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Interior de la Capilla de Santa Rosa.
Parroquia de San Antonio de Padua, Charapan.
Santa María Huiramangaro, donde se ubica el templo construido por los franciscanos en la primera parte del siglo XVI, una verdadera joya artística y arquitectónica Templo de Santa María Huiramangaro
Templo de la comunidad indígena de Nurío
Capillas y templos en la Meseta Purépecha
HERENCIA EVANGELIZADORA En el templo de Santiago Apóstol de la localidad de Angahuan volvemos a observar al santo, sobresale la portada mudéjar con exquisitos bajorrelieves que evocan el origen purépecha
SALVADOR J IMÉNEZ Los pueblos de la Meseta Purépecha cuentan con una inmensa riqueza arquitectónica y religiosa en las capillas y templos, muchos de estos dedicados a Santiago Apóstol durante los siglos XVI y XVII, época de la colonia española y de evangelización por los misioneros franciscanos y agustinos. La arquitectura colonial existente en estos pueblos se debe principalmente a Vasco de Quiroga, Fray Juan de San Miguel y a Jacobo Daciano entre otros; gracias a ellos se construyeron innumerables capillas que difundieron el Santo Evangelio por toda la región. La principal característica de estas capillas son los artesones de madera, un techo cubierto de pinturas con pasajes alusivos a la vida de la Virgen y de su hijo Jesús. Tras el arribo de los primeros misioneros de la orden franciscana, casi a mediados del siglo XVI, en las comunidades indígenas se inició un proceso encabezado por «Tata» Vasco, primer obispo de Michoacán, para edificar hospitales de indios, conjuntos arquitectónicos dirigidos por autoridades
eclesiásticas a través de un curato o un convento, del que dependían totalmente los hospitales. Las construcciones reflejan la abundancia de piedra volcánica y cantera en la región, muchos de los templos, conventos y capillas que hoy se encuentran en pie, revelan el uso de ese material pétreo, que al unirse utilizando adobe para su recubrimiento se podían levantar muros y fachadas de templos y espacios conventuales que eran techados con tejamanil y teja elaborada con barro rojo, además de colocar artesones en sus techos interiores o bóvedas, muchas veces decorados con motivos celestiales; ángeles, querubines, arcángeles y apóstoles, incluyendo la trinidad. No pocas naves tienen techos decorados desde el espacio del coro hasta la cúpula o la parte alta del altar, según sea el caso. Una característica notable de los templos edificados durante la decimosexta centuria es la cruz atrial, elemento arquitectónico que se conserva en la mayoría de templos ubicados en la Meseta y cuya insignia católica muestra en su labra la intervención de la etnia purépecha. No se debe
soslayar en cambio, el hecho de que algunos atrios han sido modificados durante el transcurso de los siglos. Transformándose casi por regla general en plazas cívicas, resultado de las pugnas que durante diversas apocas de la historia han enfrentado a autoridades civiles y religiosas. Las portadas de los templos de la Meseta Purépecha presentan un estilo plateresco en su arquitectura, con algunos elementos que denotan cierta influencia árabe e hispana, mismos que dan testimonio de un esplendor religioso importante, que tuvo origen en la evangelización de las comunidades indígenas michoacanas. Me parece justo establecer una definición de lo que es una capilla y qué se puede denominar propiamente templo: De acuerdo a la descripción del Diccionario Larousse, una capilla es «un edificio pequeño dedicado al culto», mientras que un templo se define como «un edificio elevado en honor a una divinidad». Se reconocen con este vocablo inmuebles católicos y protestantes. En tanto que el término capilla es casi exclusivo del catolicismo.
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CÓMO LLEGAR:
FOTO:COPYRIGHT NATIONAL GEOGRAPHIC
Viaje al País de la
MONARCA SALVADOR JIMÉNEZ Esta semana nos fuimos a recorrer parte del llamado País de la Monarca, oficialmente declarado Reserva de la Biósfera Mariposa Monarca. Esta bella zona de Michoacán se localiza al Oriente del estado y delimita territorialmente con el Estado de México, donde abraza los municipios de Temascalcingo, San Felipe del Progreso, Donato Guerra y Villa de Allende, así como Contepec, Senguio, Angangueo, Ocampo, Zitácuaro y Áporo, en territorio michoacano, el cual ocupa el 70 por ciento de la superficie serrana que cíclicamente alberga a la monarca. Los santuarios michoacanos de la mariposa monarca son El Rosario, en Ocampo; Sierra Chincua, ubicado en el Cerro Prieto de Angangueo, y el Parador Turístico Senguio. Son considerados entre las cuatro bellezas naturales reconocidas por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad en suelo nacional y estarán abiertos al público a partir del 15 de noviembre próximo, según dieron a conocer las autoridades municipales respectivas. Las mariposas monarca han hecho de México su segunda casa porque se alimentan de unas plantas conocidas en la región como venenillo y algodoncillo que, de no consumirlas, ocasionarían un desequilibrio ecológico en los bosques de pinos y oyameles de Michoacán y el Estado de México. Los lepidópteros se establecen en bosques de abeto u oyamel de distribución restringida, protegidos del viento, en laderas o cañadas hú-
En Michoacán, en la Sierra Madre Oriental, se encuentra Angangueo, un pueblo con un importante pasado minero. Su nombre da cuenta de las características de su geografía y significa lo mismo “pueblo entre montañas” que “a la entrada de la cueva”, “cosa muy alta” o “dentro del bosque”. Es uno de los afortunados lugares que la mariposa monarca eligió como santuario, de ahí que sus cielos se pinten durante algunos meses con su dorado batir de alas.
medas ubicadas entre dos mil 400 y tres mil 600 metros de altitud. El conjunto de árboles de 20 a 50 metros de altura, con ramas densas y hojas en forma de aguja genera un microclima especial. La intensidad de la luz es baja, la temperatura se mantiene estable, la humedad es alta y el viento se mueve lentamente. Al pasar los meses, las colonias se desplazan
poco a poco hacia los bosques de pino y encino, generalmente menos densos. Es por eso que con la finalidad de proteger los recursos naturales del área, en especial los fenómenos de hibernación, reproducción y migración de la mariposa monarca, la observación de las mariposas sólo podrá llevarse a cabo en los santuarios y senderos autorizados a través de los prestadores de servicios turísticos y guías autorizados, quienes serán responsables de grupos no mayores a 20 personas cada uno. La temporada para la apertura de los santuarios y visita para la observación de mariposas monarca comprende del mes de noviembre de cada año al mes de marzo del año siguiente. La monarca concluye su largo viaje migratorio entre finales de octubre y principios de noviembre, llegando a sus áreas de hibernación en México. Los lugareños tienen la creencia de que cada mariposa monarca representa el alma de sus seres queridos ya difuntos que vienen a visitarlos. Para conservar este fenómeno migratorio, en 1980 el gobierno mexicano decretó la protección de las colonias de la monarca. En 1986 se estableció por primera vez un área protegida de 16 mil 110 hectáreas denominada Reserva de la Biósfera Mariposa Monarca. En el año 2000 se extendió la superficie total de la Reserva a 56 mil 259 hectáreas. En la Reserva, la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), a través de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), aplica el Programa «Cero tolerancia a la tala clandestina en la Reserva de la Biósfera Mariposa Monarca», que redujo esta actividad ilícita de 243 hectáreas deforestadas en 2007, a 0.4 hectáreas en agosto de 2011; ese mecanismo se reproduce en otras cinco áreas prioritarias: Pico de Orizaba, Malinche, Izta-Popo, Valle de Bravo y el Corredor Biológico Chichinautzin.
Desde la Ciudad de México se debe tomar la autopista a Toluca, cruzar esa ciudad y tomar la salida a Zitácuaro, cuyo tramo corresponde a la carretera federal a Morelia. De Toluca a Zitácuaro hay 90 kilómetros hasta el crucero de San Felipe de los Alzati, ahí se toma la desviación a AngangueoOcampo, y a catorce kilómetros de ésta se localiza Ocampo. Una vez en esta risueña y acogedora población se busca el camino boscoso acondicionado con piedra y adoquín que da acceso al Santuario El Rosario. Desde Morelia es necesario tomar la carretera libre a Ciudad Hidalgo, que pasa por Charo, Indaparapeo y Queréndaro para llegar al crucero que conduce a Ciudad Hidalgo a mano derecha, para, una vez en la antigua Taximaroa, enfilarse rumbo a Irimbo hasta pasar Áporo y pocos kilómetros adelante se puede ver el pueblo de Ocampo,cabecera del municipio con el mismo nombre.
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Juguete artesanal,
EN VÍAS DE EXTINCIÓN El juguete popular ha desempeñado un rol importante en las celebraciones de Carnaval, Jueves de Corpus, las posadas, Día de Muertos y celebraciones alusivas a los días de San Juan Bautista, San Antonio Abad y otras festividades a lo largo y ancho del territorio nacional.
SALVADOR JIMÉNEZ Matracas, trompos, baleros, caballitos de madera, pirinolas, títeres, muñecas de trapo y yoyos, son algunos de los juguetes populares de México que a pesar de formar parte de un legado cultural e histórico surgido del sincretismo entre las tradiciones prehispánicas y europeas, han sido desplazados en las últimas
tres décadas por juguetes industrializados hechos con plástico y piezas electromecánicas. Carentes de publicidad en la televisión y de marcas transnacionales, los juguetes populares, denominados también tradicionales, son objetos lúdicos que subsisten gracias, en gran medida, al sincretismo que a lo largo de la historia se dio entre estos y las fiestas religiosas. El juguete po-
pular ha desempeñado un rol importante en las celebraciones de Carnaval, Jueves de Corpus, las posadas, Día de Muertos y celebraciones alusivas a los días de San Juan Bautista, San Antonio Abad y otras festividades a lo largo y ancho del territorio nacional. Sin embargo, la queja constante de los artesanos que elaboran juguete popular es acerca de la pau-
latina desaparición de los juguetes mexicanos tradicionales, fenómeno que comenzó a finales del siglo pasado como resultado de la industrialización del juguete. Muchos de los juguetes fueron introducidos en América por los misioneros durante la colonización española, los usaron como una herramienta más para su labor evangelizadora; de hecho, gran parte de la sub-
sistencia de los juguetes y juegos populares se dio por su vinculación con las variadas festividades de carácter religioso. Lamentablemente, hoy estos juguetes prácticamente se han olvidado. Se ven solamente como artesanías e incluso piezas de museo. Existen también fiestas tradicionales que la gente no conoce, por ejemplo, el Día de San Juan, que se
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Un buen regalo para tus hijos, diviértete con ellos
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EL BALERO
TROMPO
El balero es un juguete de malabares compuesto de una especie de mango, generalmente de madera, unido por una cuerda a una bola horadada por uno o varios agujeros de un diámetro ajustado al mango. El objetivo del juego es hacer incrustar el mango en el hueco de la bola.
El trompo es un juguete hecho de madera (aunque también los hay de plástico) consistente en una perinola acompañada de una cuerda. Enrollando la cuerda alrededor del trompo y tirando violentamente de uno de sus extremos, a la vez que se lanza contra el suelo, se consigue que el trompo rote sobre su punta, manteniéndose erguido y girando sobre su propio eje.
Del juguete popular, LA MARIONET MARIONETAA O TÍTERE
YO-YO
La marioneta es un personaje inanimado que es manipulado por una persona para darle «vida» al personaje en cuestión, también se conoce como títere y puede hacerse de varios materiales, se le colocan unos hilos que van conectados a las manos, pies y cabeza, a través de estos se puede manipular el muñeco que puede también tener forma de animal.
El yo-yo es un juguete formado por dos discos de madera unidos por el centro con un eje central manteniendo una leve separación entre ambos, alrededor de la cual se enrolla un cordón que, anudado a un dedo, se hace subir y bajaralternadamente.Semanejamediantemovimientos de la mano hacia arriba y abajo.
LA MA TRA MATRA TRACC A La matraca es un artefacto que sirve para hacer mucho ruido, generalmente se usa para animar eventos deportivos, reuniones o fiestas. Otros juguetes que tienen la misma función son el silbato y la sonaja.
PIRINOLA O PERINOLA La pirinola o perinola es un juego de azar en el cual se hace girar el artefacto que tiene grabado en todas sus caras (el número de caras puede variar) algún número. El que logre obtener el mayor número gana. Se ha modificado este juego poniendo en las caras un tipo de castigo o premio al que el tirador se hace acreedor.
verifica el 24 de junio, donde se acostumbraba la venta de turbantes y espadas de cartón y madera, aunque los historiadores no hablan de la relación de los juguetes con esa celebración. De igual manera se ha extinto la tradición de vender, afuera de las iglesias, jaulas con pájaros de cera y papel de china, tradición misma que
TABLIT AS ABLITAS Es una serie de tablas unidas por unos listones que al estirarse parecen estar unidas y no moverse pero, al tomarlas por uno de los extremos, da la ilusión óptica de que una de las tablitas se desprende y se dirige hacia el otro extremo pero sin separarse de las demás.También son llamadas «tablitas chinas».
se llevaba a cabo durante los festejos en honor a San Antonio Abad, el 17 de enero. En contraparte, una de las fiestas populares que aún tiene mucho arraigo es la de Jueves de Corpus, aunque ya no se observa la venta de las llamadas tarascas. Se trataba de un dragón alado de madera con ruedas que también se
APUESTAN AL RESCATE ÓSCAR VILLEDA |SALVADOR JIMÉNEZ Heredero de una tradición ebanista y con más de 25 años dedicado a ese oficio, Mario Vázquez Cabrera, integrante del Colectivo Artesanal, se ha fijado como meta el rescate del juguete popular como una herramienta para el desarrollo integral infantil, que fortalece las habilidades y destrezas de los niños. Originario del Distrito Federal, y posteriormente vecino del municipio de Nezahualcóyotl, Estado de México, la inquietud de Mario Vázquez por mejorar los productos madereros que fabricaban sus padres lo llevó a ingresar a la Escuela de Diseños y Artesanías del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) -Taller de Ebanistería-, en donde aprendió las técnicas y perfeccionamiento del manejo de la madera, conocimientos que más tarde pondría en práctica para el desarrollo de proyectos creativos en la entidad michoacana. «Cuando egresé del instituto me tocó un proyecto para la elaboración de juguetes y fue
vendía afuera de las iglesias. Este juguete surgió de una leyenda medieval que hacía referencia a este animal mitológico que se comía a las doncellas y de un caballero que lo mató. Es un mito importado por los peninsulares que coincidió con la celebración del Corpus. Uno de los juguetes tradicionales que siguen vigentes durante la fiesta del Jueves de Corpus es el
entonces que nos pusimos a capacitar a los artesanos, todo salió perfecto, pero al concluir los productos nos encontramos con un problema infranqueable, y es que la gente no compraba el juguete de madera aunque fuera muy bien elaborado, de tal forma que el producto era incosteable, lo que nos llevó a otros problemas, como ofrecer productos de una mala calidad -rasposos, astillados- pero baratos, o el que los artesanos se estancaran en un solo juguete para así no arriesgar inversión y tiempo; otros tomaron la opción de emigrar o simplemente dedicarse a otras cosas; pero quien decidió sacrificar el bienestar familiar dio continuidad a esta valiosa tradición». Hoy el Colectivo Artesanal participa en más de 30 comunidades de muy alta marginación en la geografía michoacana, el objetivo es atender las necesidades primordiales de los niños mediante el fomento del juguete individual y colectivo, siempre bajo la idea de desarrollar vivencias que permitan ejercer
burrito hecho con hojas para tamal, adornado con flores de papel y diamantina. Conocida también como «Día de las Mulitas», esta celebración se originó en la Nueva España durante el siglo XVI, después de la caída de Tenochtitlan, cuando el Jueves de Corpus, a las afueras de la Catedral, artesanos y comercian-
principios democráticos, que fomenten hábitos de orden, proporcionen información del reciclado, estimulen la creatividad, expresión y sociabilización de los niños a través del juego, con miras a desarrollar y fortalecer destrezas y habilidades psicomotrices. «Nuestra experiencia y conocimientos acumulados a través de varios años van encaminados a no dejar que la globalización del plásticoelectrónica siga predominando y convirtiendo al sujeto-niño en una parte inactiva en su interacción con los juguetes». Los juguetes populares michoacanos se elaboran principalmente en las comunidades de Cherán, Pamatácuaro, Paracho y Quiroga, cada localidad imprime su sello y creatividad, de acuerdo a la materia prima disponible, que generalmente es la base de sus productos. Y lo transmiten a través de sus creaciones, reflejando su identidad; pero una identidad que no corresponde a la elaboración de juguetes populares es la violencia, por ello es indispensable disminuir los efectos que ésta ocasiona en los niños.
tes procedentes de diversos pueblos llegaban con su mercancía diversa a lomo de mula. Otras festividades vigentes y muy arraigadas en Michoacán son el Día de Muertos, las posadas y la Navidad. En esta última se mantiene viva la tradición de las piñatas, no así la de los cohetes que han dejado de venderse por estar prohibidos.
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Huatápera de Ihuatzio.
Es Santa Fe de la Laguna una de las comunidades más antiguas de la geografía purépecha.
Si recorres la carretera panorámica que rodea el lago te permitirá admirar la belleza del afluente con sus aguas plateadas.
Tzintzuntzan fue capital del reino purépecha.
Janitzio, lugar con leyenda.
ALREDEDORES DE UN ESPEJO SALVADOR J IMÉNEZ La mayoría de los poblados de la zona Lacustre de Pátzcuaro tienen sus antecedentes en la época prehispánica, pero fue después de la Colonia que don Vasco de Quiroga, primer obispo de Michoacán, dio identidad y personalidad a los pueblos asentados en la ribera del lago, fundando hospitales para la gente pobre y casas de huéspedes para viajeros. Vasco de Quiroga enseñó a los indígenas nuevas técnicas de elaboración artesanal que enriquecieron las prehispánicas. La producción de artesanías de estos pueblos consiste en trabajos de madera, hierro forjado, cobre, hojalata, alfarería y textiles. Esta región cuenta con dos zonas arqueológicas en Ihuatzio y Tzintzuntzan. Un recorrido por la carretera panorámica que rodea el lago nos permite admirar la belleza del afluente con sus aguas plateadas y las diferentes islas que concentran gran parte de la comunidad purépecha; que mantiene viva una cultura con lengua propia y grandes tradiciones entre las que resalta la Noche de Muertos, nombrada por la UNESCO Patrimonio Intangible de la Humanidad. Las comunidades consideradas más importantes de la ribera y aguas adentro del Lago de Pátzcuaro son Janitzio, Tzintzuntzan y Santa Fe de la
Laguna. Detallamos aquí lo más importante de ellas: Janitzio basa su importancia en una leyenda que dice que los habitantes de esta isla son los purépechas más antiguos y es en este lugar donde se habla con más pureza esa lengua, ya que su natural aislamiento por tierra impidió ser «contaminados» por otras culturas. Es ésta la más grande de las islas patzcuarenses, famosa por la celebración de Noche de Muertos cada primero de noviembre. Tzintzuntzan fue capital del reino purépecha antes de la llegada de los españoles, que tuvo lugar en 1521. Existe aquí un conjunto de vestigios arqueológicos conocidos como Las Yácatas; también el centenario Convento Franciscano, donde Tata Vasco, quien llegó a esta ciudad purépecha como oidor de la Corona española y trasladó la capital de la provincia de Michoacán a Pátzcuaro, en ese entonces un barrio de Tzintzuntzan, cuya traducción a la lengua de Cervantes es «lugar de colibríes». Esta ciudad constituye uno de los mejores ejemplos de conservación del legado de Tata Vasco, con la zona arqueológica de Las Yácatas, que nos muestra cómo era la vida de los purépechas, además, el conjunto conventual de Tzintzuntzan -hoy cabecera del municipio que con el mismo nombre- se distribuye en un espacioso atrio que nos conduce, a través de un camino de piedra rodeado de centenarios olivares plantados por mandato de don Vasco, al templo de San
Francisco, al Ex Convento de Santa Ana, al templo de la Virgen de la Soledad y al antiguo Hospital de Indios. En Santa Fe de la Laguna, el primer obispo de Michoacán inició su obra evangelizadora. La cabecera municipal, Quiroga, tomó por nombre el ilustre apellido de don Vasco para rendirle pleitesía. Es Santa Fe de la Laguna una de las comunidades más antiguas de la geografía purépecha, conserva las tradiciones y gran parte de su fisonomía arquitectónica, en esta tenencia quiroguense, la comunidad guarda un profundo respeto hacia los ancianos (Tata K´eri), quienes tienen un gran peso moral y la ancestral indumentaria femenina, compuesta por faldas plisadas, delantal de colores y rebozos azules con rayas negras, se conserva intacta. Entre sus edificios destaca el antiguo Hospital del Pueblo que data de 1533, fue fundado por Tata Vasco y es casa de Nuestra Señora del Rosario, y La Huatápera, a cargo de los semaneros (familias que se turnan cada siete días para atender a la venerada imagen), quienes aprovechan los fogones tradicionales para preparar alimentos regionales, como pescado blanco, charales y pozole, entre otros. También existen un grupo de jovencitas, conocidas como guananchas, que se encargan de dar mayor esplendor al culto, festejan a su patrona el 7 de octubre paseando a la Virgen del Rosario en andas por las principales calles de la comunidad.
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REDACCIÓN
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En todo México se celebra el Día de Muertos, pero uno de los lugares de mayor tradición es Michoacán, donde el ancestral ritual de velación de los difuntos es tradición entre los pueblos purépechas que rodean el Lago de Pátzcuaro y la Isla de Janitzio. Innumerables reportajes de esta zona han sido publicados, pero lo que más sorprende es que quien se asoma a admirar o investigar estas tradiciones, siempre descubre cosas nuevas. El abanico de eventos alusivos al Día y Noche de Muertos es muy extenso, se pueden disfrutar espectáculos culturales como el Concurso Estatal de Artesanías, los conciertos al aire libre y en edificios históricos, como el que tendrá lugar la noche del 1º de noviembre en la Basílica de Pátzcuaro, donde se presentarán piezas musicales con el tema de la muerte; también se presentan obras de teatro en escenarios naturales (Don Juan Tenorio, en la Capilla Abierta del Convento Franciscano de Tzintzuntzan, la noche del 1º de noviembre), la instalación de ofrendas y concursos en espacios públicos, además de la presentación de juegos prehispánicos de uarhukua o pelota encendida.
JANITZIO Janitzio es una de las islas del Lago de Pátzcuaro, impresiona por la forma y belleza de sus construcciones donde sobresalen las blancas paredes con techos de teja roja, diseminadas en forma disímbola por la Isla. Tiene además un nombre y celebridad ganados a pulso por la celebración de la «Noche de Muertos», los días 1º y 2 de noviembre, aunque las celebraciones son las mismas en toda la región Lacustre. De acuerdo con la tradición que se remonta a tiempos prehispánicos y se mezcló con el misticismo católico traído por los españoles durante la Conquista, esa noche surge la sombra de Mintzita, la hija del rey Tzintzicha, y la de Itzihuapa, hijo de Taré y príncipe heredero de Janitzio. Locamente enamorados, Itzihuapa y Mintzita no pudieron desposarse por la inesperada llegada de los conquistadores, preso ya el rey, padre de Mintzita, quiso la princesa rescatarlo ofreciéndole el tesoro fabuloso que se encontraba bajo las aguas, entre las islas Janitzio y Pacanda. Cuando el esforzado Itzihuapa se apresaba a extraerlo, se vio atrapado por 20 sombras de los remeros que lo escondieron bajo las aguas y que fueron sumergidos con él. Itzahuapa quedó convertido en el vigésimo primer guardián de la fantástica riqueza, pero en la noche del Día de Muertos despiertan todos los guardianes del tesoro y al lúgubre tañer de los bronces de Janitzio, misteriosas sombras suben la empinada cuesta de la Isla. Los dos príncipes, Mintzita e Itzihuapa, se dirigieron al panteón para recibir la ofrenda de los vivos a las luces plateadas de la luna, se musitan palabras cariñosas y, a las llamas inciertas de los cirios, se ocultan de las miradas indiscretas. Nadie interrumpe sus coloquios amorosos mientras las estrellas fulguran interesantemente en las aventuras, las campanas tocan desesperadamente y el Lago gime como un alma en pena. En Janitzio las flores son inspiración y gozo que se canta en las pirekuas, como «Tzitziki canela» («Flor de canela») y «Tzitziki changunga» («Flor de changunga»), que son poemas hechos canto en los que se compara a la mujer con las flores por su delicadeza, finura y exquisitez. En las calles de Janitzio asoman balcones y soportes de viejas maderas sobre las que cuelgan redes. Aproximadamente a la mitad de su ascenso, se encuentra su iglesia pintoresca. En la parte posterior de la Isla se encuentra el cementerio, donde se realiza la singular e impresionante Animecha Kejtzitakua; la vida de la Isla vibra en torno a esa ceremonia pues en ella hay un ambiente de tristeza y de alegría discreta. Hacia las 00:00 horas del 1º de noviembre, la mujeres y los niños se desplazan con solemnidad, localizan los lugares de reposo de sus seres queridos,
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UNA TRADICIÓN QUE TRAEMOS EN LOS HUESOS ponen hermosas servilletas bordadas sobre las tumbas y depositan ahí los manjares que en vida fueron del agrado de sus seres queridos, colocan ofrendas florales enmarcadas por las luces de numerosas velas y así transcurre la noche entre alabanzas, rezos y cantos de las mujeres y niños, mientras los hombres de lejos, en las afueras del cementerio, observan atentos todo lo que sucede en el interior del camposanto. Una campana colocada en el arco de la entrada suena discretamente toda la noche llamando a las ánimas a acudir a la gran ceremonia. En toda la Isla hacen eco los cantos purépechas de dulce y musical cadencia que imploran el descanso de las almas de los que se han ido y la felicidad de los que quedan en la tierra. Participar en esta fiesta es cumplir con un deber sagrado para los muertos que hacen honor a quienes lo practican.
JARÁCUARO Jarácuaro era anteriormente una isla que actualmente está unida a tierra firme por un puente vehicular que hace muy fácil el acceso a la comunidad indígena. De noche, el Templo de San Pedro y la Capilla de la Natividad, edificios que se remontan al siglo XVI, son adornadas con un gran arco de flores; fuera de ellas, la población coloca muchas ofrendas y se sientan a rezar. A un lado se acomodan puestos de comida donde se vende ponche y tamales, al lado opuesto se instala el escenario donde se presenta la local «Danza de los viejitos» frente a un gran número de espectadores.
AROCUTÍN A siete kilómetros de Pátzcuaro se localiza Arocutín, una risueña y característica población orgullosa de sus raíces purépechas. En el centro del pueblo está el Templo de Nuestra Señora de la Natividad, que data de finales del siglo XVI y tiene la peculiaridad de que en su perímetro bardeado se localiza el panteón, justo frente a la iglesia. Afuera de ésta, el 31 de octubre se coloca un gran arco de flores con forma de iglesia iniciando así los festejos de Día de Muertos. Todo el panteón se torna color naranja pues se cubre totalmente de cempasúchiles y velas que las familias llevan a sus difuntos, algunos acompañaban sus ofrendas con música y rezos, aunque hay algunos que prefieren guardan ceremonioso silencio, un silencio que cobra misticismo con el olor a incienso y flores que perfuman la Noche de Muertos.
CUANAJO Este poblado se localiza a catorce kilómetros de Pátzcuaro y es muy conocido por sus muebles artesanales. Cuanajo conserva una tradición muy especial para el Día de Muertos que consiste en fabricar caballitos de madera en los que se «montan» las ofrendas dedicadas a los difuntos. El panteón está asentado al pie de las montañas y es bastante concurrido cada año durante los dos primeros días de noviembre. La gente visita a sus difuntos y les lleva flores y música, deleitando a los difuntos con las piezas que en vida fueron de su predilección. Durante la tarde comencé a visitar las casas, donde sus habitantes muy amablemente me invitaban a pasar para que conociera sus altares conocidos en la región como ketzitakua (ofrendar).
Capula
Es el único pueblo del estado que cuenta con Denominación de Origen para tres tipos de artesanía de barro. Una de ellas es la alfarería punteada, las Catrinas de barro y la loza tradicional. El pueblo cuenta con talleres de exhibición donde los artesanos trabajan el barro con un deleite y dedicación que dan como resultado una de las riquezas artesanales para el estado. Capula es reconocida a nivel internacional por el arte que se refleja en cada una de las piezas que han sido presentadas en muestras y concursos.
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SALVADOR JIMÉNEZ Se denominan artes plásticas las diversas manifestaciones de las disciplinas artísticas de pintura, dibujo, grabado, escultura y arquitectura, entre varias más. Las artes plásticas datan de tiempos remotos y han estado presentes notablemente en Michoacán, encontrándose diversas manifestaciones artísticas fechadas en la época prehispánica o precolombina, como las figurillas de barro encontradas en El Opeño, municipio de Jacona; los grabados y pinturas rupestres hallados en el Cerro del Curutarán, en esa misma demarcación. El Imperio Purépecha, cuya capital se asentó en torno al Lago de Pátzcuaro, fue una próspera cultura mesoamericana y de ciudadanos aguerridos que se dedicaban cotidianamente a la pesca Durante los siglos XVII y XVIII, las artes plásticas estuvieron inmersas en el estilo barroco, y posteriormente en el estilo churriguey a su religión, fue el único pue- resco, encontrándose en Michoacán notables testimonios en la arquitectura, pintura y escultura. blo mesoamericano que no pudo Nacimiento ser sometido por los aztecas.
elaborado con la técnica de pasta de caña, fue expuesto en el Vaticano en diciembre de 2012.
ARTE DE LA COLONIA En los primeros años del Virreinato de la Nueva España, las artes plásticas eran manifestaciones exclusivas de los españoles. En el ámbito de la arquitectura, durante el siglo XVI, a través de las órdenes religiosas se levantaron iglesias y conventos donde emplearon la mano de obra indígena para edificar los recintos y tallar los relieves y esculturas, siendo un claro testimonio las misiones conventuales, como el Convento de Santa María Magdalena, en Cuitzeo, con una fachada labrada por un cantero indígena que incluyó símbolos purépechas. En la escultura destacan las cruces atriales del siglo XVI ubicadas frente a las iglesias, las cuales eran labradas comúnmente en piedra volcánica con relieves de los símbolos pasionarios, incluso algunas contenían un espejo de obsidiana en su centro, un elemento con simbología para los purépechas. Durante los siglos XVII y XVIII, las artes plásticas estuvieron inmersas en el estilo barroco, y posteriormente en el estilo churrigueresco, encontrándose en Michoacán notables testimonios en la arquitectura, pintura y escultura. En Michoacán, las principales obras pictóricas de la época son creación de connotados artistas radicados en la Ciudad de México, como Cristóbal de Villalpando y Miguel Cabrera, algunos importantes testimonios pictóricos son el óleo de Las ánimas, conservado en el Templo de Santiago Apóstol de Tuxpan, el cual fue elaborado en 1708 por Cristóbal de Villalpando por encargo de miembros del Condado de Miravalle, quienes poseían diversas haciendas michoacanas. Óleos de Miguel Cabrera se conservan en la Catedral de Morelia, así como de su autoría es la pintura del Retrato alegórico del obispo Palafox, que data de 1765, actualmente conservado en el
Interior del Palcio Federal en Morelia, Michoacán. Esta es la leyenda que se encuentra al pie de la colosal pintura llamada Cuadro de Ánimas, firmada en 1708 por don Cristóbal de Villalpando, ubicada en la iglesia franciscana de Santiago Tuxpan. En este lienzo se representa el Purgatorio dividido en tres secciones y muestra a los personajes que tradicionalmente abogan por las ánimas de los pecadores: Santa Teresa, San Francisco de Asís, San Agustín, la Virgen del Carmen etcétera. Pero en definitiva la figura que sobresale, y por la que popularmente es reconocida la pintura, es el Arcángel San Miguel, cuya fuerza y belleza le otorgan un carácter propio y singular.
Teatro Morelos de Maravatío.
cohesión de culturas
ARTE DURANTE EL SIGLO XIX Durante siglo XIX, las artes plásticas fueron manifestaciones a cargo de artistas foráneos, con
pinturas con función decorativa en estilo realista con temáticas principalmente de paisajes de escenarios naturales y panorámicas de ciudades, así como retratos de la sociedad, el clero y la clase política. Destacadas obras pictóricas de paisajes michoacanos son las del mexicano José María Velasco Gómez y del inglés Daniel Thomas Egerton, de quien se conservan óleos sobre el paisaje moreliano en el Centro Cultural Clavijero. Egerton es uno de los llamados «artistas viajeros», que al igual que intelectuales e investigadores extranjeros, llegaron a México inspirados en las crónicas de Alexander von Humboldt publicadas en Europa desde 1808. En lo que a escultura se refiere, también las obras de la época corresponden a artistas foráneos, como las imágenes de los templos. Entre estas, podemos mencionar las esculturas de san Pedro y san Pablo en el ciprés de la Catedral moreliana. Esculturas en bronce realizadas por el célebre Primitivo Miranda, con pedestales originales de Gustavo Roth, son la estatua de Melchor Ocampo ubicada en el Centro Histórico a un lado de la catedral, la de Miguel Hidalgo ubicada en el patio del Primitivo y Nacional Colegio de San Nicolás de Hidalgo, y la estatua de José María Morelos y Pavón, que estaba a un costado de la Plaza de Armas de la antigua Valladolid, hoy ubicada en el poblado de Nuevo Urecho.
ARTE EN EL SIGLO XX
ARTES PLÁSTICAS, Museo de Arte Colonial de Morelia. Originalmente, esta pintura estaba en el Ex Convento del Carmen de Morelia.
Cristo. Anónimo, siglo XVI, técnica pasta de caña.
temáticas que pasan de lo religioso a lo decorativo. En la arquitectura se introdujeron a México nuevos estilos en boga durante esa época en Europa, y que durante el periodo de Porfirio Díaz tuvieron gran auge, como el estilo neoclásico con el Teatro Morelos de Maravatío, como su más fiel representante; el
estilo ecléctico, entre los que está el Palacio Federal de Morelia, de gran influencia francesa; también floreció el estilo neogótico, del cual el Santuario Guadalupano de Zamora es digno ejemplo. En la pintura del siglo XIX destacan obras realizadas por artistas de otras procedencias fuera de Michoacán, quienes realizaron
En los albores del siglo pasado se desarrollaba la última década del Porfiriato en México, en las artes plásticas imperaba el gusto europeo, en la arquitectura continuó imperando el género ecléctico, incursionando el estilo del art nouveau. Con ese estilo se edificó en 1901 el original Hospital Civil de Morelia, mismo que se ubicaba en la actual explanada del IMSS, ubicada en el sector poniente de la Avenida Madero. Entre 1905 y 1907 fue construido el Templo de la Virgen María Auxiliadora, de estilo neorromántico, obra del arquitecto italiano Adrian Giombini, y más tarde el Colegio Salesiano, anexo de estilo ecléctico con influencia barroca inspirada en las demás construcciones de la ciudad.