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Jóvenes vidas vocacionadas UNA VOCACIÓN SALESIANA FRAGUADA DESDE LOS GRUPOS DE FE
Una vocación salesiana fraguada desde los grupos de fe
Esta joven sevillana ha crecido, desde que era una niña, en los ambientes salesianos, conociendo a Don Bosco y María Auxiliadora. Ahora, es profesora de Primaria en Salesianos Sevilla-Trinidad, además de ser Salesiana Cooperadora.
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María González Chércoles es una joven entusiasta, inquieta, alegre y dinámica. Nació en Sevilla, el 26/09/1991, en el seno de una familia muy vinculada al mundo salesiano. Hizo la carrera de magisterio y trabaja como profesora de primaria en el Colegio Salesiano Santísima Trinidad.
Su historia vocacional arranca en su infancia. Su padre, José Antonio, era profesor de FP en Salesianos Trinidad, y desde siempre, inculcó a su hija el cariño hacia todo lo salesiano. “Desde pequeña me ha gustado participar con mi padre en todo lo relacionado con el colegio (eucaristías, coro, pastoral juvenil con los grupos de fe…). Siempre he querido mucho a Don Bosco y María Auxiliadora”, comenta.
Su incorporación definitiva a la casa salesiana se produjo cuando comenzó el bachillerato. Ahí fue su ingreso como alumna en el mismo colegio donde hoy se encuentra trabajando. A partir de aquí se inició un camino para ella que le ha llevado a tomar la decisión de ser salesiana cooperadora, hecho que tuvo lugar el 05/02/2022.
Su decisión vocacional ha sido el resultado de un proceso de descubrimiento, enamoramiento y acompañamiento, que ha vivido con intensidad. Después de estar en los grupos de fe, experiencia que la marcó, sobre todo, la etapa de estudiante universitaria, optó por entrar en un grupo de aspirantes a salesianos cooperadores para iniciar así su discernimiento vocacional: “Cuando terminé mi etapa en el Catecumenado Juvenil Sal Terrae, no podía imaginarme sin tener mis sesiones semanales, y como no quería perderme, acudí al centro de cooperadores para ver qué podía hacer”.
Como Salesiana Cooperadora
María se siente feliz con su vocación salesiana y procura vivirla cada día con fidelidad e ilusión. Sigue siendo animadora de grupos de fe, echa una mano en el centro juvenil, acompaña a los chicos a los encuentros, asiste a las celebraciones juveniles semanales, y siempre está presente en todos los eventos que se organizan en la propia casa. Tiene una mirada positiva sobre los jóvenes y cree que están llenos de fuerza, grandes deseos, inquietudes y compromisos, aunque no siempre son capaces de manifestarlo y llevarlo a cabo, porque, como ella misma cree, “tienen como una venda en los ojos, entre tantas redes sociales, y se pierden demasiado, dándole importancia a cosas que no deberían dársela y olvidándose de lo importante”.
Considera que lo vocacional es lo más hermoso que le ha pasado en la vida, porque descubrirlo ha sido como encontrar la fórmula mágica de la felicidad. Como animadora juvenil, cuando trata este tema con los chicos con los que trabaja, les dice: “Sentid a Jesús, escuchadlo día a día, sobre todo, qué es lo que quiere deciros a cada uno. Tratad de ser buenas personas y dejaos llevar. Aquí estamos para servir a Dios y a nuestros hermanos”.
Jorge Juan Reyes, sdb