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Poetas de la tierra
Significativo el encuentro que el papa Francisco ha tenido con jóvenes agricultores de España a los que les agradeció la ilusión que manifiestan trabajando en el campo y con el ganado. “Vivís mirando al cielo desde que se levantan hasta que se acuestan, reconocéis en los trinos, los mugidos o los relinchos, el gozo o el miedo, el deseo o la satisfacción de la naturaleza que os rodea”.
Les recordó que es un honor y una responsabilidad que Dios les haya hecho testigos de la ecología integral que el mundo hoy necesita. Una vocación que tiene sus raíces en la Palabra de Dios, cuando en el Génesis llamó a la humanidad a colaborar en la tarea de la creación por medio del trabajo. Una pregunta inquietante les hizo Francisco: “¿Qué les pide entonces Dios a ustedes?”. Y les da la respuesta: “Les pide que piensen en ese campo como un don, como algo que les fue
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María del Carmen Canales, fma
dado y dejarán a sus hijos como legado; un regalo que el Señor, por medio de su trabajo, envía a su pueblo para saciar su hambre y su sed. Un hambre que no es sólo de pan, sino de Dios, pero que, para saciarla, Él no rehusó hacerse alimento, llegando de ese modo al corazón del hombre”.
La responsabilidad de quienes participan en la cadena alimentaria es trabajar para que este inmenso bien no se convierta en arma ni en mecanismo de especulación, manipulando el precio para conseguir mayor beneficio. Con fuerza les invita a denunciarlo, pues “no se lo merecen los animales que ustedes cuidan con tanta dedicación, no lo merecen las personas para las que trabajan con ilusión, no lo merece Dios”. Finalmente les invitó a sentir cercano a Jesús, quien se hizo alimento, y a ser poetas de la tierra.
Hace semanas me propusieron hacer un testamento vital desde el momento presente. Un ejercicio comprometido en el que uno se para a pensar si lo que está haciendo con su vida tiene sentido a largo plazo.
Digo a largo plazo, porque en la vorágine diaria, una gestión eficiente de lo que haces en tu trabajo, el trato y tiempo que das a una persona, el desplazamiento en transportes o el gasto para comer, por ejemplo, puede no dejarnos ver la meta final.
Don Bosco ya lo hacía con sus muchachos en lo que llamaba “ejercicio de la buena muerte”. Recordemos que la esperanza de vida en el oratorio de Valdocco del siglo XIX era muy inesperada a veces. El santo soñador les planteaba más o menos esta pregunta: Si murieras hoy, ¿harías lo que haces?
¿Lo harías?
Plantearnos el presente desde el final de la vida puede definir un cambio o la justificación a mantener el rumbo actual. Tal vez el indicador de sinceridad de nuestra respuesta tiene mucho que ver con la paz que tengamos al terminar cada día. Si al meterte en la cama y repasar lo que has hecho, sientes que todo encaja a pesar de estar cansado… es que vas bien.
En la mitad de la vida es necesario hacer un análisis personal (muchos ensayos filosóficos insisten en esta etapa como crisis que es oportunidad). Desde mi experiencia puedo decir que se trata de vivir sin querer controlarlo todo, porque la vida trae oportunidades de forma constante. Cierto es que esto se aprecia mirando hacia atrás y vivir se hace en presente y mirando hacia adelante.
Otra de mis humildes apreciaciones es que cuanto más me comprometo y entrego en las distintas facetas de mi vida, menos dueño de mí mismo soy y a la vez mejor me siento. En relación a esto, comparto con vosotros parte de mi reflexión en mi testamento vital: “Tener fe y ser cristiano ha sido una suerte. A veces discutí con Dios a mi manera… dando voces de rabia o siguiendo con mi vida ignorándole. Es verdad que quise ser ateo y en esos momentos más certezas de Dios encontré… mirar con otros ojos, darnos cuenta de que la vida es mucho más que biología… ¿Cómo puede haber personas tan al margen?
Y aquí probablemente encontré mi vocación y misión: disfrutar de mi trabajo, ser testigo y anunciar con mi vida”.
Creo que cuando elegí el lema de mi vida, otro ejercicio que también te recomiendo, acerté: Todo lo que no se da se pierde (proverbio hindú).
Leví Gómez Sesmero, SS.CC. Orientador
Para reflexionar
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