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Un Centro Juvenil, chispazo de vocaciones

Carlos nació en Madrid en 1989. Hizo los estudios de magisterio en educación infantil, y actualmente trabaja en el colegio salesiano de Alicante. Claudia nació en Zaragoza en 1991. Hizo la carrera de periodismo y el máster del profesorado. Desde que eran adolescentes, ambos tienen una misma afición, la de compartir la vida con los demás a través del servicio, escucha y ayuda.

Su historia vocacional está vinculada a la experiencia del centro juvenil salesiano. Aquí conocieron a Don Bosco, la familia salesiana y su estilo propio educativo, y lo más importante, el amor de Dios Padre. Aquí se educaron, aprendieron los grandes valores del evangelio e iniciaron su camino de discernimiento que los llevó, con el tiempo y madurez, a tomar la decisión de casarse, tratando de decir sí a la invitación de formar una familia cristiana. Así lo recuerda Carlos: “Mi vocación fue descubierta en el Centro Juvenil Salesiano Tucumán 7; aquí descubrí a Don Bosco, y a través de esa experiencia y de los jóvenes y salesianos, nació mi vocación de Salesiano Cooperador, esposo, y de dedicar mi vida a trabajar por los demás”. Y también Claudia: “Empecé a entrar en contacto con los salesianos a los 12 años yendo al Centro Juvenil Tucumán 7 en Alicante, y conforme pasaban los años, cada vez más sentía que ese era mi lugar. Fue ahí cuando empecé a sentir mi vocación, lo que Dios quería de mí: dedicar mi tiempo a los demás, dando lo mejor que tengo, y vivir mi propia vida con los valores salesianos”.

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Carlos y Claudia forman un joven matrimonio. Desde niños frecuentaron el Centro Juvenil Tucumán 7 de Alicante. Ahí comenzó su historia, una historia con estilo salesiano.

Con estilo salesiano

Este joven matrimonio vive feliz. Creen que la vocación salesiana les ha abierto un horizonte de existencia que nunca hubieran imaginado. Les ha ayudado a hacerse como personas y creyentes. Claudia lo comenta: “El estilo salesiano no es una parte de mi vida, sino que es mi forma de vida. Siempre trato de sacar lo mejor de mí, porque gracias a esa vocación salesiana, he entendido que es eso lo que quiere Dios de mí”. Los dos sienten gran admiración por Don Bosco, destacando de él dos virtudes: lo adelantado que fue para su tiempo y su capacidad de saber sacar lo mejor de cada uno.

Por su trabajo, se encuentran muy cercanos al mundo juvenil. Comparten con los jóvenes tiempo y espacios. Tienen una mirada positiva sobre ellos, a los que siempre evitan calificar o juzgar, como bien afirma Carlos con estas palabras: “Hay que mirar a los jóvenes con ojos de amor, de cariño y con ojos de Dios. Hay cosas que podemos no entender, pero compartiendo momentos con ellos, podemos hacer un adecuado acompañamiento y entender su forma de ver el mundo, qué es lo que más necesitan”.

Jorge Juan Reyes, sdb

Fernando Vidal:

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