Disfruta Michoacán 20 Diciembre de 2013

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Planta de Nochebuena

CUETLAXÓCHITL R EDACCIÓN

El uso de la planta de Nochebuena en México es ancestral, pues se le utilizaba con fines religiosos, medicinales y utilitarios desde siglos antes de la llegada de los españoles, sin embargo, con la evangelización cristiana, fueron los franciscanos quienes empezaron a asociar la planta conocida hoy como Nochebuena o Flor de Nochebuena a las fiestas del pesebre o natividad, después la población mexicana siguió adornando los nacimientos y las iglesias con la la planta.

Nochebuena, cuyo nombre científico en latín es Euphorbia pulcherrina, en castellano la más bella, es una planta de uso ornamental que tiene una importancia cultural y económica, principalmente tanto en el México actual como en el prehispánico, cuando los aztecas extraían el jugo lechoso y blanco de la flor para elaborar una medicina contra la fiebre, en tanto que su color rojo escarlata era utilizado para teñir artículos de cuero y tela. Ellos la llamaban Cuetlaxóchitl, término náhuatl que proviene de la unión de dos palabras: cuetlaxtli, que significa cuero, y xochitl, que significa flor, por lo tanto una traducción literal podría ser flor de cuero, que en la actualidad es conocida como nochebuena, por florecer solamente a finales del año. En 1825, Roberts Poinsett, primer embajador de Estados Unidos en México, y un notable botánico aficionado que quedó fascinado con su belleza , llevó la planta a Carolina del Sur. Durante la década de 1830, la popularidad de la planta se extendió por toda la Unión Americana y durante ese tiempo se le conoció como planta mexicana de fuego u hoja pintada. Después de la muerte de Poinsett en 1851, la planta fue renombrada como poinsettia en su honor, instituyéndose el 12 de diciembre como Día Nacional de la Poinsettia.

La Cuetlaxóchitl o nochebuena recibe como nombre científico uphorbia pulcherrima, que en lengua Latín Pulcherrima significa la más bella.

FOTO ARCHIVO

En su estado natural, la nochebuena es considerada un arbusto y en su desarrollo natural llega a medir hasta 3 metros.

En su estado natural, la nochebuena es un arbusto que se desarrolla vegetativamente durante la época o estación de lluvias, creciendo y tratando de sobrevivir al competir con las demás plantas por espacio y luz, terminado su crecimiento y comenzando su florecimiento y reproducción, se le encuentra comúnmente en los

estados del Pacífico como Sinaloa, Nayarit, Jalisco, Colima, Michoacán, Guerrero, Oaxaca y Chiapas. Curiosamente su belleza no se debe a su diminuta flor, sino a las hojas que rodean la flor denominadas brácteas que son las que tienen el característico color rojo intenso, en algunos casos rosa, blanco o verde muy claro. Se cultiva en su gran mayoría en invernaderos o a través de agricultura protegida. Esta

actividad genera empleos directos, así como empleos indirectos en la zona donde se cultiva la planta convirtiéndose en una de las plantas de Navidad más populares que se venden cada año durante la temporada navideña. Michoacán es el segundo productor de nochebuena del país, produce el 21.5 por ciento del volumen nacional, el municipio oriental de Zitácuaro es el que más flor de esta variedad aporta, por esta razón en el mes de noviembre se realiza la Tradicional Feria de Nochebuena.


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Leyendas de la Flor de

CUETLAXÓCHITL UNA TRIBU REBELDE En tiempos del dominio azteca, hubo en el pueblo de Tlachco una gran sublevación por parte de la tribu de los chontales, que no estaban dispuestos a pagar tributos al Rey Moctezuma. Al enterarse de la respuesta chontal, el monarca mandó un poderoso ejército que puso fin a la rebelión, dejando a su paso muertos en lo que hoy es Taxco, quedaron ahí huellas de sangre de los chontales, creciendo poco después unas hermosas flores de color sangre que significaban el espíritu de los derrotados chontales. Cuando Moctezuma tomaba un descanso por el pueblo de Tlachco, famoso entre los hombres aztecas por su singular y agradable clima, el emperador azteca encontró entre los cerros esta hermosa flor, que crecía como planta silvestre, entonces la llevó a sus jardines botánicos en Huaxtepec, un cerro de guajes donde se ubica hoy el centro vacacional de Oaxtepec, Morelos, dedicado a su cultivo.

SANGRE DE LOS CHONTALES El territorio fue parte de un señorío chontal cuya capital por así decirlo, fue Zompancuahuitl, ahora Ixcateopan de Cuauhtémoc, en razón que en 1949 se reveló la tradición que guardaron en secreto los consejos de ancianos, durante más de cuatro siglos, y que reveló que los restos óseos del último emperador azteca reposaban en ese sitio. Además el emperador había nacido allí, producto de la unión de un príncipe azteca y la princesa Cuayautitlalli, hija del señor Zompancuahuitl. Este señorío chontal fue conquistado por los aztecas a mediados del siglo XV, fue tanta la resistencia de los chontales, que los aztecas ordenaron el exterminio, con el derrame profuso de la sangre chontal. En el norte de este territorio crecía un arbusto que se cubría de flores blancas y que adornaba hermosamente sus bosques, y de allí surge la leyenda que, después de la masacre que los aztecas hicieron de los chontales, las flores inexplicablemente se marchitaron y a la siguiente floración, volvieron los arbustos a cubrirse de flores, pero ya no fueron blancas. Inexplicablemente, su color se tornó rojo intenso, lo que se atribuyó al color de la sangre derramada por los chontales.

LA FLOR ESTRELLA En un pueblo montañés un cura dio el encargo a una pobre mujer, de tejer una manta para tapar al Niño Dios el 24 de diciembre. Pero la mujer enfermó gravemente, y su hijita de diez años se acomidió a ayudarla, en su torpeza, a la niña se le enredaban todos los hilos del telar y no logró tejer la tela. Cuando el plazo se cumplió, la niña lloraba angustiada detrás de un arbusto por no haber cumplido con el encargo. Una viejita se le apareció y le aconsejó que cortara algunas ramas del arbusto y las llevase al altar de Jesús. La llorosa niña hizo lo que le ordenaba la anciana señora, y cuando puso las ramas en el florero, se llenaron de maravillosas flores en forma de estrella que pudo obsequiar al Niño. Al salir de la iglesia, se percató de que todas las secas ramas de los arbustos del camino estaban llenas de maravillosas flores rojas como la sangre.


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COLOQUIO

DE LUZBELES

La pastorelas en las regiones indigenas de Michoacán, se llevan a cabo probablemente desde 1848 y sus orígenes se remontan al siglo XVI, cuando se ejecutaban en lengua tarasca, a fines de la primera década del siglo XX, a la par de la Revolución Mexicana surgen las pastorelas, tanto en lengua tarasca como en castellano. Hoy en día prácticamente todos los parlamentos son proferidos en el idioma de Cervantes.

REDACCIÓN En los poblados purépechas se lleva a cabo un tipo de representación escénica que en nuestros días es llamada «pastorela» o «coloquio de luzbeles». Son las pastorelas, que se llevan a cabo probablemente desde 1848 y sus orígenes se remontan al siglo XVI, cuando se ejecutaban en lengua tarasca, a fines de la primera década del siglo XX, a la par de la Revolución Mexicana surgen las pastorelas, tanto en lengua purépecha como en castellano. Hoy en día prácticamente todos los parlamentos son proferidos en el idioma de Cervantes. A diferencia de las pastorelas urbanas, las representaciones purépechas no se restringen a un solo escenario durante su presentación, ni mucho menos a una duración específica, pues a lo largo del año se realizan varios rituales que se asocian a la pastorela, comenzando por la designación del carguero, más tarde se lleva a cabo la ida al campo, donde se recogen las hojas que se ofrendan al Niño Dios y se utilizan en la preparación de las corundas que se reparten a los participantes de la pastorela, también se realiza la ida al monte para traer el tronco, mismo que tiene una altura de entre 28 y 29 metros y se utiliza para sostener la estrella de Navidad en casa del carguero del Niño Dios. Las pastorelas de la región purépecha se componen de tres partes, mismas que se desarrollan en el siguiente orden: Primero, la aparición de los diablos principales, conocida en algunos pueblos como «concilio de los diablos» o «coloquio de diablos», estos a su vez son llamados en purépecha noampakiti, que se traduce en castellano como «no bueno»; le sigue la adoración del Niño Dios, a cargo de los pastores, rancheros, ermitaños y viejitos, y por último la aparición de decenas, incluso cientos de diablos, conocidos en algunas comunidades como «changos», «negros» o chalis. Los purépechas otorgan mucha importancia a la preparación y reali-

zación de la pastorela, que llega a ser considerada en muchos poblados, igual o más importante, que la fiesta patronal, ya que la pastorela solicita un número considerable de intérpretes; las comparsas de danzantes son numerosas, no se pueden soslayar las de los rancheritos y la correspondiente a los pastores, que llegan a integrarse hasta por cincuenta parejas. Los rancheros son, por regla general, los únicos personajes de la pastorela que tratan asuntos relativos a la vida cotidiana, en sus dimensiones de actividad productiva, la riqueza material o falta de ella y las relaciones familiares. Una vez que Luzbel, Astucia y Pecado han sido derrotados; y que los pastores culminaron sus danzas y villancicos; que los rancheros terminaron de bailar, cantar y recitar versos en el caso de las pastorelas de la Sierra, sigue una escena en que aparecen decenas, o en muchos casos centenas de diablos, encarnando una variedad de figuraciones del mal. El escenario que ocupan no es ya la enramada o el portal, o un espacio delimitado simbólicamente como tal, sino las calles, la plaza central, la casa del carguero, el pueblo todo. La aparición de cientos de diablos marca el final de la pastorela.

LOS PERSONAJES Característicos de una pastorela son los diablos y la manera en que se enfrentan con los ángeles. En realidad, rancheros o viejitos, hacen el papel de pastores que se encargan de adorar al Niño Dios,

Los ángeles son comúnmente interpretados por niños -en algunos casos por niñas- de entre ocho y diez años de edad.

Rancheritas de Zopoco, Michoacán.

Ángeles de Zopoco, Michoacán.

FOTOS DE ARCHIVO

el ranchero se presenta como un modelo ideal de persona: es alguien a quien le ha ido bien en todo, tanto en el amor como en las batallas cotidianas, el trabajo y el negocio empresarial; posteriormente, este mismo ranchero es presentado como un fracasado, por no obtener buenas cosechas y un ganado digno de ser vendido, que se atribuye a la falta de apoyo del gobierno demostrando que el ranchero, es al mismo tiempo, sumiso ante el sistema de gobierno. El alarde del ranchero sobre el éxito y la fortuna material obtenidos, pretendidamente, con el arduo trabajo y las buenas relaciones con altas esferas de gobierno, es seguido de una serie de precisiones por parte de la ranchera, es decir, su esposa, quien

Luzbel, Astucia y Pecado tradicionalmente aparecen vestidos con una túnica larga , una capa que llega a medir hasta siete metros y en algunos poblados cubren el rostro con velos negros y en otros es utilizada una máscara artesanal muy llamativa tallada en madera.


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revela la falsedad de lo que dice el ranchero. La pastorela es una puesta en escena de las relaciones sociales que involucran a los rancheros y a los purépechas. Como en todo ritual, la puesta en escena de las relaciones sociales se hace de manera inhabitual, fusionando modalidades de relación normalmente antiéticas: halago de la riqueza y al mismo tiempo desacreditación de la riqueza, admiración ante la sumisión al gobierno y, al mismo tiempo, burla ante dicha sumisión, revelación de la existencia del narcotráfico y, al mismo tiempo, su disimulación, entre otras situaciones. Los ermitaños, por su parte, parecen más ambiguos o en todo caso desempeñan papeles ambivalentes. En algunos poblados, cumplen el mismo papel que los pastores, pues impiden que el Niño Dios caiga en las tentaciones que le incita el Diablo, dan consejos sobre el buen comportamiento social, ayudan a que reine la paz en el mundo y contribuyen a que haya orden durante la representación, dando latigazos a quienes no respetan los límites del espacio teatral. Los ángeles son comúnmente interpretados por niños -en algunos casos por niñas- de entre ocho y diez años de edad por regla general son tres: Miguel, Gabriel y Rafael y quienes los interpretan pueden hacerlo por una sola ocasión. Los diablos principales Luzbel, Astucia y Pecado, y en algunas versiones se incluyen cuatro diablos más: Avaricia, Envidia, Osmodeo y Satán y son comúnmente interpretados por varones de entre quince y 20 años que son solteros, mientras tanto los ermitaños son interpretados por adultos que han demostrado tener buenos comportamientos sociales y pensamientos sanos, los pastores y los rancheros son por lo general interpretados por niños y niñas o adolescentes de entre diez y quince años de edad. Una vez que el arcángel Miguel derrotó a Luzbel, terminando así el coloquio o el concilio, se desarrolla un acto que representa el dominio del mal en el mundo, a los personajes que realizan esta secuencia de acciones corporales se les asocia con «los negros» o «los changos», o challi en purépecha, como suele llamárseles en Comachuén, mientras que en Tócuaro se les conoce como negritos. Esta asimilación del Diablo con el negro o con el chango se debe al simbolismo del color negro y el diablo considerado como el simio de Dios que intenta imitarlo, remedar sus creaciones.

VESTIMENTA Los rancheros visten siempre de color blanco, llevan sobre la cabeza

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Ermitaños de Acachuén, Michoacán

FOTOS DE ARCHIVO

Baile de los rancheritos en Santo Tomás, municipio de Chilchota.

La música, como la danza, juega un papel fundamental en la pastorela. Cada personaje tiene una tonada que le distingue .

sombreros con listones o flores de colores; en algunas versiones llevan entre sus manos un mástil con listones largos y flores de colores. Las rancheras comúnmente visten con el traje típico de la mujer purépecha, faldas con tela plisada de colores vivos y bordadas con encajes brillantes, un delantal finamente bordado, blusa blanca también bordada en la parte del cuello y las mangas, rebozo cruzado en la espalda, zapatillas de tacón muy alto y fino, adornadas con botones brillantes, en la cabeza llevan sombreros adornados con abundantes escarchas. Los ermitaños llevan máscaras con rasgos europeos -algunos son viejos barbados-, visten con túnicas largas de color café o gris, o bien de tela cuadrada de color azul, sobre la cabeza tienen una larga capucha cónica, en sus manos llevan un látigo y, colgando al cuello, un rosario grande de madera, los tres ángeles visten de color blanco, ya sea largas túnicas de tela de satín y

de terciopelo, o bien cuando son niñas las que los representan vestidos largos con falda amplia. El arcángel Miguel lleva en sus manos una espada con la que logra vencer a Luzbel. En las pastorelas que se realizan actualmente en los barrios, las calles, los teatros de sala, las vecindades de las grandes ciudades en México, el diablo aparece vestido con un traje rojo muy ceñido al cuerpo que le da la apariencia de estar desnudo, carga consigo un tridente, tiene cuernos pequeños y una cola muy larga. En cambio, Luzbel, Astucia y Pecado por lo común aparecen vestidos con una túnica larga de color negro, una capa que llega a medir hasta siete metros y cuyo color puede variar entre rojo, morado o amarillo, además de llevar el rostro cubierto con velos negros. En Cherán, Sevina, Comachuén y Nahuatzen, las túnicas están cubiertas con tiras de hilos

Máscara de ermitaño, creada enTócuaro, Michoacán, que ha logrado fama mundial por sus máscaras talladas en madera y son utilizadas en las danzas que unen las tradiciones presentes y pasadas. que semejan largas barbas, de color amarillo de la región Lacustre, los diablos principales llevan en lugar de velos, máscaras enormes y sensacionales con una combinación compleja de elementos iconográficos que pueden ser serpientes, dragones o aves. Los diablos secundarios, negros, chalis o changos llevan trajes cuya forma y color puede variar en ciertos aspectos de un poblado a otro. Todos llevan máscaras hechas de diferentes materiales a las que se les da una variedad de formas, diseños, figuras e iconos. Aunque la madera sigue siendo predominante, también hay máscaras de papel, plástico, e incluso de peluche, como las que se venden en las tiendas de disfraces.

MÚSICA Y DANZA Los viejitos además de cantar villancicos al Niño Dios ejecutan pasos de danza. En estos reconocemos a la «Danza de los viejitos», que si bien se realizaba originalmente en ocasión de las celebraciones de invierno o Na-

vidad, en muchos pueblos ha dejado de ser parte de la pastorela. En realidad, la «Danza de los viejitos» es hoy un elemento que puede integrarse en una variedad de fiestas y celebraciones. En cuanto a la «Danza de los negritos», es sinónimo de fiesta de diablitos y designa más precisamente a la parte en que aparecen masivamente diablos bajo una variedad de figuraciones del mal, o lo no bueno noampakiti. El coloquio o Concilio de los Diablos es una parte del conjunto de ejecuciones corporales que conforman la pastorela y es el acto nodal, el clímax; esta danza es el acto que define la pastorela, que permite interpretar a las otras partes. La música, como la danza, juega un papel fundamental en la pastorela. Cada personaje tiene una tonada que le distingue y le singulariza: polcas y abajeños para los luzbeles, abajeños para los pastores y los rancheros. El ritmo de la melodía a la vez sirve como indicador del tipo de sensaciones que experimentan los personajes. Una nota lenta indica el cansancio de los cuerpos después de una larga caminata, por ejemplo, una tonada profundamente melancólica y lánguida, a la que se denomina letra, sirve para introducir el diálogo de Luzbel. Esta forma musical enfatiza la profunda carga sentimental de las lamentaciones de este personaje. Otra melodía, llamada «media letra», permite que el intérprete respire para continuar con su diálogo. Es significativo que uno de los criterios para elegir a quien interpretará el papel de Luzbel sea precisamente que cuente con un cierto tono de voz y un cierto ritmo al recitar. El conjunto de personas que dan forma a la pastorela, instaura nuevos modos de ver a los otros y de verse a sí mismo. En este sentido, motiva a los miembros de su colectividad para que vean el mundo de otra manera. Sin embargo, esta capacidad no se adquiere de una vez, sino que es continuamente renovada por el hecho de que quienes crean las pastorelas están a su vez en continua interacción con los otros, con los rancheros y también con otros sectores de su colectividad.

Tomado de Notas para un estudio antropológico de las pastorelas del territorio purépecha De Elizabeth Araiza Hernández El Colegio de Michoacán.


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SABOR A TRADICIÓN

Así, la rica gastronomía michoacana se abre paso en el gusto de los mexicanos como parte de las ancestrales tradiciones que se han preservado para celebrar en familia, las amas de casa se preparan para pasar con sus seres queridos la Nochebuena.

FOTO: SERGIO ALFARO HTTP://JAIMERAMOSMENDEZ.BLOGSPOT.MX

SALVADOR JIMÉNEZ La cocina mexicana, rica en variedad y en ingredientes, se luce en esta época del año con platillos para todos los gustos. Las diferentes regiones del país tienen

platillos típicos para celebrar las fiestas decembrinas, aunque es común encontrar varios de estos platillos en muchos hogares mexicanos a lo largo del año. Los ingredientes utilizados en los platillos navideños son los pro-

ductos típicos mexicanos: guayaba, nopal, maguey, maíz, frijol, chile, aguacate, vainilla, cacao, calabaza, chayote, zapote, mamey, papaya, chocolate, jitomate, y otros de origen animal como guajolote, cerdo, ternera y bacalao.

Así, la rica gastronomía purépecha se abre paso en el gusto de los mexicanos como parte de las ancestrales tradiciones que se han preservado para celebrar en familia, las amas de casa se preparan para pasar con sus seres queridos

la Nochebuena y Navidad en la Meseta Purépecha, la región Lacustre de Pátzcuaro y la Cañada de los Once Pueblos, además de otras comunidades de diferentes puntos del estado. En las regiones predominante-


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Cargueros de San Miguel Arcángel de los barrios de San Miguel en Charapan, Michoacán. FOTO: ARCHIVO

Rancherita de pastorela tradicional en Zopoco, Michoacán.

FOTO: CARLOS GARCÍA MORA HTTP://CARLOSGARCIAMORAETNOLOGO.BLOGSPOT.MX

mente indígenas de la geografía michoacana, diversas comunidades han hecho suya la tradición cristiana de celebrar el Nacimiento de Jesús, pero bajo conceptos muy particulares. En diversos pueblos de la Meseta sobrevive la tradición de colocar una estrella en lo alto de un poste y encenderla por la noche para señalar los lugares donde se están organizando las fiestas. En Tarímbaro, población cercana a Morelia, se lleva a efecto la fiesta del «Takari», una tradición que se ha mantenido gracias a la entusiasta participación de los tarimbarenses, pues la población indígena ha decrecido significativamente en esta demarcación; de acuerdo a la tradición, cada año un grupo de danzantes recolecta heno para elaborar el lecho del Niño Dios, para ello recorren bailando diversas calles del pueblo. Una variante ocurre en Quinceo, pequeña localidad perteneciente al municipio de Paracho, donde se efectúa la fiesta «Uarokua», que centra su atención en la ceremonia que representa el momento en el que se corta el cordón umbilical al Niño Dios. Durante la temporada navideña aún se preservan en Michoacán las figuras de diversos personajes que tienen a su cargo diferentes funciones, tales como las «huananchechas», responsables de mantener las tradiciones indígenas. En estas comunidades también se acostumbra la tradicional cena navideña, donde el pavo, los romeritos y el bacalao son sustituidos por nacatama-

Las huananchechas, son las responsables de mantener las tradiciones indígenas. les, tamales, pozole y otros platillos de la región, que son acompañados con atole y ponche, este último es un coctel de frutas: guayaba, tejocote, manzana y caña, principalmente, a las que se agregan cacahuates, jamaica y canela, entre otros ingredientes que pueden variar de una población a otra, aunque los mencionados son comunes o «de cajón». Los tamales son parte importante en la dieta de los mexicanos, pero también muy populares en las fiestas y celebraciones de la cultura purépecha. Su consumo es tradicional en fiestas como bautizos, aniversarios y bodas, además de estar presentes casi con carácter de obligatorio en las posadas y fiestas navideñas. En algunas regiones se les considera como uno de los platillos típicos para la cena de Navidad. Los tamales son elementos importantes en las ofrendas de Día de Muertos, festividad que se ce-

lebra anualmente los días 1 y 2 de noviembre; la Virgen de la Candelaria es venerada el 2 de febrero, esa celebración conocida como el Día de la Candelaria marca el fin de las celebraciones navideñas en nuestro país, terminando así el año litúrgico católico que cierra en lo secular con el consumo de tamales y atole, estos dos herencia de las culturas indígenas. De acuerdo con una añeja tradición, la persona o personas que encuentran un pequeño muñeco representando al Niño Dios en su pedacito de Rosca de Reyes, que se parte y reparte el 5 o 6 de enero, deben invitar a todos los ahí presentes a reunirse a degustar tamales y atole el 2 de febrero, de esa manera festejan juntos a La Candelaria, una tradición generalizada entre los mexicanos y que es fiel reflejo del mestizaje surgido de la unión de peninsulares e indígenas. La

FOTO: ARCHIVO

Navidad llegó al fin de cuentas como resultado de la evangelización, los tamales y atole son parte del legado de nuestros antepasados indígenas. De esta forma, podemos afirmar que la Navidad llegó para quedarse, en este caso, acompañada por la rica gastronomía purépecha.

TRADICIONES ANTIGUAS DE MICHOACÁN Desde la noche del 24 al 27 de diciembre se celebra la Navidad purépecha en las comunidades de la Meseta, pero la festividad sufrió modificaciones a partir de la década de los 70 del siglo pasado, aunque el sincretismo se mantiene intacto y otros conceptos propios de la expresión festiva, como la convivencia comunitaria en ceremonias y fiestas de larga duración, que originan una visión todavía no bien comprendida por la población mes-

tiza y los turistas. Durante la Navidad las comunidades indígenas llevan a cabo trabajo comunal, que se realiza en torno al Niño Dios. Los denominados cargueros realizan los gastos derivados de la celebración de toda la población, que incluyen la comida de por lo menos mil 500 personas durante los cinco días de celebración, en especial, se encargan de alimentar a quienes participan en pastorelas. Se aprecian también variaciones en la representación de las pastorelas, en la forma de vestir y en las máscaras que se utilizan. Este tipo de actividades en su totalidad las realizan los jóvenes, quienes son visitados por el carguero meses antes para pedir permiso a los padres a fin de que la joven o el joven puedan participar en la pastorela representando a alguno de los personajes. El colorido de la Navidad a lo largo de la celebración de los cinco días que se vive en la Meseta Purépecha, en su gran parte pertenece a la comunidad que este pueblo de Michoacán mantiene como fortaleza para enfrentar los problemas que les afectan directamente. En muchas de estas fiestas se mantiene la privacidad como práctica exclusiva de las comunidades y en diversos sentidos la población que las lleva a cabo agradece que nadie acuda a conocerlas, porque en su mayoría los visitantes son los primeros que ingieren bebidas alcohólicas; por eso, argumentan los lugareños que esta fiesta es sólo para ellos, los purépechas. Nadie más.

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POSADAS

ALEXIA CHACÓN

MEXICANAS REDACCIÓN En el México prehispánico se celebraba el advenimiento de los dioses durante la época invernal, que coincidía con la misma temporada en que los europeos celebraban la Natividad del Niño Jesús. Después de la Conquista española, la pastorela es transmitida a los purépechas por el obispo de Michoacán Vasco de Quiroga, formando una fusión con las tradiciones ancestrales. La posada comienza nueve días antes de la Natividad rememorando los meses previos al nacimiento de Jesús, cuando sus padres María y José van en una peregrinación pidiendo posada para pasar la noche, esta representación se realiza a través de cantos denominados villancicos, entre dos grupos de personas que son los que cargan a los peregrinos pidiendo posada y quienes están dentro de

la casa e inicialmente niegan la entrada hasta que escuchan que los peregrinos son José y María, finalmente los dejan pasar y reciben a los visitantes ofreciéndoles ponche y comida. Durante la posada se realiza el rompimiento de la piñata, que antiguamente fue utilizada por los evangelizadores para mostrar lo que era la tentación y el vencimiento del bien sobre el mal. Tradicionalmente se fabrica con una olla de barro forrada de papel de colores y se le pegan siete conos de papel pintados o forrados, dándole la forma de una estrella de siete picos, que representan los siete pecados capitales, la piñata es rellenada de dulces y fruta. Para romperla primero se cuelga en lo alto y sostenida con un lazo por uno o dos voluntarios quienes la manipulan de tal forma que no sea fácilmente alcanzada, quienes van a romperla son ven-

L A PIÑA PIÑATTA Romper la piñata es el momento más esperado entre los participantes de la posada, tanto éxito han tenido, que se han adoptado en muchas partes del mundo convirtiendose en un espectáculo cada vez más común en sus fiestas y celebraciones. dados de los ojos y se les gira en se rompe la piñata caen los dulces Dios. Finalmente al término de la algunas tradiciones hasta 33 vuel- y fruta que contenía dando el sig- posada se reparten los aguinaltas en representación de los 33 nificado de que al destruir el mal dos, que son pequeñas bolsas, años que vivió Jesús. Una vez que se obtienen las bendiciones de con dulces, fruta y colación.

FOTO:ALEXIA CHACÓN.

Las festividades tienen un significado y un valor espiritual, por lo que cantar y encender una vela es señal de buena voluntad. FOTO:ALEXIA CHACÓN.


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