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Tema central FRATELLI TUTTI
@jotallorente
2021 UNA ENCÍCLICA MUY ESPECIAL DEL PAPA FRANCISCO
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EL DIÁLOGO Y LA AMISTAD SOCIAL: LA VIDA, EL ARTE DEL ENCUENTRO
En este capítulo sexto –El diálogo y la amistad social– surge el concepto de la vida como el ‘arte del encuentro’ con todos sin excepción, incluso con las periferias del mundo y con los pueblos originarios, porque “de todos se puede aprender algo, nadie es inservible, nadie es prescindible” (215). En efecto, el verdadero diálogo es el que permite respetar el punto de vista del otro, sus intereses legítimos y, sobre todo, la dignidad humana. El relativismo no es una solución, porque sin principios universales y normas morales que prohíban el mal intrínseco, las leyes se convierten solo en imposiciones arbitrarias (206). Desde esta perspectiva, los medios de comunicación desempeñan un papel particular, ya que, sin explotar las debilidades humanas ni sacar lo peor de nosotros, deben orientarse al encuentro generoso y a la cercanía con los últimos, promoviendo el sentido de la familia humana (205). El papa Francisco nos invita a fijar la atención en “el milagro de la persona amable que deja a un lado sus ansiedades y urgencias para prestar atención al otro, para regalar una sonrisa, decir una palabra de ánimo, escuchar a otros en medio de tanta indiferencia” (224).
¿Qué importancia atribuimos al ‘diálogo social’?
• «Acercarse, hablarse, escucharse, mirarse, llegar a conocerse y comprenderse unos a otros y descubrir lo que es común: todas estas acciones se pueden resumir en una sola palabra: ‘diálogo’. Si queremos encontrarnos y ayudarnos unos a otros, necesitamos dialogar». (198) • «Un país crece cuando el diálogo constructivo tiene lugar entre sus muchos y ricos componentes culturales: la cultura popular, la universitaria, la cultura juvenil, la cultura artística, la cultura tecnológica, la cultura económica, la cultura familiar y la de los medios de comunicación». (199) • «A menudo la palabra diálogo se confunde con algo que no tiene nada que ver con el diálogo: el intercambio febril de opiniones en las redes sociales, que muchas veces parten de informaciones no siempre ciertas. Estos intercambios no son otra cosa que monólogos paralelos; pueden atraer nuestra atención por el tono agudo y agresivo que los caracteriza. Pero los monólogos no comprometen a nadie, y a menudo sus contenidos son partidistas y contradictorios». (200) • «El auténtico diálogo social supone la capacidad de respetar el punto de vista del otro aceptando la posibilidad de que incluya algunas convicciones o intereses legítimos. Desde su identidad y su experiencia, los otros siempre tienen algo que aportar, y es deseable que profundicen y expongan sus propias posiciones para que el debate público sea más fecundo todavía». (203) • «Debemos aprender a desenmascarar las diversas maneras de manipular, desfigurar y ocultar la verdad en las conversaciones, tanto las públicas como las privadas. Lo que nosotros llamamos
‘verdad’ no es solo la difusión de hechos y eventos, como la encontramos en la prensa diaria. Es ante todo la búsqueda de los fundamentos sólidos que sostienen nuestras decisiones y nuestras leyes». (208) • «En una sociedad pluralista, el diálogo es el camino más adecuado para llegar a reconocer aquello que debe ser siempre afirmado y respetado, más allá del consenso efímero. Hablamos de un diálogo que necesita ser enriquecido e iluminado por una mentalidad transparente, argumentos racionales, variedad de perspectivas y por la aportación de diversos saberes y puntos de vista». (211)
¿Por qué hoy hablamos de una ‘nueva cultura’?
¿Seremos capaces de recuperar la ‘amabilidad’?
• «La vida, en todas sus situaciones, es el arte del encuentro. Muy a menudo he invitado a fomentar y hacer crecer una cultura del encuentro capaz de trascender nuestras diferencias y divisiones. […] La imagen del poliedro puede representar una sociedad donde las diferencias conviven, se complementan, se enriquecen y se iluminan mutuamente, aunque se mantengan desacuerdos y reservas». (215) • «La palabra ‘cultura’ indica algo que impregna todo un pueblo, sus convicciones más entrañables y su estilo de vida. La
‘cultura’ de un pueblo tiene que ver con sus deseos, sus intereses y, en definitiva, el modo como la gente de ese pueblo vive su vida. Hablar de una ‘cultura del encuentro’ significa que nosotros, como pueblo, deberíamos afanarnos por ir al encuentro de los otros, descubrir puntos de contacto, construir puentes, elaborar proyectos que incluyan a todos». (216) • «Cuando un sector de la sociedad disfruta de todo lo que el mundo puede ofrecer, comportándose como si los pobres no existieran, este modo de actuar tendrá consecuencias. Más tarde o más temprano, ignorar la existencia y los derechos de los otros dará lugar a alguna forma de violencia, a menudo cuando menos se la espera. La libertad, la igualdad y la fraternidad pueden quedar en meros ideales si no están al alcance de todos». (219)
• «El individualismo consumista nos ha conducido a una gran injusticia. Los otros han sido considerados como obstáculos para nuestra propia existencia pacífica; hemos acabado tratándolos como molestias y hemos adoptado una actitud cada vez más agresiva. Esto se ha acentuado en tiempos de crisis, catástrofes y momentos difíciles, cuando hemos caído en la tentación de pensar como nos sugiere el viejo proverbio: “Sálvese quien pueda”. Sin embargo, en estas condiciones todavía podemos optar por el cultivo de la amabilidad». (222) • «La amabilidad nos libera de la crueldad que a veces infecta las relaciones humanas, de la ansiedad que nos impide que pensemos en los otros, de la intempestiva cantidad de actividades que ignora que los otros también tienen derecho a ser felices. Hoy a menudo no tenemos ni tiempo ni energías disponibles para detenernos y ser amables con los demás, para decir “¿Me permites…?”, “Perdona…”,
Invitación a la reflexión y al debate:
• «Algunos tratan de huir de la realidad refugiándose en su pequeño mundo, mientras otros reaccionan con violencia destructiva. Sin embargo, entre la indiferencia egoísta y la protesta violenta, siempre hay otra opción posible: la del diálogo» (199). ¿Tenemos motivos para afirmar que, en algunos ambientes, hoy día el diálogo no está de moda? ¿Por qué es tan laborioso ‘dialogar’ con los que piensan de modo distinto, aunque no seamos capaces de llegar a acuerdos? • «En este mundo globalizado, los medios de comunicación pueden ayudar a que nos sintamos más cercanos los unos de los otros, creando un sentido de la unidad de la familia humana que nos impulse a la solidaridad y al compromiso serio por una vida más digna para todos» (205). ¿Qué opinión te merecen los medios de comunicación que utilizas habitualmente? ¿Por qué, al parecer, no todos los medios ayudan a crear «un sentido de unidad de la familia humana que nos impulsa a la solidaridad y el compromiso serio por una vida más digna para todos»? • «Mientras rechazamos ciertas formas de violencia que son muy visibles, otros tipos de violencia más insidiosos pueden echar raíces; por ejemplo, la violencia de aquellos que desprecian a los que son diferentes» (218). ¿A qué podemos atribuir que abunden tanto los actos violentos para manifestar que no se está de acuerdo con alguna decisión de los poderes públicos? ¿Qué lectura haces de estos comportamientos? ¿Has participado alguna vez en una manifestación que ha incluido violencia? • «Cuando la amabilidad se hace cultura en la sociedad transforma los estilos de vida, las relaciones sociales, y el modo de debatir y confrontar ideas. La amabilidad facilita la búsqueda de consensos y abre caminos donde la hostilidad y el conflicto podrían volar todos los puentes» (194). ¿Por qué motivos la amabilidad con todos, como el diálogo cordial con los discrepantes, parece que tampoco está de moda en algunos ambientes? ¿Crees que es posible superar esta situación, tan lamentable?