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Vivir la vida
DESESCALAR-SE
stoy escribiendo estas líneas cuando la Fase 0 está tocando a su fin.
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Es como empezar a salir de un sueño, pero sin sa ber muy bien a dónde. Esta situación es tan extraña, tan irreal, tan distinta, que hasta nos hemos tenido que crear un nuevo idioma para hablar de ella.
Y aquí estamos. Empezando la desescalada.
Des-es-ca-la-da. Una palabra nueva. Y una idea que no puedo quitarme de la cabeza.
Des-escalar: dejar de trepar, de subir, de aumentar; rebajar, relajar-se, volver a la base…
Des-escalar… Y, ¿si aprovechamos esta desescalada general para empezar nuestra propia des-escalada?
Esta terrible situación nos ha puesto en stand by. Estamos viviendo como “entre paréntesis”, como congelados. Durante al menos nueve semanas hemos roto con nuestras costumbres y nuestra gente. Hemos tenido que dejar de hacer cosas o relacionarnos. Y ahora tenemos que volver a empezar. Habrá un antes y un después. ¡Es el momento! Puede suponer para nosotros una estupenda oportunidad.
Podemos empezar a actuar de otra manera. ¡Cuán tas cosas hemos hecho hasta ahora porque una vez empezamos a hacerlas de determinada manera y no sabíamos cómo dar un giro de timón! ¡Cuántos “vi cios” en nuestras relaciones que vienen de siempre y nos gustaría dar la vuelta!
E
Podemos desescalar-nos y quitarnos de encima al gunas de esas cosas que nos pesan.
Comenzamos de nuevo
¡Es el momento! Empezamos una nueva etapa.
Es como cuando los chicos y chicas se cambian de colegio y les decimos: “No os preocupéis. Sois nue vos. Lo que haya pasado hasta ahora en otros sitios, es pasado. Empezáis de cero. ¡Qué suerte! Menuda oportunidad”.
Cuando, tras el reencuentro, empiece a relacionar me cotidianamente con mi madre puedo ser más cariñosa porque “lo he pasado tan mal teniéndote lejos”. O quedar más con esos amigos –¡Qué ganas tenía de veros!–. Y así, con otros pequeños tics que nos han estado acompañando… o igual mejor decir, lastran do hasta ahora.
Ir desescalándonos, de fase en fase, hasta alcanzar una “nueva normalidad” en la que creemos nuevas costumbres. Y todo se parecerá a lo de antes, pero no será lo mismo… Ni nosotros tampoco.
Venga. Seamos valientes. Ánimo, que ya lo decía Dostoyevski: “Dar un nuevo paso, pronunciar una nueva palabra, es lo que la gente más teme”.