedas que arrojé a la fuente de la esperanza; me quedaría con los deseos incumplidos, los únicos que perduraron.
Si hiciera un balance, me hamacaría a la luz de la intemperie, envuelta en un poema, el más fugaz e imperfecto.
*
El tiempo es arena movediza; vacilo, no sé pisar.
Si pudiera moverme, me quedaría donde estoy: en esta casa, en este cuerpo frágil y fuerte, en el desvelo, en la escritura, me quedaría.
Todo está en movimiento; la eternidad es una puerta.
ALFONSINA CLARIÁÁlbum de fotos,Ediciones Recovecos, 2019
POEMAS DE ALFREDO LEMON
La poesía en tiempos del Coronavirus
Cada época pone a prueba el espíritu de los hombres.
Ni fin de la historia ni apocalipsis: paciencia en los problemas / prudencia en los peligros.
Hoy la realidad tiene el argumento de un thriller trepidante.
Un estornudo puede ser un big bang. La picadura de un mosquito puede ser un misil: dengue, zika, chicunguña.
¿Cómo alejar estas nubes que amenazan el pulmón del planeta?
Cautela! Confianza!
Conciencia de fragilidad.
Ningún enemigo atacará antes de hora.
Apuesta al porvenir y al infinito!Salta!
La muralla no es tan alta ni tan profundo el precipicio.
Refúgiate en la pasión salvífica de las palabras!Ampáranos literatura!
Vamos por la resurrección!
ALFREDO LEMON
Entender esta obra escrita por un idiota resulta emocionante. Quién no intenta reconciliarse antes, encontrar un sentido, rendirse a un propósito.
La vida no es sueño Calderón!De la barca que se incendia en la nieve somos testigos!
Crecer es ir perdiendo¿el esfuerzo traerá ventura?
ALFREDO LEMON
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LA BELLEZA DE NUESTRO MUNDO II – PH EDUARDO PLANAS
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LA BELLEZA DE NUESTRO MUNDO III – PH EDUARDO PLANAS
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POCA ORTODOXA: “DIOS ESPERABA MUCHO DE MI”
APUNTES FEMINISTAS por SOFÍA JALIL
“Hay muchas reglas de dónde vengo”, dice Esty sembrando un halo de interrogantes. Esty es el apodo de Esther Shapiro, la protagonista de la serie estrella de Netflix: Unorthodox, traducida al español como Poco Ortodoxa, tercera en el Top 10 en Argentina, esta última semana.
En clave de ficción, pero inspirada en las memorias que escribió Deborah Feldman, la miniserie alemana nos interpela: ¿en qué medida somos libres?, ¿cuál es el costo que se paga para lograr la libertad?
Poco Ortodoxa presenta la vida de Esther Shapiro, interpretada por la talentosa actriz israelí Shira Haas, una joven que creció sin aprender matemáticas o ciencias, que habla yiddish mejor que inglés y que a los 18 años se casó con un hombre al cual había visto solamente una vez.
Esty nació y creció en el barrio judío de Williamsburg, en Brooklyn, Nueva Yor. Una comunidad donde Dios se manifiesta en las más de 600 reglas que deben cumplir: ninguna casa tiene conexión a Internet, no usan algodón y está prohibido leer libros laicos o ir a bibliotecas. Una interpretación ultraortodoxa y mítica del judaísmo: el jasidismo.
Los hombres visten largos sobretodos negros, llevan barba y unos largos bucles largos que enmarcan sus rostros. Las mujeres usan faldas que no sobrepasan sus rodillas y cuando se casan, generalmente a sus 18 años, deben raparse y cubrir sus cabezas con pelucas o pañuelos.
Una manera de preservar la belleza y exhibirla solamente al marido, explicaría una mujer judía jasídica. O, una manera de mostrar públicamente la no disponibilidad en el mercado de los sentimientos.
De la realidad a la ficción
Ahora bien, ¿cómo es posible que una comunidad tan cerrada habite en una de las ciudades más cosmopolitas del mundo? Los judíos de Williamsburg llegaron tras la Segunda Guerra Mundial y son originarios, principalmente, de Satmar. Esta ciudad está ubicada en el norte de Rumania, al límite con Hungría, en la región de Transilvania.
No es un dato menor y vale mencionar a Satmar, la capital de Satu Mare, donde la comunidad judía era muy numerosa hasta que el nazismo la diezmó. Los magyares como los rumanos fueron aliados de la Alemania nazi. La masacre generó una emigración masiva a los Estados Unidos.
Un personaje que trae el abismo del dolor y la angustia existencial es la abuela de Esty, sobreviviente del horror, quien suele perder su mirada en los recuerdos del alma. Esty fue criada por sus abuelos: estos sobrevivientes buscan en la descendencia reparar sus traumas.
Las y los niños son propiedad de la comunidad donde las mujeres ocupan un abrumador rol como madres: comienzan a tener hijos desde los 18 años a un ritmo de un nacimiento por año. “No soy una máquina de hacer bebés”, denuncia la protagonista en la ficción.
Hay datos que impresionan: en Williamsburg la comunidad tiene su propia flota de ambulancias, policías voluntarios y asisten a sus escuelas privadas. La educación sexual es nula y hasta los momentos para tener relaciones sexuales son pautados previamente al matrimonio.
“Mi familia solo espera que sea una buena madre y esposa”, describe la protagonista a sus nuevos amigos en Berlín, lugar al que llega tras escaparse. Una ciudad minada de recuerdos y monumentos del Holocausto.
Poco Ortodoxa nos recuerda que estamos hechos de cultura. Lo distintivo de esta comunidad ultraortodoxa es que no absorbió los valores y las normas estadounidenses. Al contrario, son la excepción a la globalización. Miran constantemente al pasado para orientarse en el presente, a diferencia de otras religiones como la cristina que ancla en la salvación personal más que en el bienestar comunitario.
Por eso mismo, quienes saltan el cerco jasídico y buscan su camino, pagan un costo altísimo de segregación, aislamiento y acoso por los miembros, como le sucedió a Leah, la madre de Esty en la serie.
Hay vidas que son un continuo de luchas y movimientos, tesis y antítesis: buscar la síntesis de quiénes somos, a dónde vamos y de dónde venimos. Bajo esta manera de vivir, las decisiones toman otra dimensión para llegar a ser cruciales y trascendentales. Sin decisión, no hay riesgos. Tampoco hay cielos abiertos ni mares por descubrir.
Convertirse en un “ex” religioso requiere de una gran dosis de coraje.
Al fin y al cabo la religiosidad está marcada por la comunidad de pertenencia, por nacimiento o elección, y la interpretación que hace de Dios. Entonces, ¿en qué medida somos libres?
La sociedad tiene una enorme influencia en nuestra manera de pensar, sentir y actuar. Sin embargo, la historia de la humanidad está llena de personas que, con todo en su contra, se animaron y así, también, contribuyeron a transformar sus comunidades.
La vida de Deborah Feldman, interpretada libremente en la miniserie, es una invitación para recordarnos que no somos títeres. Toda persona, especialmente aquellas que se identifican como mujeres y disidencias, puede cortar los hilos o tirar hasta arrancarlos y comenzar a tejer una nueva trama para encontrar la propia voz y el camino hacia la paz. A veces, Dios espera mucho más de lo que podemos soportar y entregar.
APARTADOEn clave feminista y argentina
La miniserie creada por Anna Winger y Alexa Karolinski está basada en las memorias que escribió Deborah Feldman (UnOrthodox: el escandaloso rechazo de mis raíces jasídicas). Luego de abandonar Williamsburg, se radicó en Berlín donde conoció a Winger, también judía estadounidense, quien aceptó el desafío de llevar esta historia a la pantalla chica.
En la ficción, el tiempo está dividido en dos: el pasado con sus costumbres y normas está basada en la vida de Deborah, mientras que el presente es una adaptación libre de Winger y Karolinski.
Hay un par de presencias argentinas. El primero, la artista porteña Catnapp participa en uno de los capítulos. Esta productora, música y dee jay vive en Berlín, rapea en inglés sobre bases electrónicas de drum & bass y deslumbra con su estética futurista. En uno de los capítulos, es la figura central en una fiesta electrónica. El segundo, el instituto de música a donde va Esty está inspirado en la academia que fundó en 2015 el prestigioso pianista Daniel Barenboim con el intelectual palestino Edward Said. La Barenboim-Said Akademie es la continuidad de la gran orquesta West Eastern Divan que reúne a judíos, árabes y musulmanes para desarrollarse artísticamente en armonía.
Una perlita: otro relato de Netflix para conocer la comunidad de Williamsburg es el documental “One of us”, dirigido por la genial dupla de Heidi Ewing y Rachel Grady.
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