Monografico brian nills

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INDICE 1. LA TIPOGRAFIA 1. INTRODUCCIÓN. LA TIPOGRAFIA 2. ESPECIFICACIONES TIPOGRAFICAS

4. GROTESCAS 5. ORNAMENTALES

8. LA LEGIBILIDAD

3. LOS TEXTOS Y SUS CATEGORIAS

1. INTRODUCCION

4. ORIGENES

2. ALTURA X

5. EL DESARROLLO DE LA TECNOLOGIA TIPOGRAFICA

6. EL ESTILO MODERNO

3. CONTRASTE DE LA LETRA CON EL TIPO DE PAPEL 4. CONDICIONES PARA UNA BUENA LEGIBILIDAD

7. NUEVAS TECNOLOGIAS

9. LA TITULACION

8. LA TIPOGRAFIA DIGITAL

1. INTRODUCCION

2. UNIDADES DE MEDIDA TIPOGRAFICA 1. INTRODUCCION 2. MEDIDA DE LOS TIPOS: PUNTOS Y CICEROS

3. ESPECIFICACIONES TIPOGRAFICAS 3. ELEMENTOS DE UN CARÁCTER

2. PARTES DE UN TITULAR 3. EL TITULO COMO ELEMENTO DE DISEÑO 4. LA ENTRADILLA 5. LOS LADILLOS 6. SUMARIOS Y CITAS

10. LA ESTRUCTURA, MAQUETACION Y RETICULA

4. TERMINOLOGIA TIPOGRAFICA

1. LA ESTRUCTURA

5. LOS PARRAFOS Y SUS CLASES

2. SUBDIVISION DE LA PAGINA

6. LOS RECURSOS TIPOGRAFICOS

3. MARCAS DE POSICION

1. INTRODUCCION 2. LOS FILETES 3. EL RECUADRO 4. LAS LETRAS CAPITULARES

7.CLASIFICACION GENERICA DE LAS LETRAS 1. INTRODUCCION 2. CALIGRAFICAS 3. EGIPCIAS

4. CAMPO E INTERVALOS 5. MARGENES COMO ESTRUCTURA MINIMA 6. DESARROLLO DE UNA RETICULA 7. MAQUETA 8. APLICACIÓN DE LOS PRINCIPIOS DE DISEÑO



TEMA 1 INTRODUCCIÓN. LA TIPOGRAFIA ESPECIFICACIONES TIPOGRAFICAS LOS TEXTOS Y SUS CATEGORIAS ORIGENES EL DESARROLLO DE LA TECNOLOGIA TIPOGRAFICA

EL ESTILO MODERNO NUEVAS TECNOLOGIAS LA TIPOGRAFIA DIGITAL


INTRODUCCION LA TIPOGRAFIA De una forma simple, la tipografía podría ser definida como el arte de la comunicación impresa. Todos los autores coinciden en señalar la extremada importancia que en un medio impreso adquiere el uso de una tipografía adecuada. Así, Emil Rudel afirma que “más que un arte gráfico aplicado, la tipografía es la expresión conjunta de tecnología, precisión y buen orden. Ya no se trata de esforzarse en interpretar complejos postulados artísticos. La tipografía se dedica a la tarea de resolver formal y funcionalmente la exigencia cotidiana: la exigencia imperiosa con la que debe cumplir todo diseño tipográfico es la diferenciación y ordenación de las cosas más variadas. Inabordable el texto en su conjunto, una vez dividido y repartido en páginas, con justificación e interlineado adecuados, se convierte en algo espontáneamente accesible para el lector”. Y si la tipografía es un elemento fundamental para la comprensión de cualquier medio impreso, en los diarios se convierte en algo absolutamente imprescindible. Hay que tener en cuenta que la mayor parte de la superficie de un periódico está cubierta, o utilizada de algún modo, por la letra impresa. Según Rehe, en ningún otro medio de comunicación de masas desempeña la tipografía un papel tan importante como en el diario cuya superficie se compone aproximada‑ mente de un 80 a un 90% de caracteres. Pero no sólo como elemento de comunicación escrita sino como elemento de diseño la tipografía se descubre como imprescindible. Así, el mismo Rudel afirma que “letras, palabras y grupos de texto forman elementos perfectamente legibles dentro del espacio, pero son al mismo tiempo figuras que se mueven sobre el escenario del papel. Por su parte, Mario García concluye que “el tipo es el elemento que, aisladamente considerado, tiene mayor importancia en el diseño de periódicos. Es una constante de su estructura, tanto si de emplea en textos, como si va en pies de fotos, firmas o titulares. El tipo es la sangre del periódico, el marco de la experiencia visual creada para el lector”. Continúa este autor afirmando que “los tipos o letras constituyen el elemento más importante de la confección (diseño) de un periódico. Lo mismo si se trata de un tipo de cuerpo (que se utiliza para textos) que de adorno (que se utiliza para titulares), las letras se consideran como el marco visual que proporciona a los lectores la primera impresión de conjunto de una página impresa”.


LA TIPOGRAFIA


LOS TEXTOS Y SUS CATEGORIAS Desde el punto de vista de los tipógrafos existe una diferenciación tradicional que divide a los trabajos de imprenta en tres grandes categorías: La tipografía de obra (que es la del libro) corresponde a textos y lecturas diferentes: es decir, continua o lineal (novelas “clásicas”) y discontinuo o fragmentaria (diccionarios, guías, listines, e incluso manuales escolares) La tipografía de prensa corresponde a los textos de lectura discontinua (periódicos, revistas). La tipografía de trabajos menudos corresponde a textos breves que se perciben globalmente y que están impresos sobre formatos variados (invitaciones, participaciones de nacimiento o de boda, membretes, tarjetas, etiquetas, prospectos de todo

tipo, anuncios reducidos y pequeños carteles de publicidad). Sin embargo, en la utilización de la tipografía también se corren serios peligros ya que, al contrario de lo que ocurre con la fotografía, que capta de inmediato el interés del lector, lo grís del tipo cuando forma una gran masa tiende a repeler más que a atraer. De ahí que su utilización deba de ser muy cuidadosa. En principio, dentro de una página hay cuatro maneras de utilizar las letras de imprenta para informar al lector sobre la relativa importancia de cada texto concreto: El tamaño (cuerpo o altura de letra) El peso (grueso de letra “mancha”) La anchura (medida en columnas) La posición dentro de la página. Así pues, por todo lo expuesto es evidente la gran importancia que tienen dentro de un me‑ dio impreso las letras o tipos escogidos para la composición de los textos ya que, salvo en el caso de algunas revistas ilustradas, cubren la mayor parte de la superficie de una publi‑ cación.


Las formas de las letras se han ido modificando a través de la Historia basándose fundamen‑ talmente en tres aspectos: Según los instrumentos utilizados para la escri‑ tura: Pinceles, punzones. pluma de ave Según los materiales empleados como soportes: Tablillas enceradas, papiro, pieles de animales, papel y tinta. Según las técnicas empleadas para su repro‑ ducción: Pintura, talla, fundición o fotografía.


ORÍGENES El alfabeto latino, empleado en Occidente, procede del romano, y éste, a su vez, del griego y del fenicio. Los romanos adoptaron ciertos caracteres del alfabeto griego casi sin modificación (A, B, E, H, I, K, M, N, 0, X, T, Y, Z), remodelaron otros para adaptarlos a su propio idioma (C, D, G, L, P, R, S) y resucitaron tres símbolos descartados por los griegos (F, Q, U). En la Edad Media el alfabeto romano sufre dos importantes alteraciones. Una es la aparición de las minúsculas, que fijó Alcuino de York (735‑804), bajo el patrocinio de Carlomagno. La otra, la incorporación de tres nuevas letras (J, V, W), representadas hasta entonces por la I y la U. El desarrollo de la minúscula carolingia fue el paso más importante en la historia de la escritura desde la tipificación del alfabeto ro‑ mano. Desde entonces, existieron ya todos los elementos de la escritura moderna: las modi‑ ficaciones posteriores han sido de tipo más práctico o impuestas por las modas, pero no básicamente estructurales.

De los miles de caracteres diseñados en los últi‑ mos Quinientos años, la mayoría debe la forma y proporciones de sus mayúsculas a la inscrip‑ ción romana tallada en la columna Trajana, ha‑ cia el año 114. La mayor parte de los intentos realizados para alejarse del estilo romano han topado con una fuerte resistencia. Los catálo‑ gos de tipografía siguen incluyendo caracteres con nombres como Trajana, Romana y Clásica. El modelo Trajano es incompleto. No incluye las letras modernas F, J, K, V, W, Y y Z. El modelo Tra‑ jano no agrupaba las letras en palabras como hacemos nosotros, sino que dejaba amplios espacios entre las letras. Desde entonces es tradicional separar ampliamente las palabras compuestas en mayúsculas. A lo largo de los siglos, las letras trajanas han sido medidas, cuantificadas, analizadas, con‑ struidas, fotografiadas, calcadas y redibuja‑ das por innumerables tipógrafos, artistas y diseñadores. Se han ideado numerosos siste‑ mas para construir estas letras geométrica‑ mente: el primer intento con fecha conocida tuvo lugar en 1460, y en 1982 David Lance Go‑ ines publicó un nuevo sistema que continúa la tradición. Los sistemas de construcción han dado origen a la idea de que las letras trajanas pueden (y deben) ser creadas mecánicamente.


Pero como muy bien observó Stanley Mori‑ son, las formas de letras construidas “sufren a menudo la monotonía de la imitación. La for‑ ma de una letra bien puede comenzar por la geometría, pero sólo la soberanía del ojo y la mano humanas puede transformar un dia‑ grama en una obra de arte.” Nuestras letras de caja baja (minúsculas) po‑ seen una larga y complicada historia propia. Se crearon a partir del alfabeto latino, entre los siglos VI y VIII. Pero hasta el siglo XV, con la preocupación renacentista por los estilos pregóticos, estas minúsculas no lograron re‑ vivir. Fue probablemente tanto su legibilidad como sus cualidades estéticas lo que nos llevó

a adoptarlas como modelo para las letras de caja baja que usamos en la actualidad. Nuestro modelo de página tipográfica fue creado por los impresores venecianos del Re‑ nacimiento, como Aldo Manuzio, Nicolás Jen‑ son. Notables tipógrafos del siglo XX, como Stanley Morrison, Jan Tschichold (conocido también por sus trabajos pioneros en el estilo moderno) han contribuido a mantener viva la estética de la página renacentista. La página tipográfica actual guarda un notable parecido con las paginas de libros editados hace cuatro‑ cientos años.


-EL DESARROLLO DE LA TECNOLOGÍA TIPOGRÁFICA permitía obtener un mayor detalle. Para crear un carácter de imprenta, se diseñaba un al‑ fabeto modelo y a continuación se tallaban las letras en relieve en los extremos de unas tiras de metal (punzones). Estas letras en relieve se perforaban en un metal más blando que actu‑ aba como molde; el molde se utilizaba después para fundir tantas letras idénticas como fueran necesarias para componer un texto. La super‑ ficie en relieve de los tipos se entintaba y pre‑ sionaba contra el papel. En un principio, la impresión con caracteres

Hacia 1454, un orfebre de profesión, de nom‑ móviles recibió el nombre de “escritura artifi‑ bre Gutenberg, perfeccionó un sistema para fundir en metal letras individuales a partir de un molde. La impresión con letras reutilizables y previamente diseñadas (lo que supone la invención de lo que hoy llamamos tipografía) marcó el inicio de una revolución en las co‑ municaciones humanas. Un sistema similar se venía utilizando en China y Corea desde varios milenios atrás para crear pictogramas en blo‑ ques de madera. El sistema de Gutenberg, sin embargo, trabajaba con el alfabeto, y el metal

cial” y los libros obtenidos mediante este pro‑ ceso se consideraban inferiores a los manuscri‑ tos. A pesar de todo, la imprenta se propagó por Europa como un reguero de pólvora y con‑ tribuyó a normalizar la escritura y el lenguaje y a divulgar las ideas renacentistas entre una po‑ blación cada vez más culta. Hacia el año 1.500 ya había 1.100 prensas de impresión repartidas entre 200 ciudades, habían aparecido cerca de 36.000 publicaciones con un volumen global de más de 10.000.000 de ejemplares.


EL ESTILO MODERNO A principios del siglo XX Europa todavía contin‑ uaba bajo el impacto de la reciente Revolución Industrial. El modo tradicional de abordar las cosas se reveló inadecuado para hacer frente a los problemas modernos: el mundo moder‑ no requería soluciones modernas. Esta actitud tuvo como manifestación una violenta experi‑ mentación en todas las artes que generó nue‑ vas escuelas de pensamiento. Los nuevos mov‑ imientos abarcaban, desde el Dadaísmo suizo al de Stijl holandés o el Constructivismo ruso. Algunos de estos movimientos se cimentaban en una sólida base filosófica, mientras que otros eran reacciones radicales al viejo orden de cosas. A pesar de sus notables diferencias filosóficas y estilísticas, estos movimientos tenían en común el deseo de reflejar los tiem‑ pos modernos y el rechazo a lo tradicional por lo tradicional, idéntico rechazo al que genera‑ ciones posteriores manifestarían hacia el arte por el arte.


El Movimiento de Artes y Oficios tuvo su origen en Inglaterra, a finales de 1800, y fue liderado por William Morris. Se trataba de una reacción contra la industrialización y un intento de integrar el arte y la arte‑ sanía según la tradición de los gremios góticos. Alemania acogió con entusiasmo este nuevo movimiento, apareciendo por todo el país escuelas que enseñaban tanto arte como artesanía. Una de las más famosas de estas escuelas fue la Bauhaus, que abrió sus puertas en 1919. La Bau‑ haus aglutinó los movimientos modernos, aunando distintas enseñanzas y filosofías. A medida que fue desarrollándose, la filosofía de la Bauhaus amplió sus fron‑ teras para dar cabida a la tecnología. Las enseñanzas de la Bauhaus combinaban las recientes teorías de los psicólogos de la Gestalt con teorías artísticas sobre forma, color y abstracción. La Bauhaus se convirtió en un símbolo de la tecnología, el arte y la vida moderna y en un foro de discusión de las nuevas ideas, de amplia influencia e inspiración. Jan Tschichold, cuyo libro Die Neue Typografie se con‑ virtió en la piedra angular del movimiento de diseño suizo, estaba muy influido por la Bauhaus.

Producto de la turbulencia de los tiempos, la brevedad de su existencia fue quizá inevitable. Hitler ordenó el cierre de la escuela en 1933 después de que el mov‑ imiento nazi hubiese aplicado las teorías de diseño de la Bauhaus para crear su propia identidad, utilizando la sencillez de formas de la esvástica con tanta fuerza y contundencia que es poco prob‑ able que pueda volver a usarse de un modo inocente.El estilo como mensaje implícito


Los estilos expresan ac‑ titudes y filosofías, además de ser reflejo de los tiempos. Muchos de los experimentos de diseño realizados en las últimas décadas continúan pareciendo “modernos”, pues reflejan el espíritu con que fueron creados. Es difícil disociar el pensamiento moderno o tradicional de los estilos de diseño modernos o tradicionales. El pensamiento no es algo que cambie de pronto (muchos trabajan cogiendo un poco de este estilo y un poco del otro,

mezclando estilos característicos en una misma página). Este tipo de página carece de personalidad, pues las decisiones no están basadas en una filosofía sólida. Cuan­ do un estilo revive, lo que surge en realidad es una imagen estereotípica del mismo. Este estereotipo está desvinculado del período histórico concreto en el marco del cual se desarrolló el estilo original. En lugar de representar un período, representa una actitud. La actitud representada se convierte en un mensaje implícito que se utiliza con frecuencia en publicidad y estudios de mer­ cado. Una línea de cosméticos con envase de estilo suizo, por ejemplo, puede dar la idea de que el producto es un bien de consumo serio y funcional, en lugar de un lujo innec­ esario. Por otro lado, un tarro de mermelada puede llevar una etiqueta de estilo tradicio­ nal para recordar a la gente la calidad de los productos antiguos, de los tiempos en que la comida procedía directamente de la cocina de mamá, y no de una fábrica o un labora­ torio.


NUEVAS TECNOLOGÍAS La mecanización de la impresión supuso la aparición de prensas más rápidas y eficaces, mientras que la mecanización de la composición tipográfica supuso la disponibilidad inmediata y sin límites de composición tipográfica, lo que redujo notablemente la demanda de composición manual. Por lo general, las nuevas tecnologías se aplicaron primero a aquellas parcelas industriales en las que velocidad y economía se anteponían a calidad, y más tarde también a otras áreas principalmente preocupadas por la calidad del producto. Así pues, muchas de las nuevas tecnologías tuvieron su origen en la producción de los periódicos diarios. La oferta tecnológica actual es abrumadora y abarca desde los equipos informáticos de fotocomposición e impresión más innovadores, a un reducido movimiento de impresión que utiliza la impresión tipográfica y continúa componiendo los tipos a mano. A comienzos del siglo XX las máquinas se inventaron para reducir el esfuerzo de toda la actividad humana. La vieja tecnología de impresión y composición tipográfica aumentó su velocidad y su eficacia, y se desarrollaron nuevas tecnologías para acelerar la marcha del progreso.


Hace unos cien años, la composición tipográ‑ fica manual se mecanizó con ingenios como la Linotype, una máquina accionada mediante un teclado, capaz de fundir líneas de caracteres a petición. La Linotype sustituyó casi por com‑ pleto a la composición manual en la impresión de gran volumen, como los periódicos, y fue a su vez desbancada por la fotocomposición a comienzos de la década de 1960. La fotocom‑

posición está siendo sustituida en la actualidad por la tecnología de composición tipográfica digital. Cada una de estas innovaciones tec‑ nológicas ha estado motivada por la necesidad de incrementar la velocidad y reducir gastos, y cada nueva tecnología ha ofrecido nuevas posibilidades, pero también nuevas limita‑ ciones.


LA TIPOGRAFIA DIGITAL Las FUENTES vienen básicamente en tres formatos: MAPA DE BITS, CONTORNO y TRUETYPE.

LAS FUENTES MAPAS DE BITS Se guardan dentro de iconos de maleta. Están compuestas por puntos de pantalla, y por tanto no son fácilmente modificables. Al imprimir una fuente en mapa de bits en cualquier impresora sin la correspondiente fuente de contorno, las letras siguen estando en mapa de bits y tienen un aspecto basto. También se conocen por el nombre fuentes de pantalla, ya que son éstas las que se utilizan para representar el texto en pantalla. Las fuentes en mapa de bits siempre se guardan en maletas. Cada maleta incluye las fuentes de una familia. LAS FUENTES DE CONTORNO Están compuestas por fórmulas matemáticas que permiten que las fuentes se modifiquen sin pérdida de calidad, aprovechando la máxima resolución de la impresora. Las fuentes de contorno trabajan conjuntamente con las fuentes en mapa de bits; hay que tener éstas para poder impri‑ mir correctamente con aquéllas. Además, hay programas como ATM, por ejemplo, que pueden crear varios tamaños de una fuen‑ te en mapa de bits a partir de la fuente de contorno y un solo tamaño de la fuente en mapa de bis. Esto es útil tanto para la visualización en pantalla como para la impresión en impresoras Quic‑ Draw, ya que éstas utilizan la información que se ve en pantalla a la hora de imprimir. Las fuentes de contorno también se conocen por los nombres de fuentes PostScript y fuentes de impresora.


Hay dos formatos distintos para las fuentes de contorno, TIPO 1 y TIPO 3. La corporación Adobe Systems, Inc. tenía el monopolio de las fuentes de Tipo 1; utilizaban una fórmula secreta para pro‑ ducirlas y no dejaban que nadie más accediera a esa fórmula. Por tanto, todos los demás tuvieron que espabilarse con las fuentes de Tipo 3. Las fuentes de Tipo 1 son PostScript, están especialmente diseñadas para producir buenos re‑ sultados a baja resolución (como 300 dpi). Se imprimen rápida y nítidamente en las impresoras PostScript, y se pueden escalar con Adobe Type Manager (ATM) para dar un resultado bastante bueno en la pantalla. En 1990 Adobe decidió hacer pública la fórmula secreta, de modo que todo el mundo (todo el mundo significa los fabricantes de fuentes) pudieran crear fuentes de Tipo 1. Las fuentes de Tipo 3 son fuentes que se han producido sin la tecnología de fuentes de Adobe System. Suelen ser menos caras, y muchas veces no se imprimen ni tan bien ni tan rápidamente como las fuentes de Tipo 1. Son de naturaleza más gráfica, es decir, muchas fuentes de Tipo 3 son decorativas, con tonos de gris y elegantes rellenos y sombras.


LAS FUENTES TRUETYPE Son una especie de híbrido entre las fuentes en mapa de bits y las fuentes de contorno; contienen partes de las dos cosas en un sólo archivo. De esta manera, tienen buen aspecto en pantalla, pueden ser modificadas sin pérdida de calidad, y aprovechan la máxima resolución de la impresora. Las fuentes TrueType son fuentes escalables porque se puedes escalar matemáticamente a cualquier tamaño; así que solo necesitas tener in‑ stalado un tamaño en el sistema para que el Mac sea capaz de crear el tamaño que necesitas. Como las fuentes TrueType no ocupan demasiado espa‑ cio, es más fácil instalar más fuentes en el disco Con las fuentes TrueType no tienes que preocu‑ parte de si los que tienes son fuentes con nombre de ciudad o no. Puedes utilizar todas las fuentes TrueType con cualquier impresora. El icono de una fuente TrueType es el dibujo de una letra A en distintos tamaños indicando que la puedes utilizar al tamaño que quieras. También se puede saber que es una fuente TrueType desde dentro de una aplicación: seleccionar una fuente y elige un tamño. Si todos los tamaños están en estilo de letra hueca, la Fuente es TrueType. Hay que evitar utilizas dos fuentes de diferentes tipos que tengan el mismo nombre, es decir, si utilizas Times de TrueType, no deberías tener también una Times de Adobe en la lista de fuentes instaladas.


En el entorno Mac, el término fuentes se refiere a los diferentes diseños de letra que hay dis‑ ponibles. A veces se llaman tipos de letra o tipos. Ciertas fuentes son estandar en el Sistema que se incluye con el Mac: Por un lado, Geneva, New York, Monaco, Chicago, Y por otro, Helvética, Times, Courier, Symbol (caracteres griegos y especiales). Esta separación es intencionadamente, la primera selección son nombres de ciudades.Antes de continuar tenemos que saber que el Mac imprime básicamente en tres tipos de impresora: Impresoras QuickDraw, como la ImageWriter, con una baja resolución de 75 puntos por pulgada, o la HPDeskJet o la Apple Style Writer, con resoluciones de 300 a 400 puntos por pulgada Impresoras Láser PostScript, con resoluciones de salida de 300 a 600 puntos por pulgada. Fotocomponedoras PostScript como la Linotronic, con muy altas resoluciones de alrededor de 2000 puntos por pulgada. Cuanto más alta es la resolución, más claras y nítidas se imprimen las letras. Las fuentes para Mac son o bien de mapa de bits, diseñadas para la baja resolución de la pantalla y para impresoras como la ImageWriter; o son de contorno, diseñadas para la alta resolución de la LaserWriter o la Linotronic. Los nombres de las ciudades te dan una pista sobre qué fuente funciona mejor con cada tipo de impresora. Las populares Helvetica, Times, Courier, Symbol, están instaladas en el Sistema del Mac, y también en la mayoría de las impresoras laser (impresoras con la superior resolución de 300 puntos por pulgada). Tienen muy buen aspecto al imprimirse con una LaserWriter y con cualquier impresora de alto nivel. New York es la versión en mapa de bits (o QickDraw) de Times. El Times se inventó para The London Times, pero el Mac es americano, asi que la fuente Times ha sido convertida en la fuente New York para qaue tenga un aspecto lo más nítido posible en la baja resolución de la ImageWriter (aproximadamente 75 puntos por pulgada). Helvetica: Confederatio Helvetica es el nombre oficial de Suiza y Geneva que es una ciudad de Suiza, es la versión en mapa de bits (o QuickDraw) de Helvetica. La versión en mapa de bits de Courier es Monaco


Lo más importante de todo esto es que has de recordar esta regla de oro: Nunca utilices una fuente con nombre de ciudad con una impresora PostScrit. Lo que ocurre es que la LaserWriter, o cualquier otra impresora PostScript, no puede leer fuentes en mapa de bits, así que las tiene que crear cuando imprimes. Muchos programas sustituirán automáticamente Nueva York por Times, Geneva por Helvetica y Monaco por Courier, engañándote si crees que estás imprimiendo con la verdadera fuente de impresora, y lo que nos puede ocurrir es que las palabras aparecen con extrañas separaciones entre ellas, los números no quedan alineados, los tabuladores no quedan enrasados, la línea de base de las mayúsculas no coinciden o que las fuentes tienen un as‑ pecto tan pobre como en pantalla. Las fuentes en mapa de bits simples, que son las fuentes diseñadas para la pantalla e im‑ presoras QuicKDraw, como la ImageWriter, y que normalmente tienen nombre de ciudad, sólo constan de una parte - la propia fuente de pantalla. Como una impresora QuickDraw imprime lo que hay en pantalla, la fuente de pantalla contiene toda la información nece‑ saria. Una vez que la fuente de pantalla está instalada en el Sistema, estás preparado para escribir e imprimir con ella. Las fuentes PostScript, sin embargo (las diseñadas para impresoras PostScript) constan de dos partes individuales; una fuente de pantalla en mapa de bits y su correspondiente fuente de im‑ presora (o de contorno). Cuando compras nuevas fuentes PostScript, tienes que instalar la fuente de pantalla y la fuente de impresora en la carpeta del Sistema.


Las familias, las fuentes y los estilos La Times es un nombre genérico de familia, y comprende un grupo de fuentes en varios estilos: Times Roman (normal), Times Italic (Cursiva), Times Bold (negrita) y Times Bold Italic (negrita y cursiva). Si ponemos una palabra en Times en negrita pero seleccionada esta opción en el Menú Estilo, si no tenemos la fuente Times Bold instalada no se imprimirá correctamente. Impresora PostScript Impresora PostScript es aquella que puede in‑ terpretar los gráficos y fuentes que están escri‑ tos en lenguaje de programación PostScript. No porque una impresora sea de alta resolu‑ ción significa que sea PostScript, y si una im‑ presora no es PostScript será QuickDraw. Impresora QuickDraw Una impresora QuickDraw es en general, cualquier impresora que no pueda leer PostScript. Si una impresora que no pueda leer PostScript, tienen que reflejar lo que “ve” en la pantalla. Esto es lo bueno que tiene el ATM (ADOBE TYPE MANAGER). ATM hace que determinadas fuentes aparez‑ can de forma nítida y relativamente suaves en la pantalla, de modo que cuando se imprimen en una impresora QuicDraw aparezcan igual de bien.



TEMA 2

UNIDADES DE MEDIDA TIPOGRAFIA INTRODUCCION MEDIDA DE LOS TIPOS: PUNTOS Y CICEROS ESPECIFICACIONES TIPOGRAFICAS


INTRODUCCION Las principales variables de la composición tipográfica son el cuerpo, la interlínea y la medida de la línea. El centímetro no se utiliza para expresar las dimensiones del tipo y el diseño, pues, dado que en muchos casos es necesario dividirlo en fracciones, esta medida no resulta exacta. Además, el fraccionamiento dificulta el cálculo. Podemos ver claramente incrementos tan mínimos como una décima de centímetro, pero multiplicar y dividir estas medidas requiere cierta habilidad matemática. Es preciso emplear un sistema con incrementos mucho más pequeños, y el sistema de puntos y cíceros satisface esta necesidad.

MEDIDA DE LOS TIPOS: PUNTOS Y CÍCEROS Al dividir un centímetro en segmentos más pequeños podemos trabajar con números enteros en lugar de fracciones o decimales. El punto es la medida tipográfica por excelencia. El punto equiv‑ ale exactamente a 0,376 mm. Un cícero es igual a 12 puntos y equivale a 4,51 mm. Tomando como referencia el milímetro, las unidades de medida tipográfica son las siguientes:

Exactamente Aproximadamente

1 punto =

0,376065 mm. 0,376 mm.

4 puntos =

1,504 mm.

1,5 mm.

1 cícero =

4,512 mm.

4,5 mm. o 12 puntos

12 cíceros =

54,144 mm.

54 mm.


MEDIDAS


Las medidas indicadas en cíceros son fáciles de distinguir a simple vista: una línea compuesta a 20 cíceros es claramente más corta que una de 22 cíceros. El cícero se divide a menudo en mitades y cuartos para describir las medidas tipográficas, pero normalmente no es necesario recurrir a frac‑ ciones menores. Como regla general podemos decir que un cuarto de cícero es la distancia más pequeña que el ojo humano es capaz de distinguir con facilidad. Cuanto menor sea el incremento de la medida, más ampliamente podremos usar números en‑ teros para indicar las dimensiones, y más exacto será nuestro cálculo. Si bien el cuarto de cícero es la medida menor que nuestra visión es capaz de apreciar, una máquina de composición tipográfi‑ ca puede trabajar con medidas mucho más pequeñas. Las medidas expresadas en puntos indican todos los matices respecto al tamaño de los tipos e interlínea. Cuando se trabaja con caracteres digitales lo normal es ampliarlos o reducirlos tomando como medida el medio punto, estableci‑ endo una clara diferencia entre 9 puntos y 9 puntos y medio. El punto se emplea sólo para medidas pequeñas, mientras que el cícero indica tamaños may‑ ores. Normalmente el punto expresa el cuerpo, la interlínea, y el grosor de los filetes. El cícero se emplea para medir la longitud de línea, la altura de las columnas tipográficas, el tamaño de las ilustraciones, y zonas de página completas.

ESPECIFICACIÓN TIPOGRÁFICA Los tres elementos principales para la especificación tipográfica son el cuerpo, la interlínea y la medida. El cuerpo indica la altura de los caracteres tipográficos. La interlínea o espacio interlineal guarda una importante relación con el tamaño de los caracteres, ya que define el espacio abierto que hay entre las líneas. La interlínea se expresa también en puntos, para complementar la me‑ dida del cuerpo. La medida, indicada en cíceros, define la longitud de una línea de caracteres o el ancho de una columna tipográfica. Estas tres dimensiones se expresan como sigue: 9/10 x 21 En este caso, el 9 indica el cuerpo, el 10 la interlínea y 21 la medida.

CUADRATÍN


El punto y el cícero se emplean para transmitir órdenes tipográficas, pero existe también una medida de gran utilidad en tipográfica para describir los espacios. El cuadratín es un cuadrado cuya altura y anchura es igual al cuerpo de un carácter. En la mayoría de los diseños tipográf‑ icos el cuadratín equivale aproximadamente a la m de caja baja y el medio cuadratín mide lo mismo que la n. El sangrado y otras posiciones tabuladas suelen indicarse en cuadratines, mien‑ tras que el espacio entre las palabras se define normalmente con una fracción de cuadratín. Un espacio entre palabras típico es un tercio de cuadratín. El cuadratín y todas sus divisiones no son magnitudes absolutas, sino relativas al tamaño del tipo, lo que supone una gran ventaja al calibrar las distancias de una línea, un párrafo o una tabla.

CUERPO Es de destacar que el cuerpo abarca también una zona de no impresión que recibe el nom­ bre de hombro. Por lo tanto, un tipómetro no permite determinar el tamaño exacto de un carácter, pues todos son más pequeños de lo que indica su cuerpo. Para determinar el cuerpo de un ojo de letra, se emplea una regla de plástico transparente con diferentes medidas. El cuerpo de un carácter incluye este espacio flotante por debajo de los descendentes, pues las normas de media se realizaron a partir de los caracteres de metal fundido.El cuerpo de los caracteres se median de atrás a adelante, y los caracteres se fundían dejando un espacio entre las líneas. Para cubrir una altura deter­


minada es preciso añadir unos cuantos puntos. OJO MEDIO Existe otra medida, además del cuerpo, que indica las dimensiones verticales de un tipo y que es característi­ ca de cada fundición o familia. La distancia entre línea base y línea media indica la altura de las letras de caja baja que carecen de ascendentes o descendentes, como la x. En la composición tipográfica predominan los caracteres de caja baja, y lo que el lector en realidad ve son tres líneas primarias horizontales: la línea base, la línea media, claramente definida, y la algo menos definida línea ascendente. El espacio comprendido entre la línea media y la línea base de la línea de arriba es la distancia más apreciable a la vista en un texto. El ojo medio o núcleo es una dimensión propia, pero la altura relativa de los trazos ascen­ dentes también afecta al espacio. Un carácter de núcleo moderado pero con altos ascen­ dentes parece tan pequeño y fino como otro de escaso ojo medio. INTERLÍNEA La determinación del cuerpo se combina siempre con una medida de espacio entre las líneas llamada interlínea o regleta, y tiene su origen en las regletas de metal, normalmente de plomo, que se colocaban antiguamente para separar las líneas. Las órdenes de interlínea se expresan en puntos; por ejemplo (9/10x21) requiere caracteres de 9 puntos con 10 puntos de interlínea. Estos 10 puntos no representan 10 puntos más que los caracteres, sino que indican la distancia total entre dos líneas base. Aproximadamente 9 puntos irán ocupados por los caracteres y se añadirá un punto de interlínea. En la composición en caliente la interlínea se consigue insertando entre las letras unas regletas de metal, mientras que en fotocomposición se produce moviendo el papel expuesto a los originales tipográficos digitales o fotográficos. Cuando se trabaja con un equipo de fotocomposición la interlínea se indica en fracciones de puntos.


También tenemos la opción de composición amazacotada es decir, sin interlínea de ningún tipo. Esta orden se indicaría 10/10. En cualquier caso, el hombro de los caracteres garantiza cierto espacio en blanco. Para eliminar dicho espacio y acercar tanto las líneas que incluso lleguen a solaparse unas con otras, se emplea una interlínea negativa, lo que se indicaría 10/8. Unos cuantos puntos de interlínea negativa barren el espacio del hombro y prolongan los ascendentes hasta tocar o casi tocar con los descendentes. Una interlínea negativa mayor se emplea para cerrar las líneas de titulares compuestos en mayúsculas que carecen de de­ scendentes, prolongar los ascendentes hasta el espacio en blanco por debajo de la línea base o superponer los caracteres por completo. MEDIDA La medida se expresa en cíceros y es de todas las órdenes tipográficas la más afectada por el tamaño de la página o el diseño general. En la mayoría de los casos, la medida de línea se basa en el número de columnas tipográficas que aparecerán en la página. En una página de 28 x 12 cm, por ejemplo, caben cómodamente dos columnas de 21 cíceros con márgenes externos y corondeles para separar unas columnas de otras. Para dividir la página en tres columnas se podría seleccionar una medida de 13 cíceros. Las columnas no tienen por qué ser iguales, pero la decisión de dejar márgenes y blancos entre las columnas debe tomarse antes de elegir una medida determinada. La elección de determinada medida puede obligar a dividir la página en bloques de texto, pero la libertad del diseñador en este caso está limitada por aspectos prácticos. El cuerpo, el ojo medio, la interlínea y la medida deben escogerse siempre en función de la legibilidad.



TEMA 3 ELEMENTOS DE UN CARACTER

TEMA 3 ELEMENTOS DE UN CARACTER


Los nombres de las líneas y espacios entre las letras ofrecen una sólida base para la discusión y clasificación de los distintos diseños de tipos. Estos términos responden por lo general a definiciones evidentes, y no es necesario conocerlos por si mismos sitio por los distintos diseños que permiten crear. La lista que se ofrece a continuación define cada uno de estos términos y ofrece ejemplos de las variaciones características de estos elementos. Un diseño tipográfico puede caracterizarse de manera general mediante los rasgos que estos términos ilustran. Sin duda advertirá que para referirnos a la letra g utilizamos una cantidad desproporcionada de términos. Esta letra es, con diferencia, el carácter de imprenta más peculiar y el mejor para identificar cualquier familia tipográfica. Otras letras bastante peculiares son la a, la e y t.


Cabeza: parte superior de una letra, incluyendo su remate. Filete o perfil: línea horizontal entre verticales, diagonales o curvas. Brazo: trazo horizontal o diagonal que surge de una trazo vertical. Ascendente: parte de las letras de caja baja, indicada arriba, que supera el ojo medio. Ojal: línea curva que forma un lazo, un óvalo o un círculo. Enlace: conexión entre el remate y el asta. Contrapunzón: forma cerrada o parcialmente cerrada definida por una línea. Cabeza: línea horizontal que sobresale la línea vertical primaria de una letra. Oreja: línea que sobresale del ojal en la g de caja baja. Descendente: parte de las letras que sobresale por debajo de la línea base. Cuello: línea que une los dos ojales de la g de caja baja. Ojal inferior: línea que forma la curvatura inferir de una letra de la g de caja baja. Remate, gracia o terminal: breves trazos finales, ligeramente perpendiculares a los trazos principales de una letra. Doble arco: trazo curvo principal de la S mayúscula y de caja baja. Hombro: trazo curvo que sale del asta. Las variaciones se muestran en características gene­ rales. Gancho: pequeña proyección de un trazo. Pierna: trazo vertical o diagonal pronunciado. Modulación: dirección en la que un trazo curvo aumenta su grosor. Cola: breve trazo en ángulo con el trazo principal. Ápice: final de un trazo que no termina en gracia. Ojal superior: línea que forma la curvatura en la parte superior de la g de caja baja. Vértice: punto de unión de dos astas inclinadas. Ojo medio o núcleo: altura de las letras de caja baja sin ascendentes o descendentes. Características generales: algunas características que describen un diseño tipográfico en líneas generales: estrecha, ancha, sin contraste, poco contrastada, contraste moderado, máx­ imo contraste, cursiva, media, negra, muy negra.



TEMA 3 ELEMENTOS DE UN CARACTER

TEMA 4 TERMINOLOGIA TIPOGRAFICA


INTRODUCCION Aunque desde la entrada de la fotocomposición la composición mecánica, y naturalmente la manual, desapareció de todos los periódicos, aún se mantiene una determinada terminología que es conveniente conocer.

Tipo imprenta: prisma metálico rec­tangular de 4 caras que tiene grabado en la cara superi‑ or, en relieve, y al revés, una letra o signo. Las partes más importantes del tipo son:

Ojo: Parte superior del tipo que, entintada y en contacto con el papel, imprime el signo.

Cuerpo: Distancia entre la parte anterior y

posterior del tipo. Viene determinado en pun‑ tos tipográficos. Durante los años 60 y 70 se utilizaban cuerpos muy pequeños de texto, del 7 y del 8. Hoy en día la tendencia es entre el cuerpo 9, 9’6 y 10. Se combina el cuerpo con el interlineado.

Altura tipográfica: Distancia medida en

puntos tipográficos entre la base del tipo y la superficie del ojo. Junto con el cuerpo es la parte más importante del tipo.

Espesor: Distancia entre las caras laterales del

tipo. El espesor varía, depende de la letra a im‑ primir (no ocupa el mismo espacio una “i” que una “m”) Por el contrario, el “cuerpo” y la “altura tipográfica” tienen que ser siempre constantes en una misma composición, excepto que pre‑ meditadamente se quiera jugar con letras de


distinto tamaño. Las letras, cualquiera que sea su diseño, están compuestas por una combinación de Trazos (rectos o curvos, uniformes o no), los cuales reciben en tipografía nombres específicos: Astas, para las líneas que constituyen el armazón o trazado principal de cada caracter o signo. Remates o serif, para los trazos terminales que limitan los extremos superior o inferior de las as‑ tas en algunos tipos de letra. Los remates también son conocidos por la denominación inglesa de “serif”. En un principio los serif constituían una necesidad física más que un capricho estéti‑ co. Cuando los romanos tallaban letras en una losa de piedra (las denominadas “lapidarias ro‑ manas”), tenían que corregir muchas veces el aspecto irregular que dejaban las herramientas. De esta forma, los serifs se convirtieron en el toque final de las letras. Esta solución de los romanos evolucionó después en la tipografía moderna hasta convertirse en una cuestión de estética. Ascendentes: Parte de la letra de caja baja que se eleva sobre el cuerpo. Descendentes: Parte de la letra minúscula que desciende por debajo del nivel del cuerpo. Caja alta: Denominación utilizada para definir a las letras mayúsculas. Caja baja: Denominación utilizada para referirse a las letras minúsculas. Esta terminología procede de cuando se utilizaban la “caja” y el “componedor” en la tipografía manual. Las letras mayúsculas estaban en la parte superior de la caja, porque se utilizaban menos, mientras que las minúsculas se encontraban en la parte baja de la caja, más cerca de la mano del cajista ya que eran las más utilizadas. Ligaduras: Se llama “ligadura” a la figura resultante cuando dos o más letras se funden (tipografía) o filman (fotocomposición) en un único bloque para reducir la separación existente entre deter‑ minados caracteres de una composición. Interlineado: Es el espacio entre una línea y otra de una composición. Espaciado: Es la distancia de separación entre las distintas palabras que forman una composición. Según Fioravanti, el espaciado correcto debe ser de un tercio del cuerpo empleado en la com‑ posición, es decir si se emplea un cuerpo 9 el espaciado debe ser de 3 puntos. Sangrado: Los principios de párrafo pueden alinearse con justificación o sangrarse, es decir, dejar un espacio en blanco al principio del párrafo. El sangrado puede ser de uno o dos cuadratines. Cuadratín: El cuadratín equivale al cuadrado teórico que forma un determinado cuerpo de letra.


Por ejemplo, el cuadratín del 10 equivale a un cuadrado que tiene 10 puntos de alto por 10 pun‑ tos de ancho. En inglés se denomina “em”, ya que aproximadamente un cuadratín se corresponde con el espacio que ocupa una letra “m” de ese mismo cuerpo. Es decir, la letra m del cuerpo 10 tiene una anchura de 10 puntos. Anchura de composición: Es la longitud de la línea de mayor tamaño que se emplea en una com‑ posición. Generalmente coincide en la medida con la composición del bloque caligráfico y se mide en cíceros o picas, no en puntos. Composición del bloque caligráfico: Hay diferentes modos de componer un texto, pero los más utilizados son tres: Composición en bloque o justificada cuando todas las líneas tienen la misma longitud. Composición en epígrafe o centrada cuando las líneas, de diferente longitud, están centradas entre sí.


Composición en bandera cuando las líneas tienen longitudes diversas y su alineación sólo tiene lugar o por el lado izquierdo (bandera de salida) o por el lado derecho (bandera de entrada) de la composición. La bandera de salida no afecta a la legibilidad de la composición, pero si la ban‑ dera de entrada, ya que al ojo le cuesta trabajo hallar el principio de la línea siguiente al no tener un punto de referencia fijo para comenzar a leer. La composición en bandera no suele ser muy utilizada en la prensa diaria, excepto para las entradillas, aunque hay algunos periódicos (como el alemán “Erride Zeitung” o el norteamericano “The Allentown Mornig Call”) que sólo componen de este modo. Pero casi todo el mundo está de acuerdo en que los textos en bandera, por su aire informal. Son más apropiados para su uso en revistas o suplementos. La ortodoxia tipográfica exige que la composición en bandera no tenga partición silábica al final de línea. Toda partición de palabras dificulta la lectura y en este caso no hay razón para hacerla. Si el si‑ labeo es un mal menor impuesto por la necesidad de que todas las líneas tengan idéntico ancho, sólo en la composición en bloque tiene sentido la partición de palabras. Otras modalidades de composición son: la composición en curvas o de silueteado, (cuando las líneas deben seguir la forma de una fotografía no enmarcada o de un dibujo y, por tanto, han de tener longitudes diferentes), y la composición en longitud creciente o decreciente, (cuando las líneas han de variar de modo constante, aumentando o disminuyendo). Justificación: Operación tipográfica que consiste en estrechar o ensanchar con igualdad el espa‑ ciado de una línea para que resulte a la medida que se está componiendo. Medidas Falsas: Con este nombre se hace referencia a aquellos textos cuya anchura de com‑ posición no se corresponde con la composición del bloque caligráfico. Por ejemplo, un texto compuesto a columna y media o componer cuatro columnas de texto en el espacio de tres co‑ lumnas normales. “Líneas viudas” y “líneas huérfanas”. Estas dos expresiones de la composición de textos designan terminaciones de párrafos no deseadas. Una “viuda” es una línea o palabra corta o fragmentada, que está solitaria en el último renglón del párrafo. Nunca una línea “viuda” de final de párrafo, debe quedar a principio de columna. Por muy corta que sea una línea a final de párrafo, nunca


debe tener menos de cuatro caracteres, incluidos los signos de puntuación. Si se da el caso, se habla de “línea huérfana”. Ambas expresiones se refieren por tanto, en sentido figurado, a aspec‑ tos tipográficos no deseados. Además el último renglón de una columna no debería ser, al mismo tiempo, el primer renglón de un nuevo párrafo.


TEMA 3 ELEMENTOS DE UN CARACTER

TEMA 5 LOS PARRAFOS Y SUS CLASES


El empleo ordinario de párrafos contribuye a una mejor legibilidad y comprensión. Los párrafos dividen los bloques de texto largos en secciones cortas, oportunas. Un estudio ha señalado que los lectores prefieren bloques de texto que estén divididos, de forma regular, en párrafos, ya que con ello la lectura aparece más clara y el espacio en blanco, que se consigue con su uso, proporciona alivio visual. El estudio mostró además que los lectores prefieren frases cortas. Las entradas sangrados señalizan el principio de un nuevo párrafo. Normalmente es suficiente un cuadratín (em) de entrada. Para anchos de renglón más largo es conveniente dos cuadratines. Es innecesaria una interlineación adicional entre párrafos, ya que visualmente es una redundancia y un desperdicio de valioso espacio. El primer renglón de un artículo no necesita ninguna entrada, ya que aquí, evidentemente, se trata del principio del artículo y no de una interrupción del texto. El sangrado de los párrafos, además de ayudar al lector en la legibilidad de la composición, actúa también como importante elemento de diseño ya que aumenta el blanco de la página logrando una mayor claridad para el conjunto tipográfico.

Dentro de la variedad existente, las principales maneras de iniciar un párrafo pueden dividirse fundamentalmente en las siguientes:

Párrafo sangrado: Con un espacio en blanco al principio. La sangría suele ser de un cuadratín y lo normal es que afecte sólo a la primera línea. Como va se ha señalado, frente a una costum‑ bre muy extendida, hay que recalcar que el san‑ grado de párrafo es improcedente cuando se trata del primero del texto o cuando los párra‑ fos van separados entre sí por un blanco sufici‑ ente. Si se sangran los párrafos es para destacar el comienzo de cada uno de ellos, de manera que no es preciso hacerlo, sería redundante, si otro tipo de blanco realiza ya esa función.


Párrafo francés: Consiste en sangrar todo el bloque caligráfico excepto la primera línea de cada párrafo. Este tipo de párrafo pierde su efectividad cuando los párrafos son demasiado extensos. Se suele utilizar para destacar los apartados de una enumeración. Párrafo alemán: Son aquellos que no sangran ninguna de sus líneas. Los diferentes párrafos de la composición se separan entre sí por una línea en blanco, generalmente del mismo cuerpo a que se está componiendo. No se emplean excesivamente en los periódicos. Párrafo con letra capitular: Al inicio de una composición, su primera línea lleva una letra de tamaño superior al resto de la composición. Esta letra puede colocarse sangrando el texto tantas líneas como sean necesarias para cubrir su altura o justificada con la primera línea y con el resto del ojo de la letra fuera del bloque de composición. Asimismo la letra puede ser de la misma familia que el resto de la composición o totalmente diferente, en este último caso se trata generalmente de las denominadas “capitulares orladas”. Párrafos engatillados: Al igual que en el caso anterior, esta fórmula se utiliza sólamente al inicio de la composición. Este párrafo puede subdividirse a su vez en dos tipos: párrafo engatillado con las dos o tres primeras palabras en versalitas, aunque en cualquier caso van en versales la inicial y la palabra o palabras que entre las así compuestas deben escribirse con mayúscula: y párrafo en‑ gatillado con los dos o tres primeras palabras compuestas en negrita o en un cuerpo superior. En cualquiera de estos casos las palabras iniciales pueden constituir una frase autónoma o ser parte simplemente de una oración que luego prosigue en redondas y al cuerpo habitual del resto de la composición. Sea como fuere esta disposición pierde gran parte de su efectividad si las palabras destacadas no acaban en la misma línea que comienzan.


debe tener menos de cuatro caracteres, incluidos los signos de puntuación. Si se da el caso, se habla de “línea huérfana”. Ambas expresiones se refieren por tanto, en sentido figurado, a aspec‑ tos tipográficos no deseados. Además el último renglón de una columna no debería ser, al mismo tiempo, el primer renglón de un nuevo párrafo.


TEMA 6 TEMA 3 LOS RECURSOS TIPOGRAFICOS ELEMENTOS DE UN CARACTER INTRODUCCION LOS FILETES EL RECUADRO LAS LETRAS CAPITULARES

TEMA6 LOS RECURSOS TIPOGRAFICOS INTRODUCCION LOS FILETES EL RECUADRO LAS LETRAS CAPITULARES


INTRODUCCION Los recursos tipográficos pueden ser definidos como el conjunto de elementos que nos permiten realzar, en cierta medida, una determinada composición tipográfica, ya sea ésta gráfica o textual. En muchas ocasiones, tienden a cobrar tanta importancia como los propios elementos a los que quieren destacar sobre la página impresa (fotografías, textos, ilustraciones, etc.) por lo que su colocación junto a ellos debe ser analizada cuidadosamente. Ninguno de ellos puede decirse que sea mejor o peor que otro. Cuándo ha de emplearse uno y cuándo otro es algo que va con los gustos personales del diseñador, pero que debe depender, más que nada, de su conveniencia o adecuación al elemento que acompaña. No hay más norma para la utilización de tales recursos que la siguiente: sobra todo lo que distraiga o confunda al lector. Es decir, hay que descartar la gratuidad y abuso en el empleo de tales recursos o la despro‑ porción entre éstos y la información que se desea resaltar. Como norma general, los recursos tipográficos pueden ser clasificados en los siguientes grandes grupos: los filetes, el recuadro, las letras capitulares, las tramas y las viñetas.

LOS FILETES El filete, en tipografía, era una lámina de cobre, de la misma altura que los tipos, que imprimía una o más rayas. En la actualidad, estas regletas se han sustituido, en la fotocomposición, por cintas adhesivas de plástico, aunque siguen conservando la misma terminología que la empleada en tipografía. Utilizando filetes más o menos gruesos se puede dar a una página mayor o menor contraste o fuerza. Los filetes pueden ir separando todas las columnas (corondel), como un elemento integrado en el diseño de la página, o pueden utilizarse sólo como separación de los diferentes elementos informativos. Dejando aparte el corondel, los filetes más usados son los siguientes: filete fino: el que imprime una raya de 1/2 a 1 punto de grosor. Es el más empleado de todos y el usado para los corondeles.


filete seminegro: el que imprime una línea un poco más gruesa que la del fino (entre 1 y 2 puntos). negro: el que imprime una línea entre 2 y 3 puntos. medio luto: imprime una línea entre 3 y 6 puntos. luto: el más ancho de todos. Imprime una línea de 6 a 12 puntos.

caña: filete que imprime dos líneas finas paralelas. media caña: el que imprime dos líneas paralelas, una fina y otra gruesa. punteado o puntillado: imprime una línea de puntos. tremente o tremble: imprime una raya en ziz-zag. serpentina: imprime en forma de ondas. Dentro de los filetes también pueden englobarse las denominadas orlas. Se trata de líneas de distinto espesor con dibujo más o menos entrelazado o rebuscado, o simplemente compuestas por cadenas de signos tipográficos. Al ser unos elementos visualmente muy destacados y expre‑ sivos, no son recomendables en el diseño de periódicos. En la actualidad no se utilizan, aunque si tuvieron su función en el diseño de los años 60 y primeros de los 70 en los periódicos de formato sábana.


EL RECUADRO Con el uso de filetes se constituyen los recuadros. Por recuadro se entiende el marco realizado con orlas, filetes o lutos en torno a una información. Puede ser regular (cuadrado o rectangular) o irregular (cuando tiene forma de pistola). Una cosa a tener en cuenta con el uso de los recuadros es que, a diferencia de los coronde‑ les, los Filetes que los componen no van por el medio de la «calle» sino que ocupan parte del espacio propio de la columna. Por lo tanto, a la hora de calcular los textos siempre ocuparán más espacio aquellos que vayan recuadrados, ya que entrarán menos matrices por línea com‑ puesta. Al efectuar los recuadros, todos los vértices deben de quedar unidos. En tipografía, con los recuadros de filetes finos no había problema, pero sí con otros filetes más gruesos. En esos casos, una cizalla cortaba los filetes, en ángulos de 45 grados haciendo coincidir los cuatro vér‑ tices. Existían también unas piezas especiales que se empleaban en el remate de los vértices de los recuadros llamadas “cantoneras”. Estas piezas, dada su complejidad, estaban hechas de antemano. Visualmente el recuadro da impresión de uni‑ dad por lo cual deben usarse con el objetivo principal de relacionar el material y, crear con‑ juntos, que vinculen los textos, los titulares y las fotos que pertenezcan a un mismo blo‑ que informativo. Por lo tanto, hay que usarlos,

cuando hay motivos para separar, para unir, para agrupar, para destacar... pero nunca para confundir. Los recuadros pueden servir tam‑ bién en las zonas más monótonas, atrayendo la atención sobre una masa de texto que de otra forma pasaría inadvertido. Para Rehe, una de las aplicaciones mas conve‑ nientes del recuadro es la clara separación de los artículos, con las fotos correspondientes, de las noticias contiguas. Un margen alrededor de un artículo señala de manera clara que el tit‑ ular, texto y fotos encuadrados se correspon‑ den. Se recomienda no utilizar en una página demasiados recuadros y no componerlos uno junto a otro. Una organización clara es el ele‑


mento decisivo para su aplicación. En general no son necesarios recuadros de página entera. ya que el margen de las páginas las cierra de una manera natural. Las capitulares ordinarias son de mayor tamaño que las empleadas en el texto de la composición, pero de igual tipo de letra. Las capitulares orladas tienen en el dibujo de la letra una serie de orna­tos, flores, etc. Se ven en libros de ediciones muy cuidadas y en algunas revistas ilustradas. Todo lo señalado hasta el momento hace referencia a los recuadros convencionales, a aquellos que se utilizan para resaltar una unidad informativa dentro de la página. Pero existen también recuadros que se utilizan dentro de un mismo bloque informativo para diferenciar algún aspecto concreto de una misma información. Me refiero a los denomi­nados «despieces» o «recuadros de apoyo» que merecen una mención especial en este apartado. Estos «despieces» o «recuadros de apo­yo» son el complemento a una información. Pueden ir dentro del conjunto de la misma información o en una columna aparte, aunque también dentro del mismo bloque informati­vo. El despiece, como recurso informativo, es válido para un con‑ tenido documental o com­plementario del bloque informativo en el que se inserta. Ha de tener un contenido sustanti­vo por sí mismo, aunque relacionado con la información general a la que apoya. Por norma general, para los títulos de estos despie­ces se suele utilizar un tipo diferente de letra a la utilizada en los títulos generales del periódico, sus textos se componen en negrita o en un cuerpo diferenciado del resto de la información y, en muchas ocasiones, su bloque caligráfico también es diferente al habitual (composición en bandera o medidas falsas).


LAS LETRAS CAPITULARES Son aquellas cuyo tamaño es superior al resto de la composición. Toman su nombre de la forma en que se iniciaban los capítulos de los libros antiguos. Este arte tuvo gran importancia en la Edad Media. Se hacían manual­mente y se lograban auténticas obras de arte. Con la invención del arte de la xilografía se perfeccionó con numerosos dibujos. Las letras capitulares pueden dividirse genéricamente en dos grupos: el primero hace referencia a su grafismo y el segundo a su situación con respecto a la línea de composi­ción en que va colocada. En cuanto a su grafismo, pueden subdividirse a su vez en: ordinarias: de mayor tamaño que las letras empleadas en el texto de una composi­ción, pero de igual tipo de letra. orladas: el dibujo de la letra tiene una serie de ornatos, flores, etc. Se ven en libros de ediciones muy cuidadas y en algunas revistas ilustradas. Hoy en día, apenas se utilizan en los periódicos, salvo en algunas determinadas composiciones de suplementos especiales. En cuanto a su situación con respecto a la línea de composición en que va colocada, la capitular puede situarse: sangrando el texto tantas líneas como sean necesarias para cubrir su altura. justificada con la primera línea y con el resto del ojo de la letra fuera del bloque. altura intermedia entre los dos modelos anteriores. En el diseño de periódicos las capitulares deberían ser relativamente pequeñas, aproxi­madamente el doble que el texto, y no dema­siado pesadas, para no recordar manchas de pintura. Además, se recomienda utilizarlas con moderación. Su uso al inicio del primer párrafo del artículo es tan innecesario y re­dundante como un sangrado, aunque se puede usar a efectos decorativos.


Las tramas Otro recurso tipográfico habitual lo constitu­yen las denominadas «tramas de fondo» o «de pantalla» en cuyo interior se coloca un texto o cualquier otro elemento de ilustración. Una trama fotomecánica es un conjunto ordenado de puntos que geométricamente se hal­ lan ubicados en el centro de los cuadrados de una cuadrícula imaginaria. Tiene dos medi­ das fundamentales la densidad de tinta o porcentaje de mancha y la densidad de puntos o lineatura. La primera de estas medidas, el porcentaje de mancha, nos indica la mayor o menor os­ curidad que producirá la impresión de esa trama, Y se mide de cero (no existe trama ni impresión, luego la hoja queda en blanco) hasta 100 (punto en el cual tampoco existe trama por tratarse de una mancha compacta de tinta). Las medidas intermedias se refieren al por­ centaje de la mancha del punto respecto a su cuadrícula correspondiente. Así, por ejemplo, en una trama del 20% participarán, en cada unidad de superficie, un 20% de tinta en la mancha del punto junto a un 80% de blanco del papel. La segunda medida, la lineatura, es un concepto distinto que no tiene que ver con la mayor o menor oscuridad de la impre­sión. Lo que mide es el número de puntos que la trama po­ see por unidad de superfi­cie. Como se trata de unidades cuadradas perfectas se utiliza para mayor comodidad una medida lineal: número de líneas de puntos que hay, en una pulgada (se utiliza esta unidad y no el centímetro por haberse desarrollado este concepto en los Estados Unidos). Las lineaturas más comunes entre las utilizadas en los medios impresos, de­jando a un lado efectos especiales, varían entre 80, para papeles de mala calidad, y 200, para papeles couché especiales, para impresión en cuatricromía, Las tramas utilizadas generalmente en los periódicos son de puntos muy pequeños y se utilizan para conseguir tonalidades interme­dias, bien en fotografías o en pantallas de fondo. Estas tonalidades se consiguen me­diante un fenómeno conocido como síntesis óptica. Cuando los elementos que configuran una trama son tan pequeños que no pueden distin­ guirse a simple vista, se mezclan en la retina produciendo un efecto que nada tiene que ver aparentemente con esas pequeñas unidades individuales. En las tramas fotome­cánicas de imprenta el conjunto de puntos negros sobre el papel blanco dan como resul­tado una tonal­


idad grís perfectamente uni­forme. Esta tonalidad grís será más clara o más oscura dependi­ endo del tamaño de los puntos negros en relación al fondo blanco correspondiente. Dentro de las tramas que se utilizan co­mo fondo, soporte, de la tipografía pueden darse dos tipos de pantalla, cada una de ellas con unas posibilidades concretas de impresión: Pantalla de red, cuando su fondo está formado por un conjunto tupido de puntos o rayas que se entrecruzan. En este caso caben las tres posibilidades de impresión: fondo y texto a una sola tinta, fondo y texto en diferentes colores, y texto negativado (invertido) sobre la trama. Pantalla de masa, todo el fondo es una superficie compacta uniforme. Aquí sólo caben dos alternativas: un texto en negativo sobre el fondo (letras en blanco) o una impresión de texto y fondo en distinto color. En las tramas sencillas, tanto si se impri­me en blanco negro como en color, su tonalidad deberá ser ligera, y no superar aproximadamente entre el 10% y el 20% con el fin de que la escritura destaque sufi­cientemente del fondo. El gran problema de las tramas es que su uso reduce legibilidad, por lo que se deben em­ plear moderación. También la escritura en negativo disminuye la legibilidad, descompen­ sando el equilibrio de la página, y no se recomienda. El uso de tramas hace innecesario a su vez la utiliza­ción de filetes y recuadros, ya que no resulta funcional utilizar ambos recursos de forma simultánea. Las viñetas También como recurso tipográfico pueden ser consideradas las «viñetas». En su primera acepción “viñeta” son los pequeños dibujos que, como adornos, acompañan a un texto (de­ ben su nombre a los antiguos grabados que representaban hojas y racimos de viñas). Mo­ dernamente, sin embargo, se llama viñetas a los dibujos de todo tipo, sean ilustraciones en gene­ral, caricaturas o tiras cómicas. La viñeta en sentido estricto se sigue utili­zando hoy en día, pero no con la función pura­ mente ornamental de sus comienzos, sino como símbolo de reclamo o llamada de atención. Viñetas pueden ser, por tanto, los aros olímpicos reproducidos en una sección deportiva,


los logotipos de las distintas formaciones políticas cuando se incluyen en las páginas dedi­ cadas a unas elecciones, y hasta la misma firma de un personaje famoso que se repite en un cuaderni­llo especial al dedicado. Las viñetas pueden ir en los titulares o entre el texto, y a veces en sustitución de una capitu­ lar.



TEMA 7 CLASIFICACION GENERICA DE LAS LETRAS INTRODUCCION CALIGRAFICAS EGIPCIAS GROTESCAS ORNAMENTALES

TEMA7

CLASIFICACION GENERICA DE LAS LETRAS

INTRODUCCION CALIGRAFICAS EGIPCIAS


INTRODUCCION No existe una clasificación de letras, según su forma o estilo, que sea generalmente acepta­da. Depende de los autores y de los países, por ejemplo, en Estados Unidos se denomina “gótico” a un tipo de letra que nada tiene que ver con lo que en España entendemos por escritura gótica. Tampoco es tarea fácil la clasificación. Si existen categorías claras también se dan múltiples formas híbridas, formas con detalles comunes a tipos de letra muy, diferentes entre si y de ahí los riesgos de confusión. No obstante, a modo orientativo, pueden clasificarse en cinco grandes estilos, cuyas características más sobresalientes son las que se indican a continuación:

CALIGRÁFICAS

Se agrupan en este apartado tipos de muy diferente dibujo, pero con un mismo origen o fuente de inspiración: la escritura manual. Tienen también algo en común: ninguno de ellos se utiliza en periódicos, sal‑ vo en conta­dísimas ocasiones. Pertenecen a este grupo la letra gótica, la inglesa y, en general, todo tipo que imita lo manuscrito o cursivo: cancille­rescas, bastardillas, cortesanas, etc.

ROMANAS

Inspiradas en el alfabeto utilizado por los romanos en sus inscrip‑ ciones murales, se distinguen por estar terminadas con remates o serif y por la diferencia de grosor de sus astas, unas gruesas y otras finas. Las «romanas» se suelen subdividir a su vez en tres clases: ‑ la «romana antigua»: tiene remates re­dondeados o inclinados y esca‑ sa diferencia de grosor en sus astas. ‑ la «romana moderna»: se caracteriza por sus remates rectos y por el contraste de grosor entre sus astas. ‑la «romana de transición»: toma ele­mentos de las dos anteriores. Por un lado, astas finas y por otro, remates incli­nados.


EGIPCIAS La característica fundamental de los tipos agrupados bajo esta denominación es el pre­dominio de las astas rectas v de trazo unifor­me, así como sus pesados remates, la mayoría de las veces cuadrados.

GROTESCAS

Popularmente conocidas como «de palo» o «paloseco», y en menor grado como «pela­das», estas letras tienen un elemento clara­mente diferenciador: carecen de re‑ mates. Las puso de moda en los años veinte la escuela Bauhaus (Ale‑ mania. 1.919‑1.939). Aunque por el momento no constituyen una nueva subdivisión, entre las grotescas se dan alfabe­tos cuyas astas no son de trazo uniforme, como ocurre en la mayoría de los de su espe­cie. Estas serían las denominadas de tipo «constructa».

ORNAMENTALES

También llamadas «de fantasía». A este último grupo, verdadero ca‑ jón de sastre, pertenecen todos aquellos tipos de letra difí­cilmente encuadernables en los cuatro apartados anteriores. Son, por lo general, tipos de corta vida aunque muy numerosos. Otra caracte­ rística suya es que apenas se utilizan en la composición de textos periodísticos, si no es para alguna cabecera, pero sí, y profusamen­te, para anuncios y carteles. En resumen, existen mas de 7.000 tipos de letras diferentes y todas ellas están clasifi­cadas en «familias». Por «familia tipográfica» entendemos el conjunto o colección de tipos de los diversos cuerpos y series (anchura, grosor, inclinación, etc.) que son del mismo estilo y han sido obtenidos partiendo del mismo diseño básico.


Así pues, todo tipo básico de letra consti­tuye una «familia», la cual recibe un nombre (en mu‑ chas ocasiones el de su creador) con el que se le distingue de los demás alfabetos. Sin embargo no siempre sucede así, a veces, los fabricantes de tipos les cambian el nom­bre, y de paso algún detalle del dibujo, a fin de obviar problemas de patentes y herencias y poderlos comercializar. Aún respetando el dibujo que caracteriza a una determinada familia, dentro de ella se suelen dar variacio­nes o «series» según sea el ancho relativo de los caracteres, el grosor de sus astas o su inclinación. Con arreglo a este esquema, se pueden hacer cuatro grandes divisiones, dentro de cada familia tipográfica según la diferente estética de los tipos que componen las series: Según el principio ortográfico: versa­les o mayúsculas, versalitas (mayúsculas del tamaño de minúsculas) y minúsculas. Según la tendencia de los rasgos: normal o redonda (de trazos verticales) y cursiva o itálica (de trazos inclinados). La letra cursiva fue creación del diseñador italiano Aldus Manutitis en el siglo XVI. En muchas ocasiones se aplica de forma inco­rrecta el calificativo de bastardilla para defi­nir una letra cursiva. Sin embargo no se trata del mismo tipo de letra. La bastardilla. “Hablar de bastardilla au­téntica o de inclinada es referirse a dos tipos de caracteres muy diferentes. Las verdaderas bastardillas son caracteres en nada parecidos a la redonda que los acompaña. Su función es muy precisa: permiten que se distinga del texto corriente una frase, una cita o un texto surgen directamente de los caracteres cali­grafiados de los que son copia desde su nacimiento, en el siglo XVI. tanto en Italia como, más tarde, en España y Francia. En la actualidad, la bastardilla responde a las mis­mas motivaciones y tiene la misma función: su intención caligráfi‑ ca se percibe claramente en algunos caracteres clásicos contemporá­neos (Palatino, Photina, etc.). Los caracteres inclinados ‑erróneamente llamados a veces bastardilla‑ son rigurosamente una versión inclinada de la redonda. Algunos de ellos son tan parecidos a su redonda que adoptan el color tipográfico y la situación espacial de las redondas. Cuando están perfectamente dise­ñados, permiten diferenciar la frase que se desea remarcar y cumplen con la función de dinamizar una lectura, pero nunca cumplirán estos objetivos como una auténtica bastardilla. Como principio general no se debe utili­zar la «cursiva inversa». La inclinación hacia atrás de la escritura, posibilidad puesta en práctica con la fotocomposición, no es con­veniente. Esta inclin‑ ación se dirige contra la fluidez de la lectura y distorsiona el diseño de la escritura.


Según la fuerza o grosor de los tra­zos: extrafina, fina, seminegra o medium, negra y supernegra. Los primeros caracteres que se fundieron en el siglo XVI, no contaban más que con la redonda y la bastardilla en un sólo grosor. Hubo que esperar a la primera mitad del siglo XX para que apa‑ recieran las primeras series, la Futura de Paul Renner (1.927), presentaba para la redonda los tres grosores que se han convertido en tradicionales: fina, seminegra y negra. En la actualidad, un caracter de texto debe contar con la redonda, la bastardilla y la seminegra de la redonda. Según la anchura de las letras o si­gnos: normal, estrecha y ancha. Para la prensa y la publicidad las series presentan un abanico de caracteres surgidos de la serie normal, pero estrechados (conden­sed) o ensanchados (extended), y en algún caso con grosores variados. La utilización específica de determinados tipos estrechos o anchos se justifica, en este caso, por sus necesidades funcionales. Las estrechas, condensadas o chupadas constituyen una versión más estrecha de una letra nor‑ mal. Por el contrario, las anchas o expandidas son una versión más ancha de una letra normal.


TEMA 8 la legibilidad INTRODUCCION ALTURA X CONTRASTE DE LA LETRA CON EL TIPO DE PAPEL CONDICIONES PARA UNA BUENA LEGIBILIDAD


TEMA 7 CLASIFICACION GENERICA DE LAS LETRAS INTRODUCCION CALIGRAFICAS EGIPCIAS GROTESCAS ORNAMENTALES

TEMA8 LA LEGIBILIDAD INTRODUCCION ALTURA X

CONTRASTE DE LA LETRA CON EL TIPO DE PAPEL CONDICIONES PARA UNA BUENA LEGIBILIDAD


INTRODUCCION Como afirma Rude «la tipografía esta so­metida a una finalidad precisa: comunicar información por medio de la letra impresa. Ningún argumento ni ninguna consideración puede librarla de este deber. La obra impresa que no puede leerse se convierte en un pro­ducto sin sentido». Por eso, otro aspecto fundamental al ha­blar de la tipografía de una composición es la «legibilidad». En términos tipográficos se dice que un texto es legible no por la facilidad con que se entiende, el significado de las palabras que lo componen, sino por la mayor o menor facilidad con que el ojo las individualiza y retiene. La legibilidad de un determinado tipo de­pende de bastantes factores, algunos de los cuales se deducen de lo dicho hasta ahora. Depende del dibujo de la letra, de la finura o grosor de sus as‑ tas, de lo ancho o estrecho que sea el alfabeto en sí, del cuerpo de la letra, de la interlínea a que se componga y, finalmente, de los blancos relativos entre caracteres y entre palabras. Depende también de factores externos, como son la calidad del papel y de las tintas, así como del tipo y la velocidad de impresión. Así, por ejemplo, la impresión de los tipos sobre un papel blando, de grano grueso, produce un esparcimiento de las formas, cuyos contornos se vuelven im­precisos y difusos, la letra pierde su precisión y parece más negra de lo que es en realidad. Los mismos tipos impresos sobre un papel estucado brillante dan una imagen precisa, contornos claros y bien definidos. La legibilidad y la claridad son también afectadas por dos características del tipo que son de las menos conocidas: la «altura x» y el contraste de la letra con el brillo del papel. Altura x Fig. La altura X o distancia entre la parte superior y la inferior de las letras que no tienen rasgos ascendentes ni descendentes.


Por «altura‑x» se entiende la altura de una letra minúscula sin rasgo hacia arriba o hacia abajo o lo que es lo mismo, es la distancia vertical que hay entre la parte superior y la inferior de las letras que no tienen rasgos ascendentes ni descendentes. Su exponente clásico es la letra X y de ahí su denominación más común, aunque también es conocida como «trazo medio». Dado que a las palabras las percibimos por la forma de su trazo, es fácil entender la relación de la altura‑x con la legibilidad. La altura‑x determina el tamaño visual del carácter. Un trazo medio alto da a una escritura una apariencia relativamente grande, un trazo medio bajo una apariencia relativamen­te pequeña. Es decir, mientras es mayor la altura‑x aumenta la legibilidad, también sucede que condensa las letras individuales. Una mayor altura‑x permite usar un cuerpo menor de letras en tanto que una altura‑x menor requiere usar cuerpos mayores. Contraste de la letra con el brillo del papel

Los estudios señalan que la legibilidad de un texto está influenciada por el «contraste de clari‑ dad» entre el blanco del papel y el negro de la tinta de imprenta. Pero como quiera que el papel prensa es ligeramente grís y la tinta de imprenta no es negra, sino un gris muy oscuro, da como resultado un contraste más débil. Para tener una cierta compensación, los textos del periódico deberían ser algo más pesados que los que se utilizan en condicio­nes de impresión normales (dado que el papel que se utiliza en prensa ‑newsprint- no es blanco sino aproximadamente 10 por ciento grís, y dado que la impresión en este papel sólo alcanza alrededor de un 70 por cien‑ to de negrura en su transferencia de la tinta al papel, resulta evidente que es necesa­rio que los


periódicos usen un tipo algo más pesado que el tipo que se usa en los libros u otro material im‑ preso). Así pues, el carácter, no debería presentar ninguna línea finísima o serifas agudas, ya que estas se pierden en la impresión o no aparecen lo suficientemente gruesas para ser percibidas por el ojo. Se recomienda utilizar textos con grueso de trazo más uniforme. Un texto de periódi‑ cos debería ser claro y preciso. Los textos con trazos medios altos son muy propios para periódi‑ cos las alturas‑x grandes contribuyen a reducir el espacio en blanco entre los renglones debido a los trazos altos y los trazos bajos. Para conseguir un elevado número de palabras por renglón el texto debería ser algo más estrecho que las incisio­nes normales. Sin embargo, los caracteres estrechos no son apropiados para la compo­sición de periódicos.

CONDICIONES PARA UNA BUENA LEGIBILIDAD

Aunque no hay unas normas rígidas que sean seguidas por todos los periódicos, cada uno hace aquello que cree más conviene a sus intereses, si existen unas condiciones mínimas que deben ser tenidas en cuenta para conseguir una buena legibilidad dentro de una composición tipográ‑ fica. Estas condicio­nes, o al menos las mas importantes, son las siguientes:

MINÚSCULAS, REDONDAS Y CON SERIF.

Es evidente que la condición esencial para una buena legibilidad ha de partir de la elec­ción del tipo. Y este tipo debe cumplir algu­nos requisitos. Uno de los descubrimientos más notables en el campo de la investigación de la legibili­dad es que las palabras en puras mayúsculas son de lectura difícil. Es decir, las mayúscu­las se leen peor que las minúsculas del mismo cuerpo. Para los ojos todas las palabras tienen un contorno especial cuando están en minúsculas; en cambio las palabras en puras ma­yúsculas tienen una forma uniforme que requiere más o menos un 30 por ciento más de es‑ pacio y como un 13 por ciento más de tiempo de lectura. De ahí que en los perió­dicos, por lo gener‑ al, ya no se compongan en versales (todo en versales) ni siquiera los titulares o a lo sumo algunos titulares para diferenciar los de opinión de los informati­vos. Otra conclusión que han sacado los tipó­grafos mediante la investigación de lectores es que la


tipografía en itálicas (cursivas) es de lectura más difícil y que atrae menos a los lectores por con‑ siguiente deberá usarse en pequeñas cantidades: y como las itálicas suelen usarse para destacar, los tipógrafos aconsejan que se use un tipo seminegro, el cual fatiga menos a los ojos y no tiene un efecto adverso sobre la legibilidad. Por esa razón, en la mayoría de los periódicos la cursiva sólo se emplea para destacar determi­nadas palabras. En otros, en cambio, ni se utiliza. Finalmente, está demostrado que los tipos con remate en sus astas se leen mejor que los grote‑ scos. Según estudios realizados, en un minuto se leen de 7 a 10 palabras más si están escritas en caracteres romanos que en palose­co.

LA EXTENSIÓN DE LA LÍNEA

El largo de la línea de tipografía tiene una influencia profunda sobre la legibilidad Y claridad visu‑ al de un texto. Las líneas demasiado cortas dificultan la legibilidad debido a que el ojo no puede aprovechar al máximo su percepción horizontal. Un problema más de las líneas cortas es que aumentan el número de guiones al final de la línea y los problemas de separación entre palabras dentro de la línea. A su vez, las líneas demasiado largas también dificultan la legibilidad. Según Ru­de, una línea de más de 60 espacios traba la legibilidad. El ancho ideal de una columna depende del cuerpo utilizado: por tanto, no existe medida óptima. Expresado en caracteres, el ideal podría cifrarse entre los, 35 mínimos y los 70 máximos por línea.

LA JUSTIFICACIÓN DE LA LÍNEA


Si usamos tipografía justificada nos vemos obligados a reducir o aumentar los espacios entre pa‑ labras para que los renglones formen un bloque. Es frecuente que acabemos teniendo espacios muy reduci­dos o muy anchos entre las palabras. Al no justificar la tipografía se elimina este pro‑ ceso. Sin duda, el ojo está más cómodo cuando lee material que tiene un espacio uniforme entre palabras que cuando lee un texto con espacios variables entre palabras. Sin embargo, está opinión no es unánimamente compartida. Así, para Mario Garcia, las colum‑ nas sin justificar dan una sensación de informalidad. Y este aspecto no es nada desdeñable para aquellos periódicos que pretenden crear y mantener una imagen de seriedad y credibilidad entre sus lectores. Esto no afectaría a suplementos especiales (de moda, de ocio, de cultura, etc.), con caracter más desenfadado que el periódico diario. Los textos de las columnas que conforman el periódico deben de ir justificados. Esto no tiene que ser tan estricto para las entradillas o textos especiales, dados generalmente en medidas falsas, que para ser destacados pueden ser compuestos en bandera.

INTERLINEADO Y ESPACIADO

Los espacios entre las palabras y entre las líneas son de máxima importancia para la legibilidad. Veamos cuales son las condicio­nes básicas que hay que tener en cuenta para una perfecta apli‑ cación de ambos elemento. En primer lugar, el interlineado. El grueso de la interlineación depende del caracter del grueso del trazo, del cuerpo de letra, de la altura‑x y de la anchura del renglón.

Desde un punto de vista me­ramente formal con un interlineado excesivo el efecto visual pro‑ ducido es de un tono claro y lineal; mientras que con un interli­neado demasiado estrecho se consigue un efecto de composición compacta, oscuro y más de superficie en su conjunto que de líneas o lo que es lo mismo, un interlineado demasiado estrecho destruye la linealidad del texto, mientras que un interlineado de­masiado grande llama excesivamente la atención.


Por su parte, el espaciado o separación entre letras implica que cada caracter de imprenta tendrá, a su derecha y a su izquier­da, un espacio lateral que determina, al componer la línea, el espacio entre las mis­mas. En los tipos clásicos (romanos o con serif ), este espacio queda establecido en gran parte por los rasgos sobresalientes a la dere­cha de los mismos. Pero en los tipos sin serifas (palo seco) hay que prestar gran atención al espaciado entre letras con el fin de no juntarlas de‑ masiado. Si los espacios entre las letras son demasiado estrechos, la composición final presentará un efecto man­chado. Es decir, la sensación visual será de una mancha continua (la línea) sobre la superficie de la página.

EL NÚMERO DE COLUMNAS DEL BLOQUE CALIGRÁFICO

El numero de columnas a que esté compuesto el bloque caligráfico influye decisivamente en la legibilidad. Una columna tipográfica del largo de toda la altura del periódico es un formidable reto para el lector. Tomar este material y colocarlo en un bloque de dos columnas con una longi‑ tud de media página aumentará espectacularmente la legibilidad. Esta se incrementará también al colocar el material en bloques más anchos, que conse­cuentemente serán más cortos. En efecto, cuanto más largo sea el texto que hay que componer, mayor será la necesi­dad de darle un movimiento horizontal en vez de vertical. Si se compone un texto largo en vertical parecerá más largo de lo que en realidad es, mientras que una composición en horizontal creará en el lector la ilusión óptica de que es más corto. Las columnas largas y estrechas ocupan más espacio y dan la im­presión de que se trata de un artículo larguí­simo y de difícil digestión, con el que muy pocos lectores serán capaces de enfrentarse. Otro recurso para hacer que un texto parezca más corto es componerlo a una anchura ma­yor, con medidas falsas. Con esto se consigue componer en menor número de columnas, aunque la anchura total de la composición es la misma.

LA JERARQUÍA DE LOS BLOQUES DE TEXTO

El diseñador periodístico se esforzará por manejar la tipografía en bloques que tengan un tamaño que resulte agradable a la vista, sin dejar de considerar el hecho de que el tamaño del bloque jerarquiza el contenido ante el lector. Ciertamente un gran bloque de texto comunicará al lector un sentimiento de im­portancia. Parecería lógico, por consiguiente, que a mayor tamaño de los


bloques correspondiera un lugar más alto en la página poniendo en su parte inferior lo menos importante. Generalmente, no es aconsejable mezclar y emparejar los tamaños de bloques en la parte inferior de la página, sino más bien reducir la anchura a medida que se desciende.

LA CONTINUIDAD DE LECTURA DEL TEXTO No se debe cortar la continuidad de lectura de un texto. Una vez que el artículo ha cap­tado su atención, lo único que quiere el lector es seguir leyendo hasta que ha obteni­do la infor­ mación que buscaba. El diseñador no debe distraer su atención colocando citas o sumarios, fotografías o cualquier otro elemento en medio de los textos. Si hubiera que incluir algún material adicional, como comentarios u opiniones firmadas, deben colocarse de forma que no estorben la conti­nuidad del texto. En este sentido, muchos periódicos cometen errores de diseño al cortar sus textos con la inclu­sión de sumarios o citas pertenecientes al texto, en el centro de las columnas. Con esto se consigue un mayor efecto visual de esa cita deter­ minada, pero se corre el riesgo de que el lector pierda la continuidad del texto. Desde un punto de vista periodístico, la mejor solución es buscar otro lugar, gene­ralmente al inicio o al final de la columna, o incluso entre dos columnas para no perder la continui­ dad del texto. Los trucos de tipografía retardan la lectura Otra cosa que han puesto de manifiesto algu­nos estudios de legibilidad es que el tipo in­ vertido, letras blancas sobre un fondo negro u oscuro (las denominadas tramas), dificultan la lectura. Repele por completo al lector o retarda su rapidez de lectura en no menos de un 15 por ciento. Poner el tipo sobre una trama de fondo inhibe también la lectura puesto que reduce drásticamente el contraste del brillo. Así pues, las tramas distraen la atención y raramente cumplen una función. No hay nada más fácil de leer que las letras negras sobre fondo blanco. Sin embargo, ocasionalmente el uso de tramas, sobre todo cuando se emplea el color, puede dar vivacidad a una página. La trama se deberá mantener sin embargo en un matiz


tenue, de modo que no se sobreponga al texto. Las tramas mås tolerables visualmen­te no deben pasar del 20 por ciento.



TEMA 9 INTRODUCCION PARTES DE UN TITULAR EL TITULO COMO ELEMENTO DE DISEテ前 LA ENTRADILLA LOS LADILLOS SUMARIOS Y CITAS


INTRODUCCION Los titulares se encargan de indicar al lector cual es el contenido del texto que le sigue, subrayando la importancia, el interés ó la novedad de la noticia e invitando a su lectura. Es decir, poniendo de manifiesto el dato más novedoso, relevante o llamativo de la información. Las virtudes esenciales de todo título serán la imparcialidad, la precisión y la exactitud. Lo que enuncie deberá ser cierto con respecto a todo el texto, no sólo a una parte. Una de las condiciones básicas de un buen titular es que tenga lo que se denomina “valor redaccional” es decir, que informe con la mayor brevedad posible sobre la esencia de la noticia. Por lo tanto, el título ha de construirse con una frase breve, clara, directa. No obstante, la economía de palabras que caracteriza al título no servirá de excusa para eliminar cualquier elemento gramaticalmente necesario. En la actualidad, los titulares se contemplan como un elemento integrado e imprescindible en el conjunto de la prensa diaria, tanto en su aspecto visual como de contenido. Pero no siempre los titulares de los diarios han tenido el aspecto que muestran hoy en día y ha sido necesaria una lenta evolución para llegar a configurar su estructura actual.

LA EVOLUCIÓN DE LOS TITULARES

Poner títulos al variado contenido del periódico constituyó, de por sí, una innovación que revolu‑ cionó el periodismo. Fue con el inicio de la guerra civil norteamericana cuando las cabeceras de las distintas informaciones adquirieron, gran importancia en los periódicos. Según afirma Sutton se empezó a utilizar tipos, muy grandes sobre los artículos importantes: aparecieron los sumarios de las noticias y, los vulgares rótulos se reemplazaron por líneas de significado y contenido. Pero ésta iniciativa no se consolida definitivamente hasta prácticamente finales del siglo XIX. An‑ tonio R. de las Heras resume esta evolución de la siguiente forma: “El periódico decimonónico tiene una estructura tipográfica de columnas. Los textos de los titulares son cortos y, se mantienen confinados entre los márgenes de la columna, destacan poco porque esta estructura impone una lectura lineal o de «lanzadera», es decir se inicia la lectura de una página por la columna de la izqui‑


erda, se desciende, a continuación se asciende en busca de la columna contigua y así hasta el final siguiendo el hilo de las columnas. De manera que el titular no tiene otra función en esta estructura que la de abrir un nuevo discurso o, lo que es lo mismo, ser un elemento que segmenta la estruc‑ tura lineal cuando la noticia invade la primera página, la prensa se encuentra con que la estructura tipográfica de columnas no es la más adecuada para recoger un número creciente de noticias, con su titular corresponde teniendo que distribuirse una detrás de otra a lo largo de esta estructura unidimensional que constituyen las columnas. El periódico se cae de las manos. Viene entonces la transformación que podemos llamar del “gran titular”. Se rompe la estructura de columnas, el titu‑ lar se extiende por dos, tres o más de ellas, y se acaba con la distribución lineal unidimensional del texto, para alcanzar la bidimensional o superficial. El texto va no se ciñe a la “línea” de la columna, sino que se extiende por la “superficie” de la página”. En la prensa española, el uso de los titulares fue bastante caótico hasta prácticamente los años setenta y cada periódico tenía su propio estilo de titulación. A partir de ese momento, aún cuando no existen normas fijas, se homogeiniza en cierta forma el uso de titulares y la mayor parte de los diarios comienzan a utilizar cuerpos similares, caja baja y letras con remate.

PARTES DE UN TITULAR

Un titular se puede descomponer en varias partes. A la unión de todas ellas se le denomina “cabe‑ za”. La cabeza de un titular se compone, por orden de colocación, de los siguientes elementos: antetítulo, título y subtítulo. La cabeza de titular supone un arranque informativo, psicológico de la información. Con el título se consigue dar el foco de la noticia, de manera que el lector se centre en la información y reciba el núcleo informativo. El antetítulo y el subtítulo complementan el apunte del titulo. La cabeza de titular ha de ser breve y clara. Sus diversas partes tendrán una relación lógica, puesto que se refieren al texto informativo, pero en ningún modo tendrán un enlace sintáctico entre sí. Antetítulo, título y subtítulo son unidades independientes, aunque aparecen con frecuencia en los periódicos titulares que vienen a ser una frase cortada en partes y repartida entre estos tres elementos.


Veamos cual es la función de cada uno de estos elementos, cuales son algunas de las normas que deben aplicarse para su utilización correcta.

TÍTULO

Es el elemento fundamental de la cabeza de una información. Va siempre en un cuerpo superior a los demás y ocupa el lugar más destacado. Anuncia el hecho, la acción y responde a las cuestiones “quién” y “qué”. El título ha de ser llamativo, sin tener que caer en el sensacionalismo. Las frases del titular no llevan punto final. Es más, hay que evitar signos de puntuación como admiraciones e interrogantes, con‑ trarios al sentido informativo periodístico. Los dos puntos solo se emplearan cuando introduzcan una frase textual, entrecomillada, pronunciada por una persona. Debe ser claro completo, sin necesidad de recurrir a la lectura del antetítulo o del sumario para entenderlo. Debe construirse con una sola frase indicativa y evitarse expresiones de suposición o sugerencias y especialmente expresiones que marquen un juicio de valoración subjetiva. Debe evitarse también el condicional expresiones ambiguas como posible y la partícula “no”.


Puede ocurrir, sin embargo que el lector este esperando la noticia con expresión negativa. Este podría ser el caso de un título que diga: “No sube la gasolina”. Por otro lado, las palabras que componen un título nunca deben de partirse ni utilizar guiones de separación. Cada titulo deberá tener, al menos, un verbo. La noticia es actividad, y el verbo repre‑ senta acción. Asimismo, tratará de evitar las oraciones subordinadas y toda complicación sintác‑ tica de modo que se entienda al primer golpe de vista y resulte lo más atractivo posible. Como ya se ha señalado, el título debe de tener sentido por sí mismo sin que sea por tanto necesario el uso de antetítulo o de subtítulos en el caso de no querer utilizarlos.

ANTETÍTULO Y SUBTÍTULO

El antetítulo puede ser definido como aquel título secundario que precede al principal de la infor‑ mación tiene un valor complementa­rio explica desarrolla o complementa al título y responde a las cuestiones “dónde” y “­ cuándo”. Por su parte, el subtítulo es aquel elemento de la titulación que como continuación del titulo sirve de complemento a éste. Responde a las cuestiones “cómo” y “por qué” Los antetítulos y subtítulos aportan más información en los titulares y pueden despertar el interés adicional del lector. Estos títulos de segundo orden, compuestos en cuerpo de letra menor, enci‑ ma o debajo de los titulares normales, pueden contribuir también, en su aspecto visual, a mejorar la apariencia algo cortada de la tipografía de solamente titulares. La reacción del lector parece ser igual tanto si se emplean antetítulos como subtítulos. La presencia de estos dos elementos depende de la importancia y del espacio que se dé a la noti‑ cia. No deben emplearse, por lo general, en informaciones breves o en aquellas que ocupen una como principio general, un antetítulo o un subtítulo no debe tener más de una línea de com‑ posición. Esta norma debe aplicarse en todos los casos, incluso en las cabezas de menor ancho, pues lo con‑ trario crearía una complejidad innecesaria en la cabeza del titular. No obstante, algunos autores defienden que si se trata de un artículo muy largo se puedan utilizar varios renglones.


La existencia de antetítulo o subtítulo no modifica la norma que obliga a que el titulo tenga sen‑ tido por sí mismo. Este debe conservarlo plenamente aunque se suprima cualquiera de estos ele‑ mentos. Cuando antetítulo o subtítulo completan la oración del título, el sujeto de ambos elemen‑ tos (título y antetítulo o subtítulo) debe ser forzosamente el mismo. Los antetítulos y subtítulos deber ser ligeros, más pequeños que los titulares normales. Puesto que utilizar un tipo de letra nuevo, adicional, llevaría a la página demasiados tipos de escritura, lo mejor es componer estos títulos complementarios o en una versión más ligera del estilo del titular o en la tipografía estándar o bien, todavía mejor, en un cuerpo mayor del texto. Como los titulares normales, también los antetítulos y los subtítulos se deberían componer alineados a la izquierda y dejar algo de espacio al final del renglón. Aunque teóricamente en una cabeza pueden ir los tres elementos citados, en la mayoría de los periódicos se opta como acompañamiento del titular o bien por el uso de antetítulo o bien de sub‑ título pero no por los dos a la vez. Incluso hay autores que opinan que sería una redundancia uti‑ lizar al mismo tiempo tanto antetítulo como subtítulos. Igualmente parece innecesaria una cabeza excesivamente larga va que tipográficamente resulta demasiado dominante y parece cuestion‑ able como ayuda a la lectura. Falta saber si el lector se motiva a leer un artículo si una cabeza larga de titular le ha comunicado ya gran parte de la noticia. En el caso de utilizar líneas de subrayado en el antetítulo o en el subtítulo, éstas deberían utilizarse solamente en un grueso ligero, no más gruesas de medio punto. Las líneas demasiado gruesas o los antetítulos en negativo (huecas) son demasiado llamativos y no convenientes en el moderno diseño de periódicos.

EL TÍTULO COMO ELEMENTO DE DISEÑO

Pero además de su importancia redaccional, los titulares son, junto con las fotografías, el primer elemento gráfico que se ve al visualizar un periódico. Por esto, desde un punto de vista gráfico, tienen también una gran importancia. Su fuerza gráfica puede hacer que un lector lea o no una determinada noticia. Es decir, los titulares se imponen gráficamente al lector. Esto se consigue mediante la utilización bien de una homogeneidad tipográfica o bien de un con‑ traste tipográfico dentro de los tres elementos que componen la cabeza del titular ‑ Homogeneidad tipográfica: utilización de las mismas familias y series para el antetítulo, título y


subtítulo de una información. ‑ Contraste tipográfico: Se consigue de tres formas: Combinando redondas cursivas. Combinando finas y negras. Combinando dos o más familias dentro de una misma cabeza de titular:: antetítulo, título y sub‑ título. Además de este uso estrictamente tipográfico, para resaltar el valor de cada titular y conseguir una óptima legibilidad de los mismos el diseñador debe de tener en cuenta principalmente los siguientes aspectos:

1. NÚMERO DE COLUMNAS QUE OCUPA Y ANCHURA DE COMPOSICIÓN.

Como normalmente es raro que en una misma página puedan darse varias noticias con el mismo valor, es lógico que la más importante vaya a un número superior de columnas. No obstante, hoy en día pueden verse páginas de periódico en las cuales noticias que van en la parte inferior, a pesar de tener una menor importancia, gozan de un número mayor de columnas que las que abren página. De esta práctica podría deducirse que en la actualidad la prensa española no valora la importancia de la noticia por el número de columnas sino que el elemento principal es la posición que ésta ocupa en la página (superior o inferior). Asimismo, las líneas de los titulares no deberán componerse a toda la anchura de composición, pues el espacio en blanco que se crea al final de la línea proporciona a la página un aspecto menos sobrecargado, más relajado. Sin embargo, tampoco deben ser demasiado cortas y deben discurrir, como mínimo, hasta la mitad de la última columna de texto. En titulares de varias líneas se recomienda evitar una caida escalonada al final de la línea. Como regla general puede aplicarse que, en caso de titulares de tres líneas, la segunda línea sea la más larga o la más corta.

2. COLOCACIÓN

Es decir, la distribución de cada titular en una relación de jerarquía con otros titulares de la misma página. El de mayor importancia ocupará la parte mejor Y más visible de la página, la mitad supe‑ rior.


3. ALINEACIÓN

En principio, lo mejor es componer los titulares alineados a la izquierda, ya que nuestra forma de lectura es de izquierda a derecha y el ojo busca su punto de referencia para iniciar la lectura de la siguiente línea en el lado izquierdo. No obstante, hay periódicos que gustan de componer sus titulares centrados, lo cual proporciona un aspecto piramidal a los mismos. Algo menos usual es la utilización de titulares justificados de salida, es decir, alineados por la derecha. Esta fórmula crea unos espacios en blanco a la izquierda del titular y, dificulta la correcta legibilidad del mismo.

4. LONGITUD E INTERLINEADO

Como norma general, la longitud, en número de líneas, de los titulares deberá estar en relación con el número de columnas que ocupe dicho titular. Así, los titulares a 5 o 4 columnas nunca deberán pasar de dos líneas como máximo, pues en esta longitud se pueden colocar palabras suficientes. Los titulares a 3 columnas podrán en casos excepcionales ocupar tres líneas aunque lo aconsejable es no pasar de dos. Para titulares a 2 columnas lo normal son dos o tres líneas. Y para titulares a 1 columna pueden utilizarse hasta un máximo de cinco líneas. Por su parte, la interlineación entre las líneas que componen un titular debe estar compensada para no producir un efecto óptico de desunión entre las diferentes líneas. Otro elemento importante es el espacio en blanco alrededor de los titulares. Demasiado espacio por encima o por debajo de los títulos da a la página un aspecto fraccionado, no uniforme. De‑ masiado poco espacio causa la sensación de estrechez y falta de organización. Como regla debe aplicarse aquella que marca que el espacio por encima de un titular debe ser aproximadamente el doble que el espacio por debajo. Con esto se consigue que el titular quede más distanciado de otras informaciones ajenas a él y más unido al texto que le sigue.

5. EL CUERPO DE LETRA

El titular de la noticia principal deberá llevar un cuerpo superior al del resto. Sería muy raro que la noticia que abre página (y a la que le hemos dado más anchura y mejor colocación) lleve un cuerpo de letra más pequeño que otra noticia. Asimismo, es aconsejable limitar el número de cuerpos de titulares dentro del periódico. Para ello existen diversos motivos. Los lectores se acos‑ tumbran a determinados tamaños de letra y los reconocen como una señal de la importancia del


artículo. Por otro lado, los redactores encuentran más fácil acostumbrarse al número de palabras usando un determinado cuerpo de letra, con lo cual les resulta más fácil titular. Pero sobre todo, si se aplica un sistema de diseño modular los cuerpos de letra se pueden elegir de modo que se ajusten a este sistema. Atendiendo también a un criterio de legibilidad, en un titular deben predominar las letras minúsculas o de caja baja, que se leen mucho mejor, y reservar las mayúsculas (versales) para tit‑ ulares especiales, muy cortos. Con la utilización normal de mayúsculas y minúsculas se consigue una legibilidad mejor. Aunque en la prensa española no es habitual, también puede utilizarse una modalidad de titular denominado comúnmente de «estilo amencano», es decir aquellos en los que las iniciales de todas las palabras del titular, excepto conjunciones, o artículos, van en mayúsculas o versales.

6. FAMILIAS Y SERIES DE LETRAS

Principalmente atendiendo a su «mancha» (normal, seminegra y negra) y a su anchura (normal, estrecha y ancha). Si, como afirma Rehe, la finalidad de los titulares es presentar de forma funcio‑ nal, sosegada, el tema y resaltar la importancia de cada uno de los artículos, es evidente que los titulares no necesitan ser «chillones». Es decir, no es necesario utilizar grandes cuerpos ni letras de mucha mancha. Tanto la fuerza de letra como su tamaño influyen en el equilibrio de las páginas y se deben elegir con cuidado con el fin de que la página no resulte ni demasiado ligera ni demasia‑ do pesada. Los estilos de los titulares deben tener una incisión (un espaciado entre letras) normal o ligeramente condensada, con el fin de poder colocar más letras en menos alcances visuales. Una reducción moderada del carácter \ espacio entre letras es conveniente para la tipografía de los titulares y también para el texto. Con ello se puede mejorar la legibilidad y los titulares ser más eficaces, ya que la reducción de la separación entre letras refuerza la impresión, especialmente en cuerpos grandes. Por otro lado, para los titulares es aconsejable el uso de una letra seminegra que da un suficiente contraste visual y peso, sin resultar visualmente demasiado llamativa. Además tiene la ventaja de tener un grueso de trazo relativamente unificado, ya que los trazos Finos se reproducen mal al imprimir el periódico y los demasiado gruesos manchan en demasía.

LA ENTRADILLA

La entradilla es un formato de lectura rápida y como tal realiza una condensación del desarrollo


de la noticia. Debe ofrecer al lector los principales datos de la información de una forma breve y clara, resumiendo sus aspectos sustanciales. Tradicionalmente se ha dicho que la entradilla debe responder a las preguntas clásicas del lead (quién, qué, cómo, cuándo, dónde y por qué), aunque no forzosamente tiene que ser así. No ob‑ stante, sí debe situar al lector en el asunto, contándole brevemente de qué o quién se le habla, cuando ocurrió o sucederá el hecho y dónde se produce. No hay que olvidar que la entradilla es una parte del cuerpo de la noticia. Por tanto, los datos ya aportados en ella no se repetirán en el texto. Toda la información posterior no es más que un desarrollo, una ampliación, aportación de detalles, complemento de lo anterior. Lo esencial de la información se encuentra en el titular y en la entradilla. Su lectura debe bastar al lector para darse por enterado de manera concisa. La entradilla debe situar al lector ante la noticia que se le narra, de forma que, aunque no continuase leyendo el texto, conozca ya los principales datos que serán desarrollados en el resto de la información relatados de una forma escueta. No es imprescindible el relato cronológico, pues su exposición deberá subordinarse a la norma de interés decreciente.

USO, COLOCACIÓN, EXTENSIÓN Y ANCHURA DE COMPOSICIÓN

El uso de la entradilla debe qeneralizarse como elemento propio de las noticias principales. Inc‑ luso, aunque no es lo habitual, puede aparecer en noticias que no sean las más importantes de la página. Aunque no es obligatorio que todas las páginas tengan una entradilla, si es conveniente que la lleven. Por el contrario, no es conveniente que figure más de una por página. Cuando una noticia vaya a llevar entradilla, es conveniente que el redactor encargado de esa información conozca de antemano esta circunstancia, para así facilitar su trabajo. En cuanto a la forma de disponer las entradillas sobre la página, éstas deberán configurarse en paquetes o bloques de texto claramente diferenciados del resto de la información. Asimismo, de‑ berá aplicarse como norma general que las entradillas no pueden usarse a una anchura de com‑ posición menor de dos columnas. En la actualidad, algunos periódicos (caso de Egin, El Correo, El Mundo y otros más) utilizan entradillas a una columna. En realidad, este uso no hace más que re‑ marcar en negrita (o con algún otro recurso tipográfico) una parte del texto, pero no cumple una función pura de entradilla pues es simplemente el inicio de un único paquete de texto. Algunos periódicos incluso tienen prohibido en sus manuales de estilo el uso de entradillas a menos de dos columnas, como por ejemplo ABC.


Si como hemos apuntado las entradillas deben de componerse al menos a dos columnas, en muchas ocasiones habrá que jugar con medidas falsas. Así, por ejemplo, cuando la entradilla va a tres columnas lo normal es darla en dos paquetes de columna y media: si va a cuatro columnas se puede dar en dos paquetes de dos columnas o bien en tres paquetes. etc. Como principio esencial a su propia función las entradillas habrán de ser breves. Cada paquete de entradilla no deberá sobrepasar las 6 ó 8 líneas de texto. En alguna ocasión, cuando la entra‑ dilla está formada por un único paquete de texto puede llegar a las 10 o 12 líneas como máximo. Otro punto a tener en cuenta es si los bloques de entradilla se deben de componer en bandera o justificados. En principio cualquiera de estas fórmulas es válida, ya que en el caso de las entradil‑ las, al ser muy breves, no se dificulta la legibilidad de los paquetes de textos. Como caso particular de modelo de entradilla poco usual puede destacarse el utilizado por el diario Egin, que sangra de entrada todo el bloque ocupado por el texto de las entradillas obte‑ niendo un blanco adicional sobre el conjunto de la página. Como norma general, las entradillas deberán mantener una continuidad natural con el inicio del texto y por lo tanto no deben ser colocadas muy lejos del mismo. No obstante, en algunas oca‑ siones las entradillas quedan alejadas del texto que las sigue al colocarse sobre la cabeza de la in‑ formación. Esto suele ocurrir cuando la página se dedica a una entrevista o un tema monográfico.

LOS LADILLOS

Según la Real Academia de la Lengua, el ladillo puede ser definido como aquella «composición breve que suele colocarse en el margen de la plana, generalmente para indicar el contenido del texto». De esta definición se deduce la función primordial de los ladillos: servir al lector como referencia indicativa del contenido de los párrafos que vienen a continuación. Es importante precisar que cada ladillo se referirá siempre a hechos o datos citados en el párrafo que le sigue inmediatamente, no en uno anterior. Para algunos autores, los ladillos pueden ser


considerados como parte de los titulares dentro de un texto. Esto se debe a que los ladillos man‑ tienen una relación indirecta de subtítulos con el título principal, y una relación directa de título con los fragmentos de texto que encabezan. Sin embargo, el ladillo no debe repetir ideas ya ex‑ presadas en el título, ni usar palabras fundamentales de éste. A pesar de su relación directa con el texto, los ladillos son autónomos. La inclusión o supresión de cualquiera de ellos no puede ni debe afectar la comprensión del texto. Los ladillos cumplen varios cometidos en relación con los textos. Por un lado, sirven para estruc‑ turar las informaciones largas en varias partes o puntos de interés facilitando su lectura y comp‑ rensión. Por otro, constituyen una importante referencia espacial para el lector, de modo que si, por ejemplo, se viese obligado a suspender la lectura por alguna interrupción, pueda situarse de nuevo rápidamente en el texto y retomarlo en el punto donde lo abandonó. Finalmente, otorgan una amenidad visual a los textos largos. Aunque las ventajas citadas se hacen imprescindibles en las informaciones extensas, no son necesarias en las demás. Por tanto, excepto en aquellos, casos en que vincule informaciones semejantes (por ejemplo, varios sucesos distintos dentro de un mismo bloque informativo), el uso de los ladillos deberá restringirse a las informaciones extensas. Como norma general, se utilizaran ladillos en aquellas informaciones que superen las 50 líneas de texto compuesto y, en principio, entre dos ladillos deberán aparecer al menos tres párrafos de información. Los ladillos deberán ocupar una sola línea de composición y contrastar con los textos, bien por el tipo de caracter utilizado (un cuerpo mayor, negrita, cursiva, etc.) o bien por la disposición tipográfica (justificados a izquierda o derecha, o centrados). Entre un ladillo el final o principio de una columna deberá haber al menos, tres líneas de composición.

SUMARIOS Y CITAS

Existen dos conceptos que en muchas ocasiones se asumen como iguales y no lo son, por lo cual conviene en primer lugar diferenciarlos, son los sumarios y las citas. El sumario es prácticamente un subtítulo colocado en diferente lugar. Es decir, en lugar de ir bajo el título, se coloca en otro lugar dentro del bloque de información pero o bien conserva los ele‑


mentos claves del subtítulo, las respuestas a «cómo» y «por qué», o bien su contenido hace refer‑ encia directa a lo reseñado en el titular. Por lo tanto su misión es explicar o ampliar la información contenida en los títulos. A diferencia del sumario la cita no forma parte de la cabeza de titular, su contenido no hace referencia al titulo. La cita es una parte extraida del propio texto que se destaca por su impor‑ tancia. Las citas han de ser breves e interesantes, resumiendo algún punto o idea esencial de la información. Son apropiadas para aligerar y dar realce a bloques de texto largos, aunque, por el contrario, en artículos cortos su uso no es conveniente.

LONGITUD Y COLOCACIÓN DE CITAS Y SUMARIOS

La longitud de los sumarios y citas es muy variada depende fundamentalmente de donde vayan colocados. En este sentido, los sumarios que vayan colocados bajo el título, es decir que cum‑ plan una función de subtítulo, no deberán ocupar, como principio general, más de una línea de composición. Por el contrario, los sumarios que vayan colocados entre texto y las citas deberán rondar entre las 5 y 6 líneas. Asimismo, las citas deberán ir o bien enmarcadas entre dos rayas, o recuadradas, o con comillas, etc. En lo referente al tipo de letra o serie a utilizar, se recomienda una versión normal o seminegra del texto por motivos de unidad tipográfica. Dada su poca legibilidad se debería evitar la cursiva así como el mismo tipo utilizado en los titulares, ya que podría inducir a error al lector y asociar una cita con un titular.


TEMA 10 la ESTRUCTURA, RETICULA Y MAQUETACION LA ESTRUCTURA SUBDIVISION DE LA PAGINA MARCAS DE POSICION CAMPO E INTERVALOS MARGENES COMO ESTRUCTURA MINIMA DESARROLLO DE UNA RETICULA MAQUETA APLICACIÓN DE LOS PRINCIPIOS DE DISEÑO


TEMA 10 LA ESTRUCTURA SUBDIVISION DE LA PAGINA MARCAS DE POSICION CAMPO E INTERVALOS MARGENES COMO ESTRUCTURA MINIMA DESARROLLO DE UNA RETICULA MAQUETA APLICACIÓN DE LOS PRINCIPIOS DE DISEÑO


LA ESTRUCTURA La estructura marca una diferencia clave entre la página tradicional y la página moderna. En la página tradicional, los márgenes definen una caja que se llena de arriba a abajo de manera lineal, y se construyen en función del tamaño de la página. En la página moderna, la estructura consiste normalmente en una red de campos e intervalos llamada retícula. La retícula sirve de marco organizativo en el que se determinan las proporciones, el tamaño y la posición de los elementos. Estructuras como la retícula reducen el número de decisiones arbitrarias que se toman durante la maquetación. Se han realizado numerosos experimentos para subdividir el espacio bidimensional. La estructura formal fue investigada por movimientos de diseño como el de Stijl uno de cuyos máximos exponentes fue Mondrian. Le Corbusier introdujo el Modulor en 1946, un sistema modular para la división del espacio basado en las relaciones geométricas existentes entre los diferentes espacios. La estructura de página tradicional consta de márgenes que se rellenan con elementos de un modo lineal. La retícula moderna es una estructura en la que los elementos se disponen de acu‑ erdo con los principios del diseño moderno.

SUBDIVISIÓN DE LA PÁGINA

Las líneas que se dibujan en la página sirven como guías para la colocación de los elementos o la subdivisión del espacio. La noción de subdividir el espacio está presente en todo nuestro en‑ torno: las casas se dividen en habitaciones, los cajones de la cocina en función de los utensilios que albergan, y ciertas cajas en compartimentos para el almacenaje y transporte de artículos pequeños. En ocasiones es necesario modificar estos espacios subdivididos para un uso específi‑ co, pues fueron diseñados para un uso general. La segmentación es la división de la página en áreas más pequeñas, cada una de las cuales equiv‑ ale a una página minúscula que carece de estructura interna. Dentro de cada área, los elementos se distribuyen al azar. Las líneas no ofrecen una guía para su exacta distribución, sino que son simples líneas divisorias que definen las distintas zonas, al igual que las cercas definen las fincas en que está dividido un campo. Dado que las líneas de segmentación definen los límites de una zona, caza zona o segmento es susceptible de ser rellenada. En el ejemplo siguiente, sólo se ha rellenado uno de cada dos segmentos, pues si se rellenaran todos, los límites de los segmentos desaparecerían. Al insertar un elemento en cada segmento, se consigue una distribución relati‑ vamente uniforme.


MARCAS DE POSICIÓN

A diferencia de las líneas de segmentación, las marcas de posición que abajo se ilustran no defin‑ en las zonas. Se trata de líneas verticales y horizontales que se cruzan para facilitar determinadas coordenadas x‑y donde se disponen los elementos En el ejemplo siguiente, cada número se sitúa en la intersección de una vertical con una horizontal. En este ejemplo, los elementos se han alin‑ eado en este punto por su extremo inferior derecho. También podrían haberse centrado en cada intersección o alinearse por su extremo inferior izquierdo. Lo importante es que todos se alinean del mismo modo. Dado que las marcas de posición de abajo, estaban muy cerca unas de otras, los elementos alineados con respecto a ellas parecen formar un grupo. Cada nueva disposición de las marcas ofrecerá una maqueta distinta.

CAMPOS E INTERVALOS

La retícula tiene segmentos y marcas de posición. Este es el tipo de retícula más frecuente. Los campos están separados por franjas de espacio llamadas intervalos. Tanto los campos como los intervalos presentan un tamaño coherente. Las esquinas de los campos actúan como intersec‑ ciones necesarias para la posición de los elementos, y los extremos de los campos definen las áreas. Ninguno de estos ejemplos tiene márgenes. A diferencia de la página tradicional, los már‑ genes no son un elemento esencial en la estructura, sino que están determinados por las limita‑ ciones de diseño y producción.

MÁRGENES COMO ESTRUCTURA MÍNIMA

Los márgenes constituyen la estructura básica de la página tradicional, mientras que en la página moderna se subordinan a la estructura, normalmente una retícula. El establecimiento de una estructura para la página moderna comienza por definir el espacio de la página reservado para la impresión, la encuadernación y el guillotinado del papel. El margen interior de un documen‑ to encuadernado, por ejemplo, debe ser suficientemente ancho para compensar el espacio que ocupará la encuadernación, así como el que se perderá por la curvatura del papel. En general, cuanto más grueso sea un documento, mayores deberán ser los márgenes internos, a menos que se utilice la encuadernación mecánica. Podemos imprimir en páginas ya guillotinadas, o en pliegos que se cortarán después de la impresión. Las necesidades concretas del producto y el tamaño y tipo de prensa utilizada, determinarán cuál de estas dos opciones es la más adecuada. Si la impresión se realiza en páginas ya guillotinadas, hay que dejar espacio en uno de los extrem‑


os de la página para que la prensa pueda agarrar el papel. Los márgenes mínimos constituyen un mero punto de partida para el posterior desarrollo de la estructura de la página. Los márgenes mínimos sólo definen el tamaño y la forma del espacio en que se puede desarrollar la estructura de la página. Es fundamental que la estructura de la maqueta se desarrolle en función de las exigencias de los elementos y del diseño, y que los már‑ genes definitivos se establezcan una vez fijada dicha estructura. La estructuración de la página moderna es una etapa de suma importancia. A diferencia de la estructura de la página tradicio‑ nal, en la que los márgenes se establecían en primer lugar, la estructura moderna no establece los márgenes hasta el final. Es interesante señalar que los programas de maquetación para orde‑ nadores personales siguen, por lo general, el procedimiento tradicional, y obligan a determinar los márgenes antes que nada. Márgenes mínimos típicos de una página que se encuadernará y guillotinará dejará un espacio de 2 cm para el margen interno y de 1,25 cm para los márgenes superior, inferior y externo.

CONSTRUCCIÓN DE MÁRGENES EN DOBLE PÁGINA

Los márgenes de la página tradicional se construyen trazando una serie de diagonales: las de la doble página (dos páginas enfrentadas) y las de cada una de las páginas. Abajo se muestra la se‑ cuencia típica para la construcción de los márgenes tradicionales. Estos márgenes proporcionan una zona viva, de la mitad de superficie de la página, que conserva sus proporciones. Esta zona viva se puede ampliar o reducir según sea necesario con sólo redibujar los márgenes en las diag‑ onales de página y doble página.

FASE 1:

Se dibujan los tamaños de página y las diagonales de página y doble página. Las diagonales de la doble página convergen justo en el centro, Los puntos de intersección de las diagonales de pági‑ na y doble página dividen la doble pagina en tercios, sistema que sirve también para subdividir fácilmente cualquier rectángulo en tercios sin necesidad de medir sus medidas.

FASE 2:

Se trazan las verticales desde la intersección de las diagonales de página y doble página hasta el extremo superior de la doble página. Se trazan las diagonales desde la parte superior de es‑ tas verticales hasta la parte inferior de las verticales de la página contraria. El punto en que esta nueva diagonal se cruza con la diagonal de página marca el punto de partida para dibujar los


márgenes.

FASE 3:

Se dibujan los márgenes con líneas horizontales y verticales, según se muestra en el dibujo, em‑ pezando por la esquina superior interna. La esquina inferior interna queda determinada por la intersección de las líneas que constituyen el margen interior y el margen inferior. La anchura de los márgenes se puede modificar ligeramente hasta que las esquinas toquen con las diagonales, como muestra el dibujo.

DESARROLLO DE UNA RETÍCULA

Una retícula básica subdivide la página en campos e intervalos dentro del espacio definido por los márgenes mínimos. La retícula se desarrolla a partir del espacio que ofrece la página, y no de los propios elementos. En este sentido, es más tradicional que moderna. La retícula básica es de utilidad limitada, pues el número de campos y sus proporciones se deci‑ den de manera arbitraria. Son precisamente estas decisiones arbitrarias las que suelen ocasionar problemas durante la maquetación. Cuando se incluyen más de varios párrafos en una misma pá‑ gina, cuando la comunicación por medio del texto es esencial o cuando un elemento dominante tiene determinadas exigencias de proporción, la retícula debe desarrollarse de acuerdo con di‑ chas exigencias, y no de un modo arbitrario. La forma debe estar siempre al servicio de la función. Por lo general, la retícula se realiza a partir de bocetos del diseñador, de manera que el diseño de‑ termina las particularidades de la retícula. Una vez establecida la retícula, esta sirve a su vez para determinar las particularidades de la maqueta. La retícula nos ayuda a tomar decisiones sobre el tamaño, la proporción y la disposición de los elementos. El número de campos de la retícula determina su flexibilidad. La escasez de campos puede no ofrecer suficiente flexibilidad, mientras que el exceso de campos puede no ofrecer el contraste suficiente.

DESARROLLO DE UNA RETÍCULA TIPOGRÁFICA

La retícula básica es relativamente fácil de elaborar y puede resultar útil para proyectos que no contengan mucho texto. Sin embargo, la mayoría de los proyectos hacen un amplio uso el texto. A pesar de que un texto legible encaja perfectamente en algunas retículas, es probable que sea necesario modificar algunos parámetros cuando la retícula se establece de manera arbitraria. Las


retículas tipográficas se elaboran en función de las exigencias del texto y garantizan la legibil‑ idad del mismo. Estas retículas también se elaboran a partir de bocetos del diseñador, pero no comienzan con la subdivisión del espacio sino con las especificaciones para el texto. Las medidas de los campos e intervalos se establecen directamente a partir de la familia, el cuerpo, el interlet‑ rado, la longitud de línea y la interlínea del texto Estructura mínima para el texto. Ofrece puntos de posición para los titulares y columnas de texto.

MAQUETA

La maqueta es la disposición o composición de los elementos en un espacio bidi­mensional. La maqueta es una etapa más del proceso de elaboración de un producto impreso, pero no es la pri‑ mera. El proceso del diseño comienza con el esbozo de ideas para un proyecto y no concluye has‑ ta que el producto llega a manos del cliente. Este proceso puede dividirse en tres fases: diseño, maquetación y producción. Cada uno de los pasos correspondientes a estas fases debe tener lugar de manera ordena­da. Antes de pasar a la maquetación hay que tomar todas las decisiones sobre el diseño: qué elementos se incluirán, el tamaño y la forma del espacio dónde se organi‑ zarán dichos elementos, las relacio­nes entre los mismos, y las relaciones de los elementos con respecto al espacio.

APLICACIÓN DE LOS PRINCIPIOS DE DISEÑO

Los principios del diseño constituyen la base sobre la que se toman las decisiones acerca de la maqueta en la página moderna. Principios como el de inversión fondo‑figura sirven para captar la atención del observador. La agrupación de elementos establece y aclara las relaciones entre los mismos. El orden y la unidad se imponen a la página mediante el uso de una retícula y mediante la coherencia del texto. El contraste y la asimetría introducen variedad y equilibrio en la página. El texto interpreta casi siempre un papel pasivo en la página. En caso contrario, la legibilidad podría verse amenazada. Esto significa que son los demás elementos de la página, incluido el espacio, los que crea interés visual. El contraste es uno de los principales instrumentos al servicio del diseñador para establecer la jer‑ arquía visual y dirigir la mirada del observador. El contraste y la simetría favorecen el movimiento de la vista en diagonal. Una escala de contrastes puede crear profundidad, lo que refuerza la jerarquía visual haciendo que unos elementos avancen y otros retrocedan en el espacio. Cada una de las maquetas de


abajo incluyen los mismos elementos. Sin embargo, la aplicación de los principios del diseño moderno varía de una a otra, pues el tamaño y la posición relativa del círculo y el cuadrado, es distinta en cada una de ellas. En la primera maqueta, por ejemplo, el cuadrado es tan grande que la maqueta pierde su asimetría y el espacio resulta estático. La tercera maqueta también carece de asimetría, y puesto que todos los elementos tienen un tamaño similar, no consigue crear contraste. Ambas maquetas son es‑ táticas y por tanto inadecuadas para el estilo moderno. La cuarta y la quinta maqueta sitúan el cuadrado y el círculo en la misma posición, pero la cuarta hace uso de la escala para crear contraste. En la sexta maqueta, el espacio se convierte en un elemento más activo y dominante. Las maquetas segunda y cuarta crean la ilusión de profundidad, lo que contribuye a dotarlas de mayor dinamismo. La combinación de contraste y asimetría crean una página sumamente llamativa. Cada una de estas maquetas debe considerarse por separado, y no como parte de un grupo, a fin de valorar cada composición individualmente.

AGRUPACIÓN Y MAQUETA

Algunos elementos, como las fotografías, se consideran siempre como un objeto aislado lado, mientras que otros, como el texto y las tablas, constan de elementos independientes tratados como un conjunto duran el proceso de maquetación. Estos elementos poseen una estructura interna independientes de la estructura de la página. El texto, por ejemplo, está estructurado por las palabras y la interlínea. Al situar un grupo no interferimos en esta estructura interna. El modo en que agrupamos los elementos determina su colocación en la página. Si, por ejemplo, consideramos cinco fotografías como elementos independientes, procedemos a colocarlas en la retícula una por una, mientras que si las consideramos como un grupo podríamos disponerlas sin tener en cuenta la retícula. El grupo, que posee su propia estructura interna, se alinearía en la retícula como si de un solo objeto se tratara. La agrupación de elementos es un factor clave no sólo en la elaboración de la maqueta, sino tam‑ bién en cómo será percibida. Al evaluar una maqueta hemos de buscar la agrupación inconsci‑ ente, además de la intencionada. Un espectador tiende inevitablemente a agrupar los elementos por su proximidad, a menos que se propor­cionen otras claves visuales, como la semejanza, que


permitan interpretar el grupo de otro modo. En cada una de las maquetas de abajo, por ejemplo, no queda claro si debemos agrupar el círculo y el cuadrado, o uno de ellos con el texto, o bien considerarlos como elementos inde­pendientes. El modo en que agrupamos los elementos determina cómo interpretamos lo que vemos. Este es uno de los principios claves de la psicología de la Gestalt. Los elementos se pueden disponer corno objetos independientes o en grupo. El grupo debe poseer su propia estructura, Si se colocan por separado, la estructura se desarrolla a partir de la retícula. Cada una de estas maquetas utiliza una versión modificada de la misma retícula tipográfica Los campos pueden añadirse o suprimiese en función de las necesidades del proyecto. Cada una cumple las normas arriba descritas, y sin embargo todas son diferentes.

USO DE LA RETÍCULA

Una retícula debidamente diseñada proporciona al diseñador un medio sencillo y rápido para crear maquetas interesantes y eficaces. Cuando la retícula satisface las necesidades del proyecto, rara vez es necesario apartarse de ella. La necesidad de apartarse de la maqueta es otra cuestión y puede significar que la retícula se considera como un marco que restringe la libertad del diseñador en lugar de potenciar su creatividad. Este conflicto debe resolverse por anticipado para hacer un uso eficaz de la retícula. Una vez se ha establecido la retícula adecuada, la maquetación es sólo cuestión de encajar la información en el espacio asignado, de manera que el lector perciba una organización estructurada y lógica. La única regla para el uso de retículas es que deben utilizarse de manera coherente. La coherencia crea orden, estructura y unidad. Las líneas generales que se enumeran a continuación constituyen una lista de consulta para la toma de decisiones sobre la maqueta cuando se trabaja con una retícula. La disposición y proporción de los elementos debe hacerse en función de la retícula. Los elementos deben ser sólo lo suficientemente grandes como para satisfacer las necesidades de la comunicación, a menos que se utilicen como elementos gráficos. Es preciso establecer una jerarquía visual entre los elementos. No todos ellos pueden ser domi‑ nantes. Los elementos deben colocarse en la parte superior de los campos y alinearse en sus esquinas izquierdas. El texto debe colocarse como un grupo, y no verse sometido a interrupciones de otros


elementos. Debemos ser sistemáticos. Cuando el documento consta de varias páginas, los elementos simi‑ lares deben ocupar siempre la misma posición en todas las páginas. El texto no debe ocupar más de la mitad de los campos, siempre que sea posible. Conviene dejar aproximadamente un tercio de los campos vacíos, a fin de garantizar la flexibili‑ dad de la maqueta. Debemos recurrir al contraste, la asimetría y otros principios del diseño para evitar que la página resulte estátic


MONOGRAFICO Brian Nills


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