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VILLAMIL GABRIEL
from Cábala #72
by Cábala
Figura, determinación y
Balón de Oro
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“Haber conocido el Monumental, esa cancha, contra esos jugadores ha sido un sueño, la cancha era perfecta, el clima era perfecto, el estadio repleto ha sido un sueño jugar ese partido”
¿uién no ha jugado de niño en el patio de su casa soñando que está en el estadio? Para Gabriel Villamil ese sueño se volvió realidad y por si fuera poco, tal cual lo soñaba cuando jugaba con sus hermanos en su casa, con quienes ahora puede disputar partidos importantes de la División Profesional aunque como rivales, “me tocó enfrentar a los dos y se siente bastante raro pasar de jugar en el patio de tu casa a jugar en el estadio más importante del país como es el Hernando Siles, es un salto muy grande, estoy feliz de que tanto ellos como yo hayamos llegado a jugar juntos, es un orgullo para mí y seguramente para toda mi familia”.
Gabriel recuerda como junto con sus hermanos Sergio y Jaime crecieron escuchando las historias de su padre, “Mi sueño nace dentro de la casa, mi papá nos contaba anécdotas de cuando él jugaba en San José cuando jugaba copas internacionales y nosotros en la cabeza nos imaginábamos lo que era mi papá porque no pude nunca verlo en vivo. Como la gente se le acercaba a pedir fotos, como la gente coreaba su nombre, ahí nace mi sueño de ser reconocido y llegar
Qpero con una decisión difícil, dejando que vaya a formarse a Argentina, “el sacrificio más grande lo hizo mi familia que tomó la decisión de que yo salga de casa, de que pueda irme a formar a un club como fue Banfield donde aprendí muchas cosas, pude saber cómo es la vida de un futbolista, aprendí a vivir solo a hacer nuevos amigos”.
Fue justamente este viaje a temprana edad que lo marcó y le dejó una de las enseñanzas más fuertes para su vida más allá de su carrera, “En Argentina aprendí a valorar lo que uno tiene, hay chicos que se matan jugando, que toman colectivos de 3 horas para llegar a entrenar y persiguen el sueño con mucha ambición y eso me sigue acompañando en mi carrera”.
Retornando de Argentina junto con su papá tomaron una nueva decisión para su carrera, “hablaba con mi papá que tenía que buscar un club para empezar a hacer mi vida dentro del fútbol, entonces tomamos la decisión de venir a probarme a Bolívar con mucho nerviosismo nos subimos al avión y vinimos a probar suerte, es la verdad, gracias a Dios el profe Oscar Villegas que era el DT de las inferiores a debutar en el fútbol profesional. Es mi mayor inspiración sin duda, nunca he tenido otra motivación ni ejemplo como ha sido mi papá el me llevaba a entrenar me inscribía a los cursos, me daba consejos” expresa el joven futbolista.
En su camino hacia ser futbolista, su familia decide apoyarlo, fue el que hizo que me quedara, el primer día fue espectacular, me sentía muy orgulloso de vestir una camiseta tan importante”. Y a partir de ese momento su carrera comenzó a avanzar a pasos grandes, “mi debut se da de una forma muy rara, no era muy tomado en cuenta por el profe, pero sentía que confiaba en mi potencial y en lo que podía dar como jugador. Yo entro a la convocatoria porque lamentablemente el papá del sueco de Martin Smedberg se enfermó y tuvo que viajar de urgencia a verlo, entonces sale él de la convocatoria y entro yo. Fue un sueño, ese día casi no pude dormir por pensar en el partido y esperar tener al menos unos minutos en un partido profesional” recuerda su primer partido con la camiseta celeste en primera división.
Pero junto con todas esas alegrías y satisfacciones también llegaron enseñanzas y responsabilidades. “Lo más difícil que me ha tocado aprender es aprender a entrenar, cuando yo pasaba por las inferiores de nuestro país, los entrenamientos eran muy ´light´ uno se acostumbra eso, y no es culpa de los jugadores ni de los entrenadores sino de nuestro fútbol que está implementado así, creo que ahora se ha mejorado bastante pero lo más difícil es entrar en ese ritmo de primer equipo, entrenar todos los días al cien por ciento, no hacer caras malas en ningún tipo de trabajo y aprender a esforzarse para ganarse un puesto”.
Jugar en Bolívar no es nada sencillo, ni para los bolivianos ni para los extranjeros, ni para los experimentados ni para los jóvenes. Gabriel tuvo que aprender a convivir con la presión y encontrar la forma de aislarse de todo esto, “Es muy complicado, se siente la sensación de presión que tienes de la gente, de las personas que trabajan en el club porque estás cargando con una camise-
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“Ver a los mejores jugadores del mundo y tenerlos tan cerca era como vivir dentro de una película es algo que me ha quedado grabado en la memoria. Es una motivación para seguir trabajando para llegar a ese nivel”.
ta muy grande históricamente, la presión que tenemos es porque el club está acostumbrado a ganar y la gente espera mucho de vos. Ganarse un puesto es una de las cosas más complicadas por los jugadores que llegan a vestir la camiseta de Bolívar”. “Ahora lo manejo con bastante tranquilidad, al inicio cuando recién iniciaba y se sentía la presión de la gente se me hacía más complicado salir de la situación, pero ahora he aprendido a mantener un equilibrio dentro de lo que es manejar no solo presión sino las cosas que dicen porque un día puedes llegar a ser el mejor jugador de Bolívar y al otro el peor. La clave está en encontrar el equilibrio, en estar enfocado en uno mismo ni volverse loco cuando la gente piensa que eres un dios y tampoco bajonearse cuando la gente dice que no sirves para nada” expresa con sinceridad el futbolista su vivencia en la academia paceña. Es así como en poco tiempo con subidas y bajadas ha logrado importantes logros como ganar el último título de Bolívar en 2022, un partido especial e inolvidable, “Es el partido más importante por cómo se han dado las cosas, por lo mucho que nos jugábamos era un partido que necesitábamos ganar y ser campeones por que el grupo que teníamos se lo merecía, eso es lo más lindo de jugar este tipo de partidos cuando ganas la sensación de satisfacción es mucho más grande. Yo me miraba con Justiniano y Roberto Carlos y teníamos la sensación de que no íbamos a perder, gracias a Dios se dio como se dio”.
Pero el recuerdo que más vivo tiene de ese día es muy particular: “el dolor de piernas que tenía después del partido haber jugado los 90 y algo minutos y después estar tanto tiempo parado en la cancha festejando y cantando, recuerdo mucho el dolor de piernas que tenía y el cansancio que tenía en el cuerpo”. Pero no ha sido la única alegría que ha vivido hasta ahora, Villamil ya ha tenido la oportunidad de vestir y defender la Verde de todos, y ahora con miras a las Eliminatorias expresa su confianza.
“Recuerdo que en principio había sido convocado para la sub-20 y estando en el hotel el profe me había dado la confianza para que entrene con el primer plantel de la selección ha sido una sensación de orgullo y felicidad. Mis papás y hermanos me llamaban para saber cómo me sentía y tal vez en ese momento no te das cuenta de lo que representa, pero con el pasar de los días ves que no hay algo más arriba que representar a tu país” recuerda su primera convocatoria a la Selección.
De esta manera un joven boliviano que pasó de jugar con sus hermanos en el patio de su casa a enfrentar a su hermano mayor en un clásico por la final del torneo , que cambió sus prioridades a pensar exclusivamente en su carrera futbolística, va por más “La meta que tengo es llegar a jugar en el exterior, mi deseo es jugar fuera, estoy seguro de que el club también quiere eso, la idea de Marcelo Claure es exportar jugadores y quiero salir dentro de este o el próximo año”.
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“Siempre duermo en la cama alejada de la puerta, me hago estribar un tobillo con un fisio y el otro con otro. Tengo la del papelito donde anoto siempre algo relacionado al partido antes de salir a la cancha. Saludo a los compañeros siempre por el lado derecho y termino dando la vuelta por el lado contrario a las manecillas del reloj”.